Atlas de una juventud en fuga

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Atlas de una juventud en fuga Juan Cruz L贸pez

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Atlas de una juventud en fuga Juan Cruz L贸pez http://atlasdeunajuventudenfuga.blogspot.com/

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I De los que resisten

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El hombre de letras es enemigo del mundo Charles BAUDELAIRE

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BÚSQUEDA Hace falta coraje poner en la boca el corazón y sembrar de agujas la piel que nos acoge para merecer el regocijo de la voz propia.

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FILOSOFIA DE LA ACCIÓN Podría decir paz podría si quisiera escribir aquí no hay muerte el hombre no es un lobo para el hombre sino justo lo contrario o que la vida se soporta podría decir incluso ahora sí que nos salvamos podría decir… y no nos damos cuenta de que en decir se va la vida.

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INSURRECCIÓN Y si crees que eres mayor para que nazcan tus ganas de luchar desde el pozo casi siempre turbio de cualquier ideología, sigue estos consejos: sal a la calle a comerte el mundo, procura ser feliz y hazte sonreír todos los días… Vive y deja vivir. Que mejor rebelión que la vida por la vida.

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SHOAH Ya sé que este no es mi sitio. Hablo una legua extraña precivilizada como la que hablan los ángeles del paraíso perdido de Milton una lengua arcana ya sé que esta no es mi tierra; siento como me punza la podrida inteligencia con la que somos tocados los malditos ese don divino que ―ahora ya lo sé― aquí no ha de servirnos para nada (pues somos extranjeros y estamos condenados) nosotros no tenemos patria pertenezco a un pueblo nacido para el suplicio y no obstante soy de los que nunca callan:

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mi voz a su manera tampoco guarda clemencia alguna mi lengua tiene mil maneras de nombrar el dolor.

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HÉROES Admiro a los héroes solitarios que no necesitan a nadie para compartir sus vidas y no conocen más dolor que el de sentirse héroes solitarios héroes en un mundo atestado de mediocres hijos de la generación conforme. Admiro a esos tipos duros o a esas mujeres despegadas de todo elegantes que hacen de su caminar cotidiano una elección valiente mujeres decididas a mantener su independencia por encima de todo. Admiro a las personas que hacen de sus vidas una obra de arte. Admiro a los hombres y mujeres que reman a contracorriente. También admiro a los que hacen de sus miedos una marca de identidad.

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FINAL Es muy pronto todavía pero escribes aquí y ahora que lo intuyes que todo se explica desde el final. Vive con dignidad ama a tus amigos y gánate el respeto sin renegar de tus principios ni pasar por la vida como si fueras un fantasma. Vive con dignidad, te digo, pero por encima de todas las cosas recuerda que lo más importante es morir con los deberes hechos: que nadie te escuche suplicar perdón por nada de lo que hiciste o pudiste haber hecho y que pases sobre todo que pases por la última puerta con la certeza de que mueres con la misma elegancia con la que procuraste vivir.

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II De la raĂ­z y las sonrisas

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Mientras pasĂĄbamos como una hermosa guadaĂąa negra por aquel paisaje perfecto. Raymond CARVER

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LENGUAJE Te quemas con el cafĂŠ. Como la misma vida la lengua paladea el tacto que la extingue.

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ESPEJO En este mundo de éxito y de ruido no queda otra belleza que lo anónimo Óscar GARCÍA Habitas una palabra que se desteje. Como el dolor que te circunda mantienes el cerco sobre el anhelo de convertirte en otro animal de feria astuto ciudadano público. Luego intuyes que quizá la clave del juego se esconda tras el cristal de un espejo que solo refleje el hueco de tu conciencia.

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RECUERDA Y ahora que vives de espaldas al dolor recuerda el llanto de tu madre cuando eras niño y se le abría un manto de terror insoslayable ante el futuro piensa en tu padre y su piel raída al desnudarse sus manos ásperas como la vida que le hubo de tocar y su ojo enfermo recuerda su temor a quedarse ciego y su llanto encerrado en el servicio preso de una angustia salvaje recuerda a tus hermanas reventando en el taller por cuatro duros cuando eran unas niñas recuerda y no lo olvides y que el dolor te asista,

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te ayude a ser mejor y mรกs humano ahora que con prisa te conduces sonriente por la vida.

