EL RETO ES TRASCENDER SUS SEDES Y CONECTAR CON LAS COMUNIDADES
La pandemia cerró museos, pero la virtualidad los hizo omnipresentes
MERRY MACMASTERSLA PANDEMIA DE covid-19 cambió para siempre a los museos y su relación con sus públicos, reconoce Mariana Munguía, coordinadora Nacional de Artes Visuales del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, al explicar que esos recintos no sólo existen por sus programas expositivos.
“Si desde antes hablábamos de diversidad e inclusión, la contingencia sanitaria nos hizo entender que, en efecto, tratábamos de llegar a todas las posibles audiencias. Ahora nos dimos cuenta de que no se trata sólo de atraer público a tu espacio, sino de salir a buscar a estas comunidades y conectar con ellas, y reconocer, incluso, que tal vez muchas personas no tienen acceso a las redes sociales”, agregó.
En general, los museos en México no estaban preparados para operar en línea cuando se les obligó a cerrar sus puertas durante varios meses. Nunca había habido necesidad de eso. Las exposiciones se visitaban en los diferentes recintos
de forma “presencial”, palabra que se volvió popular y de uso cotidiano, a raíz de la pandemia.
Una excepción fue el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) el primero en dar a conocer, el 23 de marzo de 2020, pocos días después de ser anunciado el confinamiento, la apertura de su Sala 10, un espacio expositivo virtual que ya estaba en ciernes. Se trataba de resolver un problema respecto de la programación, ya que en ella se exhiben videos hechos por artistas.
Trasladarse a la virtualidad y elaborar nuevos contenidos constituyó un “reto”, añade Munguía. Las personas responsables “trabajaron como nunca en su generación, pues
no estábamos acostumbrados a la virtualidad. Por supuesto, no todos los contenidos se difundían al principio; teníamos que entender si funcionaban o no”.
Aunque en términos de público ha costado trabajo regresar a los números de asistencia prepandemia, “creo que lo hemos logrado”, afirma la funcionaria.

En 2019, el Museo del Palacio de Bellas Artes recibió 638 mil 756 visitantes a las exposiciones. En 2022 el recinto fue visitado por 607 mil 747 personas. La muestra Sólo lo maravilloso es bello. El surrealismo en diálogo. Museo Bojimans Van Beuningen-México fue vista por casi 250 mil personas, una “muy buena cifra”.
Ha sido más difícil recuperar al público en la asistencia a las actividades, es decir, conferencias y presentaciones. Primero porque en un principio “no podíamos hacer visitas guiadas, ni escolares. Los niños ya no deben viajar en los camiones”, apunta Munguía. Mientras en 2019 la asistencia a las actividades atrajo a 95 mil 943 personas, en 2022 apenas fue de 22 mil 730.
Si bien la cifra de asistencia le importa al museo, no es el único elemento, observa Cuauhtémoc Medina, curador en jefe del MUAC, recinto que en los meses recientes ha tenido “la misma entrada de siempre. Rebasamos los mil 500 asistentes los domingos”.
El historiador destaca que “hubo un cambio generacional de público del museo”. A los 15 años de fundado el MUAC, “su público original es ya bastante mayor. Presenciamos otro tipo de expectativa de consumo cultural, algo que habrá que atender. Parte de nuestra tarea, pues, es acompañar y adivinarlo”.
En otro nivel operativo hay una serie de retos de importancia con relación a efectos económicos del covid-19 que no son visibles para
de los músicos y otros intérpretes disminuyeron.
