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Alemania: La ruta romántica
Aun cuando estos bellos fenómenos de la naturaleza son propios dentro de los círculos polares, eventualmente se pueden dar y observar fuera de estos círculos pero en áreas cercanas.
En pleno verano, Marta y yo hemos tenido la agradable experiencia de presenciar el espectáculo del sol de medianoche, en Tromso, Honningsvag y Cabo Norte, en el norte de Noruega, y en Barrow, en la costa norte de Alaska, aun cuando en honor a la verdad no tuvimos la suerte de observar una aurora boreal, pues para ello tendríamos que estar observando el cielo en una madrugada de pleno invierno y en esas latitudes necesitaríamos algo más que unos buenos abrigos.
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La ruta romántica
Cuando aún existía el tristemente célebre Muro de Berlín y la cortina de hierro recorrimos gran parte de Alemania y estuvimos 2 días en Bamberg, una bellísima ciudad al norte de Baviera, casi en la frontera con lo que fue la Alemania Democrática o Socialista. A más de disfrutar de la belleza de esta ciudad única, me atrajo probar una afamada cerveza negra ahumada que fabrican en Bamberg, verdaderamente exquisita y que desde luego degustamos. En tren, y bajo gran vigilancia, continuamos al Berlín dividido en aquella época.
Vale la pena recorrer la ruta romántica, en la que se visitan 29 ciudades bellísimas, entre Wursburg y Fusen, esta última al
pie de Los Alpes y en la frontera con Austria, donde visitamos los castillos de
Schwangau y
Neuschwanstein, que tomaron como modelo para Disneylandia.
Fusen es un hermoso pueblo medieval, con castillo y un conservado centro histórico. Como anécdota sobre la calidad de los productos alemanes allí compró Marta, hace más de 40 años, un rompevientos rojo con su cinturón, bolsita y capucha, en solo 10 marcos, y a pesar de su frecuente uso, se conserva en perfectas condiciones.
El emblemático Castillo Neuschwanstein.