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Nivel de cumplimiento en usuarios argentinos de lentes de contacto: a propósito de una encuesta

Nivel de cumplimiento en usuarios argentinos de lentes de contacto: a propósito de una encuesta

Level of compliance in Argentine contact lens wearers: regarding a survey

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RESULTADOS

DORIS RIVADENEIRA BUENO, PAULA ANDREA FACCIA.

Citación: Rivadeneira Bueno DE7, Faccia PA8. Nivel de cumplimiento en usuarios argentinos de lentes de contacto: a propósito de una encuesta. Revista Kontactology. 2022; 2(1): 32-44.

RESUMEN

El estudio corresponde a un modelo descriptivo transversal del nivel de cumplimiento del protocolo de uso de lentes de contacto (LC) en usuarios argentinos, para identificar prácticas comunes de incumplimiento. Se realizó con 256 usuarios argentinos de lentes de contacto, encuestados con cuestionario online entre el 1 y el 15 de agosto del 2020. Los resultados revelaron que el 5% de los encuestados presentaron buen cumplimiento; 57 % correspondió a un comportamiento deficiente, con un promedio de 66 % de conductas evaluadas. Las principales causales de incumplimiento fueron: el descarte del lente de contacto (46,9 %); uso mayor a 10 horas diarias (39,1 %); dormir ocasionalmente con los lentes puestos (50,3 %); bañarse con los lentes puestos (80,5 %); descartarlos (60,9 %); y realizar limpieza adecuada del estuche portalentes (69 %), último par de aspectos analizados a partir de la perspectiva del usuario. Los usuarios de lentes RPG incumplieron en mayor proporción con el reemplazo, horas de uso, y hábito de poner los lentes de contacto en la boca; por su parte, las mujeres tendieron a usar soluciones de limpieza inadecuadas, realizar con menor regularidad el lavado de manos y dormir con los lentes de contacto puestos. Se concluye que en general se presentó un nivel de incumplimiento alto con diferencias según los factores demográficos, el cual puede mejorarse con educación e interpelación del usuario en la consulta acerca de sus conductas, reforzándolas con instrucciones orales y escritas en forma clara y precisa. Palabras clave: Lentes de contacto, incumplimiento, protocolo, soluciones de limpieza, estuche.

ABSTRACT

A cross-sectional study of the compliance with contact lens (CL) care producer in Argentine wearers. An anonymous online survey was completed by 256 CL wearers from 1 to the 15th of august in 2020. Only 5% of CL wearers presented good compliance, the 57% had poor compliance, with an average score of 66% of the evaluated features. The main non-compliances were: the replacement of the CL (46.9%); use for more than 10 hours (39.1%); occasionally overnight wear (50.3%) or bathing with the CL (80.5%); the disposal (60.9%) and adequate cleaning (69%) of the case. The disposal of the CL and case were set by their performance assessed from the wearer’s perspective. RPG wearers showed worst replacement compliance, hours

7 Optómetra. Universidad de la Salle, Colombia. Título convalidado en Argentina a Contactóloga. Miembro de IACLE. Profesora en la Lic. en Óptica y Contactología. Departamento de Física en la Universidad Nacional del Sur (UNS). Contacto: dorisrivabueno@gmail.com 8Doctora en Ciencias exactas-área química -ciencias de los materiales (UNLP), Lic. en Óptica Ocular y Optometría, Contactóloga, Universidad Nacional de La Plata (UNLP ), Argentina; Profesora en la Lic. en Óptica Ocular y Optometría, UNLP; na, Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Autor responsable de correspondencia: paulafaccia@gmail.com; facciapaula@inifta.unlp.edu.ar

of use, and habit of placing the CL in the mouth, while the use of unsuitable cleaning solutions, less regular hand washing, and sleeping with CL were associated with females. There was a high level of non-compliance, with some differences associated with demographic factors. Compliance scores can be improved with continuous education, questioning the CL wearer in each control about their behaviors and reinforcing them with clear, precise, oral, and written instructions. Keywords: Contact lenses, non-compliance, protocol, cleaning solutions, case

