Así somos nº 11 artesanías para el buen vivir

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FEB-MAR 2012

NÚMERO

11 AÑO

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MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA CULTURA CENTRO NACIONAL DE HISTORIA MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS

A favor de la diversidad y en contra de las desigualdades

Artesanía diversa y multifuncional para el hogar Las cerámicas tradicionales Objetos que nos identifican

Artesanías para el buen vivir


Revista así somos, año 5, Nº 11 FE B R E R O - M A R ZO 2 0 1 2

Luis Adrián Galindo C. luisgalindo@yahoo.com

Archivo Fotográfico Fundación Centro de la Diversidad Cultural Archivo Museo Nacional de las Culturas

Co n s e j o Ed i to ri a l

A r t i c u l i st a s

Luis Galindo Casimira Monasterios Nelly Ramos Aldemaro Barrios

Laura Carrera Lelia Delgado Frederick Jiménez Miguelangel Machado Daniel Maggi Marie Claude Mattei Nelson Meléndez Casimira Monasterios Akaida Orozco Harold Palacios Rosa Pérez Magdalena Rodríguez Ernesto Yevara Arianne Velis

D i re c to r

Co o rd i n a c i ó n e d i to ri a l

Akaida Libertad Orozco aklibertad@gmail.com A s i st e nt e e d i to ri a l

Harold Palacios hdps86@hotmail.com D i s e ñ o g rá f i c o

Argenis Valdez Alejandro César Solórzano Infógrafo Fo to g ra f í a s p o r t a d a SUPERIOR

Artesano José de la Paz (Pajita), estado Lara, 2007. Fotografía: J U A N M A N U E L G U E V A R A

Jorge Luis Galofre galofenix@gmail.com

D e p ó s ito Le g a l PP200702CS2757

Co r re c c i ó n

así somos es una publicación del Gobierno Bolivariano de Venezuela, Ministerio del Poder Popular para la Cultura

César Russian A s i st e nt e A d m i n i st rat iva

INFERIOR

Edificios construidos por la Gran Misión Vivienda Venezuela. Parque Residencial El Vidoño, estado Anzoátegui, 2011. Fotografía: I V Á N F R A G A ( CO RT E S Í A G M V V / PDV S A )

I SSN 1856-8483

Amalia Torres Fo to g ra f ía s

Carmen Ángel Carmen Blanco Héctor Carrasquero Raúl Colmenares María Teresa del Castillo Lelia Delgado Mariana Delgado Gala Garrido Amilciar Gualdrón Juan Manuel Guevara Carolina Leal Daniel Maggi Marie Claude Mattei Nelson Meléndez Damilé Montiel Oscar Olivero Marialejandra Orozco Akaida Orozco Rosa Pérez Sara Storey Luis Trujillo José Voglar Ernesto Yevara Complemento Diseño ElementAlt Arquitectura Identidad y Diseño, CA. Taller Vera Vierma

Ed i c i ó n 60.000 ejemplares

Av. Panteón, Foro Libertador, edificio Archivo General de la Nación, 2do. piso, Caracas, Venezuela. Teléfono: (58-212) 509.55.38 museodediversidadcultural@yahoo.es Impreso por la Fundación Imprenta de la Cultura República Bolivariana de Venezuela V I C E M I N I ST E R I O PA R A E L FO M E N TO D E L A E CO N O M Í A C U LT U R A L Co o rd i n a c i ó n d e l S i st e m a M a s iv o d e R e v i st a s d e la C u l t u ra

Jonathan Montilla S u p e r v i s i ó n G e n e ra l d e D i s e ñ o G rá f i c o

Dileny Jiménez El Sistema Masivo de Revistas del Ministerio del Poder Popular para la Cultura está integrado por ocho revistas: A Plena Voz, Arte de Leer, Así Somos, Memorias de Venezuela, Poder Vivir, La Revuelta, La Roca de Crear y Se Mueve.


Fotografía: A R C H I V O AUDIOVISUAL CDC

E d i t o r i a l La Gran Misión Vivienda Venezuela viene construyendo miles de hogares dignos para el pueblo venezolano. Junto a esta magna acción también crecerá la demanda de mobiliario de diversos tipos para cada uno de los espacios domésticos, como también serán necesarios objetos y enseres para la vida cotidiana como lencería, ollas, sartenes, vajillas, contenedores de diversos tipos, cortinas, persianas, alfombras y hasta objetos decorativos y obras de arte. Sin duda alguna, esta es una excelente oportunidad para estimular, entre todos los venezolanos y venezolanas, el interés por

ricultural. Por estas razones, hemos orientado la onceava edición de la revista Así Somos hacia una puesta en valor de las distintas tradiciones artesanales del país. Por tradiciones artesanales entendemos al conjunto de procesos humanos, culturales e históricos de transformación de las materias primas que ofrece la naturaleza como resultado, por una parte, de la persistencia viva de los saberes de los pueblos originarios ancestrales de este territorio, paralelamente a la existencia de los conocimientos de los pueblos afrodescendientes y las prácticas culturales heredadas de la Europa occidental. Por otra parte, como resultado de la fértil biodiversidad del país, de cuyo conocimiento y domesticación nuestros pueblos obtienen maderas, fibras, semillas, resinas, cortezas, conchas, pieles, plumas y huesos, como también de la composición de los suelos que ofrece diversidad de arcillas, rocas y minerales, entre otras materias primas, para la elaboración de un sinnúmero de objetos de la vida cotidiana. Como todo proceso cultural en el mundo, nuestras tradiciones artesanales no se han quedado estáticas en el tiempo, cada uno de estos saberes se ha complejizado en su devenir, en la medida en que sus poblaciones creadoras se han sumado a los procesos de interculturalidad y han resistido a las agresiones de la globalización y la mercantilización industrial. Esta edición de Así Somos es un homenaje a todos los colectivos trabajadores artesanales del país, con quienes aún tenemos una inmensa deuda social, expresada en la necesidad de mayor apoyo para el cultivo y obtención de materias primas, la investigación de los orígenes y desarrollo de nuevos productos, la capacitación, la comercialización de sus creaciones y el buen vivir de sus trabajadores. Vincular a la Gran Misión Vivienda con los movimientos sociales de artesanos del país es ocasión propicia para continuar con el proceso de fortalecimiento de nuestra memoria histórica, nuestras identidades culturales y el crecimiento económico de nuestros pueblos desde sus propias potencialidades culturales.

Luis Adrián Galindo C. DIRECTOR

DEL

MUSEO NACIONAL

DE LAS

C U LT U R A S

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mésticos a partir de las distintas herencias culturales que han venido conformando nuestro perfil como país multiétnico y plu-

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reflexionar y accionar a favor del reconocimiento de nuestra propia estética en el diseño y creación de mobiliario y objetos do-

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Creación de objeto de cerámica. Lomas Bajas, estado Táchira, 1960.

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Casas marcadas por el sol M a g da l e n a R o d rí g u ez

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De la sala al comedor H a ro l d Pa l a c i o s / M i g u e l á n g e l M a c h a d o

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Objetos que nos identifican Da n i e l M a g g i B a l l ia c h e

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Fibras vegetales: artesanía diversa y multifuncional Marie Claude Mattéi Müller

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Objeto artesanal: el latir de un diseño N e l s o n M e l é n d ez

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El tejido de la vida Le l ia D e l ga d o

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Ideas Para Dialogar C a si m i ra M o n a ste ri o s

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Así Vamos R o s a Pé rez

Ideas Para Dialogar C a si m i ra M o n a ste ri o s

Así Vamos R o s a Pé re s

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Las cerámicas tradicionales de Venezuela E rn e sto Ye va ra

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La artesanía tradicional forma parte del patrimonio histórico, cultural, estético y simbólico de los pueblos que la crean, producen y consumen. Son objetos en los cuales la utilidad y calidad estética están armónicamente amalgamadas y son la expresión tangible de la herencia cultural de la sociedad que los genera y de la subjetividad de cada artesano que les da vida.

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Ya no se escucha el rumor de las ovejas que solían “pastar” en los espinosos aledaños de Tintorero, y el algodón industrial sustituyó a la lana, pero el traquetear de las maderas del telar afirma que empresas familiares y cooperativas han continuado desarrollando las artes textiles que suman más de doscientos telares y producen telas multicolores para confeccionar los más diversos productos.

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La cestería indígena como legado patrimonial es fundamental para entender las manifestaciones actuales de la cestería criolla. Pese al deterioro de la producción artesanal, generada por la invasión del plástico, el arte cestero hoy día aún está presente en casi todo el país, ofreciendo nuevas propuestas, lo cual es señal de un dinamismo esperanzador.

25 Esta edición entrevistamos al reconocido arquitecto Fruto Vivas, creador de propuestas vanguardistas basadas en la arquitectura popular, la bioarquitectura y la tecnología de la necesidad. Vivas, Doctor Honoris Causa de la UCV, reflexiona sobre el modelo cultural venezolano, la estética en el diseño y producción de mobiliario y objetos domésticos, la capacidad creadora de nuestros artesanos, así como la interacción con la naturaleza y la obtención de materias primas, entre otros tópicos de interés.

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A través de un exhaustivo reportaje se presenta una mirada sobre el diseño utilitario para el hogar hecho en Venezuela. Sin desligarse del ámbito de la investigación de las culturas venezolanas, se busca reflexionar sobre el trabajo de diferentes diseñadores y artistas venezolanos que se han dedicado a crear objetos de diseño para acondicionar y decorar la casa.

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En los espacios de la casa se encuentran antiguos pilones para moler maíz, veleros hechos por artesanos sucrenses, utensilios de barro dispuestos en el área de la parrillera y vasijas de cerámica que conservan intacta la tradición de las alfareras de Manicuare, el pueblo azul del poeta Cruz Salmerón Acosta.

La habitación es el espacio perfecto para reencontrarnos, estar en contacto con nuestra intimidad y conducirnos al descanso mental y físico. Es importante plasmar y dejar fluir nuestra personalidad a la hora de decorar una habitación, crear a partir de lo que creemos y queremos, que cada objeto utilizado tenga un significado y refleje nuestros gustos e intereses.

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50 ¡Cómo hemos ido sustituyendo los materiales propios por los ajenos! La imposición estética nos sensibiliza hacia lo extraño y nos enceguece ante lo propio. La propuesta de “la ruta de nuestra casa bien equipada” es que abramos los sentidos para vernos, que ensayemos una mirada endógena, que enseñemos a nuestros oídos a escucharnos, porque ojos que no ven corazón que no siente.

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A L FR E D O A L M E I D A Alfredo Almeida, artista visual, maestro ceramista, compilador de la tradición oral indígena e insigne defensor de los derechos humanos, nace en Onoto, estado Anzoátegui, el 29 de abril de 1913. También conocido como la Voz de Pachaquito y el Chamán de Venezuela, el maestro Almeida cursa estudios de educación primaria entre Valle Guanape y Puerto Píritu. Para 1933, con veinte años de edad, se radica en Galipán, en el cerro el Ávila, y escribe cuentos campesinos para las revistas Biliken y Élite. En 1935 contrajo nupcias con Luisa Cansini. Con solo veinticuatro años trabaja como dibujante artístico e ilustrador en el Ministerio de Agricultura y Cría, donde llega a dirigir la revista El Agricultor. En 1942 fue fundador de la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle desempeñandose como dibujante durante veinticinco años. Entre 1959 y 1989 realiza ilustraciones para diversas publicaciones especializadas, literarias y libros de textos escolares. El artista, una leyenda para la etnia kariña, regresa al campo con cuarenta y seis años de edad y se radica en Guárico, donde expone en Aprosigua una muestra de pinturas con paisajes llaneros. Seis años después se establece en Margarita, funda la Federación de Centros Culturales del Estado Nueva Esparta y prepara para la Fundación La Salle los acuarios de Punta de Piedra. En este lapso comienza a dibujar los peces de la isla, organiza una exposición sobre los peces y corales de la isla de Cubagua y escribe poemas sobre la problemática de la isla. Quien obtuviese el Premio Nacional de Arte Popular funda la primera Escuela de Cerámica Campesina e Indígena en Sabaneta, estado Aragua. También preparó láminas para el Instituto Agrario Nacional durante la campaña de alfabetización de Paulo Freire. Almeida, declarado Patrimonio Cultural en Aragua y Anzoátegui, fallece en la ciudad de Maracay a los noventa y cinco años dejando un legado incuestionable para las futuras generaciones.

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La Ruta de la Tradición A ria n n e Ve l is

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La Ruta de la Tradición A ria n n e Ve l is

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Qué Leemos E rn e sto Ye va ra

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Sabores y Saberes Fre d e ri c k J i m é n ez

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Otras Voces A ka i da L i b e r ta d O rozc o

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Así somos en el cuarto H a ro l d Pa l a c i o s

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La cocina somos nosotros L a u ra C a rre ra

H o m e n a j e


A sí Va m o s

N I Q U I TA O ,

E S TA D O

TRUJILLO

Museo Comunitario Monseñor Jáuregui La experiencia comunitaria de construir un museo permitirá compartir saberes, redescubrir la verdadera historia de nuestros ancestros, saber de dónde venimos, cuáles son nuestros valores culturales y naturales, y fortalecer nuestra cultura para así construir una sociedad de iguales que nos fortalezca y preserve nuestra identidad

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R o s a

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P é r e z

Fu n da d o ra d e l M use o Co m u n i ta ri o M o n se ñ o r Já u re g u i

odo comenzó en el año 1994, cuando un grupo de personas, después de un enriquecedor debate, llegaron a un acuerdo para apoyar la iniciativa de la promotora cultural Rosa Pérez de Pujol y el cronista Batone Pujol de organizar un equipo de trabajo con el objetivo de buscar soluciones ante la amenaza creciente de la pérdida de las tradiciones y la memoria colectiva en la parroquia Niquitao, municipio Boconó, estado Trujillo. En este sentido, también debíamos afrontar las devastadoras consecuencias que se desprendían de las actividades de los huaqueros en la búsqueda y comercialización de objetos elaborados por las poblaciones originarias de esta comarca. Igualmente resultaba inaplazable concientizar a las familias de la región para que mantuvieran en sus casas piezas valiosas como retablos, instrumentos musicales, tallas, artesanías, pinturas y esculturas, entre otras, pues coleccionistas dedicados al comercio de estos objetos se los llevaban del pueblo, vulnerando así el vasto patrimonio cultural de la comunidad.

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Este colectivo solicitó ante la Alcaldía Municipal de Boconó la compra de varios objetos que estaban en manos de un coleccionista; petición que al ser aceptada dio inicio a la recuperación del valioso patrimonio niquitaense, así como a la idea de levantar un museo. La sede del museo

En el marco de la celebración del sesquicentenario del nacimiento de monseñor Jesús Manuel Jáuregui Moreno, logramos aunar esfuerzos y recursos de diversos estados andinos y de la Comisión Sesquicentenaria para este fin, lo que nos permitió, con la ayuda de la Gobernación de Trujillo, la compra del terreno y casa natal —en ese entonces en ruinas— de monseñor Jáuregui. Del mismo modo, la Alcaldía de La Grita, estado Táchira, en la persona del alcalde Macario Sandoval y con el apoyo de la antropóloga Fanny Zulay Rojas, aportó el presupuesto para el pago del proyecto del diseño arquitectónico del museo en el terreno adquirido. Se gestionaron ante el Fides los recursos y, finalmente, la Go-

bernación del estado Trujillo, durante dos períodos, construyó la sede, consolidando la obra el 16 de noviembre de 2010. Paralelamente a las gestiones por la construcción de la sede debíamos continuar con la otra batalla: conseguir una ubicación temporal para el museo. Una gran cantidad de instituciones y especialistas se ofreció para llevar a cabo la tarea de levantar el museo, pero estas propuestas no nos complacían del todo, queríamos capacitarnos, asumir este proyecto como colectivo. Fue entonces cuando la profesora Carmen Araujo nos invitó al Museo Salvador Valero a participar de el taller Pasos Para Crear Museos Comunitarios, dictado por el antropólogo mexicano Cuauhtémoc Camarena. Esta experiencia enriqueció nuestros conocimientos en el área y decidimos emprender la creación del museo comunitario bajo el eslogan Aprender haciendo. Inaugurar un espacio de intercambio

En principio el museo tuvo diferentes sedes: la Casa Cural, la Casa de


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Sede Museo Comunitario Monseñor Jáuregui. Niquitao, estado Trujillo, julio 2011. Fotografía: CO RT E S Í A

la Cultura, el garaje de la familia Paredes, el estacionamiento techado Ramón Paredes, para luego establecerse en el Salón Arcadio Moreno, que fue el lugar donde con mayor decisión se sentaron las bases para fortalecer el museo comunitario. Es aquí cuando se inicia un proceso de capacitación a través del Museo Nacional de las Culturas, y del Museo Nacional de Historia y mediante el apoyo del antropólogo Luis Galindo, se dictan talleres de museología, investigación temática, recolección de objetos de la vida cotidiana, diseño del guión museológico y de la museografía, redacción de textos de sala y construcción de todos los soportes expositivos.

R OS A PÉ R E Z

De esta manera nos dispusimos a encarar el montaje en la sede propia que estaba lista para inaugurar. Todas las decisiones fueron debatidas y asumidas por consenso colectivo. Durante días y noches invertimos nuestro tiempo, amor y energía para exponer lo que somos como pueblo. Llegado el día de la inauguración de la sede del Museo Comunitario, el 13 de agosto de 2011, los pobladores, instituciones y ONGs de la comunidad expresaron mucha alegría, hubo fiesta colectiva, sancocho, música campesina y baile popular, las danzas de las Muñecas de Lucinda y de los Indios Cospes de Tostós, las casas de la diversidad de Táchira y Trujillo se hicieron presentes con el Festival del Violín y se

P ROYE CC I Ó N D E L M U SEO El museo ha participado en diferentes actividades internacionales y nacionales: I Encuentro de Museos Comunitarios México, II Encuentro de Museos Comunitarios Guatemala, II Encuentro de Museos Comunitarios El Salvador, IV Encuentro MC. Nicaragua, V Encuentro Venezuela-Niquitao, VI Encuentro Costa Rica y, próximamente, el VII Encuentro en Bolivia. Hoy día nuestro museo comunitario es miembro de la Red Internacional de los Museos Comunitarios de las Américas.

conformaron las muestras: Pulpería del Pueblo, Maqueta de Niquitao, Poblaciones Originarias, Batalla de Niquitao, El Globero del Pueblo, El Cuentacuentos de Niquitao, Búsqueda del Niño, Lucinda la Muñequera y El Violinista de Niquitao. Así mismo, se dispusieron las salas

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Este museo es una experiencia de construcción colectiva de la cual nos sentimos sorprendidos nosotros mismos como protagonistas. Invitamos a todos los niquitaenses y a todos los venezolanos y venezolanas que aman estas tierras a que se acerquen por cualquier vía.

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MUSEO COMUNITARIO MONSEÑOR JÁUREGUI

El museo busca redescubrir la verdadera historia de nuestros ancestros. Niquitao, estado Trujillo. Fotografía: CO RT E S Í A R OS A PÉ R E Z

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para la exposición fotográfica Memoria e Imagen de Niquitao, la sala Monseñor Jáuregui y la sala para la exposición de alfarería, textiles, cestería, altares campesinos, cantores de velorios y la cocina y los sabores de Niquitao. Contamos igualmente con el patio del encuentro donde se llevan a cabo actividades socioculturales: cine comunitario, bailoterapia, fiestas de cultores y talleres, entre otras. Posteriormente, en estos espacios se desarrollaron varios proyectos bajo convenios muy exitosos, con el apoyo del Conac, el Museo Nacional de las Culturas, el Museo Nacional de Historia, el Gabinete

de Cultura, la Casa de la Diversidad, la Coordinación Trujillana de Cultura y todas las organizaciones e instituciones que existen en la comunidad y su entorno. Asegurar el buen vivir

El museo comunitario tiene la tarea de integrar en sus instalaciones y programas a todos los niquitaenses por igual, lo que permitirá compartir saberes y experiencias, redescubrir la verdadera historia de nuestros ancestros, saber de dónde venimos, cuáles son nuestros valores culturales y naturales, fortalecer nuestra cultura, lo cual nos ayudará a cambiar la visión de modelo capitalista

que nos han inculcado durante décadas. En el museo comunitario debemos converger los niquitaenses para seguir construyendo una sociedad de iguales que nos fortalezca y así preservar nuestra identidad, la diversidad cultural y natural asegurando el buen vivir y un mejor futuro a las nuevas generaciones. Este museo es una experiencia de construcción colectiva de la cual nos sentimos sorprendidos nosotros mismos como protagonistas. Invitamos a todos los niquitaenses y a todos los venezolanos y venezolanas que aman estas tierras a que se acerquen por cualquier vía. Desde este museo compartimos la iniciativa colectiva de organizar la Red Nacional de Museos Comunitarios de Venezuela, en la cual nos encontremos para el debate de construcción colectiva, la presentación de proyectos, para así fortalecer todos los museos comunitarios. Sin duda, con estas acciones robustecemos la declaratoria —por parte de la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural el 5 de febrero de 1996— de Niquitao como Bien de Interés Cultural de Venezuela. ¡El museo comunitario es todo Niquitao, ahí está nuestra vida, lo que somos!

¿SABÍAS QUE...? El nombre del museo, Monseñor Jáuregui, se debe a la idea de dignificar el lugar donde nació el más ilustre sacerdote cordillerano de fines del siglo XIX, un niquitaense que supo poner muy en alto los principios y valores cristianos y que además de sacerdote fue maestro ejemplar de juventudes, lo que le valió el título de Don Bosco de América. Monseñor Jáuregui trabajó incansablemente por los necesitados, por la justicia social y sus obras de civilización y educación están a la vista. En su breve transitar por la política fue limpio, recto, apegado a su filosofía de los principios cristianos. Cuando el Papa le solicitó retirarse de ella se dedicó enteramente a la educación.


M o n a s t e r i o s

I n ve st i ga d o ra d e l M use o N a c i o n a l d e l a s C u l tu ra s

ograr que todos y todas alcancemos el buen vivir es una tarea tenaz, labor conjunta de pueblo y Estado. Se trata de conseguir el equilibrio del ser humano como sujeto digno, creador y emprendedor para la convivencia sana y armoniosa en el seno familiar, social y con la naturaleza, sabiéndose y reconociéndose miembro y parte de cada entorno. Es erigir una nueva cultura de paz, inclusión, equidad, solidaridad, complementariedad como objeto central del proceso de refundación de la República desde la diversidad que somos. Toda cultura es desarrollada por un grupo humano en un espacio y tiempo determinado; es decir un pueblo crea y produce para satisfacer sus necesidades materiales (alimento, techo, vestido, calzado, transporte), intelectuales (conocimientos, saberes, concepciones éticas) y espirituales (religiosidad,

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I d ea s Pa ra D ia l o ga r así somos

C a s i m i r a

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La artesanía tradicional forma parte del patrimonio histórico, cultural, estético y simbólico de los pueblos que la crean, producen y consumen. Son objetos en los cuales la utilidad y calidad estética están armónicamente amalgamadas según los gustos, necesidades e intereses de creadores y consumidores; expresión tangible de la herencia cultural de la sociedad que los genera y de la subjetividad de cada artesano que les da vida

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Revolución, estética y diversidad cultural


I d ea s pa ra d ia l o ga r así somos R EV I STA N º 1 1 • FE B - M A R 2 0 1 2

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REVOLUCIÓN,

E S T É T I C A Y D I V E R S I D A D C U LT U R A L

La artesanía tradicional forma parte del patrimonio histórico, cultural, estético y simbólico de los pueblos que la crean, producen y consumen. Son objetos en los cuales la utilidad y calidad estética están armónicamente amalgamadas según los gustos, necesidades e intereses de creadores y consumidores; expresión tangible de la herencia cultural de la sociedad que los genera y de la subjetividad de cada artesano que les da vida. creencias, estética, arte, principios y valores), genera formas y maneras de pensar, hacer y sentir, de relacionarse e interactuar, de crear, recrear y organizar signos y símbolos adjudicándoles diversos significados. Todo ello conforma el patrimonio tangible e intangible de cada localidad, región o nación. La artesanía tradicional forma parte del patrimonio histórico, cultural, estético y simbólico de los pueblos que la crean, producen y consumen. Son objetos en los cuales la utilidad y calidad estética están armónicamente amalgamadas según los gustos, necesidades e intereses de creadores y consumidores; expresión tangible de la herencia cultural de la sociedad que los genera y de la subjetividad de cada artesano que les da vida. Por lo general, son realizados con materiales propios de su entorno mediante la aplicación de procesos manuales creados, desarrollados y trasmitidos de generación en generación por las mismas comunidades. El valor de lo artesanal

Transformada la materia prima por el o la artesana, además del valor económico agregado, la artesanía es formas, colores y texturas; vocación y afectos, conjugación del saber, acumulado histórico de la comunidad y la creatividad del artesano/a con sentido estético.

