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Noruega: Alucinante costa frente al Polo Norte

llegan y parten a cada uno de sus puertos un barco con dirección al norte y otro con dirección al sur. El barco enfiló al norte, teniendo como fondo el sol de medianoche. Hasta la madrugada, parte en la proa, parte en cabina, disfrutamos de este paisaje irrepetible.

Llegamos a Honnigsvag,

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la ciudad considerada mis septentrional de Europa y

del mundo, pequeño puerto en una bahía al sur de la isla Mageroya, con apenas 2 mil habitantes, pero con un aeropuerto internacional y túnel submarino de 8 kilómetros, 25 metros abajo del mar, que la une a tierra firme. De ese tamaño es la obra pública en Noruega. Así se usan acá los recursos petroleros.

Noruega

Alucinante costa frente al Polo Norte

La costa norte de Noruega, sumamente recortada por alucinantes fiordos, entradas de mar en depresiones muy profundas en medio de montañas nevadas, sigue una ruta de sur a norte, salpicada de puertos, con leyendas vikingas y una impresionante carretera costera, e islas de estructura caprichosa, como las Lofotén. En las aguas de este archipiélago desovan los bacalaos y se realiza en invierno una gigantesca captura de este pez, cuya carne ha sido exportada al resto del mundo durante más de un milenio.

Esta costa es recorrida por barcos de la naviera noruega Hurtygruten, que transitan de Bergen, en el sur, hasta Kirkenes, en el

norte, ya en la frontera con Rusia. Son barcos de pasaje y carga, que hacen cabotaje en toda esta costa y pueden ser abordados en cualquiera de los numerosos puertos, a donde diariamente hacen escalas un barco en ruta al sur y otro en ruta al norte, y estos navíos están dotados con excelentes cabinas de diferentes categorías.

En ruta al norte, antes de

llegar a Bodo, atravesamos la línea imaginaria del

Círculo Polar Ártico, y

dentro de esta latitud, del 20 de mayo a fines de julio, no se oculta el sol, y es un espectáculo admirar el sol de media noche, desde la proa del barco, teniendo al frente el Polo Norte.

En el hemisferio norte, dentro del Círculo Polar Ártico, tenemos en verano un día de 2 meses en que el sol nunca se oculta, y en invierno, a la inversa, dentro de esta latitud, se produce una larga noche de 2 meses en que el sol nunca aparece.

Karasjok, Noruega, en los límites del Círculo Polar Ártico.

Navegando en Hurtygruten vivimos estos inolvidables espectáculos.

En Tromso paseamos por sus calles a las 12 de la noche, como si fuera

mediodía, y Marta se compró unos típicos saquitos de lana de la afamada marca noruega. Es la ciudad de más de 30 mil habitantes más boreal del mundo, y la segunda de Laponia, después de Murmansk en Rusia. Cuenta con una importante universidad, la vanguardista Catedral del Ártico, el Museo Polar, y de antaño es el centro de expediciones polares.

Hay una minoría de población sami, así llaman en Noruega a los lapones, pero en muchas de sus escuelas se imparten clases en sami, y la televisión nacional noruega transmite diariamente una hora en sami.

En nuestro barco, navegamos de cara al norte, con el sol de medianoche al frente, llegando a Honningsvag, al sur de la isla Mageroya, un poblado de 1 mil 200 habitantes, pero con un aeropuerto internacional y comunicado con autobuses a tierra continental por un túnel de 8 kilómetros, 20 metros abajo del mar. De ese tamaño es la obra pública en Noruega.

En la punta norte está el peñón de Cabo Norte, frente al Polo, el punto más septentrional del continente europeo. Allí disfrutamos hasta cansamos, observando el paisaje y el sol de medianoche. Hay excelentes instalaciones, suite nupcial, tiendas, restaurantes, y allí nos entregaron un pergamino certificando nuestra estancia en la latitud más alta de Europa y nos hicieron miembros de una asociación que al efecto existe.

De Honningsvag viajamos en bus a Karasjok, la llamada capital de los sami

de Noruega, país donde hay una población total estimada en unos 40 mil lapones. En el trayecto, en todas las intersecciones, vimos 3 flechas señalando la dirección de estas intersecciones, y al preguntar, se me explicó que la primera flecha estaba en noruego, la segunda en sami, por la minoría existente en la zona, y la tercera en fines, ya que siendo zona fronteriza con Finlandia, había algunos fineses en el área. Así se respeta a las minorías en aquellas latitudes.

En Karasjok convivimos con lapones, ya sedentarios, y entre otras cosas, comimos reno. En el hotel me preguntaron si tenía alguna nota de devolución de impuestos y recordé las correspondientes a las compras de los saquitos de Marta, en Tromso y me indicaron que en la caja de la tienda de artesanías de los sami me podían hacer esta devolución,

y al presentar allí las notas inmediatamente me devolvieron el importe de los impuestos.

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