Crisis y fracturas: brechas para la acción política constructiva del anarquismo

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Estudios | nº 2-2 | 2012 | Análisis | pp. 27-33.

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ANÁLISIS

Crisis y fracturas: brechas para la acción política constructiva del anarquismo. Crisis and fractures: gaps for constructive political action of anarchism. Krizo kaj rompoj: fendoj por la konstrua politika agado de anarkiismo. Juan Cruz Lópezz (Sindicato de Oficios Varios de Jaén de la CNT-AIT). Resumen: La crisis económica está deteriorando los sistemas de poder que aportan legitimidad al marco de representación política y sindical que fundamenta la democracia liberal. Esa fractura, apenas intuida, de la historia institucional de las potencias en crisis, abre un escenario donde la acción política de los anarquistas puede vertebrar un proceso real de acumulación de fuerzas en torno a las opciones superadoras del parlamentarismo. Un proceso donde los anarcosindicalistas, a partir de un planeamiento estratégico tendente a priorizar las luchas populares no recuperables, deberían adquirir protagonismo, y dotar a los sectores más consecuentes con el discurso antagonista onista de una herramienta de intervención política ágil, horizontal y al mismo tiempo revolucionaria. Abstract: The economic downturn is damaging the systemss of power that legitimize the political and union representation bulwalks upholding liberal democracy. This crack in thee institutional narrative of the powers in crisis, just barely appearing, introduces a new scenario where anarquists’ political action could lend structure to a real process of accumulation accumu of strength in options that would go beyond parlamentarism. In this process anarcosyndicalists, using a strategic plan which whic prioritizes popular struggles which cannot be recovered, will adopt dopt a leading role, giving the most industries most favorable favorab to a combative discourse a tool to intervene in politics that is fast and well-coordinated, horizontal and revolutionary. Resumo: La ekonomia krizo malbonigas as la povosistemojn kiuj havigas legitimecon al la kadro de politik politika kaj sindikata reprezentadoj kiuj siavice fundamentas ndamentas la liberalan demokration. Tiu rompo, apenaŭ an antaŭvidita, de la institucia historio fare de la krizaj potencoj, otencoj, malfermas scenaron kie la politika agado fare f de anarkiistoj povas vertebri realan procezon de akumuligo go de fortoj ĉirkaŭ la superigaj ebloj de la parlamentismo. Nome procezo kie la anarkosindikatistoj, el strategia plano tendenca al la priorigo dde popolaj luktoj nerekupereblaj, devus akiri protagonisman rolon, havigante al la plej konsciaj sektoro sektoroj la antagonisman parolmanieron per ilo por politika interveno lerta, horizontala kaj samtempe tempe revolucia. Palabras Clave: crisis económica, desafección afección política, asamblearismo, as anarquismo, poder político. Key words: economic crisis, political apathy, thy, assemblies, anarch anarchism, political power. Ŝlosilaj vortoj: ekonomia krizo, politika a malvolo, asembleismo asembleismo, anarkiismo, politika povo.

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Crisis y fracturas: brechas para la acción política constructiva del anarquismo

