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LAS CARPAS Y EL ESPECTÁCULO CINEMATOGRÁFICO EN LIMA (1908 - 1913)
La infraestructura teatral era escenario de difusión del cine en sus primeros años, pero las salas de teatro limeñas necesitaban su espacio para el teatro, la ópera y la zarzuela. Esto dio lugar a lo que el historiador Jorge Basadre (1965) señaló como una singular guerra entre el cine y los otros espectáculos, y a la necesidad de búsqueda del espacio propio, pues el público era creciente.
El nuevo espacio fue la carpa de cine que cumple una doble función, por un lado convoca a un público mayor y distinto, y por otro, posibilitó la organización del espectáculo, creando autonomía y continuidad a las funciones.
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La instalación de carpas destinadas a espectáculos populares en las plazas públicas no era una novedad en Lima ni en otras capitales. Las compañías circenses que recorrían el continente sentaban sus reales en ellas con este tipo de infraestructura. En 1902, en la Plaza del Ovalo del puerto del Callao se instaló un circo, el Teatro Fénix, que anunció una temporada de Biógrafo. Las carpas de cine copiaron el modelo y, en su interior, se construyeron diferentes tipos de localidades: palcos, plateas, laterales, delanteros, etc., en un intento de separar al público.
Con las carpas, el cine aparece en un terreno menos solemne en la forma, en las plazas públicas de los barrios limeños de carácter más popular; pero con la pompa necesaria para mantener el público oligarca, cuya presencia, en especial en la Carpa de San Juan de Dios, será realzada por las crónicas periodísticas. De esta manera, las carpas amplían el público del cine hacia los sectores medios y populares a diferencia de los primeros años.
En marzo de 1908, apareció la Carpa de la Plaza del Baratillo (escrito a veces Bonacillo), en el Rímac, llamada también Teatro de Verano. En abril, se instaló una carpa en la Plazuela de San Juan de Dios, en donde actuó el circo Holmes del Mauro y se presentó el Cronoproyector del Pacífico. Sin embargo, la más famosa de todas fue, sin duda, la Carpa de San Juan de Dios y/o Carpa del Cinema Teatro, propiedad de Alberto Baroné y Joaquín Miró Quesada, administrada por el español Juan Armengol; en donde se alojó un proyector Pathé.
El cine encontró, con la carpa, el lugar donde ofrecer una programación permanente por un espacio de tiempo prolongado; situación que obligó a contar con un lote de películas, así como la promoción organizada de las funciones para públicos diferenciados por horarios, género y edad. Con la Carpa de San Juan de Dios nació, en nuestro medio, la función y el espectáculo cinematográfico, así como un incipiente sistema de distribución.
Las carpas proliferaron en las plazas de los barrios limeños cuyos nombres serían identificados, entre 1908 y 1913, porque la popularidad del cine crecía entre los limeños. El alumbrado eléctrico que necesitaba el cine era suficiente razón para convertir la plaza en escenario de las proyecciones. Por ello, las plazas se convirtieron en lugares privilegiados para capitalizar el interés empresarial, como lugares de concentración y encuentro colectivo de vecinos, así mismo, como inicio o final de rutas de tranvías eléctricos. Las carpas que fueron surgiendo en la ciudad de Lima se situaron, principalmente, en Barranco, Barrios Altos, El Cercado, La Victoria, El Callao y Chorrillos (Véase Anexo 1).
La ubicación en las plazas no fue un hecho fortuito, resulta del desarrollo del alumbrado eléctrico necesario para el funcionamiento y de la circunstancia de que el transporte urbano contemporáneo radicaba en la moderna modalidad de transporte por tranvía, lo que daba a las plazas una accesibilidad más directa. La Compañía del Ferrocarril Urbano de Lima contaba, a inicios del siglo XX, con cuatro líneas: Línea 1: Exposición-Descalzos; Línea 2: MonserrateCercado; Línea 3: Camal-Acequia de Islas; Línea 4: Malambito-Santa Rosa. Estas rutas coinciden con la primera proliferación de carpas entre 19071913. En la primera Línea, tenemos la Carpa de la Exposición. En la Línea 2, la Carpa de la Plazuela de Monserrate. En la Línea 3, la Carpa de San Juan de Dios y la Carpa de Acequia de Islas.
De igual manera ocurrió fuera del centro urbano capitalino de entonces, tanto en las ciudades vecinas del Callao –con las carpas de Moda y la del Óvalo–, de Barranco –con la Carpa de la calle Unión–, de Chorrillos –con el Cine Chorrillos– y en el barrio de La Victoria –con la Carpa de la Plaza Principal–, todas ellas estuvieron ubicadas “junto” a las estaciones del tranvía, donde contaban con espacio y electricidad, y al público le era fácil acudir. La publicidad solía anunciar que la función terminaba “poco antes de la salida del último tranvía eléctrico” ofreciendo esta comodidad a los usuarios.
El boom de las carpas se debió a la posibilidad de congregar a sectores sociales que no tenían capacidad de pagar el valor de la entrada en un teatro o a los que la idea de teatro, como espacio físico, les era ajena simplemente a su cotidianeidad. También, con el propósito de hacer del cine un producto de consumo cotidiano en la población.
