GREGORIO LÓPEZ Y LÓPEZ
FILÓSOFO ZAPOTECA, PRECURSOR DEL PENSAMIENTO INDÍGENA
CONTEMPORÁNEO (1920-2008)
Juan Carlos Sánchez-Antonio
¿EXISTEN LOS MAPUCHE ARGENTINOS?
Martina Kaniuka
GREGORIO LÓPEZ Y LÓPEZ
FILÓSOFO ZAPOTECA, PRECURSOR DEL PENSAMIENTO INDÍGENA
CONTEMPORÁNEO (1920-2008)
Juan Carlos Sánchez-Antonio
¿EXISTEN LOS MAPUCHE ARGENTINOS?
Martina Kaniuka
EL BOMBARDEO DE LAS NUBES Y EL AGUA
Eliana Acosta y Ramón Vera-Herrera
LA SECRETA FORTALEZA DE OAXACA
Joel Aquino Maldonado
MIGUEL LÓPEZ, LIBRE
Gloria Muñoz Ramírez
AGUACATE: UN FRUTO ANTEDILUVIANO
EN EL MERCADO VORAZ
Un informe de GRAIN y el Colectivo por la Autonomía
IRRADIAR REBELDÍAS Y MUNDOS NUEVOS
Raúl Zibechi en la caravana El Sur Resiste
EL COMANDANTE CONTRERAS EN LA SELVA LACANDONA
Juan Trujillo Limones
EUSTACIO ALCALÁ, OTRA VÍCTIMA DEL EXTRACTIVISMO
Red Mexicana de Afectados/as por la Minería
TRES POETAS MEXICANOS
Arturo Dávila: AVE CÉSAR VALLEJO
Rafael Torres Sánchez: EL SACO DE ARPILLERA
Hermann Bellinghausen: CRUZ DE MAYO
EL HOMBRE FLOJO / JA’A JÄ’AY NYUUK
Juventino Santiago Jiménez (ayuuk)
PANCHO EL CULEBRAS. UN CUENTO TSOTSIL
Luis Gómez K’ulub
VICENTE (DE COMISARIO JAGUAR )
Hubert Matiuwaa (me’phaa)
TRAVESÍA DETRÁS DEL CIELO MIXE
Benito Ramírez Cruz
ARTE Y CRÍTICA SOCIAL EN PERÚ
Raúl Allain
FOTOGRAFÍA: LAS RONDAS CAMPESINAS EN PERÚ
Gerardo Magallón
Los pueblos originarios de América se parecen porque son diferentes y únicos.
Contra la totalizadora matriz occidental —en versión latina y mayoritariamente hispánica—, autoasumidos como pueblos, naciones, tribus, resguardos, son en sí, cada uno, centro del mundo. Golpeada, asaeteada, arrollada sin cesar durante medio milenio, asimilada en el “más piadoso” de los casos, cada comunidad ha sobrevivido con sus propias fuerzas a la cruz y la espada, a los pastores reformados y los partidos políticos, las expropiaciones patrióticas, los desplazamientos para el desarrollo ajeno, los colonos y los mercenarios.
Dado que existen bajo amenaza, viven y sobreviven porque resisten. Sus venas abiertas, como célebremente documentara Eduardo Galeano, duelen, sí, pero sobre todo llevan tenazmente la sangre de sus cuerpos sociales y telúricos que toman sus nombres del cielo y sus lenguas del arcoíris.
La historia los convierte en defensores y los colma de necesidades y demandas traicionadas por los países que los contienen. Todo Estado es o ha sido su verdugo, obligándolos a defender, a veces contra gigantes, ríos, costas, sierras, valles, cañadas, desiertos, bosques, zonas sagradas, el gobierno propio, la lengua irrepetible, proteica en sus formas de nombrar la totalidad de lo visible y lo invisible.
Amagados por ejércitos ajenos, latifundistas, mineras, constructoras que los destruyen, pandillas, guerras fraternas, paramilitares, incluso por los decretos y las leyes nacionales, conservan una existencia conmovedora, no pocas veces desesperada, y siempre ejemplar. Cuando son expulsados, surcan los “caminos de lágrimas” del invasor, los sótanos de la miseria, las espinosas fronteras; trabajan sin tierra y no son dueños de sus días ni del suelo que pisan. Mas cada paso que dan confirma eso que los hace indestructibles al paso de los siglos.
En un planeta amenazado por las últimas consecuencias del capitalismo industrial, bélico, financiero y extractivo, los pueblos del continente —desde el desierto de Sonora y la Sierra Tarahumara a la Patagonia y la Araucanía, entre los dos océanos mayores— siguen siendo no sólo venas, también arterias, nervios, ríos profundos y sus nombres son hermosos aun bajo las plagas del hormigón y el concreto, los agroquímicos, los gases tóxicos, el fuego y el plomo.
¿Se les puede idealizar? Fácilmente. Pero no es lo aconsejable. La marginación, la violencia, el desprecio, el hambre, los lastiman y marchitan. Las asechanzas de masacre, esclavitud o diáspora los humillan. Imperfectos y humanos, resulta admirable, casi sobrenatural, que se sigan defendiendo con entereza y dignidad, en la raíz que los conecta consigo mismos.
Con las manos en los surcos del suelo y las redes al agua, comulgan con el mundo como es y lo atesoran para bien heredarlo. Que sigan haciéndolo contra los pronósticos y sin permiso ya no debe ser considerado retardatario ni utópico. La catástrofe climática tarde o temprano alcanzará a los amos. Los pueblos del origen americano, en sus regiones físicas y sus espacios míticos, guardan las claves, sutiles y sencillas, para no morir ni cuando los matan, porque tienen todavía el amanecer en sus manos n
Hermann Bellinghausen
La sombra de la ceiba se desnuda y las ramas alzan sus nudosas manos al cielo vacío, a la luna de secas.
Estallan los cohetones de llegada. Peregrinos, tambores y flautas por los caminos de tierra hasta la orilla de la cruz al pie de la ceiba. La música del río se levanta y anda.
Clavan en el suelo velas encendidas en cada mano, las cubren del viento con ligeras palmas negras y se sientan a esperar que se consuman.
Rebozos de bordado negros y blancos nievan los hombros de las mujeres, ceñidos abrazos de mayo, cáscaras que el verano hinchará de fruta si llueve, de pechos que morderán el amor y la muerte y entreambos darán a luz cantidad de creaturas.
La Jornada
Directora General: Carmen Lira Saade
Publicidad: Javier Loza
Arte y Diseño: Francisco García Noriega
Ojarasca en La Jornada
Dirección: Hermann Bellinghausen
Coordinación editorial: Ramón Vera-Herrera
Edición: Gloria Muñoz Ramírez
Caligrafía: Carolina de la Peña (1972-2018)
Diseño: Marga Peña
Logística y producción: Ligia García Villajuana
Retoque fotográfico: Ricardo Flores
Corrección: Héctor Peña
Versión en Internet: Daniel Sandoval
Ayacucho, Perú. Foto: Gerardo Magallón
La noche apaga las llamas, los tambores recobran nervio y timón, se suman al canto del agua y la callan con un estruendo de aguaceros.
Se retiran los peregrinos sin más luz que su devoción y encuentran la senda aunque es de noche.
La ceiba inclina sus hombros a la brisa que aprieta un susurro, desnuda la sombra de su trama de huesos sobre la tierra que a solas sufre de sed y quieradiós que lluevan hongos y flores y alfombren.
Los peregrinos regresan al pueblo la música y los rebozos.
La ceiba y la tierra esperan. Esta noche bailan todos.
Hermann BellingHausen (Ciudad de México, 1953) ha publicado los poemarios La hora y el resto, de una vez, Ver de memoria, Trópico de la libertad, Encanto, entre otros, y los relatos de El telar de los gallos, Aire libre, Encuentros con mujeres demasiado guapas y La entrega
Ojarasca en La Jornada es una publicación mensual editada por demos, Desarrollo de Medios, sa de cv, Av. Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, alcaldía Benito Juárez, cp. 03310, cdmx. Teléfono: 9183 0300 y 9183 0400. El contenido de los textos firmados es responsabilidad de los autores, y los que no, de los editores. Se autoriza la reproducción parcial o total de los materiales incluidos en Ojarasca, siempre y cuando se cite la fuente y el autor. issn: 0188-6592. Certificado de licitud de título: 6372, del 12 de agosto de 1992. Certificado de licitud de contenido: 5052. Reserva de título de la Dirección General del Derecho de Autor: 515-93. Registro provisional de Sepomex: 056-93. No se responde por materiales no solicitados.
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Desde el inicio se sabía que era un juicio absurdo y arbitrario. Una amenaza al fin y al cabo para detener la defensa de un río en Puebla. Por eso la criminalización selectiva contra quienes empresas extractivistas y contaminantes, en complicidad con el gobierno estatal, consideran enemigos. Pero en esta ocasión la movilización social se impuso y la Casa de Justicia de Cholula determinó que no existen pruebas para continuar un proceso jurídico contra el defensor del agua Miguel López Vega, quien en enero de 2020 fue encarcelado por los delitos fabricados de obstrucción de obra pública y ataques a las vías de comunicación, en el contexto de la lucha colectiva contra un colector de desechos industriales que contaminaría el río Metlapanapa.
