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JOYAS DE LA MÚSICA
un cuarto de siglo con la real filharmonía de galicia
La Real Filharmonía de Galicia celebra en julio de 2021 su vigésimo quinto aniversario. Lo hace con seis meses de retraso: la pandemia ha obligado a posponer la conmemoración, que se debería haber llevado a cabo en febrero. El día 29 de ese mes, en 1996, el conjunto interpretaba su primer concierto, punto de partida de una historia en la que la flexibilidad y la apertura a nuevos horizontes comparten camino con el rigor y la calidad musical.
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El actual director de la Real Filharmonía, Paul Daniel (Birmingham, 1958), define a la orquesta con una palabra inglesa que, a su juicio, da en el clavo a la hora de describirla: «nimble, ágil. Puede moverse con facilidad y rápidamente. Es un grupo compacto, flexible, muy eficiente. Nunca hay nadie sentado en casa y fuera del proyecto. Cuando necesitamos otros músicos, los invitamos. A veces en una gran orquesta sinfónica de noventa miembros es difícil decir, ¡hey, vamos a hacer un Haydn sólo con cuarenta músicos! Eso significa tener a mucha gente sin trabajar».
Esto no pasa en la RFG, que cuenta con 50 músicos en nómina y un equipo de trabajo también reducido, de media docena de personas, comandado por la directora técnica Sabela García Fonte (Cabanas, 1979) y dependiente del Consorcio de Santiago. En sus manos ha recaído el enorme embrollo de gestionar los últimos 18 meses, con la pandemia de covid-19 haciendo estragos en las programaciones culturales, algo especialmente complicado en el caso de una orquesta sinfónica. «Planificar en estos tiempos es muy difícil», explica García Fonte, «sobre todo cuando tienes que gestionar los públicos y en situaciones muy cambiantes. El aniversario, por ejemplo, se tendría que haber celebrado el 29 de febrero, pero no pudo ser porque estábamos en el pico más alto de la pandemia y decidimos cancelar tres semanas de conciertos siguiendo el principio
» Paul Daniel
«La orquesta ha hecho una apuesta por abrirse a la ciudad, a Galicia y a colaborar con artistas locales».
Sabela García Fonte texto: olga gonzález alonso fotografía: adolfo enríquez
de máxima prudencia». Se celebra finalmente en el tradicional concierto de la RFG en A Quintana, con motivo de las fiestas del Apóstol, el 29 de julio.
Hace justo un año, pasado lo más duro del confinamiento, la orquesta volvió a los ensayos tras meses de separación. «Estábamos muy nerviosos», confiesa Daniel, «y al principio nos dijimos: esto es imposible. ¿Hacer música, todos separados? Pero pudimos». Para conseguirlo, desde la dirección técnica se diseñó «un protocolo sanitario súper exhaustivo. Hay más distancia, cada músico tiene su atril, las entradas y salidas están muy regladas… Estamos muy orgullosos porque hemos salido bien parados y no ha habido ningún contagio», explica García Fonte.
Para los intérpretes fue un tiempo confuso. «Lo primero que piensas es: no puedo oír, no puedo ver, no puedo conectar con el resto», explica Paul Daniel. «Pero estos músicos son fantásticos, han tomado cada obstáculo y lo han superado, uno por uno. Incluso hemos encontrado ventajas. Una, que cada instrumentista de cuerda tiene su propio atril y cada uno toca como un solista. Si la orquesta fuera un ejército, ahora todo el mundo es capitán», bromea. En segundo lugar, «con más espacio, el sonido de cada instrumento tiene más sitio para resonar». Eso sí, Daniel desea que la vieja manera de hacer música vuelva cuanto antes: «Juntos todo es posible; así… algunas cosas no se pueden hacer».
«Tengo que decir que, en medio de este tiempo tan terrible, la orquesta ha sido como un faro», cuenta el director británico, «y de ello estamos muy orgullosos. Hemos podido hacer todos los conciertos, a veces sin público, a veces con muy poco, pero todos en streaming. Creo que sólo ha habido dos orquestas en España que lo han conseguido. En cierta medida hemos tenido mayores audiencias, de todo el mundo. Pero es muy artificial. El streaming no es música en directo. El latido del público uniéndose al latido de la orquesta… eso se pierde».
Daniel es el tercer director artístico de la RFG, tras Helmuth Rilling (1996-2001) y Antoni Ros Marbà (2001-2013), con Maximino Zumalave siempre como director asociado. «He tenido mucha suerte», explica el director, «con los anteriores titulares la orquesta se construyó unos cimientos muy fuertes, interpretando grandes obras. Fue un legado fantástico». Desde Compostela, la RFG diseña programaciones anuales que la llevan a tocar en muchas otras localidades gallegas, además de conciertos y materiales didácticos y otras fórmulas de difusión de la música clásica entre la población.
En esta última etapa, explica Sabela García Fonte, la orquesta ha hecho «una apuesta por abrirse a la ciudad y a Galicia y un compromiso por no estancarnos en la música del período clásico o romántico y colaborar con artistas locales», dando conciertos con varios de ellos y contratando piezas ad hoc a compositores gallegos menos conocidos. Es un reto especialmente grato para Daniel, que pone como ejemplo la colaboración de la Filharmonía con el grupo compostelano de jazz Sumrrá: «Fue una asociación totalmente loca. En un primer momento puedes pensar: ¿cómo va a trabajar una orquesta sinfónica con un conjunto maravilloso de jazz, con un percusionista tan loco [L.A.R. Legido], con una música que a veces es tan anárquica? ¡Pues para la Real Filhamonía es perfecto! Queremos ser dinámicos, expansivos, movernos en nuevas direcciones». Este es un buen resumen de la forma en que Paul Daniel ve el arte: «Nunca he pensado en la música nueva como algo diferente de Haydn o de Mozart. En la Viena de la época clásica también se preguntaban, oye, ¿qué hay de nuevo esta semana? ¿De qué va esta sinfonía de ese tal Mozart? ¿Quién es este Beethoven que está haciendo cosas tan locas? La tradición tiene que seguir moviéndose. Imagínate ver siempre el mismo partido de fútbol: nunca volverías a entrar en un estadio en tu vida». ᴥ