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Capítulo XVI. La elaboración del relato

¿Nos permite esto no dispersarnos?

Hay fases de investigaciones puramente genealógicas. Entre estas gestiones, hay que organizar dispositivos que permitan al inconsciente encontrar salidas o soluciones para todas las informaciones cosechadas, y así tomar consciencia de la jerarquía y del valor de estas informaciones. Hay que elegir, para mejor hacer actos y encontrarse uno –mismo. Hay que favorecer el juego que es uno de los accesos privilegiados para el inconsciente. El lado lúdico ayuda a tomar consciencia y situarse de modo diferente con relación a historias familiares que frecuentemente son difíciles.

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Por una serie de “juegos”, vamos a acceder al “Je”.

Capítulo XVI. La elaboración del relato.

El primero de los juegos es el relato o historia de vida.

Para esto, vamos a empezar con dos antepasados elegidos en el árbol: deben haber representado a un adulto cuando éramos pequeños. No forzosamente, los hemos conocido. En general, están muertos. Hay que elegir uno en cada rama, materna y paterna: deben ser de sexo diferente, un hombre y una mujer; y de generaciones diferentes. (Ejemplo: un tío paterno y una bisabuela materna).

A la práctica, como se procede?

Esquema página 209 del libro.

Como lo puede observar, aquí hemos elegido a un personaje de la 2° generación del lado paterno y de la 3° generación del lado materno para estar seguros de caracterizar bien el conjunto familiar en su real estructura. También se pueden elegir en otras generaciones. Pero lo importante, es elegirlos en generaciones y linajes desfasados. El efecto psicológico es evidente, desfasa la percepción del sujeto. Lo importante es permitir una base del Antepasado – Guía que sea real en la historia de nuestra familia. Lo ideal sería que el Antepasado – Guía caracterice a la vez el árbol genealógico de la persona y su propio imaginario, por lo tanto que sea alguien totalmente inesperado.

¿Porqué elegir ambos personajes en estas bases?

Porque, a priori, son diferentes. Esto es necesario para crear un amalgama. En general, esta palabra está citada peyorativamente. Al contrario, “amalgama”’ viene del latín amalgama, es en su primer sentido, la aleación del mercurio y de otro metal. Es realmente crear una cosa a base de sustancias heterogéneas pero que deben unirse, mezclarse.

En la creación de un hijo, cuanto más diferentes son los padres, más el hijo tiene probabilidades de estar aceptado y animado en lo que tiene de único.

El Antepasado – Guía, procede de un amalgama de nuestras familias porque, cuanto más esté anclado en la historia familiar, más es útil y bueno y, al mismo tiempo, su dimensión imaginaria debe ser portadora. Es pues un método de trabajo.

¿Cómo se realiza?

Como en alquimia. Vamos a trabajar al mismo tiempo la dimensión real e imaginaria. Las vamos a amalgamar. No hay que vincular esto con una pura realidad histórica. No se intenta hacer Historia en el sentido histórico de la palabra aunque la realidad de la Historia sea importante. Tampoco se busca hacer algo mágico en dirección opuesta, es decir desconectarse de cualquier racionalidad. Nuestro objetivo es dar cuanta más argamasa posible a la realidad de modo que sea portadora de un diálogo.

¿Y si se desconoce del todo una de las dos ramas de nuestra familia o ambas?

Se empieza con lo que se sabe, frecuentemente tenemos un nombre de ciudad, una edad, una profesión y se construye un relato con estos elementos. El inconsciente tiene muchas probabilidades de llevarnos sobre un camino de verdad.

¿Y luego?

Luego, se hacen dos relatos. Un relato por antepasado. Utilizaremos la primera persona del singular en este relato. Se escribe pues “yo”, hablamos en su nombre, siguiendo nuestra inspiración. A veces ocurre, en el transcurso, que otro antepasado se imponga a nosotros y que cambiemos de relato. Sus relatos nos están destinados, nos cuentan una parte de su vida. El tiempo de escritura se sitúa entre media - hora y una hora por relato. Elegimos esta técnica del relato que nos permite recomponer como un artista nuestra historia. Nos volvemos autor, vamos a transponer nuestra historia en palabras, ordenarla y colocarla sobre papel. Así, podrá existir por sí misma, fuera de nosotros. Podremos establecer una distancia con nuestro pasado.

¿Qué es lo que cambiará por el hecho de hablar en nombre de nuestros antepasados, empleando el pronombre “yo” o sea hablando en primera persona?

Esto nos permite de salir del enclaustrado de nuestra historia y de la de dos personas elegidas en nuestra familia. El árbol genealógico es una herramienta de proyección, el relato es en cambio, una herramienta de adueñación. Hacer un relato es retomar en mano la propia historia, tomar distancia, dejarse sorprender por su escritura. Lo cual sucede siempre, a cada vez. Después se lee en voz alta, cada uno de ambos relatos.

¿Puede Vd. darme un ejemplo de relatos de los antepasados?

Sí, se trata de una mujer joven que eligió hacer hablar a su bisabuelo materno y su abuela paterna. Recuerdo que el antepasado habla a través suyo, por lo tanto usa el “yo”.

