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ELSUEÑODELDRAGÓNYLASERPIENTE Continuación

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LASOTRASMAMÁS

LASOTRASMAMÁS

Ella se escondía y él la buscaba, así se lo pasaban jugando el día entero en medio del bosque hasta que llegaba la noche y en medio de la oscuridad se encontraban, uno al lado del otro, rozando sus cuerpos, sintiendo cómo sus lenguas se unían naturalmente, irreprochablemente, con ello un estremecimiento total del universo acontecía, porque sucedía que ellos se encontraban al fin del día y al principio de la noche en un momento eterno.

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La lluvia en la ventana estrellando gotitas, el sonido de la soledad le hizo despertar de sus sueños, ella lo había ignorado una vez más, era parte de sus recuerdos, era un sueño o más bien una pesadilla en donde él la buscaba, la llamaba y ella al reconocerle huía, pero cuando esta vez se daba vuelta para mirarlo, en su rostro no había otra cosa sino indiferencia, apatía, desaire.

Esa mañana recordó que en sus sueños había visto a su amada tratando de no dormir para poder olvidarle, la había visto alejarse para encontrarse a solas y en paz. El viento golpeando insistentemente en su ventana le hizo despertar. No recordaba si había soñado o no, simplemente su mente estaba vacía, esto era algo extraño, algo que no sucedía hacía mucho tiempo. Lluvia, mojándole la cara y el pelo. Ella se sacó el agua que cubría su rostro y ajo el aguacero.

a ella estaba allí, toda mojad había en este encuentro ta un sueño él no haber amanec ue soñaran al despertar se enc

En sus sueños ella lo había sentido abrazándola, desnudándola bajo la lluvia para amarla en medio de las hojas mojadas y la tierra húmeda, esa sensación la hizo despertar. Ella estaba sola en su habitación sin querer volver a dormir, sin querer volver a soñar, esperando en silencio a que él viniese por ella. Él se unió a la lluvia y de sus ojos comenzó a llover, esa mirada hostil había terminado con su ensoñación. Su idea era alejarse lo antes posible, antes de que él volviese a buscarla, antes de que pudiese notar en sus tristes ojos la huella del abandono. Lágrimas, mojándole la cara y el pelo. Él se sacó las lágrimas que cubrían su rostro y siguió caminando bajo el aguacero. Su idea era encontrarla lo antes posible, antes de que ella se marchase, antes de que sus lágrimas abrieran caminos de tristeza en su andar.

En el último sueño, la serpiente y el dragón consumaron su amor en un fuego eterno. En el último sueño de ella, se encontraron ambos desatando sus furias, para no caer en la tentación de la carne, para no defraudar a quienes los despertaban. Fuego, sangre, dolor y oscuridad llenaron el aire de tristes sombras prófugas del amor.

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