Introducción La crisis económica que viene sacudiendo las economías de llos países más desarrollados desde 20081 está teniendo d una serie de consecuencias en el ámbito de lo político que dimanan de la brusca ruptura, experimentada por miles y miles de familias, con la situación económica y política de principios del nuevo milenio. En ese sentido, podemos afirmar que la posición social de amplios sectores de la población ha cambiado de forma considerable. Para otros, sin embargo, la crisis no ha venido sino a agravar sus ya penosas condiciones de vida. Continuando con lo anterior, y centrándonos ya en el caso de estado español, se constata que buena parte de las familias de las clases medias y populares han visto como sus perspectivas de futuro han cambiado radicalmente debido, en primer lugar, a su situación económica y a los recortes sociales y laborales puestos en marcha por los gobiernos neoliberales de PSOE y PP. Amplificando esta percepción, parece innegable que la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas creen haber dejado atrás definitivamente aquella época de sobreabundancia, crédito sin límite, te, progreso desatado e in inquebrantable paz social. El paso del tiempo no ha hecho sino profu rofundizar aún más ás esta sensación de colapso y consolidar lo qque para muchos era un mal sueño. Muy al contrario, la reformulación sistémica puesta en n marcha por el capitalis capitalismo posindustrial en nuestros días, que no tiene otro objetivo objeti que la perpetuación de los sistemas emas de dominación qu que legitiman el privilegio y laa desigualdad, está poniend poniendo las bases para quee la pesadilla pe se alargue ad nauseam, nause contribuyendo yendo a que poco a poco se vaya aasentando en laa conciencia de la ciudadanía un una sensación de fractura histórica y social al que deriva, de antes que nada, de la quiebra de los os proye proyectos vitales de miles y miles de ciudadanos, hasta hace poco crédulos, que habían interiorizado –según h convenía entonces– los sueños de progreso y prosperidad infinitos puestos en circulación por los ingenieros del consenso. Socializado el malestar hasta el hartazgo, es a partir de ahí cuando los límites marcados por la educación política individualista y delegacionista logran inducir en el 1 Ver La crisis económica en el estado español: análisis desde una perspectiva libertaria. http://estudios.cnt.es/analisis/

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conjunto de la población sometida una aplastante sensación de impotencia que, antes que nada, provoca en el ciudadano la asunción de su presunta irresponsabilidad política –algo extensible a las mayorías votantes– y la demonización de la clase política que, paradójicamente, sostenemos entre todos y todas.

Representación y estafa La contradicción a la que aludíamos anteriormente se evidencia si comparamos los actuales porcentajes de participación en los procesos electorales con los datos del barómetro de confianza en las instituciones del CIS. Así, los partidos políticos aparecen como la institución peor valorada por la ciudadanía en el indicador estadístico al que aludíamos antes2. Por otro lado, y según datos de julio de 2012, la clase política es la tercera causa (24,3%) de preocupación para los españoles (detrás del paro y la situación económica), siendo la corrupción la cuarta (12,4%)3. Sin embargo, y al menos hasta ahora, esa desconfianza en la clase política, los partidos y el sistema parlamentario de representación en su conjunto no se traduce en una desafección real y constatable. Solo hay que ver la cifra de participación en las últimas elecciones generales4, que se situó en el 71.69%, para darnos cuenta de hasta qué punto es inoperante la crítica superficial, se diría que extemporánea, de la mayor parte de la ciudadanía. Esa superficialidad a la que aludimos y que, bajo nuestro punto de vista, explica las contradicciones anteriores, se hace explícita al analizar de forma crítica5 las formas de protesta actuales y la centralidad de sus discursos. En ese sentido, la idea de que la crisis es una estafa, presente en materiales de agitación y propaganda del Movimiento 15-M, pone en evidencia la manipulación de las reglas de un determinado juego que todavía no se quiere cuestionar de forma integral. Así, lo que se pretende impugnar no es el sistema en su conjunto, sino la mala praxis de sus gestores, responsables últimos del latrocinio generalizado al que la ciudadanía se sabe sometida desde los inicios de esta crisis.

2 Ver http://politica.elpais.com/politica/2011/10/26/actualidad/1319626481_119745.html 3 Ver V http://www.indracompany.com/sostenibilidad-e-innovacion/neo/ blog/articulo/que-les-preocupa-a-los-espanoles 4 Ver http://www.elmundo.es/elecciones/elecciones-generales/ 5 (Rodri rigo Mora, Esteban, Rubio, 2011; Colectivo Cul de Sac, 2012)


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representación política que comenzamos a intuir en las sociedades posindustriales de nuestro tiempo. Situación crítica que se evidencia, como decíamos antes, en la falta de confianza de la que son merecedores los partidos políticos, pero también en otras percepciones, a nuestro entender generalizadas entre la ciudadanía, como pueden ser las siguientes: inoperancia del poder político con respecto al económico, progresiva desaparición de las ideologías de izquierda y derecha, corrupción generalizada de la clase política y falta de capacidad de los responsables públicos.

