Julio 2019 Número 26
© Loren Kantor
Panorámica de verano Sylvain Tesson
Chris Offut
Ariana Harwicz
Deborah Levy
Un verano con Homero
Mi padre, el pornógrafo
Degenerado
El coste de vivir / Cosas que no quiero saber
Sin duda el verano constituye el momento favorito de los libros, pues es la época en la que sus más fieles amantes los acogen con pasión voraz, y aquellos que de normal los miran temerosos, deciden dar una oportunidad a la lectura. Para cualquiera de los dos tipos de lectores, esta estación ofrece el tiempo y la tranquilidad necesarios para prestar la atención merecida a los grandes clásicos de la literatura. Un verano con Homero es la transcripción de los programas de radio de Sylvain Tesson, que constituyen toda una brújula para la lectura de las obras del padre de nuestra literatura. Aunque ahora parezca que Troya pertenece a un pasado ajeno y lejano, y el viaje de Odiseo constituye en nuestra mente un insustancial relato de aventuras atractivo únicamente en nuestra infancia, este libro se propone demostrarte lo contrario: que el conflicto de Troya persiste en Oriente Medio y que Odiseo es una manera de decir tu propio nombre. Nunca es demasiado tarde para descubrir que los griegos de ayer viven en los europeos de hoy, sus preocupaciones cotidianas remiten a las nuestras, sus miedos son nuestros miedos. Tenemos ante nosotros un motivo y una buena introducción a las cumbres olímpicas.
No podría empezar un comentario a esta novela, sin aludir al fragmento que sigue: «Papá tenía poco tacto y ningún sentido de la diplomacia, pero era capaz de entablar conversación con cualquiera. En el condado todo el mundo tenía alguna anécdota acerca de Andy Offutt». No por nada, sino porque quizá sea el mejor resumen posible. Chris Offutt se descuelga con un relato autobiográfico en el que, más que ajustar cuentas ante un retrato paterno que se construye a medida que avanza la narración, se ríe abiertamente de Harold Bloom, sin que el nombre del crítico se cuele entre sus páginas. Aquella ansiedad de la influencia que, según Bloom, experimentan los autores en relación a la escritura de otros escritores varones que les precedieron, se diluye en el texto de Offutt sin recurrir a un lenguaje repleto de juego o artificio. Lo que Offutt quiere contar, y lo consigue con creces, es quién creyó que fue su padre en vida y quién considera que es ahora que no está. Y que, pese a que también fuese escritor, entre el oficio y la identidad de padre e hijo, siempre hubo una distancia abrumadora: la forma de mirar las cosas, el lugar desde el que uno es y luego escribe, y no al revés. Andrea Toribio
Itziar Romera
Un verano con Homero Trad.: Robert Juan-Cantavella Taurus, 2019 pvp: 17.90 €
Degenerado es el insulto que prodigan los vecinos al presunto pederasta. Un hombre normal hasta ayer. Hoy tratan de acertar con piedras en la cabeza del degenerado, y a la puerta de los juzgados se agolpa un buen número de desconocidos que, de poder, acabarían con él al ritmo de «asesino». El protagonista tiene un relato particular acerca del doble proceso judicial al que se ve sometido. Su monólogo transcurre en un espacio atemporal y sin ubicación geográfica precisa, una especie de ensoñación. Aunque hable desde la habitación donde fue detenido o desde la sala del tribunal en la que será juzgado; aunque las cámaras que acosan a sus ancianos padres lo hagan por las calles de París, él podría estar en cualquier lugar, ser cualquier degenerado. Harwicz nos coloca a la distancia precisa de un personaje que deambula entre la confesión y la defensa. A ratos el relato de un demente acosado por los fantasmas de su infancia, el abandono y la guerra, a ratos un fascista, un provocador. La verborrea lúcida y serena apunta patologías y desdoblamientos morales de nuestra sociedad. Y de fondo un escenario vigente, el de las rotativas girando, el pueblo ajusticiando, los tertulianos divagando, todos los canales retransmitiendo el juicio.
Søren Kierkegaard dijo que la vida solo puede entenderse en retrospectiva, pero hay que vivirla mirando hacia delante. Llegada a la cincuentena, Deborah Levy hizo suya esta cita al echar la vista atrás para ofrecernos su autobiografía, como ella la llama, en construcción. Nacida en Johannesburgo durante el apartheid, e hija de un padre preso por luchar por la igualdad de los derechos humanos, tuvo que exiliarse con su familia en Londres. Fue entonces cuando empezó a descubrir cosas que ninguna niña de nueve años debería saber: con quién podía sentirse a salvo, por qué las mujeres tienen que inventarse y, sobre todo, que tenía que alzar la voz. Y fue precisamente la escritura su forma de alzarla, de liberarse y de hacerse oír. Una escritura que la llevó a la madurez, y que nos lleva, junto con ella, al segundo volumen de estas memorias, en las que Levy nos habla de su yo más maduro. La experiencia del divorcio, la pérdida de su madre o el comprender la maternidad como algo que va más allá de una conciencia masculina, son el precio que la autora, como tantas mujeres, tuvo que pagar para alcanzar su libertad. Guiada por voces como las de Simone de Beauvoir y Adrienne Rich, Levy hace un recorrido brillante por su vida y la condición de ser mujer. Ànnia Paredes
María Reyes
Mi padre, el pornógrafo Trad.: Ce Santiago Malas Tierras, 2019 pvp: 19.90 €
Degenerado Anagrama, 2019 pvp: 16.90 €
El coste de vivir / Cosas que no quiero saber Trad.: Cruz Rodríguez Random House, 2019 pvp: 14.90 €