NADIE en menos de cuarenta

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Benjamín EDWARDS & José Luis MEJÍA

NADIE en menos de cuarenta Conversaciones entre Sebastián Lohengrin y Niet Nom

En la red de redes, 2016


Nadie en menos de cuarenta Primera edición, Lima, octubre 2016

© 2016, Benjamín Edwards, José Luis Mejía

Ilustración de portada: Saxo.com Perú S.A.C.

ISBN: 9788793439956

Prohibida en su total o parcial reproducción por cualquier medio de medio de impresión o digital en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o en cualquier otro idioma, sin autorización expresa de la casa editorial.

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INTRODUCCIÓN

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Sebastián Lohengrin y Niet Nom se reúnen en un viejo café. Se sientan en la terraza, al alero de un techo de tejas. El cielo da muestras de otoño en sus nubes altas que tientan cubrirlo y en las hojas que alfombran la calle. Oscurece. El mesero trae dos cafés sin preguntar. Sonríe levemente, los conoce. La noche será larga y profunda, llena de frases que él seguirá repitiendo hasta que regresen con nuevas palabras. Por unos instantes, el silencio entre ambos es absoluto, no así en la ciudad, siempre bulliciosa. En el centro de la mesa titila la llama de una pequeña vela cuya luz danza sobre las añejas facciones de los hombres. El mesero, dedicado calígrafo defenestrado por la modernidad, ha pedido autorización a los dos hombres para transcribir las palabras que escuche. Ellos han aceptado.

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1. VIDA

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SL: Querido amigo, es bueno estar aquí, con esta sensación que solo se puede resolver abriendo el diálogo. Te haré una pregunta simple, que tiene mi atención secuestrada, ¿quiénes somos, qué hacemos aquí en esta jaula transparente?

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NN: Nada. La inútil victoria de la fragancia ilusoria de los sueños. Imposible. No somos pena ni gloria. Hay una tinta invisible, feroz, indócil, temible que nos escribe el destino; quien olvida es invencible. Somos nada. Desatino del universo (asesino, rufián de navaja y dados); no hay razón para el camino. Prisioneros, enjaulados en la arena. Grito, enfados, llanto vil. Ruleta y noria. Vivos pero derrotados.

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SL: ¿Tan somera es nuestra existencia? ¿No será una ilusión que nos necesita como el artesano que requiere materiales maleables para realizar su obra? Somos algo más que una brisa, más que un susurro en un concierto, somos el eco de la sinfonía que se compuso para la creación.

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NN: ¿Quién es causa, quién efecto, vasija o barro? Proyecto que ninguno ha terminado. ¿Cuál artesano es perfecto? Azar sin ruleta, dado sin números. El soldado siempre es valor y derrota. No hay futuro sin pasado. Somos el agua, la gota, la huella del pie, la bota que hace marcas en la arena; somos la música rota. No hay acción mala ni buena, todo es inútil. ¡Qué pena que no hay rencores ni afecto! La vida es vírgen y obscena.

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SL: La vida no distingue eso de aquello, siempre que no sea para alimentarse y sobrevivir a la inercia del vacío, a la muerte inevitable. Inconsciente es, sin duda, de sus actos, a pesar de su inteligencia y razón. Al final todo acaba, menos el universo que no tendrá fin, que se extenderá eterno al infinito.

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NN: ¿Quién sabe del universo? ¿Si hay un tirano perverso, le pedimos vida o muerte? Quien es único, es diverso. El hombre, barca sin suerte, vaga, como tronco inerte, sin controlar su existencia. La nada es Dios, falso y fuerte. Inútil la inteligencia. Nadie rompe la advertencia que dice: «Calla y olvida». Pensar es una sentencia. El arma del homicida no sirve; la despedida no es nada más que un mal verso: «Te extraño, flor escondida».

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SL: Quizás hay que mirar la quietud desde la cumbre. Nos entusiasmamos con nuestras palabras. ¿Será posible profundizar más y más, caer verticalmente al presente, haciendo caso omiso del lastre del pasado y evitar la esclavitud del futuro?

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NN: «Existe un rumbo adelante», medita el alma distante que te extraña. «¿Estás allí?». La sombra es una constante. Lo pasado no está en ti, voló, como el colibrí, buscando una nueva flor. El tiempo es un bisturí. El futuro es un dolor que sospechamos, horror que imaginamos despiertos. ¿Quién es el depredador? ¿Cómo andar por los inciertos rumbos ardientes, desiertos, del ahora y del instante? Llora con ojos abiertos.

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SL: ÂżDĂłnde estĂĄn las preguntas? Hay algunas sin respuestas, verdaderas interrogantes que moldean el devenir con su densidad.

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NN: «El gozo es la voluntad», dijo el monarca. ¿Verdad? La reina encontró la muerte. ¿Cuánto dura la ansiedad? «No flotes, sé roca fuerte que se queda, sé la suerte», dijo el rey, «vive el deseo. Miro porque quiero verte». «La piel es premio, trofeo, medalla, luz, camafeo», pronunció el rey, con descaro. «Goza la sed y el mareo». Murió en el mar, junto al faro, no encontró —en el goce— amparo, tampoco en la soledad. «Disfruto y muero». Tan claro.

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SL Mi desvelo no se encuentra en la muerte, ni en la vida, lo que me quita el sueĂąo es el presente, la eternidad guardada en el minĂşsculo punto del ahora que se nos escapa, el poderoso ahora que nunca es, pero que, en los preciosos y tan escasos momentos de conciencia, nos empuja al abismo.

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NN: Soy el lugar, el instante, la piel que avanza adelante del alma. Soy el olvido. Nada es poco ni bastante. ÂżLos pensamientos? Son ruido, canciones con que el oĂ­do procura estar ocupado. Somos los que ya hemos sido. No hay manera, y han tratado (bruja, eminencia, soldado) de capturar el ahora. Lo futuro es del pasado. Sin apuro, sin demora, junta la noche y la aurora con el beso del amante. Disfruta a quien te devora.

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SL: ¿Cuántas cosas distorsionan al tiempo? La angustia y el dolor aceleran los segundos. El tedio, por el contrario, atrae la duración como un gran imán. El placer lo evita, lo rodea como quien lo hace con un camino transitado para disfrutar el paisaje de la trocha inexplorada, donde la curiosidad y el asombro se gestan de la mano con el goce.

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NN: Va el novio con emoción, toca la imaginación entre dos piernas vacías. La novia es una ilusión. La acechanza de los días, la boca, las manos frías, las cadenas de la muerte. Vive entre sed y agonías. Resiste, sereno y fuerte, nada escapa de la suerte, todo sabe del abismo. ¿Podrás —amor— contenerte? Su hermano es el egoísmo, pero va, con optimismo, bebiéndose la pasión. ¿Entiendes? Piensa en ti mismo.

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SL: Pareces la serpiente del paraíso. ¿Será que somos el único centro de nuestra acción?

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NN: ¿Qué es lo tuyo? ¿Qué lo nuestro? Cuando deseo, secuestro los ojos de la experiencia. Soy zurdo porque eres diestro. Reclamo mi pertenencia, mi identidad, mi consciencia de ser mi dios y verdugo. Yo soy mi propia existencia. La caridad es un yugo, cuando entregas un mendrugo vuelves más frágil tu vida. ¿Soy valiente cuando fugo? Ni la tierra prometida, ni el rey, verdugo o suicida sean razón o maestro. Nuestra es la gloria (y su herida).

