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Novedades Bibliográficas
La visisón propia de un pontífice
Modesto VIGUERAS GONZÁLEZ, Introducción al estudio de la tecnología de la construcción de las vías romanas (Una investigación previa), edic. del Ente Público Puertos del Estado y de la Autoridad Portuaria de Santander, Santander, 2004
COMENTARIO
Algunos aspectos llaman la atención en cuanto se aborda la lectura de este libro: en primer lugar, los editores, Puertos del Estado y la Autoridad Portuaria de Santander, que pueden parecer extraños mecenas para publicar monografías sobre vías romanas, pero las dudas que al respecto pudieran haberse suscitado parecen también haber inquietado al propio editor quien, representado por el Presidente del Ente Público Puertos del Estado, Mariano Navas, se apresura a intentar disipar esa incertidumbre en el primer párrafo del prólogo: "una de las funciones que tienen asignadas las Autoridades Portuarias y Puertos del Estado es la de investigar, promover y divulgar estudios relacionados con el mundo del transporte y, en concreto, con los puertos y el transporte marítimo. Esta publicación responde claramente a esta función, que tan acertadamente nos atribuyó el legislador." Quizás podría, por lo demás, parecer ocioso, a estas alturas del siglo XXI, abordar de nuevo un estudio global de los principios por los que se regía la red viaria romana, pero el libro del veterano ingeniero Modesto Vigueras afronta este asunto desde una perspectiva nueva: la óptica se centra sobre la tecnología constructiva y trata de resolver algunos aspectos pendientes, otros incluso jamás antes abordados por la investigación. De tal manera que, resulte o no convincente el argumento de Puertos del Estado para justificar la publicación de este libro, hay que agradecerles que hayan acogido esta iniciativa y hayan permitido ver la luz a este trabajo del profesor Vigueras. go del texto, como en la página 139: "Al final trataremos de emitir nuestro juicio con sencillez, sin aspirar a ser definidor de nada". No obstante, el libro puede dividirse en dos secciones claramente diferenciadas: la primera, integrada por los tres primeros capítulos, realiza una visión general de la red viaria romana y de los medios utilizados para su construcción. Es éste, sin duda, un proemio necesario, imprescindible para el desarrollo de los capítulos posteriores, pero a él puede achacarse una incierta selección bibliográfica.
El libro de Vigueras parte de un principio esencial en toda investigación: la humildad, actitud que el propio autor explícita en varias ocasiones a lo larPorque las dos principales virtudes del libro son, sin duda, la didáctica y la innovación. La didáctica propia de quien ha formado a numerosas genera
Es cierto que el sistema de citas, mediante referencias reunidas al final de cada capítulo (y aun allí, recurriendo al viejo op.cit.), resulta farragoso, del mismo modo que algunas imágenes mal reproducidas desmerecen del texto al que ilustran (en particular, las reproducidas en las págs. 50, 130 ó 156), y que la selección bibliográfica es desigual en lo que se refiere a obras generales (se echa en falta algún clásico ineludible, como la obra de Roldán). La bibliografía final, en fin, resulta anómala por cuanto en ella se deslizan algunos errores (vgr., citar permanentemente a Jean – Pierre Adam como "Adams", o agrupar en una sola entrada los trabajos de un mismo autor, como Isaac Moreno, del que se han consultado "varias publicaciones sobre vías romanas"); pero todas éstas son circunstancias menores en una obra bien conseguida, en la que Vigueras actúa siempre como un pontífice sensu stricto, alguien que sabe hacer puentes y sabe cómo contarlo, y no como el profesor que pontifica desde su cátedra.
ciones de ingenieros en la Escuela de Madrid se manifiesta en diversos aspectos, como la estructura general del libro o la introducción pormenorizada a cada uno de los epígrafes, circunstancia esta última sobre la que ironiza su autor en la pág. 168: "Quizás debido a la deformación un poco cartesiana de la educación técnica abusamos de nuestra tentativa de dejar claro –en nuestra opinión- qué queremos exponer y el camino que seguiremos".