INTRODUCCIÓN

Los lentes de contacto son dispositivos biomédicos que deben emplearse bajo cierto protocolo de uso, cuyas especificaciones tienen por objetivo preservar la bioestabilidad del material, conseguir el grado necesario de asepsia y preservar el estado de salud ocular de base, sentido en el cual, el grado de cumplimiento a las instrucciones brindadas por el profesional de salud, influyen directamente en el éxito adaptativo del lente de contacto [1, 2]. Existe evidencia de la interrelación entre el cumplimiento deficiente del protocolo y la generación de complicaciones oculares por uso de lentes de contacto [3] que confirman que los usuarios que incumplen el protocolo tienen mayor probabilidad de presentar complicaciones oculares,tanto en frecuencia como en severidad [2-4],con secuelas graves en ocasiones [5], o terminan por adquirir intolerancia al uso del mismo, . No obstante, se estima que entre el 40 % y el 91 % de los usuarios de lentes de contacto incumplen uno o varios aspectos consignados en el protocolo de uso de los mismos [6, 7]. En tal sentido, la promoción de cumplimiento del protocolo de uso de lentes de contacto resulta beneficioso y evidente. Entre las principales prácticas de incumplimiento asociadas a complicaciones oculares e intolerancia de lentes de contacto, se describen la exposición del lente o estuche al agua proveniente de la cañería [8]; horas de uso ininterrumpido, y frecuencia de reemplazo del lente [3, 4]; maniobras de higiene del lente y del estuche de almacenamiento [8, 9]; o tipo y eficacia de la solución de limpieza empleada. La teoría sugiere que la falta de cumplimiento de las recomendaciones y los cuidados del lente de contacto son comunes entre los usuarios, y se sabe influenciada por factores como la situación socioeconómica, demanda de tiempo, nivel educativo y complejidad de protocolo. Por el contrario, se piensa que el factor cultural o poblacional no sería determinante en dicho nivel de cumplimiento [10]. En este sentido, Molares plantea que la población latinoamericana presenta probablemente igual grado de incumplimiento que la americana o europea [10], sin embargo a la fecha no hay suficiente evidencia que confirme esta hipótesis. En este orden de ideas es necesario estudiar el comportamiento del usuario latinoamericano en el cumplimiento de tales protocolos. Este estudio permitiría investigar en torno al origen poblacional como factor de análisis del nivel de cumplimiento. Además, debe considerarse que el conocimiento sobre el grado de incumplimiento de esta población confluirá en la creación de estrategias específicas, orientadas a mejorar la educación del usuario, su nivel de cumplimiento, y la prevención de complicaciones oculares. En tal contexto podría formularse la hipótesis de que los usuarios argentinos de lentes de contacto presentan niveles similares o mayores de incumplimiento que los referidos en la literatura, y por tanto, el objetivo de la investigación se orienta a determinar la frecuencia y prácticas comunes de incumplimiento del protocolo de uso, asociadas al manejo del lente en usuarios argentinos.

MATERIALES Y MÉTODOS

El estudio se instrumentalizó por medio de una encuesta online diseñada mediante con la aplicación Google Forms, y se configuró como anónima, auto gestionada y autorregulada. los datos recopilados fueron “no identificables”, y la encuesta se realizó bajo la aceptación de un consentimiento informado, el cual solicitaba la autorización para el uso de datos en forma anónima y brindaba información sobre el propósito del estudio y contacto del investigador responsable, atendiendo los principios de la Declaración de Helsinki y la Ley Nacional 25.365 de Protección de Datos Personales.

CARACTERÍSTICAS DE ENCUESTA Y DISTRIBUCIÓN

La encuesta estuvo compuesta por veinticuatro (24) preguntas de selección múltiple, organizadas en una sección, cuyo contenido se enfocó

en las características demográficas de los participantes, material de lentes de contacto en uso, frecuencia de reemplazo, horas de uso, soluciones de limpieza empleadas, hábitos frecuentes, cuidado y reemplazo del estuche, y visitas de control al contactólogo. Finalizó con una segunda sección relativa a las recomendaciones de cuidado y mantenimiento de los lentes de contacto. La encuesta fue distribuida y se mantuvo activa entre el 1 y el 15 de agosto del 2020, a través de redes sociales y correos electrónicos de organizaciones profesionales, establecimientos ópticos, docentes y estudiantes de la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca, Argentina).

Análisis de datos

El análisis de datos se realizó mediante el software estadístico Epitdat 3.1 y Microsoft Excel (2010), bajo un modelo comparativo de variables categóricas, realizado mediante Chi-cuadrado o la prueba Exacta de Fisher, para evaluar si los comportamientos analizados presentaban relación con el tipo de material del lente de contacto o género del paciente usuario. Para el análisis, se adoptó un nivel de significancia de p ≤ 0,05, y el nivel de cumplimiento se determinó mediante un modelo de puntuación [7], para lo cual se asignó un valor de 2 para respuestas positivas del comportamiento analizado; un valor de 1 para respuestas no conformes del cumplimiento; y un valor de 0 para respuestas negativas (i.e. duerme con los lentes de contacto: “SI”=0; “NO”=2; “ALGUNAS VECES”=1; respecto al periodo de reemplazo del lente de contacto, se adoptó la variable frecuencia de reemplazo recomendada por el fabricante (FRRF), cuyas asignaciones fueron: “IGUAL O MAYOR A FRRF”=2; “MENOR A FRRF”=0. Finalmente, el nivel de cumplimiento se calculó a partir de la tasa entre la puntuación de cumplimiento total obtenida, y la sumatoria de puntuación total obtenida a partir de respuestas de comportamiento positivo.