El pasado 26 de abril, las autoridades judiciales resolvieron “que no existe el delito de obstrucción de obra pública”, mientras que por el delito de ataque a las vías generales de comunicación se impuso a López Vega la medida de acudir a firmar durante seis meses en la “Casa de Injusticia”, como la nombró Juan Carlos Flores, abogado del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua (FPDTA) de MorelosPuebla-Tlaxcala.
“Queda demostrado una vez más que la organización y la lucha por la vida y por el agua están por encima de los intereses capitalistas de estas instituciones corruptas”, dijo Miguel López Vega al salir de la audiencia y encontrarse con decenas de personas de los pueblos que no lo dejaron solo ni un minuto desde su primera detención, posterior liberación y reciente reapertura del caso.
Miguel López Vega había sido absuelto por los delitos en 2020, pero insólitamente el proceso fue reactivado en marzo de este año por decisión del Tribunal Superior de Justicia, motivo por el que se reanudaron las audiencias. Después de la primera, la Casa de Justicia de San Andrés Cholula retiró
los cargos por los delitos de daños a propiedad ajena y uso de explosivos para la presunta quema de una camioneta de la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento del Estado de Puebla (CEAS). En esa audiencia las autoridades dijeron que “lo perdonaban”. Y Miguel respondió: “como si yo fuera un delincuente”. Y explicó que fue la forma que encontraron en el juzgado para desistirse, “pues en realidad no encontraron pruebas de que nosotros somos criminales”, dijo López Vega el 29 de marzo.
Pero lo volvieron a citar el 26 de abril para una última audiencia en la que se determinó que el defensor del territorio, que en ningún momento negó serlo, estaba libre de cargos por no existir pruebas para un nuevo proceso jurídico. Cabe señalar que Miguel López no es el único criminalizado por la defensa del agua en Puebla, por eso su absolución, aseguró el abogado y también integrante del FPDTA, Juan Carlos Flores, “puede beneficiar a nuestro compañero Alejandro Torres Chocolatl, que sigue siendo perseguido”. Alejandro es otro defen-
sor nahua que, junto a López Vega, ha sido criminalizado por formar parte del movimiento que se opuso a la contaminación del río y al mismo tiempo al Proyecto Integral Morelos (PIM), que contempla una termoeléctrica, un gasoducto y un acueducto en beneficio de los corredores industriales de la zona. También ambos forman parte de la lucha contra la empresa Bonafont que sigue extrayendo ilegalmente el agua de los manantiales de los pueblos de la región cholulteca y de los volcanes.
Poco antes de ingresar a la audiencia, Miguel López declaró que en lugar de criminalizarlos, o matarlos como a Samir Flores Soberanes, defensor nahua asesinado en Amilcingo, Morelos, en el contexto de la lucha contra el PIM, las autoridades “deberían apoyar a los pueblos que estamos cuidando el territorio, que sembramos, que producimos, que damos alimento y damos vida. Pero resulta lo contrario. Nosotros somos los criminales, los que estorbamos” n
Por la libertad de Miguel López Vega. Foto: Daniel Casas / La Jornada de OrienteEl primero en publicar sobre la filosofía indígena en México no fue Miguel León-Portilla (1926-2019), sino Gregorio López y López (1920-2008), originario de Juchitán, Oaxaca. Por lo general, se la ha adjudicado a León-Portilla ser uno de los primeros pensadores en México que se atrevió a defender una tesis doctoral y publicar su libro La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, en 1956. Sin embargo, el primer pensador en México en hablar y publicar un trabajo sobre la filosofía indígena fue Gregorio López y López.
El franciscano Bernardino de Sahagún (1499-1590) fue probablemente el primer fraile en emplear el término filósofo para referirse al tlamatini en náhuatl. También, el dominico Juan de Córdova (1503-1595) en su Vocabulario en lengua zapoteca (1578) tradujo el vocablo peni tana-chij como filósofo. El franciscano Gerónimo de Mendieta en su Historia eclesiástica indiana (1870) utiliza el término filosofía
para referirse a la doctrina moral y los principios educativos de los indígenas. El sacerdote criollo Francisco Javier Clavijero (1731-1787) y el escritor novohispano Antonio de León Gama (1735-1802) empiezan a valorar los aportes filosóficos del pensamiento prehispánico. Sin embargo, podemos decir que Salvador Domínguez Assiayn (1896-1984) fue uno de los incitadores que se atrevieron a publicar en 1931 en la revista Contemporáneos su texto “Filosofía de los antiguos mexicanos”, reflexión que llamó la atención de Samuel Ramos; en su ensayo “¿Hubo filosofía entre los antiguos mexicanos?” (1943), Ramos responde que no hubo filosofía en el mundo prehispánico.
Más tarde, la revista de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en 1955, publicó una serie de artículos, entre ellos, el de Miguel León-Portilla con su trabajo “Existencia histórica de un saber filosófico entre los nahuas”, y junto a él viene el ensayo de Gregorio López y López titulado “La filosofía de los zapotecas” ( https://bit.ly/41o4a7D ). Es decir, en 1955, ambos pensadores se atreven a sostener y publicar sus respectivos trabajos sobre la filosofía náhuatl y zapoteca. Un año más tarde, León-Portilla publica su libro La filosofía de los náhuatl: estudiada en sus fuentes
(1956). Hasta aquí la historia que en el mundo académico conocemos.
No obstante, muchos ignoramos que, en la misma revista de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en 1947, Gregorio López y López publicó su trabajo titulado “En pos de una filosofía zapoteca” (https://bit.ly/3LMN65v), ocho años antes que el ensayo de Miguel León-Portilla publicado en la misma revista, tan sólo dos años después de la publicación La Philosophie Bantoue (1945), del franciscano belga Placide Tempels, siendo éste uno de los primeros trabajos que se atrevieron a hablar sobre la filosofía africana. Muchos de nosotros ignoramos que el filósofo maya Domingo Martínez Paredez (1904-1984), también hablante de su lengua materna, publicó en 1953 Síntesis del filosofar en lengua maya.
Poco después, en 1961, Gregorio López y López presenta su tesis de maestría, Esquema del pensamiento filosófico zapoteca (https://bit.ly/3LSz6H9). En la década de 1980, el filósofo mexicano José Gaos se refiere a la Filosofía zapoteca (1947; 1955) de López y López como pionera en hablar sobre la filosofía indígena (En torno a la filosofía mexicana, 1980): “En este contexto hay que señalar como merecedor
de ser seguido y ampliado un camino como el emprendido por Gregorio López y López en pos de una filosofía zapoteca” (Gaos 1980: 73).
Todo esto nos permite sostener, en efecto, que Gregorio López y López es el primer filósofo, hablante de su lengua materna, el zapoteco, en publicar en México sobre la filosofía de su propia cultura. Así lo sostengo en mi artículo sobre la filosofía zapoteca (2022) ( https://bit. ly/3Mf44us). Datos que la gran mayoría en el mundo académico de la filosofía ignoramos. Es importante mencionar que el maestro López y López, según la conversación vía telefónica que mantuve con su sobrina, la artista Verónica Musalem Cardo Vela, heredera de los trabajos inéditos y la biblioteca personal de nuestro sabio, nos comentó de las grandes cualidades que tiene este importante filósofo zapoteco para nuestro tiempo. Era un amplio y profundo erudito que podía leer en más de 30 lenguas, entre ellas el chino, griego, latín, francés, alemán, inglés, maya y náhuatl. Durante muchos años fue profesor de filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, impartió cursos, cátedras y seminarios sobre una amplia y compleja variedad de temas que, incluso hasta el día de hoy, ningún catedrático podría manejar.
Algunos de sus numerosos cursos fueron: Platón y Santo Tomás de Aquino, Lectura de textos filosóficos medievales (Patrística, Árabe-musulmana, Escolástica Latina, Filosofía medieval china Chu Hsi), Filosofía tomista, Seminario de la filosofía zapoteca en México, lectura de Textos Filosóficos Medievales; problemas de la historia de la filosofía, en los que se consideran las culturas védico-sánscrita brahamánica, avesta-zoroastriana, budista-tibetana con Dignaga, Dharmakirti, las escuelas Nyaya y Vaisesika, china con LaoTse, Confucio, Hui-Shi, Kung Su-Lung, Zen japonés Nagarjuna, el jainismo, Egipto, Tuaregs, Bereberes, Ghana, Angola, Camerún y Gabón, Chad, Congo-Zaire, Costa de Marfil, Gui-
nea, Mali, Madagascar, Nigeria, culturas de Medio-Oriente, árabes, israelíes, griegos, latinos, australianos, meso y sudamericanos (olmecas-xicalancas de Cacaxtla, zapotecas, mixtecas, totonacas, mayas, xochicalcas, teotihuacanos, toltecas, chichimecas, mexicas o aztecas, purépechas, huicholes, tsotsiles, tseltales, maya-quichés e incas) (https:// bit.ly/42laNst).
Gregorio López y López nació el 9 de mayo de 1920, en Juchitán, Oaxaca, y falleció el 14 de septiembre del 2008 en la Ciudad de México. En noviembre de ese mismo año, según su voluntad, sus cenizas fueron esparcidas en Playa Vicente, Juchitán. Sus padres fueron Toribio López Carrasco y Paulina López Landeta. López y López “estudió la escuela primaria en Juchitán, la secundaria en la número 7 en la Ciudad de México, la preparatoria en el plantel número 1 de la UNAM y la profesional en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Cursó los estudios de posgrado de maestría y doctorado. Obtuvo el grado de Maestro en Filosofía el 16 de agosto de 1961. Se inició como profesor de materias filosóficas en el plantel 1 de la Escuela Nacional Preparatoria el 16 de abril de 1951, posteriormente impartió cursos en el plantel 5 y en el 2 de la misma ENP. Impartió cursos de Introducción a la filosofía, Ética, Lógica, Estética, Lengua y Literatura Griegas, Latín y Etimologías” (https:// bit.ly/42laNst) durante mucho tiempo en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM n
Juan Carlos sánCHez-antonio es coordinador del Doctorado en Educación Arte y Cultura del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO).
reFerenCias:
DE MENDIETA, G. (1870), Historia eclesiástica indiana, México, Antigua Librería.
