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ESTOY PENSANDO Un nuevo libro en SoopBook

ELBA GERTRUDIS MAZZEO

Sobre este libro Este es un libro creado en SoopBook.es Si quieres ver el libro en formato web y poder disfrutar de las opciones ampliadas como comentarios, mapa de navegaci贸n, etc. puedes hacerlo a trav茅s del siguiente enlace: ESTOY PENSANDO Licencia: cc-by-nc-sa Edici贸n 4 - 7 febrero 2014

Autor:

ELBA GERTRUDIS MAZZEO ESCRITORA POESIA Y NOVELAS,PROFESORA DE PIANO,MAESTRA JARDIN DE INFANTES,COMERCIANTE,JUBILADA.

Presentaci贸n ESTOY PENSANDO

¿QUÉ?

La acción de pensar nos obliga a repensar lo que sea. Vivimos pensando, se me ocurre que hasta dormidos. El cerebro humano está condicionado para ello, somos seres pensantes así muchos lo subestiman, lo ignoran, o simplemente obran a lo animal, por instinto.

Nunca sabremos que pensábamos de recién nacidos o la primera infancia. Se dice que los infantes sueñan con angelitos. ¿Vienen al mundo ya instruidos sobre esos seres espirituales que no se dejan ver? ¡Vaya a saber! Tal vez algún día algún científico sienta interés por sondear algunas de esas mentes. ¿Qué? Sí, qué… qué habré pensado a mis dos, tres o cuatro años… No lo sé. Viene a mi mente un vago recuerdo como el de un sueño vívido. Yo estaba dentro de ese sueño y era una más entre multitud de niños que permanecían quietos observando a una pareja de personas. Un hombre y una mujer. Altos para nuestra pequeñez, vestían de negro sus cuerpos delgados.

Nos rodeaba un cielo gris. Parados sobre algo semejante a una nube plana flotando en el espacio infinito, los mirábamos en mudo silencio. Nadie hablaba ni lloraba, tampoco reían ni hacían cosa alguna, más que mirarlos a ellos.

Así estaba, como a la espera de algo por venir sin saber, ¿qué? Fue entonces cuando ese algo me conmovió y me sentí empujada hacia un vacío sin fin. A mi mente viene mi primera angustia, no quería salir de aquel lugar. ¿Por qué yo y no otro de los tantos pequeños que estaban ahí?

No hubo retorno, la nada se suma a más de nada. Pienso… ¿y si fuese un recuerdo del tiempo gestándome dentro del útero de mi madre? La expulsión… el parto… tal vez. ¿Acaso fuera mi alma enviada a convertirse en la custodio de mi ser…?

Las conjeturas pueden ser diversas. Los vericuetos de la mente son impredecibles, misteriosos… jamás lograremos rescatar qué, se preguntaban nuestras mentes en la primera etapa de la vida. Es habitual escuchar que los niños comienzan a pensar y retener en la memoria después de los tres años y eso lo creo. ¡Tantos recuerdos me asaltan de mis descubrimientos sobre mi entorno! Ver titilar las luces de un letrero, estando en brazos de una abuela es lo primero que viene a mí. ¡Luces! ¡Luces! La luz fue una obsesión en mi vida… pero será para relatar en otro capítulo.

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CUANDO PASE ESTE DÍA 16 DE OCTUBRE DE 2013. ¿A quién le importará esta fecha? A nadie… sólo a mí. En el año 1960 nacía mi segundo hijo… hoy cumpliría 53 años…

No puedo evitar pensar en cómo sería si viviese. Murió antes de sus cuatro años y vive en mi corazón por siempre.

Lo recuerdo un niño bello, alegre, inteligente y sufrido. Nunca me resigné con su destino y en estas fechas que fluyen del almanaque, mi ser junto a mi alma lloran. En mis pensamientos lo imagino un hombre junto a mí. Cuidándome, haciéndome feliz… Son destinos…

Era un domingo “Día de las Madres”… y llegó como otra bendición. Este día no cae siempre igual cada año, por ser el tercero del mes. Él tenía que nacer en un día especial… porque era un ángel vestido de ser humano. Llegó a mi vida para hacerme sentir qué es el verdadero dolor, para aprender a rogarle a Dios por su vida, para entender que mi familia también sufría y me necesitaban…

No puedo evitar pensar que fue injusto perderlo de ese modo, verlo sufrir por un mal congénito________________________________Mi deseo fue traer un ser más a nuestras vidas para llenar mi hogar con sus risas y sus voces, para que su hermano tuviese un compañero de juegos, tal vez, un compinche en los años por venir, que no existieron para ninguno de los dos.

Los pensamientos trayendo recuerdos en este día me hacen mal. No quisiera pensar. Este trance es una carga muy pesada sobre mis espaldas. Me aplasta, me mutila… quiero salir de este estado y no pensar tanto en él. Entonces me descargo escribiendo, lo mismo hay que seguir pensando para hacerlo. ¿Será mejor dormir… ?

Me pregunto porqué nos instalaron la facultad del pensamiento. Siento que no es muy beneficioso pensar tanto. De la mañana a la noche pensamos sin descanso y… muchos lo ignoran, pero ese cansancio, esas broncas, esos temores…. los provoca nuestra mente pensante, hasta las enfermedades.

Mientras tanto, el tiempo pasa indiferente. Ahí están los almanaques para recordarnos la historia de cada día, que se siente vacía cuando nos faltan los seres tan queridos.

“Una vez tuve un ángel y lo perdí…” dije, cuando partió hacia el infinito. Pasando el tiempo es un poco más de lo mismo, no puedo dejar de pensar en él. No quisiera ser yo. Cuando pase este día… tal vez me sienta mejor.

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RECHAZO Muchas veces no quisiera pensar, menos cuando me acuesto a dormir. Pero no, los caprichos de la mente nos hacen esas jugarretas que luego nos producen insomnio. Anoche me sucedió eso y esta tarde los pensamientos me robaron la siesta. Tal vez sea culpa de mi musa inspiradora que no cesa de hablarme. Creo que tendré que recomendarle un ansiolítico para que me deje tranquila, ella sabe que no me levantaré por nada en el mundo, a escribir lo que me dicta.

Es que no puedo… necesito distenderme, dormir profundo, dormir… dormir…

Es cuando me dice: “ya tendrás tiempo de dormirte para siempre.” Sí, seguro… tal vez no falte tanto y ella quiere que escriba todo lo que tiene preparado para mí. Es tan posesiva que hasta me contradice, me corrige y no para de hablarme a través de mi cerebro. “¡Es mí cerebro!!!!” Le grito en silencio.

No es un rechazo, del vamos amo a mi musa inspiradora, gracias a ella mi mano trazó sobre muchos papeles tantas poesías, cuentos y novelas… sólo quisiera dejar de pensar cuando necesito dormir.

Lo peor es que me hace saltar de una cosa a la otra. ¿Cómo voy a retener tantos conceptos sobre la vida, el ser, los problemas, sufrimientos, alegrías, etc. etc. ? No vine con una grabadora insertada entre moléculas mentales. Tal vez sí… de lo contrario no estaría deshojando palabra tras palabra sobre mi insomnio de anoche y la siesta.

Y vuelvo a escuchar su voz… “me estás rechazando,” dice. ¡Noooooo! Le respondo, de todos modos y así no se crea, se metió en mi computadora y por arte de magia cambió de color esas palabras. ¡Caprichosa! ¡Uf! Me hace enojar…

Si algo no deseo es perder a mi musa inspiradora, ella y yo en una sola mente, cuerpo y alma. No le pido mucho… no quisiera que me sumerja en tantos pensamientos cuando deseo descansar y dormir profundo, quiero olvidar tantas cosas, sean malas como buenas… descansar y reponer mis energías para seguir un día más, otro día más, igual y diferente a la vez. Cada día nos trae alguna sorpresa, un cambio de planes, algo imprevisto siempre aparece para matizar la rutina. Hay que poder estar parado para seguir edificando nuestras vidas. No es mucho lo que pido… ¿verdad?

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ES PARA PENSAR Según un señor llamado Ramón Ruiz Limón que no tengo la suerte de conocer, él dice en un artículo que leí lo siguiente: “El término pensar abarca actividades mentales ordenadas y desordenadas, y describe las cogniciones que tienen lugar durante el juicio, la elección, la resolución de problemas, la originalidad, la creatividad, la fantasía y los sueños.”

Me pareció muy buena definición y la tomé para enriquecer mi libro. Por supuesto… “pienso”, ¿qué hay entonces con mi musa inspiradora? ¿Acaso no existe? Prefiero pensar que sí existe y está dentro de las fantasías de algunos cerebros, el mío por ejemplo.

Se dice que el cerebro humano es el sistema más complejo conocido hasta hoy. Entonces… ¿por qué pensamos? Y no hay una única respuesta, hay muchas por lo que observo. Comencemos diciendo que es una línea evolutiva. El conocimiento suma al pensamiento.

Los cerebros humanos poseen la capacidad de representar el mundo de manera simbólica, lo que vemos o escuchamos y la función de los sentidos. Por medio de ellos nos formamos en la dimensión del pensamiento y nos adaptamos o no, a las circunstancias que nos rodean, por lo tanto, el medio nos educa o destruye en el modo de pensar.