RESULTADOS Caracterización demográfica En los quince (15) días de duración de la encuesta fueron recibidas 256 encuestas procesables, entre las cuales el 71,2 % corresponden al género REVISTA KONTACTOLOGY. 2021; 2(1). femenino, y el restante 27,7 % al masculino. En cuanto a materiales utilizados en sus lentes de contacto, 5,1 % de los encuestados reportaron lentes de contacto RPG, y 94,9 % manifestó utilizar lentes blandas hidrofílicas (B). En relación con la frecuencia de reemplazo del lente, prevaleció el mensual (45,7 %), seguido por trimestral (32,0 %), y anual (15,2 %), cerrando la tendencia con el reemplazo diario (7,0 %). La muestra presentó buena correlación con las características demográficas de la población mundial de usuarios de lentes de contacto, informada en el registro anual de adaptaciones del año 2020, según el cual entre las 13.311 adaptaciones analizadas, el 65 % correspondió a mujeres, 87 % fueron adaptaciones de lentes de contacto blandos, y 44 % de reemplazo mensual [11].

Horas de uso y periodos de reemplazo

En relación con la frecuencia de reemplazo de los lentes de contacto, se obtuvo una dispersión significativa de respuestas, según las cuales se impuso una moda equivalente de reemplazo, distribuida jerárquicamente y en sentido descendente en los valores “cada mes”, “cada 2 a 3 meses” y “cuando me molestan, se rompen o pierden” (Tabla 1). El uso complementario de anteojos presentó una alta frecuencia muestral correspondiente al 81,6 % de los encuestados, mientras que el 39,1 % de ellos indicaron usar el lente de contacto por más de 10 horas al día.

Tabla 1. Reemplazo y horas de uso

n (%)

¿Cada cuánto reemplazas tus lentes de contacto?

Todos los días 9 (3,5) cada 7 a 15 días 2 (0,8) Cada 1 mes 70 (27,3) cada 2 o 3 meses 76 (29,7)

cada 6 meses

8 (3,1) cada 1 o 2 años 24 (9,4) Cuando me molestan, se rompen o pierden 67 (26,2)

¿Cuántas horas al día usas las lentes de contacto?

< 5 h 35 (13,7) 5 a 10 h 121 (47,3) > 10 h 100 (39,1)

Si No

¿Usas anteojos?

209 (81,6) 47 (18,4)

Para estudiar si la extensión de las horas de uso podría relacionarse con el material del lente de contacto, género o uso de anteojo, se empleó la

prueba Chi-cuadrado entre dichas variables (Tabla 2), la que reveló una tendencia entre el tipo de material del lente y las horas de uso, atribuyendo mayor porcentaje de usuarios de lentes RPG que hacen uso extensivo de sus lentes (61,5 %), respecto a los usuarios de lentes blandos (37,9 %). Las mujeres presentaron mayor tendencia a usar el lente de contacto por más de 10 horas diarias, aunque ello no reveló una diferencia significativa (p<0,05). A diferencia de lo esperado, no se estableció ninguna relación entre las horas de uso y el uso complementario de anteojos.

Tabla 2.Frecuencias obtenidas para las horas de uso del LC entre el tipo de LC (B o RPG), género, o uso de anteojo.

Horas de uso

% B RPG p-valor

anteojos % Si No

< 10 62,1 38,5 0,09 83,2 79,0 > 10 37,9 61,5 16,7 21,0

p-valor

0,39

% Hombres Mujeres p-valor

63,8 53,5 0,14

36,2 46,5

Cumplimiento de reemplazo del LC Respecto al análisis de cumplimiento (C) de la FRRF, se estableció una relación entre esta y la frecuencia de descarte del lente de contacto (FDLC), calculando el sobreuso mediante la expresión matemática C=([FDLC-FRRF]/FRRF), cuyos resultados detallados y esquematizados en la Figura 1, revelan que el 53,1 % de los usuarios cumplían con la FRRF con sobreuso equivalente a cero (0)-, mientras que el 46,9 % de los usuarios no cumplían con la FRRF, habiendo dentro de este último grupo un elevado porcentaje de usuarios (57,5 %), que descartaba sus lentes tan solo bajo las condiciones identificadas como “cuando el lente de contacto me molesta, se rompe o pierde”, mientras que el resto de usuario se ubicaron en grupos de sobreuso de 0,33 a 179 veces la FRRF, con una moda ubicada entre 1 y 2 veces la FRRF.

Figura 1. Frecuencia porcentual de sobreuso de lentes de contacto, cuyas convenciones adoptan valor 0 (verde oscuro) para cumplidores, y 0,33 (verde claro) a 179 (rojo) veces la FRRF, para usuarios no cumplidores con el reemplazo.

La frecuencia de cumplimiento de la FRRF para diferentes materiales de lentes de contacto y género representada en la Tabla 3, registra un cumplimiento de la FRRF en 55,1 % de usuarios de lentes RPG; 76,9 % de usuarios de blandos; 54,9 % corresponde a hombres y 53,0 % a mujeres. La diferencia según el tipo de material del lente de contacto, reveló mayor incumplimiento del reemplazo en usuarios de lentes RPG (p=0,03), más no reveló diferencia significativa de incumplimiento según el género, pues en ambos casos estuvo alrededor del 45 al 47 %.