La innovación, por su parte, encuentra su principal expresión en los capítulos 5 y 6 que, por sus títulos ("Los puentes" y "La construcción y conservación de la red viaria"), parecen proponer una nueva visión general de estas obras de fábrica. Sin embargo, se trata de un brillante compendio de la tecnología y de las diferentes soluciones constructivas utilizadas en los puentes romanos en general, en Hispania, en particular, y muy especialmente en el de Alcántara, "el puente por excelencia" (pág. 198)
No faltan el buen humor y un cierto tono reivindicativo: así, al hablar del puente de Alcántara, al que se dedica un amplio capítulo destacando la reconstrucción de urgencia realizada, por iniciativa de Hidroeléctrica Española (Iberdrola) en el momento de construcción de la presa de Alcántara, se señala: "Como éste, podríamos citar muchos casos no divulgados salvando obras antiguas, en contra de lo que muchas veces se proclama a los cuatro vientos cualquier actuación más o menos ortodoxa, llamándoles "bárbaros de la ingeniería" (p.203). Ése espíritu conciliador se resume, finalmente, en una opinión general del autor acerca del que parece ser el objeto principal de su trabajo, las calzadas romanas en general, y los caminos empedrados en particular: de él, Vigueras dice (p. 160): "es un asunto muy controvertido, que divide profundamente a los diversos especialistas e investigadores que han dedicado su trabajo a este tema, y que creemos sinceramente es de una gran dificultad y complejidad aparte de necesitar de profundos conocimientos del mismo para poder opinar con seguridad".
Recopilación interesante, un punto de vista nuevo sobre determinados aspectos puramente ingenieriles, el libro de Modesto Vigueras, en fin, cubre una laguna hasta ahora existente en los estudios sobre caminos romanos enfocados desde perspectivas distintas que la de los arqueólogos.
BIBLIOGRAFÍA:
ARIAS, G. (2004): Tecnología, didáctica e invitación al estudio, El Miliario Extravagante, 91, Cortes de la Frontera
Inauguración del Puente de Alcántara, Revista de Obras Públicas, p. 62, Madrid, 1860
LIZ GUIRAL, J. (1988): El puente de Alcántara: arqueología e Historia, Madrid
LÓPEZ GARCÍA, M. (2001): Criterios de actuación en la reparación del puente de Alcántara: respeto y economía. El informe del ingeniero Pelilla (1841), OP Ingeniería y Territorio, 56, Barcelona
MARTÍ, V. (1858): Puente de Alcántara, Revista de Obras Públicas, p. 136, Madrid
Los tortuosos caminos de la Arqueología en el Parque Nacional de Guadarrama
Jesús JIMÉNEZ GUIJARRO (Coord.): Collado Mediano. El legado de Roma, Comunidad de Madrid (Consejería de Economía e Innovación tecnológica) y Ayuntamiento de Collado Mediano, Madrid, 2005
COMENTARIO
La arqueología, como la divinidad, se sirve a veces de caminos tortuosos para alcanzar sus objetivos, como en el caso de este primoroso librito de bolsillo que recoge una síntesis histórica de Collado Mediano y los resultados de la intervención arqueológica que en el yacimiento romano de El Beneficio se viene llevando a cabo desde el año 2004, gracias fundamentalmente al Ayuntamiento de Collado Mediano. No cabe sino agradecer a los editores, la Consejería de Economía e Innovación Tecnológica de la Comunidad de Madrid, el haberse hecho cargo de esta publicación y el haber hecho de ella un libro impecablemente editado, con una calidad gráfica excepcional en este tipo de trabajos de gran tirada (5.000 ejemplares) para los que se supone una distribución gratuita.
La pequeña publicación, que excede los probablemente modestos objetivos inicialmente planteados por el formato escogido, como pone de manifiesto el diminuto tipo de letra elegido para los abundantes textos, se articula siempre en torno a los resultados obtenidos en la excavación del yacimiento romano de El Beneficio. Libro colectivo, y por tanto enriquecido por diversos puntos de vista, cuenta con siete breves capítulos que, pese a estar firmados por nombres ilustres, se dirigen al lector con un lenguaje necesariamente sencillo: el ejemplo más sobresaliente es la espléndida pincelada inicial, dada por el insigne catedrático Eduardo Martínez de Pisón, que no está, sin embargo, exenta de un cierto tono reivindicativo al hablar de la Sierra de Guadarrama: "No podemos renunciar a su belleza ni a su preservación, sino trabajar por ella. Cuando hoy se abren excelentes perspectivas de otorgarle el rango que le corresponde, el mayor entre nuestras figuras de conservación, es decir el de Parque Nacional, que significa garantizar su estado y disfrute futuros, es preciso que nos sumemos a ese proyecto de excelencia".