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SUERTE El frío se deja caer sobre las ruinas de un día donde has temido a cada minuto que por un momento se te cayera encima la piedra que Sísifo arrastra con los ojos narcotizados y la piel quebrada como un mosaico bizantino bañado en sangre. Cae la noche y piensas en Jaén al fin y al cabo una buena ciudad para vivir o morir que viene a ser lo mismo. Luego piensas en esta casa, en los ojos de Julia, en el libro que escribes como si te fuera la vida en ello y te preguntas qué habrás hecho para merecer una vida todavía tan lejos del desastre.

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CÁSTARAS Como el blanco doloroso de la nieve, esperas convertir el viaje en un testimonio de ti mismo, de lo que de humano y digno llevas sobre tu espalda. Tal vez la mujer que te acompaña te lo ponga fácil y por la noche justo antes de acostarse te bese la piel de las costillas y te diga: «en este jaula donde me siento tuya habita la esperanza de una vida donde no exista lo irrespirable de la existencia» para hacerte sentir que más allá de tu dolor vive un hombre rendido a la belleza inmarcesible de lo que le fue dado. Como si la ciudad te hubiera dormido la lengua saboreas en ese instante el gozo de sentirte vivo, más vivo que la misma vida y le agradeces a tu cuerpo la paciencia.

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Tu mujer al despertarse es tan bella que te sientes morir de felicidad.

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LISTA Como quien hace la lista de la compra yo anoto la serie de fracasos que me regal贸 el camino. Como si rezara el rosario de ocasiones perdidas y puertas cerradas con que me fui encontrando. Hago una lista del dolor y cuando acabo he de tomarme una aspirina. Todav铆a queda mucho trecho que aguantar.

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ESCAPADA Ahora que anochece me dices que hace frío. Susurras que esta es la hora en la que más peligro se corre sobre el asfalto. El coche vuela por la carretera de la costa. Enciendo la calefacción. Es un coche viejo pero el calor no falla y eso a ti te reconforta. Pasan las horas y empieza a llover fuera. Por el oeste se aproxima una tormenta. Me gusta comprobar como poco a poco te escapas sigilosa de tu última derrota. A la derecha las luces de un pueblo que mira deslumbrante al mar. La noche se desploma sobre nosotros. En un programa de radio un tipo habla del estrés en las ciudades,

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de esa especie de vida a medias que nos carcome a todos. Luego dices algo que ya no escucho… Susurras. Pienso en ti y en mí y en este coche viejo… Me lees una cita de César Vallejo. Me haces feliz al pedirme que tomemos un café en un bar de carretera. Al fin los faros del coche te ven sonreír. El motor parado. El motor cansado, pero nosotros no. Tu olor en plena noche… Una pareja de enamorados entra en un motel. La lluvia repiquetea sobre el capó de un coche. Dos cafés humean sobre una mesa. Él escribe en una servilleta: «no, esta noche la tormenta no tendrá donde alojarse».

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MÉXICO D. F. Debajo de un balcón en una ciudad infierno seis tipos con los ojos en llamas observan como cae la lluvia sobre el asfalto que refleja los rostros distintos pero iguales del miedo (o lo que algunos llaman terror). Y el miedo es vivir como uno más o no encontrar una mujer capaz de soportarlos o no tener literalmente no tener ni un jodido lugar donde caerse muertos, y ese miedo es real y pesa y se lleva en los bolsillos incluso allí, pongamos que hablo de la ciudad infierno por excelencia y digamos entonces incluso allí en las calles mojadas de México, debajo de un balcón hay seis tipos con una felicidad que no entienden

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agarrada a las tripas como un dolor fantasma que no supieran reconocer y del que acaso jamรกs pudieran desprenderse.

