Por la boca de los dioses

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Por la boca de los dioses: Brasil y su increíble energía. Una palabra elegante que deslizara una dorada gota de sudor hacia la tierra voluptuosa El astral de un pueblo que incita vivir en poesía. El desapego, las relaciones, los borrachos, los bares de las 8 de la mañana, las mujeres exuberantes. Vivencias de un viajero en el gigante de América, una vez más.

Ediciones La Sacola (Devolvé la Sacola!) Bs. As. 2015 Galardón Premio Poetas y Poetisas Del otro lado del Riachu Se imprime en cualquier lado. Contacto: Capitan_pelusa@hotmail.com


I PALMERAS EN LA NOCHE De nuevo a las pistas. Tomé el tren con dirección a Zárate. 4 horas después, estaba en la ruta. El paradero de cerca de la rotonda tenía camiones brasileros, ninguno con carga. Maldije mi suerte, mientras pensaba que debería haber pedido la carona en Puerto Madero. Fumé el último porro bajo un árbol y fui a probar suerte al peaje. Gendarmería, esta vez, no me revisó. Hacia tanto calor y estaba tan loco y eufórico y cómo nadie me levantaba se me ocurrió ir a ver el río desde el puente. Empezé a caminar, hasta que entré en cuenta que era mejor volver: iba a quedarme en el medio de la nada. Ya sin muchas esperanzas, Daniel me salvó casi al anochecer: directo a Chajarí. Pasamos Colón, y en el Palmar vi las palmeras doblándose en la noche, como acompasadas por el viento. II Fue una noche espantosa: casi no pude dormir por el frío y esperé que rayara el día para seguir. Estaba más o menos cerca de la frontera. Maldije 6 horas esperando que me levantaran. Finalmente una familia de correntinos medio amistosos, medio maleantes me dejaron en la entrada de Paso de los Libres. Tomé un bondi hasta el pueblo y una vez en la frontera me paranoiquié: estaba lleno de turístas chetos del interior; yo era el único con mochila y apariencia desalineada, no tenía auto ni mucho dinero y las anteriores veces que había visitado el país, la primera no me habían dejado pasar y la otra me dieron un permiso por 15 días. Nunca supe si me dieron 90 días o uno solo. Es la tercera vez que piso suelo brasileño, la primera que entro desde el sur. Pensé en quedarme, pero sin mucha idea decidí irme a Porto Alegre, con 30 reales, lo que parece no es mucho, a una ciudad que según me dijo un uruguayo que cruce en la rodoviaria es un peligro. Vamos a ver que acontece. III SONHA CON OS OLHOS ABERTOS Primer día en Porto Alegre, un uruguayo me metió terror. Porto Alegre me recibió con todo: en la rodoviaria conocí a una pareja de entrerrianos y a unos hermanos que venían de Uruguay. Charlamos un rato y me invitaron a su casa. Una cosa de locos: me recibieron con calidez. Pude trabajar a la tarde y me fue bien. A la noche salieron unos tragos, algunos porros y hasta un poco de cocaína de muy buena calidad. Aquí hay gente que es separatista, o al menos eso da a entender. Nos quedamos un poco en el bar, tomando unas caipirinhas y ficando legal, mientras en los tiempos muertos de mi mente, entre conversación y conversación yo analizaba todo lo que estaba sucediendo. IV Recuperación de una noche de locura. Arriba sin chistar, que hay que salir a la calle, a respirar las emociones de un lugar desconocido. Cuando estás de viaje, hasta el lugar más escalofriante te puede llegar a interesar. Trabajé espectacularmente, solo que no me animé a hacer función. Es de noche y la gente se fue de fiesta, de nuevo. Yo me quedo, necesito descansar.

