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III De engrasador a redero en las Seychelles
III. De engrasador a redero en las Seychelles
Los chicos baioneses del pasado siglo eran bien pronto conocedores de su futuro marinero, definido ya de nacimiento desde la misma cuna. Pero los tiempos, en todo y también en la pesca, cambiaron de manera inevitable al compás de los designios modernos que rigen la vida en el mundo. El paso de los años, la amplitud de miras actual, las nuevas tecnologías, el progreso social, cultural y económico… han traido planteamientos muy distintos en el seno de las familias de Baiona. Los chicos ya pueden estudiar y prepararse para futuros diferentes a los del siglo pasado. Los de ahora, casi siempre, muy alejados de la mar. Cuando Manuel Ávarez Pérez, “Malevo”, mote recibido por herencia de su padre, nacía en Sabarís en 1990, venía al mundo una nueva generación de marineros de Baiona, que ya no aceptarían lo que en casa le imponían. En principio, Manuel no quería ser marinero como lo era su padre y lo habían sido gran parte de sus antepasados. El padre, Jesús “Malevo”, hombre de mar de enorme trayectoria y prestigio, tampoco estaba dispueto a que su hijo se quedase en la villa a ganar unos euros en la hostelería, tal como lo venía haciendo para sobrevivir económicamente al día a día. Pronto Manuel, presionado por su padre, inicia un curso de FPA de tornero fresador, trabajo que en principio le gustaba, y orientado a un futuro empleo en la Industria Naval. No hubo suerte en este envite, ya que el Naval se encontraba por entonces en plena crisis, y no había salida posible para este tipo de trabajo. Vuelta a empezar, y orientado por su padre una vez más, se prepara para Mecánico Naval. Después, la influencia de Jesús “O Malevo” en el mundo del atún, le facilitará su primer embarque en un atunero congelador como engrasador. Digamos que Manuel tuvo que claudicar ante la falta de oportunidades en Baiona y en su entorno, y en junio del 2013, en
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el puerto de Diego Suárez (Madagascar), se embarca por primera vez en el atún. El “Intertuna Tres” será su destino inicial como engrasador.
Manuel Álvarez Pérez, “Malevo”
Libreta Marítima de Manuel “Malevo”.
Libreta de Marinero de Manuel Álvarez Pérez, “Malevo”. Primer embarque en el “Intertuna Tres”, como engrasador. (Archivo familia Álvarez Pérez).
El atunero congelador “Intertuna Tres”, de la compañía vasca “Albacora”.
Permanece dos campañas en el “Ibertuna Tres”, y en 2014 se cambia al “Albatún Dos” de la misma armadora. En ambos casos como engrasador y con una actividad destacada, ya que estaban a punto de nombrarle “caldereta”.
El buque atunero congelador “Albatún Dos”, de la armadora “Albacora, S.A.”.
Características Técnicas del “ALBATÚN DOS”.
Numero IMO, 9281308. Nombre del buque, ALBATÚN DOS. Tipo de barco, Fishing Vessel. Bandera, Spain. GT, 4406. DWT, 3250. Eslora, 115. Manga, 17. Año de construcción, 2004, en Astilleros Barreras de Vigo, para Albacora, S.A.
Manuel “Malevo”, con su compañero Xabier Unzaga, en el “Intertuna Tres”, mostrando un magnífico ejemplar de atún. (Archivo familia Álvarez Pérez).
El apodo de “Malevo” tiene su origen en el abuelo de Manuel. Emigrado a Buenos Aires a principios del siglo pasado, trajo de allí el mote a su regreso a Baiona. En lunfardo, argot porteño, significa malote, chuleta, individuo peleador y brabucón, que vivía en los arrabales de la capital argentina… El apodo del abuelo, pasó a su hijo, y ahora, en el presente siglo, a su nieto.
La compañía vasca “Albacora S.A.” fue fundada en 1974, y cuenta con una flota de 18 buques atuneros cerqueros, que faenan por los Océanos Atlántico, Índico y Pacífico. Es una de las armadoras atuneras más importante del país.
Logotipo de la armadora “Albacora S.A.”, que se exibe en la chiminea de todos sus barcos.
Baiona, 2020. Foto familiar del padre, Jesús Álvarez González, “Malevo”, con sus tres hijos, Kike, María Jesús y Manuel. (Archivo familia Álvarez Pérez).
Jesús Álvarez González, padre, y Manuel Álvarez Pérez, hijo, los “Malevo” en actividad marinera en la actualidad, 2021, unidos en un paternal abrazo que marcará el futuro profesional del joven baionés.
