Johann Gottlieb Fichte (1762-1814) posee un pensamiento de claro acento "idealista", en el sentido de que el concepto o la razón son la representación de un ser superior, pero la filosofía debe limitarse a considerar el concepto como lo absoluto. Desde el principio de sus publicaciones sostiene que no se debe concebir al mundo como creación del yo finito. Pues el sujeto finito y su objeto, los dos polos de la conciencia, constituyen para él la expresión de un principio ilimitado o infinito. La conciencia es un ámbito en que existe o se expresa la vida o el ser infinito, por lo que la filosofía del ser (en 1804) se convierte en el complemento de la teoría de la ciencia (del 1794).