El momento histórico que vive la sociedad venezolana exige reflexionar acerca del conocimiento y reconocimiento de la estética propia, sobre la percepción que tenemos de nosotros y nosotras como venezolanos y venezolanas. La artesanía y de manera particular la artesanía tradicional destinada al uso y embellecimiento de nuestros hogares (muebles, enseres, objetos decorativos, etc.) constituyen un buen medio de aproximación a esa pertinente y necesaria cavilación. Revolución implica replanteamiento del presente y el futuro desde una revisión profunda del pasado, es plantearse la independencia de modelos culturales foráneos, requiere de planteamientos endógenos, esto sin caer en chauvinismos ni aislamientos inútiles. Un proceso revolucionario demanda volver la mirada hacia el interior del pueblo que lo genera. Entender que el desarrollo de un pueblo está estrechamente ligado a su visión de mundo, a su cultura. Es comprender que el mundo globalizado es interdependencia y no sometimiento de los menos industrializados a los más “desarrollados”. Que no existen culturas superiores ni culturas inferiores, solo existe la diversidad cultural, de la cual la artesanía de cada país es voz y carta de presentación.

Uso y consumo de lo nuestro

El consumo de nuestra artesanía nos brinda la oportunidad como pueblo de conocernos y reconocernos en nuestra diversidad geográfica y cultural a través de la riqueza y variedad de técnicas y materiales (maderas, arcillas, fibras vegetal y animal, piedras, etc.) con los cuales se realizan la diversidad de formas en los distintos rubros. Es acercarnos gratamente a procesos históricos inmersos en la creación y producción del mundo artesanal. Ahora bien, si la estética es parte de la cultura espiritual, vinculada a la sensibilidad del sujeto, puede una persona con vergüenza étnica y un debilitado sentido de pertenencia, alcanzar el buen vivir en los términos planteados por el proceso bolivariano. Llama poderosamente la atención cómo ciertos sectores pertenecientes a las elites (negadoras del nacionalismo, lo cual consideran un atraso) consumen productos artesanales nuestros, pues los saben piezas únicas, de gran calidad estética. Mientras, embrutecen e insensibilizan al pueblo incitando el consumo de objetos de factura industrial de poca o ninguna calidad estética. Educar en el buen gusto (no obstante, su carga subjetiva) es también educar en nuestra tradición. Aunque a algunos no le parezca, el desarrollo de la artesanía


Ante la deformación del gusto por el consumo de artículos de baja calidad estética la artesanía tradicional venezolana es una alternativa para la formación del buen gusto. Es la pieza única ante la serie masiva homogenizadora. Educar el ojo es educar sensibilidades. La artesanía no solo humaniza a quien la crea y produce, también humaniza a quien la consume.

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de innovación, abaratar o nos brinda la oportunidad mantener costos mantede educarnos estéticaniendo su factura y calimente fortaleciendo dad estética. nuestro sentido de perteRevolución es cambiar nencia con conciencia hisradical y estructuraltórico social. Ante la mente el todo y no solo deformación del gusto algunas de sus partes ni por el consumo de artícumuchos menos cambiar los de baja calidad estéen parte el todo. Revolutica la artesanía ción es todo o nada. No tradicional venezolana es hay medias tintas. Revouna alternativa para la lución es esencialmente formación del buen gusel cambio de conciencia, to. Es la pieza única ante es mirar nuestro entorno la serie masiva homogenicon otros ojos. Es deszadora. Educar el ojo es acomodar la casa, poeducar sensibilidades. La nerla “patas arriba” para artesanía no solo humatransformarla radicalniza a quien la crea y promente y no para dejarla duce, también humaniza igual o parecida. Sobre a quien la consume. todo en nuestros países Nuestra artesanía traque han padecido el codicional utilitaria y decolonialismo y el neocolorativa de gran calidad nialismo. Es importante merece estar en sitiales Pintura popular expuesta en el 5to congreso internacional de semiología en el mirar hacia adentro con de honor en nuestros núcleo Rafael Rangel de la Universidad de los Andes, 2009. Fotografía: LU I S TR U J I LLO amor y amplitud para rehogares, mostrada con volucionar esa actitud de estar orgullo y sin exotismos, sobre Pero para ello la artesanía tradipermanentemente asomados en todo hoy cuando reivindicamos cional como base para la creación nuestras culturas venezolanas contemporánea que dé respuesta a la ventana viendo lo que hay fuera con su diversidad étnica, su valas necesidades materiales y espiri- de casa, ignorando lo que tenemos dentro. riedad regional y local y su multuales de hoy debe encarar retos Valorar nuestra artesanía tamtiplicidad de estilos. En este como mantener su originalidad y bién nos ayudaría a combatir la sentido debemos anteponer a la no ceder ante la tentación de la mentalidad consumista y kitsch estética de lo feo seriado indusmoda y de “criterios” comerciales del “’ta barato, dame dos”, tan trial la belleza, originalidad y que la empobrecen, evitar la seriadañina como arraigada en nuestra crea-tividad de la producción ción y la imitación, reivindicar la sociedad. artesanal. tradición sin perder su capacidad


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buen vivir

Así Somos arriba a la primera edición de 2012 con su onceava revista, esta vez dedicada a las tradiciones artesanales venezolanas, a su arraigo en el pueblo en cuanto a herencia cultural, a procesos productivos generadores de ingresos económicos para la familia o para la comunidad, así como la movilización de valores identitarios y el estímulo de la sensibilidad hacia aquello “hecho en casa”. En ese sentido, resulta importante problematizar sobre el gran alcance del trabajo artesanal y su papel al momento de cimentar hogares con identidades y estéticas propiamente venezolanas. En este número Venezuela Plural está dividida en dos grandes bloques, el primero dedicado a cuatro de las más prolijas tradiciones nuestras: el tejido, la cerámica, la cestería y el mobiliario. El segundo bloque consta de cinco artículos que buscan dibujar espacios domésticos imaginarios a partir de diversos objetos, artesanales y de diseño, hechos en Venezuela con materia prima venezolana y por hacedores nuestros.


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Aunque ya no se escucha el rumor de las ovejas que solían “pastar” en los espinosos aledaños de Tintorero, y el algodón industrial haya sustituido a la lana, un traquetear de las maderas del telar afirma que en este lugar empresas familiares y cooperativas continuaron las artes textiles que suman más de doscientos telares en los que se producen telas multicolores para confeccionar alfombras, manteles, hamacas, sillas colgantes y cobertores, que la comunidad expone en mercados y ferias artesanales L e l i a

D e l g a d o

A n t ro p ó l o ga / I n ve st i ga d o ra d e l M use o d e B e l l a s A r te s

Wale’kerü, la araña, es la tejedora. Ella enseñó a tejer a las mujeres, de su boca sale el hilo ya torcido y preparado. M

I T O

su existencia por el hallazgo de instrumentos de trabajo tales como agujas de hueso y piedras horadadas que debieron servir de volantes de huso para el hilado de algodón (Gossypium sp).

W A Y Ú U

Telares de lizos y pedales Una geografía ancestral

En todas las regiones de Venezuela: Mérida, Trujillo, Zulia, Lara, Margarita o Monagas, en los Llanos, en el delta del Orinoco, en medio de la fronda y hojarasca amazónica que en sí ya es un vasto tejido vegetal de juncos, lianas y raíces, ajenas a la araña que se descuelga parsimoniosa de su red, hemos visto tejedoras indígenas y campesinas trenzar un mapa imaginario del mundo, mientras tejen en concentración meditativa, parecen ausentes, como si el espacio circundante no tuviera nada que decir: es que están elaborando el tejido de la vida. Las fechas iniciales del tejido en Venezuela son difíciles de sustentar, pues la humedad y acidez de la tierra impiden la sobrevivencia de los géneros textiles, sin embargo, aunque en nuestro país no se hayan encontrado muestras de textilería arqueológica, sabemos de

Tras la invasión europea, los colonizadores introdujeron los telares de lizos y pedales, y el uso de lana de ovejas traídas de Castilla. Entre 1546 y 1549, Juan Pérez de Tolosa, gobernador y capitán general de la Provincia de Venezuela, fundó la primera industria de telares y tejidos en la ciudad de El Tocuyo. Hacia finales de 1605, ya se producían en Mérida, Trujillo, Coro y Barquisimeto, alfombras de lana y telas de algodón de muy buena calidad. Las telas traídas de España eran escasas, su industria textil no alcanzaba a cubrir las necesidades que las colonias requerían. Esta circunstancia impulsó el desarrollo del tejido artesanal, sobre todo en aquellos lugares en los que ya existía una tradición de tejedores antiguos, lo cual ocupó, como era previsible, el trabajo forzado indígena en tareas de limpieza, desmonte, recolección, hilado y tejido de algodón y otras fibras autóctonas.


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Estefanía Gil, tejedora de lana de ovejo cruda, estado Mérida. Fotografía: CO RT E S Í A

CARMEN ÁNGEL


TEXTILERÍA

DE TRADICIÓN VENEZOLANA

. EL

TEJIDO DE LA VIDA

cha de aliso”, el “guarapo”, el “ojito”, la “raicita” y la “uña de gato”, cuyas tonalidades resisten precariamente el cambio producido por la introducción de anilinas comerciales. A partir de 1989, el taller Morera en Mérida introdujo el cultivo de gusanos de seda, desarrollando una investigación que combina el tejido de esta fibra con otras como el moriche y la curagua. La sabiduría de las manos

Secado natural de la lana de ovejo cruda, estado Mérida.

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Fotografía: CO RT E S Í A C A R M E N Á N G E L

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En el siglo XVIII, los lienzos producidos en El Tocuyo fueron un importante producto de intercambio comercial. La eficiencia adquirida en el uso de telares de lizos y pedales y el hilado con rueca, permitió la acumulación de un excedente en telas que ingresó a España, debilitando la industria de sus telares, como confirma la prohibición de exportación de géneros textiles de las colonias dictada por Carlos V. Aunque ya no se escucha el rumor de las ovejas que solían “pastar” en los espinosos aledaños de Tintorero, y el algodón industrial haya sustituido a la lana, un traquetear de las maderas del telar afirma que en este lugar empresas familiares y cooperativas, inspiradas por la memoria del legendario Sixto Sarmiento, continuaron las artes textiles, práctica que se ha expandido en toda la región, que cuenta con más de doscientos telares en los que se producen las características telas multicolores, a cuadros o rayas, con las que confeccionan alfombras, manteles, hamacas, sillas colgantes y cobertores, que la comunidad expone en mercados y ferias artesanales. Trama y urdimbre

En caseríos húmedos y frescos de las montañas andinas, en los páramos que guardan la memoria de Juan Félix Sánchez —inventor del telar de tres pedales—, todavía se conserva viva la estética de trama y urdimbre. En nostálgicos refugios de Mérida, Trujillo y Táchira, aún no alcanzados por la confusión de un tiempo sin memoria y tradición, gente serena se reúne en cooperativas conformadas por la familia extensa, amigos y vecinos, a confeccionar ruanas y cobijas tejidas con lana hilada de manera artesanal. Las “cobijas burreras” poseen los “rucios” colores del gris, beige o marrón de las ovejas. A veces acuden a la alquimia de antiguas materias tintóreas como el añil, la “con-

En Venezuela hacemos distinción entre chinchorro y hamaca, esta radica en el tipo de punto utilizado. Mientras que en el primero el cuerpo se teje con una trama abierta y elástica, en la hamaca, trama y urdimbre son tupidas a manera de una tela que carece de elasticidad y transparencia. El tejido de hamacas y chinchorros, camas colgantes de origen indígena destinadas al sueño, al descanso, al amor y la muerte, se ha extendido a todas las regiones del país, adoptando en cada lugar una expresión propia que los caracteriza y diferencia. Sus elementos básicos pueden ser los mismos, sin embargo, las técnicas se adecúan a la tradición, al clima y a las fibras. Tejer hamacas y chinchorros es para las tejedoras, indígenas o campesinas, una de las principales fuentes de ingreso en su economía doméstica. Las técnicas más usadas para el tejido de hamacas y chinchorros son la malla, la cadeneta o “tripa” y la de “caireles”, cadenetas anchas que se tejen sobre una urdimbre muy tupida, formando “líneas” horizontales o diagonales a manera de encaje. En la isla de Margarita, Anzoátegui, Sucre, Bolívar y otras regiones del país, se usan fibras de algodón hilado en casa o industrial, llamado pabilo o “guaralillo”. Hacia el oriente, principalmente en los poblados warao del Delta, se usa el moriche (Mauritia flexuosa Linn). En Amazonas, los yanomami hacen rudimentarios chinchorros con un haz descortezado del bejuco mamure (Hetoropsis spruceana). En Monagas, especialmente en Aguasay, se teje la fina fibra de curagua (Ananas erectofolius). En Falcón y Lara se tejen chinchorros con el hilo sacado de las dentadas hojas del cocuy (Agave cocui) que llaman “dispopo”. En algunos casos, cuando las materias primas escasean, se ha sustituido la sencilla suavidad de las fibras naturales por fibras sintéticas. La araña Wale’kerü

Para las mujeres wayúu, quienes afirman que ¡ser mujer es saber tejer!, el poder creador de este oficio es atribuido a Wale’kerü, la araña mítica, tejedora primordial, quien enseñó


El guayuco, principal prenda de “vestir” de los pueblos de la región del Orinoco y Amazonas venezolano se ha ido sustituyendo por el uso de ropa criolla. Los eñepá tejen una tira larga de algodón teñida con onoto, que hacen pasar por la entrepierna y amarran a la cintura. De sus extremos penden grandes borlas que cuelgan sobre los glúteos. Los wotjüja confeccionan guayucos blancos de algodón, que consisten en una tira tejida que se fija a la cadera con un largo haz de hilos que caen sobre las piernas. Los ye’kuana tejen una especie de delantal que utilizan las jóvenes en el rito de paso de la infancia a la adolescencia, llamado muwaaju. Este presenta una interesante adaptación de

materiales no autóctonos, como las mostacillas de origen europeo, en cuya trama se insertan las pequeñas cuentas de vidrio, de colores azul, blanco y rojo. El impulso de las ferias textiles, los mercados artesanales, así como la creación de la Red de Arte, han contribuido a hacer visible la textilería de tradición venezolana, propiciando un precio justo, el diálogo intercultural y la reapropiación de conocimientos y técnicas ancestrales. Como hemos visto, la textilería no se detiene en la forma del objeto, detrás de sí un complejo tejido social va urdiendo y tramando economía, tecnología, procesos migratorios, materias primas disponibles y formas comunales de organización para el trabajo, todo esto precisa de requerimientos afectivos y simbólicos profundos, para sumar el esfuerzo de una familia o de un colectivo agrupado en torno a un interés común. En esto radica la paradoja que enriquece la vida del artesano cuyo patrimonio intangible y su mayor capital es el cultural.

Para seguir leyendo... DELGADO, LELIA. Artesanía viva. Caracas, Centro Cultural

Consolidado, 1996. ———. Atlas de la tradiciones populares venezolanas (Artesanía). Caracas, Fundación Bigott, 2005. ———. Vida indígena en el Orinoco. Bogota, Editorial Planeta, 2004. Telar tradicional andino para tejer cobijas de lana, 2010. Fotografía: L E L I A

D E LG A D O

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Tejidos indígenas

Detalle de tejido de hamaca tradicional wayúu montado en telar vertical a manera de bastidor, 2011. Fotografía: L E L I A D E LG A D O

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los oficios del telar en donde confeccionar hamacas y chinchorros, además de bellas fajas, bolsos, y el “sheii”, la rica manta funeraria en cuyos signos expresan la complejidad de sus ideas y prácticas sobre la vida y la muerte. Con el arribo a la pubertad, las niñas convertidas definitivamente en mujeres deberán pasar por el mayajuru o “blanqueo”, encierro ritual durante el cual aprenden las labores propias de su sexo, entre ellas, el arte de tejer. Luego colocan en sus brazos la pulsera kannaspi, que ayuda a recordar lo aprendido y mantener viva la experiencia, creatividad y perseverancia para concluir los tejidos. El uso ritual de la kannaspi producirá sueños mágicos; si en ellos logra ver la serpiente wui, la niña estará dotada para el kanaás, el arte de tejer los signos.

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...la textilería no se detiene en la forma del objeto, detrás de sí un complejo tejido social va urdiendo y tramando economía, tecnología, procesos migratorios, materias primas disponibles y formas comunales de organización para el trabajo, todo esto precisa de requerimientos afectivos y simbólicos profundos, para sumar el esfuerzo de una familia o de un colectivo agrupado en torno a un interés común.


LAS CERÁMICAS

E r n e s t o

Y e v a r a

I n ve st i ga d o r M use o N a c i o n a l d e l a s C u l tu ra s

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así somos

El cafecito de la mañana, las arepas de maíz o trigo, el arroz, las hallacas, los guisos, la chicha de maíz y las sopas saben mejor servidas en vasijas de cerámica tradicional; en su uso se encuentra parte de nuestros sabores y saberes gastronómicos. Sus formas, colores y motivos son imagen viva de nuestras regiones y pueblos. Aún en el siglo XXI existen muchas comunidades y hogares de las regiones costeras, llaneras, selváticas y montañosas donde se fabrica cerámica de la manera tradicional

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Loza de Manicuare, estado Sucre, 2010. Fotografía: M U S EO

N A C I O N A L D E L A S CU LT U R A S


TRADICIONALES

Oficio sagrado

En nuestra América y en Venezuela la fabricación de la cerámica fue una ocupación misteriosa y sagrada realizada principalmente por mujeres, quienes la aprendieron de sus abuelas remontándose hasta un lejano antepasado que recibió el conocimiento de un ser divino, la sagrada serpiente arcoiris (Arca en Los Andes), la dueña del barro o la abuela de la arcilla para los wayúu. Las técnicas que emplearon incluyeron la pintura, utilizando los diferentes colores del barro (amarillos, anaranjados, rojos, blanco, grises) en ligeras capas o baños (llamados engobes); el modelado directo y con rollos en superposición; el aplique de tiras, patas, representaciones de animales (ranas, serpientes, tigres, etc.); la incisión; la escisión rebajando ciertas zonas de la pieza; impresiones hechas con las uñas, con los dedos, con fragmentos de conchas, palitos, semillas y cualquier objeto; y el pulido con piedras lisas. En la preparación de la masa de barro era importante equilibrar la arcilla con otras sustancias o materiales (antiplásticos) para evitar que se raje en la cocción, facilitar el secado, así como aumentar la resistencia de las piezas, para ello nuestros indígenas utilizaron arena, piedra triturada,

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La cerámica fue también para los pueblos indígenas un medio para representar el pensamiento sagrado, para manifestar su conocimiento y valoración sobre el mundo a través de la representación simbólica de animales, del cuerpo humano, sus divinidades y los distintos paisajes. En este sentido, la cerámica fue contenedor y contenido (en varios niveles) del saber ancestral de nuestros pueblos, haciendo imposible separar el diseño para el uso, lo simbólico y los aspectos técnicos de la naturaleza de los materiales. Igualmente, la cerámica se utilizó para embellecimiento personal con la fabricación de cuentas para collares, pintaderas y orejeras, para hacer instrumentos musicales, pipas, juguetes, pesas de huso para hilar algodón, fichas, pesas para la redes de pesca y urnas para los difuntos.

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Tradición artesanal

La producción de cerámica o loza, vasijas y objetos de barro cocido, tiene en nuestro país una larga historia de más de 3.000 años donde resaltan numerosas tradiciones de gran belleza. Para los pueblos indígenas el descubrimiento de la cerámica fue un punto fundamental en el aprovechamiento de los recursos alimenticios, permitiendo cocinar los alimentos para mejorar la absorción de los nutrientes y para preservarlos por más tiempo, como es el caso del casabe y el mañoco elaborados con yuca, así como de las arepas y la chicha de maíz. En esta relación con la alimentación, la cerámica estuvo asociada con la agricultura, sirviendo de herramienta en una conexión que permitió el aumento demográfico de los grupos y cambios en los estilos de vida, propiciando también la génesis de muchos grupos indígenas conocidos.

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DE VENEZUELA


LAS

CERÁMICAS TRADICIONALES DE El Pizarral, Tacaduto, Sarinao y Miraca (Municipio Falcón)

VENEZUELA

San Pedro Caliente (Municipio Torres) Sanare y Yai (Municipio Andrés Eloy Blanco)

El Cercado (Municipio Gómez)

El Socorro (Municipio El Socorro)

Guerrero (Municipio Páez)

Manicuare (Municipio Cruz Salmerón Acosta) Boconó (Municipio Boconó) Los Guáimaros y Aguas Calientes (Municipio Campo Elías) Lomas Bajas y Capacho (Municipio Libertad) Loceras criollas, dispersas en los estados Barinas y Apure

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Comunidades hiwi, kurripaco, pumé y pemón en los estados Bolívar, Amazonas y Apure

Distribución de algunas comunidades loceras de Venezuela. Elaboración: E R N E STO YEVA R A

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conchas molidas, tiestos molidos (cerámica), fibras, cortezas quemadas, caraipé (una ceniza rica en sílice proveniente de la corteza de ciertos árboles) y las espinas de esponjilla de agua dulce, cauxí. La cerámica indígena

En nuestro país se generaron por lo menos diez grandes tradiciones cerámicas (identificadas hasta el presente por los arqueólogos) con algunas variaciones temporales y locales. Entre los años 2000 a.C. y 1250 d.C. existió el famoso estilo Barranca con sus variaciones Ronquin y Saladero, caracterizado por las vasijas de paredes finas y bien pulidas. Su decoración está basada en amplias líneas incisas donde predominan lo circular y ovalado (arcos, discos, semiesferas, cilindros y óvalos) y muchos apéndices con figuras de animales y fauna imaginaria, en los cuales se mezclan y yuxtaponen formas animales y rostros humanos geométricamente simplificados. Entre las piezas más espectaculares por su forma y decoración pintada están las vasijas con dos cuerpos biconvexos y platos con pedestal de estilo Caño del Oso (900 a.C.-600 d.C.), pintadas en rojo y/o marrón sobre fondos blancuzcos o en ocre claro. En las superficies pulidas están dispuestos círculos concéntricos, líneas rectas organi-

zadas en simetría radial y espirales, las líneas de distinto grosor son continuas y punteadas. La cerámica tocuyanoide (400 a.C.-300 d.C.) también fue importante. Caracterizada por su alto grado de elaboración, tiene una decoración modelada y pintada con motivos predominantemente curvilíneos. La vasijas tienen perfiles compuestos en muchos casos presentando figuras de animales y antropomorfas. Otra característica de esta cerámica fue la elaboración de figulinas antropomorfas, pintadas profusamente con líneas blancas, negras y rojas. Otras tradiciones cerámicas de nuestra antigüedad son la Arauquinoide, Valencioide, Dabajuroide, Tierroide, Cedeñoide, Mirinday y estilos como Santa Ana o Betijoque. Con la invasión de los europeos, la cerámica indígena se fue simplificando en su decoración producto de la imposición cristiana que obligó al olvido de las creencias propias, las técnicas loceras indígenas, europeas y probablemente africanas se mezclaron, se introdujo el torno, el esmalte vidriado y el horno cerrado en algunas comunidades mestizas y se adoptaron algunas formas y piezas europeas y asiáticas. La cerámica de entonces fabricada por indígenas y mestizos se convirtió en la loza de uso común y diario en casi todos los estratos sociales hasta la primera mitad del siglo XX.


Con la invasión de los europeos, la cerámica indígena se fue simplificando en su decoración producto de la imposición cristiana que obligó al olvido de las creencias propias, las técnicas loceras indígenas, europeas y probablemente africanas se mezclaron, se introdujo el torno, el esmalte vidriado y el horno cerrado en algunas comunidades mestizas y se adoptaron algunas formas y piezas europeas y asiáticas. sentan plantas (ramas, hojas, flores, frutos) y animales, principalmente aves. Algunas comunidades loceras son Yai, Sanare, Quíbor, San Pedro Caliente en Lara y El Pizarral, Tacaduto, Sarinao y Miraca en Falcón.

Las cerámicas actuales

La cerámica actual puede parecer a simple vista monótona y simple, pero en realidad es diversa en sus formas, decoraciones, usos y nombres, conservando el conocimiento compartido de siglos. En este apartado nuestra intención es dar un panorama general de las lozas del país, en especial aquellas comercializadas y con acceso a consumidores, en este sentido, las lozas de fabricación para el autoconsumo de muchas comunidades no será reflejada en su totalidad. Veamos algunas tradiciones por región.

