Un nuevo comienzo by Ediciones Khaf GELV

Los rostros del mal INSTITUTO U. CIENCIAS DE LAS RELIGIONES

Los rostros de Dios SANTIAGO MONTERO (COORDINADOR)

Un nuevo comienzo

Emili Turú José Manuel Vidal

La lógica del don FRANCESC TORRALBA

Espiritualidad renovada para el s. XXI

A vueltas con Dios en tiempos complejos (conversaciones con G. Vattimo) JOSÉ MIGUEL NÚÑEZ

Dios y la guerra JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ SOTO

«para otras personas que sueñan, como nosotros, con un mundo más fraternal y justo»

¿Por qué Pierre Anthon debería bajar del ciruelo? (Interioridad y sentido)

En este año 2017, los Maristas celebran el bicentenario de su fundación. Una celebración que se ha distribuido a lo largo de tres años (…) Para motivar y acompañar cada uno de estos años, el H. Emili Turú, como Superior general, escribió una serie de cartas a los Maristas de Champagnat (es decir, a hermanos, y laicos y laicas maristas). Compartimos hoy estas cartas con un público más grande, con la esperanza de que puedan ser de inspiración para otras personas que sueñan, como nosotros, con un mundo más fraternal y justo, y que desean que nuestra Iglesia sea, cada día más, una comunidad de rostro mariano.

FRANCESC TORRALBA

Consumidores consumidos (Juventud y cultura consumista) JUAN Mª GONZÁLEZ-ANLEO

Misión compartida. ¿Unidos o hundidos? (Laicos, monjes y pobres)

José Manuel Vidal, el encargado de la segunda parte del libro, escrita desde un contexto social y eclesial determinado, y pensando en algunos grupos de personas en particular, nos ayuda a poner nombres y rostros concretos a las mil situaciones que nos encontramos en el día a día, y a dejarnos cuestionar por ellas.

Mª PAZ LÓPEZ SANTOS

Un nuevo comienzo (Espiritualidad renovada para el s. XXI) EMILI TURÚ – JOSÉ MANUEL VIDAL

> colección Expresar Religioso

Emili Turú · José Manuel Vidal

MIREN JUNKAL GUEVARA

Un nuevo comienzo

Los apócrifos posmodernos

Emili Turú José Manuel Vidal

EMILI TURÚ El hermano Emili Turú Rofes nació en 1955 en Barcelona (Cataluña, España). Vivió toda su infancia en Marçà, Tarragona. Es el más joven de cinco hermanos. Inició su vida marista en Llinars del Vallès, en el año 1968. Realizó el Noviciado en Santa María de les Avellanes. Emitió sus primeros votos en 1975 y sus votos perpetuos en 1982. Obtuvo el título de profesor de enseñanza primaria en la Escuela Universitaria Cardenal Cisneros de Alcalá de Henares. Es maestro de catalán por la Universidad Autónoma de Barcelona y Licenciado en Teología (Antropología Teológica) por el Teresianum de Roma. Ejerció como Delegado de Pastoral, Delegado de Educación y Provincial de la entonces provincia marista de Cataluña. Lleva dieciséis años al servicio del Instituto Marista en la Casa General de Roma, primero como consejero general y, luego, durante los últimos ocho años, como superior general. Su facilidad para las comunicaciones y el dominio de varias lenguas le ha permitido adaptarse con facilidad a las nuevas tecnologías y contactar con el mundo marista para dinamizar la misión del hermano en el mundo de hoy.

JOSÉ MANUEL VIDAL (Sobrado del Obispo, 1952), licenciado en Teología y en Sociología y doctorado en Ciencias de la Información, es director de Religión Digital (www.religiondigital. com) y corresponsal religioso del diario El Mundo. Autor de diversas obras sobre temática religiosa, colabora con diferentes publicaciones nacionales e internacionales.

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UN NUEVO COMIENZO ESPIRITUALIDAD RENOVADA PARA EL SIGLO XXI

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EMILI TURÚ y JOSÉ MANUEL VIDAL

Un nuevo comienzo espiritualidad renovada para el siglo xxi

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dirección editorial Juan Pedro Castellano edición Isabel Izquierdo proyecto visual y dirección de arte Departamento de Diseño GE diseño de colección Mariano Sarmiento fotografía Thinkstock, Age Fotostock, Archivo fotográfico del Instituto Marista, Conor Ashleigh impresión Edelvives Talleres Gráficos. Certificado ISO 9001 Impreso en Zaragoza, España depósito legal: Z 1475-2017

Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917021970 / 932720447).

