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2.1. El Reino

Pero el pensamiento político tenía también que deslindar dos temas centrales entremezclados en un esquema común de valores: La idea del individuo frente a la idea de la universalidad, la idea del gobierno y su relación con el hombre.

La idea del individuo partió en la solución del problema personal privado, ético ligado a las polis, diseñado por los griegos. La idea de la universalidad se inicia en el criterio de la igualdad de todos los hombres sin distingo que comienza a difundir los grupos religiosos. Pero ante quien: ante Dios o la Ley.

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A comienzos de nuestra era se acentuó entre las clases más distintas de la sociedad romana la tendencia a buscar olvido y consuelo en la relación con Dios omnipotente que posibilite la inmortalidad personal. Contribuye a ello, la proliferación de doctrinas religiosas, las funciones hierocráticas, cultos y misterios que invaden Roma. Entonces, a tenor de estas posiciones se resolverán los problemas y en las concepciones socio-urbanas se adentrará el colorido religioso.

La idea de la ciudadanía y la extranjería se fue definiendo en la proporcionalidad directa en que, al calor de las fuerzas monárquicas, definan los ámbitos de su poderío económico y territorial, y consagraban como status jurídico un sistema de deberes y derechos a los naturales y el Estado se comprometía a respetarlos.

2.1. El Reino. -

Esta obra de interpretación y readaptación del segundo asunto exige mucho tiempo y recibió contribuciones de todas las Escuelas Filosóficas, notándose una fuerte influencia del estoicismo en el espíritu legalista de los romanos.

Inicialmente, Alejandro Magno pretendió buscar la concordia entre los griegos y romanos, pero la desmembración del imperio, posterior a su muerte, hizo que gran parte de las ciudades y las diversas confederaciones del mundo antiguo se sometieran al establecimiento de la monarquía.

La monarquía ya había sido conocida por los macedonios, los egipcios y los persas; los griegos conocían de ella, pero le daban un tratamiento académico más que político. Así pues, la monarquía resulta siendo la forma, por el momento, más capaz de unir a griegos y bárbaros, siendo concebidas para ser estables, definidas y en donde los reyes eran la única fuerza capaz de cohesionarlos.

La herencia egipcia y griega de la divinidad del rey quedó consagrada por la fuerza del factor religioso y desde el momento en que Alejandro se consagra como

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