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■ MAR DEL PLATA ■ DOMINGO 24 DE OCTUBRE DE 2010

IDA Y VUELTA: cultura@lacapitalmdq.com.ar

LA HISTORIA DE ENRIQUETA MARTI SE DEVELA EN CLAVE DE FICCION

Crueldades semiolvidadas La mujer acusada de hacer desaparecer niños con aberrantes propósitos, en la Barcelona de 1912, es retomada en clave ficcional por la escritora Elsa Plaza en ‘El cielo bajo los pies’, luego de una exhaustiva investigación.

E

lsa Plaza ofrece nueva y reveladora información sobre un caso estremecedor. Nacida en Buenos Aires, pero radicada en Barcelona desde hace años, la escritora ha dado forma a ensayos sobre estética, teoría del arte, memoria, mujer, aparecidos en Revista de Art, Materia, Body-Art y Duoda, entre otras publicaciones especializadas. En una entrevista la autora cuenta cómo llegó a la mujer llamada ‘la vampiro del Raval‘ y cómo decidió que la ficción era la mejor manera de acercarse a ella y a una historia con ribetes siniestros de explotación y maltrato infantil. -Cuando toma conocimiento de la existencia de Enriqueta Martí en 2004 y comienza a investigar sobre ella, ¿ya tenía la idea de recrear al personaje desde la ficción? -La curiosidad que me despertó fue inmediata. No sabía nada de ella hasta que encontré un folletín, publicado en mayo de 1912, con los hechos que la prensa había ido publicando desde febrero de ese año. Al acabar esa lectura recurrí a los archivos de prensa a comprobar si los sucesos eran ciertos y comencé una investigación que me llevó por diversos archivos de Barcelona y alrededores. La historia me pareció desde el principio novelable, pero dudé, a medida que avanzaba en mi investigación, entre un ensayo o

Elsa Plaza.

una obra de ficción. Sí creí necesario dar a los hechos una mirada distinta para contraponerla a la misoginia que destilaba el tratamiento de ese caso a través de la prensa de la época. ESCENARIO DE EPOCA -Barcelona se recorta como escenario de una época de cambios sociales. ¿Era algo que decidió de antemano o el influjo de la ciudad se le impuso en el relato y adquirió vida propia? -Poco a poco fui sintiendo que no quería hacer de Enriqueta Martí el personaje principal, quería mostrar cómo ella componía un eslabón más en esa Barcelona de 1912, sacudida por acontecimientos sociales: huelgas, atentados, pero también la experimentación de nuevas vías para el cambio social como el esperanto, el libre pensamiento, la escuela racionalista, el feminismo. Y por una guerra colonial que desencadenó en 1909 la Semana Trágica, revuelta popular cuya

causa inmediata (hay muchas otras) fue la protesta desatada por el envío de tropas desde el puerto de Barcelona para luchar contra Marruecos. Así también el escenario de la ciudad, sus barrios y sus gentes explican, con una aproximación más clara, el porqué de la espectacularidad de un caso delictivo como el encarnado por Martí. A través de ello se ocultaba la explotación, miseria, desamparo, la doble moral...de toda una época. AGUJEROS NEGROS -La idea de cómo se con frontan y complementan el periodismo y la literatura sobrevuela la novela. ¿Piensa que hay agujeros negros en la investigación periodística que se iluminan con los reflectores de la ficción? -Sí, aunque la tentación de hacer los focos de la ficción más potentes la reprimí, porque sabía que trataba con personajes reales, que habían existido y cuyas

historias aunque incompletas están en los archivos, sí jugué con aquéllos personajes que inventé yo misma, pero que tienen referentes en las lecturas acerca del caso. -También dice que los casos judiciales mencionados fueron reales, lo mismo que los nombres de los niños desaparecidos y las niñas violadas y los nombres de alcahuetes y violadores. ¿La ficción sirve como herramienta para la memoria y la justicia? -Sí, no era agradable leer esas sentencias donde siempre aparecían como no culpables los implicados en esas historias de miseria económica, sexual, de explotación infantil y femenina y donde las únicas a las que se condenaban eran a las que ofrecían los contactos o a las madamas. ¿Y los clientes, los violadores, los funcionarios cómplices, los hombres que demandaban ese tipo de mercancía? La novela permite ejercer un poco de justicia, pequeña, solitaria... y sobre todo recuperar la memoria de los sin voz. LA LEYENDA -¿Le fue difícil seguir los rastros de Enriqueta, dejar de lado la leyenda para adentrarse en la vida de una mujer de carne y hueso? -Ocurrió un día que estaba revisando papeles de la época en el archivo del pueblo donde ella nació: Sant Feliu de Llobregat (a media hora en tren de Barcelona). Allí encontré la lista de la maestra que había tenido Enriqueta Martí, confeccionada a mano, donde aparecía su nombre y los céntimos que había pagado su madre para que fuera escolarizada, calculé que tenía entonces unos muchos años. Encontré también unas cartas al Ayuntamiento de su maestra, María Bargay, donde se quejaba

de las malas condiciones en las que estaba el edificio que servía de escuela y el peligro que corrían las alumnas... y allí comencé a imaginarla niña. -El feminismo es un tema presente en la novela, al tiempo que subraya que el caso de Enriqueta “tiene una carga misógina” ¿El personaje de Margarita Casas surgió para contrarrestar esa carga? -Por supuesto, sólo una mujer periodista y maestra (caso excepcional entonces ya que el analfabetismo femenino en España alcanzaba al 70 por ciento) como lo es Margarita podía mirar con otros ojos los acontecimientos que se van sucediendo. Sólo una mujer podía ser sensible a cuestiones que enuncian un mundo de lo femenino, diferente al que vehiculizan la cultura y los medios de la época. Sentimientos como el materno desviado de la raptora, pero que está ahí también, el de vacío de las madres que les raptan los niños, el de los padres que venden a sus hijos...la cuestión de los abortos clandestinos que no se mencionan nunca en la prensa pero que flota en el aire, la prostitución... ■

Las 8 preguntas para Darwin Manuel(*)

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¿Qué error le molesta más advertir en un texto literario y cuál es el último que halló en el libro que está leyendo o que acaba de

leer? -Me molestan los errores de impresión y la ausencia de correctores. Los padecí al presentar mi nove-

la Sirela. Cuando leí "Buenos Aires anteayer", en una página observé; "El Pabellón de los Lagos, fue construido en 1901" y en la página siguiente: "El Pabellón de los Lagos, inaugurado en Palermo en 1900...". Grosero ¿no?

(*) Darwin Manuel es escritor, actual titular de la SADE (Sociedad Argentina de Escritores seccional Atlántica). Fue médico traumatólogo y ejerció la medicina del deporte. Acaba de publicar la novela "Después de esa noche".

Mora Cordeu


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