Orientación psicopedagógica: una tarea sistémica y compleja

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El psicopedagogo actúa frente a una realidad compleja y sistémica, por lo que su actuación debe tener las mismas características. El profesional debe conocer acerca de temáticas, modelos, agentes y contextos para lograr una actuación eficaz.

Orientación psicopedagógica: Una tarea sistémica y compleja

Profesor: Lic. Juan José Azurdia Turcios

Ciudad de Guatemala Año 2015


Orientación psicopedagógica: una tarea sistémica y compleja Por: Profesor Lic. Juan José Azurdia Turcios Universidad de San Carlos de Guatemala, Escuela de Ciencias Psicológicas Guatemala 2015 Resumen: el presente ensayo constituye evidencia de aprendizaje del módulo Modelos de Intervención Psicopedagógica del Sistema de Formación Docente (SFPU) de la Universidad de San Carlos de Guatemala y la Atlantic International University (AIU) en el documento se versará sobre los distintos elementos que hacen de la orientación e intervención psicopedagógica, una tarea compleja y sistémica que demanda del psicopedagogo un enfoque de las mismas características para que su acción sea eficaz. Palabras clave: Modelos, agentes, contextos, áreas, psicopedagogía. La orientación psicopedagógica debe comprenderse como un proceso integral. En su artículo acerca de los modelos psicopedagógicos Henelao López, Ramírez Nieto, & Ramírez Palacio, (2006: p. 219) hacen referencia a una clasificación similar a la de Bisquerra (2005: p. 6) que organiza la concepción de la intervención en cuatro grandes componentes: modelos, áreas, componentes y agentes. En nuestra disciplina se entiende por modelo el «diseño para conceptualizar la naturaleza de una actividad psicopedagógica» (Repetto, 2002: 223 en Sanchiz Ruiz, 2009: p.85) es decir un objeto que otorga una pauta u orientación para la actuación según sus actores y ejes. Los principales modelos de intervención psicopedagógica son tres: el modelo clínico, de programas y de consulta (Sanchiz Ruiz, 2009). El modelo clínico tiene una estrecha relación con la psicología clínica, sin embargo se diferencia de esta porque se prioriza como método de abordaje para favorecer la eficiencia del proceso de enseñanza-aprendizaje, mientras que la psicología clínica prioriza la resolución de conflictos internos de la persona, relegando a un segundo plano el aprendizaje. La Asociación Británica para el Counseling (British Association for Counseling, 1992: 17 en Sanchiz Ruiz,

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2009: p 87) define el counseling como «la utilización hábil y fundamentada de la relación y la comunicación, con el fin de desarrollar el autoconocimiento, la aceptación, el crecimiento emocional y los recursos personales». Este modelo se caracteriza por ser individual y directo pues el consejero trabaja con el aconsejado sin intermediarios. El principal exponente de este modelo es Carl Rogers a través de su terapia centrada en el cliente. Al ser una especie de terapia individual, su método de trabajo conlleva las fases básicas de un tratamiento: evaluación o diagnóstico, planeación de la intervención, aplicación de la intervención y seguimiento de la intervención. Para aplicar estas fases es importante que el consejero tenga pericias de entrevistador y conocimientos básicos de procesos psicológicos. Rogers (1977) en su obra El proceso de convertirse en persona, expone las tres actitudes terapéuticas que todo consejero debe aplicar durante el counseling para garantizar un buen proceso que beneficie al aconsejado: aceptación incondicional, autenticidad y empatía. El modelo de consulta se define como “una acción indirecta de carácter preventivo y de desarrollo, posibilitando la adquisición de conocimientos y habilidades para resolver problemas” (Henelao López, Ramírez Nieto, & Ramírez Palacio, 2006: p. 220) este modelo se caracteriza porque el psicopedagogo no interviene de manera directa sino a través de un mediadior. Sus ejes son indirecto, externo, preferentemente grupal y preventivo. Es uno de los modelos más utilizados por organizaciones no gubernamentales (ONG) al detectar una necesidad institucional para la que no se cuenta con el personal especializado dentro de la institución. Por ello se busca un agente externo quien a travéz de las fases de este modelo: establecimiento de la relación de consulta, evaluación diagnóstica, análisis de posibilidades y entrega de la propuesta oienta y realiza su intervención. En este modelo el consultante no es necesariamente quien aplica el programa que entrega a la institución. Por ejemplo si se tratara de una escuela de padres para una ONG que cuenta con cinco sucursales, el consultante acordará en la fase de establecimiento de la relación que su intervención consistirá en estructurar un programa, por medio de un documento escrito, que contenga la metodología de la