También la ciencia añadió a sus
▲ Pocos museos se encontraban preparados para enfrentar los cierres durante la pandemia. Desde París, Francia, el museo de Louvre fue de los pocos que de inmediato ofreció visitas virtuales en las que con sólo oprimir una flecha se pudo vivir la experiencia en línea de recorrer sus diversas salas. Imagen capturada del sitio web del museo



el público. “Hubo un incremento desmedido en los costos de transporte. El funcionamiento de las aduanas no tiene la misma calidad que antes. No me es posible explicar si esto es aun efecto de los retrasos, en México también hubo un cambio de autoridad. Eso a la vez con la pandemia provocó requisitos en el transporte internacional que implicaron costos adicionales. Esto es universal y muy dramático porque está por encima de los gastos de otros campos.
de la cercanía de la calidez humana, la solidaridad y la empatía. La tecnología y las pantallas se volvieron una importante herramienta para conectar a las audiencias con las creaciones, ya sea gracias a conciertos desde casa, como fue el caso del pianista Igor Levit, quien desde su hogar en Berlín por las noches ofrecía conciertos, o las agrupaciones que se ingeniaron para grabar cada quien desde sus
“Durante 2022 hubo problemas muy serios de flujo de transporte mundial. La exposición del artista
Pese a las adversidades que enfrentaron por la “sana distancia”, desde entonces asumieron el reto de construir una nueva relación con sus públicos
Al silenciarse los escenarios, la música se refugió en balcones o el Internet
Devastador, el impacto sobre las artes escénicas
Hay una gran lista de espera para que se estrenen muchas obras que estaban anunciadas antes del covid
CARLOS PAULEL IMPACTO PARA las artes escénicas, a partir de que se registrara el primer caso en México de covid-19 hace tres años, “fue devastador para los creadores”, quienes, en ese lapso, se vieron obligados a implementar alternativas que cambiaron radicalmente, en su momento, la esencia misma del hecho teatral, al tener que trasladar su oferta a las plataformas digitales o virtuales.
Hasta el momento, no hay nadie entre los productores teatrales independientes y los comerciales que haya levantado una estadística con datos duros acerca de las pérdidas económicas o el impacto de la pandemia en las artes escénicas, “pero todos estamos de acuerdo en que la situación fue terrible para todo el sector”, dijo a La Jornada Samuel Sosa, presidente del Colegio de Productores de Teatro.
Ahora hay que remontar esa serie de vicisitudes por las que atravesaron compañías de todo el país, ya que “fueron dos años de tener prácticamente cerrados los teatros, y en la pospandemia, abriendo a ratitos, cuando lo permitían los semáforos sanitarios verde o amarillo.
“Estamos de vuelta con actividades a cien por ciento, pero lo que vemos es que la economía de la comunidad teatral se encuentra todavía muy afectada, no hay el suficiente dinero para la producción.
A principios de 2022 hubo un despunte respecto de la asistencia del público, nos fue bien en la taquilla pues la gente estaba muy ávida de
salir, pero ahora se volvió a pausar”. Como consecuencia de esos dos años en los que no hubo cartelera teatral “ahora hay un rezago de programación”, explicó Sosa, “pues a final de cuentas la Ciudad de México tiene un número finito de teatros y de butacas, y el año no tiene más días, entonces, ahora que regresamos a la llamada nueva normalidad, los teatros se dedicaron a reprogramar las obras que se suspendieron. Hay obras que estaban anunciadas desde antes de la pandemia, ahora los teatros se volvieron una especie de embudo para dar salida a todo lo que se quedó rezagado”.
Sobre las expresiones escénicas virtuales, dice Sosa, “fueron esfuerzos muy loables para no quedarse sin hacer nada, fue todo un reto articular una obra desde el confinamiento, eso nos dejó un aprendizaje técnico-creativo muy interesante. Sin embargo, por el momento, no creo que eso vaya a ser un motor importante de economía para los creadores escénicos del país”.
El teatro vía streaming, continuó Sosa, fue un momento igual de interesante a nivel global. Permitió apreciar teatro inglés, francés, español o argentino, y nosotros podíamos compartir a otras latitudes los trabajos bien hechos que se hacían aquí. Lo que me parece un aspecto positivo”.
