Cancer masculino

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INTRODUCCIÒN Campozano, Salazar,(2010) mencionan lo siguiente:

El Registro de Tumores fuente de epidemiología monitorizar la tendencia estudio fue determinar Guayaquil.

de Solca Guayaquil es considerado como la descriptiva del cáncer, por dar a conocer y de esta terrible enfermedad. El objetivo del la incidencia de cáncer en la ciudad de

Estudio retrospectivo y descriptivo, en el cual se recolectaron los casos nuevos de cáncer en residentes de la ciudad datos y el cálculo de las tasas de incidencia se utilizó el Sistema Informático de Gestión Hospitalaria, propiedad de SOLCA. En Guayaquil del 2003 al 2006, se registraron 9.647 casos nuevos de cáncer, el 40.4% hombres y 59.6% mujeres. El cáncer de cuello uterino ocupa el primer lugar, en mujeres con 28%, en promedio se diagnostican 400 casos nuevos al año, seguido por cáncer de mama con 17%. El de próstata ocupa el primer lugar en hombres con 20.1%; el cáncer de piel el segundo con 13.9% y en mujeres ocupa el tercero con 9.0%. El cáncer de estómago en hombres ocupa el tercer lugar con 12.2%, en mujeres el cuarto con 6%. El cáncer del pulmón, afecta principalmente a hombres, una relación 1.6/1. El cáncer de tiroides está en aumento, en promedio al año se diagnostican 188 casos nuevos de cáncer en mujeres y 10 en hombres. Las leucemias, ocupan el primer lugar en niños y niñas de 0 a 14 años de edad, 46.8% y 44.5% respectivamente.

El cáncer es una enfermedad que cada vez toma mayor relevancia a nivel mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS), calcula que en el 2005 murieron de cáncer 7,6 millones de personas y que en los próximos 10 años morirán 84 millones más si no se emprenden acciones (OMS, 2010). La OMS (2004) también ha estimado que la carga del cáncer es de casi un 47% para los países desarrollados y un 53% para los países en desarrollo. Dado este contexto internacional, muchas naciones se han abocado al desarrollo e implementación de Planes o Programas Nacionales para el control del Cáncer. La OMS ha hecho varias publicaciones en este sentido, haciendo un llamado a la comunidad internacional para orientar de la mejor forma sus recursos y así poder hacerle frente a esta enfermedad. Se ha demostrado que el cáncer es en gran medida evitable. Muchos de los cánceres se pueden prevenir; otros se pueden detectar en las primeras fases del desarrollo y ser tratados y curados. Además en etapas avanzadas el cáncer, se


puede: enlentecer su progreso, controlar o reducir el dolor y ayudar a las familias a sobrellevar la carga (OMS, 2010). En concordancia con lo anterior se indica que un tercio de los casos de cáncer se pueden prevenir, al otro tercio se puede detectar tempranamente y tratar eficazmente, y al tercio restante se le debe proporcionar cuidados paliativos. Por tanto es necesario lograr un balance adecuado entre las acciones realizadas en torno a la promoción de la salud, prevención, detección temprana, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y cuidados paliativos; utilizándolos eficaz y equitativamente. A fin de mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familiares, reducir la carga de esta enfermedad, enfrentar la tendencia ascendente de algunos factores de riesgo y mejorar el control de la misma. En Costa Rica, la situación epidemiológica es muy similar a la de los países desarrollados. El cáncer es la segunda causa de muerte en el país, lo que ha llevado a que desde hace varios años se haya intentado poner en marcha un Plan Nacional para la Prevención y el Control de Cáncer, en cumplimiento con las políticas nacionales, que han señalado la importancia de este tema.



Los tres tipos de cáncer más comunes entre los hombres American Cancer Society (2016), refiere: Cáncer de Próstata El cáncer de próstata es el cáncer más común entre los que no son de piel en los hombres estadounidenses. Los cánceres de próstata generalmente crecen lentamente. La mayoría de los hombres con cáncer de próstata son mayores de 65 años de edad y no se mueren a causa de la enfermedad. Detectar y tratar el cáncer de próstata antes de que aparezcan los síntomas quizá no mejore su salud ni lo ayude a vivir más. La prueba del antígeno prostático específico (APE) puede detectar el cáncer de próstata en una etapa más temprana que si no se hiciera la prueba, pero la mayoría de los grupos médicos no recomienda esta prueba para la detección. Infórmese sobre el cáncer de próstata y hable con su médico antes de decidir hacerse la prueba de detección o tratar el cáncer de próstata. 

Primero entre los hombres de todas las razas y en las poblaciones de origen hispano.

Cáncer de Pulmón El cáncer de pulmón es la causa principal de muerte por cáncer y el segundo cáncer más diagnosticado en hombres y mujeres en los Estados Unidos. Lo más importante que puede hacer para disminuir su riesgo de cáncer de pulmón es dejar de fumar y evitar el humo de segunda mano. Para recibir ayuda, visite espanol.smokefree.gov, llame a 1 (855) DÉJELO-YA (335-3569) o mande “LIBRE” al 47848 desde su celular. La segunda causa de cáncer de pulmón es el radón, un gas natural que viene de las rocas y la tierra y que puede quedar atrapado en las casas y otras edificaciones. Realice una prueba para detectar radón en su casa. Las personas que han fumado por muchos años podrían querer pensar en hacerse una prueba de detección para el cáncer de pulmón con la


