Para Kant, el fin de la historia humana es la consecución de la paz política, bajo el imperio del derecho. Admirador de la Ilustración y de la Revolución francesa, se refiere al fin natural de la historia, que consiste en la fundación del reinado de la paz perpetua mediante una perfecta estructura política (Staats-Verfassung) y el desarrollo de todas las potencialidades humanas. Esa fundación es ejecutada (Vollziehung) por fuerzas naturales, sin intervención alguna de elementos sobrenaturales.
Su enfoque filosófico es agnóstico, pues cierra la puerta a un conocimiento que esté fuera de la experiencia posible del hombre, en el que la razón depende de los sentidos. Su teoría de la historia se basa en un universalismo ético, sostenido por la fe moral.