V Nuestros amigos entrerrianos se fueron. ¡Buena ruta guerreros! Ahora sigo yo, ésta noche me voy de la casa de Josi y Michelle, esos simpáticos hermanos que me hospedaron. Mucha buena gente


he encontrado por aquí, Brasil me trata como un rey. Ahora hacia el litoral, a Garopaba Sta. Catarina, a visitar a Javi, un amigo que no veo hace más de diez años. A manha eu bou em bora para na Praia. Todo parece encaminarse. VI Había un piano en la rodoviaria. Un cara se puso a tocar: la gente estaba muerta. Pocas personas aplaudieron, siquiera algunos pocos prestaban atención. Muchas estaban mirando la pantalla de sus celulares. Luego de la tibieza emocional, escupí está reflexión: ¡Qué mala yeta la ciudad! Es los mismo en cada lado Gente haciendo demasiado Sin nada para dar Vale la pena esperar Una vida hay adelante y Perdido en cada instante El humano Va a llegar Con los pies hacia adelante Sin saber que En cada instante Está volviendo a empezar VII Siempre me pasa lo mismo, parece que voy a contraflujo. Mi vida a veces parecece una camioneta de gitanos: en un momento veas camino a Getsamí y de repente PLAM! Marcha atrás media vuelta y salimos para otro lado. Hace años que viajo y (gracias a dios) se repiten éstas disparatadas situaciones. La cuestión que Javi nunca estuvo, hacia unos días que estaba esperando su respuesta, pero ya me había dado el ok para caer, así que ni lo pensé. Comenzé a buscarlo con la poca información que tenía; recorrí todas las academias de la región y de una me mandaban para otra. Llegué a el disparate máximo cuando caí en una en la que también trabajaba un Javier, que era argentino, pero que obviamente no era el javier que yo conocía. Alternaba mi búsqueda con chapuzones en los distintas playas balnearias, incomparablemente hermosas. Nadie pudo darme el paradero exacto, así que después de un día de búsqueda y disfrute en la playas del sudeste, cargué mis petates y me fui a dormir a la Playa, a un lugar menos turístico, no por eso menos hermoso: Guarda de Embau. NOTA: En medio de la pesquisa andaba por Praia De Rosa. De pronto me paré a ver el culo de la vendedora de ropa: nunca había visto algo así en mi vida.

VIII Floripa me resultó, en una primera impresión, una ciudad absolutamente espantosa; abyecta, superficial e ignorante. Mi breve paso por el estado de Sta Catarina casi me expulsa violentamente.


Desde un primer momento, me aterraba la idea de venir a trabajar para argentinos. Pero fue peor: tuve que romperme el lomo todo el día para hacer para el pasaje y algo para comer. La gente no valoraba mis esfuerzos. En un momento logré abstraerme, y comenzé a disfrutar de lo que estaba haciendo. La egoísta Florianópolis me hizo fluír por estar al límite de mis posibilidades, comenzé a jugar, ví una sonrisa y me entusiasmé. No sé si la ciudad está quemada o que pero gracias, yo me voy a la mierda. Datos curiosos: un flaco me dio un billete de cinco reales después de que lo atomizara, me lo dio enrollado para que nadie lo viera. Un loco de la favela pasó y me dejó comida, después otro me preguntó si tenía hambre. Aquí, entre los pobres, reina la buena costumbre de estar alimentado. IX BLUMENAU, UN DIA MIL HISTORIAS Llegué a Blumenau después de salir escapando de Floripa. Hice lo que quedaba de noche en la terminal. Me despertó un guardia tocándome la verga. Se alejó despavorido mientras le agitaba un puño y le gritaba en un rústico portugués que le iba a romper la cara. Me moví, trabajé y comí. Ahora voy a disfrutar del hotel, que me costó 50 reales, un platal. Estoy molido y quiero descansar bien. Hace mucho que no pagaba por hospedarme en un hotel. Creo que más de 2 años desde que volví al sur. Mirando por la ventana, recordé un escrito mío llamado hoteles, que habla de todas las pensiones por las que deambulado a lo largo de mis viajes por América Látina. X CONTRA LA CULTURA DEL CREDITO Y EL VIDEO Acostumbrarme a usar el continente de sábana me ha refugiado del frío de las noches en soledad. Pero hay fríos que se cuelan por todas las rendijas de la vida, congelando los estados de ánimo de las personas. Estoy en la esquina del supermecardo Angeleoni. Estoy viendo como embolsan. Está abierto hasta las 11 de la noche. Todos usan celular, tarjeta de crédito, auto, armadura. Yo uso la creación para inducir estados alterados de conciencia. XI Novo dia. Casa da troupe Ta fazendo calor de mais, Pasado a manha vou fazer oficina de malabares, mimo e corda bamba. Um Bom Intercambio artistico. So gente boa pela aquí. XII Fuimos con el mostri a una cachoeira (aventurón). El mostri hace de las suyas, a veces desaparece. El otro día se metió en la pileta. Así es el mostri. Caminamos como mil kilómetros: a un fulano se le dio por tomar una parte del río y exigir cinco reales para poder tomar un baño en “su río”. Nos encontramos con otros mostris, unos adorables malandrines que se dirigían hacia dónde íbamos. Conclusión: mucho porro, clavados, naturaleza. Y después, como frutilla del postre una tormenta tropical que que si no hubiera sido por esos amables delincuentes juveniles que nos sacaron del medio de esa montañas, totalmente fumados, sin poder ver bien el camino, equivocándonos de ruta, volviendo, acelerando sobre los cordones inundados, generando unas olas marrones que se mezclaban con la tierra roja que nos terminó inundando y un motor que solo dios sabe como resistió; si eso chiquillos inadaptados no nos hubiesen dado la carona, sin dudas la hubiésemos pasado realmente mal, abrazándonos en medio de los morros entre los truenos. Pero ahí estábamos: dónde teníamos que estar.