tomografía computarizada con dosis bajas. Hable con su médico acerca de la prueba de detección del cáncer de pulmón y los posibles daños y beneficios. La prueba de detección del cáncer de pulmón no debe usarse como un sustituto de dejar de fumar. El cáncer es una enfermedad en la cual las células del cuerpo comienzan a multiplicarse sin control. Si el cáncer se origina en el pulmón, se denomina cáncer de pulmón. El cáncer de pulmón comienza en los pulmones y se puede diseminar a los ganglios linfáticos o a otros órganos del cuerpo, como el cerebro. A su vez, el cáncer originado en otros órganos se puede diseminar a los pulmones. Cuando las células cancerosas se diseminan de un órgano a otro, se le llama metástasis. Los cánceres de pulmón por lo general se agrupan en dos tipos principales, de células pequeñas y de células no pequeñas. Estos tipos de cáncer crecen de manera distinta y requieren distintos tratamientos. El cáncer de pulmón de células no pequeñas es más frecuente que el cáncer de pulmón de células pequeñas. Para más información, visite la página Cáncer de pulmón del Instituto Nacional del Cáncer. 

Segundo entre los hombres blancos, los negros, los indoamericanos y nativos de Alaska y los de origen asiático y de las islas del Pacífico.

Tercero entre los hombres hispanos.

Cáncer Colorrectal De los cánceres que afectan a hombres y mujeres, el cáncer colorrectal (o cáncer de colon y recto) es el segundo tipo de cáncer que causa más muertes en los Estados Unidos aunque esto no debería ser así. Las pruebas de detección pueden descubrir pólipos precancerosos (crecimiento de tejido anómalo en el colon o el recto) con el fin de que se extirpen antes de que se conviertan en cáncer. La detección sirve también para encontrar cáncer colorrectal en un estadio temprano, cuando a menudo se puede curar con el tratamiento. Si usted tiene 50 años de edad o más, hágase la prueba de detección ahora. Si piensa que tiene un riesgo más alto que el


promedio de contraer cáncer colorrectal, hable con su médico para hacerse las pruebas de detección más temprano. La campaña de los CDC Screen for Life: Campaña Nacional de Acción contra el Cáncer Colorrectal informa a hombres y mujeres de 50 años o más sobre la importancia de hacerse pruebas periódicas de detección del cáncer colorrectal. El Programa para el Control del Cáncer Colorrectal de los CDC ayuda a estados y tribus en todos los Estados Unidos a aumentar las tasas de pruebas de detección del cáncer colorrectal en hombres y mujeres de 50 años de edad o más. El cáncer colorrectal es cáncer que se origina en el colon o el recto. Algunas veces se le llama simplemente cáncer del colon. Como puede verse en la ilustración, el colon es una porción del intestino grueso. El recto es el canal que conecta el colon con el ano. Algunas veces, los crecimientos de tejido anómalo, o pólipos, se forman en el colon o el recto. Con el tiempo, algunos pólipos pueden convertirse en cáncer. Las pruebas de detección pueden descubrir pólipos con el fin de que se extirpen antes de que se conviertan en cáncer. De esta manera, se puede prevenir el cáncer colorrectal. La detección sirve también para encontrar cáncer colorrectal en un estadio temprano, cuando a menudo se puede curar con el tratamiento. 

Segundo entre los hombres hispanos.

Tercero entre los hombres blancos, los negros, los indoamericanos y nativos de Alaska y los de origen asiático y de las islas del Pacífico.

Causas principales de muerte por cáncer en los hombres Cáncer de pulmón (53.9) 

Primero entre los hombres de todas las razas y en las poblaciones de origen hispano.

Cáncer de próstata (19.2) 

Segundo entre los hombres blancos, los negros y los hispanos.

Tercero entre los hombres indoamericanos y nativos de Alaska.


En cuarto entre los hombres de origen asiático y de las islas del Pacífico.

Cáncer colorrectal (17.3) 

Segundo entre los hombres indoamericanos y nativos de Alaska.

Tercero entre los hombres blancos, los negros, los de origen asiático y de las islas del Pacífico y los hispanos.

Cáncer de hígado (9.5) 

Segundo entre los hombres de origen asiático y de las islas del Pacífico.


ANÁLISIS BIOPSICOSOCIAL DEL PACIENTE VARÓN CON CÁNCER


Las intervenciones psicosociales en pacientes de cáncer Instituto de Salud Carlos III Febrero (2013), refiere que:

Las intervenciones psicosociales tienen como objetivo mejorar la calidad de vida y adaptación del paciente y personas de su entorno familiar ante la enfermedad. El nivel de adaptación dependerá de la gravedad clínica del proceso, de los efectos de los tratamientos médicos, del nivel de información que reciba, del apoyo social y recursos, y de su capacidad para hacer frente al estrés. Las intervenciones abordarán: 

Aspectos preventivos

Información adecuada al paciente

Preparación para la hospitalización y los tratamientos

Tratamientos asociados a la patología oncológica

Intervención en la fase terminal

Entrenamiento del personal voluntario de apoyo al paciente

Entrenamiento en afrontamiento del estrés al personal sanitario

Existe una amplia gama de intervenciones psicológicas, que pueden ayudar a los pacientes a hacer frente a situaciones muy dolorosas, que de manera positiva puede mejorar el estado afectivo, y que sin duda ayudará a reducir los efectos secundarios físicos de la enfermedad o su tratamiento. Intervenciones

psicosociales

comunes son:

intervención

conductual,

intervención cognitiva, intervención cognitivo conductual, counselling, intervención psicoeducativa, terapia de grupo, mindfulness o conciencia plena, técnicas en habilidades de comunicación, técnicas de relajación, entre otras. En España se ha desarrollado un gran número de escritos sobre las reacciones psicosociales de estos pacientes y sus respectivas opciones terapéuticas; el enfoque predominante es el cognitivo conductual, que goza de gran aceptación en el ámbito de los servicios de salud (Die Trill, 2004).