En Port Victoria (Islas Seychelles), Jesús Álvarez González, “Malevo” -en el centro con gafas de sol-, contaba con un veterano y excelente equipo de rederos, que bajo su dirección atendían la siempre delicada situación de las redes de la armadora “Albacora”. (Archivo familia Álvarez Pérez).
En sus últimos años de marinero, “Malevo” padre desempeñaba el puesto de contramaestre en el “Mar de Sergio” , y además de sus funciones como tal, se ocupaba de inspeccionar y mantener las redes de la armadora “Albacora” en perfecto estado en los almacenes de Port Victoria (Islas Seychelles). Bajo sus auspicios -ya que había descubierto un sistema de montaje de las redes a base de paños, proporcionaría a su armadora buenos beneficios, evitando esperas inutiles, y con ello la pérdida lógica de días de pesca. Nacido en O Burgo, Jésus Álvarez González se había jubilado hace cuatro meses, en el mes de abril último. Antes, dejaba en herencia a su hijo, el puesto fijo de redero en tierra, que tendría su base en Port Victoria (Islas Seychelles). Las redes de la compañía se seguían fabricando en Las Palmas, y su costo alcanzaba los 800.000 euros. Pero el sistema de fabricación y su mantenimiento dependía del equipo de Jesús. En su historial profesional figura como el primer marinero que había rechazado dinero, y elegía “el cuatro por cuatro” , cuatro meses de marea por cuatro de vacaciones, sistema que se impondría en el atún para el futuro, y sigue a 2022.
El “Mar de Sergio”, navegando por el Océano Índico en diciembre de 2013.
El “Mar de Sergio”, último barco en que Jesús Álvarez González, “Malevo”, ejerce como contramaestre.
Jesús Álvarez González,
“Malevo”, poco antes de jubilarse y de ceder su cargo de redero a su hijo Manuel. (Archivo familia Álvarez Pérez).
El “Mar de Sergio” siempre fue un buque de larga tradición baionesa entre su tripulación. Tal vez por pertenecer a una armadora viguesa en sus inicios, y ser construido en el también vigués “Astilleros Barreras”, fueran motivos influyentes en la contratación de muchos marineros de Baiona a lo largo de la historia del buque atunero. Conocedores de la valía incuestionable de los pescadores baioneses, se ha hecho una costumbre permanente en el tiempo, y a pesar del cambio de propiedad, -desde 2007, de la compañía vasca “Albacora S.A.”-, siguen manteniendo el mismo criterio de selección.
El “Mar de Sergio”, 1989. La tripulación festeja en cubierta el record de capturas entre toda la flota atunera que faenaba en el Océano Índico. A lo largo del año, nada menos que 9.400 toneladas de atún. Como era la costumbre, varios baioneses entre la tripulación: Antón Peña, el patrón de pesca, en el centro; José Ayú, oficial de puente, y los marineros Toniño “Che Guevara”, Miguel “O Mixi”, del barrio de Korea, Suso “Malevo” y “O Araña” de O Burgo.
Un par de máquinas de las que tuvo que estudiar Manuel en su formación como Mecánico Naval. (Archivo familia Álvarez Pérez).
Manuel Álvarez Pérez, “O Malevo” pequeño, abandona el puesto de engrasador cuando estaba a punto de ser ascendido a “caldereta”. Y a pesar de que se le presentaba una porvenir brillante, deja el mundo del mar de la pesca del atún, después de tres años entre el “Ibertuna Tres”y el “Albatún Dos”, y se centra para su futuro inmediato en tierra, en el mundo del aparejo.
Mapa de las Islas Seyllelles.
Escudo y bandera de las Islas Seychelles.
El 25 de abril de 2017, Manuel “Malevo” se inscribe como “redero de tierra” con destino en Port Victoria (Mahé, Islas Seychelles). Bajo el auspicio de su padre, inicia una nueva vida orientada al cuidado y mantenimiento de las redes de la armadora en tierra firme. Reparar, montar, realizar una revisión meticulosa… en definitiva, tener siempre preparadas nuevas redes para sustituir a las dañadas, sin pérdida de días de mar.
Manuel “Malevo”, en su paraiso de redes en Port Victoria. Abajo, con Jhon.
Por los bellos lugares de Port Victoria, gozará Manuel “Malevo” de sus estancia en la isla. Pendiente, eso sí, de atender su mundo de las redes atuneras.
Manuel “Malevo”, trabajando en las redes.
Talleres disponibles en Port Victoria para el equipo de rederos de “Albacora S.A.”.
