BAJÓ LA DEFORESTACIÓN EN ESTE SEXENIO: MENESES
San Juan Nuevo, ejemplo de éxito y sustentabilidad
ANGÉLICA ENCISO L.
MÉXICO CUENTA
CON 138.7 millones de hectáreas forestales, pero cada año se pierden en promedio alrededor de 208 mil hectáreas según datos oficiales.


Tan sólo de los bosques de pino y encino, que ocuparon 43.96 millones de hectáreas, hoy se encuentran en 32 millones y ocupan 16.4 por ciento del territorio nacional, indica David Bray en el libro Lasempresas forestalescomunitariasdeMéxico
Los bosques tropicales de montaña originalmente abarcaron 3 millones de hectáreas, pero su cobertura se redujo a 1.8 millones, entre vegetación primaria y secundaria, y aún albergan 9 por ciento de la riqueza florística del país, señala.
La Comisión Nacional Forestal (Conafor) reporta que entre 2001 y 2021 el país tuvo una pérdida de vegetación de 4 millones 385 mil 850 hectáreas, casi el equivalente a la superficie del estado de Yucatán; la deforestación promedio anual fue de 208 mil 850 hectáreas.
LA JORNADA Martes 7 de marzo de 2023
Luis Meneses, director de la Conafor, sostiene que durante la actual administración la deforestación va a la baja, ya que en el sexenio pasado el promedio fue de 250 mil hectáreas al año y en el actual es de 189 mil 528. Para este 2023, la Conafor prevé una restauración de
de cultivo. En esa ruta va la mayor parte de la deforestación. De 2019 a 2022 el gobierno restauró 141 mil hectáreas, por incendios no toda la superficie se tiene que restaurar, hay zonas en las que se da de forma natural”.
Meneses afirma que la política forestal “es una sola y tiene dos instrumentos. Uno es Sembrando Vida y otro es Conafor, se tienen que ver en su conjunto”. Asegura que con ellos se busca fortalecer la economía social de los ejidos y comunidades.
Menciona que con Sembrando Vida, operado por la Secretaría del Bienestar, “se han reforestado 500 mil hectáreas de 1.1 millones de hectáreas del programa, el árbol más grande tiene cinco años. En 2030 se verá una masa forestal, lo que ya se reforestó ya está creciendo, hay que cuidar de plagas e incendios”. Por su parte, la Conafor trabaja con el programa Desarrollo Forestal Sustentable para el Bienestar, con acciones como servicios ambientales, manejo del fuego y medidas sanitarias, plantaciones forestales comerciales y manejo forestal comunitario, indica. En relación con la presencia de la delincuencia organizada en zonas forestales, Meneses apunta que se tiene que atacar de manera interinstitucional, “puede ser que opere para encubrir actividades en los bosques, puede actuar talando en alguna zona para obtener recur-
▲ Durante la pandemia, la tala clandestina aumentó en zonas protegidas de la alcaldía de Tlalpan. Foto Víctor Camacho
sos limitados en función de todas las tareas y objetivos que debe atender, que van desde financiar acciones para apoyar a ejidos y comunidades forestales hasta atacar problemas como plagas e incendios, y representa 70 por ciento del presupuesto que tuvo en 2016, expresa por su parte Salvador Anta, del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible.
“Sigue habiendo pérdida de cobertura, pero también sucede que hay más superficie degradada. Los apoyos y subsidios a ejidos y comunidades forestales han bajado, se canalizan a unos cuantos, y por lo tanto hay menos capacidad de atenderlos en rubros como producción forestal, pago por servicios ambientales, sanidad forestal o prevención de incendios”, puntualiza Anta. Agrega que hay zonas de riesgo por diferentes factores. La deforestación se observa principalmente en la península de Yucatán, Campeche es el estado que más superficie ha perdido por el incremento de cultivos como la soya transgénica y por el crecimiento de la palma africana; el aumento de las huertas de aguacate en Michoacán y Jalisco, así como por los desarrollos turísTambién en las costas de Oaxaca y Guerrero siguen creciendo los proyectos turísticos, igual que en Jalisco y Sinaloa, y hay estudios que han identificado un grave problema con la venta de terrenos ejidales en las penínsulas de Baja California y
EL PUEBLO PURÉPECHA de San Juan tiene dos historias, una de tragedia y otra de éxito empresarial. Como San Juan Nuevo Parangaricutiro es reconocido mundialmente por el manejo sustentable de sus recursos forestales y por haber construido una empresa exportadora de productos maderables, y la otra, el viejo San Juan, cuando tuvieron que abandonar sus hogares al hacer erupción el volcán Paricutín hace 80 años.