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escuela de padres solicitada, para que los encargados de cada una de las cinco sucursales lo ejecuten como parte de sus funciones. Por otra parte, el modelo de programas se caracteriza y diferencia de los otros porque: es directo, grupal, preferentemente interno y preventivo (Bisquerra, 2005: p.4). Las fases de aplicación de este modelo son similares a las del modelo de consulta, con la característica de que tiene mayor relación con la actividad educativa convencional. Para la elaboración de un modelo de programas, se ha de partir de una propuesta o evaluación diagnóstica para proceder a la realización del programa, su ejecución y evaluación. Un ejemplo de ello es la aplicación del programa de escuela para padres que se mencionó en el modelo de consulta. Para aplicarlo debe realizarse la adecuación pertienente a la sucursal específica, planificar las actividades y recursos para su ejecución y evaluar los efectos del mismo en la población para indicar su efectividad. Además de los modelos de orientación e intervención, el psicopedagogo deberá reconocer las áreas de intervención. Estas se refieren a campos de conocimientos específicos de la psicopedagogía dentro de las que se desempeña el psicopedagogo. Estas áreas de intervención han recibido diversos nombres como ámbito temático, dimensiones, aspectos, problemas, campos de interés, etc. (Bisquerra, 2005, pág. 4). Las principales áreas de intervención en psicopedagogía son: área de la orientación escolar, área de la orientación profesional y área de la orientación personal (Repetto, 2002: 156 en Sanchiz Ruiz, 2009, pág. 135). En este punto el lector podrá darse cuenta de la complejidad de la intervención psicopedagógica tanto en modelos como áreas, pues bien, esta complejidad corresponde con la complejidad misma del ser humano. Una adecuada intervención psicopedagógica es integral, no sería correcto priorizar un área en detrimento de la otra pues todas las áreas están interconectadas. Cada área de intervención comprende diversas temátias, por ejemplo el área de desarrollo escolar, implica la vida académica de la persona, es decir, el psicopedagogo deberá conocer acerca de didáctica, pedagogía, competencias, planeamiento didáctico, evaluación de los aprendizajes, estilos cognitivos, estilos de personalidad, metacognición, dificultades y

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problemas del aprendizaje y estrategias de enseñanza y aprendizaje. En el área de desarrollo personal se priorizan todos las competencias que requiere tener una persona para ser un buen ciudadano, En Europa, en el seno del Parlamento Europeo, se adoptó en el año 2004 un programa de trabajo denominado Education and Training 2010, en el cual se insiste en la necesidad de que todos los ciudadanos de los Estados miembros sean equipados con las competencias necesarias para desarrollar estrategias de aprendizaje para la vida. (Sanchiz Ruiz, 2009, pág. 157) estas son:

1. Comunicación en la lengua materna. 2. Comunicación en los idiomas extranjeros. 3. Capacidad matemática y capacidades básicas en ciencia y tecnología. 4. Capacidad digital. 5. Aprender a aprender. 6. Capacidades interpersonales, interculturales y sociales y capacidad cívica. 7. Espíritu emprendedor. 8. Expresión cultural. Estas competencias generarán ciudadanos más conscientes y con mejores relaciones humanas. En Guatemala, aún no existen estas iniciativas, sin embargo existen esfuerzos extrangeros por parte del Proyecto Tunning Améica Latina para promover algunas competenias genéricas. Este proyecto busca armonizar las competencias genéricas y específicas para la titulación de profesionales egresados de instituciones de Educación Superior (Rodriguez Cárdenas, y otros, 2013). Sin embargo, es necesario difundir aún más los perfiles del proyecto a todos los niveles de la Educación tanto pública como privada hasta que su ejercicio llegue al nivel más alto de concreción: el aula de clase. La orientación para el desarrollo profesional u orientación para la carrera se refiere a la orientación que necesita la persona, a lo largo de la vida, para hacer una elección vocacional. La importancia de esta orientación radica en que se debe procurar la coherencia entre el

