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I Los orígenes de los Goce

I. Los orígenes de los Goce

- Pero vosotras estabais en todas -les digo a las hermanas Goce Denis... en el teatro con las monjitas… en el baile gallego con la Sección Femenina… en la Coral… en las actividades parroquiales… en los grupos de “Balcagia” … en bodas y primeras comuniones… - No podría ser de otra manera, Luis. Por el lado de los Goce, descendemos de titiriteros, y por el de los Denis, de “O Cantador” … Lo llevamos en la sangre. Así respondían sonriendo las hermanas Moncha y Paruca Goce Denis al hacerles esta observación… Se calcula que los Goce llegan a Baiona en 1890, año más año menos. Actores de teatro de una compañía ambulante procedente de Salamanca, venían actuando en sus giras por los mejores escenarios de la época. En su recorrido habitual por ciudades y pueblos, se acercaron a Baiona, villa de reconocido gusto por el teatro en aquellos tiempos, y por razones desconocidas, el grupo teatral se disuelve precisamente aquí. Los jefes del clan, el matrimonio José Goce Capilla (Valencia) y Carolina Guerra Pérez (Madrid), llegaban acompañados al menos de tres hijos: Enrique, Arturo y Alejandro. Cuentan que eran actores de teatro por tradición familiar, profesión transmitida de padres a hijos a lo largo del tiempo. Aseguran que José era un gran actor lírico, igual que había sido su padre, de nombre Dionisio, natural de Castellón de la Plana. También contaba una abuela de la familia, que la primera representación en Baiona del célebre “Don Juan Tenorio” de Zorrilla, había estado a cargo de la compañía de los Goce. Al disolverse el grupo, sus dos hijos, Enrique y Alejandro, deciden establecerse en Baiona. El otro hermano, Arturo, nacido en Riotorto (Lugo) en 1850, no se queda a pesar de haberse casado unos años antes con una baionesa. Aunque es posible que se hubiese separado de su familia con anterioridad a esta última gira.

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Enrique Goce Guerra, nacido en 1846 en Ribadeo (Lugo), llegaba casado a Baiona con Rosa Fernández López, nacida en 1852 en Torrelavega del Bierzo (Santander), y que se sepa, con seis hijos todavía pequeños: Arsenio, nacido en 1876, Ernesto, en 1879 en Villacargo (Burgos), Enrique, en 1885 en Ares (A Coruña), Emilio en 1888 -emigraría a Argentina en 1905-, Rogelio en 1890, y Ramón en 1893 en San Martín de Tapia de Casariego (Asturias). Queda bien patente que, hoy aquí y mañana allá, los descendientes de los comediantes vinieron a este mundo donde les tocó en suerte. Luego en Baiona, en 1896, nacería Francisco. Por su parte, Alejandro Goce Guerra, nacido en Salamanca en 1863, llegaba soltero a la villa con algo más de veinte años. Pronto se casaría con Josefa Soliño Cadilla, “a porriñesa”, con la que tendría siete hijos: Moisés, Manuel “o Jijuá”, José Ramón “o carrero”, Jesús “o tarradela”, Ramona “a quintana”, Alejandro “o neghro” y Joaquín “o sastre”.

Baiona, años veinte. La ex actriz Rosa Fernández López con sus nietos: María Luisa, Rogelio, Rosa y Emilio -hijos de Enrique Goce Fernández y Concepción López Castro-, y Peregrina “de O Rosal” -única hija de Ramón Goce Fernández y a rosaleira Irene Martínez Ríos.(Archivo Familia Goce Silva). El segundo hijo, Arturo Goce Guerra, nacido en 1850 en Riotorto (Lugo), de profesión actor dramático según los registros eclesiásticos, se sospecha que se había casado en una de las giras teatrales por Baiona con Josefa Devesa Vázquez. Contraen matri-