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SL: ¿Cuántos pueden decir: «Soy yo el que se conoce a sí mismo como al universo, quien controla las veleidades del futuro por medio del pensamiento crítico y la creatividad»?

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NN: Un rey mirando al abismo supo quién era; lo mismo sufre quien dice saber. La ciencia es un espejismo. Religión, miedo, poder, control, dominio del ser sobre el instinto animal; nada convence al placer. El rey —¿señor natural, mentira, asombro, ritual?— gobierna bestias y humanos. ¿Ser el mejor está mal? «Somos notables y vanos», sentenció, tras los veranos de cuerpos, piel y erotismo. «Siervos, pero soberanos».

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SL: En el silencio y la soledad nos fraguamos, también en el movimiento, en las conversaciones, en el intercambio de lágrimas, de miradas, de suspiros. Me debo a la pasión por la inteligencia, a la búsqueda de lo bueno y de lo bien realizado. Ser aristócrata no es un asunto de sangre ni de procedencia, es la categoría a la que todos deben aspirar.

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NN: ¿Cuál es la mayor virtud? Conservar vida, salud, mantener el cuerpo sano; no nos juzga el ataúd. Saber proteger lo vano de los sueños del verano cuando despierte el invierno; somos pasto del gusano. Llenes o no tu cuaderno quedará, solo y eterno, junto a tu cuerpo vacío. No hay paraíso ni infierno. No vales más que lo mío, no avanza mejor mi río, vívir es pura actitud. No pidas, porque no fío.

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SL: Si es así, ¿este divertimento es como cualquier otro? Nada te ata a nada, fluyes como un tronco muerto en el cauce de un río: vivir para gozar esperando la inevitable muerte. Estaría de acuerdo contigo si el agua bajase en línea recta, sin obstáculos, sin cambios, pero eso es precisamente lo que no sucede. ¡Cuántas piedras, sequías y aludes tiene el trayecto! ¡Cuántas vicisitudes que no son previsibles intervienen y obligan a nuestra inteligencia a actuar!

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NN: Va el barco en un rumbo seco sin detenerse. Hay un eco de vientos que ya no están. ¿Y el hombre? ¿Dios o muñeco? Al navegar, tiene un plan, un derrotero, un afán para seducir al miedo; ¿dónde sopla el huracán? Puesto en la mitad de un ruedo, no se acobarda; va quedo, pero avanza en su razón; «gozar del viento» es su credo. No entiende su posición, pero sigue, con pasión, la jornada; vino y pan. Gozar es su religión.

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SL: Insensible. Me intriga que lo puedas ser durante el lapso de tu vida, que puedas sostenerlo como un asceta aislado. ¿Será que usas a tus seres queridos, a tus discípulos, a tus colegas y a tu sangre solo como un trampolín para beneficio personal? ¿Acaso tu vivir, tu forma de pensar y actuar solo deja residuos en tu camino?

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NN: El mañana no es problema para el ave, no hay dilema pues desconoce el futuro. Lo que no sabes, no quema. Sabe que no existe muro definitivo. Seguro va por cielos compartidos. Gozar no es malo ni impuro. Disfruta de los oídos que le ofrecen cantos, ruidos, estruendos y sinfonía; goza de uno y muchos nidos. Se regocija del día, de los ojos, la alegría carga como una diadema. No, el placer no es herejía.

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2. POETA Y CHAMÁN

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SL: Entre versos y frases mencionamos al presente como el estado que anhelamos. Cazados por el tiempo, Âżes posible ser eternos mientras miramos al pasado imaginando el futuro?

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NN: La flor que perfuma, existe; también el feliz, el triste y el sol de cada mañana. Vivir es fuego que insiste. Mientras va la caravana somos, porque nunca es vana la humanidad de los sueños; toda esperanza nos sana. La semilla, los empeños de crear, rosa sin dueños que intenta la travesía. Somos gigantes pequeños. Gozan la luz de este día, tus pétalos. La energía de nuestra piel nos desviste. La vida es una herejía.

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SL: «Vivir es fuego que insiste»: el anhelo combinado con la nostalgia, el futuro y el pasado flotando en el presente, una añoranza mezclada con la fatalidad. Imaginemos un punto que congrega los rostros de la vida, imaginemos que, más que inicio o fin, sea solo eso, un punto indiferenciado, ubicado en la frontera de lo existente, donde todas las posibilidades son pero no encuentran manifestación alguna. ¿Cómo describirlo? ¿Podríamos llegar a hacerlo?

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NN: Imaginemos mil cosas, que las risas, que las rosas, que sí, que no, que tal vez. Donde hay existencia, hay fosas. Nadie te mira, no hay juez. Nuestra propia estupidez crea mentira y verdad. Cuenta primero hasta diez. Nunca la fatalidad —vejez, dolores, edad—, debe servirnos de excusa. Tú eres tu felicidad. Aun con la luz difusa, celebramos la inconclusa labor de las mariposas. Busca aromas en la blusa.

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SL: «Aunque mi luz ya es difusa...»; el mundo sagrado, profanado por la razón. El universo mágico de los chamanes y los poetas que da paso al del científico y del narrador ya no prefigura ninguna idea, sus símbolos son anécdotas del pasado primitivo. El ansia de resolver la pregunta «¿Por qué hay algo en vez de nada?» desaparece en la compulsión del ahora. ¿Será que vivimos en la ilusión del presente y dejamos de lado nuestra mortalidad, hasta que somos sorprendidos en la orilla, donde nada más funciona ni tiene sentido?

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NN: Vivimos en negación, tierna, la humana ilusión quiere vencer a la muerte. No tenemos elección. Sentirse vivo, ser fuerte, pensar que puede la suerte de nosotros ser distinta. Sonríe la piedra inerte. Creencias, ríos de tinta; toda palabra es sucinta, breve, fugaz, incompleta. Nos atrapa quien nos pinta. Vacío, dios sin careta, fórmula burda, indiscreta, sin vergüenzas ni pasión. Mienten el rey y el poeta.

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SL: El poeta sufre, la palabra no alcanza.

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NN: La palabra es aire, viento, que transmite el pensamiento con falta y limitaciones; no comprende lo que siento. No busca luz, compasiones, ni da ni pide razones el poeta con sus versos. Somos nuestras emociones. ¿Quién nos inventa universos? ¿A dónde van los dispersos restos que el humo desnuda? ¡Tan iguales, tan diversos! Si la palabra se anuda, nos muerde, nos pide ayuda por continuar en su intento. La lengua se atreve y duda.

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SL: Digamos que el mundo, todo lo que existe, todo lo que es posible, lo que es cognoscible y lo que queda fuera de nuestra comprensión está, no tiene un propósito, deviene dentro de sus límites y, dentro de ellos, se transforma infinitamente. El poeta y el chamán ven el absoluto y lo comunican, las cosas son como son, como siempre han sido, no hay motivo para nada más.