DE CÓRDOVA, J. (1942 [1578]), Vocabulario en lengua zapoteca, hecho y recopilado por el mayor reverendo padre fray Juan de Córdova, de la orden de los predicadores, que reside en esta nueva España, México, INAH.
DE SAHAGÚN, B. (1839 [1545]), Historia general de las cosas en la Nueva España, Tomo I, México, Imprenta del ciudadano Alejandro Valdés.
GAOS, J. (1980), En torno a la filosofía mexicana, Madrid, Alianza.
LEON-PORTILLA, M. (1955), Existencia histórica de un saber filosófico entre los nahuas, Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 57-58-59, pp. 1-15.
(1959 [1956]), La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, México, UNAM.
LÓPEZ Y LÓPEZ, G. (1961), Esquema del pensamiento filosófico zapoteca. Tesis de maestría, UNAM.
(1955), “La filosofía de los zapotecas”, Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 57-58-59, pp. 1-15.
(1947), “En pos de una filosofía zapoteca”, Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 27, p. 9-20.
SÁNCHEZ-ANTONIO, J. C. (2022), “Filosofía zapoteca, ciencias sociales y diálogo mundial de saberes”. Disparidades. Revista De Antropología, 77(2), e024. https://doi.org/10.3989/ dra.2022.024
TEMPELS, P. (1945), La Philosophie Bantoue, Élisabethville, Éditions Lovania.
suelo, propiciar el crecimiento de alimento para el ganado, sembrar cultivos de temporal y generar escurrimientos hacia las presas” (Comunicado Sader, 20 de julio de 2022).
Desde hace unas semanas ha sido noticia el uso de una estrategia frente al estrés hídrico de la Ciudad de México y la zona metropolitana. Para tal efecto, el titular del Ejecutivo anunció el pasado 22 de marzo en su conferencia de prensa que se había tomado la decisión en la Secretaría de la Defensa de bombardear nubes para provocar lluvia. Al dar cuenta de esta estrategia el Secretario de Defensa declaró: “Sí, señor, el bombardeo”. Y abundó: “ya se está trabajando con Conagua y de ahí se generó otra idea: tomando en consideración que tenemos un avión con todo el equipamiento para bombardear nubes y que trabaja normalmente en la parte norte de nuestro país, ahorita está con Baja California, se vio con Conagua si podíamos apoyar con ese avión en las partes que requiriesen para poder hacer llover” (Conferencia de prensa del presidente, 22 de marzo de 2023).
A esta práctica también se le ha nombrado “siembra de nubes” y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) desde el año 2022 anunció el “Programa de Estimulación de Lluvias para Mitigar la Sequía”, un procedimiento que consiste en la liberación de yoduro de plata en las nubes con el objetivo de incentivar las precipitaciones de lluvia. Se ha comunicado la colaboración de la Sader con la Sedena y el uso de esta práctica en estados del norte del país para combatir incendios y con los objetivos de “recuperar la humedad del
En el mercado también tienen su manera de nombrar a esta estrategia: “riego científico con nubes”. Algo que se anuncia como tecnología mexicana para aumentar los recursos hídricos y, en específico, ofrece los servicios de aumento en la producción agrícola y promueve que evitará la pérdida de cosechas en época de sequía, abrirá la posibilidad de restaurar el manto acuífero y combatir los incendios forestales.1
Al respecto, Silvia Ribeiro advierte su uso comercial y origen militar, así como la modificación del clima bajo intereses corporativos y con fines bélicos. Más aún, subraya la incertidumbre de su uso y la ausencia del principio precautorio y la falta de atención para atender las causas. 2
Se debe de denunciar no sólo la adopción de esta práctica y su implementación como programa de gobierno, sino también su uso como medio de mitigación para enfrentar la grave crisis del país ante la creciente sequía y sin la determinación y congruencia para llevar a cabo las acciones conducentes y transformar el actual estado de acaparamiento del agua y su mercantilización. Peor aún, estamos ante la adopción de tecnologías sin la certeza de sus consecuencias y con esto se pone en riesgo y se altera aún más el ciclo del agua, la obtención del líquido vital y todos los mantenimientos que de ahí se derivan para la vida.
No es comprensible la concesión a las fuerzas armadas de “bombardear nubes” para provocar la lluvia y manejar tecnologías sin la precaución debida, ya que esta tarea entraña una
dimensión particularmente delicada y sensible. Los pueblos originarios de nuestro país nos lo hacen ver a partir del vínculo que mantienen con el líquido vital y, en particular, en el proceso del “nacimiento del agua”.
Son diversos los conocimientos, narrativas y rituales en torno a la lluvia y el agua terrestre, profundos son en el tiempo y complejos en su hacer. Además de la correlación entre los ciclos, del agua, la agricultura, la organización comunitaria y sus celebraciones, los pueblos en su cosmología y costumbres dan cuenta de la trama de la vida. Aquello que desde la ecología y otras ciencias se ha puesto de relieve sobre los sistemas vivos, las conexiones que hacen posible la vida en la Tierra y la interdependencia del todo del cual formamos parte. Los pueblos originarios lo han sabido y lo saben.
Una de las expresiones del conocimiento y cuidado de la trama de la vida se encuentra justamente en el vínculo con el agua y la provisión de los mantenimientos. Hay especialistas que saben del tiempo y sus ciclos, que saben soñar, ver, alimentar y comunicarse con esos flujos y fuerzas que constituyen aquello que llamamos naturaleza. Entre los nahuas de la Sierra Noroccidental de Puebla son las parteras las que se encargan de propiciar y recibir el regalo del agua y, en el contexto ritual durante el 3 de mayo, se establece un madrinazgo de cruz por su nacimiento. El agua misma es concebida como una partera sagrada, le llaman Sirena, pero en su lengua originaria es Atlanchane, “la habitante del agua” o “la que tiene su hogar en el agua”. 3
“Bombardear las nubes” para provocar las lluvias o salvaguardar el “nacimiento del agua”: la disyuntiva parece ex-
trema. Entre la figura del ejército y de las parteras se juega una configuración relacional que en otros términos puntualizó Jean Robert a través de la concepción del agua como un ámbito de comunidad en el marco de un metabolismo socionatural. En su planteamiento se entrevé el dilema: autorregularnos, siendo y reconociéndonos como parte de una comunidad y de un mismo entramado donde dirimimos todo, o bien, perturbar aún más el ciclo del agua y someternos al uso de tecnologías nocivas comprometiendo la existencia y la reproducción de la vida.
Estonos hace pensar en otras disyuntivas. Es uno de los mitos fundacionales de la llamada civilización occidental la idea de que la gente fue expulsada del paraíso por su pecado transgresor, por alguna culpa. Y qué si fuera al revés y el cerramiento de los “comunes” fue un obligar a la gente a dejar el trabajo que mantenía vigente un paraíso al que se le destruyeron o erosionaron sus premisas al privatizarlo. Es muy chocante la idea de que en ese paraíso no había que hacer nada. Los pueblos saben que sólo con las labores creativas, con una atención cotidiana y grandes esfuerzos es posible mantener una plenitud, que es la idea que subyace a los “paraísos”. Tenemos tan metida la idea de que en un paraíso todo se nos otorga porque sí, que pensamos que el trabajo es una carga, al menos así lo hacen suponer los supuestos más fundamentales de las religiones fundantes de esta civilización (que no es única, por desgracia para ella).
Desde dónde podemos reconstituir nuestra saga en la tierra. Nos toca trabajar para que ese “paraíso” del que se arranca a poblaciones enteras sea pleno, para que nosotros, nosotras creemos de continuo plenitud. Nada más difícil que eso, enfrentados como estamos a la gente que sin miramientos puede romper ciclos vitales sin siquiera darse cuenta de las implicaciones. Son tan opuestas las versiones de la historia y hasta el mito. Por un lado la aceptación de que la gente tiene que ser expulsada, que es nuestro destino; que es por lo que hicieron nuestros ancestros más remotos, y por eso somos culpables.
Del otro lado, la sabiduría de los pueblos, “darle vida a la vida” como decía Daniel Sheehy, uno de los amigos entrañables de Eduardo Llerenas, en el encuentro que Mary Farquharson y Discos Corasón organizaron para celebrar su memoria y su legado.
Darle vida a la vida es pensar en todas las minucias necesarias para que el tramado de ésta tenga sentido. A eso es lo
que Jean Robert le llama ámbito de comunidad. Al tejido de ciclicidades y tiempos diferentes que en contrapunto permiten la continuidad de la existencia.
