Jesús comunicador

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JESÚS COMUNICADOR Por Francisco Serna 1. Introducción La comunicación de las ideas ha sido a través de toda la historia de la humanidad un desafío muy importante para los hombres y mujeres; en la sociedad actual la comunicación ha adquirido dimensiones enormes y es cada vez más profunda la necesidad de hacerlo de la manera más asertiva posible. En todas las actividades, desde las más cotidianas y simples hasta las más complejas, la importancia de la comunicación crece día tras día. La mirada desde la comunicación es necesaria en cualquier tipo de organización y en mayor medida si se trata de organizaciones de carácter eclesial por lo que significa para la evangelización. La Iglesia, las empresas, las organizaciones de carácter social y económico, los medios y los políticos ya lo saben: en la era de la información se necesitan expertos que acompañen los procesos comunicativos para transmitir adecuadamente sus ideas. 2. ¿Qué es ser un comunicador? Este tema es muy extenso, pero empecemos señalando que todos los seres humanos estamos comunicando ideas y conceptos permanentemente, aunque no todos sabemos comunicar. También es cierto que es una actividad profesional que posee algo de ciencia y arte, cuyos secretos parecen fáciles pero requieren de mucha habilidad y conocimiento, sobre todo experiencia, para adquirir un manejo solvente de su complejidad. Se dice que el comunicador es aquel que tiene una gran capacidad para transmitir a los demás sus opiniones y para conectar con la gente. También se lo define como la persona que se dedica a transmitir eficientemente un mensaje a un público objetivo a través de determinados medios. Un comunicador es quien tiene el trabajo de informar y convencer, por cualquier medio de comunicación, las ideas de su interés. A continuación algunos tipos de comunicador. 2.1. El comunicador por habilidad Hay muchas personas que califican como buen comunicador y no precisamente tienen que ser profesionales. Por ejemplo, vendedores de tiendas especializadas, políticos, presentadores de televisión, etc. Se trata de gente que saca provecho al talento natural para llegar eficientemente a los demás, colocando su mensaje en búsqueda de un resultado. Ese resultado implica la acción de persuadir, convencer, entretener o predisponer a otros hacia determinada convicción o comportamiento. Y para ello, se requiere un conjunto de habilidades. Por ejemplo, la capacidad de observar; saber escuchar y tener empatía; emplear un lenguaje adecuado para su público, a menudo claro, sencillo, directo; y naturalmente, el tener un propósito. Una persona observadora anticipa qué debe decir, cómo decirlo y con qué énfasis; reconoce la temperatura de su auditorio y lee de forma correcta las señales de cómo se está recibiendo el mensaje mientras se emite, de modo que va ajustando su intensidad o extensión. Quien sabe escuchar, lo hace de modo respetuoso, con disposición hacia el otro, favorece que los demás se manifiesten sin barreras y expresen con confianza sus opiniones o sentimientos. El saber escuchar es una cualidad y una habilidad que va de la mano con la facultad de la empatía, que muy pocas veces desarrollamos. Empatía es ponerse en el lugar del otro, ver a través de sus ojos y de sus sentimientos e ideas para así comprender mejor sus emociones y sentimientos. Un buen


comunicador articula de manera adecuada un lenguaje sencillo y directo en procura de ser eficiente. Recordemos, la mejor comunicación es aquella que consigue el efecto deseado. Entonces, se pone a tono con el interlocutor o con la audiencia consciente de que el lenguaje verbal se apoya en el lenguaje no verbal. Por tanto, debe conocer sus fortalezas y debilidades al gesticular, al variar la entonación, al poner énfasis con los gestos y ademanes, al manejar las pausas y silencios. 