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Socorrismo y primeros auxilios

Se requiere la existencia de un jefe, de un coordinador de la emergencia, conocido por todos. Según la importancia y sectorización de la empresa pueden ser necesarios otros coordinadores por cada sección, planta o departamento.

El plan de emergencia ha de afectar a toda la empresa y contemplar: — La evacuación del personal a lugares seguros. — El control de los materiales peligrosos. — La parada casi automática de las operaciones. — La protección de equipos y materiales. — La designación de un puesto de control.

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Debe disponerse de las instrucciones detalladas para todo el personal según sus ocupaciones y para los diversos tipos de emergencia, de la misma forma que deben ser realizados simulacros y pruebas que garanti- cen el funcionamiento de los planes de emergencia.

La existencia de un equipo especializado para la emergencia, como resulta obvio para casos de incendio, es un aspecto que garantizará necesariamente los mejores resultados si está bien preparado, es decir, la máxima reducción de posibles pérdidas.

También debemos tener resuelto el contacto con el exterior, bombe- ros, protección civil, hospitales próximos y posibles empresas vecinas integradas en organizaciones de ayuda mutua.

Todo esto, que es necesario en la mayoría de los casos, no puede hacernos olvidar otros muchos aspectos como los siguientes: — La existencia de alumbrado de emergencia. — La señalización de vías de evacuación. — Tener fácilmente identificadas las fuentes energéticas. — Tener resueltos, con fiabilidad, los sistemas de desactivación energé- tica y de procesos. — Disponer de la normativa adecuada sobre la participación y procedi- mientos del personal con responsabilidad para actuar en emergencias. — Tener el material adecuado y listo para su utilización en cantidad suficiente (extintores, prendas y equipos de salvamento). — Tener decidida la procedencia o no de sistemas de detección auto- mática y de extinción en su caso.

SOCORRISMO Y PRIMEROS AUXILIOS

Es otra de las técnicas para evitar la gravedad de las consecuencias. Pero además es una técnica de cuya práctica se derivan muy positivas conduc- tas personales en favor de una mejor actitud hacia la seguridad.

El mando de línea es, una vez más, el que debe tener los conocimientos necesarios para actuar como socorrista, aunque pueden ser otros colabo- radores suyos expertos, como él, en primeros auxilios. No menos del diez por ciento de los trabajadores deberían estar preparados.

La respiración artificial boca a boca, el masaje cardíaco externo, el tratamiento de heridas, fracturas, inmovilizaciones, son aspectos de fácil asimilación y de probada eficacia.

Figura 49. Espiral de la formación.

En este tema no vamos a pedir demasiado de los socorristas, porque no es necesario hacer más de lo estrictamente indispensable. Consiste en conseguir que el lesionado o paciente no sufra deterioro en sus condicio- nes desde que sufre el percance hasta que es atendido por el personal sanitario. Los conocimientos del socorrista pueden llegar a ser muy am- plios, pero en su conducta debería tener siempre presente el objetivo que acabamos de describir.

Deberemos preguntarnos si, en la empresa, es adecuado el lugar y el número de puestos para primeros auxilios. Si están convenientemente señalizados y si están dotados con los medios apropiados a las necesidades potenciales, consideradas de forma objetiva.

La atención por medio de facultativos o los medios de evacuación disponibles en caso de necesidad y la garantía de asistencia en las situacio- nes urgentes, son otros tantos aspectos a considerar por las empresas de los que es preciso un claro conocimiento por parte de los socorristas.

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