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En esta región destacan dos comunidades loceras por su larga trayectoria, El Cercado en la isla de Margarita y Manicuare en la península de Araya, estado Sucre. La cerámica de El Cercado se remonta a los tiempos coloniales, pero sus piezas de gran vistosidad son producto de la transformación de técnicas tradicionales, en especial con la decoración monocromática después de la cocción. En la actualidad se especializan en la producción de piezas grandes para la decoración del hogar. Sus vasijas son elaboradas con la técnica del enrollado, haciendo paredes gruesas con una textura externa irregular y a la vez pulida, lograda con un engobe o baño de arcilla roja, la cual luego del quemado es coloreado con pigmentos no arcillosos (amarillos, azules, morados, etc.) con la intención de acentuar el trabajo artesanal. Estas vasijas no tienen decoración modelada con excepción de asas y bocas onduladas. Entre estas piezas grandes destaca el anafre, un pequeño hornillo de antaño transformado en un parrillero al aumentar de tamaño, siendo una de las piezas más buscadas y mejor pagadas por los compradores isleños. También fabrican medianas y grandes imágenes de la Virgen del Valle, reproduciendo la imagen patrona venerada en la Basílica de La Asunción, con detalles esquematizados. En el caso de la cerámica de Manicuare, su producción es regular y mantiene las características básicas observadas desde la época colonial. La arcilla con gran cantidad de mica usada en la fabricación, dando destellos a su pulida superficie, es la misma utilizada y descrita por Alejandro de Humboldt. De igual manera, su característica y regular curvatura se ha mantenido. Además de su regularidad y brillo, la cerámica de Manicuare tiene una decoración modelada con relieve de líneas circulares y espirales. También es decorada con imágenes de flores y plantas en barro blanco o caolín. Cambios en los métodos de producción se han visto en la quema, la cual ahora se hace en su mayoría con quemadores de gas, debido a la escasez y aumento de los precios de la madera. Entre las piezas que fabrican están las cazuelas, juegos de café, vajillas, ensaladeras, mondongueras, jarras, platos y floreros.

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LA LOZ A ORIENTAL

Fotografía: J OS É VO G L A R

Lara y Falcón En estos dos estados las comunidades comparten una conocida trayectoria en la producción artesanal, su cerámica, expresión de la continuidad histórica de los procesos tradicionales, presenta diferencias entre localidades pero tiene ciertas características constantes. Para la preparación de la masa es frecuente la utilización del guarataro (ostra fósil) calcianado y molido para ser mezclado con la arcilla, característica tecnológica que sobrevive de tradiciones como la Dabajuroide. Otros desengrasantes utilizados son la arena (cuarzo y mica), el caliche (material calcáreo producto de la erosión), la propia cerámica molida y la caliza cristalizada. La vasija se confecciona por la superposición de rodetes. Se utilizan cucharas de totuma para alisar las superficies y, en algunos casos, se coloca un engobe rojo o blanco cubriendo toda la vasija, se pulen con piedras lisas marinas. La cocción se realiza frecuentemente a fuego abierto en pequeñas hogueras, en galerías subterráneas a manera de hornos y en algunas comunidades se utilizan hornos de bahareque o ladrillo. Las formas son generalmente simples pero muy variadas y usualmente se producen vasijas utilitarias —tinajas, pimpinas, cántaros, jarras, ollas, budares, pocillos— con bases planas o anulares. La decoración se caracteriza por ser pintada, también hacen impresiones digitales, rodetes cabalgantes e incisiones o muescas simples. La pintura se aplica con una pluma y los colores utilizados son el rojo y el blanco sobre la superficie cruda externa superior de las vasijas, en algunos casos combinadas. Los motivos son muy variados y por lo general se realizan en series de repetición por bandas; van desde líneas onduladas, guirnaldas, espirales, cruces, rejillas, hasta motivos que repre-

Los Andes En los tres estados andinos, Táchira, Mérida y Trujillo, se han mantenido activas las comunidades loceras. El conjunto de vasijas producidas en esta región muestra la mezcla de piezas de origen indígena (anterior a la invasión),


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CERÁMICAS TRADICIONALES DE

VENEZUELA

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Fotografía: ARCHIVO AUDIOVISUAL CDC

En Los Guáimaros, Aguas Calientes (Mérida) y Boconó (Trujillo) la loza es modelada con rodetes superpuestos, en anillos y/o en espiral. En esta región al barro se le quita arena y piedra por contener naturalmente mucho desgrasante o antiplástico. La vasijas son cubiertas con barro rojo intenso muy fino y pulidas con las piedras lisas. Según la locera o el locero, su habilidad y conocimiento, las vasijas son decoradas con cintas, varias asas, apéndices con formas de animales y plantas. También utilizan el barro blanco o caolín para dibujar algunos motivos

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Pieza de artesanía wayúu, estado Zulia, 2010. Fotografía: M U S EO

NACIONAL

D E L A S CU LT U R A S

europeo y piezas adaptadas a las necesidades gastronómicas modernas, entre ellas podemos encontrar: chiriguas (jarrón para enfriar el agua y fermentar la chicha), patos (jarra con forma de ave, similar a las encontradas en excavaciones arqueológicas), chorotes (jarra indígena para preparar la bebida de cacao), moyas (olla española), gachas o cazuelas (plato hondo de sopa de origen español), la pastichera (plato para preparar y comer el pasticho), los tiestos (budares), las múcuras (jarras para calentar el café), candeleros y palmatorios, floreros, materos y comederos de animales. En Táchira, la loza de Lomas Bajas y Capacho se caracteriza por su fabricación en torno, un plato que se hace girar y permite modelar rápidamente las vasijas. Algunas de estas vasijas son alcoholadas, cubiertas con un barniz después del primer quemado. Con minio (un tetróxido de plomo), mezclado con agua y barro blanco, bien fino y pisao, obtienen un color amarillo; con permanganato, un color caoba; y con sulfato de cobre, un color verde. Esta loza tradicional es una de las pocas producidas en torno y esmaltada.

EL ESTADO ZULIA En la región zuliana la cerámica tradicional más importante por su belleza, apego a los valores culturales propios y conocimiento asociado es la propia del pueblo indígena wayúu. En wayunaiqui a la fabricación de loza se le llama Atü’ka y es un trabajo reservado a las mujeres (sin embargo, ahora también existen loceros que comercializan la loza a través de las mujeres de su familia). La Atü’ka se realiza en algunos lugares de La Guajira como Epíts, Jala’ala, Macuira y en Guarero, en este último existe una asociación llamada Yanama que produce y comercializa artesanía wayúu, donde Dorila Echeto (locera y tejedora) ha formado un taller-escuela. Para la fabricación de las vasijas, las loceras wayúu distinguen dos tipos de barro, la Siruwa y la Shujá, ambos seres espirituales muy respetados, los cuales son extraídos de lugares especiales en la Alta Guajira y procesados con gran rigor. Con la Shujá, pasta porosa y oscura, hacen las vasijas refractarias, las ollas de cocinar wushú y siwa’rai, decoradas con relieves en forma de cabeza de caballo, chivo o tortuga, para propiciar que no falte la carne para cocinar y comer. Con la Siruwa hacen amüchi (chirigua para transportar y conservar agua), paachiischii (urnas donde se conservan los huesos de los difuntos en el segundo entierro), jula’a (tinaja para preservar el agua), poosüü (platos), wayunkera (muñecas de barro), wa way (instrumento musical en forma de esfera o tres orificios) y koousuchón (cuentas de collar). Las formas de la amüchi, jula’a y wuschu semejan el cuerpo de la mujer por lo que en su cuello se les coloca con incisiones (como tatuajes) el collar, con líneas entrecruzadas en forma de X, pues entre las mujeres wayúu el collar es señal de distinción y prestigio. Las superficies de estas vasijas son decoradas con símbolos en barro color rojo intenso. Estos símbolos representan estilizadamente los cerros, uchiiruwa; los caminos wopüiruwa; y colgando como orejas la representación de las nubes que anuncian la presencia de juya (la lluvia); los animales y seres representativos de los clanes wayúu y los demás entes primordiales.

En los tres estados andinos, Táchira, Mérida y Trujillo, se han mantenido activas las comunidades loceras. El conjunto de vasijas producidas en esta región muestra la mezcla de piezas de origen indígena (anterior a la invasión), europeo y piezas adaptadas a las necesidades gastronómicas modernas...


Los Llanos En los estados llaneros la producción de loza es dispersa y de poca cantidad, destinada para el consumo local. Algunas loceras se pueden encontrar en el municipio Leonardo Infante del estado Guárico, en Barinas y en Apure. En Guárico, la comunidad de El Socorro de Portuguesa continúa organizada en la producción de loza, la cual es llevada a vender en la ciudad de Calabozo y a otras regiones por comerciantes de artesanía. La loza de El Socorro se caracteriza por usar como antiplástico las espinas de la esponjilla cauxí, llamadas en esta región picapica. Modelan sus vasijas con la técnica del rodete, alisando y extendiendo las paredes para producir budares, platos, ollas, tazas, tinajas y morteros para pisar ajo. También fabrican una pieza llamada hornilla, compuesta por una base anular levantada sobre cuatro patas y las topias, piezas para levantar y sostener las ollas sobre el fogón. Para terminar sus piezas las recubren con una engobe rojo muy fino llamado bañir, al cual bruñen o pulen con las piedras lisas o cantos rodados. La decoración se hace con asas y labios o bocas sencillas.

En esta región del país varias son las tradiciones artesanales pertenecientes a los pueblos y comunidades indígenas, pero en el presente no todos los grupos étnicos o pueblos siguen fabricando cerámica y solo algunos la comercializan en ciudades como Puerto Ayacuho, Ciudad Bolívar o Puerto Ordaz, llegando incluso a tiendas de Caracas como la Red de Arte. En general la producción de cerámica de la región se hace en la temporada de verano (seca), cuando las aguas de los ríos bajan y dejan expuestas las riberas donde se depositan las mejores arcillas. A estos barros se les incorporan los mismos desgrasantes del período anterior a la invasión europea, cauxí, fibras, cortezas quemadas y arena, se fabrica con la técnica de enrollado, superficie alisada y son quemadas a cielo abierto en hogueras o en hoyos cavados. Los hiwi alisan las paredes de las vasijas con una nuez de cucurito y después de quemadas son decoradas con dibujos geométricos en el borde y la panza usando una mezcla de savia y jugo de bayas aplicada con los dedos o palitos. Las ollas, platos hondos para comer y jarras para el agua tienen formas femeninas o de pájaro. Los kurripaco fabrican anafres, cazuelas, ensaladeras, platos, ollas de cocinar, tinajas, bandejas, floreros y alcancías. Los platos hondos son generalmente pintados en el exterior e interior con dibujos geométricos. Una pieza muy comercializada con otros pueblos indígenas es el anafre o cocina, el cual se hace de barro oscuro y con forma cuadrada o redonda, incluso en la actualidad se hacen con dos o cuatro hornillas imitando las cocinas no indígenas. Los pemón están comercializando su olla oin usada para cocinar el guiso de ají (con pescado o carne) en los diferentes tamaños como si fueran platos hondos y ollas. Otras tinajas que se pueden encontrar en los mercados son las del pueblo pumé, de cuerpo ovalado, con un cuello mediano y labio directo. El cuello de estas tinajas es generalmente ornamentado con dibujos geométricos en engobes rojo y crema.

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BOLÍVAR Y AMAZONAS

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M A N U E L G U EVA R A

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vegetales y cintas. Además de la vasijas hacen una gran cantidad de figuras e imágenes profanas y religiosas, animalitos, campesinos, los personajes del Belén e incluso Cristos gordos y negros. Los floreros, jarras y ollas se hacen de gran tamaño para decorar los jardines. Las quemas son a cielo abierto en hogueras.

Fotografía: ARCHIVO AUDIOVISUAL CDC

Piezas creadas por Achilino Díaz, después del proceso de secado. La Maraca, estado Lara, 2008. Fotografía: J U A N


Objeto artesanal: el latir de un diseño R EV I STA

así somos

El universo de la expresión artesanal venezolana es tan vasto que podríamos tener, como efectivamente tenemos, hogares decorados, diseñados y funcionales con la gran variedad de objetos hechos aquí: mantas, sillas, cestas, bancos, ollas, budares, tazas, vasos, mesas, hamacas, chinchorros, lámparas, baúles, muebles, y eso por hablar solo de objetos utilitarios (excluyendo los meramente decorativos), todos parecidos a nuestra tierra y a nuestro sol; producto unos de la resistencia cultural y otros del sincretismo estético y utilitario, como nosotros mismos

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N e l s o n

M e l é n d e z

D ise ñ a d o r g rá f i c o

El límite entre lo utilitario y lo estético es una Resistencia cultural y sincretismo estético construcción teórica que instaló la cultura occidental. Hacerse de las cosas que son propias es muy fácil, es senG

R A C I E L A

D

R A G O S K Y

Una mujer sentada teje una cesta, en otro lugar un hombre compra una cesta ya tejida a su esposa, esta a su vez la pone en el centro de la mesa de comedor con unas pocas frutas y una cayena roja, espera la visita de unas amigas y quiere lucirse. Un estudiante de arte compra un taburete zoomorfo guahibo, lo pone al lado de una de sus últimas piezas pictóricas que hablan sobre el desamor a la tierra. Una joven historiadora recibe una talla que le envía su novio desde Mérida, es una campesina policromada de gran belleza, tiene en su pequeño apartamento una modesta colección de tallas, esta la colocará entre dos pájaros tallados que compró en Borojó, estado Falcón. Una madre coloca en la cama de su hijo la cobija tejida que compró en algún pueblo del estado Lara, esa que da un calorcito sabroso. Un estudiante de cocina practica sus recetas de caldos en una olla de arcilla “carolina”, prueba y comprueba que su sabor es distinto, que la dimensión de su sopa es otra, sonríe. La señora Gómez vende las mejores arepas de la zona y siempre usa budare de arcilla. Calixto llega de su trabajo, diez años de chofer, y el único descanso lo consigue en su hamaca, tiene cuatro, la que está en uso es una wayúu que le regalaron sus hijos el día de su cumpleaños.

cillo. El universo de la expresión artesanal venezolana es tan vasto que podríamos tener, como efectivamente tenemos, hogares decorados, diseñados y funcionales con la gran variedad de objetos hechos aquí: mantas, sillas, cestas, bancos, ollas, budares, tazas, vasos, mesas, hamacas, chinchorros, lámparas, baúles, muebles, y eso por solo hablar de objetos utilitarios (excluyendo los meramente decorativos), todos parecidos a nuestra tierra y a nuestro sol; producto unos de la resistencia cultural y otros del sincretismo estético y utilitario, como nosotros mismos: variados, creativos, hermosos, y no pocos, cargados de una expresión contemporánea que dejaría boquiabierto a cualquier diseñador en cualquier parte del mundo. Pero debemos hacer el ejercicio. El ejercicio consiste en deshacernos de la camisa de fuerza que representa la cultura occidental y la imposición de sus valores estéticos. La normalización de nuestros gustos ha convertido la experiencia estética en un calco de revistas y publicidad haciéndonos creer que hasta las flores que se dan en el jardín de nuestras casas son exóticas. Esta noción tiene, para lamento de muchos, dos grandes aliados: la educación académica y los medios de comunicación y difusión, los cuales validan el exotismo de gran parte de nuestras manifestaciones, todas, por supuesto, remitiéndonos al carácter filosófico de la estética, postu-


así somos R EV I STA Ilustración: N E L SO N M E L É N D E Z

ra que además valida el sentimiento de que somos más de allá que de acá, o que deberíamos parecernos más a ellos que a nosotros, viendo como “souvenir cultural” eso que producimos, que producen los nuestros, que es herencia e identidad. Artesanía rica y diversa

Soy diseñador, veo el mundo como una estructura compositiva, la configuración de elementos que genera un discurso, un significado. Así que con esa percepción me acerco cuando deseo reflexionar sobre un punto en particular como la artesanía y su proceso de producción, al igual que sobre algunos objetos artesanales que me han causado cierto encanto; desde su confección, lo que implica dedicación y manejo de la técnica, hasta su concepción, lo que evidentemente es derivado de una proyección en la utilización de materiales y su disposición. En este sentido, el proceso artesanal tiene carac-

terísticas particulares que lo distinguen del diseño y que podemos especificar. La producción artesanal, en gran medida, se elabora a partir de los recursos naturales que son parte o circunscriben a una comunidad determinada o a un grupo de artesanos que realiza el oficio. Paralelamente, la información sobre dichos objetos artesanales (el proceso de realización y el resultado) pasa de generación en generación con ligeros cambios y con ciertos “toques personales” pero sin romper con la tradición. Finalmente, la producción es exclusiva y manual a pesar de que se repitan ciertos principios o se utilicen ciertos equipos de mecánica simple. Por lo general, son objetos únicos, dos piezas nunca son exactamente iguales, por lo tanto no existe la producción mecanizada ni seriada a la que sí está sometida el objeto de diseño. Sabido es por todos la riqueza de la artesanía venezolana, la variedad de materiales y la diversidad de uso

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OBJETO

ARTESANAL

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EL LATIR DE UN DISEÑO

R E D I M E NSI O N A R N U E ST R A E ST É T I C A El filósofo Jean Baudillard atribuiría nuestra manera de clasificar y posicionar los objetos dentro del espacio interior a una serie de valores de índole clasista generada en el cosmos burgués, garante de la tradición patriarcal que nos fue impuesta a partir de la colonización. Entonces, dicho ejercicio pasa por descubrir y comprender que en términos estéticos no hay nada superior, hay posturas y gustos, todos llevan al punto inicial de qué es lo que aprendemos. Aprendemos como hermosas ciertas cosas, que lo hermoso no es necesariamente útil, a certificar algunas expresiones por su procedencia y a ver con lastimosa comprensión expresiones estéticas que consideramos procedentes de culturas “infe-

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así somos

riores”, todo un error porque si no existen culturas inferiores, no existen estéticas inferiores. Redimensionar el universo de nuestra estética; construyendo espacios acordes con nuestra experiencia creativa, en torno a nuestras realidades, físicas, geográficas y culturales. Llenando estos espacios de la propia espiritualidad cultural y religiosa, de características objetuales y cromáticas que nos particularizan, rehaciendo la constitución de nuestros hogares.

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en los objetos que se producen. La madera, los textiles, el barro y la cestería son los renglones que se observan con más desarrollo, si cabe el término. Los objetos de tipo utilitario, mobiliario, decorativo y accesorios que van desde piezas simples hasta unas más complejas en su elaboración, construcción, esquema y simbología, y que son expresión de grupos de artesanos de comunidades “criollas” o indígenas cuya propuesta estética es el resultado de su naturaleza, la cultural y la geográfica. De la hamaca y el banco chamánico

De los objetos mobiliarios, dos expresiones se han ganado mi admiración de diseñador. En principio, un objeto definitorio en uso y estética de nuestra expresión local, cuyo carácter mueble es innegable: la hamaca y/o chinchorro. Esta pieza tejida posee un valor de uso extraordinario, es asiento, lecho y cobija concebida para el descanso y el sueño. Las producidas por la etnia wayúu, hechas en algodón mercerizado, con patrones (Kanna’s) de profundo valor simbólico y gran riqueza cromática, convierten al objeto en un disfrute a la vista. Distintos en su concepción, forma y colorido, provenientes de una larga tradición en el poblado de Aguasay, estado Monagas, de reconocida fama internacional, son los chinchorros realizados en fibra de curagua dotados de un hermoso color crudo, dejan ver en sus esquemas el trabajo y la dedicación al oficio. Así, como mueble, ambas expresiones, por su belleza y utilidad, tienen la dimensión para “vestir” una habitación.

Otro objeto de extraordinario valor cultural y simbólico son los bancos zoomorfos de la etnia guahibo, tallados básicamente con machete a partir de un solo tronco de madera; aunque poseen un carácter chamánico, en la actualidad se realizan con fines comerciales. Los bancos piaroa y ye’kuana también son elaborados a partir de un solo pedazo de madera y son decorados con tintes vegetales; estas piezas poseen una profunda fuerza objetual de gran presencia. Los bancos zoomorfos pareciesen encerrar en sí una condición mágica que seduce, la sintetización de estos animales y la robustez de la madera confieren una apariencia vigorosa, contemporánea en los términos de la sociedad occidental. Como objetos de uso poseen gran aguante y soporte, dando la impresión de piezas escultóricas con la cualidad utilitaria del asiento. Tanto la hamaca y el chinchorro como los bancos indígenas poseen mucho más de lo que se ha dicho, guardan más bien una particular capacidad de redirigir la estética local, en virtud de sus características como objetos, de su aporte cultural en cuanto a las formas y los significados, así como su identificación como objetos que posibilitan una redistribución espacial del mobiliario rompiendo con la sempiterna distribución patriarcal burguesa, permitiéndonos disfrutar del espacio-hogar a nuestras anchas, anchas venezolanas, quiero decir. Y, por último, otorgándonos el placer de disfrutar del descanso y la reflexión viendo eso que es bello, como nosotros. YO D I SE Ñ A D O R : M I S A L A / R E C I B O He decidido adquirir un mueble tipo sofá de madera que a la vez es baúl, su doble funcionalidad es lo que más me atrae, voy a colocar sobre él una manta larense en tonos azules y morados (tengo la idea de que una noche de rumba alguien se va a quedar dormido sobre él), al lado derecho pondré tres tallas de ángeles merideños de diferentes alturas, y al lado izquierdo una gran cesta cola ’e mula del estado Trujillo —un buen lugar para guardar toallas o prensa—, dos bancos zoomorfos de tapir del estado Bolívar que situaré en ángulo de noventa grados al lado derecho del sofá. Como no soy amante de las mesas de centro, al lado izquierdo, sobre un cubo seco de madera de más o menos sesenta centímetros, irá una base de vidrio del mismo tamaño con apliques para darle altura, y allí dos cestas warao y una yekuana —guardar llaves, medicinas y facturas— y la edición especial de Cien años de soledad, novela por la que estoy apasionado. No me gustan las paredes blancas, la que va detrás del sofá será amarillo tostado, y las de los lados un azul grisáceo. Detrás de los bancos está una ventana, para evitar las miradas de los vecinos pondré unas cortinas un tono más claro que el azul de las paredes. Algunas plantas, unos retratos y pinturas ordenadas en grupos en las dos paredes restantes, un piso bien lustrado, un revistero… me hace falta una biblioteca… bueno, listo. Cómodo.


Fibras vegetales

artesanía diversa

multifuncional para el hogar

La cestería indígena como legado patrimonial es fundamental para entender las manifestaciones actuales de la cestería criolla. Pese al deterioro de la producción artesanal, generada por la invasión del plástico, el arte cestero hoy día todavía está presente en la mayoría de los estados de Venezuela, ofreciendo nuevas propuestas tanto de parte de los artesanos indígenas como de los criollos, lo cual es señal de un dinamismo esperanzador C l a u d e

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E t n ó g ra fa

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Proceso de elaboración de canastas con caña amarga. Caserío Pacheco, estado Miranda, 2008. Fotografía: J U A N

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FIBRAS

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a producción de artefactos mediante el trenzado o entrecruzado de fibras vegetales se ha desarrollado en todos los continentes y en casi todas las culturas, cualquiera que sea su nivel de desarrollo tecnológico. De hecho, responde a una de las tecnologías más antiguas, requiere solo una herramienta tajante capaz de raspar y cortar la planta, además de las manos y de los dientes del tejedor o tejedora. La extrema diversidad de las fibras con grados sumamente variables de flexibilidad, dureza y resistencia permite la manufactura de un sinfín de objetos que suelen ser “erróneamente” definidos como piezas de cestería. En efecto, la cesta no es sino una de ellas. A esta hay que agregar una plétora de objetos, útiles para el hogar, de formas, tamaños y usos muy distintos tales como abanicos, cernidores, coladores, exprimidores, esteras, cinchos, sombreros, coronas, trampas de pesca, jaulas, carcajes, instrumentos de música, paravanes, bolsos, cajas, cunas, revisteras, platos, adornos, portavasos, entre otros.

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La herencia indígena1

Venezuela como parte del Neo Trópico está dotada de una fitodiversidad insospechable que ofrece, durante todo el año, una asombrosa variedad de plantas (palmas, pajas, cañas bravas, lianas, juncos, árboles, arbustos) cuyas partes (hoja, tallo, corteza, fruto, raíz) pueden servir de materia prima para realizar piezas de cestería. LAS INNOVACIONES DE LA CESTERÍA INDÍGENA Muchas culturas indígenas de Venezuela, seducidas por los productos manufacturados más duraderos han reducido —en algunos casos, abandonado— su producción artesanal de fibras vegetales. Sin embargo, las que todavía mantienen la tradición, como la ye’kuana, la warao, la hiwi, la kari’ña supieron innovar, inventando una nueva iconografía, introduciendo una gama cromática más variada, nuevas formas, nuevas técnicas, utilizando nuevas fibras como la borra y el dando. Es cierto que estos nuevos productos, de gran fineza y excelente acabado están por lo general destinados a la venta y a menudo están desprovistos de toda función utilitaria, se han vuelto objetos de arte con una función eminentemente decorativa. En este sentido la cestería indígena sigue siendo un arte vivo, dinámico, creativo, capaz de ofrecer productos de un gran valor artístico que pueden ocupar un lugar privilegiado en el hogar.

