El coach escolar es una persona formada conceptual y prácticamente, que ha demostrado eficacia en sus funciones (es un experto), tiene un espíritu de pionero y no solo de colono, propone la formación teórica después de las necesidades que plantea el enfrentamiento a retos concretos, hace pensar estratégicamente según las situaciones que se van a vivir y acompaña sin absorber ni suplir. El sistema de coaching implica en el formador una experiencia actualizada y documentada en los procesos que asesora, un conocimiento profundo de los resortes conductuales, estilos de aprendizaje y respeto a los ritmos de vida. La persona formada en este enfoque tiene como característica inicial la fortaleza para desaprender patrones rígidos y psicoescleróticos, además de profunda humildad para aprender y cuestionar.
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Aprender haciendo
«Los analfabetos del siglo xxi no serán aquellos que no sepan leer o escribir, sino los que no puedan aprender, desaprender y volver a aprender» (Toffler, 1970)
Isauro Blanco
ApH
Aprender haciendo Coaching escolar estratégico Isauro Blanco
CI 162134
APRENDER HACIENDO COACHING ESCOLAR ESTRATÉGICO
A todos mis maestros: desde mis padres hasta mis alumnos, fuente inagotable de aprendizaje.
ISAURO BLANCO
Aprender haciendo coaching escolar estratĂŠgico
isbn 978-84-15995-27-2 © 2018-Ediciones Khaf Grupo Editorial Luis Vives Xaudaró, 25 28034 Madrid - España tel 913 344 883 - fax 913 344 893 www.edicioneskhaf.es
dirección editorial Juan Pedro Castellano edición María Victoria Hernández proyecto visual y dirección de arte Departamento de Diseño GE diseño de colección Mariano Sarmiento impresión Edelvives Talleres Gráficos. Certificado ISO 9001 Impreso en Zaragoza, España depósito legal: Z 1734-2018
Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917021970 / 932720447).
INTRODUCCIÓN
concepto de coaching: aprender haciendo El coach es un entrenador que desarrolla talentos, enseña estrategias, forma equipos, despierta actitudes proactivas y establece un puente directo entre el entrenamiento y la vida real: una metáfora perfecta para el mundo educativo en sus funciones directivas y formativas. La formación de puestos directivos y profesores se esteriliza cuando se limita a procesos teórico-conceptuales que pueden ser aprendidos en libros o en Internet. Durante mucho tiempo, el director o el profesor, sobre todo de secundaria y bachillerato, ha desarrollado sus recursos profesionales mediante el camino del ensayo-error, asistemático en la mayoría de los casos. La otra vía de aprendizaje ha sido la repetición de modelos o conductas similares a la nuestra; en este caso normalmente no hay evolución sino procesos adaptativos que traicionan la atención a la realidad. El coach escolar es una persona formada conceptual y prácticamente, que ha demostrado eficacia en sus funciones (es un experto), tiene un espíritu de pionero y no solo de colono, propone la formación teórica después de las necesidades que plantea el enfrentamiento a retos concretos, hace pensar estratégicamente según las situaciones que se van a vivir y acompaña sin absorber ni suplir. El sistema de coaching implica en el formador una experiencia actualizada y documentada en los procesos que asesora, un conocimiento profundo de los resortes conductuales, estilos de aprendizaje y respeto a los ritmos de vida. La persona formada en este enfoque tiene como característica inicial la fortaleza para desaprender patrones rígidos y psicoescleróticos, además de una profunda humildad para aprender y cuestionar.
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Los mejores sistemas educativos del mundo comprueban que esta forma de educación para los adultos es la más efectiva; el benchmarking más elemental nos debería abrir los ojos. La sabiduría antigua nos alerta desde hace siglos en este proverbio chino, es tiempo de vivirla: «Olvido lo que escucho. Recuerdo lo que veo. Aprendo lo que hago».