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NN: «Las cosas son como son», ¿lo demás? Es ilusión, ganas de romper el muro. ¿Quién nos puebla la razón? Ni el poema ni el conjuro pueden librarnos. ¿Apuro, marcho despacio? Lo mismo. Sin pasado, no hay futuro. De noche, frente al abismo, sabemos que el heroísmo no es más que la cobardía. Todo bien se hace espejismo. No obstante, somos del día, del vino, la poesía, de la danza y la canción. Nos redime la alegría.

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SL: La alegrĂ­a es porosa a la duda y la necedad. El placer y el deseo distraen la voluntad, el tren que nos lleva a la estaciĂłn de destino. ÂżRevoloteamos en nuestros instintos o existimos para imprimir un recuerdo?

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NN: La voluntad y el deseo son el rumbo y el trofeo, no existe un cielo mejor. No teme a nada el ateo. Entre el placer y el dolor no hay misterios, el error es angustiarse. Prudencia. La vida es el bien mayor. ÂżSer o no ser? La existencia no exige marca, evidencia, no pide nada a ninguno. La trampa estĂĄ en la consciencia. Rechaza lo inoportuno del deber. El tiempo bruno nos devora fariseo. No hay virtud en el ayuno.

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SL: La exuberancia es nuestro legado, guardar para otra vida un sinsentido. El placer, el valor y lo Ăştil son el residuo de lo bueno. Lo bueno segrega beneficio, su estela es desequilibrio, por ĂŠl obtenemos bendiciones, de lo contrario, somos condenados con la irrelevancia y el olvido.

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NN: El avaro pierde el sueño, va, como perro sin dueño, ladrando por las montañas. El miserable es pequeño. No hay justicia, las hazañas son anécdotas. Extrañas son admiración y gloria. Nadie habita en mis entrañas. No hay acción absolutoria, ni utilidad, ni memoria, que nos libre del abismo. Nos da un respiro, la euforia. ¿Ser hombres buenos? Lo mismo dan el bien y el egoísmo frente a la muerte y su empeño. ¿Dónde comienza el cinismo?

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SL: ¿Estás dispuesto a retirarte del mundo? La vida es un intercambio, es inevitable; desde el más básico y rudimentario nivel al más elevado. Tus palabras son residuos. ¿Qué pasó con tu alma, con esa brasa divina con la que eras capaz de prender una hoguera?

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NN: Que nos rija el sinsentido no significa que el ruido de la humanidad se calle; soy también por los que han sido. No olvidemos un detalle: que aun en mitad del valle desierto, no hay soledad. ¿Cuál será la voz que estalle? Mientras arde la ciudad, somos todo, cualidad, defecto, trampa y opción. Mejor doble que mitad. No hay alma sin emoción, sin mariposas, pasión y urgencias de hacer un nido. ¿Quién no tiene corazón?

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3. AMOR

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SL: Niet, muchas cosas tienen por objeto mantenernos adheridos a la vida. Se me ocurre el amor: pocos mueren por su causa y muchos viven por ĂŠl.

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NN: Hay caminos que el humano (sueño inútil, rumbo vano) no debiera recorrer. El amor es un gusano. Hombre, deseo, mujer, si hallan que hay más que placer quedan ciegos, consumidos. ¡Maldito sea el saber! ¿Vivir por amor? Perdidos están los que, convencidos, siguen ese rumbo incierto. Los amantes hacen ruidos. Una flor en el desierto siempre es un barco sin puerto que espera un rumbo lejano. Por el amor, muerto.

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SL: El amor utiliza máscaras. La pasión no lo necesita pero él sí a ella. La sensualidad, la sirena de altamar, lo atrae con una fuerza irrefrenable, la fantasía de la primera musa, la primera prueba. Persistir en ella es morir en vida.

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NN: El amor es un misterio sin lógica, sin criterio, que envuelve todo en su nada. ¡Tan ridículo y tan serio! Que un gesto, que una mirada, poco a poco, pie en la grada, trampa de fuego encendido. ¿La ilusión? Una emboscada. Cuánto pájaro sin nido, camino roto, perdido, por los barrancos del sí. ¿Qué es amar? Golpe sin ruido. Filo negro, bisturí, flor que muere, baladí, pero alumbra el cementerio. ¿Qué es el amor para ti?

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SL: El amor es el adherente que avanza sobre la aĂąoranza de lo que no toma. Como una hoja en otoĂąo, caemos desgarrados sobre ĂŠl a merced del viento, viendo desfilar el pasado y el futuro sobre nuestros ojos.

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NN: La vida es más que la suma de todas las vidas; bruma de estéril melancolía. Somos el siervo y el puma. No hay paz, tristeza, alegría ni dolor, en la sombría fe de las hojas quebradas. No teme a la noche el día. Las bocas enamoradas sienten caricias, espadas, y son nuestra humanidad. Las piedras no están cansadas. El hombre, al ganar edad, se resigna a la verdad que ni alienta ni lo abruma. Morir es necesidad.

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SL: El amor cambia de color como el cielo ante el sol. Despertamos en el regazo de nuestra madre, luego llegan los amigos, la reproducciĂłn llama al deseo, los hijos apaciguan los ĂĄnimos, atardecemos al lado de nuestra compaĂąera y morimos con la vida en las pupilas.

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NN: El amor, droga divina, tiene mil formas. Rutina de hacernos creer que sí. Si amas, postergas tu ruina. Siempre que amas, es por ti, por el miedo, el frenesí, por la herencia o la memoria. Si amas, resistes aquí. No es dócil ni absolutoria su palabra, torpe noria que viene y va de la muerte. Si amas, intentas la gloria. Hermoso forzar la suerte, pero inútil, que más fuerte siempre ha sido la asesina. Si amas, aceptas perderte.

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SL: Los amores son burbujas: de diferentes diámetro y duración brillan con intensidad a contraluz del entusiasmo y desaparecen frente a nuestros ojos sin dejar más rastro que el rocío que acompaña la sorpresa de su extinción.

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NN: Hablas de pasión, del rito de llevar al infinito lo que no tiene retorno. No es amor, solo es un mito. Somos condimento, adorno, de un pan que ignora que el horno nos convertirá en ceniza. Quien ama acepta un soborno. Cuando el amor nos hechiza, nos marca con una tiza de roja y larga pasión. ¡Vaya arena movediza! Le damos al corazón —¡ya qué importa!— la emoción, las ganas de ser y el grito. Sí, el amor es ilusión.

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SL: El amor es necesario para resistir el trรกnsito. Volvemos al inicio, ficciรณn o funciรณn, este sentimiento nos adhiere a la vida.

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NN: Las ilusiones son pasos que marchan, entre fracasos y victorias de un segundo. La vida es sueños y acasos. De la cima a lo profundo somos vaivén, por el mundo vamos sin saber a dónde. Quien vive es un moribundo. El amor nunca responde, pasa, nos tienta, se esconde, salva y conmueve la vida. Prueba el beso que te ronde. Nada nos cura la herida de ser, pero en la caída demos luz a los ocasos. Ama, goza, sé y olvida.

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4. YO

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SL: El bien mĂĄs preciado es el territorio inefable de lo propio, territorio silencioso e imaginario donde son posibles el retiro y la reflexiĂłn, el descenso y las preguntas que permiten extender los lĂ­mites hasta los confines de la nada. Me gusta la imagen del silencio, la soledad que se expande a medida que envejecemos y nos fundimos con el fin.