Todos tenemos dentro de las intrincadas volteretas del cerebro, con sus neuronas, neurotransmisores, y los comandos de uno y el otro hemisferio con los habitáculos más complejos que el hombre común pueda entender, la influencia de cierta educación. Los humanos somos muy diferentes en su evolución mental. El instinto primitivo está latente en todas las cabezas humanas y de acuerdo a su formación, piensa.

Desde ese concepto podemos comprender porqué unos son “gente buena” y otros lo contrario. Porqué existen los científicos, artistas, políticos, y asesinos, violadores y ladrones. Porqué mientras algunos buscan vivir sin alteraciones una vida pacífica, otros se enriedan en continuos devenires. La mente, el cerebro humano, es un procesador de pensamientos voluntarios o de aceptación por influencias ajenas.

Tal vez sí haya un misterio sobre la inspiración, madre de la fantasía. Puede que sea algo adicional que traemos por natura, propio de seres elegidos o… con una alta evolución del cerebro. Algún ser pensante la llamó “musa”, la “musa inspiradora,” ya que hay, según los libros literarios, otras musas.

Opinando desde mi humilde humanidad, agradezco a la vida que me fue dada ser acompañada en lo que pienso por mi musa, es mía, sí, imposible quererla compartir.

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¿SE PUEDE NO PENSAR? Se me ocurre que para no pensar hay que estar muerto. Si algo nos tiene a mal traer y queremos dejar de pensar en eso, puede ser que distraerse con otra cosa nos evada de algún momento desagradable, lo que dudo es, que lo no querido, no vuelva a la mente o el cerebro en forma de pensamiento. Cada ser es un mundo, y jamás la conducta de un hombre ni de cien, sirve de patrón para establecer una regla general en la conducta humana.

Cierta vez leí una historia. De por sí, muchas historias, y si tuviese que relatarlas todas, con tanto papel escrito envolvería al planeta, bastante tengo con lo mío. Algunas me las trae mi musa inspiradora para que las use en esto, que quiere ser un libro más. Ignoro si ella las saca de la computadora cerebral que bulle en mi cabeza, pero como surge, lo tomo.

Pedro iba todas las mañanas y todas las tardes a su negocio. Ganaba mucho dinero. Tenía una confortable casa y una mujer hermosa a la que amaba. Era feliz. Su esposa, Josefina, también lo amaba como el principio y fin de su vida. Sus rutinas eran las de pasar por muchos placeres y se veían desbordantes de felicidad. Pero lo insólito suele suceder… Josefina descubrió que él ocultaba fotografías de mujeres impúdicas en un cajón de su escritorio al que Pedro, había olvidado ponerle llave.

Siempre le había intrigado esa actitud, pero en esta vida, las picardías tienen zancadillas del destino. La tentación, el instinto femenino, le hizo probar para ver si lograba abrirlo, y el cajón del escritorio cedió a su lógica curiosidad, ¿qué guardaba tan secretamente su esposo ahí? Lo peor del caso fue que también él estaba junto a una de ellas. La había traicionado muchas veces y nunca, hasta aquel momento, había tenido una sospecha. Con cierta cordura Josefina “pensó”. No iba a hacer reproches, menos una escena.

Josefina se dedicó a rodear de bondad a Pedro. Y los años siguieron pasando… hasta que cierta vez le dijo: -¿Por qué no vendes el negocio? Te ahorrarás preocupaciones, nos basta y sobra con lo que tenemos… ya es hora de jubilarte y disfrutar todo.

No importa que respondió el marido. Ella repitió una y otra vez su tesis, ya en forma de pregunta o consejo, hasta que un día sucedió, y Pedro vendió.

Una mañana, Pedro, antes de levantarse, murmuró: -Ya no tengo donde ir…

-¡Oh! ¡Qué problema! Quédate en casa, en ninguna parte estarás mejor. Yo te cuidaré.

-¡Si no estoy enfermo!

-A tu edad, todos los hombres lo están un poco.

Pedro se miró al espejo. Se vio envejecido, pero no lo dijo. Se había acostumbrado a callar lo que pensaba. No era una costumbre difícil, ya que antes resolvió no pensar en lo que hacía.

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EL AMOR DA MUCHO QUE PENSAR Pensemos en el amor de pareja, de una pareja… digamos tradicional, hombre y mujer. Hoy, esto de las parejas entre hombre y mujer está distorcionado, el mundo se pobló de uniones entre pares y se toma como algo natural, no es mi tema. Tal vez mis conceptos sirvan para ellos también, es lo más probable. Mi pensamiento sobre el tema no es exclusivo mío, ya muchos opinaron lo mismo sin que se haya promocionado lo suficiente, como para que la mayoría piense un poco más, antes de contraer matrimonio, o bien formalizar una convivencia.

Estoy convencida que eso que llaman “amor” da mucho que pensar. Del trato entre un hombre y una mujer, podría escribirse una enciclopedia, yo me limitaré a relatar algunas premisas, que tal vez sirvan a algunos si leen. Si bien el casamiento casi está en desuso, en estos tiempos modernos lo más corriente es la convivencia, donde la unión entre un hombre y una mujer se realiza por amor. Esto no garantiza su duración a perpetuidad.

Pasando el tiempo, ninguna pareja se encuentra en la misma posición sentimental, pasional, de la bien llamada, “luna de miel”. Dicho estado se desvanece fatalmente por la continuada posesión y la costumbre. Ambos, chocan con la realidad del diario vivir de su amada pareja. Este choque resulta una experiencia casi siempre fatal, en la mayoría de los matrimonios.

Mienten si dicen que no sufren períodos de descomposición. Ni él ni ella saben como superar la realidad, porque ni él ni ella se proponen, como fin principal, hacer todo lo que puedan para lograr que el otro sea feliz.

Algunos matrimonios o parejas se recuperan a última hora, cuando él o ella se convencen qué, al fin de cuentas, cada uno se ve reducido a sí mismo, aprendiendo que pueden acompañarse sin amor, y entendiendo que les sirve hacerse compañía en el convencimiento de no necesitarse sentimentalmente.

No son muchos los que en estos tiempos soportan esta forma de vida y recurren a lo más común, la separación, el divorcio y comenzar otro modo de vida, que no siempre es el mejor, peor para ellos. No hay edades para esto. Siempre la rotura de una pareja deja heridas. Tal vez el amor que una vez fue realidad, dejó rastros imborrables, más si tuvieron hijos. Si el amor se hace costumbre y rutina, no es menos apreciable. En los gestos menores reside el verdadero amor para toda la vida y da mucho que pensar.

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PENSANDO EN LAS VIUDAS Están las que volverán a casarse, y las que han decidido no volver a casarse jamás. Según la edad de la mujer influye el deseo de hacerlo. También sus convicciones o la casualidad. Algunas nunca más encontrarán al hombre adecuado a sus gustos, y prefieren vivir en libertad. Tales viudas suelen estar al filo de la madurez y en el hueso del egoísmo. Piden a la vida que las divierta sin enternecerlas y recuerdo a Dominga…

-Ah no… para mí con cama fuera. ¿Traerlo a mi casa? ¡Tendría que estar loca! Yo no pienso hacerme cargo de lavarle las ropas interiores a hombre alguno. Bastante que aguanté al otro que en paz descanse. A este lo tengo para que me lleve a bailar salsa y tango, pasear, cenar por ahí… me divierto y luego sigo libre en mi casa. Lo arrastro de las narices al pobre y se desvive conmigo, ¿qué más puedo pedir?

Estas mujeres no ponen corazón ni inteligencia en nada. Corazón, porque lo tienen dormido; inteligencia, porque la tienen ausente. Estas gozan casi siempre de una posición desahogada, sin dicha condición jamás renunciarían a un segundo matrimonio. Mejor sola y hacer lo que les viene en ganas, porque ya saben que es tener un hombre en casa. Son sus normas. No desean que venga otro a reorganizarles su vida.

Las viudas que ya no tendrán ocasión de casarse abundan en el mundo. Todas han pasado ya el límite quebradizo entre la madurez y la primera ancianidad. Sólo viven recordando tiempos lejanos, demostrando a su vez, que conservan mucha documentación acerca de la naturaleza humana de los otros.

Casarse con una viuda dispuesta a intentar otra vez insertarse en la vida conyugal, se diferencia muy poco de casarse con una soltera. En poco tiempo se verá como la ex soltera, se parece en todo a la ex viuda. Esta tiene su experiencia de vida. Una mujer sin hombre es, a pesar de ello, un ser completo.

Puede dar y recibir amor, valorarlo y cuidarlo.

La abundancia de viudas es un fenómeno humano. Tal vez se deba a que en la mayoría de los casos, el hombre aventaja en años a la mujer, o al fin resulta más débil. La muerte hace como los chinos, tiene una manifiesta predilección por los viejos y se lleva a los más débiles.

Pensando en las viudas… sí, todo está dentro de nuestro cerebro y es para pensar.

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CAMPANILLEO DE PALABRAS Vuelvo a pensar… y… se me ocurre que la galantería de un hombre hacia una mujer, nunca pasará de moda. De todos modos las costumbres del siglo XXI, van cambiando a pasos agigantados con el paso del tiempo. En el siglo XVIII las damas y los caballeros se reunían en grandes salones tapizados en terciopelo rojo, ornamentados con relojes, espejos, candelabros, bellos cuadros, y cortinados de brocado en amplios ventanales desde los que divisaban hermosos jardines, para tomar el té.