Salud mental y malestar emocional en pacientes de cáncer En el momento del diagnóstico de cáncer se inicia un proceso dinámico, sujeto a cambios. En la persona se produce una serie de repercusiones, aunque éstas no sean patológicas. Holland expone una lista con repercusiones a través del estudio de los miedos del paciente con cáncer, conocidas como las seis “D” en inglés: death (muerte), dependency (dependencia),

disfigurement

(deformidad),

disability

(incapacidad),

disruption of interpersonal relationships (alteración de las relaciones interpersonales) y disconfort (dolor). Dependiendo de la fase de la enfermedad en la que se encuentre la persona, se podrá reaccionar de una manera u otra. La intensidad y duración de las emociones variará según las estrategias y recursos de cada persona. Fawzy y Greenber (1996) diferencian siete fases en la enfermedad (pre diagnóstico, diagnóstico, tratamiento, pos tratamiento, recidiva y fase terminal o paliativa), que se pueden vivir de manera adaptiva o no. Una revisión bibliográfica reciente (Hernández et al., 2012) muestra la elevada frecuencia de problemas de salud mental y de síntomas de ansiedad, depresión y malestar emocional en pacientes con cáncer, en mayor medida que en la población general. Pero las diferencias metodológicas entre los distintos estudios, respecto a las muestras evaluadas, y la falta de homogenización de los conceptos e instrumentos utilizados, impiden concluir sobre la prevalencia real de estos problemas. Esta revisión pone de manifiesto las diversas barreras que pueden dificultar una detección adecuada de los problemas psicológicos, que tienen su fuente en: a) los pacientes (pueden no informar de su malestar, no atreverse a pedir ayuda aunque puedan necesitarla), b) los profesionales, que atienden más a los problemas físicos del paciente dejando de lado o considerando la situación 8 emocional como secundaria; c) el contexto (presión asistencial, aumento de la demanda, gravedad de la situación física de los pacientes, dificultad diagnóstica ante algunos síntomas). Ello contribuye a que actualmente la asistencia psicológica que se presta a los pacientes sea muy deficitaria, por lo que muchos pacientes que podrían necesitar una ayuda o un tratamiento psicológico específico no lo reciben, probablemente ni siquiera son detectados. Las razones pueden estar en una escasa implementación de los recursos psicológicos en los hospitales, y, a la inversa, los escasos recursos pueden sustentarse en un deficitario


sistema de detección y evaluación, que ponga en evidencia la necesidad de aquéllos.

El ajuste o adaptación psicosocial y la aflicción En el documento Adjustment to Cancer: Anxiety and Distress del Instituto Nacional de Cáncer (NCI) de EEUU, los estudios que examinan la prevalencia de los trastornos mentales en el cáncer revelan que la mayoría de los pacientes que padecen de cáncer no satisfacen criterios diagnósticos para ningún trastorno mental específico; no obstante, muchos pacientes realmente presentan una variedad de respuestas emocionales difíciles. El ajuste o adaptación psicosocial se refiere a un proceso constante durante el cual cada paciente trata de manejar la aflicción emocional, solucionar problemas específicos relacionados con el CA. Los pacientes se enfrentan a múltiples retos que varían según el curso clínico. Los períodos de crisis son los siguientes: 

Diagnóstico

Tratamiento (cirugía, radiación y quimioterapia)

Pos tratamiento y remisión

Recidiva y cuidados paliativos

Supervivencia

El ajuste o la adaptación psicosocial están influidos por factores derivados del cáncer (tipo, estadio, pronóstico, ubicación de paciente en el continuo diagnóstico, tratamiento y recidiva), del paciente (recursos interpersonales para enfrentar situaciones difíciles, apoyo socio-interpersonal, apoyo familiar y la etapa de la vida) y del entorno social (opiniones y estigmas, disponibilidad de tratamientos, creencias populares sobre sus causas). En cuanto a la aflicción, ésta se ha definido como una experiencia desagradable de naturaleza emocional, psicosocial, social o espiritual que interfiere en la capacidad de enfrentar el tratamiento de cáncer. Se extiende en un continuo (figura 2) desde sentimientos normales comunes de vulnerabilidad, tristeza y temores hasta problemas que incapacitan, como la depresión, ansiedad, el pánico y la sensación de aislamiento o de presentar una crisis espiritual.


Por tanto, la aflicción psicosocial se presenta en un continuo que varía desde asuntos relacionados con la adaptación normal hasta síndromes que llenan todos los requisitos del criterio diagnóstico de enfermedad mental. La NCCN tiene como meta amplia establecer normas de atención para que sé que se identifiquen, reconozcan y traten todos los pacientes que presentan aflicción psicosocial, de forma precisa y rutinaria. Estas pautas incluyen recomendaciones para las siguientes acciones: 

Detección

Priorización

Evaluación inicial

También se incluyen recomendaciones para la derivación y tratamiento para cada profesión participante: salud mental (psicología y psiquiatría), trabajo social, cuidados paliativos y atención pastoral. Los momentos que exigen la detección de la aflicción, incluyen los siguientes períodos de la enfermedad cuando ésta es más probable que se presente: Enseguida después del diagnóstico Al comienzo del tratamiento (cirugía, radiación, quimioterapia) Al final de un ciclo largo de tratamiento Periódicamente, durante el pos tratamiento y la remisión En el momento de la recidiva En la transición a los cuidados paliativos

Las intervenciones psicosociales para la aflicción El citado documento del NCI pone de manifiesto la gran cantidad de literatura que respalda la eficacia de las intervenciones psicosociales para pacientes adultos de cáncer. Los análisis concluyeron que tienen beneficios positivos.