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NN: Nacemos, en el espejo reconocemos al viejo ser que nos guarda y medita. Ni doy gracias ni me quejo. Vamos del beso a la cita, de la pasiĂłn a la cuita, de las formas a la mente. Soy el hombre que me habita. Somos idea, consciente decisiĂłn. Independiente cuerpo nuestro, soberano. Si digo, soy indecente. Sufrimos por el hermano, damos el alma y la mano, sin escuchar el consejo. Pienso, sĂ­, pero es en vano.

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SL: Es posible que la soledad no alcance, tampoco los amigos; los hijos son transitorios, las ideas como el agua. Lo estable es una ilusiรณn, no existe una ecuaciรณn maestra, siempre hay una falla por la que se cuela la incertidumbre, la traviesa posibilidad de que todo resulte diferente a como debiรณ ser.

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NN: La ecuación no tiene fin ni principio. No hay botín, solución, causa o rescate. La vida es luces y hollín. No hay heroísmo, combate ni gesta, que el disparate del hombre es darse importancia. Ni fresa ni chocolate. Nos atontan en la infancia con aquella petulancia del ser y la humanidad. Agua quieta, es agua rancia. Amo la felicidad de lo incierto, la ansiedad decora nuestro jardín. No es un dios la soledad.

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SL: El jardín crece sin orden aparente, nos afectamos recíproca pero asimétricamente, nos relacionamos con el pasado desde nuestro presente y ello crea una brecha que, por muy pequeña que sea, genera diferencias. El mundo ve nuestras huellas, nuestras ondas, nuestro resplandor.

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NN: Mientras somos, respiramos; las esperanzas son ramos que se marchitan. ¡Qué pena! Saldremos por donde entramos. Pasa el tiempo, la serena ruta se va por la arena que conduce hacia la nada. No hay razón, mala ni buena. Nos tientan con la emboscada de la huella. Mascarada que nos convence un momento. ¡Qué ciega es nuestra mirada! Alentar el pensamiento nos eleva. El descontento solo entiende de reclamos. Vivir es creer el cuento.

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SL: Retirémonos a las sensaciones, a los sentidos, a lo primigenio, a lo anterior. Dejemos de reflexionar, seamos en el mundo, en la naturaleza, seamos gatos, seamos rosas, viento y susurro entonado como lo hacían los antiguos, con el tambor de guía, con la armonía de los pájaros en coro.

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NN: No somos rosas ni gatos, somos hombres. Garabatos de un pincel torpe y divino. Tanto amor y tan ingratos. No hay plan; ciego peregrino, va el hombre, con desatino, cabalgando vida y sueños. Existir es clandestino. Creemos que somos dueños e inútiles —los empeños— recuerdan —tarde— lo urgente. Somos gigantes pequeños. No hay «renunciar a la mente», pensamos. Solo el valiente resiste amor y maltratos. ¿La eternidad? El presente.

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SL: Mitad dioses, mitad bestias; a veces yo, a veces ello. ¿Prometeo? La inteligencia se superará a sí misma. Algo insólito y no controlable, las fuerzas incontenibles del universo actuarán inmisericordes. No vale la pena hablar de esto, mas no sea para inventar e imaginar, regocijarse y disfrutar de la especulación instruida y ociosa.

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NN: «Mitad dioses, mitad bestias», somos placer, inmodestias que transforman el presente. Vivir es sangre y molestias. Otros cruzarán el puente mañana. La eterna fuente seguirá dando lo mismo. Siempre igual y diferente. ¿Venceremos el abismo del estéril egoísmo? ¿Triunfará la humanidad? El bien es un espejismo. El fuego es la voluntad; ardamos sin la ansiedad de mostrar falsas modestias. Somos nuestra libertad.

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SL: ¿Somos libertad o nuestros propios grilletes? Quizás solo una anécdota del universo.

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NN: Saber que no somos nada nos libera; la emboscada de la esperanza, marchita. No malgastes la jornada. La carne que nos excita, se hará barro. Quien te quita te da más, en este mundo. No faltes nunca a la cita. Soñamos con lo profundo y existimos un segundo, ¡dioses de lo irrelevante! No guardes lo moribundo. El universo, gigante, nos ignora. Cada instante muere un alma enamorada. No seas amor; sé amante.

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SL: Quisiera hablar de la mediocridad, de la fuerza del conformismo, aquella que permite que la mayoría se consuele con la idea de un panteón divino o de la providencia, esa fuerza que impide ver la meta, el fin donde podemos afirmar: «Aquí me detengo, no hay más que decir ni hacer». La mediocridad es el gran Tentador, que nos invita a devenir, a dejarnos en manos de las máscaras seductoras de la invidencia.

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NN: Entre la sed y la edad, vive la mediocridad; no sabe, pero es fracaso. Nada existe en la mitad. El rey que no marca el paso nunca gozará del vaso colmado hasta la imprudencia. Lo seguro es un atraso. Se enciende la inteligencia de mano de la consciencia que busca saber por qué. Solo hay miedo en la advertencia. Agradezco a quien me dé lo difícil, esa fe que anima la voluntad. Busco todo, nada sé.

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SL: Lo que hay y lo que queda es uno mismo y su sombra, las migajas de lo que fuimos. Las posibilidades se las dejamos a la imaginación o, quizás, a uno de los infinitos universos que se mueven a nuestro alrededor. ¿Somos Ulises y la muerte nuestra Ítaca?

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NN : Ítaca, ciudad soñada por distante y extraviada, la verdad, no es tan hermosa. Grita, en lenguas, la mirada. La motivación, curiosa, de ser más, es una rosa que se marchita de prisa. Los labios son mariposa. ¿La diferencia? Sonrisa tiene la parca, improvisa dos o tres caminos ciegos. Lo inútil es la premisa. Somos Ulises, los juegos llevan puñales y fuegos, atrevimiento y espada. De nada sirven los ruegos.

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SL: ¡Qué difícil eres! Nada se refleja en ti. Eres la cueva donde se inicia el laberinto, la bestia que amenaza, que advierte y augura. Eres el temor, el rugido lejano, la amenaza que paraliza. Tus palabras provienen desde atrás del muro de la muerte.

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NN: Sonrío, miro, disfruto, suelto las riendas al bruto, le doy las gracias al genio. Soy alguien por un minuto. ¿Qué es un hombre en un milenio? ¿Cuál el verbo primigenio? ¿Cuánto das de lo que pido? ¿Quién nos respeta el convenio? No me importa cuánto ruido, sea cual sea el sentido de la palabra y la suerte. Soñar no es un bien prohibido. Celebro ser, conocerte, respirar profundo, fuerte, codiciar el absoluto. Vivo estoy, contra la muerte.

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5. HUMANIDAD

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SL: ¿Qué nos hace humanos? ¿Vivir ciegos, chocando en la oscuridad contra los muros del destino o el color del éxito, el sabor de un beso, la lágrima derramada por el triunfo de un hijo, la contemplación del paraje que nos deja sin palabras?