Lam. 1. Manifestación del 15M. Foto: Carlos Martín (Homer)

Sea como fuere, la transformación de la estructura socioeconómica de las potencias centrales y la progresiva configuración de un nuevo mapa de relaciones internacionales donde las potencias emergentes tienen cada vez una mayor capacidad de extracción de plusvalía, provocan que, aun de manera indirecta, las oligarquías occidentales hayan decidido emprender una política de reformas que, de facto, está desbaratando el pacto social establecido con la socialdemocracia europea tras el final de la II Guerra Mundial. En primera instancia, esto conlleva el paulatino desmantelamiento del llamado estado del bienestar, condición necesaria para el sosteninimiento de los márgenes de beneficio de los plutócra cratas y para la supuesta mejora de los niveles de solv olvencia y competitividad de los estados. Esta transfor ormación, en la práctica, supone una alteración más que sustancial de la estructura social, económica y política qu que fundamenta, hasta ahora de manera estable, able, el sistem sistema de representación parlamentaria que supuestamente uestamente tr traslada la voluntad popular; alteración que puede amenaz amenazar una situación de quiebra similar a la experimentada en otros periodos críticos para el sistema, donde los consensos tácitos que sostuvieron la convivencia vencia política de las mayorías se desplomaron casi dee repente ante lla emergencia en la arena política de fuerzas rzas populistas, de derecha y autoritarias, que supieron saacar partido de la desesperación de los de abajo. Son precisamente esas transformacioness operadas desde fuera del ámbito político, y las consecue uencias que las mismas tienen en la gobernanza de los paí aíses, las principales responsables de la gran crisis dell modelo de

En el estado español, además, esta crisis tiene su correlato en el sistema de representación sindical. Efectivamente, al bajo porcentaje de afiliación (comparado con otros países) se le ha de sumar la elevada desconfianza en la institución sindical6, pieza clave, junto a los partidos políticos mayoritarios, del régimen partitocrático heredado de la llamada transición. Un sistema institucional que ha permitido la reproducción social de las oligarquías anteriormente complacientes con el régimen franquista y la integración de nuevas castas privilegiadas, sin duda de carácter neófito, que accedieron a dicha posición a través de la ostentación, pública y legitimada, de su ccapacidad de interlocución; privilegio que les vino dado desde ar arriba en base a su carácter reformista y su voluntad pactista pactista, evidenciada denciada en primera instancia en los acuerdos que dieron origen a la Constitución y reafirmada a posteriori en los Pactos de la Moncloa, gracias a lo los cuales el capitalismo español sentó las bases de su enési sima revitalización, ya no solo a nivel estrictamente económ onómico, sino también político y social7. En esee sentido, y volviendo a lo anterior, anterio las formas de representación política hegem hegemónicas entre los trabajadores y trabajadoras jadoras –la forma partido y la forma sindicato– se encuentran en plena crisis de legitimidad8, una situación que se agrava notablemente por el aislamiento político de la ciudadanía, incapaz, debido al delegacionismo extremo, de hacer operativa su crítica a dichas instituciones a través de la autoorganización y la desafección explícita y generalizada.

6 Ver http://cnt.es/sites/default/files/dossier_legitimidad_sindicatos.pdf 7 (Carmona, (C 2005) 8 Ver er http://cnt.es/noticias/es-posible-funcionar-sin-gobiernos-alternativasal-parlamentarismo