monio en 1888 en la Capilla de la Misericordia, y ya no hay más noticias sobre ellos. Es probable que siguieran de tourné con la compañía teatral, se separasen de ella en algún momento, y que ya no volvieran nunca más por la villa. A partir de esta inesperada llegada y del asentamiento de los dos hermanos en el pueblo, el apellido Goce se extendería con rapidez por todo Baiona. Pasado más de un siglo, y según el último censo de 2015, Estadística indica que el noventa por cien de los empadronados en España con este apellido viven en el municipio de Baiona. En total, cerca de trescientos habitantes. En Córdoba, tan sólo ocho. También hay unos pocos en Nigrán, Vigo, O Rosal y Santa María de Oia, a buen seguro, descendientes de los artistas. Y como no podía suceder de otra manera, los baioneses enseguida le encontraron el adecuado apodo a los recién llegados, “Os valixas” les empezaron a llamar, que no fue por otra razón que por la muy respetable cantidad de maletas, bultos y bolsas con las que llegaron en tránsito a la villa, tal como corresponde en buena lógica a una familia de actores de teatro ambulante. Con los años, los siete hijos de Alejandro y Josefa, y los otros siete de Enrique y Rosa, se fueron casando -también hubo algún soltero-, y los Goce comenzaron a proliferar con fuerza por la villa y alrededores. Salvo contadas excepciones, sus descendientes varones se dedicaron a la pesca. Obligados a dejar a un lado la tradición teatral de la familia, los Goce no hicieron otra cosa que identificarse con el pueblo marinero al que llegaron, e incorporarse a sus labores cotidianas como cualquier otro baionés. De todas maneras, a lo largo del tiempo, los genes artísticos de los Goce resurgieron en multitud de ocasiones, tras conservarse de generación en generación con toda su vigencia. Y si a esto le añadimos los futuros matrimonios con los Denis, encontraremos con frecuencia ambos apellidos, juntos y por separado, en grupos de teatro, de baile, de música, en corales… hubo descendientes en el arte floral… una escultora en la actualidad… una excelente fotógrafa… una brillante pintora de murales… Los tradicionales ámbitos del arte en los que se movían, han sido ampliados por los Goce y los Denis de hoy a espacios nuevos de la modernidad. ¡Y lo que todavía queda de su arte en nuestro tiempo!...

Los Goce, comediantes en gira por Galicia, arribaban a una Baiona que comenzaba a emerger de una profunda y larga crisis, tras la orden del rey a mitad del siglo XIX de retirarle a la fortaleza de Monte Boi su condición de lugar estratégico militar. Así considerada por los monarcas a través de los siglos, perdía en ese momento todas las prerrogativas y apoyos políticos que había gozado hasta entonces, incluida su importante guarnición que llegó a alcanzar los tres mil hombres. Finalizada una época gloriosa para la “Real, Noble y Leal Villa de Bayona”, empezaban otros tiempos bien distintos, en los que la vida de los baioneses debía adaptarse a circunstancias tan nuevas, como complicadas y difíciles. Se dejaron de ver por el pueblo los uniformes militares, el paso de los soldados a caballo, el rodar de los carruajes del castillo, el sonido de cornetas y tambores de la milicia… y tampoco volverían a fondear en la bahía los navíos de guerra y de aprovisionamiento militar. Junto al desaparecido pueblo interior de Monte Real, allí se quedaron abandonados el Convento de los Frailes, la Casa del Corregidor, los cuarteles de la guarnición, el Palacio de Justicia… Tan sólo permaneció presente en la memoria de los vecinos, la inmensa historia vivida entre sus muros a lo largo de muchos siglos, que continuaría siendo trasmitida sin pausa de generación en generación, y recogida con bastante fidelidad por los historiadores. El legendario Monte Boi dejaba de ser escenario de la vida cotidiana de Baiona. Se quedaba como hermoso fondo del paisaje y testimonio evocador de los recuerdos históricos de la población. La saneada y segura economía del pueblo cambiaba de repente, al quedar inmersa en una creciente pobreza, y reducida a partir de aquellos momentos a la pesca, a algo de agricultura y ganadería… y poco más. De la villa protegida por los reyes y por el poder político, se pasaba a un modesto pueblo de pescadores, que hasta finales del siglo diecinueve no consigue iniciar una tímida recuperación de la mano de una pequeña burguesía que había permanecido en la comarca. Fue en ese preciso momento, 1890, cuando los comediantes disuelven su compañía teatral ambulante, y una parte de sus componentes, los Goce, se establecía definitivamente en Baiona. A lo largo de más de un siglo han proliferado, y el apellido se convertiría como algo casi exclusivo de la villa en todo el país.