Aunado a ello, “la noción de que el teatro es efímero se trastocó y revaloró. Los diversos registros audiovisuales quedaron para la posteridad como objetos de estudio. El aprendizaje es que deberían existir más y mejores registros de las obras bien hechas, pues hubiera sido muy chingón haber tenido documentos de puestas en escena de
▲ En junio de 2020 la Orquesta Filarmónica de Viena se presentó ante 100 invitados, pues era lo máximo que se permitía. Foto Xinhua


Ludwik Margules o Julio Castillo, que fueron icónicas”.

Respecto de la asistencia de sólo 30 por ciento de público en los teatros por motivos de seguridad sanitaria, la comunidad teatral “está muy mal regulada jurídicamente como sector cultural”, consideró Sosa.
El asunto es que “los espectáculos teatrales se rigen por las mismas leyes que todos los espectáculos en vivo, por eso a los teatros les impusieron las mismas restricciones que a la Fórmula Uno, los partidos de futbol o los conciertos masivos.
De ahí que, por ejemplo, se aplicó la misma lógica para un teatro con capacidad para 80 personas, que un megaconcierto en el Foro Sol.
“El problema es que en la ley no hay ninguna distinción al respecto, y debería existir una legislación propia para el teatro, que los distinga de los espectáculos masivos, ya que sus economías son diferentes. Debe haber una legislación que sea lógica y consecuente con el tamaño del sector”, destacó el productor.
Hoy, aunque se están remontando ciertas vicisitudes, concluyó Samuel Sosa, “todavía existe la precariedad en el ámbito teatral, de nueva cuenta vimos que nadie tenía seguro médico, una lucha que se ha dado por años, que nadie tenía los suficientes ahorros para sostenerse durante la pandemia, nos dimos cuenta que vivíamos al día. Eso nos ha dejado una reflexión muy importante, que ya no podemos seguir haciendo ciertas cosas de la misma manera. Siento que ahora hay más conciencia para cambiar muchas formas sobre cómo operamos y producimos”.
ÁNGEL VARGAS S
IEMPRE SE HABÍA dicho que no hay mucha unión en el gremio cultural, pero la pandemia sacó a flote la solidaridad, “nos apoyamos en lo más crítico de la situación”, dijo el pintor Antonio Ortiz Gritón, quien desde los primeros momentos del confinamiento social se organizó con otros artistas para llevar a los hogares mexicanos sus conocimientos o quehaceres, mediante clases, talleres o muestras de su trabajo, todo de manera gratuita.
“Hubo un boom del quehacer artístico voluntario, solidario. Un porcentaje muy alto del trabajo artístico que se vislumbró virtualmente a distancia no fue pagado”, añade la narradora oral y cuentacuentos Florina Piña. Ese espíritu fue también el signo en el interior de la comunidad artística. Quienes estaban en condiciones de apoyar lo hicieron con los colegas más desprotegidos, con alimentos, medicamentos, dinero y hasta el préstamo de tanques de oxígeno medicinal.
Además, a nivel colectivo se emprendieron diversas iniciativas para ayudar a artistas en precariedad por la pandemia, como la impulsada por Antonio Ortiz Gritón, Polo Castellanos y César Martínez, entre otros creadores, quienes subastaron de manera simbólica 56 monumentos históricos, entre ellos El Ángel de la Independencia, las Torres de Satélite, la Estela de Luz y el edificio de la Lotería Nacional.
Con esa acción “se recaudaron veintitantos mil pesos” que se destinaron a tres bancos de alimentos, entre ellos el conformado por el fotógrafo Jorge
Panameño, quien desde el segundo día de pandemia salió a las calles a repartir despensas entre “los artistas más necesitados”.
Fue una dinámica diaria a la que el también gestor cultural bautizó como Arte en resistencia y que mantuvo dos años. A través de ella entregó cerca de 3 mil despensas y apoyos monetarios.
A la par, realizó el documental Arte en resistencia, artistas en pandemia, estrenado en diciembre de 2021. En él se abordan temas científicos, ecológicos, humanos y sociales de esa crisis sanitaria mediante 40 entrevistas y testimonios de especialistas y artistas, tanto reconocidos como “callejeros”.