Las

intervenciones

psicosociales

se

definieron

como

intervenciones no 11 farmacológicas con variedad de componentes psicológicos y educativos. Los componentes típicos incluyen los siguientes: 

Capacitación para la relajación


Estrategias cognitivas y conductuales para enfrentar situaciones difíciles

Sesiones de educación o información sobre el cáncer

Apoyo social grupal

Las

intervenciones

han

incluido

varias

combinaciones

de

estos

componentes, con diferente duración (desde sesión individual a múltiples sesiones semanales) y se han administrado tanto en formato individual como grupal. La población más común de pacientes ha sido la de mujeres caucásicas estadounidenses de condición socioeconómica media a más alta con cáncer de mama; no obstante, algunos estudios incorporan diagnósticos de cáncer mixtos y, han surgido más estudios provenientes de países europeos. Las mediciones de los resultados fueron variadas y comprendieron los siguientes aspectos: 

Adaptación emocional (por ejemplo, depresión, ansiedad)

Trastorno funcional (por ejemplo, retorno al trabajo, funciones sociales) Síntomas relacionados con la enfermedad (por ejemplo, náuseas y vómitos, fatiga, dolor)

Conductas de salud (por ejemplo, régimen alimentario, tabaquismo, ejercicio) Funcionamiento del sistema inmunitario

Gran parte de esta investigación ha estado orientada por un modelo bioconductual que parte de la hipótesis de vías psicológicas, conductuales y biológicas a partir de los factores del cáncer que producen tensión hasta el desenlace de la enfermedad; sin embargo, la adaptación emocional ha sido el resultado medido con mayor frecuencia.

Las intervenciones psicosociales y supervivencia La investigación sobre el efecto de la intervención grupal sobre la supervivencia de la persona con cáncer, se inició a finales de los ochenta. El estudio original de Spiegel, Bloom y Kraemer (1989) analizó una terapia de grupo con formato de apoyo expresivo para mujeres con cáncer de mama metastásico, mientras que otro estudio (Fawzy et al., 1993) analizó un grupo de intervención psicoeducativa para pacientes de melanoma maligno. En ambos estudios, se encontró una ventaja en cuanto a la supervivencia en la intervención grupal. Sin embargo, un análisis crítico del


primer estudio encontró que los miembros del grupo de control presentaron una supervivencia significativamente más corta de lo que se esperaba, cuando se le comparó con datos del National Cancer Institute's Surveillance, Epidemiology and End Results (SEER) Program, donde se indicó que las ventajas en cuanto a la supervivencia pudieron ser el resultado de errores en la muestra. En resumen, la evidencia indica que a pesar de los hechos que denotan una mejoría de la calidad de vida, resulta poco probable que la intervención psicosocial tenga muchas probabilidades de aportar una contribución independiente a la duración de la supervivencia. Estos hechos han logrado que algunos indiquen (Coyne, Stefanek y Palmer, 2007) que ya no sea tan necesario continuar investigando más sobre este asunto.

Las intervenciones psicosociales en el dolor En el documento Tratamiento médico y con irradiación del dolor oncológico (2009), se expone: El dolor oncológico es un problema frecuente y complejo, tanto en las fases iniciales de la enfermedad como en las avanzadas. No se trata de un fenómeno uniforme, sino que hay que distinguir entre el dolor basal y el dolor episódico o irruptivo. Se reconoce que es un concepto multidimensional (figura 3), en que influyen aspectos cognitivos, emocionales, socio ambientales, y se hace necesario un abordaje integral, donde habrá que atender tanto al componente físico como al psicológico. El uso exclusivo del tratamiento farmacológico analgésico no siempre consigue reducir la sintomatología dolorosa, que muchas veces requiere tratamientos psicológicos o farmacológicos dirigidos a síntomas afectivos para controlarla. Parece recomendable que las terapias psicológicas se usen de forma simultánea en el abordaje interdisciplinar del dolor en cáncer. Diagnosticar y tratar los trastornos mentales en cáncer es importante, también lo es atender a los síntomas físicos que deterioran la calidad de vida de los pacientes. El dolor u otros síntomas físicos no detectados o no reconocidos pueden causar un gran malestar emocional al paciente, malestar que sería evitado con un control efectivo de estos síntomas. Es básico evaluar y tratar adecuadamente el dolor oncológico.


La psicoterapia, las técnicas cognitivo conductuales, la hipnosis, el biofeed back y los tratamientos psicofarmacológicos adyuvantes, habitualmente en combinación, han demostrado ser eficaces en el control del dolor agudo y crónico en pacientes oncológicos. El nivel de afectación emocional es variable y depende de factores médicos, del apoyo social, de la manera de afrontar situaciones y de la personalidad de cada paciente. Los síntomas ansiosos, depresivos y el significado que el paciente atribuye al dolor pueden intensificar su experiencia. Otros factores, como son las dificultades en la vida diaria, los pensamientos negativos respecto a las competencias sociales y personales que se atribuye el paciente, un afrontamiento inadecuado de la enfermedad y de los síntomas que la acompañan, los bajos niveles de autoeficacia del paciente y el malestar emocional asociado a los tratamientos médicos y a la progresión de la enfermedad pueden aumentar la intensidad del dolor.