2.2. Comunicador en función de los medios Hay otras personas que son comunicadores en función de los medios que emplean. A menudo, son profesionales que se involucran en la gestión de los medios de comunicación “tradicionales” y que trasladan la información socialmente significativa. Tales medios incluyen a la prensa escrita, la radio, la televisión. Los nuevos medios son los electrónicos o digitales. Y hay personas que, profesionales o no, los emplean para llegar a amplios públicos, sean comunidades, seguidores, fans o amigos. Como se sabe, el mundo digital está repleto de todo tipo de personas que ha encontrado en las redes sociales una nueva vía de expresarse, conectarse, entretenerse y de vez en cuando, informarse. Este tipo de comunicadores trabaja en empresas constituidas como medios que persiguen sus propios intereses, incluyendo los económicos, pero que procuran respetar dichos estándares relativos a la producción de noticias. En cambio, en los medios online lo importante es generar temas y mantener la conversación. Aquí la espontaneidad y la facilidad son condicionantes de lo que se emite. Sin embargo, la velocidad y la improvisación terminan afectando la calidad del contenido. Los comunicadores de las Redes Sociales emulan, de alguna manera, a los comunicadores profesionales y pretenden ser formadores de opinión o líderes digitales. Algunos lo logran, otros solo tienen afán de notoriedad, de expresarse sin tapujos, incluso violentado la convivencia. Unos y otros, los comunicadores profesionales y los aficionados de redes, todos emplean las tecnologías y buscan persuadir o sugestionar. La diferencia es que unos tienen criterios de respeto a la verdad y procesos de filtro y edición, otros no. 2.3. Comunicador profesional Este es el que ha estudiado, el que se ha formado y graduado en cualquiera de las especialidades de comunicación y que ejerce profesionalmente la actividad. Más allá de los que comunican en función de los medios, este comunicador suele ser académico, investigador, consultor o comunicador corporativo. Incluimos aquí a los afines, como los lingüistas, los escritores, publicistas y los realizadores en general, que manejan con sentido productivo y técnico actividades que implican el dominio de la palabra y de la imagen, de los recursos audiovisuales. Este segmento agrupa a los que los caracteriza el conocimiento. Es decir, gente preparada que tiene noción teórica y conceptual de cómo se dan los medios, su evolución y cuáles son los atributos específicos de cada medio o canal, así como las peculiaridades de cada público. Las audiencias son distintas, sus necesidades divergen y por tanto, los mensajes precisan de ajustes y modulación. Estos comunicadores son versátiles, pues quien ha navegado en la comunicación conceptualmente y la ha practicado en medios profesionales, puede moverse horizontalmente hacia cualquier lugar donde sea necesario crear mensajes, cuidar el contenido y procurar una imagen de alguna organización.


2.4. El comunicador católico No importando el tipo de comunicador que seamos, si sentimos un llamado de Dios a servir al prójimo en los ámbitos eclesiales y desde los Medios de Comunicación Social, seremos comunicadores católicos. Podemos vivir la experiencia comunicativa, que es una vocación especial, desde una visión economicista y materialista de la realidad regida por el bienestar individual, el rating, las riquezas, el status, la fama, el poder, entre otros intereses, pero discerniendo constantemente esta realidad desde la oración y con la ayuda de la Doctrina y las Líneas Pastorales de la Iglesia. El comunicador católico discierne su vocación y su trabajo, animado por la presencia activa y amorosa de Dios misericordioso; ayudado principalmente de la oración personal y litúrgica y de la Doctrina y Líneas Pastorales de la Iglesia siempre atenta a los signos de los tiempos, al desarrollo tecnológico, a los efectos de la globalización, etc. De este modo, creativa y solidariamente, el comunicador católico sirve, en esperanza, y desde los Medios de Comunicación Social, especialmente a los más pobres y excluidos, según el modo y ejemplo de Jesús comunicador, buscando la comunicación cara a cara y en la verdad, que lleva a la comunión de las personas con Dios y de las personas entre sí. De ahí que el comunicador católico, plenamente encarnado en su cultura tiene especialmente en cuenta al hombre, que es el camino de la Iglesia; a la persona humana de manera integral, sus valores y miserias, sus anhelos y contradicciones, para ofrecer en su cultura y a través de los Medios, la Buena Noticia del Evangelio, como clave del sentido trascendente de la vida y de la comprensión de lo que sucede, y así: Globalizar la solidaridad. 