Esta gente que ahora siembra o bombardea nubes, según de dónde proceda su iniciativa, si de instancias agrícolas o militares, para hacer llover, tiene su émulo contrario en las compañías agroindustriales que finalmente “cañonean nubes para que deje de caer granizo”, dicen, pero el efecto es que provocan en las regiones donde se aplican estas técnicas verdaderas sequías, todo por cuidar sus cultivos de brócoli o de jitomate u otras hortalizas sensibles. Dicen Evangelina Robles y Fernanda Vallejo, basadas ambas en la sapiencia e investigaciones de Elizabeth Bravo y Acción Ecológica:
Industrializar la producción de alimentos va de la mano con controlar y estandarizar los procesos que incrementen las ganancias de los empresarios del campo. Uno de los controles importantes hoy para la industria agrícola tiene que ver con el agua, su uso y posesión: manantiales, ríos, arroyos, pozos artesanos o profundos, lluvia, granizo, nieve, escurrimientos, lagunas, concesiones de agua; todos relacionados vitalmente con la humanidad, la flora y la fauna, cuyo equilibrio haría viable la vida de todos los seres que habitamos el mundo.
Diversas tecnologías se utilizan para controlar el agua a necesidad de las corporaciones (pequeñas o grandes), como los llamados “cañones antigranizo” o granífugos. ¿Qué son éstos? Según las empresas que venden estos artefactos, son dispositivos que evitan la formación de granizo y su daño en la producción agrícola.
Un cañón se acciona de manera automática mediante una pequeña estación meteorológica digital, treinta minutos antes de la tormenta, generando explosiones de gas acetileno y aire con una frecuencia de 6 segundos una de la otra. Con estos disparos se emite una onda sónica a la atmósfera u ondas de choque que se desplazan a la velocidad del sonido e interfieren en la cristalización del granizo, dando como resultado una lluvia o granizo blando en lugar de granizo macizo. 4
Se sabe que en Michoacán en el cultivo del aguacate y ahora en las berries utilizan también estas técnicas que si bien semejan las ancestrales técnicas de aventar cohetes a las nubes para redirigirlas o “hacer o evitar el llover”, estamos hablando de una escala totalmente diferente. La ciencia no se pone de acuerdo para decidir si son o no son nocivos.
Como dicen Evangelina y Fernanda: “Lo que sí es cierto es que campesinos y habitantes de estas regiones perciben fuertes cambios en el comportamiento de las nubes que se suceden tras escuchar las detonaciones. El cielo puede estar negro de nubes de lluvia, y al ser atacado por los cañones se empiezan a dispersar hasta volver a tener un cielo azul soleado. Las detonaciones generan huecos sónicos que no permiten que las nubes se vuelvan a compactar: hay entonces regiones que se ven afectadas por la falta de lluvia”.
Desde Ecuador, la situación es muy semejante. Las comunidades se quejan de “detonaciones, vacíos sónicos, y ausencia de lluvia, sequías inexplicables”.
Lo que debe quedarnos claro es que ese control sobre las nubes que ahora se quiere ejercer sin entender ni por asomo el comportamiento del ciclo completo del agua (que además se comporta según su localización geográfica, y las condiciones climáticas y estacionales que justo están relacionadas con esos ciclos completos del agua), se quiere ejercer como parte de un acaparamiento total del agua, una sobreexplotación sin miramientos del agua. Por un lado se acaparan los pozos artesanos, los acuíferos profundos, los torrentes. Por otro se impide que la gente tenga el agua necesaria al acapararla las grandes empresas y al evitar que llueva con los anti-granizos. Ahora las corporaciones y el ejército buscan la promoción de la lluvia “para apagar incendios”, para resolver la falta de agua en las ciudades. Pero en las ciudades la gente puede sufrir inundaciones por las lluvias torrenciales y no tener agua potable, disponible, no privatizada, para beber.
Pero hacerle al Dios (por eso tan pertinente lo del jardín del Edén) no tiene una racionalidad, o una espiritualidad de cuidado. Parece más el acomodaticio modo de modular sus intereses con los cambios en el clima del planeta, sin querer aceptar que el planeta ha extremado sus condiciones, justo por los intereses de las grandes empresas.
Lo paradójico es que quienes acaparan y predan el agua, al igual que las comunidades que defienden su territorio, reconocen que hay una ciclicidad del agua, una circulación de la misma. No obstante, las corporaciones y su ciencia asociada buscan entubar el agua en todo lo más posible y piensan que no afectan en lo absoluto los ciclos “abiertos” del agua, porque el agua entubada la tienen controlada (hasta cierto punto).
Por eso es tan crucial volver a las palabras de Jean Robert en El agua es un ámbito de comunidad cuando dice:
De la dependencia del agua surgió una incipiente independencia de la naturaleza, las estaciones, el destino y el peligro.
A través del agua, los humanos descubrieron su propio tiempo, y su propia medida. El agua requería un orden estricto, pero no permitía una fuerza central sin la participación responsable de todos [algo que ya entreveían Karl Wittfogel y Ángel Palerm]. El que quería protección del agua tenía que proteger el agua para todos. La igualdad, para la cual el agua tiene una inclinación física, de alguna forma está relacionada con la equidad que ésta favorece socialmente.
Esto es justo lo que se va rompiendo ahora, cuando al agua se le mira como H2O, cuando se le lleva y se le trae sin entender que los desequilibrios no se reequilibran solos, porque los desequilibrios destruyen los vínculos fundamentales que están atados entre sí en una trama que nos rebasa y nos sirve de ejemplo para todas nuestras conexiones. El orden es muy bueno pero no podemos imponerlo. Tenemos que descubrirlo, entenderlo, y fluir en éste n
notas:
1. https://www.atmospherica-intl.com/
2. https://desinformemonos.org/siembra-de-nubes-riesgosa-y-militar/
3. Entre otros estudiosos que han reportado esos vínculos entre los nahuas con el agua en la Sierra Noroccidental de Puebla y la Huasteca hidalguense y veracruzana se encuentra Arturo Gómez, Anuschka van’t Hooft, David Gonzáles y Alfonso Vite.
4. https://www.biodiversidadla.org/Documentos/Ataquespoliticas-resistencia-relatos-N-102
Oaxaca tiene 570 municipios, de los cuales 140 se rigen por sistema de partidos y 430 por leyes tradicionales, por usos y costumbres. ¿De qué van a comer aquellas comunidades que tienen sus gobiernos comunitarios compuestos por cincuenta o cien hombres? En Yalálag, el gobierno comunitario está compuesto de 160 servidores; no es el Honorable Ayuntamiento Constitucional el que gobierna, éste sólo coordina. Además todos esos términos son extraños al idioma zapoteco. Para decir “autoridad municipal”, en zapoteco se dice xuz llna yell, padre y madre del pueblo, el primero en sacrificarse.
Cuando van invitando a los jóvenes al servicio, van con esa lógica, servir a la comunidad a cambio de nada. Por eso los servicios comunitarios descansan sobre un principio (que es el principio de gratuidad). En eso radica la fortaleza de Oaxaca. En la Sierra Juárez los gobiernos comunitarios no cobran un sólo centavo al erario municipal.
El artículo 115 constitucional y la Ley Orgánica Municipal permiten que el integrante del cabildo cobre, pero la ley tradicional no lo permite, lo prohí be, lo sanciona. Eso significa que existen dos órdenes jurídicos: el orden del Estado, contenido en la Constitución Política Federal y en las Constituciones Políticas de los estados, y el orden no escrito, nuestro, que garantiza la continuidad de vida de los pueblos indígenas. Sin eso estaríamos perdidos.
Por eso en Oaxaca constantemente chocan las autoridades indígenas con el gobierno estatal. Cuando un asunto de carácter penal, o de carácter civil, lo aborda el Ministerio Público, el Juez Mixto de Primera Instancia, un magistrado o un procurador que no entiende qué es el derecho indígena —porque en la universidad le enseñaron solamente el Derecho Positivo, lo que dejaron los españoles habiendo en México una riqueza jurídica enorme—, viene el choque entre la comunidad y el gobierno.
Para poder superar esa situación los pueblos organizados se prepararon. En el caso de la Sierra Norte se logró formar la Asamblea de Autoridades Zapotecas, Mixes y Chinantecas para exigirle al Estado que respete las normas tradicionales con las cuales se rigen las comunidades.
El tequio son diez, quince o veinte días de trabajo gratuito a la comunidad y la Constitución lo prohí be: “a nadie se le puede obligar que brinde un trabajo sin la correspondiente remuneración”, así dice la Constitución. Pero en miles y miles de comunidades no se puede dejar el tequio. El tequio es una institución indispensable que garantiza la vida comunitaria. Son diez o quince días de aportación de trabajo gratuito para el bienestar de la comunidad. El servicio gratuito, el servicio comunitario significa aportar el veinte, el treinta, el cuarenta o el cien por ciento de un año de trabajo para la comunidad sin cobrar un solo centavo.
Servir a la comunidad sin tener derecho a cobrar, en eso precisamente radica la grandeza de la milpa. La milpa aporta todos los alimentos que una familia necesita para poder servir a la comunidad. Es inconcebible el futuro de las comunidades, el futuro del tequio, del servicio comunitario y del gobierno comunitario, sin la milpa. Por eso ahora se ha fortalecido la conciencia de lo que vale la milpa, de lo que significan los maíces nativos, criollos u originarios, de la riqueza genética que nos heredaron. No nos dejaron desamparados, nuestros abuelos nos dejaron protegidos y prueba de eso está precisamente en esos cultivos.
La tortilla de una familia indígena, zapoteca o chinanteca se hace con mucha delicadeza porque es el alimento de todos los días. En cambio, en la Ciudad de México, se producen
millones y millones de tortillas, salgan como salgan, con todo y basura, y ahí se va. Eso es lo que se consume en la Ciudad de México.