Sexualidad en pacientes varones con cรกncer


American Cancer Society (2015) menciona:

El sexo y la sexualidad son partes importantes de la vida diaria. La diferencia entre sexo y sexualidad es que el sexo es visto como una actividad, algo que usted hace con su pareja. La sexualidad en cambio, está más asociado con la manera en que usted se siente como hombre, y está más relacionado con su necesidad de intimidad y contacto físico. Los sentimientos sobre sexualidad afectan nuestro entusiasmo por vivir, la imagen que tenemos de nosotros mismos y nuestras relaciones con los demás. No obstante, los pacientes y médicos a menudo no hablan sobre los efectos que el tratamiento contra el cáncer ejerce sobre la vida sexual del hombre y de la manera en que éste puede sobrellevar dichos problemas. ¿Por qué? Puede que una persona se sienta incómoda al hablar de sexo con su doctor, con algún profesional médico e incluso con su pareja sexual. Muchas personas se sienten avergonzadas y expuestas cuando hablan sobre sexo. La información aquí contenida es para todos los hombres que tienen y han tenido cáncer, independientemente de cuál sea su orientación sexual. No podemos responder a cada pregunta que pudiera tener, pero buscamos brindarle suficiente información que permita que usted y su pareja puedan hablar abiertamente sobre su intimidad y vida sexual. Comentaremos cómo el cáncer y su tratamiento pueden afectar el desempeño sexual del hombre, así como la forma de sobrellevar los cambios, en caso de que los haya. También compartiremos algunas ideas sobre cómo abordar el tema con su doctor y con el equipo de profesionales médicos que le atienden. Para finalizar, proporcionamos una lista con otros recursos de ayuda en la sección “Para obtener más información”. En ésta, encontrará otras fuentes alternativas de información. Tenga en cuenta que el tocarse sensual y/o sexualmente entre usted y su pareja es algo que siempre podrán hacer, sin importar el tipo de tratamiento que haya recibido contra el cáncer. Esto podría sorprenderle, especialmente si se siente con pocos ánimos y no ha tenido contacto ni actividad sexual por algún tiempo. Pero es verdad: su capacidad de sentir placer a través del tacto permanece siempre. El primer paso es hablar sobre el tema de su vida sexual con su doctor o algún otro integrante de su equipo de atención contra el cáncer. Usted tiene derecho a saber cómo su tratamiento afectará su alimentación, cuánto dolor podría llegar a sentir y su capacidad para regresar al trabajo. También tiene el derecho a saber cómo su tratamiento podría afectar la función sexual.


¿Qué es una vida sexual normal? La gente varía mucho en cuanto a sus actitudes y prácticas respecto a la sexualidad, lo cual dificulta definir lo que es “normal”. Algunas parejas gustan de tener sexo diariamente. Para otras, con una vez al mes es suficiente. Muchas personas consideran el sexo oral (el uso de la boca o la lengua) como un componente normal durante el sexo, mientras que otras no lo consideran aceptable. “Normal” entonces es lo que sea que usted y su pareja encuentren placentero. Debe haber un consentimiento mutuo sobre qué es placentero en su vida sexual. Es común que las personas que están afrontando el cáncer pierdan en ocasiones interés o deseo por la actividad sexual. Los temores y las dudas, junto con el cáncer y los efectos por el tratamiento, pueden hacer que una persona no se sienta en un óptimo estado. A veces, la preocupación sobre su salud puede que sea mucho mayor que su interés por el sexo. Pero a medida que regrese a sus rutinas habituales, puede que su interés por el sexo comience a resurgir. Existen algunas personas que creen que el sexo es únicamente para las personas jóvenes y que las personas mayores pierden el interés por el sexo, así como su capacidad de tener actividad sexual. Estas creencias son en gran parte mitos. Muchos hombres y mujeres pueden ser y continúan siendo sexualmente activos hasta el final de sus vidas (refiérase a la sección “Para obtener más información” para más información sobre el sexo y los adultos mayores). Es verdad que la respuesta y el desempeño sexual cambian con el transcurso del tiempo. Por ejemplo, las mujeres notan los cambios a medida que su edad aumenta, a veces antes de que inicie la menopausia. La reducción del deseo sexual y problemas de resequedad vaginal pueden empeorar durante y después de la menopausia. Además, los hombres tienen cambios que vienen con la edad. Más de la mitad de los hombres mayores de 40 años tienen por lo menos alguna dificultad leve de erección. Este problema también tiende a ser peor conforme la edad del hombre aumenta. Por ejemplo, entre los hombres de 40 a 49 años de edad, cerca de tres de cada diez presentan un problema de disfunción eréctil (dificultad para tener una erección). En el grupo de hombres de 70 años de edad o mayores, casi nueve de cada diez llegan a tener dificultades para tener una erección. A veces, el problema se centra alrededor de la ansiedad, la tensión u otros problemas en la relación. Otras veces, esto puede ser el resultado de una condición física, afección médica o de medicamentos que causan o empeoran los problemas sexuales. Además de la edad, hay otros factores de riesgo para la disfunción eréctil u otras afecciones sexuales, entre los cuales se incluye:


• Tabaquismo (fumar) • Diabetes • Afecciones del corazón y de los vasos sanguíneos • Hipertensión arterial (presión alta) • Nivel elevado de colesterol • Ciertos medicamentos para la presión arterial y antidepresivos Pero la mayoría de los problemas sexuales pueden someterse a tratamiento. Existen medicamentos, terapias, cirugía y otros tratamientos que ayudan a las personas a sobrellevar la mayoría de los problemas que pueden tener. Si desea conservar sus niveles de actividad sexual, es probable que pueda hacerlo. No obstante, puede que para los hombres mayores, el sexo no sea igual que cuando eran más jóvenes. Pero tenga en cuenta que la mejor forma de medir su valor como pareja sexual es el placer que tanto usted como su pareja encuentran juntos. Si está en una relación y uno de ustedes tiene alguna dificultad sexual, ésta afectará a ambos. Si está teniendo problemas de tipo sexual, la solución funciona mejor cuando ambas personas en la pareja participan.