Tabla 3. Cumplimiento de FRRF según el tipo de material de lentes de contacto (RPG o blandos), y según género (masculino [M] o femenino [F]).

Cumplimiento FRRF Si No

% B RPG p-valor

% p-valor M F

76,9 55,1 0,03 54,9 53,0 0,79 23,1 44,9 45,1 47,0

Limpieza y mantenimiento de lente y estuche Entre las soluciones empleadas para limpiar los lentes de contacto (Figura 2), la multipropósito fue la más reportada (57%), seguida por solución salina (19%), solución limpiadora-acondicionadora (11 %), un reducido porcentaje indicó usar peróxido, pastillas enzimáticas o agua, mientras que el 11,0% reportó desconocer el tipo de solución empleada. En relación a la maniobra de frotamiento del lente para facilitar la limpieza de los lentes de contacto, el 34 % reportó no hacerlo, y entre ellos el 29,4 % desconocía que debía realizar tal maniobra durante la limpieza.

Figura 2. a-¿Con que limpias tus lentes de contacto?; b-¿Frotas el lente de contacto?

El uso de una solución adecuada para limpiar el lente de contacto -peróxido, solución limpiadora y acondicionadora o multipropósito- o una solución inadecuada -agua o solución salina-, no reveló una relación con el tipo de lente de contacto blando o RPG (p=0,56; Tabla 4), sin embargo, se observó una mayor frecuencia de las mujeres a usar soluciones de limpieza inadecuadas respecto a los hombres (p=0,001), misma tendencia observada con el lavado de manos, en el cual, el 15,1% de mujeres indicaron “no lavarse las manos” o solo “algunas veces” antes de manipular sus lentes de contacto, frente al 5,6% de los hombres encuestados.

Tabla 4. Frecuencias para tipo de solución de limpieza y frecuencia de limpieza del lente de contacto, así como de lavado de manos en usuarios (masculino [M] y femenino [F]) de lentes de contacto blandos y RPG.

Multipropósito, peróxido, solución de limpieza y acondicionador Blandos n (%)

RPG p-valor

¿Con qué limpias tus lentes de contacto? M n (%)

F p-valor

166 (77,6) 11 (84,6) 0,56 62 (92,5) 115 (71,9) 0,001

Sc. salina, agua 48 (22,4) 2 (15,3) 5 (7,5) 45 (28,1)

¿Te lavas las manos antes de manipular tus lentes de contacto?

Si 213 (87,7) 11 (84,6) 0,75 67 (94,4) 157 (84,9) 0,04 No, algunas veces 30 (12,3) 2 (15,4) 4 (5,6) 28 (15,1)

¿Cada cuánto limpias tus lentes de contacto?

Todos los días > 1 día 212 (87,2) 31 (12,8) 11 (84,6) 2 (15,3) 0,79 65 (91,5) 6 (8,5) 158 (85,4) 27 (14,6) 0,19

En la muestra analizada, el 87,1% limpiaba los lentes de contacto todos los días, mientras que el 12,9% restante lo hacía con frecuencia menor de un día, pudiendo ser de 2 a 15 días (Tabla 4). Entre quienes limpiaban sus lentes todos los días (n:223), se halló una variación del momento destinado a tal maniobra, predominando el momento de colocarse y sacarse los lentes en 54,3% de casos, solo al insertar los lentes en el 26,5%, y al retirarlos en el 19,2 %, aun cuando no se presentó relación de frecuencia con quienes limpiaban los lentes “todos los días” o “< a un día”, para usuarios de lentes RPG o blandos (p = 0,79), o entre hombres y mujeres (p = 0,19).

Figura 3. a-Si limpias el estuche ¿Con que lo haces? (n=235). b-¿Cada cuánto reemplazas el estuche?

En relación con el cuidado del estuche portalentes, se evaluaron su frecuencia de limpieza, solución de limpieza empleada y frecuencia de reemplazo; El 71,1% de encuestados indicó que “limpiaba el estuche”; 21,1% lo hacía “solo algunas veces”, mientras que 7,8% no lo limpiaba, cuyas soluciones empleadas se relacionan en la Figura 3a (n=235). Entre los líquidos elegidos para tal fin, predomina el agua proveniente de la cañería en 48,0% de casos, seguido por soluciones especiales para lentes de contacto (31%), agua hervida o solución salina (7%), detergente (4%), o alcohol (3%). En relación con el reemplazo del estuche, la mayor frecuencia de respuestas se concentró en la opción “cuando se pierde o daña” (32%), seguido por “cada 6 meses” (21,1%) y “cada 2 meses” (20,3%), según registra la Figura 3b, y solo 39,1% de los encuestados, manifestaron reemplazar su estuche con la periodicidad trimestral recomendada [12]. El análisis comparativo entre materiales reveló que las actitudes de limpieza incorrecta del estuche (i.e. “NO” limpia, o “algunas veces”) fue más frecuente en usuarios de lentes blandos (30%) que en usuarios de lentes RPG (7,7%) (p<0,09, Tabla 5), contrario al hábito de reemplazar el estuche fuera de la frecuencia recomendada (trimestralmente), que resultó mayor en usuarios de lentes RPG (84,6%) respecto a quienes usaban lentes blandos (60,9%), aunque tales diferencias no fueron estadísticamente significativas, así como tampoco se observaron

diferencias entre hombres y mujeres, respecto a los hábitos de limpieza y renovación del estuche de sus lentes de contacto.

