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Valle de Mosela: En el macizo de Los Vosgos
En el macizo de Los Vosgos
Hace más de 40 años recorrimos el
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valle del Mosela
en Alemania, hermoso río que nace en Francia, en el macizo de Los Vosgos, pasa cerca de Nancy, atraviesa Metz y penetra en Alemania, haciendo frontera con Luxemburgo. Está dragado para gran calado y por el transcurren gabarras de 3 mil toneladas, permitiendo que la industria lorenesa tenga acceso al mar del norte por conducto del Rin.
La ciudad más importante visitada fue
Trier, la otrora Treveris, considerada la más
antigua de Alemania y declarada Patrimonio de la Humanidad. Se dice que la ciudad fue fundada por Trebeta, hijo del rey asirio Ninus, 1,300 años antes que Roma, y era habitada por los Treverus, subyugados por Julio César para después refundarla como Augusta Treverorum (La ciudad de Augusto en tierras de los
Porta Nigra da la bienvenda a los turistas que visitan Trier.
treveros). Fue declarada capital de la Galia-Bélgica.
El símbolo de la ciudad son los restos bastantes conservados de un imponente edificio llamado Porta Nigra, la puerta de la ciudad. Entre los numerosos monumentos Romanos visitamos el Aula Pa latina, la Basílica Imperial, las Termas Imperiales, el Anfiteatro y el Puente Romano. A más de lo anterior, Trier conserva un hermoso centro antiguo medieval.
Aún en las escarpadas laderas cultivan la vid, mientras que en el curso inferior del río, las terrazas parecen escalar hasta el cielo con montañas llenas de viñas, alternando con fortificaciones antiguas que parecen coronar añejos y románticos viñedos. En los cursos medio y alto del Mosela las cepas se amoldan a la inclinación de los valles como si se tratase de enormes y punzantes alfombras.
En nuestro recorrido en barco, pasamos por el medieval Bernkastel-Kues, un encantador pueblo en ambas márgenes del río, en el que se celebra un afamado festival del vino en septiembre. Otro pueblo idílico es Cochem, en la medianía del recorrido con un afamado castillo que corona los viñedos en un escarpado cerro. Y algo interesante es el paso por varias esclusas que manejan un intenso tránsito fluvial con barcos de pasaje, turismo y gabarras de carga.
Finalmente llegamos a nuestro encuentro con el Rin, en Koblenz, la antigua Coblenza, del latina confluencia. Aquí está la famosa esquina alemana, en la que a la Orden Teutónica se le concedió un espacio para fijar su casa de los caballeros alemanes. En