3. Jesús, el comunicador por excelencia Jesús era un gran comunicador. Él tenía una habilidad especial para conectarse con la gente y ganar su atención. Uno de los aspectos relevantes de Jesús como comunicador, era su capacidad para establecer puentes de conexión con sus interlocutores. Esto lo hacía creando un contexto común entre él y su receptor. Este aspecto es fundamental en un comunicador que quiera lograr efectividad. Comunicar es un proceso de establecer puentes, de crear una relación que cree apertura para la interacción. Si hemos de ser efectivos en la comunicación, necesitamos entender cómo la gente siente y piensa. Si el comunicador tiene demasiados prejuicios y sectarismos, y no busca activamente establecer puentes que le conecten con su gente, no logrará los objetivos de la comunicación (informar, persuadir, inspirar, etc.). Pero Jesús era un experto en esto de establecer puentes de comunicación, que crearan la apertura para interactuar. Antes de comunicar algo siempre debemos preguntarnos ¿cómo transmitir mejor nuestro mensaje? Esta pregunta requiere una mayor reflexión cuando el mensaje se trata del evangelio ¿cómo proclamar hoy el mensaje de Jesús? En una sociedad enmarcada por antivalores, por la presión del stress, por el consumismo desmedido, ¿cómo construir un mensaje de salvación, de fe, de esperanza y de caridad? Vamos a identificar en Jesús algunos aspectos concernientes a la comunicación que nos pueden ayudar. Jesús utilizó un lenguaje directo, apropiado, cargado de una simbología propia de la cotidianidad en la cual creció y vivió; un código acorde con el público al cual dirige su mensaje. Las parábolas son ejemplo de ésta facilidad que tenía para adaptar su lenguaje sin perder la esencia de su mensaje.


Jesús vivió todas las costumbres y actividades de su época, enseñanzas recibidas de sus padres quienes lo instruyeron en la realidad de su contexto histórico. La utilización de las metáforas para sus parábolas surge de la realidad cotidiana de su época. Un mensaje de gran sencillez; pero a la vez de una gran profundidad doctrinal. Un mensaje que está dirigido al corazón y a la mente de los hombres de su época y que trasciende al hombre de hoy. Otro aspecto es el carácter preferencial por los marginados. Es el público por excelencia de su mensaje. Era escuchado por una gran diversidad de personas, pero su intención apuntaba a públicos muy concretos: los más pobres y necesitados de su tiempo. Su cercanía y actitud con las personas es otro componente que debemos destacar. Jesús sabe escuchar, observar, contemplar y penetrar en lo profundo de los corazones. Escuchó a todas las personas que se le acercaban: a los discípulos, a sus amigos, a los niños, a los soldados, a los cobradores de impuestos, a las prostitutas, a los enfermos, a los que ostentaban el poder político, a los que representaban el poder religioso, al ladrón, en definitiva todo aquel que tuvo un contacto con Jesús encontró un solo mensaje, pero con palabras acordes a su entendimiento y a la voluntad de su mente y alma. Jesús era un hombre de diálogo, su mensaje respetaba la libertad. No importando el tiempo, Él se encontraba con el prójimo y utilizaba el tiempo necesario para dialogar. Cuando leemos los evangelios descubrimos encuentros muy importantes en los cuales Jesús mantenía un diálogo tranquilo, sereno, de una gran escucha y al mismo tiempo de una seguridad en su doctrina y en su mensaje. No sólo seleccionó correctamente sus palabras, gestos y actos, sino que Él sabía seleccionar los espacios y los momentos oportunos para comunicar su mensaje, en esto era muy asertivo y por lo tanto su mensaje penetraba profundamente en quien lo escuchaba con corazón dispuesto. La Buena Nueva la enseñó utilizando paralelamente otros signos del Reino de los Cielos, los milagros. Otra forma de comunicar el mensaje que avalaba su predicación. En especial la enseñanza correspondiente a la fe, condición necesaria para alcanzar la sanación: “¡Animo!, hija, tu fe te ha salvado” (Mateo 