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What Drives Americans Apart

continued from the page 4 alism in America has increasingly taken on the characteristics of sectarian conflicts like those between sunni and shia Muslims in the Middle East today and the hundreds of years of strife between Catholics and Protestants in Europe before 1648 and more recently in northern ireland. rather than a matter of policy disputes, partisan differences become more tribal and engender hatred of the other side by all the members of the group. thus partisans begin to separate themselves, reject the marriage of their children to those of the other side, and recently in the U.S. even begin to depend on different sources of information which support different views of reality. While the rejection of the other side occurs in both groups, the division in the u.s. has been particularly asymmetrical. As the republican Party increasingly endorsed the Southern Strategy and white majority interests, the party’s approach to governance was also radicalized by the Gingrich-led republican revolution in Congress and popular movements such as the Moral Majority, Tea Party and No-Tax Pledge. the result over the last decade was the virtual disappearance of bipartisan cooperation in Congress and thus the potential of either party to enact reform legislation without a supporting majority in both chambers all but disappeared.

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Given the slim Democratic majority that the biden administration can call upon in Congress, the potential for a wave of Progressive-like policies to make an upswing would also seem quite limited. However, the Biden emphasis on unity, non-combative approach to governing, and the broad policy appeal of the programs he is proposing seem to have the potential for building policy based bridges to at least a few on the other side and thus start breaking down sectarianism. For instance, the approach taken to the Pandemic emphasizes providing opportunities for access to vaccines and support for reopening the economy, rather than the imposition of rigid enforcement of restrictions that the other side has demonized and tried to make partisan. Respect for front line workers and so many examples of willingness to sacrifice for others builds trust and restores a sense of common purpose.

The original COVID-19 stimulus package (American Recovery Act) was endorsed by a margin of 65% in favor to 31% opposed, and since its passage the clear impact on spurring economic growth and job creation has increased its popularity. The $2 trillion American Jobs Plan was at first reported to have only lukewarm support of a 49 to 41 percent plurality, but as details of the program

Lo que Separa a los Estadounidenses

viene de la página 4 gresismo fue revivido por el New Deal y la cruzada nacional por la segunda Guerra Mundial —y que culminó con la expansión de la educación superior, el sistema nacional de carreteras, la revolución de los derechos civiles y amplio progreso social de las décadas de 1950s y 1960s.

En realidad la Administración biden no se presenta como un renacimiento del Progresismo. Figuras clave asociadas con su campaña, y ahora su administración, pueden ocasional-

emerged favorability rose from 52 to 58% and opposition declined. then pollsters started to ask about the program in detail by specifying the infrastructure activities, such as repair of roads and bridges and expansion of internet access, and the approval ratings jumped to 68% support and just 29% opposed. In like fashion, a small majority first endorsed the $1.8 trillion American Families Plan until the details were explained in mid-April when the favorable score rose to 64% and unfavorable dropped to 34%. Even the Biden plan for raising the needed funds through tax increases won a more than two to one seal of approval with about two thirds of respondents voicing affirmation. Each of the measures advanced by the Biden administration reflects public interest in the community-spirited programs of the Progressive movements that led the upswing of the first half of the 20th century. These contrast to more individualist policies behind the societal decline and increasing polarization of the last sixty years. While the path for an upswing will certainly be contested by mente describir sus acciones y políticas como progresistas, sin una referencia explícita o intencional a los movimientos progresistas históricos o la extensión hipotética que se hace aquí. Sin embargo, un detenido examen de las propuestas de biden destaca muchos de los valores e incluso políticas específicas relacionadas con el Progresismo. Por ejemplo, la pieza central de la nueva administración del presidente Biden es la campaña dirigida por el gobierno federal contra la pandemia COVID-19. En contraste con el enfoque de laissez faire de Trump, ahora el enfoque se asemeja a los típicos programas de salud pública, protección del consumidor y redes de seguridad social de Fair Deal y New Deal para agricultores, tercera edad y otros. Ése es el tipo de planteamiento —centrado en la comunidad— que confirma el valor de la acción colectiva e invoca la memoria de otras épocas de “el nosotros” en la historia estadounidense. De manera similar, la propuesta de Biden para la renovación de la infraestructura financiada mediante impuestos al rico y a las corporaciones invoca las políticas de Woodrow Wilson y la introducción de un impuesto graduado sobre la renta. El proyecto de ley H.r.1 For the People Act y la Ley de Derecho Electoral John R. Lewis —que ahora se están impulsando en el Congreso— fomentan y protegen los derechos de los electores y reflejan la progresiva expansión del sufragio a principios del siglo XX. El énfasis en la energía limpia de la Administración biden se remonta a la conservación de recursos naturales de teddy roosevelt —quien también fue un pionero de