Sus charlas, según se difundieron en muchos libros, eran largas y como aprendidas de memoria. ¡Cascabel de oro y escrúpulos de plata! Dirían ciertos estudiosos del tema. Parece que la galantería es un sistema o método que adoptan algunos hombres, para atraer, o pretender brillar, frente a cierto público femenino.

Pienso que se trata de un complejo narcisista qué, cuanto más maduro es el caballero, más gusta de revolotear alrededor de las vidas ajenas como mariposón sobre las flores, en un día de viento y sol, sin llegar a posarse en ninguna.

Siempre tienen la pregunta apropiada en los labios, así su cintura… ya ande doblegada por la ciática, o su calvicie no la oculte bajo ningún peluquín. A él le importa mostrarse interesante en su indagatoria y sus gestos. Desea sentirse admirado, tal vez… codiciado.

De tanto falsear su propia verdad, no dice jamás lo que en realidad piensa, ¿por qué? Porque aprendió a no pensar en nada cuando se encuentra frente a esas situaciones. Las palabras brotan desde la campanilla de su garganta, acompañadas con sus gestos que pretenden ser seductores, logrando que la conversación con la dama de turno, no sea más que un burdo campanilleo de palabras vanas.

Moviendo de lugar los siglos, se advierte que los hombres de estos tiempos cambiaron los temas, no los vicios. Ellos siguen con su afán de seducir… que a las mujeres las halaga tanto. Sonrien… se les esparce su vanidad como abre sus pétalos la margarita al sol. Seguro que esperan algo más… algo… que tal vez el desenfadado varón no pensó tampoco en ofrecer. Su palabrerío improvisado se convierte en meras palabras que no se formaron en su corazón ni en su cerebro. Todo es fruto de su ego por sentirse un seductor deseando ser admirado, mientras llena el vacío de un tiempo en que está desocupado. ¡Ciega necedad de quien no sabe pensar!

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LA PRUEBA SUPREMA El amor de un ser humano hacia otro, es lo más difícil que nos ha sido encomendado, lo último, la prueba suprema ante la cual todas las demás tareas humanas no son sino preparación. Por eso no saben ni pueden amar aún los jóvenes, que en todo son principiantes; han de aprender a amar con todas sus fuerzas, reunidas en torno a su corazón solitario y angustiado, que palpita alborotadamente y que apenas sabe nada de nada.

Todo aprendizaje supone un largo período de retiro y clausura, así el amor quedará soldado por mucho tiempo a su vida. Amar no es absorberse en otro ser. Amar es un motivo sublime que se ofrece para madurar y llegar a ser algo en sí mismo, para convertirse en todo un mundo propio, por amor a otro.

El amor verdadero comienza en nosotros mismos. Esto es difícil de comprender. Menos lo entenderán los que nunca conocieron el verdadero amor.

Un joven ve sólo la unión con el ser amado, la posesión y la entrega, descuidando su preparación interior. Ninguna posesión es nada, si a ella no se aporta una capacidad propia que sólo se consigue con los años y gracias a un esfuerzo diario incesante. Los jóvenes enamorados se lanzan en brazos uno de otro con todo su desorden y su confusión interior. Nada bueno puede hacer la vida con el montón de afanes truncados que ellos llaman su convivir y que, antes de chocar con ellos, habían llamado su felicidad.

El único amor humano verdadero se realiza con delicadeza y dulzuras infinitas. Se logra con esfuerzos, y consiste en un maravilloso sistema de protección entre dos soledades, que se encuentran mutuamente bellas, por el mero hecho de existir.

Es una prueba suprema para no equivocarse. Nadie es perfecto y menos sabio, por eso tanto el hombre como la mujer, suelen fallar en sus elecciones sobre el amor de pareja. Para alegría de un filósofo no todos, existen los grandes amores, esos amores que soportan las inclemencias de la vida, mirando siempre juntos más allá, donde brillan los soles de las primaveras por llegar. Y entonces pienso… qué afortunada soy de sentir tanto amor en mí, para brindarlo sin medidas, para amar más que a quien es mi compañero, a los que tengo por familia o amigos. A la vida misma.

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LO COTIDIANO Mi cerebro recibe otros pensamientos. Al fin me digo, el amor está en todas las cosas que nos rodean para bien. ¿Por qué no en la cocina? ¿Acaso cocinar no es también un arte realizado con amor? Suelo mirar programas culinarios en la televisión. En mi país, dos son los más populares y conocí a muchos expertos en el tema. Los más viejos son mis preferidos por la calidad con que enseñan, hablan y demuestran su cultura. Algunos ya no están, dejaron su recuerdo. Los pocos que realmente son señores del arte culinario, van delegando las tareas más arduas y son mujeres. Claro, a cierta edad las fuerzas para manipular utensillos y estar detrás de la actividad que implica preparar alimentos, requiere de una energía que se pierde con la edad.

Mi mente puede saltar sobre todo lo platónico del amor y las vivencias humanas, a la cena de esta noche. Preparar los alimentos es un acto de amor.

Quien no pone eso cuando cocina, no hace las cosas bien. La pulcritud como primera norma, seleccionar los productos otra, organizar la tarea y pensar… sí, ¡pensar! en lo qué se hace.

Para elaborar una comida hay que organizar paso a paso como proceder. No es tirar todo dentro de la olla. Tampoco fuera y ensuciar. La esmerada dedicación es el arte de manifestar el amor en lo que se cocina. Es el deleite frente al color de las hortalizas, legumbres, frutas. El aroma brotando en el vapor de la mezcla, el placer de revolver y cuidar que el calor del fuego sea el justo y necesario para no arruinar lo preparado.

Se debe ser ecónomo también. No tirar comida es una forma de amor. Los cocineros televisivos actuales no son muy idóneos en estas doctrinas. Suelen despilfarrar parte de los productos, realizan mezclas deplorables, todo lo presentan con una rama de perejil, o tomillo, tal vez romero coronando un plato, como para engañar la vista del televidente, total, seguro que sus viandas terminan en un basurero por incomibles.

En otros tiempos, geniales cocineros, hombres y mujeres, preparaban a la vista suculentas fuentes de comidas que luego, eran donadas a entidades públicas de necesitados. Porque a un necesitado, no se le deben dar las sobras, sí, algo hecho con amor. ¡Cómo no poner todo el amor cuando se cocina para el esposo y los hijos! Si invitas a alguien, tus padres, amigos. Debemos poner amor en lo cotidiano, pensar… ¿qué preparo de comer hoy?

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LA LUZ EN MI MENTE Es un misterio, pero la luz siempre tuvo impacto en mi vida. Pensando… siempre pensando… recordé aquellas luces que descubrí siendo muy pequeña.

Algo comenté en uno de mis primeros capítulos, que estaba en brazos de una de mis abuelas, y me llamó la atención ver parpadear muchas lamparitas de un letrero en la avenida de mi barrio. También recuerdo el comentario de ella con mi madre, le dijo: -La hubieras visto, la nena abría y cerraba sus ojitos al tiempo de las luces.

Recuerdo tan claramente aquel episodio… no tendría más de tres años yo. Si hasta me parece ver aquella marquesina, la calle, los comercios. Todo era tan tranquilo entonces… y no por falta de movimiento humano, la gente iba y venía tranquila por las calles. Eran otros tiempos…

Luego no sé, fui creciendo y si algo nunca me gustó, fue la oscuridad. Por desgracia en todas las épocas hubo falta de servicios eléctricos, cortes de luz solemos decir. En las noches unas velas. ¡Odio las velas y su olor! ¡No poder escuchar la radio! Sí, la radio era el único entretenimiento posible entonces.

Así pasaron muchas décadas… y siguen habiendo cortes de luz de cuando en cuando. Me aterra la morbosidad oscura de la noche, amo el día así no salga el sol. Siempre está detrás de las nubes oscuras o los cielos grises, no me molesta.

Tan simple es… No me gusta, no es que le tenga miedo a la oscuridad, me gusta la luz y si es natural, mejor. Quisiera tener una casa llena de ventanales abiertos al cielo claro de cada día, pero no tengo justo eso, y por lo tanto enciendo lamparitas a mi paso.

La ventana de mi cuarto da a la calle y levanto su persiana por las mañanas. Es lo primero que hago. Quiero luz, sólo que tanto edificado apenas nos deja ver un pedacito de cielo. ¡Qué lindo cuando está celeste y calmo! Puse una maceta con flores rosadas en la ventana… ya no me quedaron las flores de mi jardín… aquellos rosales…

El día y la noche. Inseparables por siempre… ¡Cómo quisiera desprender las noches del día para llenar mi vida de luz! No es posible… así fue creado el mundo y para la oscuridad, pondremos nuestras propias luces iluminando la vida.

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SOBRE MUJERES Y PERROS En la composición del mundo afectivo están los perros. Es posible que algunos hombres y mujeres también sientan afecto por un gato o por otros animales, pero este afecto no es jamás correspondido entre animales. El perro es el animal que por su orden natural, pone más afecto hacia los humanos, mejor dicho, hacia su dueño o al que los alimenta.