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Guiños insurgentes No obstante, a nadie se lle escapa que la aparición a mediados d d de 2011 del llamado Movimiento 15-M ha supuesto, pese a todo, un factor que ha servido como revulsivo de cara a la experimentación de nuevas (y viejas) formas de autoorganización política que, al menos en un principio, posibilitaron la visibilización de una alternativa popular, asamblearia y más o menos autogestionaria, al sistema de representación política imperante, donde la delegación, el clientelismo y la hegemonía de los partidos políticos acaban por definir un modelo que, más que democrático, se nos antoja anquilosado y enquistado en los vicios del turnismo caciquil del siglo XIX. Aun así, no parece suficiente la aparición, se diría casi espontánea, de un movimiento tan diverso y contradictorio, para atacar la línea de flotación del sistema de dominación actual, que tiene en la ficción del parlamentarismo una de sus bazas fundamentales. En ese sentido, el Movimiento 15-M, analizado desde una óptica crítica que, antes que nada, pone en valor sus posibilidades, ha resultado insuficiente de cara a implementar una salida antagonista nista a un sistema que parece pa fortalecerse fagocitando al oponente, negándole su diferen diferencia y utilizando el aparato policial en los momentos clave. Un sistema, el estatal-capitalista tatal-capitalista que, más allá de discursos sim simplificadores, está demostrando una capacidad performativ performativa, de reinvención permanente, quee parece superar con creces crece la ortopédica andadura de los nuevos evos movimientos social sociales, empeñados en desgastarse en luchas chas fácilmente asimilabl asimilables por un sistema que parece hacer recuperable casi todo.

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De todas formas, y para el tema que nos ocupa, el también conocido como Movimiento de los indignados ha contribuido a señalar con el dedo a buena parte de los culpables, renunciando a entrar en el juego de las críticas partidistas y apostando, al menos en los primeros compases de la movilización, por un cuestionamiento casi integral de los sistemas de legitimización política; algo que se puso de manifiesto en varias jornadas de lucha donde el nivel de la protesta simbólica contra la clase política y el poder de las instituciones aliadas del capital se elevó de tal manera que los partidos tuvieron que hacer explícitos los consensos que, más allá de la mascarada del debate programático y parlamentario, fundamentan la imperturbabilidad del actual sistema de representación, el mismo que arrebata la capacidad de autogestión política del pueblo9. Es sin duda este elemento perturbador, junto con el potencial embrionario de la red de asambleas ciudadanas tejidas por este movimiento, lo que sin duda nos parece más interesante, sobre todo a nivel estratégico, de su propuesta política. Porque no es cierto que el Movimiento 15-M sea un movimiento unívoco, de bases ciudadanistas y finalidades reformistas. No es cierto lo anterior, pero tampoco lo contrario. En ese sentido, pensamos que el carácter complejo del movimiento deviene en la actualidad de la disparidad de actores políticos que han intentado operar a través de él. Así, nos encontramos con asambleas vinculadas a este movimiento que realizan un trabajo político tendente a promover una democracia más inclusiva y participativa, junto a otras que realizan un incansable trabajo defensivo (luchando contra los desahucios, por ejemplo) y otras que, aun desde posiciones críticas de carácter integral, acaban por subsumir sus estrategias de intervención política a luchas parciales dotadas de un alto capital simbólico en el ámbito sociológico e ideológico de la radicalidad anticapitalista.

Brechas para la acción: es la hora de construir en contra Pasando al terreno de lo propositivo, y recapitulando un poco, recordemos que la situación de crisis global y generalizada izada (multisistémica) está ocasionando toda una serie

Lam. 2. Protesta contra la privatización de la empresa Serbia STRAJK. Foto: Carlos Martín (Homer) F

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9 Ver http://politica.elpais.com/politica/2011/06/14/actualidad/1308078702_339723.html