XIII En Blumenau algo siempre se está quemando (la sirena de los bomberos se oye al menos tres veces al día). En el interior preguntas para llegar a una Cachoeira y se entera todo el barrio. Angeleoni se hace rico con los centavos de donación. Blumenau fue hecha por un alemán y 12 masones. Hay una calle con 12 palmeras alégoricas, una por cada fundador. En la entrada de Guarimirim está el símbolo de la logia másonica. Para mí, todo es cada vez más surrealista. No puedo sacarme la palabra CRUZEIRO de la cabeza. He llegado a pensar que CRUZEIRO me sigue hasta abajo de la cama.

XIV Salí de Blumenau. Fue difícil pero voy. Está por llegar el carnaval y no sé bien a dónde ir. Tengo ganas de adentrarme en el estado de Sao Paolo. Una parada en Joinville y a seguir. Ví a unos chicos jugando al fútbol. Dibuja la tarde en la terminal de Jaraguá do Sul. Por arcos usaban unas palmeras. Todos descalzos y en cuero. De verdad lograron conmoverme. XV La inspiración puede llegar en cualquier momento. Inclusive cagando. A veces de la mierda salen joyas. Y pienso en la mierda mientras cago y escribo en el Angeleoni. Es un amor grotesco, humano. Me purgo con mi cuerpo, y con las letras me purgo de la mierda del sistema. No intentes escapar, es lo mismo: el sistema está dentro tuyo: puedes convertilo en mierda y así y todo lograr algo genial. XVI TERMINAL DE CURITIBA Para matar el tiempo antes de tomar el bus que me llevaría a Sao Paolo pensaba en que cosas hacer si te quedabas sin dinero en Brasil. He aquí la lista: - Robar la recaudación de la iglesia - Ir a pedir comida - Reciclar - Comer fruta de los árboles - Chamuyar minitas - Ir a la Umbanda También me es imposible no caer en las garras de las revelaciones que genera el choque cultural y enumerar destacados que llaman mi atención: I. El faso está buenísimo (comparando precio, calidad y cantidad de la porquería que estaba fumando en baires). II En Brasil comí tanto que he llegado a vomitar. Ya tengo tres kilos más. III La palabra clave es DESPAMPANANTE: aquí las mujeres son espectaculares. En este país, si te morís de hambre es porque sos un perezoso. Aquí en serio se vive a vontagem. XVII


Sao Paolo es una locura: en una esquina charlas con una negra que está de resaca, medio desecha, la erosión de la calle y la piedra la están moliendo, pero aún es bella. No le entendés bien la shiria, pero está todo bien. Después hay un mesero con cara de lusitano que es un genio de las matemáticas; administra el cambio de los artistas de rua con una precisión brillante (la mayoría de la gente tiene que separar las monedas para contarlas): hace 50 años trabaja en ésta pensión albergue. Un chino grita al lado de un negro y un colorado: están hablando portugués. Yo estoy flotando por las nubes.