Redes canarias en el mundo
La empresa vasca Albacora, primera atunera de Europa, lleva casi medio siglo en Las Palmas, donde elabora sus espectaculares artes de pesca
Aníbal Ramírez. Las Palmas de Gran Canaria. 03·06·2012.
Son las nueve de la mañana en un solar al aire libre situado en el acceso al antiguo cuartel Manuel Lois, sobre el Parque de la Música. Diecisiete operarios bajo el sol y la supervisión del maestro redero del Grupo Albacora, Pedro Mugika, ultiman una red atunera de 1.000 metros de largo por 280 de ancho, que la próxima semana será enviada a las Islas Seychelles, en el Océano Índico. Al fondo, cubierta por una gran lona blanca, otra gran malla de 1.700 metros de eslora por 270 de ancho espera su salida el próximo 20 de junio en un barco de la empresa hacia Abidyán (Costa de Marfil) en el Golfo de Guinea. "Hemos construido redes de hasta 1.820 metros de largo por 320 de ancho", explica Mugika. Al año construyen cuatro o cinco de estas megarredes para la captura de bancos de túnidos, además de arreglar estos aparejos. Esta fábrica suministra a los 16 barcos que tiene la primera empresa atunera de Europa repartidos entre las Islas Seychelles, Abidyán y en la costa de Ecuador, en el Pacífico. La construcción de una de estas espectaculares celadas a base de hilo de nailon y cadenas galvanizadas lleva más de un mes de trabajo. En el solar se erigen tres grúas para extender y recoger las redes e introducirlas dentro de un contenedor con destino a uno de los puertos donde opera la atunera vasca. El maestro redero de Albacora llegó prácticamente con la empresa al Puerto de La Luz a principios de los años 70 del siglo pasado. Por eso, al igual que la entidad, Pedro Mugika es toda una autoridad en el diseño de estas enormes artes de pesca. Tuvo que formar a un grupo de jóvenes canarios en este oficio ya que aquí se carecía de la técnica. "Somos una familia y los considero como hijos míos", señala para recordar que incluso tuvo a su cargo a un sacerdote tejiendo redes en el solar de Manuel Lois.
El Grupo Albacora frecuenta desde hace medio siglo con sus barcos el Puerto de La Luz, a donde viene incluso para realizar las primeras pruebas de sus puestas a punto con los adelantos más modernos y avanzados. La empresa vasca cuenta con el mayor atunero del mundo, el “Pacific Star”, de 125 metros de eslora y capaz de almacenar en sus bodegas un total de 2.500 toneladas de capturas de túnidos. Albacora ha sido reconocido con el Premio Puertos de Las Palmas 2012 al Cliente Distinguido por mantener durante este tiempo su oficina en las instalaciones del recinto portuario grancanario, así como su fábrica de redes en el solar de Las Torres, al considerarlo como el puerto base para suministro de combustibles, víveres, pertrechos y redes de toda su flota. Su distinción por la Fundación Puertos de Las Palmas vino avalada por la Federación Canaria de Empresas Portuarias (Fedeport), la Cámara de Comercio y Navegación de Gran Canaria y la Asociación de Empresas Consignatarias y Estibadoras de Buques de Las Palmas. Esta entidad afincada en La Luz, que comercializa la prestigiosa marca “Salica”, es también líder mundial en el tratamiento de túnidos. Cuenta con fábricas de conserva en Bermeo, Galicia y Ecuador. Aparte de los 16 grandes barcos atuneros congeladores, su flota está formada por otros diez buques menores y dos buques frigoríficos mercantes para el transporte, uno de los cuales, el “Salico Frigo”, está matriculado en Las Palmas de Gran Canaria.
Hijo de un propietario de barcos en el pueblo pesquero de Bermeo, el maestro redero del Grupo Albacora recuerda su extrema animadversión al mundo del mar. "Yo me mareaba nada más escuchar el motor del barco". Su padre lo mandó a un taller en el que se aprendía a elaborar redes de pesca. Años más tarde, no tuvo otro remedio que llegar a embarcarse en los pesqueros de su progenitor. Pero su destino estaba en tierra, fabricando mallas de casi dos kilómetros de largo en una loma junto a la carretera a Las Torres, con vistas al Atlántico.
Dos variedades de redes de los cientos de modelos existentes.
La vida de Manuel Álvarez Pérez va a cambiar radicalmente, porque al margen de su trabajo, pasará a convivir en un paraiso natural cada día. Su apartamento goza de las máximas comodidades, y se encuentra situado en un lugar de una belleza sinigual.