El hombre ha formado dos grupos opuestos, el que tiene perro en su hogar y los que no lo tienen. En ambos grupos, por supuesto, hay mujeres. Los que los tienen jamás comprenderán la actitud reacia de los que no lo tienen. Los que no insertan uno en su vida de hogar, comprenden menos las actitudes de los que sí los poseen. Son aspectos diferentes de la naturaleza humana.

También el trato hacia un perro varía entre el hombre y la mujer. Para ellos es más un guardián, un guía, algo objetivo. La mujer, lo tiene pero no lo usa como colaborador en ninguna tarea, sino como objeto de afecto. Se dice que les falta un hombre y está sola, o, teniéndolo, convive faltándole la atención requerida del marido, pareja, conviviente, o como se lo quiera llamar. Ella necesita consumir el contenido afectivo de su corazón, que trasciende a las necesidades carnales.

Tienen perro y pone su vocación de amor en el perro. Lo mima, lo cuida, lo acaricia, lo besa y, a su modo, está vagamente enamorada de su perro o perra. Para el caso da igual. No es fantasía de mi mente pensante, lo he visto y escuchado de boca de una señora.

Arrobada contaba que su nívea perrita hasta duerme en la cama con ellos, léase la mujer y su esposo. Da la casualida que al hombre lo dejaron inválido sexual después de una seria cirugía. El animalito comparte hasta la mesa, y si bien lo tiene impecable en todos los aspectos, es como que ocupa todas las atenciones de su dueña, que no permite que nadie la toque para bañarla, cepillarla, cortarle las uñas, y vestirla como a una princesita cuando sale de paseo con ella entre sus brazos. No sea que ponga sus pies pulcros sobre las calles sucias.

Esta señora es la reina del hogar, su voz es orden para quien sea. Su perrita es la hija predilecta y el esposo su súbdito. Así vive feliz en un hogar orquestado por ella a lo largo de su vida. Hubieron otros perros cuando sus hijos convivían en la casa por ser jóvenes. Los hijos se fueron… pero vuelven, de visita claro. Los perros tienen corta vida, se lloran y reponen con facilidad.

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PENSANDO CUANDO LLUEVE Estaban anunciadas grandes tormentas para hoy. Por suerte no fueron “grandes”, sí extensas. Un día de esos en que llueve sin pausa, a veces más y de a ratos menos, pero llueve y llueve como si un océano se hubiese instalado en el cielo. El cielo… ¿qué es al fin? Nuestro cielo son espacios sin fin con o sin nubes. Hoy estuvo denso con sus nubarrones plomizos cargados de agua. Para muchos una bendición y para otros el temor a las inundaciones.

Pienso… “los días de lluvia tienen un dejo de belleza melancólica”. Incitan a dejarse estar, no hacer nada, o dormir más de la cuenta. Así llueva una semana seguida no se puede dormir sin pensar en hacer algo, algo… no mucho… se siente la pesadez en el cuerpo, un cierto desgano.

En mí lo que no deja de trabajar son mis pensamientos. Entonces recuerdo tantos años vividos pasados por agua, tantas anécdotas. Y viajo lejos… me detengo en los años jóvenes… cuando esta ciudad era campo todavía y el barro me hacía prisionera entre cuatro paredes. Ni pensar en el barro quiero, sirve para el cultivo, nada más. Y pasaba largas horas sola, esperando la vuelta del trabajo de aquel esposo que calzaba botas para caminar de la plaza hasta el hogar.

Cuando los hijos eran pequeños tampoco me tranquilizaba la lluvia, ¡cuántos temores! Cocinarles algo rico para la merienda era bueno, también verlos jugar indiferentes a eso que sucedía en el exterior. Ellos se sentían protegidos junto a su madre. Son tantos los recuerdos que se apiñan en mi mente…

Con mis cincuenta jóvenes años tuve que comenzar a trabajar fuera de casa. Había heredado el vetusto negocio que fuera de él, mi esposo. Nunca olvidaré un temporal siniestro a la hora de cerrar, y mi lucha entre sostener el paraguas y colocar la puerta de hierro en la cortina metálica. Luego esperar un colectivo… que me dejó lejos de mi casa en medio de una calle anegada. Tuve que usar mi paraguas de bastón para ver donde pisaba, no fuera que me cayese a un pozo. ¿Por qué mis hijos no vinieron por mí? Y… sí, cuando los hijos formaron hogares propios poco se acuerdan de su madre.

Pasa que al fin… no vivían tan lejos como ahora.

Estoy en la última etapa de mi vida, la de los jubilados que disfrutamos del hogar y hacer lo que se nos antoje, así los ingresos no sean los mejores.

Entonces escuchar llover suena a melodía. Recordar casi es como algo ajeno, una especie de pesadilla o sueño vago… no tener responsabilidades que cumplir… niños que cuidar… compras que hacer porque tenemos reservas… todo es silencio… escucho llover y el sonido de algún coche pasando sobre el asfalto mojado… Nos dicen viejos… Tiene sus ventajas llegar a la vejez y disfrutar el sonido de la lluvia, pudiendo seguir pensando.

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LOS FILÓSOFOS Pienso que en cada escritor hay un filósofo. En cada categoría la mayoría buscamos dejar mensajes que sirvan al que lee. No todos son del gusto de “todos”. Ya pasaron tantos en la historia de las letras…

Los hay de todo tipo, algunos muy realistas y otros muy espirituales. Noté que parece una moda subir frases a una página de Internet que todos conocen.

No es algo muy de mi gusto cuando algún internauta invade con los “mensajitos” la página central. Dibujitos, fotos y las consabidas palabras que no son capaces de crear por sí mismos, copian. Tal vez Internet sirva para eso, no para difundir lo que algunos sacamos de nuestro propio cerebro y buscamos compartir.

También están los que dicen que Internet no es una academia para enseñar nada. Así descubro lo mal que escribe mucha gente sin diferencia de edades, condición intelectual, o clases sociales. Entonces pienso, ¿para qué sirve? Seguro que para llenar horas vacías…

Leí cierta vez un párrafo de Krihnamurti donde comenzaba diciendo: “Cada quien cree en lo que quiere creer…” y seguía… Rescaté esa frase, me parece algo que se da por entendido, ya que si bien las influencias de otros ayudan a formar una vida, siempre es uno mismo el que elige como vivir creyendo en algo.

En otra frase un tal Schiller dijo: “El hombre que no teme a nada es tan poderoso como el que es temido por todo el mundo”. Se me ocurren pensamientos extraños, pienso que todos le tememos a algo en la vida. Hay diversos tipos de temor y decir no le temo a nada no nos hará nunca poderosos, tampoco me parece que hayan seres poderosos, ni, los muy adinerados, ya que cualquiera está expuesto a padecer algo que lo hará declinar.

No deseo caer en la pedantería de sentir que puedo filosofar. Trato de escribir siempre lo que pienso usando mi experiencia de los años, de un modo casi como decir, “casero”, sin rebusques, palabras llanas que entren en el cerebro de cualquier mortal de la tierra. Siento que si un lector tiene que releer varias veces algo para entender, no sirve, la vida es lo que vemos y oímos, las costumbres saltan a la vista y cada cual construye su camino a su modo.

Ninguno es igual al otro. Nadie. Cada persona trae su propio mundo interior, algo que acomoda a las circunstancias en que desenvuelve sus rutinas. Las ideas filosóficas son muy lindas, al menos mejores que muchas groserías con las que nos encontramos a menudo. Pienso… y sí… siempre pienso… que los seres humanos se apropicuan más de lo grosero y vulgar, muchos lo disimulan muy bien. Cada vez cuesta más creer en los demás.

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CADA CUAL Cada cual piensa, opina, vive, o hace las cosas a su modo. Resulta difícil conseguir que el entendimiento entre personas coincida. Siento que colocarse en el lugar del otro es una dura misión, que muchos aceptan y los más, no.

Pienso que no influye tanto lo relativo a personas no demasiado allegadas, sí en las que uno ama. Es así que descubro que si fuese yo la que estaría en su lugar, pensaría lo mismo. Trato de sentir como ese o esa, descubrir sus temores en carne propia y si sería capaz de manejar esos instintos que lastiman al otro.

No es nada fácil. Cada cual es dueño de sus pensamientos, a veces erróneos. De todos modos intentar meterse en sus cerebros y observar lo que le afecta, ayuda a comprender y realizar el esfuerzo de apañar su obsesión. Es un modo de no destruir el amor, de calmar las iras, de buscar paz…

Cada cual es dueño absoluto de pensar como siente. Sucede que a veces esas terquedades destruyen algo que tiene que ser indestructible, mediando siempre el amor. También en el amor hay un cada cual. No siempre en una pareja, buscando un objetivo, los dos tienen el mismo grado de entrega en el amarse y comprenderse, pero si al menos uno, trata de ponerse en el lugar del otro, se evitarían muchos dramas.

Las discordias no son buenas. Enferman el cuerpo y el alma. El error es algo muy proclive en los seres humanos. Nos equivocamos tanto… No sería tan grave si tratamos de entender que de los errores se aprende. No siempre un error deriva de egoísmos o maldades, somos seres inexpertos frente a tanto universo de vida.