9,22). Jesús es ejemplo de su palabra y quienes están a su alrededor lo conocen por su predicación, sus obras y su testimonio. En definitiva la misión que Jesús encomienda a sus discípulos es comunicar: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28,19-20). Su ejemplo de comunicación debe servirnos para entender cómo debe ser nuestro proceder comunicativo. Estas son algunas características de la manera en que Jesús comunicó su mensaje: Positivo: Cambió el lenguaje judío y la polaridad del mensaje. Prácticamente destruyó los NO de los mandamientos de Moisés para hablar de bienaventurados, dichosos, benditos. (Mateo 5, 3-12) A la gente no le gusta que la regañen y el NO genera rechazo. Usó el lenguaje del amor y proclamó el amor. Cotidiano: Todo su mensaje estuvo enmarcado en las actividades cotidianas. Jesús, el mayor teólogo de todos los tiempos no lo fue su gente, les hablaba de lo más común y corriente, de actividades que ellos conocían perfectamente y allí sembraba la profundidad de su mensaje. Claro y contundente: Su lenguaje no era a media tinta, no era tibio, era radical. El público que escucha no acepta la indefinición, ni la falta de compromiso. Frente a las diferentes situaciones de


su tiempo: la ley (Mateo 5, 17-20), el adulterio (Mateo 5, 27-30), el divorcio (Mateo 5, 31-32), la venganza (Mateo 5, 38-42), su posición fue clara e inconfundible. Ponía ejemplos: El pegante de todo mensaje son los ejemplos y Jesús los ponía a cada paso. La gente para entender debía referenciar el mensaje con su vida diaria: La polilla que corroe, la lámpara del cuerpo, los dos amos, las aves que vuelan, los lirios del campo, la viga en el ojo, las perlas a los cerdos, la piedra a cambio de pan, la culebra por el pescado, la puerta angosta, los lobos disfrazados, los higos no cosechados, el árbol bueno, el hombre prudente, la cueva de las zorras. Lenguaje directo: Jesús no divagaba en palabrería que ahogara a sus interlocutores. Por naturaleza las personas desconfían de los que hablan demasiado. Jesús en cambio hablaba siempre en un lenguaje directo, expedito, que no daba lugar a confusiones. Acompañaba con signos: Jesús utilizaba permanentemente otros lenguajes de los que nosotros no somos muy conscientes y que poseen una efectividad mayor que la palabra. Infortunadamente los Evangelios poco nos cuentan de ello aunque vienen algunos ejemplos: Imponer las manos, tocar a los enfermos, escribir en la arena, entre otros. Discreción: Jesús evita la fama y el reconocimiento público. El orgullo no solamente es falta evidente de inteligencia sino que es irrespetuoso e ignorante. Discreción y sencillez en el lenguaje y las actitudes hablan de riqueza interior, no exterior. Didáctica: Con frecuencia, cuando Jesús hablaba los evangelistas decían: “Les ENSEÑABA diciendo” Jesús era un maestro y practicaba las normas básicas de la didáctica. Sabía dar instrucciones y consejos como cuando envió a los apóstoles. Escucha: Jesús tenía la inmensa y necesaria capacidad de escuchar. Se sentaba con tranquilidad a oír a su interlocutor y no establecía diferencias entre las personas. Igual hablaba con poderosos y cultos como con personas sencillas. Contaba historias: Jesús era lo que podríamos llamar actualmente un cuentero. En los tiempos modernos, el autor religioso más leído en el mundo es sin duda Anthony de Mello S.J., y la razón es la misma, contaba historias. El mismo Jesús explica la razón de contar historias: “A ustedes (los discípulos), Dios les da a conocer los secretos del Reino de los Cielos, pero a ellos (la gente común), no” (Mateo 13, 11) “Por eso les hablo por medio de parábolas; porque ellos miran pero no ven; escuchan pero no oyen ni entienden” (Mateo 13,13). Necesidad de la oración: La diferencia de los mensajes profanos a los del evangelio, sin duda estriba en que el trabajo de comunicación del evangelio debe estar permanentemente acompañado por la oración. Sin ella las palabras no tienen sentido ni son efectivas. Un hombre de oración se convierte inmediatamente en la voz de Dios. Todas las grandes acciones de Jesús estuvieron precedidas por jornadas de oración: al iniciar su Vida Pública (Mateo 4), antes de algunos milagros (Mateo 14,13), antes de su Pasión (Mateo 26,36-44), enseñaba sobre la oración verdadera (Mateo 5, 13. 7,7-11). 4. Jesús, maestro en técnicas de comunicación Jesús conocía el alma humana: sus necesidades, angustias, aspiraciones, deseos, y para llegar a ella utilizó los mejores recursos de comunicación a su alcance. Un buen ejemplo de las técnicas de