Rehabilitación sexual Al poco tiempo tras de la cirugía Se han llevado a cabo investigaciones en las que los médicos probaron distintos métodos para provocar la erección a partir de pocas semanas después de la cirugía. Los resultados de estos estudios sugieren que estos métodos pueden ser útiles para algunos hombres. Puede que usted escuche que esto sea referido como rehabilitación peneana o rehabilitación eréctil.

Efectos psicológicos que el tratamiento contra el cáncer tiene sobre la capacidad de erección Muchos hombres indican que sienten decepción, temor y angustia al tener dificultad para tener erecciones. Expresan que algo importante falta que les provoca que no se sientan “como un hombre”. Puede que haya hombres que manifiesten infelicidad en general en su vida y depresión al confrontar esta situación. Estos sentimientos conforman una parte natural de sobrellevar los problemas con la capacidad de erección. En caso de encontrar un tratamiento que sea eficaz, la mayoría de los hombres comienza a sentirse mejor respecto a su capacidad de erección. Si estos sentimientos son graves o persisten, la mayoría de los hombres encuentra útil acudir con un sexo terapeuta (terapeuta


especializado en asuntos de la sexualidad) o con un psiquiatra que pueda ayudar a lidiar con esta situación. Los temores sobre la autoimagen y el desempeño pueden a veces también ser la raíz de las dificultades con la erección. En vez de dejar de preocuparse y sentir excitación, puede que un hombre tenga una fijación por ver si podrá funcionar sexualmente, y el temor a no poder desempeñarse puede fomentar este problema. Puede que adjudique su problema a su afección médica, incluso cuando podría ser que la erección la lograría al tan solo relajarse. Un terapeuta especializado en tratar a pacientes con problemas de tipo sexual a menudo puede ayudar en el tratamiento de la ansiedad y el estrés que pueden afectar la capacidad de erección. Cualquier tratamiento para los problemas de erección debe ser en función de los resultados obtenidos de una evaluación minuciosa, los cuales deberán incluir factores tanto médicos (antecedentes) y pruebas médicas especiales (refiérase a la sección “Ayuda profesional” para más información).


La emocionalidad y el respeto del paciente varรณn con cรกncer y su afrontamiento


NECESIDADES PSICOLÓGICAS Y EMOCIONALES DEL PACIENTE CON CÁNCER Yélamos, Fernández (2007), afirma:

Las necesidades psicológicas del paciente variarán según el tipo de cáncer, el pronóstico, así como de las pruebas y tratamientos médicos que esté recibiendo y la fase de enfermedad que esté viviendo. No se limitan únicamente al momento del diagnóstico, sino que surgirán a lo largo de todo el proceso. Si queremos garantizar la mejor adaptación posible del paciente a la enfermedad, será preciso que intervengan en su apoyo todos los profesionales implicados en la relación terapéutica. Carmen Yélamos A. y Belén Fernández 272 Diversos autores han planteado el análisis de las necesidades del ser humano. El paciente de cáncer tiene, como cualquier persona, un conjunto de necesidades físicas y psicosociales por satisfacer, y cuya detección temprana y cobertura puede mejorar su calidad de vida. Maslow14 plantea dentro de su teoría de la motivación humana, una serie de necesidades que atañen a toda persona y que se encuentran organizadas de forma estructural (Gráfico 1). Su teoría fundamenta, en mucho, el desarrollo de la escuela humanista y permite adentrarse en las causas que mueven al ser humano. La jerarquía se describe como una pirámide que consta de cinco niveles. En la base estarían las necesidades fisiológicas básicas para mantener la homeostasis (respirar, beber, alimentarse, dormir, descansar, evitar el dolor, tener relaciones sexuales,…). A continuación y en un orden superior, estarían las de carácter psicoemocional, social y espiritual que le confieren seguridad y protección (física, de salud, de trabajo, de recursos, moral, familiar…). En otro nivel se colocan las de tipo social, de afiliación y afecto (amistad, amor, asociación, aceptación…), de autoestima y reconocimiento (autovalía, confianza, respeto, independencia, prestigio…) y finalmente, en el nivel más elevado estarían las de autorrealización (de ser, de crecimiento, de lo que uno es capaz). La idea básica es que conforme se satisfacen las más básicas, los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados, y que éstos sólo ocuparían nuestra atención cuando se hayan satisfecho las necesidades inferiores. Este punto es uno de los más criticados de su teoría. La OMS15, basándose en dicha pirámide, plantea que los enfermos de cáncer, además del alivio y control de sus síntomas (necesidades fisiológicas) necesitan de: seguridad (buscar en quien apoyarse), la sensación de pertenencia (demostrar que no es una carga, que son útiles y que forman parte de un grupo). Requieren sentirse queridos, recibir afecto y


contacto humano más que otros enfermos (necesidad de amor). Agradecen comprensión y aceptación de los demás a pesar de los cambios físicos y psíquicos que sufren. Precisan saber que son importantes a pesar de su enfermedad (autoestima) y que el entorno (familia, amigos y profesionales que le atienden) va a estar con ellos (confianza). Evidentemente, el paciente estará más dispuesto a transmitir y comunicar sus necesidades emocionales y espirituales cuando experimente alivio de los síntomas fisiológicos más molestos y encuentre que el profesional o el equipo sanitario sean sensibles a las mismas, interesándose por otros elementos que completen su bienestar.