Nunca se tendría que llevar un entredicho entre dos que se aman a un estado de guerra casera. Tal vez sí, uno de los dos debe tratar de ponerse en el lugar del otro, el que esté más preparado, o su espíritu lo impulse a ello. El que sea capaz, debe sentir que no se está inmolando, que no es un sometido y menos inferior al otro. Sostener un nivel de comprensión, por más que las apariencias griten otras cosas, resultará un mérito al menos frente a los ojos de Dios. ¡Qué importan las opiniones de los cada cual de este mundo! Buscar la paz y la tranquilidad espiritual es un don maravilloso.

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LOS INSTINTOS Se habla del instinto animal como que ellos presienten, atacan si se ven acosados, o se someten frente a quienes los cuidan o los manipulan. Ya está dicho que carecen de inteligencia, el animal sólo obra por instintos. El ser humano también obra por instintos sumados al don de la inteligencia. ¿Alguna vez pensamos porqué algunos animales esconden un hueso bajo tierra? Simple, su instinto les avisa que pueden quedarse sin alimento y esa es su reserva. Casi siempre es el perro por ser casero el que más lo hace, sin que por eso les falte el alimento. Son así.

Nosotros también tenemos el instinto de conservación. Desde pequeños, así sea de forma inconsciente, nos sentimos posesivos. Al crecer buscamos logros personales. Un trabajo o profesión, una familia, un vehículo propio, una casa… No muchos piensan en el ahorro de dinero, están los que prefieren despilfarrar y no privarse de placeres, los que gustan de apropiarse de lo ajeno y los precavidos, como el perro del relato, que guardan sus dineros, poco o mucho. No por eso dejan de ser ahorros, para una eventual circunstancia de necesidad.

Los humanos, hombre o mujer, con mediana inteligencia, saben que muy difícil será que los beneficios para llevar una vida digna, les caigan del cielo. El instinto de conservación los envuelve en el materialismo. Lógico, es deplorable admitir que hay muchos mendigos durmiendo en las calles de las limosnas que al fin, siempre los ayudan en su penoso vivir. Mediocres mentes, penosas existencias, tal vez, anomalías de cerebros atrofiados por diversos vicios, o desgracias que no pudieron superar…

Somos conservadores hasta el fin de nuestras vidas, a menos que nos afecte el Alzheimer, perdiendo así la noción de lo imprescindible para pasar el resto de nuestra existencia.

Es muy triste la ancianidad en soledad. Un techo, una jubilación… es lo mínimo que hace falta para sobrevivir. Nadie se lleva nada a la tumba, pero mientras haya un soplo de vida, el ser de mediana inteligencia desea conservar su hogar. Conservar una compañía es lo dificultoso. Los viejos no son muy aceptados entre los más jóvenes, que en su ignorancia, intentan no pensar que van camino a lo mismo. Está bien entonces poseer el instinto del perro y esconder algún hueso… por si alguna vez nos falta, así luego… lo descubran otros.

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QUEJAS Como por arte de magia me encontré pensando en las quejas más asiduas cada día, que levantan cierto tipo de humanidades. ¿Es que tan mal anda el mundo…? Los medios de comunicación desbordan de malas noticias, de gente criticando, lamentándose… y al fin, no se puede dejar de reconocer cuanto de cierto hay.

Más difusión, igual que lo del pasado… no sé. Antes no llegaban al instante las noticias… tal vez sí. Una catástrofe como la del huracán en Filipinas que barrió a ese país como de un plumazo, se supo al momento en que sucedía. Lo acontecido en Pompeya, Italia, hace tanto tiempo, se supo después de varios siglos. Cuenta la historia que en el año 79 el volcán Vesubio, sepultaba la ciudad bajo un manto de cenizas y lava. Recién en el año 1748 se iniciaron excavaciones, descubriendo los restos de la ciudad y sus antiguos habitantes.

Como ejemplo sobra, así pienso yo, cuando opino que nuestro planeta estuvo siempre expuesto a catástrofes naturales y lo seguirá estando. Son factores de lo impredecible de la naturaleza del Universo. Eso sí, no puedo evitar pensar en muchos otros grandes males provocados por el mismo ser humano.

Más adelanto científico, tecnológico y “cultural”, vaya entre comillas porque no termino de entender que hace la humanidad con la cultura al alcance de sus manos, más se difunden las aberraciones en que crecen las costumbres de tantos individuos.

Las quejas van en aumento por constantes depravaciones de todo tipo. El mal peor… la droga. Estragos hizo en el mundo entero y mientras tanto, los dueños de la torta viven como reyes. El Evangelio según San Lucas sobre “Los signos precursores del fin”, dice: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre, también fenómenos aterradores…” Palabra de Dios… Fue un aviso que se difundió por los dos milenios que conoce el hombre después de Cristo… y no escucha.

A tal grado llega la maldad de tantos… sí… ya es demasiado… así las quejas de unos hacia otros se vuelve incomprensible, cuando no superan sus propias malas costumbres, sus violencias, el desamor, la soberbia, la ambición sin límites… Si hubiese una forma de limpiar tantas mentes corruptas, tantas manos teñidas de sangre inocente, tanto desparpajo frente a un poco de moral… Mientras tanto… las quejas son una penosa letanía.

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UN CIELO CELESTE Esta mañana tuve que salir por unas compras. Por suerte no soy la que maneja el coche, y puedo observar las calles, el cielo, las filas de frondosos árboles en algunas veredas, el movimiento humano, algunas casas muy lindas, algo de jardines con sus flores bellas, pájaros saltando entre el cablerío…

Hoy es 14 de noviembre de 2013, y esta primavera nos regaló con una jornada muy calurosa. No soporto el calor, me siento ahogada. Así es el clima todo el año, salta de días fríos a otros muy calurosos y ya estamos acostumbrados a los cambios de temperatura. Después de todo, si algo no depende del hombre es el clima.

Disfruté el breve paseo de la mañana, el cielo más parecía un techo intensamente celeste, radiante… Qué decir del verdor de los árboles… En algunas veredas eran hileras como dibujadas en su perfección de forma y color. Si no hubiese sido una salida obligada para realizar algunas compras, daban ganas de quedarse en cualquier calle… mirando. Sí… mirando por horas a pesar del calor. Un viento oportuno mecía las hojas verdes y brillantes de los árboles. Esos árboles qué, llegando el otoño, se pondrán ocres hasta quedar con sus ramas desnudas otra vez.

No voy a apresurarme, tenemos un largo mes de primavera al que seguirá el caliente verano… y así seguirá la rueda de las estaciones. Entonces pienso en la primavera. Mi mente vuela en un jardín imaginario poblado de flores multicolor. Muchos… infinidad de colores se dispersan frente a mi imaginación regocijando mi alma. Son tan bellas las flores… sus colores, sus formas y aromas…

Este es mi jardín imaginario, sólo mío. Cierro los ojos y me parece flotar entre tanta belleza primaveral… y lo malo no existe… las preocupaciones se alejan… Es una especie de milagro de la inspiración, que me muestra tanta belleza bajo el cielo celeste de esta mañana, donde ya no es posible cultivar un campo florido, porque todo al fin, es ciudad.

Sigo viendo matas de flores azules, rojas, blancas, amarillas, rosadas… todas vitales, armoniosas, nacidas de la nada para mí, para regocijo de mi alma.

En el poder de mi imaginación esas flores nunca marchitarán, son la creación inimaginable de una mente que ama lo bello, lo eterno, la paz que el trajín de un mundo convulsionado, no permite que se haga realidad.

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VIAJAR EN AVIÓN No es seguro, probable por ahora, ya que me falta la confirmación de hacer un viaje en avión, para asistir a la boda de un sobrino en otra provincia de mi país. Ya lo daba por descartado, ya que si no me acompañaba mi esposo no lo haría. Siempre sintió aprensión a los viajes en avión. Por nada del mundo aceptaría realizar un vuelo así no dure más de hora y media. Los micros de larga distancia son agotadores para mí.

No sé qué pasó, porque en reunión con mi hijo y su mujer, ellos insistieron para ir juntos. Entonces le escuché decir: “no me lo digas dos veces porque me decido y voy…” Me sorprendió, pensé que estaba bromeando, pero se mostró resuelto y la que mañereaba era yo. En un par de días sabremos si volamos o no.

Mucha gente va y viene a diario en los aviones. Se abrevia tiempo, no quedan remanentes de cansancio y al fin, si nos sigue pareciendo insólito que semejantes naves circulen en el espacio cubriendo distancias a tanta velocidad, se justifica menos temer un accidente, ya que los más frecuentes suceden movilizándose por tierra.

Harán treinta y cinco años viajé cuatro veces hacia el hermoso sur de Argentina. Yo determino que son experiencias de vida, dignas de conocer si se da la oportunidad. Nunca fui miedosa, por el contrario. En mis años más jóvenes nada me parecía un obstáculo en mi vida y, un viaje en avión, era como decir, “tuve la suerte de conocer cosas que no todos pueden”.

