IRÉ Y LO SANARÉ (Mt 8,7) Acompañamiento al enfermo
ESPIRITUALIDAD DEL ACOMPAÑANTE / CUIDADOR Hola a todos, bienvenidos a nuestra penúltima lección, parece mentira que ya estemos por finalizar este viaje, donde hemos descubierto poco a poco la importancia de la noble e invaluable labor que hacemos al acompañar a un enfermo. La semana pasada el Buen Samaritano nos dijo cuáles deben ser las características de un acompañante o cuidador, hoy vamos a traspasar esas características a la pastoral de la salud en general y de ahí se desprenderá la razón de ser de esta tarea: La Espiritualidad del acompañante. Y es que desde el principio hemos dicho que la única manera de hacer efectiva esta misión es encarnando al mismo Jesús. Ahora veremos de qué manera.
A la luz del buen samaritano, la pastoral de la salud y de la vida debe ser una pastoral con cinco características, que ya las conocemos, pero que debemos repetir hasta hacerlas vida: 1. Encarnada: siendo parte de la persona, de sus necesidades y de su realidad. 2. Integral: considerando a la persona enferma como un ser bio-psico-social y espiritual, a los fines de ofrecer respuesta a todas sus dimensiones. 3. Anuncia el Dios de la Vida: aunque no prediquemos directamente la palabra de Dios, por aquello de respetar las creencias, siempre la tenemos que tener presente. Vida en abundancia (Jn 10,10b), Dios de la vida (Hb 1). 4. Transformadora: porque busca cambiar una realidad de injusticia, de muerte, de desesperanza, en una realidad de lucha, de solidaridad, por una sociedad más justa, más humana y, por ende, más sana. 5. Liberadora: para ayudar a las personas a despojarse de todo lo que genera angustia, culpabilidad, pesimismo, postración, o castigo, para dar paso a la paz, el sosiego, la esperanza y la confianza en Dios.
Así mismo, estas características traen consigo una serie de exigencias, que no se deben pasar por alto, hoy nos concentraremos en las tres más importantes: 1. Trabaja en nombre de la iglesia: no de forma individual. 2. Es obra del Espíritu: debe estar siempre orientada por la palabra de Dios, los sacramentos y la oración. 3. Trabajo en equipo: con acciones bien organizadas y planeadas. Es importante aclarar que estas exigencias no solo aplican para quienes ejercen como agentes de pastoral propiamente, pues los familiares o los profesionales de la salud, dentro de sus realidades y fuera de la parroquia, también se deben apoyar en los demás para los momentos difíciles, y de la misma manera deben fortalecer su espíritu para que ese acompañamiento sea eficaz, al modo del buen samaritano. Es allí donde entra el fortalecimiento de la Espiritualidad del acompañante, cuya tarea no es cualquier cosa, pues el trabajo diario puede resultar agotador, desgastante no solo física, sino mental y emocionalmente. Por eso, queremos resaltar algunos tips, para tenerlos presentes cada día y mantener un espíritu firme y animado, a pesar de lo difícil que pueden resultar las circunstancias: 1. Debemos llevar un estilo de vida en Cristo, siguiendo su ejemplo (leyendo y meditando los evangelios, un fragmento cada día). 2. Llevar este estilo de vida, nos ayudará a ser presencia de Cristo; es decir, ver a Cristo en el enfermo y ser Cristo para el enfermo. 3. Debemos vivir plenamente la realidad, sin esconder ni tapar la vedad, aunque sea difícil de aceptar. 4. Acompañados de la oración diaria será más fácil sobrellevar la realidad. 5. Aprender a vivir desde lo sencillo y cotidiano, sin anhelar milagros ni señales extraordinarias, porque, aunque puedan suceder, es en el amor cotidiano donde Dios se manifiesta. 6. Siguiendo como ejemplo al samaritano: se detiene (saca tiempo y es capaz de cambiar su programa), se acerca (es capaz de escuchar), se da (haciéndose prójimo). 7. Encarnando los valores del evangelio, a ejemplo del Buen Pastor (comunica, acompaña y está al servicio de la vida)
Esto último es sumamente importante hoy en día cuando se vive una tendencia a lo descartable, es decir, si no me sirve, me deshago de él. Así lo expresó sabiamente el Papa San Juan Pablo II en su encíclica Evangelium vitae, de la siguiente forma (y lo cito textualmente): “Amenazas no menos graves afectan también a los enfermos incurables y a los terminales, en un contexto social y cultural que, haciendo más difícil afrontar y soportar el sufrimiento, agudiza la tentación de resolver el problema del sufrimiento eliminándolo en su raíz, anticipando la muerte al momento considerado como más oportuno.” Hablando allí de la eutanasia, que al igual que el aborto, son los males sociales de la cultura de la muerte, a la cual nos debemos enfrentar con valentía y amor. Los invito a leer con tranquilidad esta encíclica, que trata sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana, que a pesar de haber sido escrita hace más de veinte años, sigue igual o más vigente que entonces. Como siempre, muchas gracias por dedicar este tiempo valioso a formarse para dar lo mejor de sí a sus semejantes. Nos vemos sin falta la próxima semana.