Baiona, Rúa Ángel Urzáiz, 1900. La entrada a la villa por la recién estrenada carretera general Vigo-Baiona, por entonces de tierra. El farol de gas, en la izquierda de la imagen, indica que aún no ha llegado la luz eléctrica al pueblo. Se empiezan a construir las primeras aceras, y por el transitar tranquilo de los vecinos por la mitad de la calzada, se deduce que no gozaba de demasiada circulación.

Baiona, 1900. Varadoiro de O Cantiño, sin las almenas de sus murallas, mandadas construir pocos años después por Ángel Bedriñana, propietario del castillo por entonces.

Vista panorámica de Baiona a principios del siglo XX. (Archivo Esperanza F. Vernet).

Baiona, 1900. Ex Colegiata de Santa María, con el pequeño atrio cubierto de la entrada,que se destruiría a los pocos añosde esta imagen.

En este ambiente emergente de la villa, los Goce comienzan a extenderse con rapidez por todo Baiona. Del tercer hijo de los actores, Enrique Goce Fernández (Ares, 1885 - Baiona, 1934), marinero de profesión, y casado en 1907 con la baionesa Concepción López Castro (1889-1960), nacerían diez hijos: María Luisa en 1914, Rogelio en 1915, Emilio en 1916, Ernesta, Enrique en 1921, Rosa en 1924, Moncho en 1926, Balbino en 1929, Vicente y Amparo, nacida en 1934.

3 de septiembre de 1927. Enrique Goce Fernández, a los cuarenta y dos años. Fue de los primeros Goce establecidos en Baiona. Llegó a la villa con sus padres a la edad de cinco años. Nació en Ares (A Coruña) en 1885, durante la gira teatral que hacía la compañía familiar de los Goce por toda Galicia. Marinero de profesión, se casó con Concepción López Castro, con la que tuvo diez hijos, que junto a los seis de su hermanoAlejandro, formaronlas primeras generaciones de los Goce nacidas en Baiona.(Archivo Amparo Goce López).

Años sesenta. Concepción Josefa López Castro, esposa de Enrique Goce Fernández. La “abuela Sion”, como le llamaban en la familia, fue toda una institución para los Goce. Respetada y querida, se mantiene muy viva en todos aquellos familiares que la conocieron. Nacióen Baionaen 1889, en la Puerta de la Villa, y fallecióen 1960a la edad de setenta y un años. Hija del marinero baionés Juan López y de la portuguesa Luisa Castro Gómez, natural de Póvoa de Varzim. (Archivo Familia Goce Denis).

Baiona, 12 de agosto de 1934. Registro del fallecimiento de Enrique Goce Fernández, a los cincuenta añosde edad, a causa de una bronco-neumonía.

Baiona, 30 de septiembre de 1921. Acta de nacimiento de Enrique Goce López.

El segundo de los hijos de los actores, Ernesto Goce Fernández (Villacargo, 1891 - Baiona, 1911), se hizo carpintero de profesión en la villa, y contrajo matrimonio con la baionesa Teresa Gesteira Potestad, con la que tuvo una hija, Concepción Goce

Gesteira, “Concha”. Ernesto moría muy joven, a los treinta años, de un colapso cardíaco en su casa del barrio de San Xoán.

Baiona, 22 de enero de 1911. Acta de fallecimiento de Ernesto Goce Fernández.

Ramón Goce Fernández (San Martín de Tapia de Casariego-Asturias, 1893 / O Rosal, 1953), el sexto hijo de los actores Enrique Goce y Rosa Fernández, se casó muy joven en O Rosal con Irene Martínez Ríos (O Rosal, 1884/1963). Se habían conocido en la villa baionesa cuando Irene era cocinera en el desaparecido “Hotel La Palma”. A partir de la boda, el matrimonio pasó a vivir en la casa de labranza de la familia de ella en el barrio de O Urgal, en O Rosal. Pronto Ramón empezó a ejercer de Agente Judicial en el Juzgado del pueblo.

Ramón Goce Fernández e Irene Martínez Ríos, a principios de los años cincuenta.