Tabla 5. Frecuencias obtenidas para la limpieza y descarte del estuche entre usuarios de LC B o RPG, y género (masculino [M] o femenino [F]).

B n (%)

RPG p-valor

M Género

F

¿Limpias el estuche donde guardas tus lentes de contacto?

Si No, algunas veces 170 (70,0) 73 (30,0) 12 (92,3) 1 (7,7) 0,09 49 (69,0) 22 (31,0) 133 (71,9) 52 (28,1)

¿Cada cuánto cambias el estuche donde guardas tus lentes de contacto?

1 mes 45 (18,5) 0 14 (29,7) 31 (16,8) 2 meses 50 (20,6) 2 (15,4) ≥ 6 meses Se pierde o daña 148 (60,9) 11 (84,6) 0,16 15 (21,1) 37 (20,0) 42 (59,2) 117 (63,2)

p-valor

0,65

0,32

Hábitos de riesgo La cotidianeidad de uso de lentes de contacto suele acompañarse de hábitos predisponentes a eventos oculares adversos (i.e. bañarse con los lentes puestos, ponerlos en la boca, etc.) [4, 5, 13], tal como se refieren en la Tabla 6, E donde se evidencia que el 80,5% de los encuestados reconoció haberse bañado alguna vez con los lentes puestos, independientemente del material empleado (p=0,75), y de su género (p=0,32). En cuanto a la práctica inapropiada de dormir con el lente de contacto, predominó la respuesta “algunas veces” (50,3%), seguida por “nunca” (46,8%), y en menor proporción “SÍ” (2,7%). El hábito de dormir con lentes de contacto puestos fue similar entre usuarios de blandos y RPG, representando el 38,5 y 47,3% de encuestados respectivamente, aunque se observó menor frecuencia en hombres (38,0%) respecto a mujeres (50,3%) en este mismo grupo (p=0,06). Por otra parte, el uso de lentes de contacto ajenos, prácticamente no presentó incumplimiento (98,8%), mientras que la práctica de poner los lentes de contacto en la boca fue significativamente mayor en usuarios de RPG (30,8%), respecto a usuarios de blandos (12,3%) (p=0,05).

Tabla 6. Frecuencias resultantes para diferentes hábitos cotidianos de riesgo entre usuarios de LC B o RPG, y género (masculino [M] o femenino [F]).

Total, n (%) B RPG p-valor M

Si 206 (80,4) No 50 (19,5)

Siempre 7 (2,7) Algunas veces 129 (50,3) Nunca 120 (46,8)

Si 3 (1,2) No 253 (98,8)

Si 34 (13,3) No 222 (86,7)

¿Alguna vez te bañaste con tus lentes de contacto puesta?

80,7 19,3 76,9 23,1 0,75

84,5 15,5

¿En algún momento dormiste con los lentes de contacto puestas?

47,3

52,7 38,5

61,5 0,54 38,0

62,0

¿Alguna vez utilizaste las lentes de contacto de otra persona?

1,2 98,8 0 100 0,69 0 100

¿En alguna ocasión metiste tus lentes contacto en la boca?

12,3 87,7 30,8 69,2 0,05 15,5 84,5

F

78,9 21,1

p-valor

0,32

50,3

49,7

2 98 0,06

0,29

12,4 87,6 0,52

Controles y nivel de cumplimiento con la práctica saludable Respecto a la frecuencia de asistencia a control con el contactólogo (Figura 4), 64% de los encuestados indicó que lo hace “cuando va a encargar sus lentes de contacto”; 19% indicó haberlo hecho “solo cuando me adaptaron los lentes de contacto”; mientras que 13% reporta asistir “cada 6 meses”. Así, el 77% asiste con frecuencia regular, pero paradójicamente entre quienes asisten a consulta cuando van a encargar los lentes de contacto (n=163), el 42 % no cumple con la FRRF.

Figura 4. a-¿Cada cuánto vas al contactólogo? b-De los pacientes que asisten cuando deben reemplazar sus LC (n = 163), se grafica las frecuencias atribuidas al cumplimiento con la FRRF (azul), las frecuencias atribuidas al incumplimiento con la FRRF (rojo).