Así, pensando… recordé la llegada al aeroparque de Buenos Aires. Los preparativos, la emoción al ver aviones despegando mientras otros aterrizaban, era todo un desafío. Recuerdo haberme hecho la señal de la cruz al pisar la escalerilla. La cordialidad de las azafatas, sentarnos, yo iba acompañada, ver desde las ventanillas el afuera que en cuestión de segundos quedaría atrás, fue un preámbulo a lo inesperado.

Después de escuchar las consabidas instrucciones, entre ellas abrocharse los cinturones porque el avión iba a despegar, el carreteo de la nave fue algo glorioso. El sonido de aceleración en aumento hasta levantar vuelo, se metió debajo de la piel y… en breve, nos alejábamos por las rutas del cielo. Fue un viaje sereno, muy feliz para mí, así a 9000 m de altura, me invadió un sentimiento de querer pisar tierra. Por cierto ni abrí la boca. El aterrizaje también fue maravilloso y quedó como un recuerdo de algo que no pareció haberme sucedido. Debemos darnos oportunidades en la vida y que sea lo que Dios quiera.

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PENSAR DIFERENTE Cuesta pensar que en los tantos millones de seres humanos que habitan la Tierra, todos somos diferentes. Físicamente ni los gemelos son idénticos.

Pueden existir parecidos, la raza, el parentesco, todo influye en algo como para comparar, pero nadie es una gota de agua con nadie. Dejando lo físico, peor es buscar similitud en la forma de pensar, los gustos y costumbres. Así se halla tenido el mismo tipo de educación, es difícil coincidir en todo con el otro, o los otros.

Saliendo de lo físico, pretendo dedicar un comentario sobre la parte espiritual y amorosa de las personas. Entrando en los sentimientos, algo intangible, cada ser vive lo mismo de total modo diferente. Partiendo de la infinita cantidad de profesiones, el albañil o la costurera, un letrado o un científico, pueden sentir lo que escribe un poeta de diversas formas. Todas las artes están a disposición del pobre y del rico, sea culto o no. El sutil hecho de poder ver o escuchar lo que tantos dejan como un sembradío de ideas, los predispone a opuestas sensaciones.

Leí hace muy poco, que un escritor decía que la poesía es mentira, que quienes lo hacemos disfrazamos la verdad diaria. Puede ser que muchos divaguen sin sentir en carne propia lo que escriben, yo, poeta y escritora digo, en mis cuentos y novelas es toda imaginación, sin que por eso alguna realidad no se colase entre mis versiones. Sobre mis poesías, que desbordan la palabra AMOR, puedo asegurar que en cada una de ellas hubo una experiencia de mi propia vida. Tal vez quien las lea no sepa nunca a quien me refiero cuando el poema es feliz o desgarrador, yo sí lo sé. No siempre está explícito el amor de pareja, puede haber mucho amor llorando a alguien que al fin es un hijo o una hija, la madre, amigos, un gatito o un perro que ya no están.

Si emplear palabras sutiles, patéticas, bellas, es disfrazar al amor, el que piense eso se equivoca. Digo más, es muy difícil representar los profundos sentimientos en versos y rima, mostrar algo íntimo y real, y no disfrazar un canto que ríe o llora. Puede que muchos disfracen las poesías, ya lo dije, no todos sentimos o pensamos igual. Al que le sirve y le conmueve mi expresión literaria, gracias si ayudé a que mis letras le acompañaran por unos momentos de sus vidas. Quien le canta al AMOR tiene un don muy especial y… mejor pensar…”¿qué habrá querido decir…?” Un poeta, un músico, los bailarines y pintores… todos los artistas, dejan mensajes de lo más bello del alma que poseen.

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¿ROMANTI... QUÉ?

Parece gracioso, “¿romanti… qué? Seguro que la palabra ROMANTICISMO ya resultará desconocida para las nuevas generaciones. Al menos yo, no la encuentro en nada de lo actual. Claro… parece no ser necesaria en estos tiempos donde todo es materialismo, poco consistente y casi absurdo para los que venimos de otras costumbres.

La evolución de la humanidad trastocó los sentimientos de hombres y mujeres. Tanto ellos como ellas han mezclado de tal forma sus roles, que nada se parece a las épocas donde el trovador le cantaba dulces melodías a la mujer amada. No sólo era eso, el romanticismo casi iba de la mano con el Barroco, estilo de vida bastante antiguo y muy bello.

Los estilos en la decoración de las casas fueron diversos, el Barroco, estilo inglés, francés, provenzal, moderno… Muchas fueron las modas como para estar al alcance de las manos de quien fuera, ricos y pobres, estos últimos se conformaban con lo rudimentario. En cualquiera de los estilos para decorar un hogar, aparecía algo romántico. Podría nombrar muchas cosas, pero prefiero reducirme a lo más simple, una flor, alguna cortinita con voladitos y colores, el cuidado por los detalles, y el modo del trato gentil.

La moda actual quiere imponer el MINIMALISMO. Como su nombre lo indica, es reducir al máximo los elementos en el hogar. Nada de adornos, color y menos estampados. Blanco y negro, con opción a algún breve detalle de otro color. Escasos muebles, uso de metal y vidrio, y en sí, un rechazo total al romanticismo en el que fuimos criados la gente mayor.

Esto nos da una idea clara del comportamiento del hombre actual. Sobre la mujer ni hablar… no quieren sumar más trabajo que el que realizan fuera del hogar y con el minimalismo, les queda poco para hacer en sus casas. Todo funciona automático, hasta el lavado de los platos. La comida, es chatarra, o delíbery, pueden ser alimentos congelados también…

Seguro que no todos viven así… pero el mal se extiende… el romanticismo ya no existe, porque en su concepto no sólo entran los ornamentos del hogar, se incluyen las actitudes personales. Las dulces palabras de alcoba, correrle una silla a la dama para que tome asiento, las manos hacendosas que ponen todo su amor preparando los alimentos, la caricia, la mirada que dice en silencio… te amo tanto… Romanticismo de antaño… te fuiste para no volver.

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¿MEJOR O PEOR? Los pensadores conjeturamos siempre si esta o aquella época fue mejor o peor. Es difícil comparar… Según el año en que una nació, deben haberse ido modificando muchas costumbres casi sin darnos cuenta. El poder de adaptación de los seres humanos supera la realidad, cambiamos sin advertirlo según surgen las nuevas modas, por darles un nombre. Si estuviese en mí, traería de vuelta muchas historias de tiempos lejanos, por supuesto, que me resultaron buenas por lo inolvidables. En muchas costumbres ni quisiera pensar… pero así es la vida, nos toca lo que está vigente y seguimos como corderitos lo que nos enseñaron.

Lo escribo con convicción, tener un hogar impecable, así no hayan lujos, es una ardua tarea si no se cuenta con personal doméstico. Puedo hablar con autoridad sobre la vida que llevaban las mujeres en mi infancia y adolescencia, donde lo más común era ser gente pobre, pero limpitos y educados. Y veo a mi madre… ella lavaba las pilas de ropa en un piletón sobre una tabla de lavar de madera y jabón en pan. Más aún… cocinaba en un precario fogón con hornallas a carbón, y siempre sus ollas estaban relucientes. Pienso en aquellos aromas… También ayudó a mi padre atendiendo una tiendita de barrio… corría y corría… pero nunca se olvidó de enseñarnos buenos modales. Nadie decía una mala palabra.

Muchas mujeres trabajaban de costureras en sus casas, alternando con las labores del hogar. Ayudaban al esposo para sostener la familia. Todo era simple. La vida se deslizaba en las rutinas que lentamente, se fueron modificando. Conocí la coquetería de la época, los piropos de algún muchacho atrevido, declaraciones de amores no consumados…

Pienso que me tocó vivir brúscamente los cambios. Sin pensarlo ya era una mujer. Tuve la suerte de entrar en el período de los progresos para el ama de casa. No tuve que cocinar sobre carbones encendidos y en poco tiempo adquirimos un mini lavarropas. Enjuagar la ropa a mano, no era tan fatigoso como fregar. Tenía una radio a lámparas… al año heladera eléctrica… un televisor en blanco y negro… y bastante energía propia de la juventud.

Hoy, un pequeño de tres años maneja como si nada un SmartPhone, creo que así los llaman. Los jóvenes de estos tiempos cambiaron el mundo. Todo es tecnología y vicios. Avaricia descontrolada, soberbia, desamor… Tal vez no todos sean así… me queda la esperanza de que no se pierdan del todo, las costumbres familiares de antaño.

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LAS IDEAS No quiero hacer historia, sobre ello ya hay muchos libros escritos y, al que le interese, que busque. Sucede que vino a mi mente una frase célebre de Domingo Faustino Sarmiento nacido en 1811, que enviado al exilio, era un político avesado y ejemplo de maestros, así las versiones actuales busquen denigrarlo, escribió en una roca de la Cordillera de los Andes, “las ideas no se matan.” Ya dije que es histórico, y en mi infancia lo teníamos como ejemplo de moral y valentía. Era un hombre sabio.

Si la memoria no me falla fue el quinto presidente de Argentina, quedó en la historia… Fue un luchador y tal vez, esclavo de sus ideas. No diré si aquello que pensaba estaba bien o no… pasaron más de doscientos años de su nacimiento y murió en 1888. “Las ideas no se matan”, escribió en la piedra entre Argentina y Chile. No puedo dejar de verlo en medio de lo que es la cordillera, tal vez solo y triste. Yo casi llego a Chile hacen unos años en una cuatro por cuatro junto a tres familiares, y garantizo que estar entre aquellos tremendos picos nevados, en medio del silencio más extraño y bordeando profundos precipicios… resulta difícil explicar que se siente.