En 1944, un año después del nacimiento del volcán, las autoridades municipales y la misma población decidieron abandonar el pueblo: la lava se había extendido hasta cerca del panteón de la comunidad. La gente colocó terraplenes, pero de nada sirvió, fueron rebasados por la lava, comentó a LaJornadaJuan Aguilar.
“El 10 de mayo de ese 1944, los habitantes de San Juan abandonaron el pueblo. Pero no todos salieron del viejo San Juan, gente que vivía en las rancherías y lugares cercanos aguantaron otros meses, sobre todo los que tenían ganado, no había adónde ir. Afortunadamente, dentro de la desgracia, el nacimiento del volcán trajo cientos de turistas que de alguna manera dio para que pudiera salir adelante la gente del viejo San Juan y del pueblo vecino de Angahuan, que al menos no tuvo daños en sus viviendas”, dijo.
Entre octubre y noviembre de 1943, ante la solicitud de habitantes del viejo San Juan, el entonces gobernador de Michoacán, Félix Ireta, y el secretario de la Defensa Nacional, Lázaro Cárdenas del Río, encabezaron la donación de las tierras en donde quedó asentado San Juan Nuevo Parangaricutiro. A partir de ese momento comenzó a llegar gente del viejo San Juan que se reunió nuevamente en lo que es ahora San Juan Nuevo.
EEl cura del viejo San Juan, Alberto Mora, se encargó de reunir fondos para financiar la construcción de la
iglesia del Señor de los Milagros en el nuevo pueblo, que terminó de edificarse en 1962. “El pueblo sobrevivió durante años con los ingresos de los visitantes”, subrayó Aguilar. A la par se inició el proyecto de explotación de los bosques, a partir de su cuidado y protección que los llevó a crear una empresa sustentable, añadió. La entonces Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH) autorizó la limpia de madera seca. El proyecto de aprovechamiento forestal sustentable comenzó en 1983, con elaboración de productos maderables, cultivo del bosque y turismo ambiental. “No fue sencillo, porque no es fácil organizar y poner de acuerdo a mil 254 comuneros, todos ellos con derechos y obligaciones”.
Ahora la situación ha cambiado, pero sobre todo la lucha por “sobrevivir fuera del lugar en que nacimos hizo que toda la comunidad piense distinto, actualmente sembramos cada año 5 mil hectáreas de arbolado, incluyendo una parte que se conserva del viejo San Juan, donde hay todavía toneladas de arena que dejó la lava y que se vende como material para construcción.
“De poco más de 2 mil habitantes que había en el viejo San Juan, ahora en el nuevo San Juan hay más de 19 mil, muchos de otras regiones purépechas que se han quedado aquí porque hay trabajo, tanto en la empresa como en el comercio, y finalmente de todo el mal que parecía el Paricutín resultó algo bueno para nuestro pueblo”, concluyó Tata Juan.
De las más de cien comunidades de las cuatro regiones purépechas, sólo San Juan Nuevo Parangaricutiro ha logrado organizarse, no únicamente en el combate a incendios forestales sino, desde hace cuatro décadas, en instalar varias empresas, como el aserradero, la embotelladora de agua, una fábrica de muebles de madera, una zona ecoturística, además de haber conseguido cultivar el bosque; esto quiere decir que año con año siembran más de 5 mil hectáreas de oyamel y pino, y cosechan al menos la mitad, lo que significa que han alcanzado la sustentabilidad.
274 millones de dólares, refiere el reporte “Estado que guarda el sector forestal en México 2021”, de la Conafor. El número de empleos que genera el sector es de alrededor de 0.4 por ciento del total de la economía mexicana. En 2021 fueron
México perdió en 20 años vegetación equivalente a la superficie de Yucatán