#PieForzado - 2021

LECTORES MUTANTES

LIBROS, FICCIONES Y OTRAS TEXTUALIDADES PARA FORMAR JÓVENES LECTORES

MOOC 2021

¡Los jóvenes leen!

#PieForzado Vuestras contribuciones

En esta actividad, Sara Bertrand proponía que cada participante construyera un breve relato (no más de 15 líneas) a partir de esta frase de Fausto (Goethe):

«Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien».

A continuación se expone una recopilación de los textos compartido en el grupo de Facebook del curso. Estos textos no han sido objeto de ningún proceso de edición, por lo que se muestran tal cual fueron escritos originalmente.

Vuestros #PieForzado Bibiana Rogani «Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien».

La idea daba vueltas por su cabeza desde hacía unas semanas.

Ese día se decidió. Entró al galponcito, abrió la puerta del armario. Apoyó un pie sobre el motor de la cortadora de césped.

Con el otro se dio impulso para llegar arriba. Tanteó con las manos. Agarró un frasco y lo descartó. Y después otro y otro más, todos fertilizantes. Hasta que por fin dio con el envase.

Varias veces lo había visto embeber las naranjas, cortadas en mitades, y ubicarlas estratégicamente para que la presa cayera en la trampa.

No sabía si se daría cuenta en el primer bocado. Suponía que el realzaba el sabor del alimento. Mientras cortaba los tomates en rodajas, miró la botellita que había apoyado en la repisa. Escuchó la puerta. Automáticamente, la mano obedeció la orden. El veneno quedó oculto detrás del tarro de azúcar.

Después de la siesta, se calzaron las botas, se enfundaron los guantes y se cubrieron con los sombreros de paja.

Había sido una buena cosecha.

Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien, que nos rodea como un animal salvaje merodeando nuestros pensamientos y nuestras acciones, acechando nuestras esperanzas y nuestros deseos más profundos, una parte de aquella fuerza habita dentro de mí, dentro de todos nosotros.

No es ajena a las tribulaciones que invaden la naturaleza humana, a esa esencia vital que nos empuja a hacernos cuestionamientos filosóficos sobre la propia existencia y la de los otros. A veces, como un juego de niños, nos lleva a preguntarnos acerca de la realidad, de la importancia entre lo que es verdadero y lo que no, en nuestra constante fusilería humana de buscarle sentido a todas las cosas que creemos importantes en nuestra vida.

En esa búsqueda incansable, fue que una mañana llegó a mí una revelación como una puñalada en medio del pecho, que despejó todas las dudas que flotaban inertes, suspendidas a mi alrededor y colmó de una total certeza todo mi ser.

Tuve que admitir, con profundo pesar, que aquella fuerza nunca quiso el bien, ni para sí ni para los demás. Me vi obligado a admitir, en realidad, que más que practicar el bien, la única verdad absoluta era que jamás fue lo suficientemente fuerte y sincera para abrazar el mal.

Carlos de Sipio «Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien».

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Yeye Mendoza

Martha Tafolla

«Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien».

«Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien».

Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien, habitaba la casa, despertaba cada noche, el silencio ensordecedor la regresaba a su infancia, habitada o no, la morada la oprimía, quién sí no la noche le regresaba la vida? Aunque intentara escurrirse entre las sombras del día, los colores le eran violentos, opacos, vivía lo que ninguno de nosotros percibía, pero una cosa era común, como todos, intentaba saber por qué vivía.

Tomando esta frase de Fausto (Goethe) Pequeño fragmento de ejercicio Como todas las noches, recostada en la cama, me encuentro con un incómodo dolor, la espalda duele, la cabeza da vueltas. Admito que no la he pasado bien últimamente. Todo me afecta hasta el sereno de la noche, recuerdo que mamá decía, no salgas de noche, ¿cómo hacer caso? si mi vida es nocturna, vivo de ella y ella vive de mí.

Olivia Juarez «Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien». ¡Qué ilógica esta frase!, ¡¿cómo una fuerza que quiere el mal, y practica el bien?! Más que ilógica creo es hipócrita, pues queriendo hacer el mal, no lo hace, y yo creo que no lo hace porque en el fondo tiene miedo, por todo ese peso y consecuencias del mal. ¿Y qué es el mal?, ¿lo que moralmente nos han enseñado?, ¿el hacer daño a otros, incluso a uno mismo?, ¿será la ignorancia de lo que se debe ser? ¿Moral o éticamente se define el mal? ¿Y qué es el bien? ¿Para quién? ¿Quién dice lo que es mal y bien?, ¿quién lo sabe a ciencia cierta?, ¿quién conoce a fondo el corazón de los que practican “el mal o el bien”?

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Inés Calvo BIOGRAFÍA Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien debió ser la culpable de que aquella madrugada, tras atravesar varios embotellamientos y un denso tráfico, en lugar de desviarse como todos los días hacia su trabajo de profesora en un instituto de Madrid, continuase hacia delante por la carretera de Extremadura, pasase la frontera sin problemas y llegase hasta un pueblecito pequeño y pobre de la costa portuguesa, donde primero alquiló una habitación en un hostal miserable, y luego una casita ruinosa que arregló dignamente para sobrevivir cierto tiempo a base de pescado, precariedad idiomática y esplendorosas puestas de sol, hasta que la policía alertada por su desaparición la obligó a dar explicaciones a su Gobierno y a su familia; por lo que tuvo que escapar lejos, y aún

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más lejos, y ya nadie volvió a saber de su existencia, sólo yo, pero en este hospital psiquiátrico de Guayaquil todos mis pacientes son dementes, y jamás pude creerle su historia a esta pobre loca harapienta.