Para Jorge Panameño, de lo positivo que puede destacarse de la emergencia sanitaria “es la hermandad y la respuesta de los propios artistas” para con sus colegas más desamparados.
“Los que iban a ser tres meses, se alargaron a más de dos años. Es algo que nunca se nos va a olvidar, una experiencia muy fuerte, y más para los artistas que estuvimos en el desamparo total. No había quién nos echara una mano, nos organizamos y nos ayudamos entre nosotros; los que tienen becas o trabajan en el gobierno siguieron recibiendo sus depósitos ”, dice el realizador. “Pero los independientes nos la vimos muy difícil, igual los artistas callejeros; se hizo lo que se pudo y pues gracias a la solidaridad, el humanismo y todo esta hermandad, muchos podemos seguir adelante. Entonces, sí ha sido una experiencia muy fuerte, pero también muy emotiva, algo que nunca vamos a olvidar, como tampoco a los amigos que se fueron, los recordaremos con mucho cariño.”
El gremio cultural mostró su lado más solidario ante la crisis▲ Las diyéis Sophie y Clara salieron a su balcón en París para divertir a la gente de su barrio en abril de 2020. Foto Afp
Ante el miedo, la expresión artística fue la respuesta; aportó consuelo y esperanza
▲ En marzo de 2021, unos 4 mil 500 fanáticos del rock, que fueron sometidos a prueba de detección de covid-19, asistieron a un concierto en Barcelona. Foto Ap

JUAN JOSÉ OLIVARES
LA DECLARATORIA DE pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud apagó las luces de cines, museos, teatros, conciertos, festivales… el planeta bajó el telón.
Las pérdidas se siguen contabilizando, pero esa angustia llevó al mundo del arte a un renovado vigor y a una nueva inventiva. Comunidades enteras, aisladas en sus hogares, se unieron para cantar, tocar, bailar, proyectar películas desde las ventanas de sus casas o, incluso, hacer performance desde el interior del hogar.
Museos, teatros de ópera, salas de conciertos y otras instituciones culturales abrieron sus puertas virtuales, ofreciendo visitas a sus colecciones y retransmisiones de espectáculos. Bibliotecas y cinetecas pusieron sus archivos digitales a disposición del público. Desde cualquier lugar, los artistas se las ingeniaron para echar mano de Internet. A veces fue suficiente un teléfono celular y, en otros casos, un equipo más avanzado para reproducir en línea la experiencia
de un concierto o un espectáculo.
En México, la Secretaría de Cultura federal implementó Contigo en la Distancia, programa de presentaciones y actividades virtuales ofrecidas por artistas de todas las disciplinas.
El streaming se convertía así en la única forma de compartir el entretenimiento de forma gratuita o pagada. En años, el trabajo en línea fue el cobijo para la creación y la única forma de reactivar a la industria alrededor del mundo.
Difícil olvidar los conciertos de balcones, las funciones cinemato-
gráficas al aire libre y las presentaciones a través de Internet. Los primeros conciertos en línea bien organizados fueron el iHeart Living Room Concert For America y el One World Together at Home. Surgieron plataformas y otras, que ya vivían en un pequeño nicho, crecieron repentinamente. El foro, las salas y la audiencia se hicieron intangibles mostrando que la expresión creativa no tenía fronteras, ni tiempo o espacio. La cultura quería estar viva, aunque fuera en la fibra óptica. Y además, dejar cultivo. Es decir, muchos aprovecharon el aislamiento para el estallido creativo. La pandemia es ahora tema en gran cantidad de obras de toda disciplina.