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de consecuencias cuencias en el ámbito de la arena política que, bajo nuestro punto to de vista, abren un nuevo marco de posibilidades que, como anarcosindicalistas, ndicalistas debemos aproapro vechar de cara a la consecución de nuestros fines, esto es, el cambio de las estructuras sociales, la conquista de los medios de producción, y la reorganización de la sociedad partiendo de la libertad del individuo y de los pueblos10. En ese sentido, debemos profundizar en el análisis de la crisis de legitimidad que está afectando a la credibilidad de los partidos políticos y los sistemas parlamentarios en su conjunto, procurando diferenciar nuestro discurso, pero a través de la puesta en práctica de nuestros acuerdos confederales y no privilegiando la asunción de estrategias autorreferenciales típicas de las organizaciones de carácter grupuscular sin espíritu de superación ni capacidad de autocrítica. Hablamos, pues, de una incipiente crisis de los modelos clásicos de representatividad de la que, a nuestro entender, se puede salir de tres maneras: a través de la consolidación de nuevas formas de auotoorganización política; a través de soluciones populistas o a través de una reforma del sistema político lo suficientemente profunda como para volver a ganar legitimidad. De las tres posibles, el movimiento libertario en su conjunto y el anarcosindicalismo en particular deben trabajar por dar una salida a esta situación crítica a través de la creación del mayor número de espacios autoorganizados política y económicamente; te; espacios, eso sí, desde los cuales realizar un contrap apeso cada vez mayor al marco institucional de la demo mocracia liberal. En ese sentido, se trataría más bien dee aalterar la correlación de fuerzas existente entre aquellos os que plantean una salida a la crisis a través de unaa reforma del de sistema y los que pensamos que no hay solución olución posib posible para los trabajadores que no pase por la superación de definitiva del capitalismo. Una perspectiva revolucionaria evolucionaria qque debemos concretar paso a paso, de lo pequeño queño a lo grande, mapeando los espacios de intervención n política y procurando coincidir con aquellos actores políticos olíticos que remen a favor de la alternativas superadoras, siempre, iempre, eso sí, qu que las luchas se compartan de forma honesta sta y evitando que la política de organizacioness entorpezca aquellas iniciativas populares de carácter radical que, desde de planteamientos críticos de tipo integral, pretendan levvantar proyectos políticos autogestionarios, aunque sean de carácter local. 10 Extracto de los acuerdos en torno a finalidades es de CNT que contiene el carné de afiliación.

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Lam. 3. Manifestación del 15M. Foto: Carlos Martín (Homer).

Un proceso político que, no lo olvidemos, puede verse acompañado de un giro en las relaciones de poder existentes en el seno de las empresas, donde la descapitalización y las dificultades para encontrar financiación están suponiendo el cierre continuo de fábricas y centros de trabajo; lo que, en un contexto como el actual, debería contestarse a través de un planeamiento estratégico tendente a la anticipación que –sobra decirlo– d posibilitaría, sobre todo en situaciones críticas, sentar las bases de una intervención política ofensiva de las asamb asambleas obreras. Un hecho que en la práctica podría traducirse en la recuperación ecuperación de empresas (proceso ya experimentado en Argentina11) bajo fórmulas de gest estión cooperativa de carácter autogestionario; una prácticaa posible que debería aprovechar otras sinergias positivas como la paulatina consolidación de los grupos de consum nsumo de carácter anticapitalista que poco a pocoo empiezan a florecer a los largo y ancho del estado do español, y cuya finalidad última sería el cambio mbio radical y progresivo del sistema sistem económico y social (dando carpetazo, antes que a nada, al subsistema de relaciones es laborales labora vigente)12. No obstante, somos conscientes de que este es un proceso que acaba de empezar, puesto que la crisis de legitimidad del sistema de representación no ha provocado hasta ahora ninguna respuesta generalizada y mucho menos la consolidación, ni siquiera de manera precaria, de un contrapoder político con capacidad de articular una alter111 Ver http://estudios.cnt.es/wp-content/uploads/2012/05/04-Reflexiones_ sobre_la_autogestion_en_las_empresas_recuperadas_argentinas.pdf 12 Ve Ver http://soliobrera.cnt.es/secciones/formacion-sindical/1039-ritagiraldez-mendez-lluis-rodriguez-algans.html

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Lam. 4. Manifestación del 15M. Foto, Carlo los Martín (Homer).