comunicación empleadas por Jesús son las parábolas. Estas son muy importantes dentro del Evangelio, porque contienen la esencia de su mensaje. Algunas de ellas son dignas de una antología universal por su sencillez, belleza y eficacia. Pero esta forma de comunicación tan simple y eficaz la encontramos en todos los tiempos y latitudes. Y es que el hombre piensa en imágenes e incluso, al formular verdades abstractas, debe convertirlas en imágenes habladas o escritas para entenderlas y comunicarlas. El lenguaje de la imagen es el más propio a nuestra naturaleza. La imagen tiene una fuerza que las ideas abstractas no poseen. Habla a la inteligencia, cautiva la imaginación, conmueve el corazón y se arraiga profundamente en el subconsciente. En una época como la nuestra, cuando el lenguaje de la imagen tiene tanta importancia en las pantallas grande y chica, en los periódicos y revistas y en la publicidad, las parábolas y enseñanzas vivas de Jesús cobran actualidad. Algunos elementos comunicacionales utilizados por Jesús son: El lenguaje comunicativo: desde tiempos antiguos existieron maestros de la narrativa que supieron cautivar a la gente con su lenguaje imaginativo, portador de lecciones profundas y trascendentales. Uno de ellos, quizás el más sobresaliente por la hermosura y nobleza de su mensaje y la forma transparente como supo transmitirlo fue Jesús. Contrastes y lenguaje paradójico: Jesús ve las cosas con ojos de artista y poeta, para quien el mundo entero es una gran parábola que esconde mil verdades y sorpresas. Se ha fijado en los cuervos de color negro que ni siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y en los lirios blancos del campo, que no hilan ni tejen, pero que se visten con esplendor envidiable aun para el mismo Salomón. Jesús es además maestro de la paradoja que hace penetrar hasta el fondo en el sentido de su mensaje. Como aquella de que si tu ojo te escandaliza, sácatelo; córtate la mano o el pie si te fueren obstáculo para el Reino. El cielo y la naturaleza, los hombres con sus oficios, quehaceres y preocupaciones, todo es un gran libro donde lee Jesús con ojos de maestro de la comunicación, recogiendo elementos ilustrativos para revelarnos su mensaje. Y al así hacerlo, él mismo se revela como el Gran Comunicador. Comunicación conflictiva: el mensaje de Jesús crea siempre un desafío, por eso para muchos su comunicación es conflictiva. Esta es parte de su misión profética y de su estrategia de comunicación. He aquí algunos ejemplos: estuvo siempre confrontando a los fariseos, como hoy su evangelio confronta a los hipócritas y falsos: "¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos hipócritas...!" (Mateo 23,13-33). A la samaritana la intranquilizó, pidiéndole: "Ve a llamar a tu esposo y vuelve acá..." (Juan 4,16); a Pedro le reprochó sus expectaciones materialistas del Mesías con una frase dura que seguramente lo hizo reflexionar: "¡Aléjate de mí Satanás...!" (Marcos 8,33). Y Herodes debió comprender muy bien su mensaje de desprecio por su libertinaje e hipocresía, cuando le respondió diciendo: "¡Vayan y díganle a ese zorro...!" (Lucas 13,32). Comunicación vivencial: la comunicación de Jesús es siempre "vivencial", o como otros dirían, "existencial". Es decir, corre pareja con la vida y actividad de sus oyentes; invita a vivir el mensaje, a actuarlo y a hacerlo parte de la propia existencia. "Vengan a ver con sus propios ojos", respondió a Juan y Andrés cuando le preguntaron dónde vivía Él. Y a los discípulos de Juan el Bautista, inquietos sobre si era el Mesías, responde: "Vayan y cuéntenle a Juan lo que están viendo y oyendo. Cuéntenle que los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas" (Mateo 11,4-5). Después de estos encuentros, la vida de toda esta gente no volvió a ser la misma. Otro tanto podríamos decir de cada uno de los llamamientos a sus discípulos.