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autoconcepto y la elección vocacional, esto puesto que la persona elige determinada carrera porque le atribuye a esa profesión características de su propia personalidad (Sanchiz Ruiz, 2009, pág. 178). Dado este principio es que todos los métodos de orientación vocacional como el desarrollo de la carrera a travéz del currículum de Hansen, el programa comprensivo de orientacion de missouri (mcgp) basado en los trabajos de Gybers, la activacion del desarrollo vocacional y personal (advp) de Pelletier y Bujold, ¡tengo que decidirme! De Álvarez Rojo, métode-bach método para la toma de decisiones académicas y profesionales en el bachillerato de Benavent Oltra y otros, muestran entre sus fases el autoconocimiento como primer paso para la orientación. Una cuarta área temática, no reconocida por consenso, es la atención a la diversidad. Esta atención desde el ámbito de la educación alcanza sus niveles de concreción más altos en las adecuaciones curriculares, que según el Ministerio de Educación de Guatemala pueden ser de dos tipos: de acceso al currículo o de elementos básicos del currículo (MINEDUC, 2009, pág. 6). Las adecuaciones de acceso al currículo comprenden las adecuaciones físicas según las necesidades de cada estudiante, pueden ser artículos personales, materiales especiales u organizativos. Un ejemplo de adecuaciones de acceso al currículo puede ser la mejora en la accesibilidad por medio de rampas, amplitud de pasillos y servicios sanitarios, mejora en la ventilación, iluminación, etc. Por otra parte las adecuaciones de acceso al currículo consisten en la modificación de no más del 20% de la planificación didáctica puesto que exceder este porcentaje implicaría realizar una reestructuración o rediseño curricular. Según la Guía de adecuaciones curriculares para estudiantes con necesidades educativas especiales, los elementos que pueden adecuarse son: la metodología, los indicadores de logro y la evaluación de los aprendizajes, nunca podrán modificarse, de ninguna manera, las competencias indicadas por grado. Hasta este punto se ha hecho una revisión de dos de los cuatro elementos de la intervención psicopedagógica: modelos y áreas. Sin embargo el psicopedagogo, para intervenir de manera eficaz, debe conocer los contextos de la orientación e intervención, es decir, el escenario en el

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que se actúa: educación formal, medios comunitarios y organizaciones (Bisquerra, 2005, pág. 6). Para realizar esta clasificación de contextos, se debe partir del principio de que el ser humano necesita orientación e intervención a lo largo de toda su vida, sin embargo esta será distinta dependiendo de la fase del ciclo vital en la que se encuentre. Por ejemplo, la orientación será en el contexto educativo cuando la persona transite su vida estudiantil, en cualquiera de los niveles existentes. La orientación se dará en el ámbito laboral cuando ejercite la elección vocacional en alguna empresa. Cabe aclarar que una misma persona puede formar parte de más de un contexto, siendo el común a los anteriormente expuestos el contexto comunitario. El cuarto componente de la orientación e intervención psicopedagógica consiste en los agentes de dicho proceso: orientadores, profesores, familia, agentes sociales, etc. Estos cambiarán según el contexto en el que se actúe. Podrían agregarse también capacitadores, logopedas, educadores especiales, trabajadores sociales, tutores, profesores, directivos, administrativos, líderes comunitarios, etc. Esto evidencia un rasgo importante de la orientación e intervención: es un proceso participativo (Bisquerra, 2005, pág. 7), por lo cual el psicopedagogo debe desarrollar adecuadamente sus habilidades para la vida: comunicación eficaz, negociación, debate, resolución de conflictos, etc. En conclusión, la orientación e intervención psicopedagógica es un concepto amplio e integral que aborda modelos, áreas, contextos y agentes. Esta complejidad o visión sistémica corresponde a la realidad misma, de tal forma que nunca se brinda dos veces la misma orientación.

Referencias Bisquerra, R. (2005). Marco Conceptual de la orientación psicopedagógica. Revista mexicana de orientación educativa, III(6), 2-8. Henelao López, G. C., Ramírez Nieto, L. Á., & Ramírez Palacio, C. (2006). ¿Qué es la orientación psicopedagógica?: Principios y componentes. Estudios clínicos y sociales en psicología, 215-226.

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MINEDUC. (2009). Guía de adecuaciones curriculares para estudiantes con necesidades educativas escolares. Guatemala: DGEE. Rodriguez Cárdenas, D. E., Corral Ruso, R., Cruz Murcia, R. A., Echeverría Herrera, E. I., Garborit, M., González de Lezcano, M. A., . . . Camaño, P. d. (2013). Tuning América Latina. Educación superior en América latina. Reflexiones y perspectivas en psicología. (D. E. Rodríguez Cárdenas, Ed.) Bilbao: Universidad de Deusto. Rogers, C. (1977). El proceso de convertirse en persona. Paidós. Sanchiz Ruiz, M. L. (2009). Modelos de orientación e intervención psicopedagógica. España: Publicacions de la Universitat Jaume I.

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