Para Johann Gottlieb Fichte (1762-1814), la conciencia de un mundo real fuera de nosotros no es nada más que el producto de nuestra propia facultad de representar, aunque nos da la certeza de nuestra libertad. El yo, la subjetividad, no debe ser pensada como determinada por cosas cosas, porque ella determina a las cosas. El mundo es solamente el material de nuestra actividad, especialmente la actividad moral. Desde este punto de vista ha ser entendido también el Absoluto.