organización del libro Existen dos partes en la obra: La primera parte (capítulos 1-4) se fundamenta en el principio de que el coach necesita mejorar como persona para que sus intervenciones no sufran sabotajes inconscientes contrarios a sus intenciones. Para lograr este objetivo, se aportan herramientas de autoconocimiento como primer paso para un proceso de mejora continua. Al mismo tiempo, esos recursos se utilizan para fomentar el conocimiento de las otras personas y, así, iniciar la transformación interior. Esta es la base para tener profesores con sintonía interior que permita un trabajo educativo eficaz. Igualmente, los elementos presentados facilitan la integración de equipos de trabajo armónicos. La segunda parte (capítulos 5-7) se centra en la aportación de herramientas prácticas para realizar la función del coaching: la comunicación efectiva y la sintaxis del inconsciente. Establece las fases y las técnicas para el coaching, para terminar con la intervención en el aula. Los elementos para realizar un adecuado seguimiento de los profesores en el proceso educativo aparecen en una rúbrica que sirve de guía para la observación y el acompañamiento.
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1. COACHING ESCOLAR ESTRATÉGICO: ¿PARA QUÉ?
el coaching situacional El coaching ha adquirido recientemente una enorme difusión en todas las áreas del quehacer humano por las posibilidades de aplicación que tiene y por el grado de efectividad, dado que es un aprendizaje integral; en él se combinan la claridad conceptual con la práctica supervisada, la utilización de conceptos y la inclusión de valores y actitudes. Esta obra se centra en la formación de profesores y directores escolares a través del coaching sobre un tándem formado por un ideario antropológico, filosófico y pedagógico —por un lado— y, por otro, la práctica docente y una serie de aplicaciones que permiten una metodología coherente y consistente. El sistema de coaching aquí expuesto se llama Coaching escolar estratégico. Es el fruto de extensas investigaciones y prácticas en aulas con profesores de preescolar a universidad desde finales de la década de 1970. Las experiencias acumuladas en varios países permiten una visión global y amplia. Para enfrentar situaciones nuevas o complejas, la estrategia prima sobre el programa, el cual establece una secuencia de acciones para ser ejecutadas sin variación en un ambiente estable; en cuanto las condiciones exteriores se modifican, el programa se bloquea. La estrategia elabora un escenario de acción basado en la consideración de certezas e incertidumbre, probabilidades y riesgos. «La estrategia, como el aprendizaje, es una navegación en el mar de las incertidumbres con algunas islas de certeza» (Morin, 1999). En la educación existe una búsqueda de horizontes educativos que fomenta la investigación y la creatividad en todas las áreas de la vida
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escolar. Ahora más que nunca existe una abundancia de propuestas que es imposible digerir y menos condensar para su correcta aplicación. Muchas instituciones con gran ambición educativa abren sus puertas a la innovación sin criterio, basándose en el principio de que «lo último es lo mejor». Tanto el exceso de opciones como la falta de opciones suelen llegar al mismo destino: confusión, inoperancia, estancamiento, cansancio… Es fundamental que las escuelas tengan una columna vertebral que permita aceptar ideas, metodologías o materiales que sean coherentes con su carisma o ideario pedagógico. Si no lo hacen, viajan de la rigidez al caos. Otro error común en las escuelas actuales es considerar que una metodología, un libro o una idea es suficiente para producir la excelencia educativa. He escuchado a autores decir que crean libros, métodos o materiales «a prueba de profesores», acusando una decepción sobre el trabajo de los maestros o de los padres. Ciertamente, primero es necesario estructurar un programa o un modelo educativo eficiente, pero eso es solo el principio. Son las personas las que marcan la diferencia. Por esa razón, este enfoque de coaching considera los dos polos de desarrollo: el modelo y el maestro. El director o coordinador escolar se convierte en el facilitador y garante de que los dos elementos del tándem se armonicen con éxito. El coaching escolar es la herramienta para integrar todos los factores.