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NN: Nos hace humanos el beso, ser el juego que, travieso, vuelve a los mismos errores. Somos la sangre y el hueso. Nos humanizan las flores, la ilusión de ser mejores, los recuerdos y los sueños. Somos grandezas y horrores. Humanos son los empeños de trascender; los pequeños dioses torpes, clandestinos. Somos esclavos sin dueños. La humanidad es caminos que se cortan: asesinos, héroe, cobardes, preso. Somos gusanos divinos.

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SL: Cuencos, vasijas diferentes pero similares, no somos lo mismo, tampoco somos ajenos.

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NN: Lo saben las mariposas: somos un montón de cosas condenados a ser nada. Mueren gusanos y rosas. La vida es la encrucijada que nadie supera; anclada se halla la barca en la muerte. ¡Qué inútil una mirada! No andar para no perderte resulta ingenuo, la suerte ya está echada. Somos barro. ¿Qué hay entre el débil y el fuerte? Como el humo del cigarro va el orgullo, ese desgarro contra las manos piadosas. ¿Vivir? Cobarde y bizarro.

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SL: ¿Será mejor olvidar? Sentir una sinfonía de Beethoven, un nocturno de Bach, una misa de Haendel. Quizás nos reducimos a la emoción, violín y piano cadente que se resiste a dormir.

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NN: La música, el movimiento, los compases, son aliento que nos devuelve el motivo. Cuando bailo, me alimento. Danzar, amar, estar vivo, liberar el son cautivo de las uñas del temor. Ser libre, ser fugitivo. La música es el color de los oídos, amor y a los ritmos y a sus pasos. El arte es liberador. Bailamos sobre fracasos, apuros, triunfos, retrasos, lo inasible y el momento. Danza de auroras y ocasos.

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SL: Nos motiva un fin, nos hace humanos el propósito que nos lanza contra la corriente. La vida sigue un curso pero preferimos el desvío. ¿Qué nos hace humanos? El camino más largo, la ruta porfiada.

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NN: ¿Qué nos motiva? ¿El amor, la trascendencia, el horror por el beso del olvido? Somos hijos del temor. Vivimos haciendo ruido por distraernos del nido que anuncia nuestro final. Morimos sin haber sido. Probamos el bien y el mal curiosos. Azúcar, sal, norte, sur, dolor, placer. Somos de barro y de cal. Nada entendemos del ser pero entre andar y volver perdemos semilla y flor. ¿Vale la pena nacer?

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SL: Nacimiento y muerte, no hay espacio para preguntas. Lo que hay entre ellas es incertidumbre, brechas que debemos cerrar. ÂżQuĂŠ nos hace humanos?

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NN: Nos hace humanos la muerte, saberla, entender la suerte fugaz de nuestro destino. Quien es débil es más fuerte. Nos hace humanos el sino, rumbo incierto, repentino, que nos muerde y nos desnuda. Quien vive es un asesino. Nos hace humanos la duda, que sí, que no, que la muda vacilación de este credo. Quien nos pierde, nos ayuda. Nos hace humanos el miedo de dormir, vago remedo del rigor del cuerpo inerte. Quien sabe dice «no puedo».

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SL: El reino de la muerte tiene muros infranqueables, detrás de ellos reina lo inimaginable. ¿Quién puede explicar la nada, el vacío, la ausencia del tiempo, la quietud absoluta? ¿Nos hace humanos la ambición de la trascendencia?

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NN: La vida es miedo —y valor—, es sonrisa —y es dolor—, es ser y no ser —y es nada—. La muerte es jardín sin flor. En la sangrienta emboscada de existir, somos la espada y el pecho que traspasamos. La muerte es flor olvidada. Las rosas llegan en ramos desfallecientes. Reclamos y quejas no tienen fin. La muerte es flor que sembramos. Nos hace humanos lo ruin, lo generoso, el festín de comedias y de horror. La muerte es flor sin jardín.

97


SL: La carcajada es flor sin jardín, explosión del alma, fin de la reflexión, presente inmediato, es la soledad absoluta en el jadeante orgasmo. ¿Es ser humano el gozo sin palabras?

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NN: Nada ofrecen las ideas para domar las mareas que ocasiona un colibrí. No hay héroes ni odiseas. Reír es armar un sí, claro, real —hoy y aquí—, contra la muerte y su luto. No hay paz en el frenesí. Las flores, el ser y el fruto, todo pasa en un minuto, como el amor y la amada. No hay instante ni absoluto. Detrás del muro no hay nada, no hay juicio ni está marcada tu suerte, aunque no lo creas. No hay llanto ni carcajada.

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SL: Es posible que mis ideas se agolpen como el agua de un caudaloso río sometido a diques y compuertas, pero te aseguro que sin ellas, sin el pensamiento que las engendra y destruye, no sería posible seleccionar la más valiosa. Ser humanos, quizás sea, al fin, vivir en la complacencia de la ignorancia que prefiere el polvo dorado que brilla vecino del oro empolvado.

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NN: Nos redime el pensamiento, la capacidad —o intento— de ser mejor que las fieras. La razón nos presta aliento. Duelen verdades y esperas, no halla el cerebro maneras de justificar el ser. Pensar es luces y hogueras. Frente al horror, el placer le da al hombre y la mujer maneras contra el vacío. Gozar es también poder. ¿Saber o no? Marcha el río —todos, ellos, tuyo, mío— preso de su movimiento. ¿Dónde está el libre albedrío?

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SL: Tanto somos y nada en sí. Vamos y volvemos. Siempre aquí, somos el mar océano. Ser humano es ser uno y todo, deambular en el tiempo con la incertidumbre que engendra el temor, la sorpresa, la decisión errónea, el fracaso, la condena, la soledad.

102


NN: Cuando quien ofrece engaña, no es ilusión, es patraña, poder, manipulación. Existir no es una hazaña. ¡Pobres! Comprando ilusión en templos donde el perdón y la culpa son monedas. Somos carne y tentación. Envuelto en oros y sedas o en desperdicio, igual quedas roto, derrotado, inerte. La vida incendia alamedas. Cada quien labra su suerte, no hay destino y el más fuerte no es quien trepa la montaña. Nada nos guarda la muerte.

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6. PALABRAS

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SL: La poesía es la bisagra entre el silencio y la palabra, la geografía imaginaria no se extiende más allá de los límites que le imponen al poeta sus posibilidades. Su afán le exige la universalidad de la que su lengua carece, ella es insuficiente para extenderse pero infinita al escudriñar hasta el último resquicio de su territorio.

106


NN: Quien habla con su espejismo, no está solo, no hay abismo frente a la palabra muerta. Yo soy mi propio optimismo. Bien, si con versos la puerta rompes o dejas abierta para todos los demás. Nos salva una voz incierta. Si estoy, si estamos, si estás dándole al mundo un compás que lo interprete, ¡qué bueno! Quizás haya luz, ¡quizás! Cuando labro mi terreno, lo hago por mí; si al ajeno le sirve o no, da lo mismo. Todo antídoto es veneno.

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SL: Imagino el carruaje que antecede una enorme caravana y las huellas de sus caballos que son borradas por las de los otros que le siguen. La memoria tiene fronteras, nosotros mismos somos sus lĂ­mites, la fantasĂ­a es el Ăşltimo refugio.