XVII Café con leche, frijol, linguiza. He ido a comer a la asistencia social; es genial. Me parece fabuloso, porque también estoy produciendo y multiplicando para el estado. Es increíbles pensar que los artistas callejeros colaboran en la economía de un país de manera tan notoria. Alimentamos a los hijos de los dueños de los hoteles, a las empresas de ómnibus, a los narcotraficantes y a un sinfín de personas de diferentes servicios. La migración artística, cómo cualquier migración, no solo va acompañada de un movimiento económico; la migración artística viene también acompañada de un movimiento emocional: traemos con nosotros la desfragmentada logística de la felicidad en el espacio público. XVIII La Posada está bien: tiene un nivel aceptable de cucarachas y los borrachos de la barra son tipos interesantes. Aquí en Brasil todo es más ordenado: las terminales tienen agua; en los supermercados se espera a que el otro termine para seguir la fila. Por 10 reales podés comer hasta explotar. Las mujeres son hermosas (chicas de america sigan participando), todas. Las brasileras son grandotas, tienen una genética privilegiada. No sé bien cómo acercarme a ellas, qué decirles. Llega un punto en el que te hace mal, ya es demasiado provocativo. Y no exagero ni un poco. XIX La salida de Sao Paolo es demoledora. Ví todos los edificios alejándose mientras el ómnibus salia disparado por la Av. Dos Migrantes. De pronto, todo se volvió aún más espectacular: llegando a la periferia comenzaron los kilómetro de Favelas. Tengo que confesar que nunca en mi vida había testimoniado algo semejante: no tenía idea que podía haber tantas casas improvisadas entre medio de los morros. XX CARNAVAL EN BRAGANZA PAULISTA Brasil, país de los contrastes: unos se beben las cervezas, otros recojen las latas; La gente baila, otra está trabajando. Personas semi desnudas en pedo; empleados en los supermercados con cara de culo. La policía mira con indeferencia. Por un litro de leche entrás al sambódromo. A mí, personalmente, el carnaval me cagó la onda. Tuve que salir de la pensión, porque me echaron sin ningún motivo claro. Se largó a llover y no pude laburar un carajo. El carnaval me agarró solo; felíz sí, pero con ganas de abrazar a alguien. Me dí cuenta que la alegría es compartida. Es bueno rodearse de personas para sentirse bien, algo que a veces me cuesta bastante. Fue bueno hablar con una mina en el medio de la fiesta que me quiso encarar. Le hubiera


comido la boca de manera inmediata, si no hubiera sido por el puñado de amigos que tenía atrás mirándome amenazadoramente. Terminé pasando la noche en la terminal, mojado, con frío, sin poder dormir, viendo como dos flaquitos apuraban a una mina para enfiestarse. Por un momento imaginé que podrían llegar a meterme en el rollo. Nunca me miraron. XXI Este viaje es una nueva experiencia, sin haberme dado cuenta estoy en Sao Paolo, no tengo idea a cuanta distancia estoy de Bs. As. No puedo comunicarme mucho y a veces no sé bien para dónde ir. Aquí la gente habla un poco más rápido. Estos días voy a quedarme para juntar un dinero que necesito para comprarme unas cosas. Me gustaría curtir acá con otra velocidad, pero primero necesito encontrarme con las personas.