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LA TELARAÑA El tiempo se nos cae encima dulcemente posas tu mano sobre la pequeña cicatriz que afea una de mis mejillas. Luego dices algo que no comprendo y pienso que es bonito no saber quién eres en esta hora afortunada. Tú y yo. La identidad. El hilo con el que tejemos nuestra vida día a día. El tiempo que cae sobre nosotros dulce y a la vez amargo… Ya vislumbro la hora en la que volver la cabeza significa convertirse en una estatua de sal.

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El tiempo‌ Esa telaraùa donde, como moscas, nos han echado a morir mientras solo queda el consuelo de seguir aleteando. Nada nuevo bajo el sol: la vida que no comprendo. La soberbia confusión con la que de un lado al otro del cuento voy paladeando el tiempo que nos acoge.

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VERANO Verano infierno. Apesta la soledad a solas… Aquí presente una vez más mi soberbia terquedad contracorriente.

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III Del territorio del dolor

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Te regalarテゥ un abismo, dijo ella Roberto BOLAテ前

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FRONTERA Te vi dormir mientras mis ojos tiritaban en la frontera del abismo.

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AMANECER Amanece. Habito en un pedazo de dolor antiguo. Y no te encuentro‌ La soledad ahora toma la forma de un círculo de fuego imposible de cruzar. Morir es despertar y verte convertida en un trozo de ausencia.

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TRAPECISTA Solo en el centro de la pista con las medias de trapecista arañadas y unas cuantas costillas rotas tiembla de frío horrorizado ante la sombra del abismo que se abre frente a él. A su espalda la mirada aterrorizada de un caballo negro le recuerda que ya no hay vuelta atrás… Se levanta dolorido medio roto se sacude el polvo levanta la cabeza escupe sobre la arena un salivazo de sangre oscura. No tiene a nadie alrededor. Alza la vista. Comprueba que el trapecio se sigue balanceando. Sabe que no queda más remedio que subir. La mirada del caballo le aterroriza.

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Agarra la escalera sin mirar atrás y cuando llega arriba suplica sin saber muy bien a quién que la próxima vez que se caiga sea la definitiva.

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SIN SOLUCIÓN No hay consuelo. Ni siquiera esa canción de los Smiths te arranca de tu caverna. Y lo peor de todo es que sabes perfectamente que el tiempo no arregla nada, que nada arregla nada.

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ASÍ SON LAS COSAS Así son las cosas. Nadie dijo que la vida es justa ni que las costas del juicio debían de pagarse a medias. Nadie dijo nada. Y ahora aquí nos vemos con la historia a cuestas como seres deseducados sin camino que recorrer ni certezas en los bolsillos. Solo que tampoco aquí nadie dijo que las ganas de seguir andando se repartirían de manera equitativa y así estamos: tú con ganas de comerte el mundo yo con ganas de que el mundo me coma de un bocado definitivo.

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EL MAL DE MONTANO Amanece un invierno que se presagia de espino. Hace un momento en una entrevista a Bolaño escuché decirle que lo mejor que le puede pasar a un escritor es tener la certeza de que su profesión está poblada de bandidos. No sé quizá mi única certeza ahora sea que me has dejado solo y que dentro de unos días habrá de caerme encima el frío de un invierno que se me antoja horrible invivible sin ti con su correlato de terror y madrugadas enfermizas insomnes. Más de una vez he extendido mis manos en la cama como queriendo rozarte…

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Tengo problemas para dormir. También Bolaño podría decir que la literatura es la mejor manera de librarse de uno mismo. En todo caso no conozco mejor manera de habitar mis días que la mía: a sangre y fuego marcado por tu amor y la literatura.

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VIDA DE ANNE MOORE Has borrado de tu casa todo rastro de un pasado junto a mí. Has desbrozado tu presente de cualquier imagen que venga a despertarte en sueños. Has encalado tu cuerpo y tirado a la basura toda sombra de rencor, todo poso de tu yo anciano. Ya estás preparada para empezar a caminar de nuevo por la senda renovada que te ha de llevar a tu próximo holocausto.