nativa seria al parlamentarismo. o. Esto se puede deber a la suma de tres factores: la domesticación que ejercen los lo medios de comunicación cación de masas, el mantenimie mantenimiento de unos niveles de vida determinados y la invisibilidad política de las alternativas reales al capitalismo. Actualmente, y eso es lo que d deberíamos aprovechar, el nivel de vida de la mayor m parte de la ciudadanía está cayendo en picado, i algo que ni siquiera los medios de comunicación pueden ocultar, lo que está teniendo como consecuencia la indignación creciente de amplios sectores de la sociedad, ciertamente descreída con el sistema. Dicho lo anterior, lo que se antoja más complicado es el planteamiento de alternativas reales al capitalismo desde los sectores antagonistas al mismo. Un trabajo que, desde la perspectiva libertaria, se nos antoja prioritario, ya no solo por la potencialidad estratégica de un contrapoder de carácter integral –sociopolítico, cultural, económico– sino por los beneficios que en la praxis cotidiana del anarcosindi-

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calismo conllevaría el abandono paulatino de las luchas exclusivamente defensivas, todavía necesarias (defensa del empleo, pelea de convenios, luchas salariales, etc.) pero que han de perder protagonismo conforme seamos capaces de agrandar el espacio de la autogestión; una batalla, no tan indirecta como se suele pensar, contra el nervio del capital en la que tenemos mucho que ganar y poco que perder. Llegados hasta aquí, la potencialidad de CNT de cara a plantear esas respuestas estriba en su experiencia, en sus acuerdos y en la capacidad política de sus bases. Así, pensamos que la apuesta política de la organización debe ser doble: por un lado, reactualizar la crítica al marco institucional stituc político-sindical, amplificando el debate a propósito ropósit de la legitimidad del régimen partitocrático y divulg divulgando nuestro argumentario crítico y, por otro, favoreccer la acumulación de fuerzas en torno a la opción


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superadora, ora, lo que implica trabajar por objetivos específicos (a corto, medio y largo plazo) cuya progresiva consecución garantice la paulatina tina consolidación de un marco político distinto al actual y favorable a nuestros intereses. Un marco político que, no nos quepa duda, crecerá exponencialmente si somos capaces de vertebrar una infraestructura suficiente de espacios económicamente soberanos, autónomos e interdependientes, cuya finalidad última sea el vaciamiento del régimen capitalista y sus instituciones de gestión, lo que en la práctica exige la asunción por parte de la minoría contestataria del principio de desobediencia integral, no solo en el terreno de lo político, sino también de lo económico y lo cultural. Es precisamente por esto último por lo que pensamos que este es el mejor momento para interrelacionar nuestras luchas defensivas (laborales) con las ofensivas (sociales, económicas, políticas y culturales). Para ello, debemos tomar nuestros acuerdos en la mano y hacerlos realidad. En ese sentido, debemos prestigiar la acción política asamblearia, debemos construir alternativas económicas cada vez más solventes y autoorganizadas, debemos formarnos y capacitarnos de la manera más completa posible, debemos desarrollar mecanismos de análisis social certeros y, finalmente, debemos establecer redes de solidaridad permanente entre nuestras bases y aquellas luchas populares de carácter transformador que consideremos mos legítimas. Y todo esto sin perder de vista que nuestro ro fin último es ser autosuficientes en una sociedad sin n capitac lismo y autoridad, donde sea posible la libertad individual in y colectiva, lo que implica no caer en el fugu guismo y noo pensar que, por mucho que nos liberemoss a nosotros y nosotras mismas, el sistema de dominación ción capitalis capitalista vaya a desaparecer como por arte de maggia.

Concluimos Para finalizar, y sin el ánimo de serr reduccionistas, parece claro, por tanto, que la situación ón actual favorec favorece las posibilidades de intervención política ca del anarquismo organizado. En ese sentido, creemos que CNT, como organización obrera libertaria que sigu gue manteniendo incólume su estructura horizontal, pued de jugar un papel destacado en la paulatina consolidación de un marco de autoorganización política de los de abajo que actúe como contrapoder con respecto al sistema instit itucional y de representación vigente. Una aspiración no tan lejana si

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somos capaces de poner en pie un discurso diferenciado que, en base a hechos y realidades concretas, vehiculice la contestación de aquellas voces, cada vez menos minoritarias, que comienzan a traducir su indignación con respecto al sistema de representación parlamentario en autoorganización política, social y económica.

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