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Salzburgo: La cuna de Mozart

Salzburgo

La cuna de Mozart

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Salzburgo, una bellísima ciudad austriaca, enclavada en la Región de los Lagos y próxima a Los Alpes, a orillas del Salzach (río de la sal), no ha carecido de talentos musicales. Entre ellos destaca Johan Michael Haydn (1737-1806), hermano del gran Joseph Haydn, considerado como el Padre de la Sinfonía.

Otros hijos ilustres de esta ciudad son Joseph Mohr, uno de los autores del villancico universal por excelencia:

Noche de

Paz; y para no hacer larga la lista, Herbert Von Kárajan (19081989), uno de los directores de orquesta mejor dotados de todos los tiempos.

Con esto le bastaría a cualquier ciudad para presumir ser la cuna de la música. Pero para gloria de Salzburgo, tenemos a

Johannes Chrysostomus Wolfgang Theophilus

Mozart, llamado más tarde Amadeus. El propio Von Kárajan decía que la obra de su paisano Wolfgang Amadeus Mozart sonaba como la

música de Dios.

La mayoría de los visitantes que llega a Salzburgo rastrea en este santuario musical las huellas del compositor más precoz y genial de la historia Wolfgang ‘Amadeus’ Mozart. que nació El genio.

el 27 de enero de 1756 y aún genera flujos turísticos. Toda una economía gira en torno a Mozart. Desde chocolates, bebidas y los más variados objetos se refugian en su nombre, e inclusive hay 16 calles vinculadas a él. Sin su hijo pródigo, Salzburgo no sería lo que hoy representa: el escenario del mundo, como se vanagloria su slogan de marketing; tampoco acogería el festival más prestigioso e importante del mundo todos los veranos.

Leopold Mozart, padre de Wolfgang, vicemaestro de capilla y compositor de la corte del Príncipe Arzobispo, se dio cuenta enseguida del talento excepcional de su hijo. A los 4 años ya tocaba el clave y llamaba la atención de su maestro de violín, porque “tenía un cuarto de tono más bajo”. A los 5 años compuso un minueto dedicado a su hermana Nannerl. Al año siguiente, con tan solo seis de edad, dio su primer concierto.

Tras el visto bueno y la pertinente aprobación presupuestaria de la máxima autoridad de Salzburgo, su padre lo llevó a realizar un largo periplo europeo, donde pronto dio fruto el fermento de su genio. Todos los soberanos del viejo continente tuvieron el honor y el placer de escuchar al pequeño virtuoso.

A los 10 años el niño prodigio fue nombrado maestro de conciertos, en la residencia de los príncipes arzobispos. A los 11 compuso la música de Apollo et Hyacinthus. La Corte disfrutaba por aquel entonces de las serenatas, sinfonías y divertimientos recién salidos de la cabeza del joven músico. Bastien and Bastienne, la ópera que compuso a la edad de 12 años, fue su primer gran obra maestra.

El pequeño genio nació en el número 9 de la calle Getreidegasse,

posiblemente una de las avenidas más famosas del mundo. Hijo de Leopold Mozart y Anna María Mozart, que tuvieron siete hijos de los que únicamente sobrevivieron María Anna Walpurga, llamada Nannerl, y el propio Amadeus. Hoy en día, la casa natal de Mozart en la antigua calle de los cereales, con la vivienda de la familia en el piso tercero, es uno de los monumentos y museos históricos más visitados de Austria. Allí, acapara la atención de los visitantes el violín con que aprendió a tocar, el mismo con que dio su primer concierto a los 6 años. También se puede ver su piano de macillos y el clavicornio que usó para componer La Flauta Mágica.

Salzburgo perdió a su genio cuando éste se trasladó a Viena, pero regresó a su ciudad natal el 26 de octubre de 1782 para visitar a su padre y a su hermana, únicos familiares que le quedaban.

Plaza y Monumento de Mozart. Salzburgo, Austria.

Mozart aprovechó esa estancia para dirigir por primera vez su célebre Misa Solemne en Do Menor, en la iglesia abacial de San Pedro. Constance Weber cantó el primer papel de sopraño. En esta misma iglesia puede escucharse la interpretación de la Misa, todos los años, dentro del marco del Festival de Salzburgo, así como su Requiem, todos los días 4 de diciembre, víspera de la fecha de su muerte, acaecida el 5 de diciembre de 1791, cuando tenía 35 años, víctima de una dolencia renal crónica, aun cuando la causa final de su fallecimiento fue una fiebre reumática.

Murió pobre, con un sepelio muy modesto y poco concurrido, siendo inhumado en una fosa comunitaria. Su legado es invaluable. La obra mozartiana abarca todos los géneros musicales de su época y alcanza más de 600 creaciones, en su mayoría reconocidas como obra maestra de la música sinfónica, concertante, de cámara, para piano, operística y coral. Por ello está considerado como uno de los músicos más grandes de la historia.

Iglesia Abacial de San Pedro.

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