the Republican opposition in Congress, the biden approach to reviving bipartisan support through popular appeal certainly shows potential and already virtually transformed a majority of independents into Democratic sympathizers. the richness of detail in Putnam accounts of popular involvement in and enjoyment of political, economic, social and cultural achievements during the last upswing suggest that once underway, momentum will build to sustain further reform. the hope he hinted might lead to a new upswing and the appeal of the more just, equitable and engaged society it represents certainly seems more attainable now.

As the American people increasingly insist on responsiveness to their interests rather than the pursuit of sectarian squabbles, partisan alignments in Congress will shift even more as they have before. Putnam’s study is thus revealed not only as a remarkable scholarly achievement, it is also a beacon for real hope during troubled times.

la reforma policial, que ahora se busca en la ley ‘Justicia en Gestion Policíal de George Floyd’. El Plan de la Familia Estadounidense de biden que incluye universidad comunitaria gratuita y pre-educación infantil sugiere una moderna extensión del movimiento de educación progresiva inspirado por John Dewey. La única área en la que el equipo de biden va más allá del progresismo se relaciona con la justicia racial. Sin embargo, incluso aquí, la iniciativa de biden podría entenderse como un avance en el respaldo del Progresismo a la igualdad de oportunidades que luego fue traicionada por la práctica “separados pero iguales” impuesta por la segregación.

La polarización política y la débil mayoría demócrata en el Congreso se perfilan como los mayores obstáculos para la promulgación e implementación de la ambiciosa agenda de la Administración biden. Las recién publicados conclusiones de Finkel y sus colegas revelan cómo el tribalismo partidista en Estados unidos ha ido adquiriendo, cada vez más, las características de los conflictos sectarios como los que hoy existen entre los musulmanes sunitas y chiitas en el Medio oriente y los cientos de años de luchas entre católicos y protestantes en Europa antes. 1648 y más recientemente en irlanda del norte. Más que una cuestión de disputas políticas, las diferencias partidistas se vuelven más tribales y engendran odio hacia el otro lado por parte de todos los miembros del grupo.

Así, los militantes comienzan a separarse, rechazan el matrimonio de sus hijos con los del otro lado y, recientemente, en Estados Unidos incluso comienzan a depender de diferentes fuentes de información que apoyan diferentes visiones de la realidad. si bien el rechazo del otro lado ocurre en ambos grupos, la división en Estados unidos ha sido particularmente asimétrica. A medida que el Partido republicano respaldaba cada vez más la Estrategia Sureña y los intereses de la mayoría blanca, el enfoque del gobierno del partido también fue radicalizado por la revolución republicana liderada por Gingrich en el Congreso y movimientos populares como la Moral Majority, el Tea Party y No-Tax Pledge. El resultado durante la última década fue la virtual desaparición de la cooperación bipartidista en el Congreso y, por lo tanto, el potencial de cualquiera de los partidos para promulgar leyes de reforma sin una mayoría de apoyo en ambas cámaras prácticamente desapareció.