El respeto y la igualdad de trato La creencia de que todos los seres humanos merecen respeto e igualdad de trato es relativamente reciente. En la mayor parte de las sociedades, el trato irrespetuoso y desigual de las personas y grupos era aceptado como normal y natural. La esclavitud fue una práctica que no fue erradicada en las colonias europeas y en Estados Unidos hasta el siglo XIX y todavía existe en algunas partes del mundo. El fin de la discriminación contra las personas no blancas en países como Sudáfrica es mucho más reciente. La mujer todavía es víctima de falta de respeto y de trato desigual en la mayoría de los países. La discriminación por edad, discapacidad u orientación sexual es generalizada. Es claro que existe una gran resistencia a la afirmación de que todas las personas deben recibir un trato igual. El cambio gradual y todavía en marcha de la humanidad a la creencia en la igualdad humana comenzó en los siglos XVII y XVIII en Europa y América del Norte. Fue motivada por dos ideologías opuestas: una nueva interpretación de la fe cristiana y un racionalismo anticristiano. La primera inspiró a la Revolución Norteamericana y a la Declaración de Derechos y la segunda, a la Revolución Francesa y los cambios políticos relacionados. Bajo estas dos influencias, la democracia fue tomando forma paulatinamente y comenzó “velar ante todo por la salud de mi paciente” 38 a expandirse por el mundo. Estuvo basada en la creencia de la igualdad política de todos los hombres (y mucho después de las mujeres) y el consiguiente derecho de decidir quién los gobierne. En el siglo XX se elaboró mucho el concepto de igualdad humana desde el punto de vista de los derechos humanos. Una de las primeras acciones de la recientemente creada Naciones Unidas fue la formulación de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), que estipula en su artículo 1: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Muchos otros organismos internacionales y nacionales han producido declaraciones de derechos, ya sea para todos


los seres humanos, para todos los ciudadanos de un país específico o para ciertos grupos de individuos (derechos del niño, derechos del paciente, derechos del consumidor, etc.). Se han creado muchas organizaciones para promover la aplicación de estas declaraciones, aunque lamentablemente los derechos humanos todavía no son respetados en muchos países.

Rodríguez, Linares, Martínez (2009) afirman:

Las emociones son reacciones psicofisiológicas de las personas ante situaciones relevantes desde un punto de vista adaptativo, tales como aquellas que implican peligro, amenaza, daño, pérdida, éxito, novedad, etc. Estas reacciones son de carácter universal, bastante independientes de la cultura, producen cambios en la experiencia afectiva (dimensión cognitivo-subjetiva), en la activación fisiológica (dimensión fisiológicaadaptativa) y en la conducta expresiva (dimensión conductualexpresiva). Además, desde un punto de vista psicológico, emociones tales como la alegría, el miedo, la ansiedad o la ira son emociones básicas que se dan en todos los individuos de las más diversas culturas, poseen un sustrato biológico considerable, son esencialmente agradables o desagradables, nos activan y forman parte de la comunicación con los demás y a su vez, pueden actuar como poderosos motivos de la conducta (Cano-Vindel & Miguel-Tobal, 2001). Entre las emociones podemos distinguir al menos dos grupos: las positivas y las negativas. El miedo-ansiedad, la ira, la tristeza-depresión y el asco son reacciones emocionales básicas que se caracterizan por una experiencia afectiva desagradable o negativa y una alta activación fisiológica. Las tres primeras son las emociones más estudiadas en relación con el proceso salud-enfermedad. Estas reacciones tienen una función preparatoria para que las personas puedan dar una respuesta adecuada a las demandas del ambiente, por lo que se consideran respuestas eminentemente adaptativas para el individuo. Sin embargo, en ocasiones encontramos que algunas de ellas pueden transformarse en patológicas en algunos individuos, en ciertas situaciones, debido a un desajuste en la frecuencia, intensidad, adecuación al contexto, etc. Cuando tal desajuste acontece y se mantiene un cierto tiempo, puede sobrevenir un trastorno de la salud, tanto mental (trastorno de ansiedad, depresión mayor, ira patológica, etc.) como física (trastornos cardiovasculares, reumatológicos, inmunológicos, etcétera).


A pesar de estas afirmaciones, existe cierta controversia en relación con qué entendemos por emociones negativas y positivas, cuál es la verdadera naturaleza de las relaciones entre estas emociones negativas y las diferentes condiciones de salud-enfermedad. Por ello, es preciso profundizar en el conocimiento de estas cuestiones. El objetivo del presente trabajo es hacer una revisión no sistemática descriptiva (Day, 2005) sobre el estado de la cuestión en la actualidad. Primero, trataremos el concepto de estrés y emoción; a continuación, se abordará cuáles son las principales características de las emociones negativas; Emociones negativas y su impacto en la salud mental y física 87 Suma Psicológica, Vol. 16 No 2: 85-112, diciembre 2009, Bogotá (Col.) luego, abordaremos la cuestión de la relación entre emociones negativas y salud-enfermedad, para finalizar con algunas ideas que sinteticen lo tratado a lo largo del artículo.