Luego, no es nada sorprendente que los pueblos originarios de nuestro país las hayan aprovechado no solo para techar sus viviendas sino también para realizar objetos de toda índole. Existe una amplia gama de plantas silvestres textileras, sin embargo, las culturas indígenas de Venezuela se limitaron a utilizar principalmente tres clases de plantas: los juncos como la tirita (Ischnosiphon sp.), las lianas como el mamure (Heteropsis flexuosa), las palmas como la palma moriche (Mauritia flexuosa) y la palma chiquichiqui (Leopoldina piassava). Las demás palmas como cumare, coroba, seje o las cañas bravas, son de uso mucho más reducido. A cada clase de plantas corresponde un tipo de técnica, determinado por las características físicas de las fibras: técnica de sarga con la tirita por ser plana, técnica del doblado entrelazado con el mamure por ser flexible y resistente y técnica del enrollado en espiral con el cogollo de la palma moriche o con las fibras de la palma chiquichiqui. Esta técnica fue introducida en el delta del Orinoco por extranjeros hace unos cuarenta años con la población warao. Funciones de la cestería indígena

El procesamiento de los alimentos era, sin duda alguna, el eje central alrededor del cual giraba la actividad cestera de los pueblos indígenas. Necesitaban utensilios para recolectar, cargar, almacenar, secar, moler, exprimir, cernir, colar, moldear, mezclar, pescar, cazar y hasta cocinar y servir los alimentos. Más allá de la comida, la cestería solía estar presente en múltiples aspectos de la vida doméstica, en la elaboración de vestimenta, en las relaciones comerciales y también en la vida ceremonial así como en las prácticas rituales. Dinamismo de la cestería criolla

Actualmente la producción de cestas y otros objetos elaborados con fibras vegetales sufre las consecuencias de la invasión del plástico y de otro material sintético. Sin embargo, el arte cestero está todavía presente en muchas regiones del país, en particular en el estado Táchira, en los Andes, en oriente y en la isla de Margarita. Además al lado de los artesanos indígenas compiten un gran número de artesanos criollos. Las especies vegetales utilizadas varían según las regiones, y aun cuando la tradición cestera suele ser de pro-

1. En un artículo anterior publicado en la revista Así somos no 3 ya presenté las características de la cestería indígena. Por eso hago una síntesis breve de la situación de la cestería indígena, dedicando más espacio a la cestería criolla.


Taller sobre Moriche en la comunidad de Jubasujuro, estado Delta Amacuro, Delta Bajo, 2006. Fotografía: CO RT E S Í A C A R M E N Á N G E L

cedencia indígena, las fibras seleccionadas por los artesanos criollos provienen generalmente de especies distintas de las que usaban los pueblos indígenas. Aparecen en la cestería criolla otras especies de cañas bravas, bejucos, palmas, pajas. También aparecen otras técnicas de tejido, introducidas en algunos casos por artesanos extranjeros que inmigraron a Venezuela.

Las “maras” margariteñas La artesanía del Abejal de Palmira

La comunidad del Abejal de Palmira, en el municipio Guásimos (capital Palmira, estado Táchira) es bien co-

2. Entevista del periodista Daniel Plaza.

En la isla de Margarita se mantuvo el legado de los hombres del pueblo guaiquerí que, como todos los pueblos de filiación caribe, fueron grandes tejedores. Esta tradición

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nocida por su fabricación de cestas, canastas grandes, cunas o moisés, portabebés, petacas, floreros, papeleras, sombreros, arganas (canastas de bejucos para cargar las bestias, hoy en vía de extinción), sembradores y regaderas. Según el cronista oficial de Palmira, José Romero Chacón, es cierto que la cestería se remonta a la época indígena y que a partir de allí se ha ido transmitiendo de generación en generación, sin embargo, a partir del final de los años 50 y en los años 60 y 70, cuando llegaron al país inmigrantes de Italia, España y Portugal, algunos de ellos aportaron de sus respectivos países no solo otras técnicas sino también otros modelos como abanicos, revisteros, copas, portavasos, que fueron imitados por los tejedores locales. De hecho, este cronista atribuye a un inmigrante ítalo-siciliano, Cósimo Guli Benuto, el hecho de haber empezado a tejer, en Abejal de Palmira, cestas con una especie de caña brava, llamada localmente “lata”. Anteriormente estas “latas” eran utilizadas para hacer las paredes de bahareque de las casas (mezcla de caña brava con barro). Hoy día mujeres y hombres de la comunidad de Abejal comparten la actividad cestera que, para muchos de ellos, constituye el sustento principal de la familia. En este pueblo, la producción cestera está íntimamente asociada a una “tradición de familia”, como lo afirma con orgullo Hender Álvarez2, un joven artesano del lugar. Todos aprendieron de sus padres, abuelos o de algún familiar, a procesar la caña brava que ofrecen los bosques de las montañas cercanas. La concha de la caña se debe “desnudar”, raspando los nudos con machete o cuchillo, se corta en tiras, se deja secar al sol para luego ser mojada de nuevo para dar a la pieza el moldeado apropiado.

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En la isla de Margarita se mantuvo el legado de los hombres del pueblo guaiquerí que, como todos los pueblos de filiación caribe, fueron grandes tejedores. Esta tradición masculina ha prosperado particularmente en pequeños caseríos como El Espinal, Atamo y la Sabana de Guacuco, cercanos a La Asunción, donde se elaboran las famosas cestas llamadas “maras”3.


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V E G E T A L E S : A R T E S A N Í A D I V E R S A Y M U LT I F U N C I O N A L PA R A E L H O G A R

masculina ha prosperado particularmente en pequeños caseríos como El Espinal, Atamo y la Sabana de Guacuco, cercanos a La Asunción, donde se elaboran las famosas cestas llamadas “maras”3. Las maras son cestas de distintos tamaños que tienen una forma de media esfera a las cuales se le daba anteriormente infinidad de usos. Las maras más grandes se utilizaban frecuentemente para transportar pescado fresco, pan, productos del campo u otro tipo de mercancía. De allí viene el nombre de las famosas “mareras” que se daba a las mujeres quienes, hace unos treinta años, cargaban todavía las maras en la cabeza, transportando la mercancía seca para irla vendiendo o fiándola de casa en casa. Las maras pequeñas de fondo achatado y provistas de un asa arqueada sobre su extremo superior sirven todavía para llevar dulces y confites. Este tipo de mara llegó a ser en la isla de Margarita una unidad de medida, para comprar ciertos productos como la sal o las sardinas. El material utilizado para la elaboración de las maras son bejucos de distintas especies. Para las llamadas “madrinas”, es decir, las varillas más fuertes necesarias para tramar el tejido principal de las maras se buscan especies de bejucos4 más gruesos. Las madrinas se deben labrar por un lado mientras los demás bejucos se labran por ambos lados, “…formándoles a estos una parte plana denominada ‘barriga’ y una parte arqueada denominada ‘lomo’. Siempre se teje con la barriga hacia adentro y el lomo hacia fuera, los empates de los bejucos se hacen pisando una punta con la otra por dentro de la madrina y se emparejan al terminar” (José Joaquín Salazar Franco. Obra selecta). Tenemos que agregar también las escobas, las cabuyas y sobre todo los mapires, con tapas o sin ellas, cestas hondas de todos los tamaños y de usos múltiples, provenientes del Valle de Pedro González. Son piezas tejidas con el cogollo de las palmeras que abundan en los cerros de Margarita, llamadas “caramas” o “palmas de monte”.

fibras de la planta llamada localmente “cola ’e mula”5 (Equisetum arvense): envase con tapa o sin ella de todos tamaños, paneras, floreros, portacalientes, papelera, caminos de mesa e individuales. Fanny Hernández, tejedora de Boconó, recibió un reconocimiento en la V edición de Artextil, 2011, por su cestería en fibra vegetal silvestre cola ’e mula y su variedad de productos. En una entrevista publicada en internet nos explica con mucha precisión el proceso de elaboración de una cesta con la técnica del enrollado en espiral: “Comienzo por el fondo de la cesta, agarro una pajita, voy dándole la forma circular y siguiendo esta, luego coso en puntadas de hilo para unirlas y voy retorciendo, dándole la forma de plato hondo, esto le da la dimensión del tejido a la cesta. Con el ‘calao’ remato el final en la corona o la boca de la cesta con puntadas invisibles, allí voy agarrando de a poquito de a poquito, ramito en ramito”. En esta región crece también el carruzo montañero, la caña brava, la cuerdita, el palmiche de la cordillera, la palmera de monte, la cocuiza. Algunos tejedores las buscan para confeccionar petacas, manares.

La cestería de cola ’e mula de Boconó

El renombre de la comunidad de San Rafael de Boconó en lo alto de Loma Pancha (estado Trujillo) se debe a la extraordinaria variedad de productos realizados con las

Cesta vasiforme de mamure ye´kuana. Fotografía: CO RT E S Í A

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3. Mara es un vocablo de origen caribe. En el idoma kari’ña y en el de los cumanagotos maara significa “cesta grande”. 4. José Joaquín Salazar Franco reporta los siguientes nombres locales de plantas utilizadas en la fabricación de las maras en su obra La artesanía tradicional margariteña: pellejo de indio, cuchivano, aco blanco, guarema o bejuco de río, chiquiguana, gasaprico, cochape, polipor, candil, carcanapire, guaragua, raíces y guindas de copey, cruceta, fruta de paloma, entre otras plantas. 5. Esta planta tiene un gran número de nombres populares: candadillo, canutillo, ciennudillos, cola de asno, cola de caballo, cola de mula, cola de raposo, cola de rata, cola de ratón, equiseto de los campos, equiseto menor, escobilla, escobín, escobón, estañera, hierba estañera, junquillos, palerina, penillo, pinillo, rabo de asno, rabo de caballo, rabo de gato, rabo de mula, rabo de raposo, rabo de ratón, rabo de rocín, rabo de potro, rodero, rueldo, yerba restañera, yunquillo.


LAS ESTERAS DE PARAGUACHÍ Como artefactos de cestería útiles no podemos olvidar las esteras de La Rinconada de Paraguachí, en el norte de la isla de Margarita, hechas con cachipo, un junco y nervios de las hojas de plátano. Es interesante señalar que el tejer de las esteras margariteñas requiere el uso de rústicos telares hechos de cuatro palos, donde acomodaban las fibras unas sobre otras, sostenidas por gajos de palma torcidos y anudados a media vuelta. Se puede también utilizar el junco con la enea que crece en los lugares anegadizos. Dichas esteras servían anteriormente de colchones sobre las camas de madera o de soportes protectores para descansar en el suelo, sin tener contacto con la tierra.

Esta breve reseña de la cestería de Venezuela no presenta a todos los protagonistas ni tampoco todas las expresiones de un arte tan antiguo y tan polifacético. Lo que quisimos resaltar es la continuidad y la fuerza de una tradición que, a pesar de las dificultades que amenazan su supervivencia, trata no solo de mantenerse sino también de innovar, de diversificarse con propuestas más artísticas y modernas.

* * *

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A pesar de la difusión avasalladora de los productos de plástico, el arte cestero persiste en muchos estados del país. Se trata fundamentalmente de cestería utilitaria. En el estado Monagas, los artesanos tejedores siguen todavía la tradición de los pueblos caribes, utilizando la materia prima tradicional, la tirita, también llamada localmente boldoncillo. Aquí, como en el Táchira, se trata de una tradición de familia. Sus especialidades son los cestones para echar ropa, los portabebés, las cestas navideñas, los joyeros. Sin embargo, algunos artesanos, como sus maestros indígenas, manifestaron su deseo de apartarse de la tradición utilitaria para arriesgarse en la elaboración de objetos innovadores y creativos. Así, recientemente, algunos tejedores de Monagas trataron de disminuir la producción de cestas utilitarias para orientarse hacia cestas más decorativas de gran valor artístico. Es el caso del tejedor de la comunidad de Punceres, Luis Ojeda, quien obtuvo el Premio Artextil, 2011, en el renglón de la innovación y búsqueda de nuevas formas a partir de materia prima y técnica tradicional, con una cesta Globo con tapa de campana, elaborada en boldoncillo y palma moriche. En Yaracuy existen unas 32 familias, ubicadas en el sector Sabaneta, en Guama, que siguen confeccionando con guafita y caña brava canastas de compras, paneras, revisteras, sombreros de paja o de cogollo de palma, entre otras cosas. Aquí todo el grupo familiar colabora, hombres, mujeres y niños, haciendo de la cestería su principal modo de subsistencia. En el estado Barinas, la producción artesanal en fibra vegetal (cascarón de plátano, cogollo de palma, bejuco) ofrece también sombreros, cestas, esteras en formas variadas, así como figuras de animales de la región.

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Cestería utilitaria e innovación

Cesta, estado Nueva Esparta. Fotografía: M U S EO

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Para seguir leyendo... MATTÉI MÜLLER, MARIE CLAUDE. El alma de las manos. Caracas,

Bancoex Editor, 2009. RIVAS G., PEDRO J. Historia de la cestería en Venezuela. Caracas,

Dirección Nacional de Artesanías, Conac, 1995. SALAZAR FRANCO, JOSÉ JOAQUÍN (Cheguaco). La artesanía tradicional

margariteña. Fondo Editorial Fondene, 1978. ———. Obra selecta. Editorial Fundación Cheguaco, 2007.


DISEÑO UTILITARIO PARA EL HOGAR HEC HO EN VENEZUELA

Objetos QUE NOS IDENTIFICAN D a n i e l

M a g g i

B a l l i a c h e

Co m u n i c a d o r s o c ia l Sobre el objeto de este reportaje

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Este reportaje pretende presentar —sin desligarse del ámbito de la investigación de las culturas venezolanas— una reflexión acerca del trabajo de diferentes diseñadores y artistas venezolanos que se han dedicado a crear objetos utilitarios de diseño para el hogar

A partir de la familiaridad que supone usar todos los días un objeto en el hogar, ya no solo su utilidad, sino sus características estéticas se convierten en parte de la historia afectiva y sensorial de sus usuarios. En este sentido, diseño y artesanía son ámbitos que se pisan los talones, porque parten de la misma necesidad de resolver problemas cotidianos a través de objetos funcionales que permitan una experiencia de disfrute. El arte, tal vez para salir de sus sacrosantos espacios, también ha tomado como tema lo utilitario. La pauta de este trabajo es hablar de diseño contemporáneo con carácter venezolano, específicamente en el campo del hogar. Ahora: ¿es posible hablar de un diseño con identidad venezolana? ¿En qué reside esa identidad, más allá del cliché folklorista, en un objeto de diseño? ¿Qué posibilidades tiene la fabricación de objetos de diseño formal que vinculen elementos de las tradiciones artesanales venezolanas?

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El diseño

La primera aclaratoria que pide este reportaje tiene que ver con su propio tema. Que un objeto sea “de diseño” implica haber sido concebido y fabricado bajo un criterio de racionalidad en cuanto a procesos de producción, materiales, funcionalidad, lo cual se revierte en satisfacciones para su usuario final.

Revistero de Complemento Diseño. Acrílico negro y cristal traslúcido.


una necesidad humana adaptar nuestro entorno para hacerlo además de un lugar funcional, un espacio donde definitivamente nos guste estar”.

Servilletero de líneas limpias realizado por la marca Identidad y Diseño, C.A. Chapa de haya, esferas de fresno y barra de aluminio.

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Ante un criterio de racionalidad como el expuesto, ¿es posible pensar en un diseño con identidad venezolana? Sergio Alonso opina que la clave de la identidad está en la funcionalidad. Él es diseñador industrial egresado con honores de la Universidad de los Andes, fue docente en esa casa de estudios y es colaborador en publicaciones del área. Para él: “Desarrollar un producto con identidad no implica tener el tricolor, las ocho estrellas, no tiene que parecer indígena lo que se diseñe; puede ser el producto más genérico posible siempre que se adapte a nuestras costumbres. Ahí creo que está uno de los aportes del diseño industrial, porque hay que sentarse a investigar y analizar la conducta del usuario”. Su opinión es confirmada por Hector Carrasquero: “La identidad no es rescatar el imaginario vernáculo, sino innovar, rescatar en el área industrial aquello que ha sido creado bajo nuestras circunstancias y necesidades”. En este sentido, todos los entrevistados para este trabajo son unánimes al afirmar que existe un importante

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Es posible un diseño de identidad

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Un objeto de diseño, a pesar de la creencia extendida, no es un objeto al que se le somete a un proceso de embellecimiento. Ni siquiera es un objeto que busca —ex profeso— la belleza estética. Ignacio Urbina, uno de los nombres fundamentales en la reflexión y la docencia sobre el diseño industrial en Venezuela, lo concibe de esta forma: “El buen diseño está marcado por el buen uso de los materiales, la robustez de los productos, por ejemplo, un producto modular que pueda ser vendido y usado en otra parte. Yo no diría que lo estéticamente agradable, sino que las piezas sean honestas, que estén cumpliendo buena función”. Héctor Carrasquero, diseñador industrial y licenciado en Letras, opina que para que algo sea diseño “deben aplicarse criterios que son universales acerca de ergonomía, optimización del proceso de producción, economía de materiales, practicidad en el manejo. Tiene que haber conciencia de diseño”. En su opinión, lo artesanal, no obstante pueda alcanzar una alta calidad, no proviene de esta reflexión. Darwin Molina, egresado de la Escuela de Diseño Industrial de la Universidad de Los Andes e investigador en el tema de las relaciones entre tradiciones artesanales y diseño, piensa que el refinamiento estético deriva de la misma idoneidad funcional y práctica de la pieza: “La mayoría de las cosas que están bien hechas son bellas casi por naturaleza. Sin embargo, el concepto de belleza es subjetivo y puede cambiar dependiendo de muchos factores como el cultural, pues los objetos lucen de cierta manera en gran medida para satisfacer las necesidades y agradar los sentidos del público al que están dirigidos. Después de todo, también es


CASA VENEZOLANA BIEN EQUIPADA ¿Cómo equipar una casa a partir de lo que somos como país, una casa que hable de nosotros como venezolanos y como familia? Cada hogar tiene su propia personalidad, sus rasgos característicos, sus detalles, su olor, su energía, su identidad. Una casa venezolana bien acondicionada, con un mobiliario útil y funcional, decorada con objetos que hablen de lo que somos como país, resulta un hogar con identidad, que dice mucho de quienes allí viven. Para alcanzar este cometido y otorgarle una personalidad venezolana a nuestra morada debemos hacer uso de los productos elaborados en casa, es decir, mobiliarios VISTA SUPERIOR DE LA CASA y artesanías utilitarias y ornamentales hechos en Venezuela

LÁMPARA Objeto de diseño con grandes propiedades decorativas elaborado con plexiglás (estado Zulia)

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Cuarto Patio

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OBJETOS DECORATIVOS Y FUNCIONALES 1

JUEGO DE COMEDOR 3

Mesa y sillas propias del estado Falcón, hechas tradicionalmente con madera de cardón y fibra de carrúa. El tejido se trabaja con una gama de cinco clases de punto y varias fibras . También se construyen poltronas, mecedoras, sofás y taburetes

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ZONA AMPLIADA

Sala-Comedor

Cuarto Cocina

FAL

Fibras vegetales

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Cambur

Maíz

Sopera y platos de arcilla modelada, quemada en horno rústico hecho con ladrillos y barro. El acabado liso y brillante se obtiene por frotación. (Península de Paraguaná)

Hierba acuática henea

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FIGURAS DE MADERAS En el pueblo de Guadalupe, estado Lara, son especialistas en elaborar diversas figuras decorativas en madera, así como utensilios para la cocina. También se hacen muebles en madera de cardón, amansaguapo y ébano criollo

ZUL

VAJILLA DE BARRO

Frutas

COJ POR

Pinturas realizadas por artistas populares. Se utiliza el acrílico sobre tela y maderas. (Tovar, estado Mérida)

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MESITA DE SALA

Tipos de madera

Recipientes de madera taraciada

TRU

ARTE POPULAR

Objeto utilitario y decorativo por la delicadeza que le confiere la técnica de la madera taraciada, también conocida como marquetería

Figuras

YAR

LAR Barquisimeto

Zapatero

Miguelito

Cartán

Mora

Roble

Granadillo

7

HAMACA/CHINCHORRO La técnica más utilizada para tejer hamacas guajiras es el “paleteado” con la cual se obtiene un punto muy tupido. Se usan fibras de algodón macerizado hilado en casa o industrial, llamado pabilo o “guaralillo”. (Wayúu, Península de la Guajira)

Cubiertos

3 MANTEL TEJIDO Mantel confeccionado con fibras de algodón industrial multicolor en telar horizontal de dos lizos y pedales. (Tintorero, estado Lara)

Fibra de algodón Curari

Pabilo o guarillo

Fuente: Delgado, Leila (2002). Artesanía viva de la tradición venezolana. Ed. Corp Group & Editorial Arte / Mattéi, Marie Claude. Etnógrafa / Velis, Arianne, investigadora MNC / Yevara, Ernesto, investigador MNC


TRU

5 ZUL

FAL

Maracaibo

MER

ZUL

Mérida

LAR

BAR

TAC

TRU MER

7

TAC

Coro

FAL ZUL

PUFF

YAR

LAR

Mueble de diseño industrial confeccionado con lona impermeable y rellenos de perlas de anime (estado Mérida)

1

así somos

9

R EV I STA

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MON ANZ

10

DEL. A.

GUA

Bolívar

APU

BOL

GUY

AMA

0

75 km

Escala para todos los estados:

8

9

CESTERÍA Hoy en día los artesanos indígenas compiten en gran número con artesanos criollos. Para la confección se utilizan fibras vegetales. La cestería tradicional ha debido adaptarse a las nuevas necesidades comerciales. (Cestas Ye'kuana, estado Bolívar) Fibras vegetales Moriche

Itiriti, Tirite

El foliolo de la hoja de palma Moriche es usado en forma de tiras. Debe ser lavado y secado

Mamure

10 MECEDORA DE PALETA

VASIJA DE CERÁMICA Tinaja modelada en arcilla mezclada con lajas y tiestos provenientes de viejas tejas, molidos en pilón. La cocción se realiza frecuentemente a fuego abierto en pequeñas hogueras, en galerías subterráneas a manera de hornos y en algunas comunidades se utilizan hornos de bahareque o ladrillo. El acabado se logra con la aplicación de engobe. (San Pedro Caliente, estado Lara) Engobe Pasta de arcilla Material plástico Agua

Se utiliza en forma decorativa en la superficie de las vasijas cuando está casi seca

Mueble de diseño tradicional de paleta hecha con maderas de capure, curarí y “quebracho” y ensambladas en su totalidad con tarugos de ébano criollo como sustitutos de clavos industriales. (estado Lara)

Tarugo

Son trozos de madera cilíndrica usados para unir otras piezas

Madera Madera INFOGRAFÍA: JORGE L. GALOFRE/ ASÍ SOMOS

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OBJETOS

QUE NOS IDENTIFICAN

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así somos

Lámpara realizada por la diseñadora zuliana Carolina Leal.

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campo en la investigación y creación a partir de usos y costumbres de los venezolanos en sus hogares. Sergio Alonso aporta un ejemplo: “En Venezuela tenemos un montón de platos que solo comemos nosotros, o que quizás compartimos con algunos países de Latinoamérica, uno de ellos es el tostón, el patacón. Yo no conozco un producto serio, que esté posicionado, bien desarrollado, que permita hacer los tostones en tu casa o a nivel industrial en un restaurante. Es el mismo caso del Tostiarepa, que es una adaptación de la máquina de hacer waffles desarrollada en Brasil, ni siquiera fue adaptado acá”. Dentro de los marcadores de identidad también está la utilización de materiales locales, disponibles y baratos. Varios de los entrevistados rescatan —por ejemplo— las ventajas del plástico como producto venezolano. Ignacio Urbina, por ejemplo, señala: “Yo creo que es una potente posibilidad para nosotros los diseñadores de trabajar con un material que de alguna manera es nuestra bandera económica y que desde el punto de vista del diseño no lo hemos aprovechado nunca”. Al final, que los productos de diseño se parezcan a sus usuarios repercute en posicionamiento y calidad. A juicio de Sergio Alonso: “Si uno empieza a retomar las costumbres, y metiendo ligeros cambios y mejorando la interacción, eso va a hacer que a la gente le guste más el producto y empiece a creer que el producto venezolano es bueno”.

Un ejemplo lo vemos en su serie de lámparas Medusa y Anémona, especialmente en una pieza que participó en la Feria Iberoamericana de Arte de Caracas en 2011. Esa “anémona” fue fabricada con “el material plástico que en los pueblos del interior se utiliza para forrar las sillas de armazón de metal que la gente saca a los porches de las casas. Este tipo de material me parece muy colorido, de gran maleabilidad y lo he utilizado con resultados fantásticos (…) también utilizo nailon de varios grosores, que es un elemento muy barato y común acá”. A través del uso de un referente como las sillas de pantry se genera un trabajo inspirado en la idiosincrasia local y, a la vez, “emanador” de identidad en la medida que se vuelve un objeto artístico reconocible, familiar para los venezolanos. Tradiciones artesanales y diseño contemporáneo

Un tema siempre presente en el campo del diseño en Venezuela, especialmente en lo que toca a objetos domésticos, tiene que ver con el trabajo conjunto entre diseño y artesanía, tomada esta última como fuente y al mismo tiempo depositaria de identidad nacional. Desde hace décadas, diseñadores, cultores, conocedores y coleccionistas han intentado generar trabajos conjuntos en estas dos áreas, tal como se ha hecho en Brasil

Lo local en lo global

También existe el criterio según el cual el diseño, en cualquiera de sus vertientes, no puede estar ligado al referente de un país sino a la identidad del creador. Así piensa Luis Rivero, diseñador gráfico con décadas de experiencia en el mundo de la publicidad, quien desde finales de los años noventa se dedicó al diseño y fabricación de lámparas, en principio como una pasión y, en los últimos tres años, se convirtió en su medio de vida. Rivero maneja dos líneas: una de carácter relativamente masivo, con un diseño seriado, y otra artística, de piezas únicas realizadas por encargo. Sin embargo, para este creador el diseño se vincula con lo local al preocuparse por los materiales disponibles, así como su utilización de forma creativa. Cajas Aldo Storey, artista plástico. Maracaibo, estado Zulia, 2011. Fotografía: D A N I E L M A G G I


to (estado Bolívar) y fue programada para resolver algunos problemas en el manejo y transporte de cestería de tirite. La última, en 2010, se hizo en la población de La Marroquina, estado Yaracuy, con artesanos locales, para entrever las posibilidades de la fibra de vetiver como materia prima de trabajo. En estas experiencias, Del Castillo ha sido testigo del enorme potencial creativo y de calidad que se puede lograr a través del codiseño, sin embargo advierte que la no sostenibilidad en el tiempo de este trabajo condena las experiencias a lo episódico.