XI LA ENERGIA DE LA LOCURA Salimos de Braganza a comprar clavas a Sao Paolo. 90 kilómetros de distancia. 4: 30 estabamos arriba para tomar el café, la primer droga del día. El bondi pasaba 5:30. Llegamos al centro de Sao Paolo a las 12 del mediodía. No habíamos acostado la noche anterior a las 2:30. Desde aquí, tomamos un ómnibus hasta Jundiaí; primera ciudad del conurbano paulista: 2 horas; de ahí dos trenes y dos metros. Los transportes están como nuevos. Cada parada es un barrio de morros repletos de casas. En este Estado que es más pequeño que Bs. As. Habita casi el total de la población de la Argentina. Sao Paolo capital es un hormiguero desesperante; nunca había visto algo así en mi vida, ni siquiera en el D.F. Una energía violenta, desenfrenada. En Jundiaí tomamos un café con un pan con manteca y una banana en el comedor popular por 50 centavos de real. Las calles están llenas de indigentes y de mujeres hermosas, es imposible enamorarse de una sola. Te enamorás de todas, y son muchas. No exagero ni un poco; son excesivamente lindas. El nivel de polución es espantoso. A la vuelta nos quedamos sin bus y de casualidad llegamos a Itativa: a dormir a la calle. Cuando íbamos con nuestros cartones bajo el brazo nos paró un tipo en su carro: un coche negro, caro. Iba con su mujer. Nos preguntó; respondimos; nos contó que había estado en la calle y había mejorado. Nei me dijo luego que era un irmao del PCC (Primer Comando Capital). Uno de los grossos. Itativa era uno de los máximos puntos de concentración de ellos. A la mañana nos confundimos de bondi y debimos hablar con el gerente porque ya no teníamos más dinero para regresar. Así empezamos el día, y yo sólo siento que quiero sonreír mientras veo que la mayoría de las personas no lo hacen: Brasil, reír llorando.

XXII Noche de catársis y bebedera solitaria que me recuerda cosas que ya pasé. Bob Dylan suena en mi cabeza. Nei me confesó: como tuda pessoa que moro no mar eu tenho meus armas escondidas: yo guardo mis grandes tesoros en estos cuadernos. XXIII UNA CABALGATA HACIA EL TERROR Salimos a la mañana con Nei para una cachoeira. Tomamos medio ácido cada uno y arrancamos. La


sustancia comenzó a hacer efecto y estuvimos dos horas esperando el bus que nunca llegó: mejor. El material en cuestión resultó contener un 10% de LSD y un 85% por ciento de metanfetamina. El 5% por ciento restante era cartón. Reconocí la droga en mi cuerpo por el gusto amargo del papel; la primera oleada que me capturó el cuello, el temblor en mis piernas (casi que no se pueden dominar las extremidades) y el terror característico acompañada por la aceleración exacerbada de todos las terminales nerviosas. Yo decidí ir a la casa, quería que se me pasará el efecto. Nei fue a comprar cerveza; yo no me sentía tan valiente. Ya en la casa con unas cervezas y cigarros hicimos una comida bajo la lluvia y nos pusimos a hacer cosas. Nei fue a buscar unos facones y desmontamos el jardín. Podríamos haber corrido una maratón de proponérnoslo. Me sentí en una época antigua. Pensé en él (lo ví) como un negro golpeado y yo como su esclavista. Luego supe que ambos habíamos sentido lo mismo, sólo que según él, no era yo quién lo golpeaba. Habíamos coincidido en una regresión total. Verlo cerca de ese fuego artificial que habíamos encendido con latas y alcohol me hizo sentir respeto. Respeto por algo más antiguo y cargado de misterio. Hablamos de los Cangaceiros, de historias, cosas profundas, a veces derivando en ideas disparatadas provocadas por la anfeta; cuando veía que Nei se iba mucho hacia su parte maluca virava el ritmo de la conversación hacia algo más ameno, con el oficio de alguien que comprende el arte de la conversación. El hada que cuidaba el patio fue agradecida y escuchó todo lo que decíamos. En una parte del viaje empezé a olvidar el español. Comenzé a sentir que mi lengua natal se desintegraba como un virus y ya no podría volver a hablarla nunca más. Pensaba en Portugués. -Calma. Es una disociación. -Me decía para mis adentros, aún pensando en la lengua lusitana. La última parte del viaje viró hacia una psicodélica paranoia. Sentía que nei podía apuñalarme en cualquier momento. Probablemente el sintiera lo mismo de mí. Vimos a las avionetas del Club de Vuelo que dibujaban sus proezas en el aire. Ney me decribió la manera de como lograr aquellas destrezas, la técnica empleada por el piloto para volar. – eu aprendo olhando, es meu jeito de estudar. Le pregunté si le gustaría viajar por el mar- Eu jai veim de um barco, y no foi bom- Fue su respuesta, casi como seco. – Podríamos estar en esos aviones- pensé en voz alta. Nei me miró. - Y sé que algún día estaremos en ellos. XIV MINAS GERAES Éste país es un delirio. Los parroquianos alaban a Jesús, en frente, los parroquianos del bar alaban a su alcohólico dios desde las 7 de la mañana, cuando el primer trago de cerveza baja por la garganta. Un país desesperado, abundante, generoso, en amor y en balas, una para cada ser que la sociedad desecha, un golpe en el ojo de una mujer. Miles de inconformes caprichosos que caminan sin estar atentos de lo que los rodea. Sin un ápice de esa locura para entregar al remedio de la humanidad; bocones habladores que caminan vacios de la magia que estrangula la apatía espiritual. Fotos y cortes de pelo, drogas mal asimiladas, malestares no aprehendidos, conocimiento tirado a la basura. ¿Dónde está su poder? XV Pouso alegre “Hoy función” Un pozo, de alegre ¡nada! Salí con la energía loca. El lugar sos vos, no olvidés. No le busqués más vueltas, desplazarte no es parámetro de nada. Estaba con la idea de grana en la cabeza y era obvio que eso no iba a manifestarse. ¡Siguen los aprendizajes!