108


NN: Las huellas en el desierto duran poco; los que han muerto no sabrán que son olvido. Ser es aceptar lo incierto. Los pasos que se han medido pierden marca, forma, ruido, se demudan, ya no son. El recuerdo es lo prohibido. Batalla nuestra razón por ser y estar; la pasión no entiende el «morir y nada». ¡Qué ingenua que es la ilusión! Donde llega la mirada, no llega el pie. Marejada que jamás alcanza el puerto. No hay rastros tras la jornada.

109


SL: ¿Hasta dónde reflexionamos? Por ejemplo, lo que se ve, no ha sucedido; lo que se escucha, ya fue; lo que se saborea, es. Somos tensión en lo más profundo, somos el tiempo, su dios y su esclavo. Cuerpo y tiempo son lo mismo.

110


NN: Somos frutos del azar, más nada. Gotas que el mar absorberá sin saber. La maldición fue pensar. La mente no es un poder; meditar es padecer cien veces el mismo horror. Ya nada queda de ayer. ¿La existencia es un error? No lo sé, pero el amor hace más fácil vivir. El gran miedo es el dolor. Huérfanos de porvenir, somos el hazmerreír, la pretensión y el altar. ¡Qué inútil que es existir!

111


SL: El hombre vivo toca al muerto en su sueĂąo; al despertar, toca al que duerme muriendo. La humanidad nos distrae; el juego de los opuestos mantiene tensos a algunos, la contemplaciĂłn tranquilos a otros. La fatalidad es transformada en trĂĄnsito, en trascendencia, en esperanza.

112


NN: La humanidad nos condena —sin emoción— a la pena de existir. ¿Y para qué? ¿La esperanza? Una cadena. Ni la ilusión ni la fe logran ponernos de pie ni apaciguar el camino. La vida es un pagaré. Si es todo nuestro destino polvo y nada, al desatino le doy la piel y los huesos. Ante la muerte, ¡más vino! No dan crédito los besos ni debemos los excesos que ampara la luna llena. Boca alegre. Labios gruesos.

113


SL: La noche y la luna avivan la imaginaciĂłn, deseamos desafiar la realidad en cada resquicio, en cada posibilidad. Cerramos los ojos y nace el mundo. Anhelamos lo inacabado, buscamos la ventana abierta donde podamos escapar de nuestra celda, respirar aire puro, disfrutar breves momentos del paraĂ­so antes del amanecer.

114


NN: ¿Soñamos? Seguramente, mas los juegos de la mente no transforman la verdad. El hombre despierta y siente. ¿Sirve de algo la ansiedad, la búsqueda, la orfandad de la piel insatisfecha? No hay dioses ni eternidad. La vida, la senda estrecha, promete ser la cosecha de los minutos gozados. Mal se place quien sospecha. Los amantes, los amados, abrazos y besos dados, son todo. Simple y urgente. ¡Que rueden cuerpos y dados!

115


SL: La arrogancia de la verdad nos impulsa al absoluto pero, nosotros, espejos fragmentados, estamos a la deriva. Los surcos de la experiencia se imponen al sueĂąo. La resistencia de la curiosidad nos arroja al mundo. AllĂ­, donde las mareas nos confunden, el amor, rĂ­o de emociones, nos protege.

116


NN: Nunca fue un sueño la boca ni la piel que siente y toca ni la mano que alimenta. La experiencia siempre es poca. ¿Para qué llevar la cuenta? Nadie, en menos de cuarenta —¿siglos, años?— nos sabrá. Somos una muerte lenta. ¿Tenemos alma? Ojalá. Nadie sabe. Nos está vedado el primer misterio. ¿Qué importa qué hay más allá? Inútil tomarse en serio ganas y piel. No hay criterio donde marchas, donde voy. Somos polvo y cementerio.

117


SL: Sin duda te asiste la razón, eres la otra cara de la moneda. Has despertado estando vivo, te resistes al sueño. Quien aquilata la evidencia y los números de la realidad, se vacía poco a poco como la botella del mejor vino servida en un vaso de mala muerte. Observas la degradación del empaque y no el valor del contenido.

118


NN: Dios no existe. Ser humanos es todo. Cuentos profanos infierno y cielo, ¡ilusiones! Somos pasto de gusanos. Solo el cuerpo y sus pasiones, luchan contra las prisiones del tiempo y su recorrido. Gracias por las emociones. Se apaga la fe del nido, roto el sueño. Se ha podrido lo inútil, lo pasajero. No hay piel para tanto ruido. Diciembre lleva su enero y el último es el primero cuando vas entre gitanos. Todo falso y verdadero.

119


SL: Dios existe. La individualidad es para el hombre lo que estĂĄ aislado del resto. Lo invaluable se separa de lo otro, se transforma y adquiere propiedades diferentes a su entorno, se distancia y es consciente de su lejanĂ­a y poder sobre las cosas: eso se convierte en dios. Dios es el espejo del hombre, el hombre es el hijo de dios.

120


NN: Nombres, palabras; abismo que oculta más de lo mismo: la orfandad de los humanos. Pensar es un espejismo. Buscamos mitos, arcanos, relatos grises, lejanos, que nos devuelvan los sueños. No atrapan sombras las manos. Ardemos como los leños de la fogata, pequeños son nuestros pasos cobardes. Los esclavos son los dueños. Inútiles gloria, alardes; imposible que te guardes de la tumba y su egoísmo. Morimos todas las tardes.

121


SL: Querido Niet, siento nuevamente que nos encontramos en otra encrucijada, avanzamos por sendas paralelas que se entrecruzan de vez en cuando. Anhelamos conocer el inicio, nos alejamos de la matriz, de la fuente que nos atrae alejándose —¿dejà vu?—. ¿Hasta qué profundidad debemos colocar los signos de interrogación? ¿Hasta dónde queremos llegar? ¿La locura, el goce o simplemente el retiro y la contemplación son el límite?

122


NN: Si hacerlo lleva al nirvana para algunos, luce sana la idea de contemplar. Cada cual por su ventana. Si el marinero y el mar son felices al azar de las mareas, ¡buen viento! Cada cual rece en su altar. Cada quien su sentimiento; los miedos, el sufrimiento y el placer, son de quien son. Cada cual en su elemento. Ha de llegar la ocasión para todo. La pasión es luz, abismo y mañana. Cada cual su corazón.

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7. JUEGO

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SL: ¡Qué juego! Buscar la verdad en estas arenas. El teatro del mundo se lleva a cabo en el escenario del presente y en la memoria, en la retórica y la improvisación esperando el aplauso del destino. La mímesis convive con la diferencia agonística, el riesgo y el azar van de la mano; son las cuatro máscaras, los cuatros colores del mundo. Niet, ¿somos solo lo que se da dentro de estas fronteras?

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NN: Imitar, ser la belleza con que la naturaleza siempre es hoy mejor que ayer. El secreto es la simpleza. Luchar, insistir, poder elevarse y entender que es necesario ser fuerte. Noble como una mujer. ÂżAzar, accidente, suerte? Vida y ser, estar y muerte; no existen libro o destino. Solo es estable lo inerte. Riesgo existir; el camino siempre esconde un asesino que nos mata de tristeza. Nada sabe el adivino.