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PRESENTACIÓN

En este año 2017, los Maristas estamos celebrando el bicentenario de nuestra fundación. Una celebración que hemos distribuido a lo largo de tres años, porque queríamos que fuera algo más que pirotecnia de un momento. Por eso, cada año ha estado dedicado a uno de los grandes ejes de nuestra vida, de la mano de imágenes tomadas de nuestra tradición: 2015, año Montagne (misión); 2016, año Fourvière (comunión); 2017, año La Valla (espiritualidad). El lema global para los tres años está siendo: Un nuevo comienzo. Hemos puesto el acento, por tanto, más en el tercer centenario que se abre que en una mirada nostálgica al pasado. Para motivar y acompañar cada uno de estos años, escribí una serie de cartas a los Maristas de Champagnat (es decir, a hermanos, y laicos y laicas maristas). Con toda sencillez, compartimos hoy estas cartas con un público más grande, con la esperanza de que puedan ser de inspiración para otras personas que sueñan, como nosotros, con un mundo más fraternal y justo, y que desean que nuestra Iglesia sea, cada día más, una comunidad de rostro mariano.

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Al escribir estas cartas tuve que tener presente que iban a ser traducidas a otras lenguas y que iban a ser leídas en los 81 países de los cinco continentes donde estamos presentes. Tenía que adoptar, por tanto, un lenguaje sencillo sin renunciar a la profundidad, y ser lo suficientemente general en los planteamientos para que todas las culturas pudieran reconocerse en estos escritos. Edelvives, sello de larga tradición marista, ha querido contribuir a la celebración del bicentenario con la publicación de las cartas. Para ello, me pusieron en contacto con José Manuel Vidal. En diálogo con él, me di cuenta de que mis textos, muy generales por opción, se beneficiarían de un aterrizaje más concreto. Y ahí es donde le propuse que él se encargara de una segunda parte del libro, escrita desde un contexto social y eclesial determinado, y pensando en algunos grupos de personas en particular. Y eso es lo que ha hecho José Manuel, partiendo de la vida y compartiendo incluso intimidad. Con la pasión por Dios y por la humanidad que le caracteriza, nos ayuda a poner nombres y rostros concretos a las mil situaciones que nos encontramos en el día a día de nuestras vidas, y a dejarnos cuestionar por ellas. Creo que es hermoso que este, que podía haberse quedado en un libro de sacristía marista, sea ahora un libro escrito a dos manos. Dice el Papa que, para la construcción de la unidad, tanto en la acción pastoral como política, «el modelo no es la esfera, que no es superior a las partes, donde cada punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y otros. El modelo es el poliedro, que refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan su originalidad» (Evangelii Gaudium 236).

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En vuestras manos, pues, un libro poliédrico, ya que, como diría Hans Urs von Balthasar, «la verdad es sinfónica». Agradezco a José Manuel Vidal su contribución a esta sinfonía inacabada… y a Edelvives que, con la calidad a la que nos tiene acostumbrados, la ha sabido interpretar. H. Emili TURÚ Roma, 15 de agosto de 2017, Fiesta de la Asunción de María

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PRELUDIO

asomarse al pozo

Dicen (y dicen bien) que la infancia es la patria de la vida. Quizás por eso, me gusta imaginar el pozo de Jacob como el que había en mi casa cuando era pequeño. Poco profundo, de aguas limpias y frescas, con su balde y su roldana, y a la sombra de una higuera. Al mediodía, cansado de trabajar, mi padre se acercaba a él, miraba el agua, cogía suavemente el balde, lo colocaba en el centro del pozo, lo bajaba con gestos precisos, lo llenaba sin rebosar, lo subía con la misma cadencia y con la mano izquierda lo acercaba a la piedra del brocal y sobre ella lo depositaba un momento. Después, lo cogía con la mano derecha mientras nos llamaba a mi hermano y a mí para que fuésemos los primeros en saciar la sed. Como no llegábamos al brocal, cogía el balde, lo ponía a nuestro nivel y nos lo ofrecía. Mientras bebíamos a toda prisa y con ansia, siempre nos advertía: «Despacio, despacio, que no se acaba». Inútil. Nosotros bebíamos a borbotones y, enseguida, nos saciábamos. Él, en cambio, bebía sin prisa. Como en un ritual. Saboreando cada sorbo, metía la cabeza dentro del balde y bebía pausada