El nivel de cumplimiento se calculó mediante un modelo de puntuación, según el cual se asignaron valores de 2, 1 o 0, para cumplimientos positivos, regulares o negativos en forma respectiva, mediante los cuales se obtuvo el valor final, a partir del cociente entre el puntaje total adquirido por los comportamientos registrados y el puntaje total de comportamientos positivos evaluados. Los resultados (Figura 7-a) evidenciaron una distribución asimétrica con promedio del 66% de cumplimiento de las prácticas evaluadas (desviación estándar ±14), y una moda de 83%. Los valores de cumplimiento se agruparon en tres categorías [7] a saber: buen cumplimiento, para puntuación ≥90%; cumplimiento promedio, entre 70 y 89%; y cumplimiento deficiente, definido para puntuaciones <69%, como se registra en la Figura 4b, que agrupa frecuencias asociadas a cada categoría. Entre los encuestados, el 5% presentó buen cumplimiento; el 38% cumplimiento promedio; y 57 % cumplimiento deficiente

Figura 5. a-Frecuencias observadas del grado de cumplimiento con las practicas saludables estudiadas. b-Representación gráfica del grado de cumplimiento agrupadas en tres categorías: buen cumplimiento (verde), cumplimiento promedio (amarillo) y cumplimiento deficiente (rojo).

DISCUSIÓN

Comprender el grado del incumplimiento de protocolos de uso de lentes de contacto y las prácticas comúnmente omitidas, representan la base para crear estrategias educativas que reviertan esta situación, prevengan complicaciones oculares y el abandono del uso de lentes de contacto. Por ello, la investigación tuvo por objeto determinar el nivel de cumplimiento del protocolo de uso, cuidado y mantenimiento de lentes de contacto en una muestra de usuarios argentinos, la cual es representativa de la población usuaria de lentes de contacto a nivel mundial, conforme al género, tipo de lente y modalidades de reemplazo. El análisis del grado de cumplimiento, reveló una prevalencia del nivel de cumplimiento deficiente o poco satisfactorio (57 % de usuarios), y en promedio, se observó el cumplimiento del 66% de las conductas estudiadas, y tan solo 5% de los encuestados reportó buen cumplimiento (>90%) de conductas evaluadas, como hallazgo coincidente con las observaciones de estudios similares como el formulado por Kuzman T. y cols., quienes reportaron que solo 4 % de los usuarios de lentes de contacto blandos cumplieron totalmente con tales conductas [14]. Por su parte, Morgan y cols., revelaron en un estudio realizado en Reino Unido, que los niveles de cumplimiento según las horas de uso, correspondió en 0,3% al uso diario (UD), y 2,7% para uso prolongado (UP) [6]. La diferencia observada entre el resultado para la modalidad de UD referido por Morgan y cols. y el presente trabajo, puede relacionarse con que el autor no incluyó preguntas sobre el detalle de los métodos empleados en el protocolo (i.e. enjuague del lente, reemplazo completo de la solución del estuche, elementos para el lavado de manos, etc.). Al respecto, Robertson y Cavanagh observaron que al estratificar las prácticas de comportamiento según frecuencia y/o metodología, se obtenían niveles de cumplimiento menores (<2%), respecto a cuando empleaban análisis binario de comportamiento expresado como “SI” o “NO” (valor referido = 10%) [7]. Considerando esto, es posible que la diferencia obtenida con el presente estudio obedezca a la estratificación de las respuestas, y que a futuro, un análisis más profundo de frecuencia o metodología -especialmente en cuanto a limpieza y uso-, revele valores aún más bajos que los obtenidos, aun cuando los valores observados se encuentren entre rangos comúnmente referidos [14].

Entre los comportamientos analizados, el incumplimiento destaca sobre el 39% en cuanto a las horas de uso, descarte del lente de contacto, limpieza y reposición del estuche, así como prácticas inadecuadas de bañarse y dormir con los lentes de contacto puestos, en concordancia con lo reportado por la literatura [14, 15, 16]. En relación con las horas de uso, 39,1% de los usuarios reportaron llevar sus lentes puestos bajo la

modalidad de uso prolongado (>10 horas/día), superando el reporte de Gyawali y cols., quienes encontraron un 24,3% de uso superior a las 11 horas diarias [15]. También se encontró, que un alto porcentaje de usuarios (53,1 %) reportaron dormir algunas veces con los lentes de contacto puestos. En una revisión retrospectiva de historias clínicas, Nagachandrika y cols. hallaron que la mayoría de complicaciones asociada al uso de lentes de contacto, se presentó en usuarios que los portaban por más de 11 horas diarias (47,89 %) [4], siendo además el uso prolongado del lente, un factor que incrementa el riesgo de desarrollar queratitis microbiana [13]. El sobreuso del lente de contacto respecto a la FRRF fue otra práctica con alta frecuencia de incumplimiento (46,9%), concordando con estudios que hacen referencia al incumplimiento de descarte entre el 40 y 74 % de usuarios [17]. La literatura reseña que el tiempo promedio de sobreuso se encuentra entre 1 a 2 veces la FRRF, principalmente para lentes de contacto blandos [8, 17], este resultado fue confirmado en los usuarios de este estudio que refirieron descartar el lente fuera del programa de reemplazo (n=120) entre 1 y 2 veces la FRRF [8, 17, 18].