el paradigma, el mapa y el territorio La mente humana tiene una tendencia natural a escudriñar el mundo interior y exterior, de donde obtiene información para convertirla en conocimiento. Cuando los datos son cuantiosos, simultáneos o diversificados, el procesamiento es complejo y la mente está expuesta a equívocos, confusión o bloqueo. Con el fin de organizar la información abundante o diversificada, el ser humano realiza generalizaciones o clasificaciones que permiten
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gestionar datos de forma adecuada y evitar los riesgos enunciados anteriormente: el equívoco, la confusión o el bloqueo. Thomas Kuhn (1922-1996) publicó en 1962 The Structure of Scientific Revolutions. Esta obra divulgó el término de paradigma para designar las ideas compartidas por una comunidad científica; también se define como un ejemplo o modelo para hacer algo. Otra forma de entender el concepto de paradigma es como el sistema de reglas que permite resolver un problema. Un cambio de paradigma se da cuando cambiamos los sistemas de reglas. Los paradigmas funcionan como filtros de los datos que llegan a la mente: los que concuerdan con la mente del científico pasan estos filtros, sin embargo, los que no coinciden con las expectativas quedan en un punto ciego. De hecho, cuanto más excepcional es un dato, más difícil resulta captarlo: por esta naturaleza del paradigma, mucha información puede quedar invisible, sin importar la relevancia u oportunidad que representa. Simplemente, esos datos no existen. Kuhn analizó, sobre todo, el pensamiento científico fundamentado en hechos medibles, observables físicamente. Imaginemos lo que sucede en situaciones más intangibles como la educación o la realidad emocional, social de los seres humanos: los filtros o paradigmas dejan fuera de nuestra visión a muchos más elementos de la realidad. Con frecuencia actuamos en base a modelos mentales, filtros o paradigmas que son generalizaciones. Estos nos facilitan el trabajo de percepción, interpretación y actuación sobre una realidad, pues definen lo que es importante o no de una determinada área de percepción. El problema es que, con frecuencia, el paradigma que facilita el proceso de una información o fenómeno limita la captación integral o específica de ese mismo hecho, pues el filtro puede cancelar algunas propiedades o detalles importantes de la realidad cambiante. La ceguera que provocan los paradigmas inhibe la visión creativa de soluciones a problemas antiguos, afecta la forma en que elaboramos juicios o tomamos decisiones, pues nos estamos refiriendo a las
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percepciones de la realidad. Igualmente, el filtro de los paradigmas impide ver cambios en la realidad, detalles relevantes que hacen muy diferente una situación conocida. Esta ceguera se produce porque un paradigma se convierte en «el paradigma»: la única forma de hacer algo. La innovación surge cuando se cuestionan paradigmas, se mira más allá de las fronteras de los problemas para descubrir nuevos mundos de solución. Así surgieron las computadoras, los smartphones, las redes sociales y todos los inventos revolucionarios que disfrutamos actualmente. La evolución suele ser lineal, la revolución modifica el modelo de forma lateral. Cuando se presenta una innovación, todos los elementos anteriores regresan al punto cero, que se llama obsolescencia: solo falta observar lo que hizo el transistor al tubo de vacío o la computadora a la máquina de escribir. ¿Dónde está el carruaje de caballos frente al automóvil y más recientemente, el fax, el correo tradicional, el casete, el VHS y tantos «éxitos» comerciales de hace poco tiempo? La obsolescencia consiste en que un nuevo elemento invalida éxitos pasados. Un cambio de paradigma involucra una fuerte dosis de valor, porque implica revisar algunos criterios establecidos y aceptados por una gran mayoría que ha «comprobado» la eficacia de lo que hacen, en la forma en que lo hacen. Así fue como los grandes navegantes españoles, portugueses e ingleses cambiaron el paradigma de la geografía y descubrieron nuevos territorios y rutas comerciales; los mapas ya nunca fueron iguales. Galileo, en el Renacimiento, modificó la forma de ver el universo y corrió peligro de muerte por cuestionar sistemas que involucraban incluso el mundo de la fe. La innovación es asunto de pioneros. Unos pocos. Las grandes mayorías son colonos de un paradigma que no ofrece dudas ni representa peligro porque antes un pionero hizo su trabajo. En educación, los pioneros van al frente, reconocen las oportunidades o las necesidades antes que los demás. Los pioneros son considerados como arriesgados, mientras que los colonos entran en la categoría de la «sensatez». Los pioneros no siempre tienen datos concretos como prueba