Cadadía la vida de este país se vuelve más trágica; el país se está cayendo a pedazos, sin respeto de lo que fue el artículo 27 constitucional.* Durante años vendieron al país como se vende cualquier producto que viene de las grandes transnacionales. Lo vemos en Oaxaca. Vayan a San José del Progreso para que sepan en crudo el gran conflicto que han creado las compañías mineras y, además, están todavía por verse los enormes daños que van a causarle a la tierra y a la naturaleza.
El caso de Calpulalpan, una comunidad muy hermosa de la Sierra Norte, donde la compañía minera canadiense estuvo cien años trabajando y explotando. Le preguntaban al presidente del Comisariado de Bienes Comunales: ¿qué dejó la compañía minera a la comunidad de Calpulalpan? ¿Tienen muchos lingotes de oro guardados en la tesorería? No, no hay absolutamente nada. Lo único que dejó la compañía minera fue miseria, niños huérfanos y trabajadores enfermos. Eso fue lo que dejó
Y eso es lo que van a dejar las grandes compañías mineras. La amenaza que pesa sobre Oaxaca es terrible. La gran ventaja es que la conciencia ha ido creciendo a pasos muy firmes y hay muchas organizaciones ya preparadas, con toda su información. Para poder trabajar con esta información algunos defensores jurídicos ya están dando la batalla.
Hay una comunidad que se llama Magdalena Teitipac , formada de familias campesinas, en donde hombres, mujeres y niños tuvieron que levantarse para poder correr y expulsar a una compañía minera china. Empezaron a hacer los deslindes y las mediciones pero sí lograron echarlos fuera y hay algunos presos en las cárceles. Tiene su costo resistir y tratar de defender lo que es nuestro, pero el centro de todo es, precisamente, el maíz.
Sin maíz no hay país, sin maíz no hay comunidad, sin maíz no hay cultura, sin maíz no hay idioma, no hay todas las tradiciones comunitarias que todavía sobreviven en Oaxaca. Esa es la tarea que ahora tenemos nosotros en muchas regiones del país. El cultivo de la milpa es toda una escuela que educa a los niños, a los jóvenes.
Una vez que empezó la gran migración de zapotecos del Valle y la Sierra Norte a Estados Unidos en condiciones muy difíciles, cuando hombres y mujeres lograron cierta estabilidad laboral en Estados Unidos, lo primero que hicieron fue cumplir con el tequio y, algunos, cumplir hasta con el servicio comunitario.
En las asambleas de autoridades veíamos migrantes que se habían ido hace veinte, diez años, que regresaban a la comunidad a cubrir el cargo.
Eso significa que hay un alto grado de conciencia. Porque algunos zapotecos que viven en Nueva York no olvidan el mandato de la comunidad y cumplen con lo que marca la ley tradicional: cumplir con el tequio y con el servicio comunitario. Porque siguen formando parte de la comunidad. Pero qué es lo que enlaza y articula a los zapotecos que viven muy lejos, o a los mixes: la propiedad de la tierra comunal. Esa es la otra riqueza que nos dejaron nuestros antepasados, la protección má xima de toda la riqueza que tenemos en Oaxaca.
Si ustedes revisan el nú mero de hect áreas que tiene Oaxaca, el ochenta por ciento es propiedad social, es propiedad comunal y una parte es propiedad ejidal. En eso radica la fortaleza de las comunidades. Zapotecos que viven en el Distrito Federal y est án todav ía en el padrón comunal tienen que regresar a la comunidad a cumplir con esos servicios.
Sin embargo, donde se privatizó la tierra es como si viviéramos en cualquier ciudad del país. Al privatizar la tierra, la conciencia sufre un giro de 180 grados. La formación se vuelve marcadamente individualista. En cambio, donde pre -
domina la propiedad comunal de la tierra hay un alto grado de conciencia social que ha permitido que sigamos resistiendo, que sigamos construyendo.
Muchas carreteras se hicieron con base en el tequio. Antes, para viajar de Oaxaca a Yalálag hacíamos 12 horas. Se unieron las comunidades y exigieron al gobierno que cumpliera su mandato constitucional: en primer lugar, escuchar; en segundo lugar, escuchar en zapoteco; en tercer lugar, invertir los recursos que les corresponde a las comunidades para la construcción de las carreteras. Hasta 1982 las comunidades zapotecas de la sierra conocieron lo que es la maquinaria para construir carreteras. Antes, las brechas las hicieron a base de tequio, con herramientas rústicas y, sin embargo, lograron unir a las comunidades en condiciones muy difíciles. Ahora tenemos una mejor red, no como la que queremos, pero se ha logrado porque las comunidades se unieron y construyen todo un programa de trabajo.
Por eso cuando estalló el levantamiento zapatista y cuando se hicieron los encuentros de San Andrés Sakamch’en, las comunidades de la sierra ya llevaban una propuesta sobre lo que es la libre determinación y la autonomía. Así, en 1995 el gobierno del estado se vio obligado a hacer una reforma política electoral y construir el Libro Cuarto del Código de Procesos Electorales y reconocer las normas jurídicas propias de las comunidades para el nombramiento de sus autoridades. 140 municipios hacen campaña, pero 430 no, porque se trata de servir a la comunidad. Esa es otra de las grandes riquezas que tiene el pueblo de Oaxaca, de lo contrario no sé qué sería de nosotros.
Todo esto hemos reflexionado, hemos tratado, pero hay una cuestión que hace difícil la vida de las comunidades: la educación que imparte el Estado. No es ésta una educación que les favorezca a las comunidades, al contrario. Es una educación que destruye paso a paso los valores de la vida comunitaria. Llegan profesores sin la conciencia de lo que es una comunidad, sin la conciencia de lo que son las tradiciones zapotecas, porque el Estado se encargó muy hábilmente de cerrar un cincuenta por ciento de las normales rurales.
Las normales rurales tenían la ventaja de que admitían a los hijos de los campesinos. Y la gente ideal para ser profesores rurales son los hijos de los campesinos, porque son zapo -
tecos, porque son chinantecos, porque son mixes, dominan el idioma, conocen la cultura y pueden orientar a los niños. Ahora mandan jovencitos que nacieron en la ciudad. No son responsables de haber nacido en la ciudad, no hablan el idioma, no conocen la cultura, no conocen las tradiciones, no saben qué es el tequio, ¿de qué les van a hablar a los niños? ¿De qué sirve que haya habido cambios constitucionales a favor de la educación bilingüe e intercultural? Eso es pura declaración.
El Estado mexicano, la Secretaría de Educación Pública no tiene el cuerpo técnico para hacer posible ese modelo de educación, por eso en las comunidades se piensa que eso que llaman Reforma Educativa es una ficción, es un engaño. No van a parar porque las normales del país no están hechas para fabricar o producir el modelo de maestros que las comunidades zapotecas, mixes, chinantecas, huaves o mayas necesitan, porque no puede haber cultura y no puede haber educación si a los niños no se les enseña lo que vale la milpa.
Todo eso se ha estado ventilando en las asambleas, en las reuniones de los maestros, con los abuelos, las abuelas. Se salva el idioma por las abuelas, por los abuelos, se salva la milpa por las abuelas.
Por la educación que han recibido los jóvenes van contra la cultura, no quisieran que sus niños hablaran el zapoteco o el mixe, porque el Estado y las instituciones y todas las fuerzas extrañas se han encargado de sembrar la idea de que el atraso y la pobreza se deben a que hablamos el zapoteco, que el atraso y la marginación se debe a que cultivamos el maíz. Así se maneja y esa es una gran mentira.
Lapobreza que viven las comunidades no se debe ni a la milpa ni al idioma. Las comunidades tienen una gran riqueza; hay diferentes percepciones de lo que es pobreza. Pobreza no significa que vivamos en un jacal hecho con palma, con material propio de la tierra, porque adentro hay un granero donde hay maíz, hay frijol, hay panela, hay alimentos no solamente para comer tres veces al día, sino para varios años. Un trabajador, por mejor que se le pague, no deja de ser un asalariado; el día que el patrón le diga “¡te largas!”, se larga, y peor ahora. Ahora es peor. Han destruido tantos sin-
dicatos, lograron destruir el Sindicato Ferrocarrilero, lograron destruir el Sindicato Mexicano de Electricistas.
Para nosotros lo que da seguridad psicológica a una familia es precisamente que tenga granos en el granero. Amanecemos con toda tranquilidad porque sabemos qué es lo que vamos a comer, vivimos semana tras semana con toda seguridad porque sabemos que no va a haber hambre.
El Estado tiene el programa al que llama “Cruzada contra el Hambre”. Esa es una ficción. No puede darse la lucha contra la pobreza sin la milpa. Para dar la lucha contra la pobreza, el eje vertebral seguirá siendo la milpa a través de los siglos porque ese es nuestro alimento, de eso depende que la cultura de los pueblos, que las culturas del pueblo de Oaxaca sigan mostrándose a todo el mundo. ¿Por qué llega a Oaxaca tanta gente ilustrada? ¿Llegan para conocer los edificios que han hecho los gobiernos? ¿Llegan para conocer las carreteras? En el país hay cosas mejores. Llegan para conocer la riqueza cultural, la riqueza lingüística que existe en Oaxaca, la biodiversidad que existe en Oaxaca, por eso llegan. No llegan a conocer los grandes avances de la modernidad, no. Y por eso Oaxaca es grande, los pueblos originarios son grandes y podr á n vivir. Como dice el poeta zapoteco: “la cultura zapoteca y la milpa morir á n cuando muera la luz del sol” n
Joel aquino maldonado, pensador zapoteco de Yalálag, Oaxaca, fundó y dirige la organización Uken ke uken (“Hacer posible lo imposible”). Fue asesor del EZLN durante los Diálogos de San Andrés en Chiapas. Este texto concluye el ensayo Nuestra vida descansa en el maíz / Xua ilhak yelnban kello, cuya primera parte apareció en el número anterior de Ojarasca ( https://ojarasca.jornada.com.mx/2023/04/07/nuestra-vidadescansa-en-el-maiz-xua-ihlak-yelnban-kello-5405.html). Originalmente fue publicado por el Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano en 2021.