127


SL: No hay reposo para quien se juega la vida. Vivir como el fuego, elevarse contra la gravedad, moverse de un lado a otro reaccionando a las fuerzas invisibles del cosmos. Buscar el cielo y hacerse etéreo, diluirse al final del tiempo, que no es más que el lapso que uno tiene. El fin del mundo es el término de uno mismo. No hay más evidencia de la vida que el recuerdo de otro.

128


NN: La muerte acecha, sin prisa, ve nuestras huellas, precisa, sin amor y sin ternura. La vida no pasa, pisa. El recuerdo es tela oscura, ni el pincel ni la escritura pueden guardarlo; fracasa. Piedra blanda y alma dura. No hay reposo, la argamasa de la existencia es la casa de la muerte y del olvido. Todo es viento, sopla y pasa. Sea en silencio, con ruido, respetuoso o atrevido; morir es rumbo y premisa. La tumba, el Ăşltimo nido.

129


SL: La vida es suficiente para la basa que uno le impone. El accidente es uno de tantos avatares como lo es el gen que determina nuestro humor y nuestra salud. Somos responsables de ambos porque, si no, de quĂŠ. Somos esto que transcurre, esto que se agota y se termina. Somos esto que continĂşa sobre los hombros de la descendencia. Somos nuestras ideas y nuestros laberintos, somos los otros en cuyos ojos nos vemos. En fin, somos el mundo y el mundo es nosotros. Somos nada y somos dios.

130


NN: El canto y la poesía motivan, con su armonía, los pasos en el desierto. Somos nada; flor de un día. Vamos ansiosos a un puerto que no existe. El pecho abierto no sabe, transita mudo. Somos nada; flor de muerto. Somos la cuerda y el nudo que ahoga. Cuerpo desnudo frente al sur de una mirada. Somos nada; flor que dudo. Tenemos la carcajada que duele, también la espada de nuestra melancolía. ¿Somos dioses? Flor de nada.

131


SL: «Somos nada; flor de un día», pienso en la flor y su belleza muerta. Ahí está en los funerales y los nacimientos, en los aniversarios y las celebraciones, flor arrancada de su tierra, hermosamente efímera, fulgurante y turgente, símbolo de algo que se nos olvidó expresar. Si el olvido es el sino del futuro, la flor nos ancla en la epifanía; allí está siempre, en su bella plenitud, muerta viva, sacrificada para alimentar nuestra memoria y enfrentar al tiempo que, finalmente, vencerá.

132


NN: La existencia es flor de un día pero pueden, la alegría y la belleza, mentir. Búrlate de la agonía. La vida es un devenir pero, puestos a existir, celebremos nuestra piel. Disfruta antes de morir. Entre el veneno y la miel recuerda que lo más cruel se deshace con los besos. Muerde otros labios, infiel. Serán del polvo tus huesos; no hay vuelta, perdón, regresos, mañana ni todavía. Sé leal a tus excesos.

133


SL: Si no dormir para tener más vida o caminar para recorrer más distancia, si sentir placer para evitar los pensamientos o conversar para no tener silencios, entonces, ¿qué sucede con los vacíos limpios, la oscuridad siempre clara, los hermosos pensamientos intrincados, la contemplación sin ambiciones? La vida es un nudo que fluye siempre intrincado e inabarcable. Menudo asunto, ¿podremos alguna vez desenredarlo?

134


NN: El valor desenreda, corta el nudo. La moneda no es sagrada ni profana. Somos el polvo y la rueda. Quienes pueblen el mañana —patria prohibida, lejana—, sabrán, tal vez, la respuesta. Somos lengua, dulce y vana. La duda, el error, la apuesta, la muerte de cada siesta, decoran nuestra ignorancia. Somos cadáver que apesta. Hijos de la irrelevancia, gocemos de la fragancia sin angustia, sin apuro. Seamos la exuberancia.

135


SL: Ser el pasado oscuro, el porvenir irresoluto, la cosa afectada por los campos invisibles de las ideas y las emociones, lo que sentimos, lo que pensamos, lo que avanza en el tiempo entre otros que también serán escombros, los que arrancamos nuestras máscaras esperanzados de llegar algún día al puerto. Somos los que no se encuentran. A la luz de la distancia, las tragedias parecen comedias.

136


NN: Nadie ha escapado a la muerte, sin embargo, nuestra suerte no tiene que ser fatal. Encuentra con quiĂŠn perderte. Nuestro destino final es la nada. Un festival debiera ser nuestra vida. Prueba todo, bien y mal. SabrĂĄ matarnos la herida, pero llama y nos convida, como el fuego, a seguir vivos. Muerde la fruta prohibida. Halla tus propios motivos, provoca besos lascivos, habla claro, pisa fuerte. Goza placeres furtivos.

137


SL: ¿Cuántos logran traspasar el reflejo de la vida y nadar hacia las profundidades? Cargamos ideas y emociones como piedras en una mochila. ¿Cuál es la medida de la vida bien vivida? La Belleza es un gran juez, lo Bello es lo Hermoso y también lo Útil, es la Emoción y la Inteligencia. La Belleza se descubre, se le da alcance con estudio y sabiduría.

138


NN: No es sabia toda belleza —¡poco importa!— la cabeza no comprende la hermosura. Libre es la naturaleza. En los recuerdos, la pura sensación halla su altura bajo el sol de la memoria. No hay límite ni censura. Somos un trozo de historia. La equivocada —ilusoria— trascendencia. Flor de un día. Cada huella es transitoria. La medida es la alegría. ¿Bajar, subir? ¡Rebeldía! Ser sin temor ni tristeza. Respirar sin cobardía.

139


SL: La musa es bella, una idea y un verso armónico también; se confunden en las formas de un templo cuyo basamento es la ecuación inspirada. Lo bello, bello es; no es engaño ni ilusión. No es fácil: la armonía y la simpleza esconden detrás de sí densos y profundos velos. La rebeldía y la excitación son asuntos pasajeros, anécdotas que se extienden sobre la superficie de la existencia. La belleza es extática, detiene todo, enfoca la atención en ella, flota en el vacío, no necesita descripción alguna. Quisiera morir alojando mi pulso en su absoluta quietud.

140


NN: La excitación es espasmo; que el invencible sarcasmo de dios no tiene fronteras. Morir es un pleonasmo. La soledad y sus fieras muerden con bocas arteras, con labios dulces y tiernos. Los amores son panteras. Quien vive sembrando inviernos habrá de llenar cuadernos de ruido y melancolía. No existen nidos eternos. Tiene un ritmo la alegría que lleva luz, armonía, belleza, amor y entusiasmo. Vivir es la poesía.

141


SL: Si la vida es poesía, entonces la mayoría deambula muerto por el tiempo. El entusiasmo es un líquido que nos inunda. ¿Qué tan profundos somos? La musa se oculta como la belleza y la verdad; al cavar, nuestro interior se expande ante su revelación y somos atropellados por el vacío del fin inevitable.

142


NN: Quien tiene miedo está muerto, vacío como el desierto, derrotado, consumido. No hay faro sin luz ni puerto. Somos el sueño prohibido por credos falsos. El ruido nos oprime como dios. Jamás se regresa al nido. Los versos son dominós; hay un poema que dos no comprenden, por cobardes. ¡Cuánta rabia en el adiós! Caer así, sin alardes sin más amor en las tardes que el del sol, lejano, incierto. No pidas; y nunca aguardes.