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de su visión, sus mapas tienen elementos de incertidumbre ante los mapas detallados y comprobados que solicitan los colonos intelectuales. En todas las innovaciones o cambio de paradigmas, la intuición es el proceso intelectual dominante: capacidad de tomar decisiones acertadas con poca información. Kuhn (1962) llamaba a esa intuición «acto de fe». Como herramienta cognitiva, la intuición aun hoy es cuestionada y puesta en categorías inferiores del razonamiento y de las funciones intelectuales. «El mapa no es el territorio», afirmó Alfred Korzybski (1933) —padre de la semiótica actual— para confirmar que nuestra realidad no es la realidad en sí, sino una representación que tenemos en nuestra mente sobre la realidad. Por esta razón perceptiva tenemos diferencias de juicio, apreciación y las conductas derivadas. Un conflicto equivale a una conflagración de mapas sobre una misma realidad donde cada persona cree tener la razón y considera que la otra persona es tan ciega que no puede captar «la realidad objetiva». El supuesto origen de la frase de Korzybski se remonta a la Primera Guerra Mundial, cuando el autor acompañado por el batallón que lideraba cayó en una zanja que no figuraba en ninguno de los mapas utilizados para desplazarse por el terreno, con consecuencias negativas. Mapas, paradigmas. Pioneros, colonos. Son los focos de la innovación educativa actual frente a la obsolescencia. El coaching los organiza y los combina para dar frescura y eficacia a las intervenciones de los maestros. El concepto de coaching propuesto en esta obra se contextualiza en paradigmas flexibles y abiertos a los cambios propios de un mundo con obsolescencia programada intrínsecamente. Igualmente, el enfoque de coaching estratégico se orienta a la lectura dinámica de los mapas personales de los destinatarios de nuestro servicio. Desgraciadamente, la educación tiende a generar dogmas y a proponer posturas «ciertas, fiables y seguras» según criterios inalterables. La experiencia nos ha demostrado que los sistemas educativos y las
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intervenciones son ineficientes por la falta de espíritu pionero. Aunque aceptamos teóricamente que estamos en una época de cambios rápidos y profundos, nuestros paradigmas parecen estructurados para otra realidad. Para que una intervención educativa sea eficaz debe ajustarse a las condiciones de las personas y a su contexto personal, emocional y social. Esta característica de adaptabilidad la podemos llamar situacional, frente a la utilización mecanizada de paradigmas que genera a corto plazo rigidez e intransigencia. Dado que las herramientas interactivas de información no solo son un medio de comunicación, sino que también configuran la mente humana, el proceso de aprendizaje ha experimentado un cambio radical que obliga a revisar y actualizar los procesos, enfoques y modelos de enseñanza y de aprendizaje. Por supuesto, la función del maestro fue modificada sustancialmente, así como los libros de texto, la configuración del aula, los tiempos dedicados al aprendizaje y la forma de evaluar los procedimientos y resultados de la práctica pedagógica. Los paradigmas de aprendizaje fueron modificados no por iniciativa de la psicología cognitiva ni por la didáctica. El «territorio» fue modificado por la tecnología de la información y tendrá seguramente alteraciones frecuentes y constantes en las mentes de los niños y adolescentes. Esta situación no ha hecho más que empezar. La adaptabilidad creativa de los educadores es ahora una necesidad inherente a la función formativa. Las facultades de formación del profesorado y las universidades están en una transición obligada por las circunstancias en cuanto a la formación de los maestros y educadores profesionales. El principal problema es que el cambio ha sido tan acelerado que estas instituciones no han asimilado completamente la naturaleza del cambio y menos aún la adaptación metodológica y paradigmática. En la formación de maestros, la información teórica sobre las corrientes pedagógicas y autores ya no es suficiente para adaptarse creativamente
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al paradigma basado en Internet. Hace falta que los formadores de los docentes realicen una adecuación a los modelos dominantes para que sean efectivos en una nueva realidad: el principal problema de los maestros no es la falta de conocimientos sino la operatividad de sus conocimientos. Mientras las facultades de formación del profesorado y las universidades continúen enfatizando los conocimientos pedagógicos y no la formación de competencias didácticas, se ampliará la brecha generacional. Es necesaria una metodología que haga operativos los conocimientos didácticos. Y uno de los medios más eficaces es el coaching escolar. Las escuelas tienen que seguir su camino y al mismo tiempo revisar sus enfoques, métodos y materiales para no generar una brecha entre «el mapa y el territorio» que provocaría una educación disfuncional. La catástrofe estaría servida para los países o sociedades que no tengan la rapidez necesaria para la respuesta. Bajo las premisas establecidas anteriormente, la formación de coaches educadores debe seguir un paradigma acorde con el mundo que estamos viviendo y con la mirada puesta en el futuro para determinar el perfil de profesores que necesitan nuestros alumnos ahora. Las organizaciones internacionales tienen como misión esencial la orientación a los países para que estructuren programas, enfoques, materiales y formación profesional acordes con una idea pedagógica y con una mirada clara hacia el mundo para el que estamos preparando a las nuevas generaciones. Sobre todo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) hacen investigaciones para detectar tendencias y luego sugieren intervenciones que van más allá de una postura profesional de autores o corrientes pedagógicas. El coaching que proponemos con este enfoque situacional considera un ideario pedagógico concreto de forma que haya coherencia y consistencia en un sistema educativo.