* Este ensayo fue escrito en 2018, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.
GRAIN y el Colectivo por la Autonomía publicaron hace unos días “Aguacates de la ira”, un relato sobre la transformación de este fruto en lo que es hoy una mercancía ambicionada por muchos enclaves. Hoy, el aguacate es la fruta más comercializada en el mundo después del banano y la piña; “su cultivo crece en producción y hectáreas acaparadas, y no cesa de expandirse a cada vez más países”. GRAIN y COA preguntan: “¿Qué implica la expansión mundial de esta fruta? ¿Qué y quiénes empujan el negocio? ¿Cómo funciona a nivel global y a nivel local este modelo que logra mantener precios a la alza? ¿Cómo llegó a su auge actual que lo hace presente en todo tipo de celebraciones y eventos deportivos? ¿Qué repercusiones sociales generan sus negocios opacos?”.
Si para la edición 57 del Super Bowl, el mayor evento deportivo del fútbol “americano” en EUA, a principios de 2023 se preparaba en Kansas City la recepción de “decenas de miles de toneladas de aguacate en las empacadoras de Michoacán, México”, imaginemos el auge que hace decir a Armando López, director general de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Aguacate de México (APEAM), que pagó cerca de siete millones de dólares por emitir un anuncio publicitario durante el partido: “Con el guacamole que se consume solamente en el Super Bowl se alcanzan a llenar 30 millones de cascos de fútbol”. Estados Unidos absorbe 40% de las importaciones globales de esta fruta y el Super Bowl es el momento culminante, dice el documento.
“Visto desde el laboratorio del negocio aguacatero que es México, esta es la historia de un fruto prehistórico con millones de años registrados que hoy se ha transformado por estas dinámicas en commodity impertinente. Su actualidad rezuma violencia y el furor de un consumismo impulsado por los medios”.
Según los datos, “el aguacate es la fruta tropical que más rápido crecimiento tuvo en la última década. El pri -
mer exportador mundial, México, es responsable del 40% del total. Según las proyecciones de la OCDE y la FAO, tal proporción podría alcanzar 63% en 2030. Estados Unidos absorbe ahora 80% de las exportaciones mexicanas de aguacate. Pero la producción se va intensificando en cada vez más países. En 2021, la producción global sumó 8.8 millones de toneladas”. Una tercera parte fue exportada por un valor de 7 mil 400 millones de dólares. Para 2030, se proyecta una producción de 12 millones de toneladas. Si consideramos en conjunto a los 10 primeros productores mundiales, constatamos que el área cultivada se duplicó en la última década. En Colombia, Haití, Marruecos y República Dominicana se multiplicó por cuatro, y en Zimbabue por cinco. Recientemente, en Malawi y Vietnam, la producción comenzó de golpe. “Ambos países son ahora de los primeros veinte productores globales”.
Diez países concentran cerca de 80% de la producción, pero en algunos es un cultivo dedicado en gran parte a la exportación —México, Perú, Chile y Kenia. Sus principales mercados son Estados Unidos y Europa, que concentran un 70% de las importaciones globales. México provee todo el año a EUA. Los aguacates que se comen en Europa provienen en verano de Perú, Sudáfrica y Kenia, y en invierno de Chile, México, Israel y el Estado español. El principal puerto europeo de entrada son los Países Bajos, que es ahora “el tercer exportador global”.
Kenia, Etiopía y hace poco Tanzania se suman como plataformas de exportación a India y China. Esta última importa desde Perú, México y Chile: en 2021 superaron las 41 mil toneladas, pese a la pandemia por Covid. “Además, para reducir los costos, empresas aguacateras estadunidenses se lanzaron a la producción local en China, en particular en la provincia de Yunnan”.
La multimillonaria industria del “oro verde”. Según cálculos, en 2021 el mercado global del aguacate sumó
14 mil millones de dólares y podría alcanzar los 30 mil millones para 2030. Quien más se beneficia del negocio son unos cuantos grupos empresariales que apuestan por la integración vertical. Van ampliando operaciones a cada vez más países productores, donde implantan subsidiarias e incrementan su control sobre empresas importadoras en los principales polos de consumo global.
La empresa de origen californiano Mission Produce reportó en 2021 una venta equivalente al 3% de la producción global. Su facturación aumentó constante en los últimos diez años, alcanzando 1,045 millones de dólares en 2022. Calavo Growers facturó en 2022 un total de 1,191 millones de dólares. Estados Unidos representa 80% de su mercado, pero distribuye también en Europa, Japón y China. Exporta desde Perú, México, Chile, Colombia, Guatemala, República Dominicana, Sudáfrica, Kenia, Marruecos e Israel. Controla 8 mil 600 hectáreas en Perú, Guatemala y Colombia.
Estas empresas han recurrido a actores financieros de peso. Mission Produce y Calavo Growers cotizan en la bolsa de Nueva York y atraen inversiones de financieras de BlackRock, Vanguard Group y otros.
Los fondos de capital privado, los fondos de dotación y los fondos de pensiones le apuestan de forma creciente al aguacate. Mission Produce se asoció al fondo de capital privado Criterion Africa Partners para lanzar la producción de más de mil hectáreas de aguacates en Selokwe (Sudáfrica).
Fruto prehistórico obligado a ser commodity impertinente. “Originario de México, fue llamado ‘ahuacatl’, que en nahua significa árbol de los testículos, por la forma del fruto. El nombre vistió al aguacate con un aura mágica. Los aguacates se plantaron en suelo sagrado y en su historia remota se les veía como personas que revivían como árboles.
Esta fruta (Persea americana) en sus incontables variedades
ha acompañado a las comunidades de Mesoamérica desde que el teocintle (ancestro del maíz) y luego el maíz comenzaron a ‘amigarse’ en mutualidad con las comunidades hace 9-10 mil años en las cuevas de Coxcatlán en el valle de Tehuacán. Ahí mismo se han encontrado vestigios de aguacate en variantes de semi-domesticación”.
Es probable que el término “avocado”, provenga de una mala pronunciación de la palabra aguacate. Avocado es más “el híbrido que Rudolph Hass desarrolló por accidente en 1932, y que se ha impuesto como la variedad más vendida en el mundo por ser más resistente a la intemperie y a los manejos del maltrato, el transporte y el almacenaje. En sus primeros años como híbrido comercial fue despreciado. Se dice que la Asociación de Comerciantes de California le cambió de ‘aguacate’ a ‘avocado’ para que el nombre sonara ‘menos mexicano’, por temor a no tener éxito en su venta”. Entre ese aguacate ancestral y la rauda devastación de su producción actual, atestiguamos la caída brutal a la destrucción en que incurre la agricultura, “hoy más industria que agro, sumergida en la devastación y el despojo violentos que hoy la caracterizan”.
Laboratorio de lucro y devastación. Los riesgos en los nuevos territorios que se incorporen en el modelo industrial del aguacate se miran en el espacio de experimentación mexicano. Siendo el mayor productor mundial, se trenzó a la dinámica de la agroindustria en California, donde el cultivo del aguacate inició con el siglo XX. “Ahí creció rápidamente protegido de la importación mexicana por la prohibición de 1914”, dice el estudio, “que alegaba la presencia de plagas”. California comenzó a exportar a Europa y su superficie sembrada alcanzó “las 30 mil hectáreas a mediados de los años 80, cuando comenzó la rivalidad con Chile”.
Las corporaciones californianas crearon subsidiarias en México, comenzaron a comprar en directo a los productores e instalaron sus propias plantas de empaque en Michoacán.
“Para 2005, Mission Produce, Calavo Growers, West Pak, Del Monte, Fresh Directions y Chiquita acaparaban 80% de las importaciones estadunidenses de aguacate mexicano”.
Hoy Michoacán concentra 75% de la producción nacional, seguido de Jalisco con 10% y Edomex con 5%, logrando un negocio redituable de sus impactos sobre el territorio y las formas de vida campesinas y comunitarias. “El auge del aguacate en México depende hoy del derribamiento de bosques enteros y muchas veces recurre a incendios o a talas bestiales para abrir espacio a más huertas del fruto, consumiendo agua que se chupa las existencias de localidades o regiones enteras. Sus costos sociales son también extremos”.
En 2021 México produjo casi 2.5 millones de toneladas de aguacate, deforestando directa o indirectamente casi 100 mil hectáreas en 10 años. Tan sólo en Michoacán, entre 2000 y 2020, la superficie de plantaciones de aguacate pasó de 78,530.25 hectáreas a 169,939.45. “El daño causado por la destrucción del bosque no puede ser reparado por prácticas de reforestación, puesto que el sistema de relaciones ecológicas de biodiversidad implica procesos lentos que requerirían de amplios periodos para lograr una restauración integral tras la deforestación, la aplicación de agrotóxicos y la devastación hídrica”.