Al poco tiempo de casarse, Ramón emigró a Argentina, donde ingresó en la Policía Montada de Buenos Aires durante una temporada no demasiado larga. Luego se volvió de nuevo al pueblo, y retomó su puesto de Agente Judicial. Tuvieron una sola hija, Peregrina Goce Martínez, nacida en 1911 en la casa paterna. <<Recuerdo que había por casa un bonita fotografía del abuelo -comenta su nieto Benito, montado a caballo con el uniforme de policía, muy erguido, y con su sable colgando a un costado.

Tenía un aspecto formidable, era un hombre de un gran porte. La fotografía desapareció muy a mi pesar. ¡Cuánto no pagaría yo por recuperarla! Cuando el abuelo se retiró como Agente Judicial, yo lo sustituí provisionalmente durante unos meses hasta que nombraron a un sustituto. >>

O Rosal, años cincuenta. Irene Martínez Ríos, esposa de Ramón Goce Fernández. (Archivo Familia Martínez Goce).

<<Contaba el abuelo Ramón -recuerda Benito-, que se había ido a Argentina en un barco de vela vasco, el “Anturia”, y que tardaron tres meses en llegar, a pesar de contar con una pequeña máquina de carbón. Los temporales que encontraron por el camino les hacían retroceder, y no les dejaban avanzar. Andaban diez millas hacia adelante, y al día siguiente el temporal los echaba veinte para atrás. >>

<<Durante ese largo viaje, un fogonero gigantón de raza negra fue acuchillado por un chino que casi no le llegaba a la cintura. El cadáver lo echaron por la borda sin más. >>

Baiona, años treinta. Postal publicitaria del “Hotel La Palma”, el más importante de la villa en aquella época. Requisado durante la Guerra Civil española, fue utilizado como cuartel. Desapareció al finalizar la contienda, y el edificio se conservó hasta mediados de los sesenta, siendo usado durante ese tiempo como escuela, chabola, viviendas… Peregrina Goce Martínez, la única hija de Ramón e Irene, se casó con poco más de veinte años con Casimiro Martínez Gómez, un portugués nacido en Santa Eulalia de Oliveira, ayuntamiento de Barcelos, el más grande de Portugal. De ese matrimonio nacieron cuatro hijos: Benito (1933), Celso, María de los Ángeles y Casimiro Ramón Martínez Goce. <<Voy a menudo a Santa Eulalia de Oliveira -cuenta Benito Goce, donde tengo muchos primos. Se acuerdan todavía de mi padre. >> Por la distancia y la mala comunicación que había por entonces, los Goce de O Rosal no tuvieron excesiva relación con los familiares de Baiona. Aún con todo, Benito recuerda a la tía Sion cuando iba a vender pescado por el pueblo, que se lo pagaban con patatas, bollas de pan, huevos, unto… “Al finalizar su trabajo, iba siempre a comer a casa”.

<<Mi madre nos llevó muchas veces a las Fiestas de San Cosme y San Damián en Baiona. Ella iba a caballo, y los tres hermanos la acompañábamos a pie -aún no había nacido el pequeño-. Aquello sí que era un acontecimiento para nosotros. ¡Qué bien lo pasábamos! Estábamos en Baiona dos o tres días, y dormíamos en la casa de la tía Sión, ¡apretados!… pero felices con los primos por el muelle, por Elduayen, por la fiesta… >>

Años treinta. Peregrina Goce Martínez, única hija de Ramón Goce e Irene Martínez. Se casó con el portugués Casimiro Martínez Gómez. (Archivo Familia Martínez Goce).

De los cuatro hermanos, viven Benito y María de los Ángeles. El primero sigue en O Rosal, mientras que su hermana reside en A Guarda.

O Rosal, años sesenta. Irene Martínez Ríos, en una boda, con su yerno Casimiro Martínez Gómez, casado con Peregrina, y padre de Benito.

Vigo, Calle del Príncipe, años cincuenta. Benito Martínez Goce, con su hermano pequeño, Casimiro Ramón.(Archivo Familia Martínez Goce).

Y así como en Baiona los niños acostumbraban a salir a la mar a los diez, a los doce años… en O Rosal empezaban de “tejeros” con una edad similar. Por entonces, mucha gente de O Rosal se iba a los “tejares” -fábricas artesanales de tejas- de toda España a ganarse la vida de temporeros. Venían desde todos los lugares del país a buscarlos, y aquí se formaban las cuadrillas, desde cinco hasta quince hombres, al mando de un oficial. Salían a mediados de abril hacia su destino y volvían a finales de septiembre para la vendimia, no sin antes fabricar más de tres mil tejas diarias. Os rosaleiros ya habían alcanzado fama de buenos trabajadores y conocedores del oficio, pasado de padres a hijos a través de los tiempos. Razones por las que acudían de los tejares de España, la mayoría de Castilla, en su busca para contratarlos.