Concepto de emoción Las emociones básicas constituyen patrones individuales de conducta expresiva, cada una asociada a un patrón específico de activación fisioló- gica, a una experiencia cognitiva-subjetiva o sentimiento específico y con un substrato neuroanatómico específico (Piqueras, Martínez, Ramos, Rivero & García-López, 2006). El miedo, la ira, la tristeza, la alegría, la sorpresa y el asco son las emociones básicas para las que existe un mayor consenso respecto a su definición conceptual, características definitorias, etc. Desde Darwin hasta autores más contemporáneos, entre ellos Tomkins, Izard y Ekman, se ha resaltado la importancia de las emociones en cuanto a su función adaptativa para la supervivencia del individuo y de la especie. Todos estos autores asumen la existencia de emociones básicas que son producto de la evolución filogenética y ontogenética y que están relacionadas con estados biológicamente significativos como la procreación, la cría y la amenaza a la integridad de los individuos y de la especie. Por tanto, podemos entender como emoción una experiencia multidimensional con al menos tres sistemas de respuesta: cognitivo/subjetivo; conductual/expresivo y fisiológico/adaptativo. Para entender la emoción es conveniente atender a estas tres dimensiones por las que se manifiesta, teniendo en cuenta que suele aparecer cierta desincronía entre los tres sistemas de respuesta. 88 José Antonio Piqueras Rodríguez, Victoriano Ramos Linares, Agustín Ernesto Martínez González, Luis Armando Oblitas Guadalupe Suma Psicológica, Vol. 16 No 2: 85-112, diciembre 2009, Bogotá (Col.) Además, la predominancia de cada una de estas dimensiones varía en función de la


emoción en concreto, la persona en particular o la situación determinada. Es más, en la mayoría de ocasiones las diferencias entre los distintos modelos teóricos de la emoción se deben únicamente al papel que otorgan a cada una estas tres dimensiones (Chóliz, 2005). Por otra parte, se han hecho muchos intentos por analizar la emoción en sus componentes o dimensiones principales para facilitar tanto su clasificación, como la distinción entre ellas (v. gr., Engen, Levy & Schlosberg, 1958; Spencer, 1890; Woodworth, 1938; Wundt, 1896; etc.). A pesar de ello, las únicas dimensiones aceptadas por prácticamente todos los autores son la de agrado-desagrado y la intensidad de la reacción emocional (Zajonc, 1980). No obstante, atendiendo únicamente a éstas no puede establecerse una clasificación exhaustiva y excluyente de todas las reacciones afectivas, puesto que emociones como la ira o el odio pueden ser desagradables e intensas y no se trata del mismo tipo de emoción. Por tanto, la experiencia emocional, lo que pensamos y sentimos durante una reacción emocional, se suele clasificar según estos dos ejes o dimensiones. En otras palabras, las emociones suelen provocar sensaciones agradables o desagradables y pueden ser más o menos intensas (Chóliz, 2005). Aunque, como ya hemos dicho, es difícil lograr una clasificación exhaustiva de todas las emociones posibles con base en dimensiones independientes, la dimensión agrado-desagrado es exclusiva y característica de las emociones, de forma que todas las reacciones afectivas se comprometen en dicha dimensión en alguna medida. Esta dimensión de placer-displacer sería la característica definitoria de la emoción respecto de cualquier otro proceso psicológico. Otra forma de clasificar las emociones es haciendo referencia a sus funciones propias. Parece relevante el hecho de que desde Darwin, pasando por James, Cannon, Selye, etc., se ha venido reconociendo que la expresión de las emociones en los animales y en el hombre cumple una función universal adaptativa, social y motivacional. En este sentido, es bien sabido que todas las emociones tienen alguna función que les confiere utilidad y permiten que el sujeto ejecute con eficacia las reacciones conductuales apropiadas y ello con independencia de la cualidad hedónica que generen, al menos desde un punto de vista exclusivamente biológico, de supervivencia o salvaguarda de la integridad fí- sica. Incluso las emociones más desagradables tienen funciones importantes en la adaptación social y el ajuste personal. A continuación se describen brevemente cada una de estas funciones, siguiendo en parte a Chóliz (2005).


Emociones negativas (miedo, tristeza, ira y asco) A pesar de la pujante aparición de la psicología positiva en los últimos años, el estudio de las “emociones negativas”, miedo-ansiedad, ira y tristeza-depresión, tuvo durante todo el siglo XX, y sigue teniendo, mucha fuerza en la investigación psicológica. También añadimos el 90 José Antonio Piqueras Rodríguez, Victoriano Ramos Linares, Agustín Ernesto Martínez González, Luis Armando Oblitas Guadalupe Suma Psicológica, Vol. 16 No 2: 85-112, diciembre 2009, Bogotá (Col.) asco, que en los últimos 15-20 años ha sido objeto de interés por parte de la comunidad científica. Un concepto relacionado es el de afectividad negativa, que puede ser entendida como un estado emocional transitorio o como una diferencia persistente en el nivel general de afectividad. La afectividad negativa es un rasgo que refleja la tendencia a experimentar emociones negativas a través del tiempo y de situaciones (Watson & Clark, 1984). Este rasgo se solapa con el neuroticismo y la ansiedad, incluyendo sentimientos subjetivos de tensión, preocupación, ansiedad, ira y tristeza. No obstante, parece necesario describir brevemente cada una de estas emociones.


Bibliografía 

Américan Cancer Society, Sexualidad para el Hombre con Cáncer

http://www.cancer.org/acs/groups/cid/documents/webcontent/002909pdf.pdf

 http://www.estadisticas.med.ec/Publicaciones/INCIDENCIA2003-2006.pdf

https://www.cdc.gov/spanish/cancer/dcpc/data/men.htm

http://www.cop-asturias.org/uploads//PDF/Articulo-pacientes-cancer.pdf

http://sovpal.org/wp-content/uploads/2011/09/NECESIDADESEMOCIONALES-EN-EL-PACIENTE-CON-CANCER.pdf

http://www.wma.net/es/30publications/30ethicsmanual/pdf/chap_2_es.pd f http://www.redalyc.org/pdf/1342/134213131007.pdf


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