Valentina Rojas «Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien».

Leyó la frase y sintió que algo se abría camino en su interior. Era una sensación de claridad. Un vértigo de lucidez. ¿Y si era eso? ¿Y si esa era la respuesta? Tantos años intentando ser lo suficientemente bueno, lo suficientemente estudioso, lo suficientemente ordenado, lo suficientemente creativo, lo suficientemente transgresor, lo suficientemente alternativo para (por fin) ser aceptado, ser mirado, para que alguien lo nombre...

Y nada...

invierno dentro de mi. Me impulsaba a coger el cuchillo de nuevo.

La temía. Recuerdo la primera vez. Mi mano quería cogerlo.

Sentía ese impulso enfermo de agarrar el mango de acero, frio, y comenzaba a sudar... a temblar... Por un segundo, parecía que se calmaba, pero siempre volvía, todo se volvía difuso, grisáceo, nublado, hasta que no podía soportarlo mas y me dejaba llevar. Y sufría. Sufría haciéndolo. Y gozaba también después, de alguna manera.

Aquella noche parecía diferente, hacia mucho tiempo que no me dejaba llevar. Ella venia pero se marchaba, como si conociese que ya no era bienvenida.

Y de repente, todo se calmó. El futuro era ya pasado. El corte fue limpio, no había sangre, no había dolor. Solo lágrimas en mi ojos, y una cebolla troceada en la tabla de cortar. La cena estaba servida.

Laura Boada Corredera

Estaba dispuesto a seguir esperando, no sabía que tenía apuro.

Sin embargo el libro.

Sin embargo la lectura de una frase. Frase umbral, frase puerta, frase bisagra.

Y con la frase una decisión. Vital: "Ahora, hare todo mal".

Laura Boada Corredera Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien, volvía a resurgir aquella noche de

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Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien, provocaba en el joven Anakin Skywalker una lucha interna profunda. Sus impulsos eran siempre bien recibidos por el lado oscuro de la fuerza, que se creía ganadora antes de comenzar la partida. Sin duda, un Jedi de ese calibre nunca coquetearía con la clase de ideas que salpicaban su cabeza, día tras día. Para su tranquilidad, practicar el bien encerraba esos pensamientos en un baúl apartado; sin embargo, a las pocas horas, el lado oscuro reaparecía tomando la forma de una sombra incesante y caprichosa.

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Una mañana gris, Anakin decidió compartir con su maestro ObiWan una versión edulcorada de sus inclinaciones para encontrar respuestas y algo de consuelo. Antes de que el joven terminase de vaciar el baúl, su maestro le hizo un gesto con la mano para que detuviese su relato.

-Tonterías Anakin, un Jedi de verdad ha de estar por encima del bien y del mal -suspiró con crudeza y continuó con un tono más amable-. El bien y el mal son las dos caras de una misma moneda: el poder.

-Entiendo maestro… pero entonces, ¿somos vasallos de una guerra interminable cuyo último fin es monopolizar el poder? – Anakin formuló la pregunta intuyendo la respuesta-.

El maestro Obi-Wan asintió levemente con la cabeza y se despidió de su discípulo, sumiendo al joven Skywalker en un mar de dudas todavía más profundo.

Mar Salgado

Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien. Camina por el sendero peligroso, por el camino más angosto como para quererse desbarrancar, cada paso es un intento al precipicio, un vuelco al corazón, la zozobra de que todo terminara en ese preciso momento.... Contengo el

Fiorella Espinoza Agramonte

Memorias de una paciente Desperté.

Mi madre me contuvo y ella también.

Pregunté por un periódico, la enfermera me lo entregó. Lo leí, pero mi mente se aferró al 3 de agosto. Las palabras se borraron, el lenguaje no.

Me prometieron un viaje a Cuba cuando volvería a casa; yo acepté, pero solo si incluían a ella.

Desperté y no estaba, el periódico tampoco.

Renuncié a todo menos a la escritura.

Woolf, 200 días. de Beauvoir, casi un año.

Leviteracetam, 730 dosis.

Ella, una carta de agradecimiento y gratitud.

Nada más.

aliento... como cada tarde, esperando siempre lo peor y sin

Desperté.

embargo ... la pezuña experimentada, hace que la mula regrese,

Empecé con mis propias memorias, Rimbaud presente. Me

siempre a tiempo para el heno, para la paz de la tarde, para creer que a pesar de todo puede haber esperanza.

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adentré en Hogarth Press de los Woolf hasta llegar a Les Temps modernes de los existencialistas. Continúo, retomé la vida

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académica. No soy burguesa, me interesa la investigación, el debate y las tertulias de poetas.

Mi abuela se fue.

Mi escritura está; es vigente, ninguna palabra se olvidó. ¿será eterna? la posteridad responderá.

Desperté.

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