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y rítmicamente. Tras saciarse, vertía el agua que quedaba a las plantas que crecían alrededor del pozo. Para no perder ni una gota. Y eso que en el pozo manaba agua abundante. Nos sentábamos los tres en un asiento de piedra al lado del brocal, desde el que sentíamos el frescor que salía del pozo y la ternura de mi padre que, cansado y todo, jugaba con nosotros, se dejaba besar y quitar la gorra. Y cuando había un poco de tiempo, antes de que mi madre sirviese la comida, se ponía a contarnos algunas escenas de las dos únicas películas que había visto en su vida: ¡Qué verde era mi valle! y El hombre de la máscara de hierro. Siempre imagino el encuentro de Jesús y la samaritana al borde de ese pozo, del pozo de mi infancia. Aunque aquel, el pozo de Jacob estuviese a miles de kilómetros y no tuviese roldana, pero sí, quizás, higuera. Allí había encontrado Jacob a su mujer Raquel. Allí, Jesús de Nazaret, el judío, rompió las convenciones sociales, que le prohibían relacionarse con los samaritanos (y menos, con una mujer), para entablar diálogo con la samaritana y ofrecerle el «agua viva». Imagino a la mujer de Samaria primero desconfiada y, después, rendida ante los encantos de aquel profeta judío, que le ofrecía el milagro de saciar su sed para siempre. Jesús le contestó: —El que bebe agua de esta vuelve a tener sed; el que beba el agua que yo voy a dar nunca más tendrá sed: porque esa agua se le convertirá dentro en un manantial que salta dando una vida sin término. La mujer dijo: —Señor, dame de esa agua; así no tendré más sed ni tendré que venir aquí a sacarla. Ev. Juan 4,13-15

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Palpitando de ternura, como mi corazón de niño, cuando bebía en el balde del pozo, mientras mi padre lo sujetaba. Palpitando de ternura, pero también con temor y temblor me acerco al pozo bicentenario del carisma y de la espiritualidad de los Hermanos Maristas. Me asomo a él descalzo, como el que pisa tierra sagrada. Me acerco a su mística con la frescura del neófito, con mariposas en el estómago y con la delicadeza del amante en las yemas de los dedos. Confieso que conocía muy poco y muy por encima la mística marista, salvo cuatro cosas de su fundador Champagnat y algún recuerdo lejano de infancia de los «frailes del babero», como les llamábamos en Ourense por el rabat, una especie de babero blanco con dos tiras, que ya apenas llevaban en aquella época. Por eso, al acercarme a su pozo y comenzar a beber el agua de su espiritualidad con la calma de mi padre me he llevado una enorme sorpresa. Es agua fresca, clara y limpia, que puede saciar la sed de Dios de la gente que, como yo, sigue en búsqueda. Una espiritualidad auténtica, sencilla, en salida, llena de imágenes que hablan por sí solas, que esponja el corazón y refresca el alma. Pura agua virgen. Al lado del pozo de Jacob y del de mi infancia, el hermano Emili Turú, superior general de los Maristas, hunde su balde en el pozo de la mística bicentenaria de su congregación. Y nos sirve, en la primera parte de este libro, el agua fresca de su espiritualidad, que conserva toda su frescura. Y, como mi padre cuando era pequeño, me invita a saborearla a pequeños tragos. Después, sentados junto al brocal del pozo marista, me pide un esfuerzo más: que, con el descaro del neófito, intente servir su agua a jóvenes, padres, ancianos y descartados. Su agua servida en mi propio balde.

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Me pide el hermano marista concretar su potente marco espiritual en cuatro colectivos, que abarcan los sectores privilegiados de su carisma y las distintas etapas de la vida de la gente en búsqueda. ¿Puede la espiritualidad marista saciar la sed espiritual y dar sentido a las vidas de jóvenes, padres, ancianos y descartados de hoy? ¿Puede ayudar a plantear preguntas y buscar respuestas esta espiritualidad que habla con metáforas tan potentes como la tienda, el delantal, la danza de la misión, la casa de la luz o la revolución de la ternura? Mi aportación al balde rebosante de la espiritualidad marista es humilde y sencilla. Consiste en probar esa agua fresca y pasarla por mi tamiz vital de laico (que antes fue clérigo), de padre de familia, de nómada digital, que tiene la responsabilidad y el privilegio de dirigir Religión Digital, la web de referencia de la información religiosa en castellano y rompeolas de búsquedas religiosas y espiritualidades. Desde la atalaya de una vida dedicada a la Iglesia (primero como cura y, después como periodista) y de la experiencia de casi veinte años al frente de RD, una especie de parroquia virtual con más de cinco millones de visitas mensuales, donde recibo a diario cientos de súplicas, experiencias, peticiones, consejos… de todo tipo y condición y desde los cuatro puntos del planeta. Desde ahí, comparto mis vivencias espirituales, pasadas por el balde de los maristas y la roldana del papa Francisco. Porque recuerdo como si fuera hoy lo que el Papa me dijo, cuando me recibió en Santa Marta, el 15 de septiembre de 2015: «Utiliza tu web para hablar de la ternura de Dios y de una Iglesia que quiere ser madre».