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TARDE PARA TODO Es tarde. El escritor levanta su cabeza del libro que le persigue desde que eran un joven adolescente enfermo. Enfermo y loco. Ese hombre no encuentra consuelo en los ojos de la mujer araña. Solo sabe que ha de acabar esa novela donde se cuenta la historia de un joven escritor lunático un perro romántico. Es tarde y la mujer araña lo mira con tristeza suspira una vez más pero el joven escritor la ignora y comete con ello un error que se ha de tornar definitivo. El escritor no sabe que esa historia que escribe lo acabará traicionando

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un día no muy tarde. Los ojos de la mujer araña buscan un camino para escapar. Es tarde ya para recomponer el mapa de un amor que se desteje: acabará su libro cuando la mujer araña haya escapado lejos demasiado lejos para poder recuperarla. Y ahí se acabará la historia de verdad.

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HOMENAJE A SAMUEL BECKETT Y ahora sé de qué me hablabas cuando decías aquello de que en el fondo estamos absolutamente solos.

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IV Del oficio de las palabras

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Escribo; luego existo Blas de OTERO

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TIERRA YERMA テ《pero silencio. Has plantado semillas de sopor desde tu trono de confort infame y ahora recoges la cosecha: vacテュo a manos llenas.

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VERSOS PERDIDOS El poeta cansado recorre una vez más el margen anotado donde acaso alguna vez creyó haber soñado un par de versos dignos. Y busca y busca pero ya no encuentra la fórmula que le otorgue la combinación perfecta y desespera. Al tiempo harto de la historia y de la histeria arroja el lápiz sobre la mesa y de un salto se despide del poema, agarra el picaporte y es entonces cuando un calambrazo inesperado lo despierta: «será tu azote el dolor de saberte pasajero en la tormenta».

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RUTINAS Escribir por la mañana corregir por la tarde leer por la noche rutinas del escritor que no eres sin embargo puedes replicar con trabajar y no dormir leer cuando te quedan fuerzas y escribir como un poseso con las tripas al aire y el corazón lleno de agujas. No hay rutina de escritor que valga porque nadie diría que lo fueras y sin embargo giras sobre el eje de la literatura con el mismo fanatismo que el de un derviche turco pero solo tú lo sabes... Porque escribes como si fueras un quintacolumnista enfermo o loco

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encerrado en su madriguera mientras arde la ciudad bajo las bombas... Desde hace diez aĂąos eres un lector con fiebre. Hoy intuyes que quizĂĄs la literatura sea una bruma dentro de la cual desapareces. Aunque a veces ocurre que esa bruma toma forma de mortaja.

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LOS PERROS ROMÁNTICOS Estoy aquí, dije, con los perros románticos y aquí me voy a quedar. Roberto BOLAÑO Hay un tipo encerrado en su habitación llega tarde de trabajar tiene treinta años y piensa que ya es demasiado tarde para triunfar y sin embargo sigue ahí trabajando sin descanso en un libro sobre una manada de jóvenes valientes una jauría de perros desesperados y a la vez hambrientos generación de jóvenes suicidas mira hay un hombre encerrado en su habitación llueve en Barcelona pero no hace frío y eso le basta para ser feliz toma café bebe abre una antología de poetas franceses del diecinueve anota una cita y estalla la tormenta (sonríe)

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hay un tipo que sueña que escribe intuye que nada se hará jamás realidad pero sigue escribiendo no para el dolor le sirve de consuelo algún día acabará la historia y eso sí es seguro… algún día cientos de jóvenes lo llorarán y aullarán por la noche a la hora de su muerte como perros románticos.