La transformación de la audiencia
“No más películas nuevas hasta que acabe la influenza”, tituló un encabezado del New York Times en octubre de 1918, mientras la mortal segunda ola de la gripe española se desataba. Un siglo después, durante otra pandemia, las cintas se enfrentaron a la misma situación. Aunque hoy están los servicios de streaming, video a la carta, cine virtual, que nunca pararon de estrenar filmes pese al covid-19. Algunos estudios tomaron medidas para llevar sus productos a las plataformas, ecosistema que a

la fecha no deja de crecer. Pero a medida que la pandemia iba controlándose, los servicios dejaron la gratuidad. Fue el momento del crecimiento de las plataformas de contenido audiovisual como Netflix, Amazon Prime, HBO, Disney, Hulu, entre otras, las cuales se volvieron parte central del entretenimiento de millones en el mundo, al tiempo eso derivó en una batalla por allegarse más suscriptores.
Luego de un año de pandemia, los espectáculos comenzaron a reactivarse en espacios abiertos. Cines y teatros abrieron con poco aforo con la expectativa de la medidas sanitarias globales. Fue el momento de tener a la mano las vías presenciales y virtuales para acercar al público. El mundo del entretenimiento devino mestizo en su producción y consumo.
Las vacunas llegaron para dar ilusión y las citas con la música regresaron con optimismo, pero afrontando retos como la excesiva oferta, la subida de precios y el eclecticismo en los carteles. No obstante, continuaron los conciertos en casa, lo que reflejó que el mercado mundial de la música creciera 7.4 por ciento en 2020 impulsado por el streaming de pago. Las plataformas musicales, lideradas por Spotify, Apple y Deezer, representaban 62.1 por ciento de los ingresos globales de la música
La pandemia fue parteaguas
para el cambio de ver el consumo cultural, con el mejor ejemplo en el campo audiovisual. Las plataformas y la industria de exhibición cinematográfica implementaron nuevas estrategias de mercadotecnia. Grandes producciones planeadas para la pantalla grande se estrenaron por streaming; otras llegaron a pocos cines y otras fueron una mezcla de ambas. Exhibición híbrida, modelo que se sigue hoy. Con suscripciones que van de 79 hasta 249 pesos, en México hay al menos 10 plataformas de streaming. Según información de la firma de consultoría The Competitive Intelligence Uniti, el año pasado este rubro cerró casi en 12 millones de suscriptores. La plataforma de mayor presencia en México es Netflix, pues concentró al menos 63.5 por ciento de los 12 millones de suscriptores; le siguió Disney+ con 12.6; HBO Max con 9.3; Amazon Prime, 7.1; Claro Video, con 3.6 y Blim TV con 1.9 puntos porcentuales.
Otro tema es el acceso democrático a la cultura vía Internet, que suena como una bella sinfonía, pero puede convertirse en ruido blanco si se obvia que el acceso a través de medios digitales está “fuera del alcance de millones de personas en el mundo”, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones de las Organización de Naciones Unidas.
Las plataformas de streaming experimentaron su esplendor
El trabajo en línea fue el cobijo para la creación y forma de reactivar el gremioJUAN JOSÉ OLIVARES
POR TI, EMBLEMÁTICA canción de Óscar Chávez, se escuchó fuerte en Palacio Nacional al final de una conferencia matutina en la que el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió que, a manera de homenaje, se tocara una melodía de ese querido cantautor mexicano fallecido a causa del covid-19. Meses después, otra figura de la música del país se apagaba a los 85 años por esa enfermedad: “Es algo muy triste, un gran compositor, de lo mejor en el país”, expresaba el mandatario por la muerte de Armando Manzanero.
El coronavirus cobró la vida de muchas figuras del ámbito artístico y otras, en medio de la pandemia, también fallecieron sin conocerse las causas de sus decesos.

Una de las primeras muertes de la temporada fue la de la actriz italiana Lucía Bosé, quien murió a los 89 años de neumonía. El músico franco-camerunés Manu Dibango sucumbía a los 86 años ante el coronavirus. Aurlus Mabélé, músico congoleño, también fallecía debido a la enfermedad. A Terrence McNally, uno de los grandes dramaturgos estadunidenses, las complicaciones relacionadas con el coronavirus lo hicieron dejar de respirar a los 81 años.