Wuwas resistentes. Experiencia de codiseño con la comunidad de Sadusodiña, en el río Erebato, estado Bolívar, 2009. Fotografía: M A R Í A T E R E S A D E L C A ST I L LO

R EV I STA

Realizar un trabajo de diseño que investigue en lo tradicional, lo artesanal e innove en un producto de calidad, requiere tiempo y dinero. Por eso, de forma espontánea, los casos que se han dado han sido muy puntuales o ligados a un ámbito artístico elitesco. Quizás el más notable sea el trabajo que ha hecho durante décadas el investigador Dennis Schmeichler, uno de los mayores coleccionistas privados de artesanía de Venezuela y dueño de Casa Curuba, legendario establecimiento que vende productos de arte y diseño y recupera tradiciones artesanales. En Casa Curuba trabajó el arquitecto Emile Vestuti, creador de la famosa silla Easy Rocker (1989), ganadora de premios de diseño y que emula la tradición de las sillas de paleta venezolanas, y aún trabaja el arquitecto Jorge Rivas, también diseñador de sillas que incorpora el trabajo con madera de varios colores típico de la población de Guadalupe, en el estado Lara. Las sillas de Casa Curuba son, innegablemente, piezas artísticas de mucho valor económico dirigidas a un público coleccionista, ¿es entonces esta hibridación entre diseño y artesanía solo una posibilidad confinada a la esfera del arte?

así somos

El diseño inaccesible

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y Colombia, por solo nombrar algunos ejemplos latinoamericanos. A través del fortalecimiento del diseño industrial a través del Estado, estos dos países han logrado posicionar su artesanía en el contexto internacional no solo por su carácter de identidad nacional, sino por su excelente calidad formal y funcional. En este ámbito se ha desempeñado María Teresa del Castillo, diseñadora gráfica e industrial, artista plástica y amante de la vida de campo. Del Castillo ha tenido varias experiencias de lo que ella define como “diseño colaborativo” o “codiseño”, que no es otra cosa que el trabajo conjunto entre artesanos y diseñadores en la resolución de problemas. “Hablo de diseño colaborativo porque no hay capacidades superiores, tanto el artesano como el diseñador tienen mucho que aprender del otro. Lo que el diseño puede aportar tiene que ver con hacer el proceso de producción menos complejo, evaluar las posibilidades del material, la ergonomía de la pieza. El diseñador detecta los potenciales de cooperación que preserven, necesariamente, la identidad artesanal, la originalidad del trabajo. Muchas veces es más un trabajo de motivación que de otra cosa, imprimirle seguridad y estímulo al artesano sobre lo que se puede lograr con la técnica que él mejor que nadie maneja.” Para Ignacio Urbina se trata de un trabajo delicado: “El diseño industrial tiene una fuerza tan poderosa que puede destruir la artesanía inmediatamente, con tan solo tocarla. Tiene que ver con entender, aportar y no solo sacar conocimiento, es un trabajo de doble vía”. Del Castillo ha participado en tres experiencias de codiseño. La primera se dio con miembros de etnia warao en el estado Delta Amacuro, en 2003-2004, y tuvo como objetivo generar piezas de cestería con potencial de exportación. Una segunda, en 2009, se realizó junto a otra comunidad indígena, esta vez ye’kuana, en el río Ereba-


OBJETOS

QUE NOS IDENTIFICAN

beros hasta utensilios de cocina. Para su compilador, Ignacio Urbina, esta iniciativa no persigue mostrar trabajos únicos, como pudiera hacerlo una bienal de diseño: “La idea del catálogo es que todos tengamos de qué hablar cuando hablamos de diseño, para muchos de los diseñadores que participaron les ha servido para mostrar ¿ D E B E E L E STA D O SE R U N P RO M OTO R D E L D I SE Ñ O?

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así somos

La totalidad de los entrevistados en este trabajo afirman que la investigación en usos y costumbres, así como la creación y financiamiento de

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Cajas de madera y mdf con pintura e ilustraciones a creyón y acuarela. Realizadas por la artista zuliana Sara Storey.

Investigación y difusión

El otro elemento necesario para el desarrollo del diseño utilitario en Venezuela es, como se dijo antes, la investigación. En este sentido, en la Universidad de Los Andes recientemente se abrió una maestría de Diseño, Gestión y Desarrollo de Nuevo Productos, cuyo título es otorgado mediante un convenio con la Universidad Politécnica de Valencia, España. En esta maestría, Darwin Molina realiza actualmente una pesquisa acerca de objetos utilitarios artesanales realizados en material cerámico en el estado Mérida. Molina se centra, específicamente, en cerámica tradicional de orígenes precolombinos. Para este investigador resulta vital la participación de artesanos locales de comunidades donde la actividad se viene realizando desde tiempos inmemoriales como, por ejemplo, el trabajo de la señora Natividad Niño de la comunidad de Aguas Calientes o de la señora Ana Rodríguez de Los Guáimaros. El trabajo de Molina se concatena con el de Keyla Torres, quien realiza una investigación complementaria sobre comercio de artesanía cerámica a nivel local y las posibilidades de potenciar todo esto a través del diseño. En términos de difusión, existe también el catálogo NoMateria, publicado en junio de 2011 y convocado para 2012. Este catálogo, que puede ser consultado en línea, es una compilación del trabajo en diseño que se hace en Venezuela de objetos que van desde una cisterna de bom-

laboratorios públicos de diseño, es una política urgente en Venezuela. Esa necesidad no es nueva. La ONG Fundadiseño, creada en la década de los setenta, viene trabajando en este campo y logró, a finales de 1990, la creación de la carrera de Diseño Industrial en la Universidad de Los Andes, así como la apertura de un laboratorio de desarrollo de prototipos en la Fundación Instituto de Ingeniería. Así mismo, programas del Ministerio del Poder Popular de Ciencia y Tecnología relacionados con innovación popular han contemplado el diseño industrial como parte del proceso de optimización de aparatos ganadores del Premio a la innovación popular Don Luis Zambrano, para contribuir a la fabricación industrial de estos inventos por parte de sus creadores. Aunque muchas de estas políticas no han sostenido sus logros en el tiempo, existen iniciativas actuales que pretenden continuar y fortalecer la inclusión del diseño en la industria venezolana. En el Museo de Arquitectura funciona la Dirección Nacional de Diseño Industrial, coordinada por el veterano diseñador industrial y docente Efraín González —miembro de Fundadiseño— y asesorada por un consejo conformado por diseñadores igualmente reconocidos: Héctor Sanzana, George Dunia, Leonel Vera, Ziad Hocke, Eduardo López, Luis Pérez Pérez, Mercedes Gardner y Barry Lockling. En 2007 y 2008, esta dirección, que en aquel momento era coordinada por Ignacio Urbina y estaba adscrita al Iartes, logró la realización de grandes eventos en Mérida: Diseño al Límite I y II que contaron con la participación de profesionales locales e invitados internacionales, así como la exposición Objetos Cotidianos, Diseño y Fabricación en Venezuela (2006), en el Museo de la Estampa y el Diseño Carlos Cruz Diez. En el presente, entre las políticas concretas que se plantea la Dirección Nacional de Diseño Industrial resalta la reapertura del Laboratorio de Desarrollo de Prototipos de Diseño en la Fundación Instituto de Ingeniería, lo que ya ha fue acordado por la Dirección Nacional de Diseño Industrial y el Ministerio del Poder Popular de Ciencia y Tecnología —ente que aportará el financiamiento durante 2012—, según declaraciones de Efraín González. También es destacable el trabajo que se ha hecho desde la Red de Arte, ente creado por el Estado, que tiene dentro de sus objetivos acoger a diseñadores que vendan sus piezas únicas o de pequeñas series en condiciones favorables, cobrando solo 25 por ciento de ganancias sobre el producto vendido. Para Héctor Carrasquero esto es un gran aporte: “En una tienda de arte normal exigen el 100 por ciento y los diseñadores tienen que ofrecer un producto muy accesible para que la tienda pueda dar un precio más o menos rentable”.


su producto, con eso tratamos de salirle al paso a una de las cosas que la actividad (del diseño industrial) tiene de malas, como que se la relacione con la decoración”.

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Lámpara realizada con técnica de origami por ElementAlt Arquitectura, Maracaibo, estado Zulia. Artista Lanuary Chedrai.

calidad, y un sinfín de defectos (…) Otra inquietud muy importante del momento en que se concibe la firma de diseño fue la falta de empresas en la región —incluso, en el país— y la imposibilidad de algunas empresas ya existentes de proponer líneas y conceptos de diseños actuales y vanguardistas”. Partipilo también es socia de D-Store, una tienda de diseño que comenzó como un establecimiento itinerante en varios centros comerciales de Mérida y que en febrero de 2012 abre su primer local fijo. En la D-Store no solo es posible conseguir objetos de diseñadores merideños, sino productos de marcas internacionales. “Gracias a la gran variedad y lo inusual de los productos que DStore ofrece, la recepción de los consumidores ha sido altamente favorable. Tanto, que se ha convertido en una especie de tienda de culto, por lo que las personas esperan con expectación la próxima edición para comprar algo distinto para su hogar o regalar un detalle interesante. El grueso de clientes que visita la tienda son venezolanos con buen gusto y conocedores del valor estético y práctico de un producto bien desarrollado, y, a manera de orgullo, conocedores de que la mayoría de los productos comercializados son fabricados en el país.” Lámparas hechas de madera y metal por el artista Héctor Carrasquero.

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Finalmente, desde 2008 puede identificarse en Venezuela un movimiento que no es nuevo en otros países: los llamados mercados de diseño y el desarrollo de un conjunto de marcas y estudios de diseñadores independientes. Esta tendencia parece tener su epítome en Mérida, donde existen al menos una decena de marcas de diseño y un par de tiendas que venden sus productos: utensilios de cocina, muebles, lámparas, objetos de oficina o adornos, accesorios para el dormitorio, entre otros. María José Partipilo forma parte de este movimiento. Diseñadora industrial egresada de la ULA, es una de las creadoras de Complemento, un estudio de diseño dedicado básicamente al mobiliario: “Complemento Diseño nace como una necesidad innata de cualquier diseñador industrial por proponer, crear, fabricar y perfeccionar objetos cotidianos de los que nos quejamos diariamente por ser poco prácticos, costosos, difíciles de usar, con pésima

así somos

El boom de las marcas de diseño venezolano


OBJETOS

QUE NOS IDENTIFICAN

Aunque no son pocas las críticas respecto a la calidad de lo que es posible conseguir en los mercados de diseño que se organizan en Caracas, Maracaibo y Mérida, los entrevistados rescatan la existencia de estos espacios. Adicionalmente, para algunos de ellos, el mérito de muchas de las marcas del movimiento merideño no solo está en la sofisticación de sus piezas, sino en la calidad de la producción bajo criterios de diseño:

uso ecológicamente consciente de los materiales, producción optimizada y robustez de los productos, entre otros. Sergio Alonso, quien estuvo vinculado a Iguano, una de estas marcas, señala: “Mucho del aporte de los productos de estos diseñadores que están vendiendo no está en la forma sino en el proceso de producción. El trabajo de diseño industrial va mucho más allá de la forma”.

¿CÓMO UBICAR PROD UCTOS DE DISEÑO VENEZOLANO?

R EV I STA

así somos

A modo de colofón, incluimos en este reportaje algunas referencias de diseñadores y artistas que realizan objetos utilitarios. Se trata en algunos casos, de artistas que realizan piezas únicas o intervienen productos seriados y, en otros, de diseño en pequeñas series. En su mayoría, los productos pueden ser adquiridos a través de internet.

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Unocho (Mérida) Trabajan con madera, metal y otros materiales. Crean caballitos, posacucharones, estanterías, zapateras. Contacto: Lock Yee, 0424756.04.61. http://unocho.com/, unocho@unocho.com Complemento (Mérida) Sillones, lámparas, revisteros en plástico, madera y otros materiales. Contactos: Oficina: Av. Los Próceres, C.C. Buganvillas, segundo nivel, local C7, Mérida, 0274-848.01.14 / 0274417.45.60 (tienda temporal). Horario: 9 am a 12pm, 0414-179.81.86 / 0424709.92.97. info@complemento.com.ve, http://www.complemento.com.ve

OrangeX (Maracay) Marca que se hizo famosa con un exprimidor de jugo de naranja de diseño norteamericano, pero de fabricación nacional. Ahora tienen parrilleras y anafres de diseño propio. Contacto: Carlos Egaña, 0412349.03.18 / 0426-288.35.31. cegana@mac.com, http://web.me.com/cegana, cegana@mac.com Concept Light / Lámparas Luis Rivero (Caracas) Lámparas en dos líneas, una masiva y otra de piezas únicas. Contacto: Luis Rivero, http://lamparasluisrivero.blogspot.com/

Degrés (Guanta, estado Anzoátegui) Lámparas horadadas, realizadas en gres, en distintos modelos. Contacto: Zaira Rodríguez, 0416-881.83.41. http://lamparasdegres.com.ve/

415.63.53 / 0424-704.17.00. contacto@identidaddiseno.com http://www.identidaddiseno.com/, http://identidaddiseno.tumblr.com/

Tal Cosa, Productos en Serio (Mérida) Objetos innovadores en acrílico y madera: portalápices, candelabros que proyectan sombras en la pared, pinzas para sushi. Contacto: http://www.wix.com/productosenseri o/talcosa, http://www.facebook.com/talcosa

La Gallina Ciega (Mérida) Objetos innovadores en plástico y madera (cargabolsas, posavasos, cuñas para aguantar puertas en forma de huevos fritos, candelabros, sillas, entre otros). Contacto: Alejandro Ruiz, 0414747.93.48. http://www.gallinaciega.com/, lagallinaciegamerida@gmail.com, Twitter: @gallinaciega

Puff para niños, hechos de lona impermeable, rellenos con perlas de anime. Contacto: Luisa Sivoli Mujica, 0426-327.04.15 / 0426-327.27.15 / 0274-935.45.62. luisasivoli@boing.com.ve

Taller de Manana (Pampatar, isla de Margarita, estado Nueva Esparta) Bandejas de madera y utensilios pintados con coleres vivos y motivos tropicales. Contacto: 0295-2622.99.20 / 0414182.34.85. eltallerdemanan@gmail.com

Realizan accesorios y utensilios en metal y madera. Contacto: Mayra Briceño, 0274-848.11.82 / 0274-

(San Antonio de los Altos, estado Miranda) Papeleras y cajas realizadas a partir de desechos plásticos. Contacto: Monna Gutiérrez.

T I E N D A S O CO L EC T I VOS

D-Store (Mérida) Chichis Eco-Design (Caracas) Intervención de muebles y utensilios a partir de desechos plásticos. Contacto: María Fernanda León. chichisecodesigns@gmail.com, twitter: chichita1912, blog: chichisecodesign.blogspot.com

Héctor Carrasquero (Caracas / Cabimas) Lámparas en madera, metal, sillas de diseño propio, tazas ilustradas. Contactos: 0416-628.98.26. http://hcarrasquero.wordpress.com

ElementAlt Arquitectura / Lanaury Chedrai (Maracaibo) Lámparas hechas con técnica de origami, cartulina. Contactos: Lanuary Chedrai, 0424-620.92.82. http://www.facebook.com/Elementalt elementaltarquitectura@gmail.com

Boing Puffs, (Mérida)

Monna Gutiérrez / EcoDesign Colectivo Identidad y Diseño (Mérida)

http://www.monnagu.blogspot.com, monnagu@gmail.com

Carolina Leal (Maracaibo) Lámparas plegadas de plexiglás. Contactos: 0412-649.96.34. http://www.facebook.com/pages/Est o-no-es-una-marca-son-lámparas

Teresa Mulet (Caracas) Utensilios de cocina en madera, puff modulares, loncheras. Contactos: http://www.teresamulet.com Sara Storey (Maracaibo) Artista plástico, interviene cajas de madera y mdf con pintura e ilustraciones a creyón y acuarela, piezas únicas. También interviene vajillas con pintura de vidrio. Contacto: Sara Storey, 0426664.36.80. storey_17@hotmail.com

Dirección: Zona Comercial La Hacienda, avenida Luciano Noguera, entre los bomberos y Cantv, frente la salida de la urbanización Belensate, local # 1. http://www.d-store.com.ve

Ochava, Arte y Diseño (Caracas) Calle Comercio, C.C. Bolívar, El Hatillo. 0212-961.64.58, www.ochava.blogspot.com

Tapara, Tienda de Diseño (Maracaibo) Avenida 3G con calle 67 (Cecilio Acosta), detrás del C.C. Costa Verde, entre Ébano Ambienti y Melero. 0261703.61.09, www.facebook.com/TaparaTienda, taparatienda@gmail.com

PU B L I C A C I O N E S

Di-Conexiones, blog de diseño industrial, http://www.ignaciourbina.com/wordp ress/

NoMATERIA: más divulgación, menos átomos: catálogo de diseño industrial. http://issuu.com/nachourbina/docs/ nomateria_29junio2011

Revista Ciudad del Sol, publicación del Museo Nacional de Arquitectura, agosto 2010, páginas 28 a 31, revistaciudaddelsol@gmail.com

Artesanías de Colombia: http://www.artesaniasdecolombia.co m.co


De la sala al comedor P a l a c i o s

/

M i g u e l a n g e l

M a c h a d o

R EV ISTA

H a r o l d

así somos

La sala, espacio común, zona de encuentro; el comedor, sitio de tránsito, punto de afectos. Dos lugares que dicen mucho de quienes habitan ese hogar y que se ofrecen a visitantes y comensales para el disfrute de una buena comida, una cordial conversa, una jornada lúdica o un cafecito vespertino

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Hogar de la familia Delgado Silvio. Colinas de Bello Monte, Caracas, 2012. Fotografía: CO RT E S Í A

M A R I A N A D E LG A D O


DE

LA SALA AL COMEDOR

E

l hogar, sin lugar a dudas, es uno de los testimonios identitarios que expresa con mayor fuerza las costumbres, modos, formas e idiosincrasia de los habitantes de un país. Cuando una familia o individuo visita por primera vez lo que será su hogar, inmediatamente imagina cómo podrá imprimirle su toque personal, hacerlo cada vez más suyo, partiendo de su historia de vida particular, sus costumbres, sus tradiciones y los rudimentos con los que cuente para decorarlo y acondicionarlo.

R EV I STA

así somos

Sala-comedor: espacios de intercambio

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Dentro del núcleo familiar cada integrante hace de su habitación su propio oasis dentro de ese microcosmos que es el hogar y coloca su grano para la construcción de áreas comunes como la sala o el comedor. Para nosotros, los y las venezolanas, la sala es un lugar que pensamos desde el compartir e intercambiar, la dibujamos como un sitio para reunirnos, para la fiesta, para la conversa seria o rochelera, para el juego. El comedor también se presenta con estas características integradoras, sobre todo en nuestra sociedad, en la cual a través de la comida se suelen expresar los afectos. Las necesidades que empujan el diseño de nuestro hogar, particularmente en el caso de la sala y el comedor, nos indicarán los objetos que necesitaremos para equiparlo y hacerlo confortable de acuerdo con los intereses de quien lo habite. El área disponible, el factor económico y el contexto cultural también determinarán de forma definitiva los colores, las texturas y los volúmenes que ocuparán nuestro espacio. El lugar común de la construcción popular venezolana nos lleva, después de cruzar la puerta de entrada, a un territorio sin grandes divisiones en el que cohabitan el comedor y el recibo o sala. Esta delimitación nos señala un panorama particular: usualmente los venezolanos comemos a pocos metros del lugar de la conversa y la reunión, sin embargo, a pesar de colindar, ambos espacios están muy bien definidos dentro del plano general del hogar pues sus fines sociales y familiares son totalmente distintos. El comedor es la transición entre la comida y el reposo, el alimento preparado aguarda su entrada para debutar en la mesa del comedor mientras los invitados, ansiosos por probar bocado, bromean en los muebles de la sala o comparten saberes gastronómicos en la cocina mientras se termina la preparación. De igual modo sucede al finalizar el almuerzo o la cena, parte de los asisten-

tes van a la cocina para recoger y lavar los bártulos y el resto regresa a la sala para reposar y retomar la conversación seguramente con un guayoyo de por medio. Es por ello que el comedor se presenta como el espacio que evidencia las relaciones afectivas existentes entre familiares y amigos, sobre todo si se trata de un grupo numeroso de personas; es el punto de la casa donde todos coinciden en tiempo y espacio. De la cotidianidad

Un almuerzo familiar nos reúne en el comedor. Después de tener rato hablando en la sala se escucha al unísono: “¡Vengan, ya pueden sentarse!”, es la voz de mando de mi madre y mi abuela indicando que ya podemos ir a comer. La mesa está a punto de desbordarse, solo falta que se sumen al festín las apetitosas frutas del bodegón —cuadro pintado por Domingo Herrera en la plaza Candelaria— que cuelgan en una de las paredes. Mientras todos tratamos de hacer espacio para que se incorporen las ocho personas que estamos reunidas, mi mamá comenta de forma jocosa, “No se preocupen que la mesa no se caerá”, siguiendo casi idénticamente el discurso de la señora que nos la vendió en el estado Lara, “Es muy resistente, dura una eternidad, la madera es de samán, se cortó, se lijó y se selló completamente a mano”. Aunque resulte gracioso es así, una mesa para seis personas que se modificó momentáneamente para que entraran ocho, está repleta de comida y de utensilios de madera, torneados y cortados, los cuales fueron comprados en Quíbor a la misma señora citada líneas arriba, Betty Rosa Medina de Morillo, dedicada desde hace veinte años, junto a su familia, al trabajo de la madera. Acabamos de almorzar, se levanta la mesa y aparece el aroma del café mientras caminamos unos pasos hacia un lugar de descanso suave. El reposo y el café después del almuerzo nos exigen dos mobiliarios, uno para sentarse y otro para colocar la bebida. De esta manera aparece una mesita de centro, princesa de la sala, y nobles sofás que nos reE L T E L E V I SO R , AG E N T E I N FI LT R A D O Es inevitable admitir que el televisor se ha inmiscuido en nuestros asuntos de manera tan deliberada que se posó en la mayoría de nuestras salas, transformando significativamente nuestra relación con este espacio. El televisor silencia la sala para pronunciar su discurso único, implacable nos convoca ante él y no ante nosotros, elaborar un juicio de valor en torno a esto se convierte en un asunto quizás un poco fuera de orden para este momento, sin embargo, el hecho es obvio, lo comprobamos noche tras noche cuando al sentarnos frente a la tele, guardamos silencio y al apagarla nos retiramos.