“Las ideas no se matan…” ¿Todos los seres humanos tendrán ideas? ¿Será algo que se trae o se adquiere? Reconozco haber tenido siempre ideas que me fueron formando. Entendí, como a los que me tocó conocer de cerca, también demostraban poseer sus propias ideas sobre lo que fuese. Ahora… que no se matan… ¡ayyyy! ¿Cuántas de mis ideas sucumbieron porque el simple destino no me ayudó a convertirlas en realidad?

Las ideas bullen en las mentes humanas, de ahí la metamorfosis en los hábitos de vida, la misma prolongación de la existencia del hombre, la desastrosa inmolación de muchos… por sus ideas. Sin ideas no se hubiese llegado a la era de la tecnología. En este sistema de vida hay mucho de bueno y negativo, perjudicial para una vida en equilibrio. “Las ideas no se matan”, seguro que tendremos que dejar que fluyan, que desborden a este mundo convulsionado con ráfagas de bondad, que como torbellino, se las llevan los huracanes de pensamientos infrahumanos.

No sé porqué, no lo sé… siento que siguen oprimiendo las mentes, no dejan que multitud de ideas se inserten para un mundo mejor. Cuanto más ignorantes sean los hombres, mejor será para los que se jactan de sus “grandes ideas”. Sin dudas… son batallas del intelecto, la pobreza, el hambre, la soledad… cada día nos encerramos más… de todos modos, mis ideas tampoco habrán de ser destruídas por nadie.

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DE CUANDO EN CUANDO...

Joan Manuel Serrat y sus bellas canciones… No recuerdo bien las letras, pero en una decía: “de cuando en cuando la vida… nos pinta con un pincel…”, algo así, me gustaría volver a escucharlo… Todas sus letras son bellas, su cantar, sus melodías… Siempre tenemos un preferido.

Lo importante es que son verdades y nos pasa. De cuando en cuando… sí, la vida nos sorprende con momentos gratos para que olvidemos un poco la consabida rutina. Y no me quejo de mi rutina, para nada, es lo que elegí para vivir tranquila los últimos años en que caminaré sobre este planeta. Los años pasan demasiado rápido. Lo notamos en casuales encuentros con gente que vimos a las perdidas y donde más se nota es en los que eran niñitos, parece ayer.

Todos perdemos los rasgos de nuestro rostro y cuerpo, se dice “envejecimiento”. Lo que hay que saber es envejecer con dignidad, no nos disminuye usar un bastón para pisar seguros. Nos deterioramos por fuera y por dentro, algo que no es excusa para que la mente floresca cada día conquistando corazones. Recibir una lisonja cuando ya se está entradita en años, es algo muy revitalizante. Suele sucederme y me hace feliz, claro que muchas veces dudo y pienso… ¿será así?

Creo que a todo el mundo le gusta el halago. Ni dudar que es mejor que recibir insultos. Es inevitable, siempre estuvieron y estarán aquellos que no tienen reparos para ofender, aun con la mirada. Supongo que no hay porqué agradarles a todos y de hecho, tampoco a mí me caen bien todas las personas que se cruzan en mi camino. A esos trato de evitarlos porque no me gusta para nada la hipocresía. ¡Vaya si hay hipócritas! De regalo, fingen alegrarse de verte mientras despiden chispas de envidia o egoísmo.

De cuando en cuando… nos toca vivir encuentros, tal vez no deseados… ¿qué hacer? Como dijo Serrat, pintar la vida con bello color, deleitarse mirando al que despide luz interior, al que le brota la sonrisa, el gesto amable, la candidez de los niños…

Este mundo seguirá su girar automático vaya a saber hasta cuando… y yo no estaré, de lo que estoy segura, es que muchos no me olvidarán y cuando me evoquen, dibujaré desde el más allá una sonrisa en sus rostros. Por ahora me encargo de enviarles a la distancia, millones de estrellitas con mis besos de todos los colores más bellos, para que aniden en sus corazones por siempre.

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LA FRASE DE MODA La frase de moda general es, “estoy muy ocupado”. Me deja muy pensativa porque toda la vida estuve muy ocupada. No importa que ahora me gaste explicando en qué, hice de todo y no le fallé a nadie, lo que no hice fue excusarme con esas palabras. Con esto de los amigos virtuales por Internet, recibimos a menudo mensajes de gente que al menos yo, no conozco. Sí están los que son parientes o amigos reales, siempre dispuestos a subir un comentario en mi muro, así como yo lo hago con ellos.

Creo no equivocarme cuando pienso que Internet nos aisla del mundo y parece una opinión ridícula. Nos conformamos subiendo en nuestros muros fotos o mensajes, opiniones… y nada… alguna promesa de encontrarnos algún día que nunca llegará. Al menos hay respuestas y muchas surgen al instante, más rápidas que un viaje en avión.

Uno de los que creí un gran amigo me defraudó. Vive cerca de los EEUU, algo lejos, ¿no?. Sucedió hace un año… me comunicó que por su profesión viajaría a Buenos Aires, y lo primero que haría era pasar por nuestra casa ya que quería conocernos a mi esposo y a mí. Llegó un domingo cerca del mediodía y casi fue que no sabíamos como atenderlo mejor, entre todas nuestras charlas risueñas y felices. Es un hombre de algo más de cuarenta años y bien podría ser nuestro hijo, ya que somos bastante mayores, era sencillo a pesar de ser un profesional importante en su ciudad y hasta compartió unos mates por la tarde, porque tenía curiosidad por degustar nuestra clásica infusión.

Nos trajo unos regalitos, le regalamos algo también nosotros y pasó el día, hasta que tuvo que irse porque lo esperaba la ciudad de La Plata, bastante distante de nuestro hogar. Como yo, es escritor además de su profesión de ingeniero y profesor. Trabajábamos en una página creada por él y como le gustaba lo que yo escribía, fue puliendo algunas “mosquitas” que suelen aparecer en los relatos, algo de lo que ningún escritor se salva, pequeños errores de un Escritor con mayúscula, ser escritor no es sólo poner letras y frases a veces incoherentes.

Tal vez se cansó de su propia página porque sigue figurando, pero no hizo nada más, ni contestar mis mensajes… parece que es otro de los que están “muy ocupados”. Una respuesta en Facebook no requiere mucho tiempo… Y mi verdad es que lo extraño mucho, me pareció una gran persona. Tal vez a él no le hayamos caído tan bien, vaya a saber… AMIGOS… palabra difícil de valorar y nosotros somos de la camada donde ser amigo era casi un honor. Espero que se encuentre bien de salud él y su familia y le deseo muchos triunfos. Nunca lo olvidaré.

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MEDIOCRIDAD Intentar ver lo positivo de la vida no significa no ver que hay seres muy mediocres. Tal vez lo mejor sería ignorarlos, pero tal vez alguien les tenga que sacudir las telarañas de vez en cuando. Y pienso en la historia reciente que al fin, no quisiera haber conocido. Imposible repetir los mensajes, son muy extensos y mis relatos buscan la brevedad, pero puedo resumir…

Un señor conocido en el ambiente artístico inició una campaña para adherirse en la defensa de un hombre de Dios, injustamente prisionero. El caso conmovió mucho a los fieles que le tenemos fe y, ¿cómo no sumar un comentario a favor? Por supuesto son muchos los que lo defienden y ruegan que se haga justicia y sea liberado, pero también están los otros, aquellos que se sienten tan superiores que se inmiscuyen para sumar palabras capciosas.

Tal vez debí pasar por alto su mediocre comentario, pidiéndole abriese otra página con sus opiniones, no se mezcla el agua con el aceite, ¿verdad? De ahí no paró en escribir groserías contra mí y yo, que hablo poco pero escribo mucho, le respondí con altura a sus mediocridades. Escribió una hoja detallando sus honorables títulos, como si con eso justificase tener derechos a ofender a quienes estamos formados en otros ideales. ¿De qué le sirve? ¿Pensará que de ese modo podrá convencernos?

De mi parte ni pienso en que ella cambie de opinión, cuando escribe: “estamos en democracia y uno dice lo que quiere”, parece autoritarismo. Todos pueden opinar diferente. Yo al menos no pretendo obligar a nadie a sentir como yo siento y… pienso, pero me extraña que una mujer grande con tantos estudios como relata tener, sea tan alevosa y pretenda tener la última palabra. Lamento que se haya topado conmigo, soy pacifista y fanática del bien, la paz y el amor. Creo que más me duele por ella que no sabe pedir disculpas si molestó a los que apoyamos dicha página. La gente a veces no sabe como responder y sería simple, métete en tus cosas…

Sus palabras destilan veneno, así de terminante. Pienso… le debe faltar mucho amor o no lo conoce. No tener piedad, compasión, ni comprensión, es propio de los seres mediocres a quienes sus títulos no les favorecieron en nada. En nuestro mundo hay muchos moscardones zumbando para amedrentar a los indefensos. Estoy pensando… ¿no habrá que fumigar esa página?