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LETRA Y VIDA Malos poemas. Bajo la carne en ruinas un ánimo salvaje me arrima a las ventana. Desear que una parte de mí se arroje al vacío y me deje de una vez en paz. El dolor que me acompaña. Delante de mis narices el espejo roto mil fragmentos de un pasado desperdigado por el laberinto de papel que empecé a construir cuando me sentí amenazado por mis propios pasos de animal salvaje. También buenos. Quiso decir la araña que te mordió la mano que detrás del dolor habita el valor de la literatura. Al fin y al cabo de eso es de lo que hablo cuando te digo que no te preocupes por mí que yo ya estoy salvado.

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TEMOR Lector lector no soy digno de que entres en mi casa pero una palabra tuya bastarรก para salvarme.

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VERSO HECHIZO Podría haberse escrito en un epigrama de Marcial, también podría aparecer una y mil veces en un manual sobre enfermedades de la mente o ser el primer verso de un poema alemán del siglo dieciocho. Podría estar escrito también con espray de color rojo en alguna pared de cualquier ciudad infierno o ser la contraseña que utilizasen los miembros de alguna secta órfica para reconocerse entre ellos. Podría aparecer incluso como sencillo truco de magia en un tratado de ilusionismo clásico o como lema publicitario de alguna marca de colchones caros especiales para suicidas. Se ha dicho tantas veces se ha escrito en tantos sitios… Y una vez más

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en este poema que me echo a la boca para salir del fango… «Dormir es desaparecer».

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POETA Hay oscuridad ahí fuera. Ha caído la noche y bajo una luz tenue una mano para nada inocente escribe: «no es esta oscuridad repentina la que me asusta sino esta estúpida manera de ahogarme en el dolor». Levanta el lápiz y mira por la ventana: una pareja de enamorados discute al otro lado del cristal. Todo es bello en la ciudad silente todo hasta la extraña forma de mirar de ese hombre: en un momento ella levanta la vista y se pregunta quién será el tipo que le mira desde un pozo tan oscuro como la noche. Sus ojos negros como el abismo.

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De nuevo bajo la luz con la manos apenas domesticadas acaba por escribir: ÂŤno es a la belleza del dolor a la que temo sino a la trampa de seda que nos teje en la miradaÂť. Mejor callar.

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LA CHAQUETA METÁLICA Aquí estoy. Apenas acontece nada pero intuyo la importancia de escribir aquí y ahora lo que sigue: aquí estoy «este mundo es una puta mierda, sí, pero estoy vivo y no tengo miedo». Como si en esas palabras se encontrase la clave del acertijo. Ya ya lo sé el mundo es una puta mierda… Pero yo te estoy hablando (al fin y al cabo es lo que llevo haciendo años) de algo más importante pero que mucho más importante que eso que tu llamas es-ta-bi-li-dad.

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ESCRIBIR Escribir, sin saber muy bien por qué ni pretender hallar respuesta. Escribir, como si la vida se nos fuera en ello, como si no hubiese otra cosa que hacer en nuestros días. Escribir, como una obsesión secreta, inconfesable. Escribir, al margen de todo reconocimiento, como un trabajo callado y silencioso que nos volviese únicos, tal vez irrepetibles. Escribir, como una droga contra el absurdo de esta cotidianidad injusta y asesina, inmisericorde.

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Escribir, como si al hacerlo vengásemos todo el dolor que llevan sobre su espalda los humildes. Escribir, como si el poema nos sirviera de salvoconducto hacía no se sabe qué forma de existencia digna. Escribir a solas y escribir a secas. Escribir, como si el mundo se viniera abajo y no quedase nada que decir salvo «adiós, nos vemos en el infierno...». Escribir con los ojos cerrados y la mano abierta, generosa y limpia.

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Escribir‌ Al fin y al cabo solo eso escribir para escapar de alguna forma de lo que solo conocemos como un silencio final: eso que nombramos muerte.

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EPÍLOGO Amo por encima de todas las cosas la poesía tan exigente y a la vez tan radical y democrática. También amo a la gente que se deja la vida escribiendo versos porque prestan testimonio de una forma de vivir acaso oscura que se me antoja digna dignísima. Amo como os digo por encima de todas las cosas este oficio anciano. Porque una palabra perdida es un trozo menos de lo creado yo digo, decimos.

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