El primer relato empieza del modo siguiente: “Soy rebelde, trabajo la vid. La vid, es mi vida. Cuando tiene frío, tengo frío. Cuando las uvas están doradas, respiro. Este alineado me da seguridad. Estoy aquí desde siempre. Mi padre era jornalero en la finca y mi madre, cuidaba de la ropa. Yo, administro la propiedad. Mi padre era el muchacho más guapo del país. Incluso se dice que la Barona, cuando su marido estaba demasiado tiempo en París, ya no podía vivir sin él, sobre todo en ciertas veladas de verano. Siempre pensé que su hijo “el Heredero” era demasiado guapo para ser hijo del viejo. No se habla de esto, él es la representación, y yo la conversación. Estamos inseparables, este secreto nos une. Mis hijos concebidos con la cocinera se sienten en casa. Mi hija es guapa y da vueltas alrededor de Antonio, el hijo del Barón, su primo de hecho. Es imposible para ellos, el baile acabó, deben parar las cuadrillas. Se casará con el hijo del carnicero. Uno de mis hijos se mató en esta vid, no quería seguir a su mujer a la ciudad. Es normal. Demasiado pasado lo vincula a esta tierra. Su sangre corrió en esta tierra, la vid la bebió. Muero, la tierra no está cerrada, mi hermano marcho solo, no, tú también me sigues, tu cuerpo pesado se cayó sobre mi ataúd cuando pronunciabas mi oración fúnebre.”

Los participantes toman nota sobre lo que esto evoca para ellos y sobre todo anotan las palabras claves del relato. En estas palabras deben figurar imágenes materiales y un elemento natural que serán el soporte del ejercicio siguiente. De la imagen material, fluirá un elemento natural.

¿En el primer relato, cuáles son las imágenes materiales que emanan inmediatamente?

“La sangre que corrió en la tierra” y “caerse sobre un ataúd”. Estas imágenes deben estar asociadas a un elemento natural que procede de él. Los elementos naturales que se pueden extraer son la madera, la sangre y la tierra. Estos elementos que aparecen de modo exterior en el relato corresponden a la naturaleza intrínseca del o de la que elabora el relato, por esto estos elementos serán luego fundadores.

Sigamos con el segundo relato…

La abuela paterna habla: “Nadie jamás me ha amado, se lo he devuelto igual. Sólo tú contaste para mí. ¿Porqué te marchaste? Mi hijo, mi vida, mi ángel. Prefiero que mueras en vez de compartirte con otras mujeres y sus hijos”.

¿Cuáles son los elementos materiales?

No los hay realmente, pero hay puntos de semejanza con el primer relato que era mucho más extenso. Lo que se puede anotar cuando se comparan ambos relatos, es que existen analogías, incluso un punto de convergencia que se puede detectar. Puede ser algo que los antepasados no consiguieron hacer o una problemática. Así, en este ejemplo, ambos relatos se terminan por la evocación de la muerte.

¿Qué quiere decir el término “imágenes materiales”?

Las imágenes materiales no son ideas abstractas. Se halla una ilustración en Gaston Bachelard, en sus libros sobre el análisis de lo imaginario poético: el Fuego, el Agua, la Tierra, el Aire. Es necesario poder representarse una imagen mentalmente como si pudiéramos transmitirla a personas de otro tiempo, en otro lugar, que no hablan el mismo idioma que nosotros. Imágenes que podríamos transmitir por telepatía. La materia, es lo que sostendrá las imágenes que vamos a desarrollar. La poiética (que procede del verbo crear, hacer, en griego) se apoya sobre imágenes materiales que sugerirán sensaciones y emociones.

¿Por ejemplo?

No se puede notar “apertura” sino preferentemente “puerta abierta”. el elemento natural en este caso podría ser la madera. debemos encontrar en el relato o volver a crear a partir de él imágenes materiales que se relacionarán con la persona como ser singular. Por ejemplo “ebullición suave de barro” fue encontrado por una persona para definirse. El elemento natural aquí es el barro (mezcla de agua, tierra, de tierra y de fuego porque está caliente”; otro ejemplo “tren de viajero saliendo hacía el Este”. El elemento natural sería el metal; “un molino de agua para hacer pan”, el elemento natural elegido por la persona será el agua. Estas imágenes y este elemento natural nos llevarán y nos permitirán desapegarnos de lo real.

¿Y luego?

Cuando hemos encontrado estas expresiones que engendran imágenes en el relato, hay que intentar encarnarse en esta imagen. Alguien hace hablar a un antepasado que dice “me han hecho rodar en la harina”. El elemento natural es aquí la harina. Esta persona ha de rodar físicamente en la harina para desbloquear una problemática del antepasado y sobre todo atravesarla para poder volverse a adueñar del elemento natural y poder construir el recorrido iniciático que sigue…

¿Y a la práctica, cómo proceder?

En este caso, trabajando harina con sus manos, el inconsciente de la persona hace brotar la problemática del casamiento. Quizás al color blanco de la harina… Nunca se casó pero tuvo sus hijos con un hombre casado. Este hombre vivía en dos familias simultáneamente. Un secreto pesado; una lo sabía, la otra, no! El nuevo hombre de su vida aún no ha pensado al matrimonio… Su trabajo interior nos habla de bodas místicas, de unión entre sus contrarios. En otro caso, si un abuelo cruzó una frontera los pies descalzos en el barro, el descendiente puede fácilmente andar en un camino fangoso, esta sensación le abrirá sus fronteras interiores. Si un antepasado vivió un flechazo, seguido de una decepción (el matrimonio no se hizo), el descendiente puede pintar este flechazo (naturalmente no se recomienda sufrir

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