Otro resultado llamativo del estudio fue el hábito de descarte del lente, según lo cual el 58,0 % de quienes incumplieron con el reemplazo del material reportaron hacerlo “cuando me molestan, se rompen o pierden”, lo que denota que el usuario es quien determina unilateralmente -según su propio juicio- la vida útil del material, desatendiendo las recomendaciones profesionales y del fabricante. Esto permite hipotetizar que el desconocimiento sobre la implicancia del descarte del material conduce al usuario a incumplir el protocolo de reemplazo. En tal sentido, Ichijima y cols. señalan que la razón de incumplimiento del reemplazo del lente en 368 usuarios (60,3%), obedece a que éstos consideraban que la extensión de uso o duración del material no resultaba perjudicial [19]. El sobreuso del lente de contacto se identifica como factor de riesgo para originar complicaciones por queratitis microbiana [13], y alteraciones de superficie u ojo seco secundario [3, 20], mientras que el cumplimiento de la FRRF, se asocia con mayor comodidad y calidad visual al final del día y durante el ciclo de uso [3]. Ante la evidencia, se destaca la necesidad de transmitir y hacer hincapié en la importancia de cumplimiento de reemplazo del lente de contacto, especialmente en las visitas de control; siendo que al nalizar las visitas al contactólogo, el 64 % de pacientes afirmaron que asistían a consulta para “encargar mis LC”, aun cuando el 48% de ellos evidenciaron un incumplimiento con el descarte de sus lentes de contacto (Figura 4). Con base en esta observación, es oportuno y acertado reforzar en los pacientes el cumplimiento del programa de reemplazo, cuando el usuario encarga sus nuevos lentes de contacto fuera de los plazos recomendados, como lo sugieren Dumbleton y cols., al mencionar que la indicación profesional de reemplazo de los lentes de contacto debe ser clara, atendiendo las recomendaciones del fabricante para no generar confusión en el paciente [3]. Otro aspecto a reforzar es la limpieza del lente, específicamente en lo referente a la solución empleada, en cuanto 20% de los usuarios reportaron usar solución salina o agua proveniente de la cañería para limpiar sus lentes de contacto; en cuanto al frotamiento del lente -no realizado por 34% de los usuarios según su propio testimonio-, la tercera parte de usuarios desconocían que debían hacerlo [21], en los términos recomendados por Zhu y cols., al afirmar que esta maniobra aumenta la eficacia de desinfección de algunas soluciones multipropósito para eliminar un amplio espectro de microorganismos [21].

Sin duda, la práctica con mayor nivel de incumplimiento fue el manejo del estuche, con malas prácticas y desatención en cuanto a su reemplazo, elementos de limpieza utilizados y periodicidad de limpieza. El incumplimiento de reemplazo del estuche con frecuencia igual o superior a 3 meses [12] ocupó valores elevados (60,9%), que superaron los reportes de estudios similares [7, 8], especialmente en lo referido a que la mayoría de usuarios indicaron que cambiaban su estuche “cuando se pierde o daña”. En cuanto a la frecuencia de limpieza diaria recomendada, se estimó que 28,9% de usuarios indicaron que no limpiaban su estuche regularmente, en concordancia con Hickson y cols., quienes

encontraron que 33% de usuarios lo limpiaban mensualmente e incluso con menor periodicidad [8]. Ante tal situación, debe considerarse que el estuche del lente alcanza tasas de contaminación entre el 40 y 50% [22, 23], y puede actuar como sustrato de crecimiento de microorganismos a manera de biofilm, que compromete potencialmente el uso del lente de contacto, causando complicaciones en la superficie ocular [23]. En tal sentido, para reducir la contaminación del estuche y sus riesgos asociados, conviene limpiarlo diariamente con la solución empleada para la limpieza de los lentes de contacto, para posteriormente secarlo al aire y en posición boca abajo [23], como práctica que reduce significativamente su propia contaminación y la del lente de contacto. A pesar de ello, el 69 % de los encuestados manifestaron no utilizar el líquido apropiado para lavar el estuche (i.e. líquido de limpieza para lentes de contacto), sino agua proveniente de la cañería , frente a lo que Tilia y cols. evidenciaron mayor contaminación con bacterias gramnegativas [22] y mayor riesgo de contaminación por Acanthamoeba, un agente patógeno causante de queratitis profundas con graves pérdidas visuales [5]. Esto resalta la necesidad de educar en que el estuche y el lente no deben estar en contacto con el agua proveniente de la cañería, sobre todo al bañarse con los lentes puestos, dado el alto nivel de incumplimiento (80,4%) que presentó esta práctica, presuntamente atribuible a que es un hábito que el usuario percibe como inofensivo o de bajo riesgo, a diferencia de nadar con los lentes o emplear agua proveniente de la cañería para lavarlos [7]. El bañarse con los lentes puestos también representa riesgo de infección por Acanthamoeba [5]. En resumen, debe disuadir al paciente acerca de emplear agua proveniente de la cañería para enjuagar el estuche, y minimizar el contacto agualente [22], como lo demuestran Arshad y cols. en un estudio aleatorizado con 200 usuarios de lentes de contacto, a quienes se puso en sus estuches un rótulo adhesivo con la frase “sin agua”, para mejorar sus hábitos generales de asepsia de los lentes y estuche, para reducir la cantidad de endotoxinas [24], en consonancia con Tilia y cols., quienes aluden que la higiene del estuche puede mejorarse, mediante una comunicación eficaz de instrucciones en forma oral y sobre todo escrita [22].