La zona residencial de la isla para el equipo de trabajadores de “Albacora”.
Otras perpesctivas de la zona residencial. Abajo, se observa a Manuel “Malevo”, paseando por sus caminos. (Archivo familia Álvarez Pérez).
Manuel “Malevo”, en medio del lugar de trabajo, con su compañero Mikel, nativo de las Islas Seychelles. (Archivo familia Álvarez Pérez).
El mundo de Manuel “Malevo” se mueve entre los cientos de redes con los que convive día a día. (Archivo familia Álvarez Pérez).
Montañas de redes a la espera de la atención del equipo de rederos dirigido por Manuel “Malevo”. Abajo, sus compañeros Vidu y Jhon, nativos de las Islas Seychelles. (Archivo familia Álvarez Pérez).
Grua de apoyo impresdindible para el pesado manejo del aparejo.
El equipo de trabajadores de la central redera lo componen veinte nativos de las Islas Seychelles, que han ido formándose y son dirigidos a las órdenes, primero de Suso “Malevo”, y ahora, de los también baioneses Alberto “Aunuco” -jefe actual- y Toño “O Loro”, además de Manuel “Malevo”. Cientos de metros de red se contemplan en el panorama de los muelles de Port Victoria.
Océano Índico, 2015. En la imagen de arriba, el baionés Antonio “O Loro”, contramaestre por entonces del “Albatún Tres”, colaborando en la descarga de un cimarrón. Abajo, conversando con un compañero en el patio de pesca. En la actualidad, se ha pasado a la central redera de Port Victoria (Islas Seychelles). (Archivo familia Leyenda Selegante).
Manuel “Malevo”, al lado de un camión con redes, para su posterior descarga e inicio del correspondiente trabajo de mantenimiento. (Archivo familia Álvarez Pérez).
Manuel “O Malevo” recibe a menudo camiones con redes nuevas, procedentes de Las Palmas, que ha de revisar y tener dispuestas para próximas necesidades de la flota de “Albacora” En ocasiones muy concretas, Manuel debe viajar para atender barcos de la compañía en algún puerto del continente africano.
Nave del centro redero de “Albacora, S.A.” en Victoria (Islas Seychelles).
Dos atuneros atracados a los muelles de Port Victoria. Además de la descarga de pescado y el aprovisionamiento del buque, es posible por el movimiento de redes, que haya también un necesario cambio de aparejo.
Un barco de “Grimaldi Lines”, descarga en Port Victoria una red del atún enviada desde la fábrica de Las Palmas. Se puede apreciar el extraordinario tamaño de la red, que medirá sobre 1.500 metros de largo por 250 de ancho.
Vistas panorámicas del puerto de Port Victoria. Abajo, los atuneros llegan a descargar la red utilizada para cambiarla por una otra óptimas condiciones.
Desde 2020, Manuel Álvarez Pérez, “Malevo”, con 31 años en la actualidad, 2021, está asentado con su insultante juventud, en un trabajo que maneja perfectamente con el asesoramiento de su padre, aunque sea desde tierra. No quiso ser marinero en su día, pero se encuentra feliz en medio de los cientos de metros de las redes del atún.
Abidjan, 2020. El equipo de rederos de Port Victoria, se traslada a Abidjan (Costa de Marfil) a preparar el aparejo de un barco. En el centro de la imagen, Suso Álvarez González, “Malevo” -con gafas de sol-, y muy cerca, su hijo Manuel Álvarez Pérez.
Mapa de África, en el que se comprueba la situación de Abidjan.
Manuel vive en un lugar paradisíaco, rodeado de paisajes espectaculares, que hacen de las Islas Seychelles uno de los lugares con más atractivo turístico del mundo.
En las Islas Seychelles se encuentras las tortugas más grandes del mundo.
Exposición de tortugas en uno de los hoteles de las Islas Seychelles.
Port Victoria
El célebre reloj de Vitoria, en el centro de la capital.
Situación de las Islas Seychelles, compuestas por 115 islas, situadas en el Océano Índico al nordeste de Madagascar. Su principal fuente económica es el turismo. Se trata del un auténtico paraiso tropical, con temperaturas de 25 a 30 grados durante todo el año. El submarinismo y sus lindas playas son de de lo más apreciado en Port Victoria.
En el “Txori Zuri”, 2019. El cocinero Andrés Piñeiro Pereira, “Pirrallo”, ya tiene preparado el pan para los bocatas de la mañana. En la imagen, nos muestra los tres tipos de panes que hizo ese día. (Archivo familia Piñeiro Pereira).