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Alfred Bosch: “Nunca más la barbarie”
son dioses, mueren igual que nosotros!”, infligió
a Cortés la derrota de La
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Noche Triste, enfrentando a cañones y fusiles con flechas y macanas, matando a más de 600 españoles y haciendo morder el fango de la Popotla al asesino exterminador. Cuitláhuac murió poco después, contagiado de la peste traída por los hispanos.
Tras una noche de 3 siglos, seguimos viviendo la Colonia en Aguas Blancas, en Acteal, en San Salvador Atenco y con los traidores que siguen entregando el país a los nuevos hombres barbados de ojos verdes.
En junio de 2019, en el marco de las conmemoraciones del aniversario de la fundación de Tenochtitlan, el canciller o ministro del Exterior del gobierno de la Comunidad Autónoma de Cataluña, Don Alfred Bosch, pronunció un discurso del que rescato lo siguiente:
“Me agradaría dedicar unas palabras a los pueblos indígenas de América, a los países del Continente Americano, y en concreto también a la persona que lo ha solicitado, el Presidente de los Estados Unidos de México, Andrés Manuel López Obrador, que vaya por delante nuestra condena a los abusos cometidos contra las poblaciones y los pueblos originarios de América y de las Américas,
porque debemos condenar y deplorar la muerte de millones de personas y la desaparición de culturas enteras. Nunca más la barbarie, nunca más la dominación, nunca más la atrofia”.
Cataluña y el País Vasco son las comunidades autónomas que más aportan al PIB español, pero también son los pueblos más reprimidos y que más han sufrido las dictaduras de Madrid.
México estaba por celebrar el Bicentenario de su Independencia, y con un espíritu de reconciliación, López Obrador propuso que en un acto de humildad se reconozcan los excesos cometidos en la invasión, conquista, genocidio y destrucción de las culturas de los pueblos originarios, que siguen padeciendo desde la Colonia. Pero muchos españoles arrogantes se sintieron ofendidos, al igual que algunos paisaños desarraigados. No cabe duda de que la noche de 3 siglos que fue la Colonia pesa demasiado en los genes de algunos que se sienten descendientes del mastín de Las Hibueras.
Desde luego que México y España deben estrechar lazos de amistad y cooperación. Pero sobre bases de respeto e igualdad. Algunos españoles deben entender que no llevamos plumas en la cabeza. Y algunos mexicanos se las deben quitar de sus mentes enfermizas.