“Según Ruth Ornelas, investigadora del fenómeno aguacatero en México, hoy el negocio se expandió aun siendo más ineficaz por tener muchos más costos. ‘Esto se traduce en los precios. La extorsión en la siembra es del 1.4% del total producido. […] Entre 4 y 6 pesos por kilo de aguacate’. Este esquema representa una suerte de ‘impuesto’ que no es cobrado por el gobierno, sino por los grupos que controlan el negocio. Según Francisco Mayorga, ex secretario de Agricultura con Vicente Fox y Felipe Calderón, ‘no sólo le cobran al dueño de la huerta, le cobran a la empacadora, a los que derriban árboles, a quienes los sacan, los que hacen caminos. Y deciden quién manda, de acuerdo a los pagos, los embarques a Manzanillo, a Lázaro Cárdenas y Michoacán y Jalisco pues tienen el monopolio de lo que se puede enviar al comprador más grande del mundo que es EUA’. Al cobrarse peaje en todos los eslabones de la cadena, hay un control del proceso paso a paso —de la huerta cultivadora, al almacenaje, el empacado, el transporte, la refrigeración y los diferentes modos de la distribución”.
Según la doctora Ornelas, el crimen organizado funge como policía pues cumple cierta función de protección que venden y ejercen. Son la autoridad reguladora. Y fiscalizan, controlan el paso y el ritmo de su ciclicidad. “Mayorga puntualiza: ‘Hay una simbiosis entre productores, delincuentes, comercializadores y proveedores de insumos. Si se desquicia ese orden, tal vez se pierda incluso el estatus sanitario, el control de las huertas certificadas para exportar’. Mayorga insiste en que como los maleantes administran el mercado y ponen ‘un cierto orden’, al gestionar el proceso en el nivel nacional e internacional, ‘se va regulando el flujo de la fruta en el mercado para que los precios no caigan drásticamente por la sobreoferta’. Esta inversión/extorsión permite el lavado de dinero, pues es muy difícil hacer un seguimiento de cómo se genera el producto, quién invierte y hacia dónde se mueve. Aun así, el Estado lo promueve y festina como un éxito agroalimentario”.
Los datos oficiales indican que en Michoacán hay 27 mil 712 huertos menores a 10 hectáreas que involucran a 310 mil personas y 78 mil trabajadoras y trabajadores temporales. “Son fincas pequeñas atrapadas en la lógica del capitalismo aguacatero que presiona hacia la deforestación y sobreexplotación del agua descritas, pero que sobre todo establece como moneda de cambio una violencia permanente. Ésta se activa en ausencia de políticas públicas y controles gubernamentales, en la corrupción y en la presencia de grupos de delincuencia que, en efecto, sincronizan algunos pasos en las cadenas de suministro y valor mundiales. Pero no podemos afirmar que estos grupos sencillamente manejen el agronegocio aguacatero. Están más bien absorbidos por la integración vertical que fija relaciones de violencia multidimensional. En esa espiral, inversionistas y grandes comercializadoras, apalancados en fondos de dotación y pensión, en fondos de capital privado, mantienen la expansión mundial del aguacate.”
Una de las principales problemáticas asociadas al cultivo del aguacate según el estudio del Colectivo por la Autonomía y GRAIN es el agua. “En México, el consumo por hectárea llega a 100 mil litros mensuales, además de la destrucción de bosques biodiversos fundamentales para el ciclo pleno del agua.” Tan sólo los agrotóxicos que contaminan los acuíferos merecen un estudio aparte. Nomás en Michoacán, se aplican al año en el aguacate 450 mil litros de insecticidas, 900 mil toneladas de fungicidas y 30 mil toneladas de fertilizantes cada año.
Dice el estudio: “En el nivel global, el consumo hídrico de este cultivo alcanza magnitudes abismales. Se calcula que para producir en Perú, Sudáfrica, Chile, Israel y el Estado español los aguacates consumidos en el Reino Unido, se requieren al año 25 millones de metros cúbicos de agua, equivalentes a 10 mil piscinas olímpicas. […] En la provincia chilena de Petorca, de donde se exporta cerca de 60% de los aguacates chilenos, la producción de un solo kilo de agua-
“EL CONTROL DEL PROCESO NO LO TIENEN LAS PERSONAS QUE CULTIVAN LOS AGUACATES O LOS GRUPOS DE LA DELINCUENCIA ORGANIZADA. LA INTERVENCIÓN DE LOS DIVERSOS ACTORES ES SIEMPRE FUNCIONAL AL SISTEMA AGROALIMENTARIO INDUSTRIAL EN LA DESTRUCCIÓN QUE IRRADIA PARA RECOGER LOS DIVIDENDOS COLOSALES QUE ACUMULA”
cate requiere 1,280 litros de agua. La privatización del agua por la dictadura de Pinochet en 1981, que coincidió con el auge de las exportaciones chilenas, benefició el desarrollo de grandes plantaciones que han ido secando los ríos y expulsando a la agricultura campesina”.
Para regar el árido valle peruano de Olmos, donde las aguacateras californianas tienen tierras, el gobierno peruano desarrolló uno de los más conflictivos y corruptos megaproyectos del país: en 2014 se construyó un túnel de 20 kilómetros de largo que atraviesa a la cordillera andina para llevar agua represada del río Huancabamba hacia Olmos. El proyecto fue vendido como una “oportunidad de adquisición de tierras agrícolas con derechos de agua en Perú”.
En Colombia se suman incluso “inversiones de grandes empresas mineras”.
Lassemillas de la resistencia. Si México es un laboratorio para la devastación, también lo es para la resistencia. Así lo ilustra la saga de la comunidad purhépecha michoacana de Cherán. En 2012, el Tribunal Permanente de los Pueblos reprobó con toda claridad “el acaparamiento de tierras, la deforestación, el cambio de uso de suelo, la masiva inundación de agrotóxicos, el agotamiento del agua, los incendios y la violencia generalizada contra la población, en gran medida provocada por el robo de madera, el modelo de producción del aguacate, los invernaderos de berries y el agave”.
“Un año antes, la población, harta de estas injusticias, y de la violencia desatada por parte de paramilitares de grupos ilegales, decidió hacer frente a la situación. La comunidad, comenzando por las mujeres, organizó retenes apostados en fogatas (que se volvieron cocinas en todas las orillas del pueblo). Asumieron la autodeterminación y confrontaron a cualquier institución o grupo que cuestionara su decisión colectiva. Se instauró una guardia comunitaria que responde a la asamblea, que a su vez responde a la decisión de asambleas barriales. Esto les llevó a cerrar sus puertas varios años, hasta que lograron recuperar su bosque y establecer la horizontalidad de un gobierno propio, respetuoso de mujeres, hombres, niños y ancianos. […] Sin duda, esta lucha por la autonomía apenas comienza, enraizada en sus tradiciones. Los cárteles del acaparamiento no cejan en su intento de doblegar regiones enteras, y los pueblos van siguiendo los ejemplos y se declaran autónomos para defenderse”.
Lainsustentabilidad del modelo. El aguacate tiene una promoción desmesurada en los medios y eso mantiene a la alza la demanda, y aumenta sin cesar el consumo per capita en los países importadores. En Estados Unidos se ha triplicado en veinte años. Las innovaciones tecnológicas para ahorrar agua o para que no haya deforestación en su cultivo —le dicen deforestación cero— no sirven mientras se mantenga en ascenso el consumo global. Hay también una conveniente opacidad sobre lo que ocurre realmente a nivel local, donde no genera beneficios.
Su modelo agroindustrial expone a los pequeños y medianos productores a los riesgos de sus negocios y a que sufran todas las externalidades de los daños que se acumulan. Las grandes comercializadoras y sus inversionistas poco resienten este cúmulo de efectos en la población o la salud ambiental de los territorios que exprimen.
El informe insiste: “el control del proceso no lo tienen las personas que cultivan los aguacates o los grupos de la delincuencia organizada. La intervención de los diversos actores es siempre funcional al sistema agroalimentario industrial en la destrucción que irradia para recoger los dividendos colosales que acumula. Es por eso que es importante entender la compleja lógica del conjunto de la cadena de suministro”. Y termina: “Ante estas realidades, es impostergable la redoblada denuncia de la agroindustria y su modelo corruptor y devastador, y que la gente se organice para proponer salidas ante la pesadilla” n
Ver el informe completo con sus referencias en: https://grain.org/e/6983
Don Pablo, le podríamos por favor tomar una foto?”, le preguntamos al comandante Pablo Contreras del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en esa mañana soleada del 30 de diciembre de 2018. Sin objeción y con generosidad aceptó e incluso se presentó con orgullo acompañado a lado de una joven indígena base de apoyo zapatista. Y es que en ese momento, a sus 97 años, un hombre como él era como un viejo sabio que, como los lobos, dejan huella sin que el viento se la lleve, sin importar la tierra o consciencia que toquen. El sociólogo Pablo González Casanova falleció el pasado 18 de abril a los 101 años.