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pioneros y colonos en educación Además de la OCDE y la UNESCO, hay países que han marcado tendencia en educación. El análisis aquí presentado procede sobre todo de la evaluación de los sistemas educativos de Finlandia, Australia, Nueva Zelanda, Singapur y las provincias canadienses de Ontario y Alberta. El foco principal será la formación de profesores y directores escolares como agentes del cambio estructural de un país. En muchos países, la efervescencia de las reformas educativas está generando inquietud, curiosidad y muchas veces miedo. El paradigma que conocemos está en crisis y todavía no conocemos el nuevo paradigma. La transición parece ahora permanente, con sus dosis de incomodidad y sorpresa. En toda transición, la inseguridad es un elemento constitutivo por el riesgo. Transición es el momento que vive un acróbata que, a 20 metros de altura, debe abandonar un trapecio para alcanzar el otro y solo así llegar al extremo opuesto. Esos segundos en los que el acróbata está en el aire son la transición: puede quedarse sin ninguno de los trapecios y caer, pero no hay otra forma de avanzar. Los pioneros de los paradigmas educativos nos estimulan a explorar y buscar nuevos territorios, son los prototipos de la transición. Cito aquí a algunos autores que cuestionan las posturas de los colonos educativos: «El experimento más peligroso que podríamos llevar a cabo con nuestros niños es mantener la escuela como está cuando todas las demás dimensiones de nuestra sociedad están cambiando dramáticamente» (Dede, 2015). «Los analfabetos del siglo xxi no serán aquellos que no sepan leer o escribir, sino los que no puedan aprender, desaprender y volver a aprender» (Toffler, 1970). «Enseñar habilidades a nuestros alumnos no es una opción, sino una necesidad», Steven L. Paine, superintendente escolar en Virginia Occidental (Estados Unidos).
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«Nuestras escuelas, como instituciones pertenecientes a la era industrial, están diseñadas para producir copias de clones conformistas, seguidoras de reglas que fielmente reproducen lo que han recibido. Sin embargo, estamos en un punto de inflexión histórico donde el equilibrio de la naturaleza de nuestro pasado está rompiéndose irremediablemente» (Gilbert, 2005). «La educación seguramente es el eje rector de una reconsideración de la forma en que el ser humano piensa y aprende, pues en el antiguo paradigma se valoraba mejor a las personas que podían recordar más datos que a los que desarrollaban sistemas, creaban o innovaban. Estamos ahora en un cambio de prioridades en cuanto al manejo de la información: más que almacenes, necesitamos fábricas de ideas», afirmó Fernando Savater. Edgar Morin, en Los siete saberes necesarios para la educación del futuro (1999), propone el enfrentamiento a la incertidumbre como una de las condiciones esenciales para el aprendizaje de este siglo. En el paradigma anterior, las personas consideraban que el futuro sería una repetición del pasado; las culturas tradicionales vivían en la certeza de un tiempo cíclico. Sin embargo, desde la etapa de la Guerra Fría, en el marco del existencialismo filosófico de Sartre y Camus, la humanidad empezó a comprender que la historia no sigue criterios lineales, sino que la vida humana está llena de turbulencias, retornos, períodos de inmovilidad, así como momentos latentes seguidos de revoluciones. El nuevo paradigma debe considerar las incertidumbres conectadas con el conocimiento y el aprendizaje. Morin anuncia las siguientes áreas de riesgo: • La incertidumbre cerebro-mental que está necesariamente implícita en el conocimiento como una traducción o reconstrucción del proceso que sigue la información hasta convertirse en un activo fijo personal. Los equívocos o las malas interpretaciones son terrenos comunes para la comprensión y posterior comunicación de lo que captamos de la realidad.