Comunicación orientada al hombre: digamos por último que toda la comunicación de Jesús estuvo orientada al hombre, en el sentido más genérico de la expresión. Todos podían sentirse como personas dignas delante de Él; desde Nicodemo, el doctor de la ley, hasta María Magdalena, de la que había sacado varios demonios; desde los niños inoportunos, hasta el ladrón de la derecha en la cruz y las mujeres que fueron primero a su tumba el día de su resurrección. A todos atiende y escucha tratando de comprender su situación; a todos comunica con oportuna sabiduría su mensaje de amor y salvación; a todos despide con palabras de perdón, salud y esperanza. Por eso el evangelio no pierde su vigencia hoy. Conserva no sólo su elocuencia comunicativa que fascina por su sencillez y claridad, si no su actualidad y valor, esto por la relevancia de sus enseñanzas y la riqueza de su mensaje. 5. Ser un buen comunicador hoy En la era de los medios de comunicación asumimos que en un mar de mensajes que compiten, lo único que importa es atraer la atención hacia el mensaje que queremos difundir. La verdad es que en todas las eras, en medio de innumerables mensajes que rivalizan, una manera segura de ser escuchado es poniendo atención a los demás. Como comunicadores perdemos la noción de una de las cosas que nos hacen más efectivos, y es la de prestar atención. A la gente le importa cuánto sabes, en la medida que ellos sepan cuánto les importas. Cuando la gente se da cuenta que tienes un interés genuino en ellos, entonces ellos escucharán lo que tienes que decir. En ocasiones pensamos que la comunicación efectiva tiene que venir de una posición de poder. La verdad es que la mejor comunicación requiere de un acercamiento sincero a las personas a quienes queremos llegar. Una de las cosas que vemos una y otra vez al estudiar las Escrituras, fue la manera en que Jesús comunicó su mensaje en términos que la gente entendía. Desde el pequeño niño hasta el líder de la sinagoga, todos podían captar sus conceptos. También asumimos que cuando nos hacen preguntas debemos dar las respuestas correctas. La verdad es que, en todas las eras, cuando queremos dar las respuestas correctas debemos hacer buenas preguntas. A través de las escrituras, vemos a Jesús haciendo preguntas, como una herramienta de enseñanza. Él involucró al oyente en el proceso de aprendizaje, haciéndole preguntas para desafiarlo a pensar. Creemos que la imagen vende y que la emoción nos salva, pero la verdad es que, la gente ansía la autenticidad. En los medios actuales de comunicación, existe una gran presión para ser como los demás, y para ocultar nuestra debilidad. La manera de enseñar de Jesús era muy diferente. Él trató de mostrar su humanidad para que los demás pudieran relacionarse y aprender de Él. Suponemos que las historias buenas decoran la comunicación efectiva añadiendo una cobertura de azúcar a los hechos. La verdad es que, las historias buenas proveen una comunicación efectiva, y los hechos significan virtualmente nada, a menos que sean parte de una historia. A todos les gustan las buenas historias, y es posible que recuerden más una historia que una lista de hechos. Un comunicador aprovecha las historias para lograr una impresión duradera en la mente de su audiencia. Pensamos que un buen comunicador hace que sucedan las cosas estando frente a una multitud. La verdad es que sin un tiempo apartado de la multitud no tenemos nada que ofrecerle. Jesús nos mostró que solo podemos ser tan buenos comunicadores como lo somos en nuestro tiempo privado. En realidad, mientras más tiempo pasamos en soledad, mejor preparados estamos para comunicarnos en público. Creemos que el éxito es conseguir lo que se quiere. La verdad es que el éxito es dar lo que tienes. Si no tenemos eso en mente, los resultados que esperamos con nuestra