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8. HASTA PRONTO

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SL: Alguien dijo que la bienvenida sonríe y los adioses se marchan suspirando. Querido Niet, está por amanecer y el sol lanzará su luz sobre esta conversación, no habrá nada que disputar ante la claridad. La noche y sus estrellas, el silencio y el sonido del corazón palpitante, ¿no te hacen reflexionar sobre la belleza o el conocimiento por conquistar?

146


NN: Seduce lo azul, lo bello, con su cándido destello de imposible permanencia. Noble y efímero el cuello. ¿Mentirá la inteligencia? Sea verdad o apariencia la vida es fértil y hermosa. La boca muerde la urgencia. Cien espinas y una rosa; no es justa, pero es grandiosa la ruta de nuestros pies. La mano es libre y curiosa. Luchamos por ser después de la fiebre, el interés que nos libra del degüello. La espalda sabe quién es.

147


SL: Como nunca antes, el pesimismo se ha retirado al fuero íntimo, desterrado por la fuerza del progreso, del éxito y la felicidad obligatoria. ¿Qué sucedió con la pasión, con el contraste de los opuestos, con la inteligencia de la conversación y la poesía de la vida?

148


NN: Somos nietos del temor y callamos. ÂżFue un error decir, mirar y saber? Somos dioses sin vigor. Ya ni siquiera el placer rompe el juego ni el poder contesta; perro callado. No existe el amanecer. Somos la piel del soldado que defiende, desarmado, las maderas de su puente. Yunta estĂŠril, sin arado. El diĂĄlogo inteligente ya no es del hombre. La gente le tiene miedo al dolor. El sol brilla indiferente.

149


SL: ¿Qué esperamos de la vida? ¿Debemos aguardar algo de ella? Sus misterios son enormes, ¿cuántas veces nos vemos abrumados por ellos? ¿Será mejor renunciar a sus oscuras enseñanzas para vivir el presente, para dejarnos llevar por el fluido del tiempo?

150


NN: No espero nada, no obstante, sigo feroz, adelante, para agotar mi existencia. Vivir es ser desafiante. No renuncio a la pendencia, ni le temo a la advertencia de las parcas ni al Caronte. Vivir es noble imprudencia. Desde la arena hasta el monte, todo es rumbo y horizonte, y el hombre labra su suerte. Vivir es ser polizonte. SerĂŠ, mientras viva, fuerte, contra la nada, lo inerte, lo dĂŠbil y vacilante. Vivir es retar la muerte.

151


SL: Retar, ¿relatar?, una sílaba entrometida y nos convertimos en humanos, salimos del cuerpo para ver el mundo y transformarlo en algo. Somos polizontes, desconocemos la duración del viaje: el trayecto es espera, jugamos para no aburrirnos, la especulación se convierte en curiosidad, los golpes en temor, los tiempos muertos en soledad, las preguntas en ciencia y religión, la contemplación en arte.

152


NN: No esperes nada, repito. Tú eres el tiempo y el mito, la pregunta y la respuesta. No hay quien escuche tu grito. No hay ganador en la apuesta, pero empeñarse en la cuesta siempre es más noble que el miedo. Baila, que sigue la fiesta. El reto es gritar «Yo puedo», mientras ponemos el dedo sobre la llaga encendida. Gozar es fórmula y credo. No hay grandeza en el suicida de la esperanza rendida bajo un temor infinito. ¡Que exista quien tenga vida!

153


SL: La esperanza existe. Se encuentra entre el sueño y la vigilia, en la intuición inspirada, en el hálito del control imaginario, en la añoranza del remoto pasado.

154


NN: Nada se guarda entre sueños y vigilias. Los empeños de la intuición son vacío. Somos esclavos sin dueños. La vida es un largo río —bueno, malo, ardiente, frío— que nos conduce a la muerte. Fugaz es nuestro albedrío. La añoranza, viento fuerte, nos recuerda que lo inerte nos muerde el talón a todos. No es muy larga nuestra suerte. No existen formas ni modos para agregar más periodos a nuestros rumbos pequeños. No hay remansos ni recodos.

155


SL: Por muy breve o insignificante que parezca, la oportunidad se asoma para cambiar las cosas. ¿Quién ha dicho que la virtud busca el camino más corto?

156


NN: Recorriendo este camino se entiende que no hay destino ni razón en la existencia. Dios es padre y asesino. Quedarse quieto es demencia, suicidio, mal, imprudencia, truco estéril del conejo. La vida es marcha y urgencia. ¿Cambiar las cosas? Reflejo de lo perdido, el espejo no guarda ningún instante. Quien es libre, nunca es viejo. Aunque gris y vacilante, la marcha sigue, constante, bajo un fulgor vespertino. La muerte espera adelante.

157


SL: No todo es ir adelante. A veces mirar al cielo recostado, con la mente fija en las nubes, sentirlo moverse por nuestros pensamientos, es suficiente. Curiosos o pasivos, temerosos o protagónicos, estamos aquí y ahora, sin importar cuánto dure este lapso. Cada quien es libre de hacer lo que le plazca con su carne y sus ideas, sin embargo a mí me interesa que el mundo marque su paso.

158


NN: Cada quien es cada cual, tu comienzo y tu final deja indiferente al mundo. Camines o no, da igual. ¿El mensaje más profundo, lo insoportable, lo inmundo? Todo se convierte en nada. Lo eterno dura un segundo. Contemplar, ser la afiebrada voluntad —escudo, espada—, tiene de injusto y de suerte. La vida es una emboscada. Haz lo que quieras —perderte, gozar, ser cobarde o fuerte—, da lo mismo. Somos cal. Vive, que llega la muerte.

159


SL: Querido Niet, aclara detrás del reflejo de la vela. Es hora de terminar, el sol es una barrera, lo sabes bien, atrae al ruido, al deber, detiene a la imaginación, le quita su alimento. Ya llegará el día que esto no suceda, el día que avancemos a las tinieblas de la extensión absoluta y nos fundamos en sus brumas eternamente.

160


NN: Vivir es un don oscuro, nadie ha traspasado el muro gigantesco de la muerte. Vive, que hoy es el futuro. Nacer es cuestión de suerte, lo sabe el rey —y el más fuerte—, lo intuye, acaso, el gusano. Que no se yerga lo inerte. La noche guarda un arcano que desconoce el pantano, tan repugnante y querido. Goza del sol del verano. Morir sin haber vivido no tiene luz ni sentido, no guarda un corazón puro. Celebra que ha amanecido.

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EPÍLOGO

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El final es el mismo, la derrota, la seca y dócil forma de la arena; seremos la lejana, la remota memoria de una vida que es ajena. Por eso es que elegimos los excesos, para forzar los márgenes del lodo, para gastar la piel hasta los huesos intentando, feroces, probar todo. Sabemos, cómo no, de los fracasos que, ciegos, poblarán nuestras andanzas; nada importa llegar, siempre los pasos son alimento de las esperanzas. Existir es buscar simples motivos que alimenten la llama de estar vivos.

En algún lugar del mundo, algún amanecer del año 2016.

164


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