<<En 1946, yo me fui de “tejero” con trece años a un tejar de Villacastín (Segovia) -cuenta Benito Martínez Goce. Íbamos por cinco meses, y me dieron por la campaña cuatrocientas pesetas, que en aquellos tiempos era bastante dinero. El oficial organizaba el trabajo de la cuadrilla: unos cavaban para sacar la tierra, otros la transportaban, y otros la amasaban y hacían los montones de barro al lado del banco del “cortador”, que solía ser el jefe de la cuadrilla. Yo hice de “tendedor”, que era el encargado de recoger las tejas moldeadas de una en una, y trasladarlas al lugar elegido para secarlas al sol. Por lo tanto, yo hacía tantos viajes corriendo, como tejas se elaboraban al día, es decir, más de tres mil recorridos. Después del secado, se introducían en el horno, que se encendía con leña una vez lleno. En alguna ocasión llegamos a hacer cerca de cuatro mil piezas en un día. Eran unas jornadas agotadoras, de doce a catorce horas. >> En la primera mitad del pasado siglo, incluso puede que antes, “Os cabaqueiros” -tal como se les conoce en gallego- de O Rosal y de la comarca del Baixomiño, llegaron hasta Zaragoza, Barcelona, Castilla… a todos los lugares de España donde había tejares. El noventa por ciento de estos obreros temporeros eran gallegos, sobre todo de O Rosal, que tenían así un buen complemento de su economía agraria. <<En la plaza del pueblo hay un monumento en homenaje a “Os cabaqueiros”, y todos los años, el 12 de octubre, se celebra

una gran fiesta en recuerdo de aquella época. Ese día ”os cabaqueiros” de entonces, que muchos aún vivimos, hacemos demostraciones de cómo se fabricaban artesanalmente las tejas. >>

Monumento a “Os cabaqueiros” en O Rosal.

<<En 1947 volví de “tejero” a Maceda (Ourense); en 1948, a Peñausende de Sayago (Zamora); y en 1949, a Venta de Pollos (Valladolid). Al regreso de esta última campaña, entré a trabajar en la fábrica de “Cerámica de Las Cachadas”, fundada en A Guarda en 1900 por José Antonio Lomba Camiña. >> Para muchos de los “cabaqueiros” el castellano era una lengua algo extraña, de forma que para entenderse entre ellos, y al mismo tiempo ocultar sus comentarios a los nativos, crearon una jerga especial de un ciento de palabras. “Lasqueo” es trabajo; “boreta”, agua; “murcir”, comer; “boleira das cabacas”, horno de tejas; “lasqueo de calloa”, trabajo de mujer…”No ordes. Alixa, que ven o orgina”, me dice Benito como ejemplo. “Oye. Escapa, que viene el jefe”, quiere decir.

<<En Las Cachadas estuve trabajando durante cuarenta y ocho años, y aún después de jubilado, seguí doce años más como chofer. En la fábrica fui palista de maquinaria pesada, y en los últimos tiempos alternaba ese trabajo con el de chofer. Iba a Portugal a recoger gente que venía de visita, llevaba al jefe a Barcelona, a Bilbao… Fui el mismo día ida y vuelta a Madrid a un laboratorio… Recogía en los aeropuertos a clientes que llegaban de todas las partes del mundo… Y también le llevé bastante dinero al Celta. Los Lomba eran unos fanáticos del equipo, y le mandaban un buen cheque de vez en cuando. “Vete con mucho cuidado, y al entregarlo en Vigo, nos llamas por teléfono”, me decía el jefe. >>

Benito Martínez Goce, años sesenta.

Celso y Casimiro Martínez Goce, los hermanos de Benito, también fueron “tejeros”. Vivieron en O Rosal, y ya fallecieron hace bastantes años. Su hermana María de los Ángeles emigró un tiempo a Inglaterra, y vive desde su regreso en A Guarda. No se encuentra demasiado bien de salud. Benito tiene dos hijas, y tanto ellas como los otros descendientes de sus hermanos, ya no conservan el apellido Goce.