comunicación jamás se alcanzarán. Es por esa razón que nuestra comunicación debe ser bien planificada. Algunos de los ámbitos en que se pueden desarrollar las habilidades comunicativas con miras a la evangelización son: Artes Gráficas: se debe conocer la Palabra de Dios y difundirla con los lenguajes y las técnicas de la prensa moderna. De esta manera el comunicador católico que conoce las maravillas obradas por Dios y su Palabra por medio de la lectura de la Sagrada Escritura, la difunde con los instrumentos, lenguajes y técnicas de la prensa moderna según la vocación de aquellos primeros comunicadores que pusieron por escrito los hechos y dichos de Jesús, como verdaderos "testigos" de lo que ellos mismos vieron, escucharon y tocaron con sus propias manos. La Radio: según la vocación de aquellos que proclamaron con su propia voz el anuncio de salvación, celebrando las maravillas de Dios, señalando el camino, la verdad y la vida, el comunicador católico escucha la Palabra de Dios y comunica la Buena Noticia con el lenguaje y las técnicas de la Radio. Cine, TV, Video: el comunicador contempla el rostro visible de Dios en Jesucristo y en los "pequeños" del reino, y lo muestra con los lenguajes y técnicas de la imagen. Porque la Palabra de Dios se hizo Carne; porque el invisible se hizo visible en Jesucristo nuestro Señor, el comunicador católico contempla el rostro y la imagen del Hijo de Dios en los misterios de su vida, en el rostro y la vida de sus fieles imitadores, los santos; y en el rostro y la vida de los todos los excluidos; de los "pequeños" del evangelio que nos exigen la caridad de Cristo y la esperanza de la fe, y presenta este "Rostro" con el lenguaje, las técnicas y los instrumentos actuales de procesamiento y presentación de la imagen en el Cine, el Video, la TV., etc. La Informática: el comunicador pone solidariamente en comunicación a las personas del mundo entero, utilizando los recursos tecnológicos más avanzados. Porque el Dios invisible se hace en su Hijo amado Jesucristo, imagen, voz y palabra, el comunicador católico celebra y utiliza con creatividad los avances de la tecnología interactiva que permite a través de la informática, presentar la Buena Noticia de Jesucristo con textos escritos, imágenes y sonido. La comunicación como profesión: los apóstoles, evangelistas, misioneros, catequistas y buenos cristianos usaron creativamente siempre todos los medios posibles, para comunicar la Buena Noticia de Jesús, el comunicador católico discierne el uso de todos los medios de comunicación posibles, especializándose según sus propios dones y vocación, para usar de estos Medios de manera profesional y adecuada, en el servicio de la Iglesia, responsable de comunicar a todas las naciones la Buena Noticia de Jesús.


6. El comunicador integral y las TIC’S La llamada "revolución digital" es el proceso mediante el cual las imágenes, los textos y los sonidos convergen en un lenguaje único para todos los medios masivos: el digital; llamado así porque se basa en el lenguaje binario de las computadoras. Es así como en esta nueva “era digitalizada” o sociedad de la información, han convergido las nuevas tecnologías de la comunicación y la información siendo éstas las principales protagonistas de la emergente sociedad globalizada. El comunicador integral debe desarrollar nuevas competencias que le permitan responder a los cambios tecnológicos de la época, partiendo de la idea que lo fundamental para los comunicadores en este nuevo proceso es: adaptarse y aprender a manejar e interpretar los nuevos lenguajes y códigos procedentes en el intercambio de la información que emana de esta nueva tecnología. Debido a la implementación de las nuevas tecnologías es necesario trabajar en una formación adecuada para la sociedad del conocimiento y la información, especialmente en el desarrollo, planeación y evaluación de programas integrales de comunicación de la era digital. Se debe trabajar en una propuesta educativa que cambie la orientación que se le ha dado hasta ahora a las comunicaciones. Desde hace algunos años algunos centros educativos han decidido darle un nuevo enfoque al perfil del comunicador social: “el comunicador digital”. Hace parte importante de esta formación el darle prioridad a la Internet, pues dentro de la actual sociedad de redes, éste medio es fundamental, ya que ha alterado el entorno y la vida en comunidad. No obstante, aunque es importante que a nivel educativo las instituciones cambien los contenidos