Diferencias demográficas Pocos trabajos referencian los índices de cumplimiento, sobreuso, y su asociación con complicaciones oculares en usuarios de lentes de contacto RPG, probablemente por su menor número de usuarios, y/o porque las complicaciones oculares son menos frecuentes en este grupo [4]. En tal sentido, el análisis comparativo entre usuarios de lentes de contacto blandos y RPG, registra diversas tendencias en relación con el reemplazo del lente, horas de uso y mala práctica de poner los lentes en la boca. En cuanto a los usuarios de lentes RPG, estos presentaron un incumplimiento significativamente mayor en el reemplazo del lente, con sobreuso promedio de una vez la FRRF, y tendencia a hacer un uso más prolongado del mismo, sin que esto represente una significancia estadística. Llama la atención la acción de dormir con los lentes puestos, frecuente en el grupo y similar a la observada en usuarios de lentes de contacto blandos. También se evidenció que los usuarios de lentes RPG tuvieron una mayor tendencia a poner sus lentes en la boca. Los usuarios de lentes RPG también demostraron alto incumplimiento con el reemplazo del estuche, en concordancia con las observaciones de Boost y Cho en usuarios de lentes de contacto de ortoqueratología [5]; no obstante, se requiere más información sobre las prácticas de los usuarios de lentes RPG y su nivel de cumplimiento, especialmente por el incremento de diseños y materiales empleados en adaptaciones especiales. Respecto al género, las mujeres presentaron una mayor tendencia al uso prolongado de sus lentes de contacto (>10 horas/día, Tabla 2) y dormir con ellos puestos (Tabla 6), tendencia confirmada por Gyawali y cols. (p<0,005) [15]. Por otra parte, no hubo diferencia significativa de incumplimiento entre hombres y mujeres, respecto al reemplazo de sus lentes de contacto [Yeung y cols, 17]. En cuanto a la limpieza del lente de contacto, las mujeres reportaron mayor uso de soluciones inadecuadas para esta maniobra (i.e. solución salina o agua), y menor frecuencia de lavado regular de manos antes de manipular el lente (Tabla 4), por lo que entre

80 y 90 % de los no cumplidores con la higiene de manos o uso de soluciones adecuadas, fueron mujeres; esto podría asociarse la mayor prevalencia de complicaciones oculares reportada en este grupo [4], aun cuando tales resultados difierende los de Çavdarli y cols., quienes aseveran que el cumplimiento con la higiene de manos fue mayor en hombres [16]. El mayor cumplimiento en estos aspectos uso y cuidado de lentes de contacto, se atribuye a mujeres mayores, con mayores ingresos, y el hábito de visitas regulares al profesional, frente a lo cual, el estudio no consideró la antigüedad de uso del lente de contacto, edad, ni capacidad adquisitiva, como posibles factores influyentes en las diferencias reportadas respecto a otros estudios. En cuanto a la limpieza del estuche, esta no estuvo condicionada por el género, lo que coincide con la posición de Rueff y cols., al sugerir que el incumplimiento de renovación del estuche se debe al desconocimiento de dicha práctica y sus riesgos asociados [18].

CONCLUSIONES

El estudio evidenció un nivel de cumplimiento promedio catalogado como “deficiente”, en la muestra de usuarios de lentes de contacto argentinos, con una minoría que cumplía las conductas estudiadas, lo que sugiere que la educación debe ser un proceso prioritario, continuo y dinámico, que interpele al usuario acerca de sus actitudes y responsabilidades durante la consulta y uso de los lentes de contacto -particularmente cuando los renueva-, auto cuestionándose acerca de las maniobras riesgosas, para que mediante un aprendizaje significativo identifique la importancia del cumplimiento del protocolo, para evitar complicaciones asociadas con malos hábitos y comportamientos como usuario. Además de la educación, deben reforzarse los buenos hábitos con instrucciones claras y precisas expedidas en forma oral y escrita, relacionadas con el manejo del lente de contacto y el estuche, atendiendo las recomendaciones del profesional y el fabricante.

ASPECTOS ÉTICOS Y LEGALES

Los autores declaran no tener conflictos de intereses respecto al trabajo publicado. AGRADECIMIENTOS

Extensivo a los estudiantes de Contactología del año 2019, en la Licenciatura en Óptica y Contactología de la Universidad Nacional del Sur, en Argentina, quienes colaboraron con la elaboración del cuestionario; al Colegio de Ópticos de la Provincia de Buenos Aires, y los profesionales contactólogos que ayudaron con la difusión de la encuesta.

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