El comediante japonés Ken Shimura, quien había sido hospitalizado tras infectarse del virus, murió y se convirtió en la primera celebridad japonesa en fallecer a los 70 años. Su coterráneo, el diseñador Kenzo Takada, se fue a los 81 años por coronavirus. El trompetista Wallace Roney falleció en Nueva York a los 59 años, a causa de complicaciones cardiovasculares provocadas por el virus. Ellis Marsalis Jr., pianista y patriarca de una familia musical de Nueva Orleans, moría de neumonía causada por coronavirus. Tenía 85 años.
El mundo dejó de jugar y de acudir a los estadios
▲ El cantautor Óscar Chávez, en conferencia de prensa el 8 de agosto de 2007. Foto José
Antonio LópezEl músico, escritor, pintor y cineasta Luis Eduardo Aute, dejaba su cuerpo físico en un hospital de Madrid a los 76 años. Se fue solo, como casi todos los enfermos que mueren estos días en España por la pandemia. Figura del cine Latinoamericano, el argentino Fernando Solanas, conocido como Pino, fue derribado por covid. Diego Verdaguer, cantante argentino radicado en México, también cayó por la enfermedad. La actriz Pilar Pellicer pereció a los 82 años también por complicaciones derivadas de Covid-19. El músico nigeriano Tony Allen, batería y creador del afrobeat junto a su compatriota Fela Kuti, falleció en París a los 79 años.
Otros males
Otros artistas también dejaron su cuerpo físico en ese fatídico tiempo, aunque por otros males, como Johnny Pacheco, cofundador del sello de salsa Fania All Stars, fallecido a los 85 años por pulmonía. Se fueron también el actor escocés Sean Connery, el jazzista estadunidense Chick Corea, el cineasta francés Bertrand Tavernier, el productor Phil Spector, los actores mexicanos Héctor Bonilla, Manuel Ojeda y Alonso Echánove; el músico cubano Pablo Milanés, el actor Sidney Poiter, el roquero Taylor Hawkins, los histriones Ray Liotta, James Caan y Paul Sorvino. La actriz y cantante Olivia Newton John, y Rosita Quintana, una de las últimas de las leyendas de la época de oro del cine nacional.

JUAN MANUEL VÁZQUEZ Y ROSALÍA VILLANUEVA
DESDE SU FUNDACIÓN en 1896, los Juegos Olímpicos sólo se habían interrumpido en tres ocasiones; todas por causas bélicas. La Primera Guerra Mundial impidió la edición de 1916 y la Segunda Guerra Mundial, las de 1940 y 1944.
En el año 2020 se suspendieron los Juegos de Tokio por una conflagración sanitaria, la pandemia de covid-19 que dejó una estela de muerte y dolor alrededor del planeta.
Los espectáculos deportivos, masivos en su esencia más moderna, sufrieron el impacto inmediato que dejó pérdidas económicas estratosféricas en todo el mundo.
Por todas latitudes hubo partidos suspendidos, ligas canceladas, regresos temerosos con estadios vacíos y juegos tristes en silencio. Esas fueron las escenas que dejó la pandemia y cuyo clímax de este impacto fue la suspensión de los Juegos Olímpicos en el año que le correspondía.
Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio, programados en el verano de ese año, debieron aplazarse a 2021. Las máximas autoridades del Comité Olímpico Internacional y el gobierno japonés anunciaron apenas con un trimestre de anticipación a la fecha de arranque que se retrasarían un año para evitar la cancelación. Ambas justas mantuvieron la etiqueta Tokio 2020 y se desarrollaron sin público.