de los programas ofrecidos a los nuevos comunicadores sociales, es más importante aún que dichos contenidos tengan en cuenta las nuevas maneras en que los comunicadores deben crear, leer y adoptar los nuevos lenguajes de las TIC’S. Los estudiantes de comunicación inmersos en esta nueva era de tecnologías digitales tienen como reto, más que apropiarse del uso de las nuevas técnicas de comunicación: adoptar una comprensión y un uso de los lenguajes y de los nuevos códigos que dicha tecnología trae consigo. Esto sin olvidar la competencia histórica, la cual propone que los jóvenes no deben dejar de lado la historia y al contrario deben rescatar los nexos entre tecnologías, formatos, narrativas, géneros. Otro aspecto formativo a considerar es la competencia lógico-simbólica la cual sugiere que los jóvenes comunicadores de hoy deben adquirir conocimientos acerca de los nuevos tipos de lógicas simbólicas que vienen de la lógica matemática. En suma, los comunicadores no necesariamente deben ser expertos en el manejo de las nuevas tecnologías, pero sí deben apropiarlas en un plano de experimentación estético, para que puedan ser hacedores de nuevas y mejores formas de comunicar. Los llamados “saberes estéticos” son aquellas competencias que deben manejar los comunicadores las cuales les permiten modificar el curso de la era mercantil y capitalista que trae consigo la implementación y difusión de las nuevas tecnologías. Dado que cierto tipo de producción audiovisual y multimedia contemporánea guarda una pretensión monetaria, es necesario que sea el comunicador el que se encargue de limitar este aspecto, profundizando en lo estético de aquella creación tecnológica. Nuestra época actual es llamada la era de las redes sociales, esto gracias a las crecientes tendencias mundiales a la integración y a la globalización, las cuales generan culturas emergentes de cambio y reconocimiento de las demás culturas y personas en general, creando así nuevas redes de personas, que sin estos fenómenos no habrían llegado a existir. Por ello es fundamental para los


comunicadores explorar este nuevo modo de lazo social surgido gracias a la aparición de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Este nuevo tipo de lazo social debe ser estudiado y analizado por los comunicadores sociales de hoy, ya que se ha convertido en un modo estratégico de lograr nueva interacción y potencialidad social. El comunicador social, dentro de sus habilidades y capacidades, debe identificar estas redes, mediar e interactuar con ellas, pues son en cierta medida, materia prima para sus gestiones de cara a las nuevas tendencias mundiales en tecnóloga e información. Las TIC´S, su manejo y conocimiento, son cada vez más necesarios para los procesos que involucren un trabajo trans-disciplinar, como la comunicación, pues éstos requieres de diversas habilidades por y para su eficaz funcionamiento y además apuntan hacia diferentes tipos de labores. Sumado a esto, se debe estar en un constante proceso de actualizaciones, por lo cual, los comunicadores tienen un valor agregado ante los demás profesionales, ya que, gracias a estos procesos se habilita para solucionar problemas y necesidades emergentes. La academia debe estar en la capacidad de instruir y habilitar a sus estudiantes para que usen las TIC´S no sólo como herramientas a su alcance, sino como un componente más de sus saberes y habilidades. Sin embargo, la formación del comunicador integral, orientado hacia las nuevas tecnologías de información y comunicación no es responsabilidad absoluta de la academia. Gracias a la experiencia laboral se adquieren nuevos e importantes conocimientos supremamente útiles para la vida profesional de los comunicadores. Tanto la instrucción académica como la experiencia laboral de los comunicadores deben estar enfocadas, aunque no en su totalidad, al correcto manejo e implementación de las TIC´S como un valor agregado a la formación y como elementos, herramientas y componentes fundamentales de los saberes prácticos y teóricos de los comunicadores sociales de la nueva era digital e informática.


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