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• La incertidumbre lógica, descrita en la máxima de Pascal «Ni es una contradicción la marca de falsedad, ni es una no-contradicción la marca de verdad». El conocimiento ya no está únicamente relacionado con la verdad sino con un concepto que utiliza Jane Gilbert, performativity (lo que se puede hacer con el conocimiento). A fin de cuentas, todo lo que aprendemos es instrumental y no es un fin en sí mismo. • La incertidumbre racional. Cuando la mente humana pierde la vigilancia de la autocrítica cae fácilmente en la racionalización como mecanismo de defensa. La autocomplacencia intelectual se basa más en los dogmas que en la curiosidad, como una forma de comodidad que termina en la psicoesclerosis. •L a incertidumbre psicológica. El exceso de información al que estamos sometidos y la complejidad natural de la realidad generan una imposibilidad para entenderlas. Muchos elementos se almacenan entonces en el inconsciente a la espera de ser rescatados. El aprendizaje actual se refiere más a la generación del conocimiento (just in time) que al almacenamiento de la información (just in case). La mente, en esta concepción, genera recursos para conectar con nuevas fuentes de recursos a fin de generar una nueva información. •L a incertidumbre de la realidad. La comprensión lectora de los datos que aporta la realidad es muy limitada; entonces, acudimos a traducciones o traiciones de lo que captamos. El riesgo mayor es la generación de puntos ciegos que nos permitan la gestión tramposa de la realidad. La negación, la proyección, la racionalización son mecanismos de defensa que se activan inconscientemente cuando la mente se siente abrumada por la incertidumbre de la realidad. «El deseo de liquidar la incertidumbre es una enfermedad de nuestra mente y el apetito de mayor certeza es un síntoma de embarazo imaginario» (Morin, 1999).
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Cabe señalar que ningún sistema educativo se puede exportar y aplicar directamente. Es necesario aprender, y este proceso implica reflexión, adaptación y creatividad. Es un error rentar una visión estandarizada que ha sido desarrollada en otro lugar y no utilizar esas experiencias como inspiración para pensar más profundamente el propio sistema escolar y la cultura donde vivimos. Toda reforma educativa debe considerar el carácter complejo de su realidad: la complejidad es como la trama de un tapiz donde muchos hilos se coordinan e integran para formar un cuadro. Las unidades adquieren sentido solo en la complejidad del todo. La mejora de un sistema educativo se estructura sobre una visión íntegra y coordinada de diferentes factores que interactúan de forma continua; las interacciones varían en intensidad y frecuencia, pero es indispensable una mente rectora para que el sistema fluya y evite los dos polos peligrosos: el caos y la rigidez. Cualquiera de ellos atrofia el proceso educativo. Con la idea de concentrar la información, la complejidad de un sistema educativo depende de tres grandes bloques: AMBIENTE
El sistema educativo
El profesor y la organización escolar
El alumno y su ambiente
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El coach escolar es una persona formada conceptual y prácticamente, que ha demostrado eficacia en sus funciones (es un experto), tiene un espíritu de pionero y no solo de colono, propone la formación teórica después de las necesidades que plantea el enfrentamiento a retos concretos, hace pensar estratégicamente según las situaciones que se van a vivir y acompaña sin absorber ni suplir. El sistema de coaching implica en el formador una experiencia actualizada y documentada en los procesos que asesora, un conocimiento profundo de los resortes conductuales, estilos de aprendizaje y respeto a los ritmos de vida. La persona formada en este enfoque tiene como característica inicial la fortaleza para desaprender patrones rígidos y psicoescleróticos, además de profunda humildad para aprender y cuestionar.
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«Los analfabetos del siglo xxi no serán aquellos que no sepan leer o escribir, sino los que no puedan aprender, desaprender y volver a aprender» (Toffler, 1970)
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