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DIFERENCIAS Cuesta creer que en la cantidad de millones de seres humanos que habitan el planeta, somos todos tan diferentes. No sólo en el aspecto físico, tampoco en las razas y costumbres, lo que me preocupa son las mentes. Dentro de una colectividad resumida como es la familia se puede observar. No hace falta ir muy lejos para descubrir disidencias, aun entre los que se aman mucho.

Se pregona que no hay amor más grande que el de una madre por sus hijos y lo creo, son una parte de nuestros cuerpos desprendidos para que vivan sus propias vidas. Pocos casos de madres desamoradas con sus vástagos salen a la luz, que las hay las hay… De ahí, que decir de sus descendientes. Si una madre tiene más de un hijo, es casi seguro que a todos los crió del mismo modo, y eso comprende los cuidados, alimentación y educación. Entonces pienso… ¿por qué salen todos tan diferentes?

Siempre se escuchan comparaciones. En el parecido físico, o que no se asemejan en nada. No falta la ocasión de que un sobrino parezca más hijo que los propios. De todos modos en lo que insisto es en la función de los cerebros. Cada cual aflora una personalidad completamente opuesta a sus padres y hermanos, y entre ellos están los que siendo diferentes, coinciden en muchas formas de pensar, pero… ¿qué pasa con los denominados ovejas negras de la familia?

Los hijos no salen como de un molde y la influencia exterior colabora a que se eduquen o se perviertan de formas impensadas para cualquier ser humano.

Entonces surge la pregunta: ¿por qué de padres tan buenos salen hijos tan conflictivos? Y eso no es todo, muchas veces resulta a la inversa y escuchamos decir: “qué genio, no me explico con semejantes padres pudo resultar este gran personaje.”

Mucho se habla de los genes, las herencias que el cerebro deposita al engendrar un hijo, sumado al desarrollo de la infancia según el medio en que habitan. No puedo evitar seguir pensando el porqué de las diferencias en la identidad y las elecciones de vida entre hermanos. “Si entre ellos pelean los devoran los de afuera”, escribió José Hernandez en su Martín Fierro. Así vemos familias con un hijo tonto y otro santificado por sus ideales altruistas.

Uno que da su vida enseñando o cuidando de otros y aquel que morirá siendo un perdido delincuente. El ambicioso y el pródigo…. y, al fin… siguen siendo hermanos.

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LA RISA Sí, estuve pensando en la risa. Escuché miles de formas de reír y cada persona tiene su modo de hacerlo. Hay risas contagiosas, simpáticas y también ridículas. Ignoro como lo hacen aquellos que de la risa hacen una carcajada estridente, ¿de dónde sacan esos sonidos?

No es que esté mal, llaman la atención y a veces resultan algo molestos si lo hacen de forma continua. No es invento mío, hay gente así y bueno… tal vez les sale de corazón. Les debe gustar, y usan su risa como caballito de batalla. Una canción dice…”es preferible reír que llorar…”

A mí no me enseñaron a reír, gracias si aprendí a sonreír, cuando por dentro muchas veces quise emitir una carcajada. No puedo, y con todo que la risa es contagiosa. ¡Esa sí que es otra historia! Sucedía entre mi hermana menor, mi hermano el más chico de los tres y yo. Acontecía a veces, cuando estábamos sentados a la mesa con nuestros padres y ocasionalmente cualquier invitado. No sabíamos porqué, bastaba con mirarnos y explotaba la tentación. Ahora mismo al recordar, me brotan las ganas por dentro de mi pecho. Debíamos parecer loquitos los tres hermanitos.

Nuestra madre se ponía furiosa y nos retaba. Más lo hacía más reíamos, a costa de algún cachetazo. Era inexplicable, no reíamos por nada concreto, sólo por un juego de miradas mientras los grandes hablarían vaya a saber de qué. Era una risa contagiosa e inocente que no podíamos controlar. Nunca me sucedió con nadie no siendo ellos, mis hermanos. A las perdidas, cuando nos encontramos pasando los años si recordamos aquello, volvemos a tentarnos y nos cuesta parar de reír. Creo que es un mal congénito…

Tan fuerte era la actitud de mi madre, demasiado severa y seria, que en mí la risa pareció prohibida de por vida. Una sonrisa es todo lo que soy capaz de brindar frente a lo gracioso o simpático. Mis hermanos se soltaron más que yo y el varón es el que suele tener más disposición a un tipo de risa. Me resultó divertido recordar esa historia y aconsejo no acallar nunca la risa de los niños. La risa revitaliza el organismo, activa neuronas… después de todo, en algún momento uno se agota de reír y se detiene por propia naturaleza humana. Un hogar con risas familiares, atrae a los ángeles de la paz y el amor.

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SE ME PERDIÓ...

Vi una fotografía de una hermosa rosa y pensé en aquellas, las que tuve en mis jardines por muchos años. Hubo en el barrio quien dijera que la mía, era la casa de las rosas… Antes de llegar la primavera ya brotaban sus pimpollos y casi… sus flores eran pródigas todo el año. Recuerdo haber tenido rosas hasta el mes de mayo…

Me apasionan las flores, todo tipo de flores. Las rosas siempre fueron mis preferidas y supe tener de diversos colores, uno más lindo que el otro. No hace mucho tuve un rosal blanco que trepó hasta el techo del garaje y, en esta fecha, diciembre, era un desborde de bellos capullos de todo tamaño. Justo el día 4 cumplo años y aquella mañana quise regalarme un ramo de rosas blancas.

Apoyé la escalera con cuidado contra la columna y sus gruesas ramas, para cortar las que estaban más arriba. ¡Eran tan bellas! Para no pincharme las arrojaba con sumo cuidado sobre el césped, así como son de lindas y perfumadas son de agresivas en sus tallos. Había cortado un montón y me dispuse a quitarles sus espinas para armar un centro de mesa. Eran “mis rosas”, mi cultivo, mi derecho para embellecer mi día dentro de mi casa.

Muchos años atrás yo tenía un jardín bastante amplio, ocupaba toda la esquina del terreno donde está mi casa. Luego… se necesitó un garaje… y otro para mi hijo… y un patio más grande… y… y… mi jardín se perdió bajo el cemento. Lo único que me quedó es el recuerdo de mis rosas…

Muchas veces no entendemos porqué viene a la mente una canción, que relacionamos con lo que nos sucede… alguien me cantó en silencio, “Mi unicornio azul”, una bella y melancólica canción que interpretaba Silvio Rodríguez. Decía:” Mi unicornio azul ayer se me perdió… si alguien sabe de él… le ruego información…” entonces pienso… ¿qué será de aquellos mis rosales, con quienes tenía más que una amistad? ¿Existirá el cielo para los jardines cercenados por caprichos del hombre? Si alguien sabe de mis rosales les pagaré muy bien…

No… no… se los debe haber llevado ese unicornio azul, para descansar mirando sus pimpollos en flor. Rosas blancas, amarillas, rojas… tonos diversos de rosados, de amarillos con matices, de lilas profundos… seguro que navegan sobre una nube por espacios inalcanzables. Se me perdió el jardín… si alguien sabe de él… será otro jardín. En mi mente brilla aquel último centro de rosas blancas en mi cumpleaños…

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CERRANDO UN LIBRO MÁS De antemano me propuse no escribir más de treinta capítulos. No fue una novela, sólo relatos dispersos con historias que pienso a diario. Si fuese por mi musa inspiradora esto no tendría fin, pero tal vez surja otro libro con diferentes cuentos. Llegó diciembre para cerrar juntos este año 2013…

Otro año más haciendo cosas, pasando por momentos tristes y felices, conformándome con mi destino. Hasta el 4 de diciembre tendré recorridos 77 años de vida, una vida que jamás pude imaginar. Pasan rápido los años, se dispara la vida…

Es así. Sabemos que día nacimos, pero nos quedará en la incógnita cuando se nos apagarán las luces de nuestro escenario privado. Hoy todavía puedo pensar… y, ese título me lo regaló mi esposo cuando quiso intentar por su cuenta escribir algo. Ahí estaba, entre mi colección de libros propios en mi página de Soopbook con un dibujo de portada… pero en blanco adentro de sus páginas.

Soy escritora de alma. Mi inspiración es una fábrica de historias, sueños, ilusiones y palabras escritas. Aquellos que leen algo de lo mío me envían buenos comentarios y me impulsan a seguir. Ya llegará otro tema, una nueva historia… debo darle unas vacaciones a mi mente y mis manos, que teclean hasta quedar rendidas. ¡Ni hablar de mis ojos! Le ruego a Dios que no me quite la vista y seguir pudiendo hacer esto, dejarle al mundo sin fines de lucro, un poco de cultura hecha de experiencias y moralejas para un mundo mejor.

Concluyendo al fin, me despediré deseando un feliz fin de año, paz y amor al mundo entero y que el 2014 pueda yo continuar mi vida junto a quienes tanto amo, que la salud no nos falte y tampoco el pan de cada día. Gracias a José Orlando Brizzi mi esposo, que me ayudó tanto en publicar mis libros y me soluciona todos los problemas de Internet y también de la vida. El amor está siempre presente.

ELBA G. MAZZEO 30 FIN

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