En enero pararon las primeras actividades deportivas como consecuencia de la emergencia. En los primeros días de 2020, por la proximidad del epicentro asiático, las ligas de futbol de China, Japón y Corea del Sur se suspen-
dieron. En febrero, en Lombardía y Véneto, el epicentro de la pandemia en Occidente, se cancelaron los partidos del Inter de Milán contra Sampdoria, Atalanta ante Sassuolo y Verona frente al Cagliari de la Serie A italiana. Después de esos focos rojos, como en un dominó trágico, las principales ligas europeas de todos los deportes se interrumpieron y el mismo se expandió al continente americano y al resto del planeta. Uno de los parones más dramáticos por su interrupción inesperada mientras estaba en vivo fue la NBA –deporte que genera unos 10 mil millones de dólares por temporada– el 11 de marzo. Aquella noche en Oklahoma, el Thunder recibió a Utah Jazz y la arena estaba repleta. Todo fluía con normalidad, hasta que los jugadores notaron que retrasaban de forma extraña el inicio del duelo. Mientras por televisión la audiencia internacional no entendía lo que sucedía, en el foro deportivo los asistentes empezaron a mostrar impaciencia. En la duela, hombres enfundados en trajes oscuros hablaban con las autoridades de la liga. De pronto, una orden hizo que los basquetbolistas enfilaran rumbo a los vestidores sin conocer la causa.
Después se hizo el anuncio de desalojo en los altavoces y poco a poco se fue el público. Poco más tarde, la liga informó que se suspendía la temporada por la emergencia sanitaria.
▲ Los atletas mexicanos Gaby López y Rommel Pacheco Marrufo, durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio, el 23 de julio de 2021. Foto Ap

El regreso de la NBA fue mediante lo que llamaron la burbuja, un dispositivo de aislamiento riguroso y sin público, donde los jugadores se sometieron a pruebas de detección frecuentes y un severo control para evitar contacto social para así poder concluir la campaña.
Fue asombroso, pero en Estados Unidos, donde el espectáculo deportivo es parte de la cultura social, la NFL sobrevivió a la pandemia prácticamente sin suspender partidos. El caso del futbol americano fue único, pero con el gasto de más de 100 millones de dólares para echar a andar todo un sistema de control y detección oportuna que evitara una propagación que se les saliera de las manos.
Pérdidas
En México, el mayor torneo deportivo, la Liga Mx, se suspendió tras varios titubeos e incluso se canceló de manera definitiva en mayo y sin decretar campeón. A diferencia de Europa, donde los torneos volvieron con estadios vacíos, en nuestro país los dirigentes de este deporte concluyeron que era inviable continuar.
Mikel Arriola, presidente de la Liga Mx, informó sobre los efectos que la pandemia tuvo en las finanzas del futbol nacional, donde se perdió 25 por ciento de sus ingresos.
La Liga Mx sufrió pérdidas por 4 mil 500 millones de pesos. Entre los rubros donde resintieron esas mermas fue principalmente en la taquilla, donde se perdió el 100 por ciento de ingresos; patrocinios, 35 por ciento y derechos de transmisión, 25 por ciento.
La pandemia arrasó con muchas figuras del ámbito artístico
El mayor torneo deportivo aquí, la Liga Mx, se suspendió tras varios titubeos
“HAY QUE APELAR UN POCO AL INGENIO”
Con aparatos refinados o caseros, los deportistas prosiguieron entrenamientos
ERENDIRA PALMA HERNÁNDEZ Y ROSALÍA VILLANUEVA
IMAGINAR A NADADORES sin posibilidad de zambullirse en las albercas, improvisando brazadas en seco; tiradores que imaginaban que las salas de sus casas eran extensos campos de tiro y algunos atletas que se atrevieron a colarse de manera furtiva en instalaciones deportivas cerradas. Esas escenas las dejó la pandemia de covid-19 y el impacto directo que tuvo en la vida cotidiana de los atletas. Acostumbrados a entrenamientos especializados, la mayoría se vio obligada a buscar alternativas, desde las más costosas y sofisticadas, hasta opciones caseras para mantener la condición óptima que exige una disciplina de alto rendimiento. El estado anímico y la salud de los deportistas también se vieron comprometidos. A medida que se incrementaban los contagios y ante la alerta sanitaria de la Organización Mundial de la Salud, las instalaciones del Comité Olímpico Mexicano, la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, el Centro Nacional de Alto Rendimiento y todo espacio deportivo público y privado en la capital del país cerraron sus sedes hasta que el gobierno federal emitiera la orden de apertura de acuerdo con el semáforo epidemiológico de la Secretaría de Salud.
