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camino de decretos
Abolición de la esclavitud en México
Un sinuoso camino de decretos
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El 6 de diciembre de
1810, en Guadalajara, Miguel Hidalgo decretó la abolición de la esclavitud y la libertad de
los esclavos, condenando a pena de muerte a quienes no acataran esta orden y siguieran manteniendo a seres humanos en esta condición.
Decretó también la abolición de tributos sobre indígenas y castas, el uso de papel sellado en los negocios y la libertad para la fabricación de pólvora; esto último, algo a lo que debiéramos regresar, ya que los ciudadanos estamos desprotegidos ante la delincuencia y se nos prohíbe, cuando no se nos supercondiciona, el legítimo derecho a la posesión de armas para la defensa de nuestras vidas y patrimonio e incluso de nuestro honor. Don José María Morelos, por su parte, también firmó
un decreto en Chilpancingo, aboliendo la esclavitud, un 5 de octubre de 1813.
En la realidad, con la ejecución de ambos libertadores, estos decretos carecieron de eficacia. Fue así como otro libertador, Don Vicente Guerrero, pero
ya como Presidente de la República, firmó el 15 de septiembre de 1829 un nuevo decreto aboliendo la esclavitud en todo el territorio
nacional, incluyendo a Nuevo México, Alta California y Texas, entonces parte de nuestro país.
Entonces, los colonos norteamericanos protestaron de inmediato y presionaron para no acatar este decreto, obteniendo finalmente la autorización de mantener sus esclavos, a condición de
que no importaran uno más.
Y aquí nació el sentimiento
independentista que más adelante llevaría a otros desacatos, y finalmente la
confrontación armada en la que perdimos más de la mitad de nuestro territorio.
Aunque este plan ya existía desde mucho antes, cuando Alexander Humboldt salió de México a Washington, y entregó al presidente Thomas Jefferson planos e información sobre las riquezas de México. En aquel momento, Jefferson marcó en los planos que recibía, la desembocadura del río Bravo como el límite apropiado con México. Maximiliano intentó restablecer la esclavitud, lo que finalmente no logró ante la oposición internacional lograda por Don Matías Romero, en aquel entonces Embajador de México en Estados Unidos, representando al Presidente Juárez.
Pero también, entre otras muchas cosas que celebrar, el
15 de septiembre se estrenó nuestro glorioso Himno
Nacional, que fue
entonado p o r primera vez en el Teatro Nacional, en 1854.
Homenaje al Padre de la Patria. (Alejandro Reyes Garibay, 2010).