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VI. LA SOCIOLOGIA POSITIVISTA Y EL URBANISMO
opción sienta las bases para el surgimiento de ciencias tales como: “Física social”, “Energetismo-social”, etc. con las cuales se pretende aplicar mecánicamente las leyes de la naturaleza a la sociedad y a ponderar las ciencias naturales sobre las sociales.
Este enfoque planteado en la perspectiva de la Sociología Urbana, impide, además, un conocimiento estructural del fenómeno urbano, vista desde un ángulo metodológico dialéctico, que nos abre un abanico bastante amplio para conocer la realidad.
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VI. LA SOCIOLOGIA POSITIVISTA Y EL URBANISMO.
En medio de un conjunto de condiciones inherentes al desarrollo inicial del capitalismo, la burguesía pasó a convertirse en la clase social dominante y a imponer su explicación sobre el mundo social.
En esas circunstancias, el profesor tecnológico francés Augusto Comte (17981857) fundó la Escuela Filosófica del Positivismo; filosofía cuya esencia consiste en la conciliación conceptual de los aspectos más saltantes, más objetivos (positivos) de todas las filosofías en una sola doctrina que estudie la naturaleza y la sociedad.
Por lo tanto, había que configurar una ciencia omniconceptual, cúspide científica de todo el pensamiento filosófico del hombre; para ello, acuño el término sociología, uniendo la raíz latina “Socius”, sociedad, a la griega, “logos” estudio; tratado. Y cuya significación literal sería la ciencia del estudio de la sociedad.
Para él, la sociología tendría por objeto el “estudio positivo del conjunto de leyes fundamentales propias de los fenómenos sociales”. A ella la llamó también, como la ciencia de la “física social”, en razón que, él concebía que los hombres se unen por leyes biológicas, físicas, espirituales o culturales de estricto carácter natural, situación que los obliga a mantener vínculos de sociabilidad para así conservarse en movimiento y llegar al máximo grado de concreción y complejidad objetiva del universo: la sociedad.
Pero, como no podía ser de otra manera, esta forma materialista de pensar, más tarde se dilató en un mar de abstracciones prácticamente metafísicas. Insistía en la tesis idealista que solamente conocemos los fenómenos y que su conocimiento es relativo. Tal relatividad se manifiesta de dos maneras: primero, la ciencia positiva nos puede demostrar la relación de homogeneidad y sucesión de las cosas entre sí gracias al método descriptivo, pero no las causas absolutas de las cosas, ni su naturaleza íntima, en las cuales tienen lugar sus relaciones; segundo, todo nuestro sistema de