XVI SALIDA DE BARBACENA El día de cumpleaños de mi padre. Aquí estoy: arriba del colectivo. Loco, esperando para comenzar de nuevo. A un imbécil que se hace llamar a sí mismo artista da rua se le dió por huír de mi cuarto con todo el dinero que había juntado y mis papeles. Felicitaciones imbécil, acabás de ganarte un karma asegurado por la Asociación Dharmica Brasilera. Yo tengo que cambiar mi energía. Borrón y cuenta nueva, como dicen. Hay que tener confianza, las cosas suceden por algo. En la terminal, mientras esperaba por mi pasaje de la asistencia social, conocí a Mario, Rosarino. Psicólogo. Otro argentino expatriado en éste bendito país. El me dijo que yo era un Mahatma (alma en Hindú). Estaba muerto del hambre. Le dí unos reales para que comiera algo, pues estaba temblando. Estaba esperando el bus que lo llevaría casa de una amiga, en Río. Según él. el ácido y la cocaína habían destruido su cabeza. Supongo que a veces nos encontramos cuando es preciso hacerlo. Ahora voy hacia la frontera, espero hacer rápido mis papeles y volver a subir… aún tengo muchas aventuras en ésta tierra gloriosa.


Epílogo ¿De quién es ese chicle medroso que nos enseñan a masticar con el miedo de rompernos los dientes? ¿De quién es el carnaval irreverente y corajudo de incesantes alegrías? ¿Quién festeja la miseria encaminada, carnaval de los de copas y burbujas? Qué increíble, sale el sol en una mañana de invierno después de muchas jornadas grises. 10 días en Paraguay, 3 semanas en Puerto Iguazú. Estoy de nuevo aquí. Uno piensa en Brasil como solo playas, pero no; una ciudad chata del sur, con gente chata del sur y un compañero de Chile. Hoy estoy aquí, aunque no sé porque ahora recuerdo que extraño esa manera loca de hacer el amor en Once; pienso también en un amigo, que me salvó la vida en Cuenca; una función callejera en un suburbio de Maracaibo, en los maratónicos nados por el mar abierto con el Boris, los asesinos, los locos, las sonrisas y las paredes y las cosas que se escapan de mi memoria: siempre estoy aquí, con los pies clavados a la tierra, soñando con otro lugar.

Glosario Academia: Gimnasio Artista de rua: Artista callejeros Carona: Pedir Dedo Cachoeira: Catarata Caipirinha: Bebida alcohólica a base de caña, azúcar y lima. Cara: Muchacho, pibe Favela: Villa Irmao: Hermano Linguiza: Chorizo PCC (Primer Comando Capital): Facción del Tráfico organizado de Sao Paolo Rodoviaria: Terminal de Ómnibus



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