Publicidad durante el siglo 19 (1,800) ¿Cuándo aparece la publicidad? Si atendemos a la no muy afortunada ni precisa definición de la Real Academia de la Lengua Española, que considera la publicidad la divulgación de noticias o anuncios de carácter comercial para atraer a posibles compradores, espectadores, usuarios, etc. El origen sería remoto: ya en la primeras civilizaciones estables del mundo mediterráneo o de Oriente Próximo, tenemos esos anuncios y un público potencial para ellos; pero si otorgamos a esa divulgación o ese mensaje el requisito de un carácter masivo, sólo hablaríamos propiamente de publicidad a través de la invención occidental de la imprenta, en el siglo XV, y sobre todo desde el inicio de la revolución industrial. (Checa Godoy, 2007: 3) A mediados de la década de 1,700 comienza la Revolución Industrial en Inglaterra y a principios de la de 1800 llega a América del norte. La maquinaria empezó a reemplazar la fuerza animal. El uso de las maquinas de producción masiva de bienes de calidad uniforme permitió a las compañías elevar la productividad. Por primera vez, a la gente le costaba menos comprar un producto que hacerlo. Conforme la población se desplazo del campo de la ciudad en busca de trabajo, empezaron a emerger los mercados urbanos masivos. La emigración del campo vino a intensificar el desarrollo de los mercados y el crecimiento de la publicidad. Ahora los productos necesitaban que el consumo fuera masivo, absorbiera los altos niveles de fabricación de bienes. Por fortuna, los avances en el transporte de carga pesada facilitaron la venta más allá de los mercados locales. A mediados de los 1800 la población ya se había duplicado alcanzando los 1200 millones de habitantes. También comenzó a aumentar la necesidad de aplicar métodos de publicidad y de marketing masivo. Durante la era de la industrialización, que duro más o menos hasta el final de la Primera Guerra Mundial, los fabricantes se concentraron en la producción. Se servían de la publicidad principalmente como vehículo de información colocaban anuncios en publicaciones denominadas corrientes de precios para que sus clientes detallistas conocieran las fuentes de abastecimiento y los programas de envío de los bienes de consumo básico que ofrecían. Apenas unos cuantos fabricantes innovadores (sobre todo los de medicamentos de patente, jabones, tabaco) previeron la eficacia con que la publicidad de medios masivos podría estimular la demanda de sus productos más allá de su mercado inmediato.