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IV. RACIONALISMO Y LA ILUSTRACION ARQUITECTONICA

proceso de acumulación capitalista y consiguientemente, de un cúmulo de conflictos y de segregación social.

Es ver también como el ancestral y contemplativo naturalismo pastoril de antaño pasa ahora a tener un rol ideológico importante, y en la cual, la actividad artística, el diseño el “amor a la naturaleza”, etc., son elementos ético-pedagógicos que entran a desplazar cualquier forma de explicación sociológica del asunto.

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La presencia del jardín en y desde la ciudad es una falsa valoración del papel de la naturaleza en el desarrollo de la sociedad ya que tiende a negar la contradicción ciudad y campo en los países tercermundistas.

IV. RACIONALISMO Y LA ILUSTRACION ARQUITECTONICA.

En los países de la Europa Occidental el Capitalismo se iba convirtiendo en la Formación Económica dominante, y por lo tanto, la burguesía se constituyó en su fuerza social motriz que divulgaba las posiciones más radicales a favor de las ciencias naturales, del materialismo contra el naturalismo clásico. Y, al analizar la ciudad como el lugar donde debía ejercitarse la democracia, las libertades individuales, tuvieron una doble dimensionalidad: de un lado, analizaron cuestiones enteramente súper estructurales, y de otro, los profesionales de la arquitectura inspirados en igual ideología abordaron asuntos más de fondo.

Las ideas racionalistas de Roger Bacón y Renato Descartes, que recuperan la duda como elemento de partida, confirmación y sustento de la metodología experimental, fueron quienes inspiraron el debate de algunos temas metodológicos de la arquitectura.

Carlos Mostesquieu, sustentó la teoría que la naturaleza y la sociedad se gobiernan por leyes separadas y naturales. Su análisis sobre las normas legales de varias naciones lo condujo a concluir que ellas eran resultantes de las propias condiciones de vida de las ciudades donde se legislaban, antes que ser acuerdos formales entre los hombres – criterio sostenido por J. J. Rousseau. Ellas eran también elementos determinantes de cuatro tipos de relaciones entre los hombres: la de necesidad de paz, la necesidad de compañía, de hambre, y la de atracción sexual. Dichas asociaciones, al constituirse en leyes sustentaban a su vez cuatro formas gubernamentales: la democracia, la aristocracia, la monárquica o el despotismo. Así mismo, para él, el desarrollo de las ciudades y los pueblos se debía al clima, al suelo, a la extensión del territorio y al papel de las vías de comunicación para desarrollar la economía de ellas.

El pensamiento sociológico de Montesquieu será fuente de la corriente sociológica-geográfica.

Francisco Voltaire, materialista inconsecuente, criticó acremente a la religión, se declaró partidario del republicanismo y defensor de la democracia, consideraba que la ciudad era el lugar propicio para el ejercicio de las libertades individuales, que el comercio es su actividad fundamental y sobre la cual deben girar todas las demás.

Paralelamente a este periodo de la ilustración francesa, se producirá también la ilustración arquitectónica, y cuya influencia perdurará hasta fines del 1800. En este lapso, los arquitectos transitaron el camino de la filosofía, de la ideologización y la politización en el deslinde teórico y perfil de su quehacer científico.

Así, M. Quatremare de Quincy será quien introduzca la palabra Arquitectura en al Enciclopédie Methodique, y de ella dirá: “Entre todas las artes, esos frutos del placer y de la necesidad que el hombre ha reunido para ayudarse a soportar las penas de la vida y para transmitir su recuerdo a las generaciones futuras, no podríamos negar que la arquitectura deba ocupar uno de los puestos más distinguidos. Considerada sólo desde el punto de vista de la utilidad, se sitúa sobre todas las artes. Conserva la salubridad en las ciudades, cuida la salud de los hombres, asegura sus propiedades, trabaja sólo para la seguridad, el reposo y el buen orden de la vida civil”.

Acorde con las postulaciones del pensamiento liberal burgués contemporáneo, el autor de la definición, abandonará los anteriores criterios naturalistas, situará a la arquitectura sólo por condiciones de utilidad, por encima de todas las artes, y aunque, con un realismo un poco pragmático, asigna a esta rama un profundo rol social: cuidar de la salubridad, la propiedad, etc.

De otro lado, con el propósito de integrar la ciudad a las nuevas condiciones sociopolíticas, otros arquitectos, se encargarán de entablar un arduo debate acerca de la conservación o no del viejo orden de los detalles. Sin embargo, lo más claro de la inteligencia de la ilustración arquitectónica, será quien advierta el peligro que surge ante el abandono definitivo del carácter orgánico de la forma urbana. Desde ese momento, el ideal de totalidad y universalidad entrará en crisis.

Los siguientes filósofos –arquitectos procedieron a ver sus asuntos cognoscitivos desde una perspectiva “externa” y así describieron su propia área de estudio – lo arquitectónico será lo singular, lo especifico y lo urbano comprenderá la totalidad o universalidad, definirán su vocación científica – ya sea como un instrumento de equilibrio social, o bien como, la ciencia de la satisfacción de la sensorialidad más urgente del hombre, y finalmente, procedieron a diseñar una serie de propuestas

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