Para nosotros, los y las venezolanas, la sala es un lugar que pensamos desde el compartir e intercambiar, la dibujamos como un sitio para reunirnos, para la fiesta, para la conversa seria o rochelera, para el juego. El comedor también se presenta con estas características integradoras, sobre todo en nuestra sociedad, en la cual a través de la comida se suelen expresar los afectos. te en la mesa de centro o en sus alrededores (repisas, ceibó, estantes, vitrinas) colocamos las fotos familiares, de las amistades, de los bautizos, comuniones, graduaciones, fiestas memorables y matrimonios. Una mesa tejida con moriche, creada por los artesanos del Taller Artesanal Hilana, simula un shabono invertido, la luz que proviene de su interior alumbra los portarretratos de viNos vemos en la sala Los sofás ofrecen asiento, por lo general, entre cuatro y seis drio, madera y hierro que descansan sobre ella junto a las personas. Sus materiales varían según la región: hacia el orien- tazas de gres que hacen acto de presencia cuando la conte se consiguen muchos elaborados con mimbre; hacia las versación se extiende. “Muy buena la conversa pero es hora de irnos, a esta zonas céntricas es habitual el uso de maderas fuertes como el cedro tallado; en las grandes capitales hay cierta tenden- hora es difícil agarrar camioneta”, comenta mi tía mientras termina de recoger las tazas y los mantelitos indivicia al uso de muebles elaborados con telas y cueros. La sala de mi casa no presenta un tipo específico de duales comprados en el Mercado Principal del estado muebles, todo lo contrario, están hechos de diversos ma- Mérida. Todos se ponen de pie y mi primo, entre dormiteriales, tienen texturas y formas diferentes y proceden do y despierto, tropieza un porrón de barro rojo elabode regiones distintas. Además, la diversidad de muebles rado en el estado Cojedes, no obstante su torpe caminar aumenta con cada almuerzo familiar que se realiza en casa no destruyó el objeto decorativo que resume diez años ya que, dependiendo de la cantidad de comensales, hay de experiencia del Taller de Artesanía Luis Mary (a cargo de María Sánchez y su que trasladar hacia el comeesposo Luis Carrusi), el cual dor las sillas de madera y hace juego con las casitas de hierro forjado de las habiarcilla, compradas en Tintotaciones, se incorpora el rero, que adornan la pared banco en el que mi primo estexturizada de la sala. pera su café o se improvisan Por otra parte, en Venezueasientos con los cojines tela existe una gran diversidad jidos. Por ende, se puede de creencias religiosas. En afirmar que la zona no es el ese sentido, tanto la sala factor único a la hora de decomo el comedor suelen ser finir estilos; Venezuela es un espacios donde se dejan en país con una vasta migraevidencia las preferencias reción interna, de manera que ligiosas de la familia meel lugar de procedencia y el diante la representación tipo de vida de cada familia figurativa de imágenes (eladeterminan el o los estilos boradas en yeso, madera, que intervienen al momenplástico o fibras naturales) o to de acondicionar el hogar, la presencia simbólica de alindependientemente del lugún elemento iconográfico gar donde se habite. Objeto realizado por La casa de las Cruces, vivienda antigua que funciona como La sala es un lugar para taller y tienda de hermosas piezas artesanales decorativas. San Rafael de Mucuchíes, que pone de manifiesto diestado Mérida, 2011. Fotografía: CO RT E S Í A D A M I L É M O N T I E L chas creencias. mostrarnos. Frecuentemen-

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ciben con los brazos abiertos durante años. Mi primo espera deseosamente su marrón claro sentado en un banquete de madera y cuero fabricado en el estado Mérida, mientras se distrae con un cojín confeccionado en la misma región por Ibis Alizo con hilos de algodón y fibras blandas.

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DE

LA SALA AL COMEDOR

Sin duda alguna, la sala y el comedor han sido por tradición nuestros espacios de encuentro. Por no contar con divisiones espaciales bruscamente establecidas, ambos lugares tratamos de hacerlos lo más confortable posible para nosotros mismos y para los visitantes. Nuestros cuartos pueden estar hechos un desastre, puede existir un inconveniente en el baño u otro en la cocina, pero la salacomedor siempre está radiante.

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D E SD E LO S A RT E S A N O S

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Muebles de cardón. Buchivacoa, estado Falcón, 1958. Fotografía: A R C H I VO A U D I OV I S U A L C D C

Mi casa no se escapa de ello, aglomerados en la puerta, “protegidos” por una cruz elaborada con madera y metal por el artesano Rafael Ramos, mis familiares se empiezan a repartir besos y abrazos de despedida a medida que se pide por la protección en el camino. Como es costumbre, este proceso dura algunos minutos pero antes que finalice alguien dice: “¿Cuándo nos reunimos nuevamente para comer?, mi casa está a la orden, quedaron muchos temas por conversar”. Sin duda alguna, la sala y el comedor han sido por tradición nuestros espacios de encuentro. Por no contar con divisiones espaciales bruscamente establecidas, ambos lugares tratamos de hacerlos lo más confortable posible para nosotros mismos y para los visitantes. Nuestros cuartos pueden estar hechos un desastre, puede existir un inconveniente en el baño u otro en la cocina, pero la sala-comedor siempre está radiante. Inaceptable es tenerla impresentable, ella siempre se encuentra cálida, a nuestra espera, como dueña y señora del protocolo casero.

• Betty Rosa Medina de Morillo transforma la madera en objetos decorativos y utilitarios desde hace treinta años. La madera de samán la corta o tornea, sella y lija en compañía de su familia. Una tienda en Tintorero y su taller en las afueras del pueblo del estado Lara son ejemplo de su constancia en esta labor que les ha otorgado variadas gratificaciones. Objetos que ofrece: ensaladeras, soperas, paletas, tazas, bandejas, vajillas, servilletero, azucarera, entre otros. Taller: Autopista vía Quibor, km 20. Entrada a Canape, última casa. Estado Lara. Tienda: detrás de la Casa de la Cultura, Tintorero, estado Lara. 0253-891.32.78 / 0253-694.20.85 / 0416-664.57.02 • Alejandro Alizo, Ibis Alizo y Zulay Malavé Alcazar trabajan desde hace once años, aproximadamente, con el Taller Artesanal Hilana. Su objetivo: difundir, promover e incentivar el trabajo y el consumo de objetos realizados en telares horizontales y verticales. A pesar de trabajar en conjunto con una misma finalidad sus metodologías de trabajo varían, mientras que unos diseñan sus objetos previamente otros prefieren dejar fluir su imaginación y que el proceso de creación decida qué camino tomará el objeto. Su materia prima es el hilo de algodón mezclado con fibras blandas como la lana natural y el moriche, entre otros, o fibras duras como la cabuya. Objetos que ofrece: parabanes, individuales, tapices, alfombras, hamacas, cojines, entre otros. Mercado Principal, nivel III, pasillo Sendero del Sol, local A-25. Estado Mérida. 0412-580.76.32 / 0412-065.12.08 / 0274-244.09.75/ 0274244.09.75 / 0274-511.74.72 • María Sánchez de Carrusi en compañía de su esposo José Luis Carrusi emprendieron un negocio familiar desde hace diez años llamado Taller de Artesanía Luis Mary, dedicado a sus hijos. Aprendieron a trabajar el barro rojo, materia prima que obtienen desde la parcela de su hogar y amasan pacientemente para extraerle el aire. Se hacen pelotas con el barro y se colocan sobre una base para lograr la forma deseada. Posteriormente la pieza es colocada al sol y se pule, para terminar el proceso con un horneado de dieciséis horas. Objetos que ofrece: porrones, floreros, paelleras, ollas, sartenes, etc. Carretera Nacional. Troncal 5, km 73. Tinaco, estado Cojedes. Artesanías Luis Mary. 0424-494.26.07 / 0412-453.05.33 • Rafael Ramos, español de nacimiento pero venezolano de corazón, como él se define, junto a su esposa la maracucha Damaris Rodríguez dan forma a las hermosas cruces de cerámica, metal y madera. Los objetos son elaborados de forma manual y sus creadores afirma que nunca usan los tres materiales, la cerámica y el metal pueden variar, la madera siempre está presente. Objetos que ofrece: percheros, cruces, mesas, espejos, entre otros. San Rafael de Mucuchíes, estado Mérida. Calle Bolívar no 11. 0274416.17.49 / 0414-080.37.33 / 0426-917.20.77. E-mail: damahuer@hotmail.com / damahuer@live.com


Casas marcadas

M a g d a l e n a

R o d r í g u e z

Co m u n i c a d o ra s o c ia l

Fo to g ra f ía s : O s c a r O l i ve ro

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En los espacios de la casa se encuentran antiguos pilones para moler maíz, veleros hechos por artesanos sucrenses, utensilios de barro dispuestos en el área de la parrillera y vasijas de cerámica que conservan intacta la tradición de las alfareras de Manicuare, el pueblo azul del poeta Cruz Salmerón Acosta

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por el sol

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La madera, el barro y las plantas imperan con fuerza en el decorado de los espacios tropicales. Cumaná, estado Sucre, 2012.


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CASAS

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MARCADAS POR EL SOL

Bienvenidos a esta casa. Nuestra caja de recuerdos Donde conjugamos el vivir hoy con los recuerdos de ayer. Donde los objetos que habitan en ella no solo forman parte del entorno, son también parte de nuestras vidas… Donde se alberga el aroma de las flores, el canto de las aves y la luz de las estrellas. Donde el amanecer nos recuerda lo mágico que es vivir. Donde el silencio es una música para el alma Donde pretendemos comenzar cada día con buenos deseos y terminar la noche con hermosas realidades.

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on la llegada a casa se respira paz y tranquilidad. Una se siente feliz. Se manifiesta el deseo de disfrutar con los cinco sentidos ese mundo construido con ilusión y mezcla de sueños rodeados de ideas prácticas para facilitar la vida cotidiana tras un ajetreado día en las calles de la ciudad. Contadas veces el exterior dice poco de lo que en su interior han hecho los cumaneses, como la familia Pérez. Tony, junto con su esposa Soraya y sus hijos hicieron de su casa un verdadero refugio familiar y de amistad utilizando en su construcción maderas, tejas y paredes frisadas de barro, con especial énfasis en el empleo de técnicas constructivas tradicionales y el uso de jardines que crean un clima de comodidad en los espacios exteriores. Enmarcada en conchas de guacuco esta invitación, vivo reflejo de la humildad hospitalaria del venezolano, pone en claro el carácter cálido, sencillo y el gusto por vivir en armonía con su ambiente de Tony y los suyos. Lo más maravilloso de este hogar es el jardín interno, donde abundan las plantas, las flores y las mariposas. Una redoma rodea un mangle plateado, hábitat de orquídeas y bromelias, mientras un álamo falconiano con hermosas campanas amarillas cobija los helechos. Entre matas de nim (árbol sagrado de la humanidad originario de la India transportado a Venezuela muchos años atrás y un excelente repelente natural de moscas y demás bichos), un jazmín de la India, entre otras plantas ornamen-

tales, crean la atmósfera adecuada para relajarse, compartir y disfrutar al aire libre en familia y con los amigos, incluyendo hasta Zeus, su perro mascota, que se distrae con los sonidos de los móviles de conchas marinas. Dispersos en los espacios de la casa se encuentran antiguos pilones para moler maíz, veleros hechos por artesanos sucrenses y utensilios de barro dispuestos en el área de la parrillera. Vasijas de cerámica que conservan intacta la tradición de las alfareras de Manicuare, el pueblo azul del poeta Cruz Salmerón Acosta, cerquita de Araya. Sobresale con la aceptación de propios y extraños el talento y destreza de estas loceras dedicadas a la creación de aripos, pimpinas, múcuras, platos, pocillos y cazuelas, entre otra gama de objetos, que salen de los hogares de estas familias para fortalecer su economía doméstica y la cultura de estos pueblos peninsulares. Balanceos de lado y arriba

Para ganar más frescura, en el porche listo para descansar, leer o echar una siesta para reponer las fuerzas del sol abrasador de esta ciudad que nace a orillas del golfo de Cariaco, luce un chinchorro de moriche, tejido de red abierta que se cuelga por los extremos para brindar la mayor comodidad y reposo a niños y adultos que llegan a la casa de los Pérez. (A los ojos del conquistador el chinchorro era una especie de cama flotante.) Por su originalidad, belleza, versatilidad y facilidad para transportar, el chinchorro es pieza fundamental que encaja perfectamente en la cultura del pueblo venezolano. Es un producto casero de la etnia warao desde el principio de los siglos, un tejido de fibra natural hecho a mano por mujeres de Guariquén, en la zona deltana del Orino-

Además de satisfacer sus necesidades, las familias buscan rodearse de productos de buen gusto, originalidad y belleza para el disfrute de la vida hogareña. Cumaná, estado Sucre, 2012.


corredor de la casa, las mesas y sillas de madera, el pilón donde a diario se prepara la suculenta bola de plátanos verdes que acompaña las comidas, los helechos y el chinchorro para el juego y el descanso. Perdurando en el tiempo, el jardín central amplio y colorido para atenuar el clima tropical y proveer de plantas comestibles a la cocina, importante área que impregna el aire de olores de comidas que aprendieron de sus abuelas.

Uso de elementos diversos

Otros utilizan elementos diversos para gozar de sus alrededores, como el uso de la piedra para la fachada y la madera buscando ser parte de la naturaleza. Incorporaron un juego de luces para aumentar la claridad y placidez del hogar mediante vidrios de colores en ventanales estratégicamente colocados, tragaluces de hierro forjado que también facilitan la entrada y salida del aire, más la tenue luz con el encendido de las lámparas artesanales en el exterior de estos espacios que combinan lo antiguo y lo moderno. Afroantillano

En su Güiria natal, el hogar de Rosa Bosch sigue siendo la casa construida en 1895 por sus abuelos (catalán él y de Martinica y Guadalupe ella), con romanillas, celosías y calados de madera, elementos constructivos artesanales que sirven para la iluminación y ventilación permanente y, como separador de ambientes: sala, cuartos, comedor, galería íntima y la cocina que da a un jardín interno. A lo largo de tantos años se dejó la campana de bronce para seguir llamando a la puerta principal, y en el

Para seguir leyendo... VIVAS, FRUTO (1983). Reflexiones para un mundo mejor. Gráficas

Armitano C.A. MENDOZA, SOLEDAD (1995). Así es Sucre. Editorial Diagrama. BERRÍO, COHINTA (1997). Decir y hacer. Otros artistas y artesanos de

Cumaná y sus alrededores. Ediciones Ateneo de Cumaná. Página web: Muebles y Diseños de Venezuela. Klaus Muller.

Lo esencial para [Fruto Vivas] es que “los árboles para vivir proveen tres aspectos fundamentales: oxígeno, clima y comida. Es necesario crear espacios a la sombra y frescura de los árboles donde se tenga aire puro para respirar y poder autoabastecerse y reciclar todos los productos orgánicos, comenzar a reconquistar el mundo perdido y ese mundo sólo es posible en la más absoluta libertad y dignidad, ya no del ser humano sino de todos los seres vivos”.

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co del estado Sucre, por los lados del municipio Benítez. En el resto de las regiones del país, habilidosas manos tejen chinchorros y hamacas de pabilo, cuero de ganado (llamadas campechanas) o nailon de variados tamaños, colores y diseños.

Fruto Vivas, considerado el filósofo de la arquitectura venezolana, en sus aires modernos aúpa la esperanza de vivir en un mundo mejor. Siempre habla desbordante de pasión de proyectos sobre espacios habitados con amor y sabiduría conectados libremente al sol, los árboles, el viento, la luna y las estrellas. Si célebre es su frase: “Más importante que crear ciudades hermosas es crear hombres libres”, más fama tienen sus árboles para vivir. Lo esencial para este arquitecto es que “los árboles para vivir proveen tres aspectos fundamentales: oxígeno, clima y comida. Es necesario crear espacios a la sombra y frescura de los árboles donde se tenga aire puro para respirar y poder autoabastecerse y reciclar todos los productos orgánicos, comenzar a reconquistar el mundo perdido y ese mundo solo es posible en la más absoluta libertad y dignidad, ya no del ser humano sino de todos los seres vivos”. Hemos querido compartir con aquellos que buscan proyectar o renovar su casa la manera comprometida de decir y hacer las cosas de Fruto Vivas, porque es reencontrarse con la naturaleza que en el trópico es un derroche de verdes y azules.

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En la zona de la parrillera las vasijas de barro de Manicuare ponen ese toque azul de la felicidad de las comidas al aire libre.

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Verde que te quiero verde…


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Vivienda de la urbanización Sebucán, estado Miranda, 2012.


nosotros

La cocina es ahora la nueva sala, el lugar social de la casa, corazón del hogar que nos distingue y nos identifica L a u r a

C a r r e r a

A rq u i te c ta

La cocina de antes y ahora

Antiguamente el espacio de la cocina se encontraba fuera de la casa ya que estas eran de fogón. Dicha ubicación igualmente tenía que ver con las técnicas de cocina, por ejemplo pilar el maíz requiere un espacio externo, de la misma manera el proceso de elaboración de muchos platos exigía la participación de varias personas, por lo cual era necesario un espacio abierto, fuera de la casa, en general el patio trasero era el lugar adecuado pues permitía el trabajo conjunto. Actualmente, producto de nuestras dinámicas cotidianas, los procesos de elaboración de la comida son menos laboriosos y las familias más pequeñas, sus integrantes trabajan, estudian, tienen múltiples ocupaciones y pasan la mayor parte del día fuera de la casa, de manera que las viviendas son de menor tamaño, sin espacios exteriores, o son apartamentos en zonas urbanas. Esto ha influido considerablemente en el diseño y distribución de las cocinas actuales.

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a cocina es el corazón de la casa, de la familia. El lugar de encuentro, de socialización, de las conversaciones triviales pero también de las más importantes. Lugar de transmisión de saberes, de tradiciones, de ofrecer, recibir y hacer saber a nuestros seres queridos que son bienvenidos, que son consentidos y que les hemos abierto las puertas de nuestro hogar. De allí salen las especialidades de varios miembros del grupo familiar, las cuales son elaboradas para momentos especiales en los que compartir con los demás a través de un plato hecho con cariño es parte de la celebración.

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Fo to g ra f ía s : R a ú l Co l m e n a re s


COCINA SOMOS NOSOTROS

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¡¿Cuándo está lista la comida?!

Cocina integrativa y participativa

Ahora el espacio es mucho más reducido e, incluso, hasta hace poco se podría decir que las cocinas estaban escondidas en un pequeño cuarto en los que para la preparación de las comidas hay que hacer malabarismos. Son muy pequeñas, con un pasillo tan angosto que si abres la puerta de la nevera no se puede pasar hasta que la cierres, difícilmente pueden trabajar más de dos personas al mismo tiempo sin tropezarse. Además, al que le toca cocinar siempre está solo mientras los demás comparten en la sala, perdiendo, en este caso, ambas partes: los que están fuera no pueden colaborar en el proceso de elaboración de los alimentos, del cual no solo se puede aprender sino que puedes ser coautor; y el que cocina no puede participar en las conversaciones de los demás. Así, el cocinero o cocinera de vez en cuando sale y se hace notar o alguien entra y dice: ¿cómo va eso?, ¿necesitas ayuda? Y ante la sabida imposibilidad de trabajar dos en la cocina, responde con dolor: ¡No gracias, todo está bajo control! ¡Sal y disfruta, yo aviso cuando esté listo!

Gracias a que en los últimos años se ha reivindicado el valor de la gastronomía como hecho cultural de inmensa importancia, y que los cocineros, cocineras, chefs y todos los amantes de la cocina también han sido destacados e, incluso, alabados hasta extremos inimaginables, el espacio de la cocina ha sido revalorizado y se ha convertido en un lugar social en el que todos quieren y pueden participar. La cocina se integra ahora a la casa como un espacio social que comparte con invitados y familia en igualdad de condiciones que la sala u otro espacio tradicionalmente social. Vemos entonces cómo las cocinas se integran al comedor y a la sala… ¡se ha tumbado la pared! Esa pared que la aislaba del resto de la casa y de los actos sociales y, ahora, forman un solo ámbito, que, además de hacer el hecho de cocinar un acto agradable y participativo, ayuda a sentir que el apartamento o la casa es mucho más espaciosa. Se puede decir que cocina, comedor y sala son un solo espacio. El corazón social de la casa, de la familia.

Gracias a que en los últimos años se ha reivindicado el valor de la gastronomía como hecho cultural de inmensa importancia, y que los cocineros, cocineras, chefs y todos los amantes de la cocina también han sido destacados e, incluso, alabados hasta extremos inimaginables, el espacio de la cocina ha sido revalorizado y se ha convertido en un lugar social en el que todos quieren y pueden participar.


Elementos utilitarios

Si, además, añadimos la increíble cantidad de instrumentos de cocina que realizan nuestros artesanos, pues tendremos entonces unas cocinas únicas, irrepetibles, ya que las piezas realizadas por ellos son particulares. Tenemos así, por ejemplo, las ollas de barro, donde no solo cocinamos rico sino que son en sí mismas un recipiente que llevamos a la mesa como una obra de arte. Esas soperas redondas, de arcilla roja, con su tapa, llenas con

Talla en madera. Arte popular.

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una sopa de auyama con cilantro o una sopa de frijolitos rojos con plátano, llevada a la mesa y servida con esos cucharones tallados de madera… ¿habrá una forma más maravillosa de cocinar, presentar y servir una sopa? O si tenemos una linda sopera podemos presentar un delicioso chupe de gallina y servirlo con esas espectaculares cucharas soperas de aluminio (de las que me enamoré al verlas en la carretera en la entrada a Barquisimeto) que hacen nuestros artesanos. Y servirlo en esas escudillas de arcilla vidriada (herencia de mi mamá quien las compró en el Táchira) que mantienen la sopa caliente y permiten que el queso se derrita!. Tenemos también esas bandejitas largas de madera para servir unos tequeños o unas arepitas con ají dulce; o las bandejas cuadradas, en maderas de varios colores, con sus tenedorcito de madera para que se sirvan los pedacitos de queso telita rociado con semillas tostadas de ajonjolí y un chorrito de aceite de oliva. O un paté de higaditos de pollo servido con los cuchillitos que hacen juego. Imagínense servir una ensalada de gallina o una de repollo con piña con esas cucharas y tenedores para servir ensaladas, delicadamente tallados en madera de dos colores, y presentarlas en unos platos de una vajilla artesanal en la que la mínima imperfección se convierte en la garantía de la mano del artesano que realizó esa pieza irrepetible. La cocina es ahora una oportunidad para distinguirnos e identificarnos mientras la diferenciamos de aquellas que vemos en todas partes, que son anónimas, que no hablan de nosotros, de nuestros gustos ni de nuestra cultura.

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Esta nueva cocina permite ahora que sus paredes puedan albergar obras de arte popular que llenan de color y vida al espacio, creaciones de nuestros artistas populares que son expresión de nuestra cultura y que tienen una gran libertad de temas, colores y materiales. El mesón de la cocina es un lugar que podemos concebir de otra manera, colocar allí algunas piezas que le den otra apariencia a la que tradicionalmente hemos visto. Hay pequeñas tallas de madera que colocadas en el extremo del mesón dan una bella imagen de la cocina. Encontramos también, entre nuestros creadores, fuentes de madera o de vidrio en las que podemos colocar frutas naturales, bellísimas frutas talladas en maderas de varios colores, o colocar un florero de vidrio o de arcilla artesanal con flores frescas o delicadas flores artesanales de madera. Todo esto ambienta de manera distinta, y muy grata a los ojos y a la vida, a este nuevo espacio social que, con certeza, será alabado y disfrutado por todos.

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Una cocina bonita


S U G E R E N C I A S

PA R A

A D O R N A R

Así somos en el cuarto La habitación es el espacio perfecto para reencontrarnos, estar en contacto con nuestra intimidad y conducirnos al descanso mental y físico H a r o l d

P a l a c i o s

Co m u n i c a d o r s o c ia l

s importante plasmar y dejar fluir nuestra personalidad a la hora de decorar una habitación, crear a partir de lo que creemos y queremos, que cada objeto utilizado tenga un significado y refleje nuestros gustos e intereses. La sugerencia es optar por productos realizados por nuestros creadores quienes transmiten sus conocimientos y experiencias de vida. A continuación se describen diferentes tipos de habitaciones que coinciden en un punto importante: la utilización de artesanías venezolanas como elementos preponderantes al momento de decorar.

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¿Un cuarto de revista?

Talan, cortan y diseñan la tapara estando verde, le dan la forma deseada y luego la ponen a secar. Seducidos por las características del material otorgado por la naturaleza abren su imaginación y dan rienda suelta a la producción. Desde los Valles del Tuy, estado Miranda, Pablo Tortoza y su esposa Jennifer Cedillo están dispuestos a compartir su arte con el resto del país. Su profesor Pedro Reyes, oriundo del estado Barinas, les abrió las puertas para enseñarles este proceso de creación. Maira Rodríguez, relacionista pública de un reconocido canal de televisión, seis meses antes de casarse revisa cientos de revistas y piensa en el diseño que tendrá la habitación que compartirá con su futuro esposo. Sentada en el colchón, aún cubierto por el plástico, y con la vista fija en las paredes beige de su cuarto, imagina los objetos que usará en la decoración. Nunca pensó que dos lámparas de noche, creadas por Tortoza con taparas y fibras de palma de moriche, acompañarían sus noches de casada y mucho menos que en torno a ellas giraría el diseño de su próxima habitación. La búsqueda fallida en las revistas y tiendas de decoración —las más “apropiadas” mediáticamente para adqui-

rir esta clase de objetos— terminó conduciéndola a un espacio más íntimo y menos superficial, donde se reencontró y reconoció en un objeto transformado, ideado y materializado manualmente por la gente de su tierra, que se acopla visual y emocionalmente a sus gustos y se ajusta monetariamente a sus intereses. Un juego de sábanas hecho a la medida en tonos marrones combinará perfectamente con el beige de sus paredes. Un edredón realizado con hilos de algodón 100 por ciento naturales, teñidos con tintes artesanales, hilados a mano y tejidos en telar horizontal de forma artesanal por Idanela Martín en Mérida, cubrirá el colchón tamaño reina que reposa sobre una cama de madera maciza.