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Espoleada por este papa de la revolución del Evangelio, mucha gente se ha puesto de nuevo en búsqueda, en camino, en proceso, en salida. Y pueden encontrar respuestas en el pozo de los maristas y de Bergoglio. Porque hasta en eso me parece actual la espiritualidad de los Hermanos de Marcelino Champagnat: Conecta perfectamente con la nueva primavera de Francisco. Estamos en un momento de gracia, un kairós. Una oportunidad quizás corta. Desaprovecharla sería de necios. Dejarla pasar, imperdonable. De sabios es que, como seguidores de Jesús, nos subamos a su carro, nos unamos a la bola de nieve ilusionante que puso en marcha y aportemos al río de la historia nuestro propio sorbito de espiritualidad. Siempre que lo llevemos dentro, como en el cuento anónimo El anciano sabio.

Había una vez un anciano que pasaba los días sentado junto a un pozo a la entrada de un pueblo. Un día, un joven se le acercó y le preguntó: —Hola, anciano. Nunca he venido por estos lugares. ¿Cómo son los habitantes de esta ciudad? El anciano le respondió con otra pregunta: —¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de la que vienes? El joven contestó: —Egoístas y malvados, por eso me he sentido contento de haber salido de allí. —Pues los habitantes de esta ciudad también son así, egoístas y malvados —le respondió el anciano. Un poco después, otro joven se acercó al anciano y le hizo la misma pregunta: —Hola, anciano, acabo de llegar a este lugar. ¿Cómo son los habitantes de esta ciudad? El anciano, de nuevo, le contestó con la misma pregunta:

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—¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de donde vienes? —Eran buenos, generosos, hospitalarios y trabajadores. Tenía tantos amigos que me ha costado mucho separarme de ellos. —También los habitantes de esta ciudad son así —respondió el anciano. Un hombre de la ciudad, que había llevado sus animales a abrevar con agua al pozo y que había escuchado la conversación, en cuanto el joven se alejó, le dijo al anciano: —¿Cómo puedes dar dos respuestas completamente diferentes a la misma pregunta hecha por dos personas? —Mira —le respondió el anciano—, cada uno lleva el universo en su corazón. Quien no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo hallará aquí. En cambio, aquel que tenía amigos en su ciudad encontrará también aquí amigos leales y fieles. Porque las personas son lo que encuentran en sí mismas; encuentran siempre lo que esperan encontrar.

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Los rostros del mal INSTITUTO U. CIENCIAS DE LAS RELIGIONES

Los rostros de Dios SANTIAGO MONTERO (COORDINADOR)

Un nuevo comienzo

Emili Turú José Manuel Vidal

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A vueltas con Dios en tiempos complejos (conversaciones con G. Vattimo) JOSÉ MIGUEL NÚÑEZ

Dios y la guerra JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ SOTO

¿Por qué Pierre Anthon debería bajar del ciruelo? (Interioridad y sentido)

«para otras personas que sueñan, como nosotros, con un mundo más fraternal y justo»

En este año 2017, los Maristas celebran el bicentenario de su fundación. Una celebración que se ha distribuido a lo largo de tres años (…) Para motivar y acompañar cada uno de estos años, el H. Emili Turú, como superior general, escribió una serie de cartas a los Maristas de Champagnat (es decir, a hermanos, y laicos y laicas maristas). Compartimos hoy estas cartas con un público más grande, con la esperanza de que puedan ser de inspiración para otras personas...

FRANCESC TORRALBA

Consumidores consumidos (Juventud y cultura consumista)

JUAN Mª GONZÁLEZ-ANLEO

Misión compartida. ¿Unidos o hundidos? (Laicos, monjes y pobres) Mª PAZ LÓPEZ SANTOS

Un nuevo comienzo (Espiritualidad renovada para el s. XXI) EMILI TURÚ – JOSÉ MANUEL VIDAL

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Emili Turú · José Manuel Vidal

MIREN JUNKAL GUEVARA

Un nuevo comienzo

Los apócrifos posmodernos

Emili Turú José Manuel Vidal

JOSÉ MANUEL VIDAL (Sobrado del Obispo, 1952), licenciado en Teología y en Sociología y doctorado en Ciencias de la Información, es director de Religión Digital (www.religiondigital.com) y corresponsal religioso del diario El Mundo. Autor de diversas obras sobre temática religiosa, colabora con diferentes publicaciones nacionales e internacionales.

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