A esta sentida introducción sigue una minimalista crónica geológica sobre la formación del sustrato en que se asienta Collado Mediano, redactada por José María García de Miguel, de la Universidad Politécnica de Madrid, para continuar después el relato con la descripción del proceso histórico de Collado Mediano, sus vestigios arqueológicos y, finalmente, proponer una serie de paseos que permitan apreciar los valores paisajísticos e históricos del municipio, aspectos a los que se dedican los capítulos firmados por las arqueólogas Nuria Morère y Cristina Ruiz de Smedt y por el paisajista Francisco Felipe Figueroa.
Todo gira, ya se dijo, en torno a la excavación que, desde el año 2004, el arqueólogo Jesús Jiménez Guijarro viene dirigiendo en El Beneficio. Los trabajos realizados hasta la fecha, sobre una superficie de poco más de 200 metros cuadrados, han servido para identificar una estructura cuadrangular con dos naves en la que los arqueólogos reconocen varios dormitorios (de los que uno sería común), un área abierta entre las dos naves, cocina y un "área termal" identificada por la presencia de un hyppocaustum. Al parecer, esa construcción estaría delimitada por una empalizada que cerraría el conjunto, y su evolución habría contado con una primera fase que habría finalizado en los siglos III – IV, y una segunda que habría sido destruida en el siglo V d.C. Todo el proceso está perfectamente ilustrado por César Jiménez, cuyas recreaciones permiten al lector tener una visión virtual de cuantos datos proporcionan las excavaciones. A partir de esta investigación, todavía en curso, los responsables de la excavación extraen dos conclu
siones: por una parte, que los restos excavados corresponden indudablemente a una "posada"; por otra, que esta posada había de denominarse "Miaccum" y estar ligada al paso de la ruta nº 24 del Itinerario de Antonino.
Dotar a un yacimiento de un nombre conocido por las fuentes es una tentación a la que pocos arqueólogos pueden resistirse, y tampoco son ajenos a ella los responsables de la excavación de Collado Mediano (al margen, por cierto, de una tan anómala como innecesaria disquisición sobre la hipotética ubicación de la Egelesta mencionada por Ptolomeo en las proximidades de Colmenar Viejo o Manzanares el Real, partiendo de la presencia de un Cerro de Illescas en el entorno, y admitiendo implícitamente la identidad Illescas = Egelesta). El propio carácter de la publicación, destinada a la divulgación del Patrimonio Arqueológico de Collado Mediano a través de la invitación a todos los tipos de público a realizar paseos por el municipio, no permite profundizar en algunos aspectos ni, en muchas ocasiones, a evaluar con espíritu crítico otras hipótesis sobre la identificación del yacimiento o acerca de la ubicación de Miaccum. No se valora en ningún momento la posibilidad de que el yacimiento no sea una posada, ni que Miaccum pudiera estar en algún otro lugar propuesto antes por la investigación (las cercanías de Madrid, el yacimiento de Monesterio en San Lorenzo de El Escorial…); del mismo modo, se localiza un hyppocaustum y automáticamente se concluye que se trataba de un establecimiento termal al servicio de los viajeros, sin considerar la posibilidad de que se tratase de un simple sistema doméstico de calefacción, como se documentó Albarracín (Loscos, 1994) o en Santomé, Ourense (Xusto, 1991) o como, en atención a la escasa superficie excavada, concluyeron quienes excavaron en Monesterio…. En este sentido, como, por sus reducidas dimensiones, la obra no incorpora bibliografía, no aporta las referencias en las que buscar distintas opiniones, ni hay lugar para quienes precedieron al actual equipo investigador en la identificación de Miaccum con El Beneficio, en especial para Gonzalo Arias (1987: 384). Al no estar desarrollados todos estos extremos que, con toda seguridad han sido valorados por los arqueólogos antes de realizar afirmaciones tan rotundas, será necesario esperar a una más amplia publicación científica de los resultados de la excavación para conocer los datos en que se basan sus conclusiones. Sirva de avance que El Nuevo Miliario ha invitado al autor de este trabajo a resumir en un próximo número los resultados de esta intervención.