Lámpara hecha con tapara por Pablo Tortoza. Caracas, 2011. Fotografía: M A R I A L E J A N D R A O R OZCO


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Juguetes creados por Luis Alberto Rodríguez. Caracas, 2011. Fotografía: M A R I A L E J A N D R A

Ya el tema o concepto de la habitación de Maira, según lo aconsejado por algunas de las revistas que consultó estaba listo: un aspecto totalmente orgánico comenzaba a evidenciarse. No obstante, llama la atención la búsqueda de revistas especializadas para inspirar la decoración de un espacio tan íntimo como el dormitorio. Aquí surgen varias interrogantes: ¿es una moda ceñirse a las tendencias que dictan este tipo de publicaciones o realmente ayuda y orienta a sus lectores? ¿Acaso el ambiente ideal no se puede lograr con un toque de individualidad, intuición y espontaneidad sin tener que optar por comprar un mobiliario y unos objetos decorativos impuestos por terceros? El acondicionamiento y decorado de un dormitorio no debería depender en gran medida de los objetos que se recomiendan en las revistas o tiendas especializadas en el diseño de interiores. Al contrario, la tarea de decorar y acondicionar una habitación, sea matrimonial o individual, de niños o adultos, debe ser un acto que exprese los gustos sentimientos y necesidades de quienes la habiten. No es necesario un concepto o tema ya que a fin

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de cuentas el dormitorio es un espacio personal, subjetivo, donde pueden convivir todo tipo de objetos, temas, conceptos, ideas y creatividades. Un tejido para el niño

Los animales, la naturaleza, su entorno dan rienda suelta a su imaginación. Realiza un diseño previo y elije los materiales (moriche, curagua, yute, algodón, lana) con los que trabajará. Una fotografía puede inspirarlo a la hora de realizar los tapices, oficio que aprendió como herencia familiar y que perfeccionó gracias a Gerbert Mora Gabaldón y Andy Day, artistas textiles a quienes se debe el origen de los talleres artesanales de tejido en la Universidad de Los Andes. Un tapiz realizado por Carmelo Alizo será el punto de partida para describir la siguiente habitación. Un tapiz que evoca la naturaleza reposa en la pared que sostiene la cabecera de la cama. Los manatíes se mezclan con los diversos materiales y las guacamayas se mime-

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ASÍ

SOMOS EN EL CUARTO

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La descripción de las habitaciones presentadas forma parte de una rica y variada producción artesanal nacional que abarca un amplio espectro de las necesidades y gustos que la sociedad venezolana demanda. En pocas palabras: ¡hay para todo el mundo y para todos los gustos! Por lo tanto, a la hora de decorar una habitación nada mejor que recurrir una vez más a nuestros artesanos.

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tizan con la variedad de colores que contrastan de forma perfecta con el tono pastel de la pared. La creación en la que confluyen distintos tejidos y formas es el foco central del cuarto de Alejandro García, un niño residenciado en Caracas que con solo nueve años de edad expresa su pasión por la naturaleza, quizá guiada por la devoción de sus padres a un país con el que se identifican; una margariteña y un cumanés aferrados a la geografía y costumbres de sus tierras de infancia. La luz de una lámpara de noche se cuela entre tejidos beige y verdes, alumbrando un caballito de madera que protege los sueños y desvelos de un niño que le teme a la oscuridad y se protege tras un parabán de múltiples formas y colores que le regaló su madre, realizado por Luz Marina Gutiérrez —una artesana del estado Lara que comparte un negocio familiar dedicado a la creación de tarjetas, cajas, bolsas, regalos, libretas, lámparas, portarretratos, etc., elaborados con papel artesanal—, con la técnica del batik, que consiste en la reserva del color con cera de abeja y parafina, empezando por los tonos más claros hasta los más oscuros. Muchos son los juguetes que acompañan a Alejandro, mejor dicho, muchos son los animales que elaborados con

material de desecho están a su disposición para emprender sus viajes imaginarios. Caballos, ranas e iguanas hechos con potes plásticos modificados, intervenidos y decorados cobran vida al ser liberados de las repisas de madera que los reprimen. Un papagayo en vitrofusión transporta cotidianamente al niño en sus aventuras. El vidrio esmaltado y con la forma deseada se llevó a un horno donde fue fundido. Su creadora Carmen Blanco, caraqueña residente en Mérida, transitó por diversas expresiones como la pintura, la escultura y la cerámica antes de toparse con la vitrofusión, técnica de la cual se enamoró hace ocho años aproximadamente y combina con sus conocimientos previos. Blanco expresa que las bondades del vidrio no las compara con otro material, la translucidez y una amplia gama de colores le permiten jugar y crear, igual que lo hace Alejandro en su habitación repleta de juegos e imaginación. El ángel de las artes

El cedro y saqui-saqui son las maderas utilizadas para tallar imaginería religiosa y católica policromadas con técnicas y pinturas mixtas. Su trabajo se sustenta en el acabado y en el detalle de cada una de sus piezas, cada figura tiene un significado social, personal y cultural previamente establecido y analizado. Un viaje a Mérida fue la inspiración, desde entonces elaboraron figuras para obsequiar a familiares y seres queridos. En 1999 Félix Vera y Jorge Vierma crean el Taller Verde y Azul, espacio dedicado a la elaboración de tallas en madera. María Oropeza, de veintitrés años de edad, bailadora, conversadora por naturaleza, amante de las artes y fanática del color fucsia, sin darse cuenta plasma su personalidad en cada rincón de su habitación. Al entrar en su cuarto resalta la variedad de objetos que, a pesar de no parecerse en lo absoluto los unos a los otros,

Lámpara de mesa, elaborada en grés y vitrofusión creada por Carmen Blanco, estado Mérida.


es fiel ejemplo de cómo objetos de distinta procedencia y significado le dan sentido y estilo propio a una habitación. Una lámpara de lava comparte el espacio con un hada creada artesanalmente, una máscara de diablo de Chuao y un cofre del estado Mérida hecho con arcilla adquirido a precio de turista en el Mercado Principal.

* * *

CAJAS DE MADERA

Talla de madera del arcángel Gabriel. Taller Vera Vierma, Barquisimeto, estado Lara.

Asdrúbal Vargas. Taller Galería Artesanal Bachaco Rojo. Estado Lara: 0251-262.82.68. Omaira Gutiérrez. Estado Lara. 0251-233.14.74.

R EV I STA

Para seguir decorando…

así somos

La descripción de las habitaciones presentadas forma parte de una rica y variada producción artesanal nacional que abarca un amplio espectro de las necesidades y gustos que la sociedad venezolana demanda. En pocas palabras: ¡hay para todo el mundo y para todos los gustos! Por lo tanto, a la hora de decorar una habitación nada mejor que recurrir una vez más a nuestros artesanos.

T E J I D O S Y TA P I C E S

Idanela Martín. Estado Mérida. 0414-179.50.76. idatela@hotmail.com Carmelo Alizo. Estado Mérida. 0424-758.23.46 / 0274-789.29.17 / 0414-702.97.54. Karmeloalizo06101@hotmail.com Estherbina Gutiérrez. Estado Lara. 0251-261.33.31. L Á M PA R A S

Pablo Tortoza. Estado Miranda. 0416-527.90.03. Luz Marina Gutiérrez. Estado Lara. 0414-518.47.23. hojadeagua@hotmail.com O B J E TO S E N V I T RO F U SI Ó N

Carmen Blanco. Estado Mérida. 0414-374.89.26. karmen_avalon@yahoo.es PA R A B A N E S

Luz Marina Gutiérrez. Estado Lara. 0414. 518.47.23. hojadeagua@hotmail.com Aurora García. Estado Táchira. 0416-444.79.44 / 0276-672.08.38. Augamo@hotmail.com TA L L A S E N M A D E R A

Félix Vera. Taller Verde y Azul. Estado Cojedes. 0258-766.41.13 / 0416-813.77.28. http://www.tallasverdeyazul.blogspot.com

El acondicionamiento y decorado de un dormitorio no debería depender en gran medida de los objetos que se recomiendan en las revistas o tiendas especializadas en el diseño de interiores. Al contrario, la tarea de decorar y acondicionar una habitación, sea matrimonial o individual, de niños o adultos, debe ser un acto que exprese los gustos sentimientos y necesidades de quienes la habiten.

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se engranan perfectamente para describirla. La imagen del ángel Gabriel, guardián de la creatividad, las artes y las relaciones, se presenta imponente sobre su cama de madera y hierro forjado adquirida en la ciudad de Magdaleno en el estado Aragua. No sabe por qué colocó esta imagen, al igual que muchos de los objetos que la rodean, probablemente porque como lo comenta el escultor Félix Vera: “cada quien escoge el ángel que le corresponde sin darse cuenta”. Del lado izquierdo de la habitación diez cajas conviven con un títere de papel y tela. Zarcillos, collares y pulseras son custodiados por una madama de El Callao que baila gracias a los hilos de nailon que la sostienen. Su mirada estática e inanimada vigila los cofres de madera y baldosas de gres, cortadas en láminas a la medida, diseñadas, pintadas y horneadas por el Taller Galería Artesanal Bachaco Rojo. Esta habitación fucsia con un diseño abstracto color morado dibujado con pincel y brocha en una de las paredes


O t ra s Vo c e s

E N T R EV I STA A L A R Q U I T EC TO FR U TO V I VA S

“En la arquitectura hay que tomar en cuenta los valores culturales del pueblo”

R EV I STA

así somos

A k a i d a

L i b e r t a d

O r o z c o

Co m u n i c a d o ra s o c ia l

Fruto Vivas nació en La Grita, estado Táchira, en 1928. Egresó de la Facultad de Arquitectura de la UCV en 1956. En 1987 se le otorgó el Premio Nacional de Arquitectura. Es uno de los arquitectos venezolanos más reconocidos nacional e internacionalmente por sus propuestas humanamente vanguardistas que buscan integrar al ser humano a la naturaleza con el fin de incrementar su felicidad. Su arquitectura popular se basa en viviendas que denomina Árboles para vivir, un modelo de construcción ecológica al alcance de todos. También es inventor, retratista y dibujante. Es Profesor Honorario de la ULA (Mérida), de la UCLA (Barquisimeto), de la Universidad de Veracruz en México y de la Universidad del Cuzco en Perú. Fue nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad Central de Venezuela en 2010

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54 AKAIDA OROZCO: Tomando en

cuenta las distintas herencias culturales que han venido conformando nuestro perfil como país multiétnico y pluricultural, ¿considera que hemos erigido una estética propia en el diseño y producción de mobiliario y objetos domésticos? FRUTO VIVAS: No podemos gene-

ralizar porque eso no ha sucedido. Nosotros hemos sido un país prisionero de la dependencia; somos un país ocupado culturalmente, y como país ocupado nuestra cultura ha sido borrada. Nuestro deber ahorita es rescatarla, hurgar en ella, meternos en el corazón de nuestro pueblo y buscar todas las cosas perdidas que subyacen en las entrañas del pueblo. No podemos decir que hay un modelo cultural venezolano, sin embargo tenemos raíces culturales extraordinarias y en todas nuestras manifestaciones artísticas están

expresadas. Venezuela es un país riquísimo en tradiciones artesanales. Basta ir a cualquier exposición museística de nuestros artesanos para ver y entender la riqueza sin precedentes que tiene nuestro país. Un elemento interesante a señalar es la tradición católica reflejada en la artesanía venezolana. Hay una cantidad de santos, imágenes, cruces, vírgenes, interesante. Uno de los mayores representantes, no solo de nuestra artesanía es Juan Félix Sánchez, de El Tisure, estado Mérida, quien también hacía mobiliario. Es el mobiliario de Juan Félix el que va a determinar una nueva visión del mobiliario hecho con piezas muy sencillas y humildes. Otra tradición artesana sin precedentes son los telares que están presentes en todos los Andes, desde Chile hasta Venezuela, y fue uno de los legados indígenas más importantes y hermosos.

Venezuela tiene ejemplos impresionantes de telares. La cerámica es otra tradición importante, en Lara y Táchira podemos ver trabajos extraordinarios. Si revisamos nuestros cacharros nos daremos cuenta de la tradición cerámica que tenemos y eso está relacionado con el vínculo íntimo que tenemos con nuestra herencia indígena ancestral. Por otra parte, cuando hablamos del mobiliario, ¿qué es el mobiliario venezolano? Es la herencia del mobiliario español, no hay otra raíz. De la raíz indígena tenemos algunos ejemplos muy pequeños, uno sumamente importante es la hamaca. En los mercados populares el mobiliario está destinado a un público popular mayoritariamente. Al pasar a otro nivel socioeconómico el aditamento pasa a ser otra cosa, intervienen otros factores estéticos.


así somos

de la necesidad, de lo barato, de lo elemental. El pueblo fabricaba sus pinturas, por ejemplo, eso tenemos que retomarlo, las pinturas ahorita son muy caras. Si tomas polvo de arcilla, lo mueles, le agregas sábila y lo bates, tienes pintura de barro bellísima; si le pones azulillo tienes color azul, le puedes

R EV I STA

A todo. Está la estética, están los valores, están las tradiciones, está la herencia cultural. Nosotros tenemos un patrimonio pluricultural donde está presente toda la carga indígena, la carga española, la carga negra; nosotros somos tres culturas sólidas en una sola. Lo más importante es darle presencia permanente a esas culturas, no permitir que se borren, darles permanencia, que crezcan y que no sean objeto de leyendas sino que sean objetos culturales reales. Las expresiones artesanales son profundamente del pueblo, nada proviene de las clases económicas pudientes. La tradición artesanal a las clases económicas con más recursos, primero, no les pertenece, segundo, no les interesa, y si les interesa es por curiosidad, por esnobismo, o por show, por tener un objeto exótico en su casa, pero no por tener un objeto con un valor estético-utilitario.

todo tipo y para todos los gustos. En la arquitectura hay que tomar en cuenta todos los valores culturales del pueblo, las técnicas del barro, del almagre, de la pintura, todas las tecnologías que el pueblo ha desarrollado y que aún se usan por una razón muy sencilla: la economía. Esa es la tecnología

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¿Cuando usted habla del modelo cultural venezolano se refiere meramente a lo estético?

¿Cómo se podría amoblar, decorar e incluso remodelar una casa pensando en utilizar tecnología, utensilios, muebles, enseres, que dejen en evidencia nuestra capacidad creadora?

En los estados Carabobo, Aragua, Falcón, Táchira, por ejemplo, se hacen muebles y diversos objetos bellísimos y de todo tipo a partir de la madera. Es totalmente posible amoblar y decorar nuestras casas con objetos hechos aquí, hay mucha capacidad para la creación y la producción. La madera ha sido y es la materia prima por excelencia para amoblar nuestras casas. Aquí se hacen muebles de

Arquitecto Fruto Vivas. Cuadra Creativa, Los Palos Grandes, enero 2012. Fotografía: A K A I D A

O R OZCO


O t ra s Vo c e s así somos R EV I STA N º 1 1 • FE B - M A R 2 0 1 2

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ENTREVISTA

AL ARQUITECTO

poner almagre, cal... así se pintaban nuestras casas antes. Aquí juegan un papel muy importante las escuelas de arte. Si las escuelas de arte no están insertas dentro de nuestro patrimonio cultural estamos fregados. Si las escuelas de arte no forman artistas que estén en sintonía con esa realidad nuestra no vamos para ningún lado. Lo importante es lo no formal, las cosas no formales, es decir, el mobiliario popular, la tecnología de la necesidad. Muchos piensan que acondicionar y decorar su hogar con muebles u objetos venezolanos significa tener básicamente máscaras de diablos de Yare, muñecas de trapo, casitas de barro, instrumentos musicales comprados en algún pueblito, una cesta de mimbre... De manera que asumen esta estética como algo feo y folklórico (término usado peyorativamente, además). ¿Qué opina al respecto?

Para un nivel high tech es algo feo, eso es folklórico, es cursi, pero para el pueblo no y la cantidad de gente humilde es mucho mayor y muchas veces más sabia que los pocos bolsiclones con real. Tu vas a Palmira, a Tintorero, por decirte cualquier lugar, y ves los muebles, la cestería, los sombreros, todo es una maravilla y de gran calidad, además. Usted como partidario de la bioarquitectura entenderá la importancia de amoblar y acondicionar nuestros hogares a partir de la biodiversidad que nos

FRUTO VIVAS

ofrece la composición de nuestra tierra, rica en arcillas, rocas, minerales, para la elaboración de los objetos de la vida cotidiana, además de maderas, fibras, semillas, cortezas, conchas, pieles, plumas, huesos... ¿Cómo acercarnos a la naturaleza para resolver estas necesidades del hogar?

Para esto se necesitan promotores culturales del desarrollo de técnicas venezolanas de construcción y producción de objetos. Eso no va a salir de la nada, debemos tener promotores que le den valor a estas cosas. El primer promotor tiene que ser el Estado que debe retomar las culturas y técnicas populares para la construcción de viviendas y de objetos diversos. Esos valores han ido desapareciendo por la dependencia y la imitación. La gente humilde quiere copiar lo que tienen los ricos, sus modos de vida, sus casas, sus peroles, y no hacen uso de lo que tienen a mano. La gente más humilde, de los sectores más populares, busca “parecerse” a los ricos y resulta que lo que tienen los ricos es la basura que viene de afuera y esa basura importada daña la calidad de nuestra estética, invisibiliza nuestros propios productos. ¿La identidad de un país se puede evidenciar en la manera y en los recursos que se utilizan para construir las viviendas?

Debería ser así pero en Venezuela no lo es; nosotros no hemos llegado a ese nivel. Te voy a poner un

ejemplo: los Estados Unidos con la cultura de la madera del pino desarrolló ciudades enteras (San Francisco, Nueva Orleans, Miami) y crearon un modelo cultural de vida, de vivienda, que incluso pasó a las islas del Caribe y es una arquitectura bellísima, extraordinaria, que pervive hoy día. Eso es identidad, eso es cultura. Nosotros tenemos que hacer de nuestra vivienda venezolana una cultura como la hicieron en el Caribe, una vivienda tropical adaptada a nuestro clima, que tenga nuestros colores, con nuestros valores cerámicos, con romanillas, con patios y que esté en interacción con la naturaleza. Ese es un proceso necesario en este momento. Con la Misión Vivienda no he visto hasta ahora alguna casa o edificio que tenga estas propiedades como para poder decir que se está haciendo una arquitectura venezolana. Eso me preocupa. No hay una actitud frente a lo nuestro, no hay calidad, hay mucha improvisación e inmediatismo, sin pensar que lo que se está haciendo tenga un significado y una calidad para el pueblo. Eso tiene que ver justamente con afianzar el modelo cultural venezolano. Evidentemente usted no está de acuerdo con los edificios residenciales, de hecho usted denominó a Parque Central como “las torres de la muerte”...

Estoy de acuerdo con una arquitectura al alcance de la gente donde

Aquí juegan un papel muy importante las escuelas de arte. Si las escuelas de arte no están insertas dentro de nuestro patrimonio cultural estamos fregados. Si las escuelas de arte no forman artistas que estén en sintonía con esa realidad nuestra no vamos para ningún lado. Lo importante es lo no formal, las cosas no formales, es decir, el mobiliario popular, la tecnología de la necesidad.


La gente humilde quiere copiar lo que tienen los ricos, sus modos de vida, sus casas, sus peroles, y no hacen uso de lo que tienen a mano. La gente más humilde, de los sectores más populares, busca “parecerse” a los ricos y resulta que lo que tienen los ricos es la basura que viene de afuera y esa basura importada daña la calidad de nuestra estética, invisibiliza nuestros propios productos.

¿Cómo han permeado nuestra estética venezolana las influencias de productos foráneos (utilitarios y decorativos) encontrados en tiendas, exposiciones, ferias?

No es viable, es necesario, es fundamental para nosotros poder lograr eso. En el libro Las casas más sencillas lo explico, ese libro está dedicado a la tecnología de la necesidad. Ese libro no es para arquitectos, es para la gente común y corriente, para la gente humilde. Allí explico cómo se puede hacer un soldador, un taladro, bloques, lo que sea, para construir una casa. La tecnología de la necesidad es precisamente eso, la tecnología de lo que se necesita para resolver algo específico. Hay muchos aparatos que te venden y tienen un montón

Muchísimo. Vivimos en una dependencia cultural muy profunda y eso es lo que más le va a costar a la revolución deshacer. Van a pasar muchos años hasta que no se establezca una cultura sólida. Un ejemplo latinoamericano de país con cultura sólida es México; ahí hay conocimiento de lo nacional, de lo autóctono, hay amor y orgullo por lo mexicano, no hay vergüenza. ¡Y están pegados de los Estados Unidos! Incluso países centroamericanos como Nicaragua, Honduras, Guatemala, tienen una cultura y en consecuencia una

Actualmente, mucha gente aún desestima o subestima la reutilización de diversos materiales. ¿Es importante realmente el uso de materias primas rehusables o reciclables no solo para construir viviendas sino para equiparlas? ¿Por qué debemos reciclar?

Es fundamental, es parte de lo que significa ser una sociedad sin necesidades. Nosotros todavía no hemos aprendido a reciclar porque somos un país millonario que se ha acostumbrado a ser botarate. Es increíble la cantidad de cosas útiles que llevan los camiones de basura. Ahí juega un papel muy importante la escuela, la televisión, los medios de comunicación en general, el Estado debe hacer campañas de alto impacto permanentemente. Fruto Vivas tiene un programa que se llama Aprendiendo con Fruto Vivas que nunca logré que el Estado se interesara por él; en ese programa está explicada toda la cuestión del reciclaje. Ahora, llevo dieciocho programas grabados de Las casas más sencillas con la televisora educativa Colombeia que pronto comenzará a transmitirse por la TV pública.

Estoy de acuerdo con una arquitectura al alcance de la gente donde esta no sea prisionera. Los edificios se hacen para ganar dinero no para que la gente viva feliz. En Caracas están destruyendo las poquísimas áreas verdes que quedan para construir edificios...

así somos

En El manifiesto de Fruto Vivas usted plantea la necesidad de regresar a las culturas ancestrales y a la tecnología de lo necesario para no continuar destruyendo nuestro planeta. ¿Es esto viable en nuestra sociedad actual?

estética sólida, son un modelo de arraigo cultural extraordinario...

R EV I STA

de periquitos que no sirven para nada, se puede prescindir de ellos totalmente. Muchos de esos artefactos que propongo ni siquiera necesitan electricidad, solo se necesitan las manos y materiales sencillos que cualquier persona puede conseguir en una ferretería o tener en su casa. ¿Cuánto cuesta un equipo de soldar? Hay un soldador, por ejemplo, que se hace con un tobo, dos electrodos de cobre, agua y sal.

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esta no sea prisionera. Los edificios se hacen para ganar dinero no para que la gente viva feliz. En Caracas están destruyendo las poquísimas áreas verdes que quedan para construir edificios. Los parques del centro de la ciudad —yo se lo dije al presidente Chávez— no pueden usarse para hacer edificios. Es una locura que pretendan construir edificios en el Parque Vargas, por ejemplo.


S a b o re s y S a b e re s

El pan andino artesanal La breve historia de un tachirense que con fervor se adentró en los dulces aromas y sabores del pan andino, refleja el esfuerzo y constancia de un pueblo que mantiene hasta el presente una tradición que no se quema en los hornos del tiempo

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así somos

F r e d e r i c k

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J i m é n e z

Dentro de las casas panaderas se encierran, como tesoros, historias de temple y constancia, abundantes como el trigo, historias que embarcan hacia un encuentro con gente entusiasta al testimoniar reflejos de un pasado personal, que ayuda, en esta oportunidad, a ir dilucidando algunos detalles sobre costumbres y tradiciones que forman parte de la identidad tachirense, y donde se destacan dispuestos personajes con la sonrisa perenne y sencillez características del andino. Particular es la historia de quien, en sus tempranos años, se moviliza desde San Juan de Colón (Táchira) hasta la capital San Cristóbal, sin remota idea en los quehaceres panaderos y descubre en los hornos un dulce tesoro: Sebastián Alviarez. Con tan solo ocho años de edad, en 1939, cuando aún el Barrio Obrero no estaba urbanizado completamente y las casas eran grandes, con amplios patios que permitían la siembra de café y árboles frutales, llegó de la mano de su madre y cinco hermanos, humildes y sin más esperanzas que afrontar las nuevas circunstancias. Inquieto, juega trompo y metras en la parte trasera de un local panadero perteneciente al señor Jesús Guerra, donde algunas veces, por cortar latas de manteca —por arriba y abajo, hacerles un doblez de tres

Co m u n i c a d o r s o c ia l

cm para que quedaran anchas y así meter la masa— conseguía pan y café. El niño era un trabajador y hacía los mandados. En la panadería Las Cumbres, bajo el mando del señor Guerra y el maestro Rosario, existía una alta producción, camionadas de pan eran enviadas a los Llanos, con el chofer Eleuterio, hijo del dueño, quien al regresar de distribuir los panes gastaba la mayor parte de las ganancias en las mujeres de mala vida “Aunque muy mal llamadas así, porque hasta por Dios fueron bendecidas”, dice Sebastián. Este muchacho llevó a la ruina el negocio, vertiendo el sudor de varios trabajadores en los calores del placer. Los porvenires del joven se inician cuando este se hace de un radio —“Uno para sintonizar le daba vueltas a una rueda grande que tenía”—, y un día cuando pegaba la oreja al aparato buscando una emisora radial, alguien le observó. El sujeto en cuestión le ofreció un carro, sin pensarlo hicieron el trueque (radio-auto) y, aún incrédulo por aquella negociación, Sebastián sonreía manejando. En sus andares calle arriba calle abajo, otro hombre llegó a presentarle el intercambio de una finquita en Gallardín por su carro. Siguen llegando transacciones y por la

finca recibe una camioneta Chevrolet del año 1948, con poco uso. ¡Zas! Seguidamente la cambia por la primera casa amplia, con buen terreno, en Caballo Blanco. Ahora bien, siempre Sebastián observaba con anhelo aquella panadería, con el tiempo, en sus estructuras decadentes sumergía sus pensamientos, proponiéndose la obtención de tal negocio, recuperarlo y hacerlo sustento. Su mujer le decía: —Usted nunca va a comprar esa panadería. —No diga eso, ya verá que sí, esa panadería va a ser mía —respondía. Su miedo a perder la posibilidad de ser dueño de Las Cumbres se manifiesta cuando un comprador, representando a los dueños de Vidrios París —empresarios pudientes, con grandes entradas monetarias—, llega con intenciones de compra, pero no consigue obtener la panadería. Aliviado por la transacción fallida, pero preocupado por creerse imposibilitado en la tarea de costear el precio del negocio, se aflige Sebastián, porque “Si esos señores con tanta plata no pudieron, pues menos yo”. Un hombre de oriente llega y le arranca ese guayabo ofreciéndole 50 mil bolívares por su vivienda. Sin pensarlo, finiquita la venta y encumbra sus metas a adueñarse


hecho por europeos sea de calidad. Este panadero afirma que las técnicas de elaboración de un pan bien macizo se tergiversan por los extranjeros para obtener un aumento de ganancias y menos gasto de materiales. Sabiendo esto no entiende cómo muchos prefieren comprar en panaderías de dueños europeos, descartando los locales de verdad andinos: “No pueden ver a un extranjero porque de una vez lo buscan pa’ comprarle el pan y resulta que el pan andino más malo es ese”. Una generación de vástagos maneja actualmente la panadería, conservando la tradición de una empresa que aún permite el encuentro con vitrinas llenas de dulces panes y amasijos. Artesanos que elaboran sabrosas piezas, símbolos de una región. Por ellos, todavía viajan arropados entre amarillentas bolsas de papel, en los brazos de propios y turistas, el dulce regalo de un pueblo.