Durante esos cien años largos que han pasado, a ningún Goce rosaleiro le salió a relucir la vena artística de sus antepasados, aunque Ramón Goce Fernández, emigrante a Argentina por corto tiempo, no pudo evitar la tradición viajera y de aventura de sus bisabuelos, de sus abuelos y de sus padres, actores de teatro ambulantes.

Con Benito Martínez Goce, de ochenta y tres años en la actualidad, se pone fin a la saga de los Goce en O Rosal, residente allí durante más de un siglo, pero con escasa descendencia.

2016. BenitoMartínez Goce,el último Goce de O Rosal.

Francisco Goce Fernández, “o chileno”, el último hijo de los actores, ya nacido en Baiona en 1896, fue marinero, y se casó con Pacífica Juncal Prado, a la que conoció en Buenos Aires durante su corta emigración. El matrimonio no podía tener hijos, y a menudo le pedía a su hermano Enrique que le dejara alguno de los suyos, diez en total. “Donde comen ocho comen diez”, le contestaba siempre, negándose a ello. El tío Paco para sus muchos sobrinos, fallecía sin descendencia en 1944, en su casa del barrio de San Xoán, a los cuarenta y siete años, e igual que su hermano Ernesto, a causa de un colapso cardíaco.

Baiona, 23 de mayo de 1944. Acta de fallecimientode Francisco Goce Fernández.

Sobre el apodo de “os valixas” que le pusieron a los Goce, cuentan otra versión en la que Paco “o chileno” es precisamente el protagonista. Al regresar de su emigración, llegó a Baiona con una sola maleta, y utilizando un término muy bonaerense, le dijo a los familiares que lo esperaban: “Cogerme la valija, que el resto del equipaje me lo trae el camión de Vilán”. Se ve que a los baioneses les hizo gracia la palabra, y desde entonces, “o valixas” le quedó a toda la familia.

Baiona, años setenta. Pacífica Juncal Prado, ya viuda, siguióviviendo en el barrio de San Xoán. “Delante de su casa -recuerda su sobrina María del Carmen- ponía un puesto de venta de fruta”. En cambio, no se tienen noticias ni de Arsenio, ni de Rogelio, ambos llegados a la villa con la compañía teatral. Es muy posible que en vez de quedarse con sus otros hermanos en Baiona, se hubieran marchado con sus abuelos José y Carolina, o tal vez con sus mismos padres.

Por la rama de Alejandro Goce Guerra, tampoco faltarían uniones matrimoniales, y fruto de ellas, la abundante descendencia que fue naciendo en Baiona. Se originaba así una fuerte implantación de los Goce en la villa, y entre ellos, personajes de enorme popularidad en los distintos ámbitos sociales.

PepaSoliño Cadilla, “a porriñesa”,(1875-1939), esposa de Alejandro Goce Guerra.

“La Voz del Miñor”, 1939.

Pepa Soliño Cadilla, “a porriñesa” Pepa vivía en una pequeña casa en el barrio de A Laxe, de planta baja, a la que se accedía bajando un escalón. Dicen que de lo gruesa que estaba, tenía que entrar de lado por la puerta. También cuenta su nieta “Choncha”, que cuando murió la abuela Pepita, tuvieron que hacerle para ella una caja especial por lo gorda que se encontraba.

El primogénito de Alejandro y Pepa, Moisés Goce Soliño, se casó en Baiona con Valenta Carballo, y tuvieron cuatro hijos: Pepita, Victorino, Cándido y Joaquín “Quin”.

Moisés Goce Soliño, (1892-1954).

De los cuatro hermanos, Victorino Goce Carballo, nacido en 1922, gozó de especial relevancia en el pueblo. Fue funcionario de Correos y Telégrafos -un servicio público de primera necesidad en aquella época-, y cofundador en 1950, junto al padre Fernando Muñoz, del histórico equipo de fútbol, el Juvenil Erizana. Llegaría a ser presidente del club en tres etapas: 1951/1953, 1957/65 -finalizando su mandato con la desaparición del Campo de A Palma y del Juvenil Erizana- y 1988/92 -etapa siguiente del club, en el también desaparecido Campo de Santa Marta. En los setenta, había sido concejal del Concello de Baiona. Falleció en 2014, a los noventa y dos años.