Que publicar los resultados de las intervenciones arqueológicas, y hacerlos además accesibles para el público es una buena noticia no lo duda nadie, independientemente de quién, al final, tenga que hacerse cargo de la publicación. Que El Beneficio es un yacimiento que no necesita un nombre latino para ocupar con más dignidad un lugar preeminente en la investigación del pasado romano de Madrid tampoco se escapa fácilmente. Pero que, con los datos aportados, corresponda ciertamente con la posada denominada Miaccum en las fuentes itinerarias es algo para lo que todavía no se dispone de argumentos, de modo que, a favor o en contra, habrá que empezar a aportarlos, labor a la que El Nuevo Miliario promete aportar su modesta contribución a partir del próximo número.
C.C.
BIBLIOGRAFÍA:
Arias, G. (1987): Repertorio de caminos de la Hispania romana, La Línea de la Concepción
Caballero, C., Fernández, S. y Martín, A. (2004): Una estela funeraria romana al paso de la ruta 24 del Itinerario de Antonino: la estela de Monasterio, VII Congreso Internacional de Estelas Funerarias, Santander
Fernández Galiano, D. (1989): En torno a Titulcia, El Miliario Extravagante, 21, La Línea de la Concepción
Fuentes, A. (2000): Una zona marginal de Hispania: Madrid en época romana, Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, 39 – 40, Madrid
Loscos, R.M. (1994): Piazo de la Virgen, Albarracín, Arqueología Aragonesa, 1992, Zaragoza
Xusto, M. (1991): Peculiar sistema de calefacción doméstica en el yacimiento romano de Santomé (Ourense), El Museo de Pontevedra, XLV, Pontevedra.
Pintorescos avatares de la Iinvestigación arqueológica en Esoaña (o distintos caminos para idénticos objetivos)
Antonio Carlos LEDO CABALLERO (2005): La calzada Arse / Saguntum - Celtiberia. Estudio histórico - arqueológico, Real Academia de Cultura Valenciana, Valencia, 2005
COMENTARIO
Bastante asendereada ya por otras circunstancias, la investigación española es, además, víctima de los azares cotidianos: conocí a Antonio Carlos Ledo y al director de su Tesis, Francisco Javier Fernández Nieto, en septiembre de 2001, en un simpático y original congreso peripatético que organizó Larouco por iniciativa del profesor Rodríguez Colmenero. Sin embargo, aquel Congreso, invariablemente señalado para siempre por los acontecimientos que cambiaron al mundo y lo convirtieron en esta cosa que es hoy, no fue precisamente propicio para el intercambio de información que suele caracterizar a estas reuniones ya que, mientras caminábamos por las vías romanas del sur de Galicia y del norte de Portugal, andábamos más pendientes de lo que sucedía en Nueva York que de lo que realmente teníamos a nuestro lado. En otras circunstancias, Ledo y yo podríamos haber intercambiado opiniones sobre nuestros trabajos de investigación, centrados en zonas y en temáticas comunes, y no habría tenido que esperar a que él me enviara el libro objeto de este comentario para conocer que, años atrás, Ledo estaba trabajando sobre un camino que era la espina dorsal del territorio que conformaba el área de estudio de mi Tesis. Y es lástima, porque de haber conocido el avance de estos trabajos no habría dudado ni un segundo en incorporarlos al mío, ya que se trata de una espléndida labor que, saliéndose de las rutas tradicionales (literalmente) demuestra la existencia de un eje de comunicación noroeste - sureste que habría puesto en contacto a la Celtiberia con Levante a través de Sagunto.
Con un planteamiento previo impecable, el trabajo se desarrolla con una metodología basada en un sistemático trabajo de campo, hasta el punto de que queda la impresión de que el autor conoce de visu cada milla del recorrido que describe. El método, además, se ve enriquecido por la consideración que al autor merecen tres fuentes diferentes de las habituales y tradicionalmente minusvaloradas por los arqueólogos: el viaje de Labaña de 1610, el viaje de España de Antonio Ponz y, en