Pan andino. Caracas, 2012. Fotografía: G A L A

GARRIDO

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extremidades que eran estrategia para tentar al comprador a echar una mordida y animarse a llevar más panes. Era también el caso de la acema, adornada con cuatro rosas dispuestas como esquinas de un cuadrado y una en el centro, cosa tan bonita para los ojos que solo podía resultar en más billetes fuera del bolsillo, “Se trae la tradición de tanto mirar la pieza como al probarla”, dice. Hasta el presente se conserva la estructura de Las Cumbres, levantándose como referencia del buen pan tachirense hecho por tachirenses. Vale la pena mencionar que con las olas migratorias, a partir de 1949 inician su llegada a los parajes andinos: corsos, italianos y españoles. Gracias a ellos se dio la proliferación de comercios bien establecidos, con vitrinas y amplios locales para la venta de nuestro pan. Pero, por otro lado, algunos como Sebastián, continúan siendo firmes detractores de que el pan

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pronto de la casa de los amasijos. Dispuesto a conseguir la panadería manifiesta en su hogar que vendería el inmueble donde residían y se haría dueño del negocio donde los cafetales y arboles de toronja le sirvieron de escondite en sus inocentes juegos de niño, donde día a día recogía un pedazo de pan y fue, en sus palabras, “un esclavito”. Inexperto en las tareas del pan reconoce el valor del maestro panadero Rosario, quien continuaría trabajando por veinte años más junto al nuevo propietario. El maestro preparaba quesadillas que, con las recomendaciones de Alviarez, fueron variando con pedazos de bocadillo, éxito en ventas y en el gusto del público. Se transformó entonces el establecimiento en un laboratorio para el mejoramiento de las presentaciones del dulce amasado, ampliando en variedad lo que se mostraba en vitrinas. El camaleón, explica Sebastián, tenía en su forma, la cola y patas,

así somos

Una generación de vástagos maneja actualmente la panadería, conservando la tradición de una empresa que aún permite el encuentro con vitrinas llenas de dulces panes y amasijos. Artesanos que elaboran sabrosas piezas, símbolos de una región. Por ellos, todavía viajan arropados entre amarillentas bolsas de papel, en los brazos de propios y turistas, el dulce regalo de un pueblo.


Qué Leemos E r n e s t o

Y e v a r a

I n ve st i ga d o r M use o N a c i o n a l d e l a s C u l tu ra s

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así somos

Para quienes quieren conocer y buscar información sobre piezas artesanales para equipar su hogar, tradiciones artísticas venezolanas o algunos consejos para construir con materiales propios le presentamos la siguiente guía de libros y páginas web. Sin embargo, si desea investigar sobre las manifestaciones artesanales del país, le sugerimos consultar las bibliotecas de nuestros institutos universitarios y de investigación donde encontraran trabajos en las áreas de sociología, folklore, antropología, arte, diseño y educación sobre artistas, procesos artesanales o comunidades

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Las casas más sencillas Inspirado en el programa Las cosas más sencillas, del poeta Aquiles Nazoa, el arquitecto Fruto Vivas le rinde homenaje al presentarnos esta obra dirigida a quienes están construyendo o arreglando sus hogares. Vivas presenta distintas opciones sobre métodos para hacer viviendas sencillas y económicas, los materiales necesarios, cómo arreglarlas, cómo hacer un soldador o fabricar un taladro. Por ejemplo, en los capítulos cinco y siete, explica diversas técnicas de “bioarquitectura”, en las que se emplean materias primas naturales como el barro, el bambú y la madera. Título: Las casas más sencillas. Museo Nacional de Arquitectura / Fundación Editorial El perro y la rana, 1era edición, 2011. Disponible: Red Librerías del Sur Inversión: Bs. 5,00.

Artesanía Viva de tradición venezolana Esta publicación de la antropóloga y museógrafa Lelia Delgado surge de la exposición Artesanía Viva, una muestra de objetos de las artesanías tradicionales venezolanas procedentes de distintas regiones. El libro muestra a todo color ejemplos de gran calidad de objetos utilitarios de diferentes tradiciones, tejidos wayúu, cestería ye’kuana y warao, loza popular de los estados Lara o Falcón, instrumentos de madera, etc., constituyendo una buena guía para seleccionar y aprender sobre estos objetos y las regiones donde se fabrican. Textos: Lelia Delgado, Dagmar Peña y Alicia Briceño. Diseño: John Lange y Pedro Quintero. Fundación Cen-

tro Cultural Consolidado y Editorial Arte (1996). Disponible: Red Librerías del Sur

La Red de Arte Para quienes quieren conocer, apreciar y comprar piezas de diferentes tradiciones artesanales y artísticas del país le invitamos a visitar las tiendas y galerías de la Red de Arte, presentes en los 23 estados del país y el Distrito Capital. Esta fundación adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Cultura tiene como objetivo representar, promocionar y difundir la producción plástica y artesanal de nuestro país. Para captar las obras de artistas y artesanos la Red de Arte viaja dentro de cada estado y recibe las obras. La función de intermediación de la Red de Arte entre los talleres y el público general es una de las más respetuosas al preservar las ganancias de artistas y artesanos, generando dentro de sus posibilidades un comercio justo. Al mismo


Artesanía de Venezuela Esta página web dedicada a la valoración, promoción y difusión de las obras artesanales venezolanas es organizada por el artesano Luis Acosta (pintor y tallista), a través de la recopilación permanente de fotografías y datos suministrados por los artistas populares y aportes de amigos del medio. En ella se pueden encontrar secciones dedicadas a fotografías de obras, guía de artesanos y artistas populares y un espacio dedicado a la obra del fotógrafo, diseñador e investigador Mariano Díaz. En la guía de artesanos encontrarás a quienes trabajan con la tapara, semillas, azabache, luthería, tejido, cerámica, madera, orfebrería y haciendo muñecas. Disponible en la web: sites.google.com/site/artesaniade venezuela/home

Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano Otro registro público donde puedes conocer las tradiciones artesanales y los artistas de toda Venezuela es en el I Censo Nacional del Patrimonio Cultural, realizado y publicado por el Instituto del Patrimonio Cultural del Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Este censo patrimonial se realizó entre los años 2004 y 2007 con la participación de 336 equipos en cada municipio de los 23 estados y el Distrito Capital. Para acceder a los catálogos, uno por municipio, lo puedes comprar en la Red de Librerías del Sur o descargarlos de forma gratuita en la página web del IPC: www.ipc.gob.ve haciendo un click en el enlace CATÁLOGOS.

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nas(os). En caso de ser artista en cualquier área, se puede inscribir en este registro a través de la página web de la Casa del Artista (www.casadelartista.gob.ve) o en los lugares indicados en cada estado del país.

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El Reseacc El Registro Socioeconómico de Artistas, Creadores(as) y Cultores(as) de la República Bolivariana de Venezuela es el primer instrumento de este tipo de alcance nacional, el cual constituye una base de datos de fácil acceso y de carácter confidencial. Para el Estado, las diferentes instituciones públicas y organizaciones comunitarias el Reseacc provee un sistema de información, de lo específico a lo general, de artistas, creadoras, creadores, cultoras y cultores, necesario para establecer las necesidades en materia de seguridad social a fin de activar las alianzas estratégicas necesarias y transversales, ayudar en la implementación de planes para mejorar la calidad de vida y contribuir al conocimiento de la diversidad artística existente en el país. A partir de esta base de datos la Casa del Artista viene creando registros biográficos, accesibles desde la página web de esta fundación, donde podrás conocer de manera resumida vida y obra de artistas, cultoras(es) y artesa-

así somos

tiempo es una de las pocas casas especializadas en el país que conoce y reconoce a las diferentes manifestaciones artísticas y a sus creadores. Para saber sobre las direcciones de las tiendas y galerías, así como calendarios de actividades, exposiciones y eventos, visite la pagina web: www.reddearte.gob.ve


L a R u ta d e l a Tra d i c i ó n así somos R EV I STA N º 1 1 • FE B - M A R 2 0 1 2

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La ruta de nuestra casa bien equipada Ojos que no ven corazón que no siente ¡Ay mi Dios!, ¡cómo hemos ido sustituyendo los materiales propios por los ajenos!, la imposición estética nos sensibiliza hacia lo extraño y nos enceguece ante de lo propio. Hacernos sensibles a los que somos es desarrollar la mirada endógena A r i a n n e

V e l i s

Poco a poco la cultura dominante a través de los diferentes medios, entre ellos la industria cultural, nos impone valores y una sensibilidad que nos es ajena; negadora de nuestra diversidad, excluyente, individualista y estereotipada. En Teoría de la sensibilidad en teoría trascultural del arte, Colombre señala que la sensibilidad se nos forma abriendo o cerrando puertas a los sentidos, y esta es impuesta culturalmente; ser sensible o no a ciertos objetos o situaciones no es casual, sino que responde a juicios de valor que nos orientan. La propuesta de “La ruta de nuestra casa bien equipada” es que abramos los sentidos para vernos, que ensayemos una mirada endó-

I n ve st i ga d o ra M use o N a c i o n a l d e l a s C u l tu ra s

gena, que enseñemos a nuestros ojos y oídos a vernos y escucharnos, porque ojos que no ven corazón que no siente. ¿Y si no nos vemos cómo nos sentimos? Se nos ha formado para hacernos sensibles a la cultura impuesta, a la cultura de masas, la occidental, en un proceso neocolonizador. ¿Cómo equipar una casa a partir de lo que somos como país? ¿Una casa que hable de nosotros/as como venezolanos/as y como familia? Cada hogar tiene su personalidad, su ímpetu, su olor, su identidad. Fíjese cuando entre a la casa de una persona no nacida ni criada en Venezuela, encontrará detalles que le indican que está en casa de

Frutas de madera. Guadalupe, estado Lara. Fotografía: CO RT E S Í A

CARMEN ÁNGEL

un extranjero/a, aunque esa persona tenga muchos años viviendo en nuestro país. Porque cada cultura tiene una estética que la identifica. Si entramos a una Casa Venezolana Bien Equipada, deberíamos encontrar objetos que nos digan que entramos a la casa de un venezolano/a, una casa con identidad, que nos hable acerca de quienes viven dentro de ella, pues cada una tiene un lenguaje: olfativo, visual y auditivo. Encontramos casas que huelen a café, a comida, a flores o como la mía que huele a gatos. Vemos casas que tienen reproducciones de pintura como La Última Cena, La Mona Lisa, cuadros de artistas populares o contemporáneos, casas llenas de libros, de discos, de videos, de juguetes, recargadas de adornos, otras sobrias. Casas silenciosas, bulliciosas, alegres o tristes, cada una tiene una personalidad, pero también tienen un gentilicio. Hay casas sin vida, esas que se parecen a la casa modelo de las compañías constructoras, a las de revistas, las que no tienen alma. Para darle personalidad venezolana a nuestras casas bien equipadas tenemos artesanías utilitarias y ornamentales. Aquí les daremos algunas ideas para equipar su casa con alma, una casa venezolana, una casa que se parezca a cada uno/a de nosotros/as.


Elaboración de tejas, Carora, estado Lara. Fotografía: A M I LC I A R G U A L D R Ó N

La ruta de los tejidos blandos

En una casa venezolana no debería faltar una hamaca o chinchorro, estos los encontramos de diferentes tipos de materiales, entre otros, pabilo, moriche, curagua y hasta de nailon, este último no se los recomiendo porque es un material no biodegradable. Para su descanso también tenemos las campechanas que son parecidas al chinchorro pero elaboradas en cuero y las masayas tejidas en pabilo que se consiguen en Tintorero, estado Lara, es una hamaca pequeña que sirve para sentarse. Las hamacas y los chinchorros sirven para mecer a los bebés de una forma fresca y con el vaivén se sienten en el vientre materno; eso sí, cuelguelos bajito y le atraviesa de forma transversal un palo de es-

La ruta de los tejidos duros

Con la fibras vegetales los artesanos/as venezolanos/as elaboran bolsos, mapires, sombreros, pavas, maras, cestas de todos los tamaños y esteras; las cuales pueden cumplir diferentes funciones dentro de los hogares, tales como alfombras,

L A R U TA D E L A A RC I L L A O B A R RO

Pero como esta ruta pretende sensibilizarnos/as hacia los productos que se elaboran en Venezuela para equipar su casa, le sugerimos la utilización de las tejas como un material que proporciona frescor a las viviendas o como elemento decorativo colocado en los aleros o cornisas de las platabandas, ventanas y/o puertas. Estas se consiguen en la zona industrial de Barquisimeto en el estado Lara. Con la tierra de donde se extrae la arcilla también se elaboran utensilios de cocina: bandejas, budares, anafres, ollas, platos, jarras, tasas y vasos, que además pueden ser utilizados para hornear porque resisten el calor. Para la adquisición de las vajillas o de algunas piezas puede acercarse a la población de Tarmas, en la parroquia Carayaca del estado Vargas; allí se encuentra la Asociación de Artesanos de Tarmas. Hacia los lados de oriente, en el estado Sucre, en la población de Manicuare, se encuentran las loceras, en el Centro Cultural Cruz Salmerón Acosta le darán buena información. Y en la población de El Cercado en la isla de Margarita también encuentra a los artesanos quienes elaboran con sus manos utensilios de cocina. Otra opción es por la vía carretera nacional, hacia Tinaco, estado Cojedes, por esos lados encuentra artesanos que elaboran sus productos con arcilla roja. Los trabajos en gres se obtienen de la mezcla de la arcilla con el sílice, feldespato y agua; las piezas se cocen a muy alta temperatura. Con este material elaboran lavamanos, pisos, rodapiés, vajillas y los azulejos que se colocan para adornar las paredes. Para adquirirlos en occidente los encontrará en el estado Mérida en San Rafael de Tabay, y en el estado Lara, vía Quíbor, caserío La Costa. Hacia la región central en el estado Aragua, en la ciudad de Maracay, en la población de Santa Rosa. También en Caracas conseguimos distribuidores en la avenida San Martín y en El Rosal.

así somos

Nuestro país es tierra de gracia; la relación que tenemos los seres humanos con la tierra es muy estrecha. No solo por el fruto que nos proporciona para alimentarnos sino por las diferentes utilidades que le hemos dado para abrigarnos, tales como las viviendas tradicionales elaboradas con la técnica del bahareque, las tapias y los ladrillos de adobe; además de las tejas.

R EV I STA

coba, manteniendo la hamaca o chinchorro abierto y cada vez que el bebé llore lo mece y así se relaja tanto el bebé como usted. Se lo digo, porque la mía, que era tan llorona, pasó un montón de años durmiendo sus siestas en el chinchorro de moriche warao. Para adquirir los chinchorros en moriche de la etnia warao, si está en la vía a oriente los encuentra en el caserío Mosú, entre el estado Monagas y Sucre, cerca de Caripito. En Tucupita, estado Delta Amacuro, o en el estado Amazonas en el mercado indígena o acercándose a una de las comunidades warao. También gozan de fama las hamacas y chinchorros de la isla de Margarita. Los chinchorros los puede adquirir en la población de Santa Ana tejidos en pábilo o con cocuiza, y las hamacas en La Vecindad, municipio Arismendi. En Monagas consigue los chinchorros de curagua. En los Andes los tienen elaborados en lana para cubrirse del frío y sobre todo las cobijas y cubrecamas que además le visten la cama; tejidos en pábilo tienen caminos de mesa, manteles individuales y alfombras. Estos los consigue en Boconó y en la ciudad de Trujillo, estado Trujillo, en la vía del Páramo, en San Rafael de Mucuchies en el estado Mérida y también en Tintorero, estado Lara.

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Todo el país está lleno de artesanía, tanto de la tradicional como de las elaboradas con nuevos diseños estéticos que hablan de nosotros/as. Son productos que nos ofrece esta tierra llamada Venezuela que, en muchas ocasiones, no los percibimos porque nuestros sentidos no han sido abiertos para sensibilizarnos a nuestra propia estética. En esta ruta agruparemos por rubros y no por región, le daremos algunos datos para que en su recorrido por el país pueda adquirir productos hechos en Venezuela, porque comprar venezolano es invertir en nuestro propio desarrollo; además que son elaborados con materiales nobles como arcilla, madera y/o fibras vegetales, quedando pendiente una deuda con los artesanos del cuero, la tapara, el bambú, el hierro forjado y el vidrio, eso sin contar a los orfebres.


L a R u ta d e l a Tra d i c i ó n así somos R EV I STA NNºº 1017 •• FE B - MUANR 2 0 1 2 MAY-J 1

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LA

RUTA DE NUESTRA CASA BIEN EQUIPADA

L A R U TA D E L A M A D E R A La madera es un material muy noble y duradero, una casa la podemos equipar con muebles y utensilios elaborados con este material. Por los lados del estado Falcón, en la península de Paraguaná, en los pueblos de El Vínculo, Moruy o Pueblo Nuevo encontramos las sillas o mecedores elaborados con maderas de cardón o de cují con tejidos de hojas de maíz, carrúa o mecatillo. Allí también consigue los mecedores para dormir al más pequeño/a de la casa, para amamantar al bebé, para mecer las penas o arrullar las glorias. Además por ser muy livianos facilitan los quehaceres del hogar y un golpe en la “espinilla” no resulta tan doloroso como con otros muebles. Por la misma ruta de los estados occidentales, esta vez hacia la población de Guadalupe, en el estado Lara, consigue muebles en madera de cardón, amansaguapo, ébano criollo, además de utensilios de cocina como vajillas, bateas para amasar, las cucharas de madera y todo lo que usted pueda imaginar para utilizar en su cocina. Batir con paletas de madera es una maravilla, pues no le raya las ollas ni se calientan, así es que tiene al menos una razón para no quemarse. En este mismo estado, pero hacia la vía de Cabudare, encuentra los parabanes, que son una buena opción para dividir ambientes. En el estado Aragua, en la población de Magdaleno, también se consiguen muebles elaborados solo en madera de caoba, cedro y fundamentalmente samán o con adornos en hierro forjado. Por todo el pueblo y sus alrededores encuentra carpinterías y ebanisterías, las cuales fabrican camas, vitrinas, comedores, juegos de sala, tinajeros y una maravillosa mesa de planchar que son tres en una, porque además de mesa sirve de silla y de escalera de cuatro peldaños. Eso sí, hay que ser “guapo pa cargar”. Le recomiendo que a la hora de adquirir su mobiliario, se fije que el mueble se haya elaborado con madera madura (no verde) o que la misma haya sido cortada en dirección de la veta; porque de lo contrario al poco tiempo termina doblándose. Estos muebles son tan buenos que los míos sobrevivieron enterrados en lodo casi dos meses en la tragedia de Vargas y aún se encuentran en buen estado. En el estado Bolívar y Amazonas encuentra los bancos de madera elaborados por la etnia yekuana con figuras zoomorfas pintadas con tintes vegetales.

Las hamacas y los chinchorros sirven para mecer a los bebés de una forma fresca y con el vaivén se sienten en el vientre materno; eso sí, cuelguelos bajito y le atraviesa de forma transversal un palo de escoba, manteniendo la hamaca o chinchorro abierto y cada vez que el bebé llore lo mece y así se relaja tanto el bebé como usted. cestas para guardar ropa, para colocar revistas, pan o arepa o adornar con flores secas o de madera. Entre las diferentes fibras utilizadas por estos/as creadores/as tenemos la corteza del carruzo, el cogollo de la palmera de dátil, moriche, bora, enea, corteza de pellejo de indio, bejucos y raíces. Los warao, con la técnica del enrollado del moriche, tejen cestas de diferentes tamaños, algunas son utilizadas tradicionalmente por este grupo étnico pero otras han sido creadas o adaptadas a las necesidades de otros grupos como los criollos; así encontramos: cestas para guardar prendas, paneras, para colocar las ollas calientes. Las cestas yekuana son muy utilizadas como adornos por su pigmentación. Las cestas de la región andina por su gran tamaño son solicitadas para guardar ropa y las maras margariteñas como revisteros. La diversidad de cestas que se tejen en el país también son vestidas y acondicionadas como canastillas y portabebés.

En Venezuela existen diversas fibras para realizar trabajos de cestería. Fotografía: CO RT E S Í A C E N T R O D E L A D I V E R S I D A D CU LT U R A L

Para adquirir artesanía venezolana… Consulte la página web: http://www.venaventours.com/artesania. htm Consejo Estadal Artesanal Monagas José Gil. 0416-328.80.77. Tejidos en Nueva Esparta, Isaura Jiménez. 0416-895.39.20. Asociación Cooperativa Yakera Anonatu (elabora artesanía warao). 0426-725.78.45/ 0416-415.99.75.

Para seguir leyendo… COLOMBRE, ADOLFO. Teoría de la sensibilidad

en teoría trascultural del arte. Hacia un pensamiento visual independiente. Serie Antropología. Buenos Aires, Ediciones del Sol, 2005. DUSSEL, INÉS. Educar la mirada: reflexiones

sobre una experiencia de producción audiovisual y de formación docente, disponible en www.isfd49.infd.edu.ar (consultado el 27 de octubre de 2011). LAROSA, JORGE. “Aprender de oído”, en

Gregorio Valera-Villegas, Gladys Madriz y Arleny Carpio (eds.). Formación de la sensibilidad. Filosofía, arte, pedagogía. Caracas, Coedición del Decanato de Postgrado y Gefie de la Uners, 2011, pp. 289-296. DELGADO, LELIA, NEREUS BELL Y DAGMAR PEÑA. Artesanía viva de tradición venezolana.

Caracas, Fundación Centro Cultural Consolidado/Editorial Arte, 1996.

La lana es teñida con tintes naturales recogidos de las plantas tintóreas de la zona. Mucuchíes, estado Mérida. Fotografía: CO RT E S Í A C A R M E N Á N G E L


Epifanía Gil, esposa de Juan Félix Sánchez (el artista de los páramos). San Rafael de Mucuchíes, estado Mérida, 1988. Fotografía: LU I S T R U J I L LO


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SELECCIÓN DE OBJETOS PERTENECIENTES A LA COLECCIÓN ETNOGRÁFICA DE OBJETOS ARTESANALES DE LA FUNDACIÓN CENTRO DE LA DIVERSIDAD CULTURAL

1. Jarra en arcilla (Boconó, estado Trujillo). 2. Wuwa ye' kuana (estado Bolívar). 3. Muestra de tejido para wapa ye´ kuana (estado Bolívar). 4. Escudilla en arcilla (estado Táchira). 5. Sopera en arcilla (estado Táchira). 6. Kapoter wayúu (La Guajira, estado Zulia). 7. Tapa de cesta (San Miguel de Boconó, estado Trujillo). 8. Wapa ye' kuana (estado Bolívar). 9. Ruana (San Rafael de Mucuchíes, estado Mérida). 10. Jarra en arcilla (Betichope, estado Trujillo). 11. Taza en arcilla (Sanare, estado Lara). 12. Cesta e' ñepa (estado Bolívar). 13. Sombrero de cogollo de palma. 14.- Cobija (estado Lara).

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