“Hotel Bayona”, años cincuenta. Boda de “Quin” Goce y Maribel “a chaboleira”. Sentados a la mesa: Olivia “a portughesa”, Alejandro Goce “o neghro”, Victorino Goce, RamonaGoce“a quintana” y Liberata “a xurela”.

Directiva del Juvenil Erizana, años cincuenta. Arriba: Ángel Fernández ”Vernet”, Victorino Goce, Urbano Montaña, Fermín Pereira y Remigio Eloy. Delante: Juan Manuel Santos, Serafín Lorenzo, Andrade, el padre Fernando Muñoz, José Pereira y Antonio Marcote. Agachado: Casimiro Pereira, con la bandera del club.(Archivo Esperanza Fernández Vernet).

El segundo hijo del ex comediante y “a porriñesa”, Manuel Goce Soliño, “o Jijuá”, casado con Aurora Refojos Pérez, tuvo a su vez cinco hijos: Manuel “Ghos” -emigrado a Uruguay, Ángel “Lucho” -padre de Tito “Naveiras” -, José “Lanina”, Avelina esposa de José López “o Judas”- y Antonio “Cabecitas”. Los cuatro chicos fueron marineros, y “Ghos”, “Lanina” y “Cabecitas” destacaron como artistas, pero no del teatro ni de la música, sino del balón de fútbol. Junto a su primo Jesús Goce “Rato”, formaron parte del mítico equipo del Erizana de los años cincuenta.

Manuel Goce Soliño, “o Jijuá”, (1894/1956).

Baiona, A Palma, 1953. Juvenil Erizana. Campeón Liga Comarcal. Arriba: Urbano Montaña, Alvarito, Darío Maciel, Suso Cedeira, Jesús Goce “Rato”, Antonio Goce “Cabecitas”, Fino y Andrade (entrenador). Abajo: Arturo Blach “Mekerle”, Tomás Vilar, José Goce “Lanina”, Madeo y Herminio “Pití”.

José Ramón, el tercero, conocido por Pepe “o carrero”, se casó con Liberata Marcote, “a xurela”, y vivió con su hermano Manuel “Ghos” y su familia en la misma casa del barrio de A Laxe. Tuvieron nueve hijos: Jesús “o rato”, Quin “o da xurela”, Agustín “Tanano”, Lola, Cela -del “Bar Sandokan”-, Dora, Ito, Roque -también destacado jugador del Erizana en los años sesenta- y Pepe “o Piñote” -abuelo de Antonio Goce Castro, actual estudioso de árbol genealógico familiar.

José Ramón Goce Soliño, “o carrero”, (1896/1946).

Baiona, Campo de A Palma, 1954. Juvenil Erizana. De pie: Allú (entrenador), Urbano Montaña, Arturo “Mekerle”, Quin “Canero”, Madeo, Darío Maciel, Isaac, Fino y Victorino Goce (presidente). Agachados: Jesús Goce “Rato”, “Papelitos”, Lalo, José Goce “Lanina” yHerminio“Pití”.

Baiona, A Palma, 1960. Partido amistoso de promesas. Arriba: un aficionado, Lito, Valeriano “ o caldeireiro”, Suso, Moncho, Eulogio y José Luis “Federico”. Abajo: “Enano”, Ventura Leyenda, Roque Goce, Valeriano y “Grillo”.

Baiona, años cincuenta. Florita Esperón, madrina del Erizana, rodeada de directivos, jugadores y aficionados. Entre otros: Serafín Lorenzo, Ángel F. “Vernet”, José Pereira, Padre Fernando, Urbano Montaña, Florentino Vázquez, Casimiro Pereira, Enrique Salgado, Herminio “Pití”, Victorino Goce (presidente), José Goce “Lanina”, Tomás Vilar, Alvarito, Juan M. Santos, Madero, Andrade, AvelinoGarcía “Amberes” , Jesús Goce “Rato”, Antonio Vilar, Quin “Canero”, José González, Suso Cedeira, Antonio Goce “Cabecitas”, Montaña Jr., Arturo “Mekerle”, Dario Maciel, Eladio Vasconcellos, Serafín Lorenzo Jr. …

