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Prólogo………………………………………………………………………..Pág
Prólogo
Las crónicas que a continuación se nos presentan son el trabajo del equipo de 3ro A. Arriesgado pelotón de alumnos que componen la secundaria básica del Colegio Jesús Adolescente. De manera aleatoria, usted, dichoso lector, puede encontrarse con una narración escueta y disciplinada, pero cargada de la vivacidad que le puede sugerir la observación de lo cotidiano. Me dirá, ¿lo cotidiano? Sí, lo cotidiano y listo, el día a día. La rutina. Un embole, dirá. Pero yo le pregunto a usted, lector, ¿Cuántas veces se ha subido al Titanic? ¿En cuántas guerras mundiales estuvo? ¿Acaso vive una historia de amor todos los días? Una que sea digna de contar, digo. Déjeme expresarle que, aunque no lo conozco, puedo deducir que su vida está cargada de lo habitual, de lo que se repite, y eso no está mal, es lo lógico y lo esperable. No se sienta mal, todos jugamos esa partida. Así y todo, no voy a subestimarlo. De acuerdo a su edad y su relación con todo lo que lo rodea, algo increíble le ha pasado. Debe tener dos o tres grandes historias, cuatro o cinco, ¿quién dice? Vivencias extraordinarias. Esa que recuerda en detalle, que quedarán en su retina por toda la vida. Bellas o crueles, tristes o quiméricas. Confirmará que con algunas escribiría una película. Pero tranquilo, y no se suba tan rápido al corcel de Indiana Jones, piense lo siguiente. Si tiene cuatro o cinco grandes y extraordinarias historias para contar, ¿en cuántas sobremesas navideñas piensa repetirlo? Usted ha tenido una vida plena y ya carga con ochenta y tantos pirulos, está rodeado de nietos, vivaces, astutos y cargados de energía, ¿a qué edad cree que esos jóvenes van a conocer sus historias de memoria? No es una broma. Escúcheme y no refunfuñe. No hay escapatoria, usted tiene que encontrar lo asombroso en lo habitual, ¿cómo? Muy simple. Usted tiene que hacerse preguntas. Pregúntese sobre usted y sobre todo lo que lo rodea. Le voy a dar un ejemplo y después arréglese como pueda. A la mañana, sonó su despertador, se levantó a regaña dientes y se dio una soberbia ducha. Tomó un café y se fue a trabajar. Entonces pregúntese, y repita esta secuencia
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todos los días cambiando la pregunta y formulando nuevas, ¿vale la pena despertar tan temprano? ¿Todo el mundo puede darse una soberbia ducha caliente? ¿Cómo es que este café llegó a mi mesa? Pregúntese, busque respuestas y repregúntese. No hay fin, hágalo toda su vida, sus nietos se lo agradecerán. Usted, prodigioso lector, vuelvo a encomendarlo en lectura, tiene a su merced una serie de narraciones a modo de crónicas que relatan la observación de lo cotidiano. El desempeño de una patinadora, un día en la ciudad de las diagonales, un partido de fútbol, parecen ser historias recurrentes, ¿lo cree ahora? Como dijo Franz Kafka, lo cotidiano en sí mismo es maravilloso, no hago más que registrarlo. El equipo de 3ro A, no hizo más que registrarlo.
Hasta preguntarse por lo cotidiano en sí mismo es extraordinario. Les guarda especial cariño, profe Maxi.