Los deportistas comenzaron a
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Una decisión parecida a la de la Liga Mexicana de Beisbol, que tras un análisis complejo determinaron que no había condiciones para realizar el torneo. A diferencia de la Liga Mexicana del Pacífico, que se realizó en circunstancias de control sanitario y con una interrupción por el aumento de contagios en esa región del país.
Al segundo trimestre de 2020 la industria deportiva mexicana sufrió una caída de 65.6 por ciento, un impacto inédito en la historia de este apartado en el país.
El regreso temeroso
El futbol regresó a Europa durante mayo de 2020 en el torneo alemán. Nuevas medidas de distancia, pruebas de detección y con la menor cantidad posible de gente en la cancha. El primer encuentro fue un desfile de imágenes melancólicas. Borussia Dortmund contra el Schalke en un estadio vacío y en silencio. El primer gol lo anotó el noruego Erling Haaland. Nadie lo ovacionó; sus compañeros a cierta distancia lo felicitaron. Sin contacto físico.
entrenar en casa y otros adaptaron lugares sin tener contacto alguno con personas. Recibían los programas de acondicionamiento de sus entrenadores por dispositivos móviles o plataformas, la mayoría por Zoom, rumbo a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio, con la incertidumbre de que podrían no llevarse a cabo.
En medio de una pandemia que obligaba al aislamiento, la selección mexicana de nado sincronizado se enfrentó al increíble reto de prescindir de los entrenamientos en equipo e ir más allá: practicar rutinas acuáticas afuera del agua.

“No habíamos podido competir desde 2019, todas entrenábamos en nuestras casas, nadie aceptaría tener a 14 atletas en una alberca en la pandemia de covid. Algunas compramos albercas para armar pero que no tenían la profundidad necesaria.
“Yo me amarraba a unas rejas que tengo en casa para simular brazadas y mantener la fuerza necesaria para las acrobacias. Cada quien trabajó lo más duro para llegar fuertes”, recordó Jessica Sobrino, integrante de la selección de nado sincronizado que pese a los imprevistos culminó como el mejor equipo de América en el Mundial de Natación de 2022.
Las ondinas no fueron las únicas que debieron cambiar su rutina, aunque dependiendo de las posibilidades económicas, cada atleta se las ingenió de manera diferente. Mien-
tras varios futbolistas subían videos en redes sociales de sus prácticas en casa con equipamiento personal de gimnasio, algunas jugadoras como Charlyn Corral recurrían a las escaleras de su casa o algunos aparatos de ejercicio más modestos.
La adaptación para cumplir con sus entrenamientos también dependió del ingenio de cada atleta. La tenista suiza Belinda Bencic difundió un video en redes sociales donde practicaba su revés a dos manos contra una ventana en un hotel.
La argentina Nadia Podoroska y el uruguayo Pablo Cuevas convirtieron un mueble de casa en un rival improvisado para poner a prueba su técnica como tenistas: un colchón recargado de manera horizontal sirvió para practicar los peloteos.

“En casa hay que apelar un poco al ingenio. Se hace lo que se puede. Hasta pongo un colchón contra la pared para realizar ejercicios”, indicó Podoroska quien alcanzó en 2020 las semifinales de Roland Garros.
▼ Capturas de pantalla de la campeona olímpica de nado sincronizado Jessica Sobrino, quien entrenó en su casa durante la pandemia en una alberca infantil, mismo recurso que utilizó Joana Betzabé Jiménez, amarrada de la cintura con objeto de simular sus rutinas y alistarse para participar en nado artístico en los Juegos Olímpicos de Tokio, celebrados en 2021.