“El boom de las carpas se debió a la posibilidad de congregar a sectores sociales que no tenían capacidad de pagar el valor de la entrada en un teatro o a los que la idea de teatro, como espacio físico, les era ajena, simplemente, a su cotidianeidad. También con el propósito de hacer del cine un producto de consumo cotidiano en la población”.
Las carpas fueron funcionales pero precarias. La Municipalidad provincial puso en vigor el primer Reglamento de Cinematógrafos, en 1912, que determinó las características que los locales cinematográficos debían tener. Los empresarios enfrentaron la necesidad de ofrecer mayor solidez en infraestructura y, consecuentemente, las carpas desaparecieron hacia 1913. La única de estas carpas que subsistió en la nueva etapa fue la Carpa de Moda, en el Callao, que continuó hasta 1923.
La función principal de las carpas fue la difusión del cine. En la mayoría de ellas, se alternaban las exhibiciones cinematográficas con espectáculos de revista, en general tonadilleras que interpretaban canciones pícaras y bailes “exóticos” (para aquel entonces), que causaron escándalo y revuelo en la moral de la época.
La Carpa de San Juan de Dios, a partir de 1911, organizó presentaciones de danzas exóticas y canciones. Las hermanas Fortuna bailaban la danza mora, el masaje y la danza odalisca así como los tangos La bella, Cocotero, La Machicha y La Pulga. La presentación de bailarinas también ocurrió en las distintas carpas y salas de cine limeñas (en la de Abajo el Puente, en la sala llamada La Pedrera –de la calle Penitencia–, en el cine de La Palma, en la de Caquetá) y en el puerto, causando en todos estos lugares alboroto y consternación.
Frente a este tipo de espectáculos que “atentaban contra la moral y las buenas costumbres”, Emilio Grec, juez de espectáculos, envió circulares municipales a las redacciones de los diarios limeños. La carpa de San Juan de Dios, así como las otras, continuó programando a las bailarinas y se hizo necesaria unas nuevas notificaciones. Paralelamente a la aparición de carpas, por el mismo impulso de la demanda de películas y la variedad de estas que cautivó al público popular, se adaptaron otro tipo de locales como hoteles y asociaciones culturales que ofrecieron funciones cinematográficas. Entre ellos, el Teatrógrafo de la calle de la Misión de Barrios Altos (acondicionado en un viejo almacén), el Centro Don Bosco (que ocupaba una sala en el Colegio Salesiano del Callao), el Cinema Arequipa, en El Cercado, en donde se alternan las funciones de cine con el patinaje. En el puerto del Callao, Luis Giampietri, propietario del Hotel de La Punta y del Edén Hotel, señaló en 1911 que ambos establecimientos contaban con un “teatro” para espectáculos cinematográficos.
ANEXO 1: Surgimiento de carpas en Lima
Barranco: la Carpa Cinema Barranco en la esquina de la avenida Grau y Sánchez Carrión en 1910 y, al año siguiente, la Carpa de calle Unión, llamada también Cine Moreno por ser el propietario (al igual que de la primera) de este apellido.
Barrios Altos: Aparecieron las carpas de la Plaza de Santa Ana, las de las plazuelas de Buenos Aires y de Cocharcas. Todas ellas en 1910.
El Cercado: Se alzaron, en 1908, dos carpas en la Plaza de San Juan de Dios. En 1910, ya existían las carpas de la Plaza de la Exposición, la de la Plazuela de San Carlos, la de la Plazuela de Cocharcas, la de la Plaza de Desamparados y la de la Plazuela de Monserrate. Al otro lado del Rímac, distrito en que existía la ya mencionada del Baratillo desde 1908, apareció la Carpa del Puente de Piedra.
La Victoria: Se alzó la Carpa de la Plaza Principal (hoy Plaza Manco Cápac) en ese mismo año de 1910.
El Callao: En la llamada Plaza del Óvalo (hoy Plaza Casanave), la primera carpa apareció en 1908 y la segunda fue llamada Carpa de Moda en 1911.
Chorrillos: el Cine Chorrillos, en 1911.
VIOLETTA NUÑEZ GORRITTI Cineasta, directora documental, historiadora de cine y profesora universitaria. Ha publicado libros sobre cine así como artículos especializados en historia del cine en diversos medios. Ha sido jurado de los Festivales de Cine de la Asociación de Cineastas del Perú (Lima 1991), Guadalajara FICG 2002 y Los Ángeles Latino International Film Festival (LALIFF 2013). Actualmente, se encuentra preparando un nuevo libro titulado “El cine en Lima 1930-1969”.
ARTES ESCÉNICAS E INDUSTRIAS CULTURALES
¿CUÁLES SON LOS OBJETIVOS GENERALES QUE TIENE LA SUBGERENCIA DE ARTES ESCÉNICAS E INDUSTRIAS CULTURALES DE LA MUNICIPALIDAD METROPOLITANA DE LIMA?
Bueno, existen dos grandes objetivos. Por un lado, promover la creatividad tanto en el teatro, como en la danza, el cine, la industria fonográfica y la industria editorial, y por otro, ampliar el acceso a la diversidad de expresiones culturales vinculadas a estos sectores. Es decir, hay una intervención, tanto en la calidad de oferta como en el tamaño de la demanda.
1 2 ENTREVISTA A
¿CREES QUE LA SUBGERENCIA DE ARTES ESCÉNICAS