Dada la exigua mayoría demócrata a la que la Administración biden puede apelar en el Congreso, la posibilidad de una ola de políticas de tinte progresista para lograr un repunte también parecería bastante limitado. Sin embargo, el énfasis de Biden en la unidad, la línea no-combativa del gobierno, y el amplio atractivo político de los programas que propone, podrían resultar en puentes de política común para al menos unos pocos en el otro lado —y así comenzar a romperse el sectarismo. Por ejemplo, el enfoque adoptado para la pandemia hace hincapié en brindar oportunidades de acceso a las vacunas y apoyo para la reapertura de la economía, en lugar de imponer una aplicación rígida de las restricciones que la otra parte ha demonizado y tratado de hacer partidista. El respeto por los trabajadores de alto riesgo, y tantos ejemplos de disposición a sacrificarse por los demás, genera confianza y restaura un sentido de propósito común.

El paquete original de estímulo COVID-19 (Ley de Recuperación Estadounidense) fue respaldado por un margen del 65% a favor frente al 31% en contra, y desde su aprobación, el claro impacto en el impulso del crecimiento económico y la creación de empleo ha aumentado su popularidad. Al principio se informó que el Plan de Empleo Estadounidense de 2 billones de dólares tenía solo un tibio apoyo, con una pluralidad del 49 al 41 por ciento, pero a medida que surgieron los detalles del programa, la favorabilidad aumentó del 52 al 58% y la oposición disminuyó. Luego, los encuestadores comenzaron a preguntar sobre el programa en detalle al especificar las actividades de infraestructura, como la reparación de carreteras y puentes y la expansión del acceso a Internet, y los índices de aprobación aumentaron al 68% de apoyo y solo el 29% se opuso. De la misma manera, una pequeña mayoría respaldó primero el Plan de Familias Estadounidenses de $1,8 mil millones hasta que se explicaron los detalles a mediados de abril, cuando el puntaje favorable aumentó al 64% y el desfavorable cayó al 34%. Incluso el plan de biden para recaudar los fondos necesarios a través de aumentos de impuestos ganó un sello de aprobación de más de dos a uno y alrededor de dos tercios de los encuestados expresaron su afirmación.

Cada una de las medidas adelantadas por la Administración biden refleja el mismo interés público que los programas de espíritu comunitario de aquellos movimientos progresistas que liderasen el auge de la primera mitad del siglo XX. Estos contrastan con las políticas más individualistas que, por los últimos sesenta años, han resultado en el actual deterioro social y la creciente polarización. Si bien el camino hacia la recuperación, ciertamente, será minada por la oposición republicana en el Congreso, la persistencia de biden de querer revivir la colaboración bipartidista a través de políticas de atractivo popular ciertamente muestra potencial —y ya prácticamente transformó a la mayoría independiente en simpatizantes demócratas.

La riqueza de detalles en los relatos de Putnam sobre la participación popular y el beneficio de los avances políticos, económicos, sociales y culturales durante la última fase alcista sugiere que, una vez en marcha, se generará un impulso para sostener nuevas reformas. La esperanza que insinuó podría conducir a un nuevo repunte y el atractivo de la sociedad más justa, equitativa y comprometida que representa ciertamente parece más alcanzable ahora.

A medida que el pueblo estadounidense cada vez más insiste en que se responda a sus intereses en lugar de perseguir disputas sectarias, las alineaciones partidistas en el Congreso cambiarán aún más como lo han hecho antes. Por lo tanto, el estudio de Putnam se revela no solo como un notable logro académico, sino que también es un faro de esperanza real en tiempos de incertidumbre. .

Escuelas de Escribas: De Adapa a Adán

viene de la página 24 cada cultura individual cambió y se desarrolló a lo largo de sus respectivas historias”8. Por ejemplo, se ha sugerido que Santiago —de la comunidad de Jerusalén— pudo haber usado un escriba de habla griega para “pulir” su griego en su epístola en el Nuevo Testamento9 .

Así, podemos comprender más fácilmente cómo los textos cambiaron a través del proceso de difusión y asimilación de una cultura a otra. Parafraseando a Alexander Heidel, podemos fácilmente postular que los compiladores y redactores de escribas asirios modificaron y elaboraron la historia de Adapa babilónica con el resultado de que las últimas recensiones difieren de las versiones anteriores10 .

El pecado de Adapa, que fue una ofensa contra la naturaleza, se convirtió en el pecado moral del Adán hebreo5 .

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