Reflexiones sobre el perdón Ante el conflicto armado colombiano Francisco de Roux Enero 2013 Introducción Agradezco la invitación de la Decana de Psicología Blanca Patricia Ballesteros de Valderrama a decir unas palabras sobre el perdón ante la Facultad que se ha distinguido en los últimos años por comprendernos como sujetos y ciudadanos, de derechos y deberes, en nuestra sociedad. La crisis espiritual Estoy convencido que la crisis colombiana es ante todo una crisis del espíritu. Una crisis que nos ha vaciado de sentido. Ha vaciado de sentido a la religión, ha vaciado de sentido a la educación a todos los niveles, incluida por supuesto la Universidad pública y privada; ha vaciado de sentido la política y la cultura. Esto permite entender que llevemos ya cincuenta años de una guerra absurda y bárbara, que vulnera lo más hondo de nosotros mismos, aunque tengamos la frescura de continuar los negocios y las cátedras, los rituales litúrgicos y la vida profesional, como si las masacres de Bojayá y Mapiripán, la Chiquita y la Gabarra, y los 5 millones de desplazados no fueran parte y responsabilidad de todos nosotros. Personalmente me ha hecho sentido entender esta crisis del espíritu como una crisis de dignidad humana. Crisis del valor de nosotros mismos como seres humanos en Colombia. Porque al repasar las formas como nosotros explicamos lo que nos ha pasado en conferencias, seminarios, cursos académicos, discursos, libros y tesis doctorales, se me han caído todas las explicaciones teológicas y religiosas, todas las explicaciones políticas, todas las justificaciones ideológicas o razones científicas. Me quedó solamente la dignidad humana. Nuestra dignidad vulnerada. La conciencia profunda de que hemos renunciado a nuestra propia grandeza, perplejos y sometidos ante la barbarie.