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LAMOLIENDA

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AMAMÁ

AMAMÁ

Soy vela abandonada en el altar, canica que rodó más lejos para perderse entre la hierba, palillo chino bajo la cómoda de ébano, resignación de piedra.

Una tarde tuve que rescatar el dedo índice de mi hermano enredado en la cadena de un columpio; lo hice desde el miedo porque con él señalaría su mundo.

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Soy vela que se extingue. Mi nombre era mafia de mujeres que sabían del polvo por la molienda de huesos para la porcelana. En el juguetero las figuras de bone china descansan.

Salí de la casa al olvido de las muñecas tras cortarle la frente a mi hermano con unas tijeras (se movió cuando quise emparejarle el flequillo).

Soy humo de una vela.

EnnaOsorioMontejo

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