El cuarto hijo, Jesús Goce Soliño se murió joven, a los veinticinco años. Fruto de su amor con Olivia Silva Pontes, “a portughesa”, natural de Seixas (Caminha), nació Carmen, su única hija. Jesús regresó “enfermo del pulmón” del servicio militar, dicen que por un exceso de esfuerzos a lo largo de la milicia. Quedo postrado en cama, y no pudo recuperarse. La niña tenía dos años, y aunque ya estaba reconocida, sus padres se casaron unos días antes del fallecimiento. En su lecho de muerte, Jesús pidió a su hermano Alejandro, seis años menor que él, que cuidara de su mujer y de su hija.

Los hermanos Jesús“o tarradela”, y Alejandro “o neghro”. Alejandro “o neghro” cumplió con la promesa de cuidar de su sobrina y de su cuñada. Tanto fue así, que al cabo de cuatro años acabó casándose con Olivia. Tuvieron cuatro hijos: Suso, Lourdes, Alejandro “Canco” y Carlos “Lalo” . Carmen, aunque una hija más entre sus hermanastros, siguió llamándole tío Alejandro. El fallecimiento temprano de algunos componentes de la familia Goce, fue un tremendo desenlace que se vino repitiendo con cierta frecuencia. Al de Jesús “o tarradela”, seguiría la muerte a la misma edad, veinticinco años, de su hermano menor Joaquín “o sastre”. Posteriormente, ya en las futuras familias Goce y Denis, se volverían a reproducir estos tristes percances,

Ramona “a quintana”, pescantina de profesión, fue la única mujer de los siete hermanos. Se casó con José Barra Núñez, “o Judas”, marinero, y embarcado en el “Titiño”, del armador Florente Vázquez Ratel. Tuvieron, como los padres de ella, ocho hijos: Asunción “Choncha” , Pepita, Susa, Yolanda, Joaquín “Quin”, Ramona “a coxa”, Pepa y José.

La única mujer de los siete hermanos: Ramona Goce Soliño, “a quintana”. (Baiona, 1903-1981). (Archivo Lourdes Goce).

José, el último hijo de Ramona “a quintana”, marinero en sus inicios, acabó emigrando a Finlandia, y falleció en Helsinki hace cuatro años, en 2012. Cocinero de la embajada española, dejó una hija de su matrimonio, Karina Goce, que sigue residiendo allí, y conservando el apellido en su descendencia.

Cuentan de José, marinero durante muchos años, que era todo un festeiro, siempre dispuesto a bromas y gamberradas. Al parecer, nada más llegar a Helsinki, le envió un paquete de regalo a su padre para que comprobara que no lo olvidaba. Cuando su padre, “O Judas”, lo abrió con toda la curiosidad, se encontró con una caja llena de puntas y una nota: “Para que arregles bien a ghamela” .

Baiona, Barrio de La Anunciada, años cuarenta.Ramona Goce Soliño, “a quintana”, y su marido, José Barra Núñez, “o Judas”, delante de su casa, y rodeados de seis de sus hijos: Choncha, Joaquín, Susa, Yolanda, José y Pepa. (Archivo Familia Barra Goce).

El humor de los Goce, heredado de los ancestrales cómicos ambulantes de la familia, se mantiene con toda la vigencia a través de una y otra generación.

El séptimo de los hijos de Alejandro y Josefa, Joaquín “o sastre”, murió joven, a los veinticinco años, y soltero.

El pequeño de los hermanos Goce Soliño: Joaquín “o sastre”. (Archivo Familia Míguez Goce).

<<Mi tío “Quín” -comenta “Choncha” -, era un hombre guapísimo, muy simpático, y no se llevaba con cualquiera. Se relacionó siempre con lo mejor de lo mejor. Trabajó mucho en el Palacio de Monte Real, cosiendo para toda la familia de los Bedriñana, propietarios por entonces del castillo.

<<Se conservaban unas bonitas fotografías, con el tío muy bien vestido, con traje y corbata, trabajando en una sala del palacio… Pero se han extraviado. >>

Baiona, Barrio de A Laxe, años treinta. Joaquín Goce Soliño, “o sastre”, que fallecería muy joven, a los veinticinco años.(Archivo Familia Barra Goce)

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