Se trataba de un pequeño momento en el que, como relámpago, el comandante Pablo Contreras se encontraba en su última visita pública en territorio zapatista entre el 26 y el 30 de diciembre de 2018. El ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se ubicaba a sí mismo sin estar totalmente con la comandancia, y tampoco en el espacio de los colectivos de activistas. Don Pablo era como una especie de “puente” entre las dos realidades. Participaba en el segundo encuentro de Redes de Resistencias en apoyo al Congreso Nacional Indígena (CNI) y al Concejo Indígena de Gobierno (CIG) impulsado por el EZLN, que culminaba su asamblea plenaria en el centro zapatista “Huellas de la Memoria, subcomandante insurgente Pedro cumplió”, muy cerca de las emblemáticas comunidades de Guadalupe Tepeyac y del caracol de La Realidad en la Selva Lacandona.
Para los universitarios, que un profesor y ex rector usara, en un instante y públicamente, el mundialmente conocido pasamontañas rebelde suponía la consumación de una especie de acto psicomágico. El mensaje a los estudiantes era claro para quienes lo habían entendido. Era una nueva e imborrable huella en la conciencia política colectiva. Como ésta fueron muchas las ocasiones en que Don Pablo visitó territorio autónomo zapatista, desde la Convención Nacional de Democrática de 1994, lo mismo durante los encuentros, seminarios y conversatorios, hasta el último recorrido en 2018 por la selva.
En uno de los foros de análisis sobre la Otra campaña zapatista en 2006 en el Auditorio Ho Chi Min de la UNAM, Don Pablo espetó con sabiduría: “Estamos viviendo una etapa única en la historia de la humanidad”; con un dejo de incomprensión, los estudiantes sabían que en sus palabras anidaba el misterio, pero principalmente la esperanza.
En Chiapas, entre 2005 y 2017, durante la etapa de seminarios de análisis críticos y encuentros entre militantes y activistas convocados por el EZLN, don Pablo también participó, por ejemplo en 2007, en el homenaje a Andrés Aubry, donde intercambió memorables debates con Immanuel Wallerstein, John Berger, Naomi Klein, François Houtart, Boaventura de Sousa Santos, el subcomandante Marcos, entre otros.
Cuando el Centro Indígena de Capacitación Integral de la Universidad de la Tierra de Chiapas albergó el Festival de la Digna Rabia en enero de 2009, Don Pablo recibió junto al filósofo Luis Villoro y al historiador Adolfo Gilly un reconocimiento por parte de la comandancia del EZLN. Ese encuentro marcó, a buen tiempo, el momento en el que el movimiento zapatista agradeció a estos intelectuales los años de acompañamiento político.
La presencia de Don Pablo en los encuentros de discusión política, seminarios o conversatorios era trascendental por su crítica e independencia. Era como el sabio universitario de la histórica izquierda social que asistía principalmente a escuchar y a apoyar. Hablaba sólo cuando era el momento indicado. Su acción era como un gran abrazo generoso que el movimiento necesitaba durante los tiempos de la incomprensión de las izquierdas institucionales y reformistas. Así Don Pablo también se pronunció cuando los grupos paramilitares o las represiones de los gobiernos continuaban aplicando ese inaceptable colonialismo interno, el cual en cada oportunidad criticó. El 21 de abril de 2018 fue nombrado comandante Pablo Contreras por el CCRI-Comandancia General del EZLN en el conversatorio ”Miradas, escuchas y palabras: ¿prohibido pensar?”.
Don Pablo fue un Votan (guardián en tseltal) de las comunidades indígenas zapatistas. El EZLN no le dio ese cargo como un homenaje, sino como otra responsabilidad de ese ”acuerdo“, de esa hermandad. Don Pablo fue un traductor que supo leer la realidad maya campesina para explicarla en los centros académicos.
Los años entre 2018 y 2023 transcurrieron entre la apertura de nuevos municipios autónomos, la pandemia del Covid-19 y los ataques paramilitares en comunidades indígenas como Aldama, Moisés Gandhi, San Gregorio, Tila, con la complicidad u omisión de la política estatal. Don Pablo, que miraba y escuchaba desde lejos esa realidad, firmó desplegados de apoyo a la vida y por la autodeterminación con esa luz de esperanza que compartió con los zapatistas, sembrada desde esa histórica Convención de 1994 hasta su retorno 25 años después como comandante Contreras en la misma selva y con la misma congruencia n
Durante once días de mayo la caravana El Sur Resiste recorrió los estados de Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, visitando diversas luchas de la región. A continuación la crónica de una de sus escalas en el Istmo de Tehuantepec.
Puente Madera, Oaxaca.
La segunda jornada de la caravana El Sur Resiste fue mucho más que una arada en el camino. En el ejido Puente Madera se citaron las principales resistencias de Oaxaca, desde las que buscan bloquear la minería hasta las que denuncian los parques eólicos, pasando por el avance de los monocultivos y los mega emprendimientos que quieren convertir el Istmo de Tehuantepec en un centro de acumulación de capital, de negocios a gran escala y de flujos de mercancías pivotando sobre Asia.
La jornada comenzó con una caminata hasta El Pitayal, tierras comunitarias donde las comunidades se abastecen de madera, pero donde abundan conejos y otros animales que suelen cazar. Ese espacio es ahora codiciado por las autoridades que impulsan un polígono industrial de 360 hectáreas que pretenden construir sobre las tierras comunales.
La enorme marcha realizó una ceremonia por la madre tierra en la que se sembraron árboles en una tierra castigada por la sequía o, como dicen las comunidades, por los múltiples saqueos que sufren.
Al retornar de El Pitayal delegaciones internacionales que simpatizan con el zapatismo (muchas recibieron a la Gira por la Vida en 2021) y comuneras y comuneros asistieron al Foro Político Cultural de Rebeldías y Resistencias que consistió en tres páneles con participaciones paritarias de varones y mujeres, jóvenes y adultos, siendo coordinado por personas de diversidades del colectivo Oaxatrans.
Un sentido homenaje a Marcelino Nolasco, fallecido por Covid en enero de 2021, emocionó a quienes fueron sus com-
pañeros, quienes destacaron el impulso que dio a la educación y su propuesta política que sintetizaron en una frase que se volvió sentido común: “Defender el territorio es también poner en pie proyectos propios”, un lema que sobrevoló y le dio contenido al Foro, en el sentido de complementar la resistencia con la creación de mundos otros.
Tomaron la palabra miembros de la Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo en la Defensa de la Tierra y el Territorio (APIIDTT), entre ellos Santiago Alegría, que fue contundente al criticar a “los traidores que hablan por la espalda, mientras nosotros lo hacemos de frente”. Respecto a la 4T, dijo que “se trata de unos de los peores gobiernos de la historia de México porque hasta con los funcionarios de Peña Nieto pudimos dialogar”, en referencia al trato displicente que reciben ahora.
La detallada intervención de Bettina Cruz repasó los principales proyectos del Corredor Transístmico, con especial dedicación a los 29 parques eólicos que contienen tres mil aerogeneradores que, a simple vista, se imponen con la misma contundencia de los monocultivos. “Pagan apenas el 1% de las ganancias al propietario de la tierra, de modo que sólo los que poseen más de 15 hectáreas tienen ingresos importantes al año”.
Cruz abordó los daños ambientales que suelen pasar desapercibidos: “La tierra se seca, desaparecen los grandes árboles y también los murciélagos que son grandes polinizadores. Los generadores derraman aceite que contamina, pero lo peor es la pérdida del control de territorio por los campesinos”.
En contra de la propaganda oficialista, la pobreza crece en el istmo, así como el control del crimen organizado. “Mintieron cuando dijeron que las eólicas son para combatir el calentamiento global, son sólo negocios”, dijo Cruz. Finalizó diciendo que “son la tierra y el monte los que nos dan vida”.
Hablaron comuneros de La Ventosa que se levantaron con piedras y palos contra una minera canadiense que les estaba arrebatando “su” cerro. Felipe Jiménez se refirió a los problemas que genera la minería en el oriente del estado: “Siempre son los sures los que resistimos; los sures de nuestros pueblos; los sures de nuestros estados; los sures de nuestro continente”.
Luego explicó que el proyecto de canal interoceánico tiene más de cien años, con otros nombres pero siempre con objetivos extractivistas. Habló de que el mapeo de los parques eólicos comenzó en 2004 y que la agroindustria ha cubierto las tierras de monocultivos de mango y maguey.
“Nuestros pueblos están contaminados, fraccionados políticamente al punto que las asambleas están deshechas. Esas asambleas son centrales en nuestras formas de vida”, explicó en referencia a cómo los gobiernos federal y estatal se empeñan en acabar con las organizaciones. Muchas concesiones, dijo, están escondidas o disfrazadas. Su intervención tuvo el complemento de la de David Hernández, quien aseguró que “la 4T viene a despojarnos de las tierras de las comunidades, pero no tenemos miedo”.
El Corredor es un proyecto integral, no sólo para acelerar el flujo de mercancías entre ambos océanos, sino que también tiene una potente dimensión energética y tecnológica. “Si el istmo cae, detrás nuestro caerían otros territorios”, concluyó la autoridad ejidal.
En los siguientes páneles hubo denuncias sobre la represión en Oaxaca y en la sección de alternativas expusieron jóvenes sobre los proyectos educativos, volcados a la educación comunitaria, la agroecología y el compostaje, y gallineros comunitarios.
La participación del padre Francisco Vanderhoff, de 84 años, quien lleva 40 años trabajando con comunidades zapotecas y mixes, aportó su visión sobre la cooperación entre 46 comunidades y los mil 500 de la organización que produce y comercializa café orgánico. “No se puede cambiar el sistema de golpe”, dijo. “Protestar sin tener alternativas no va muy lejos”. Y se despidió alentando la resistencia al Corredor y los proyectos que construyen los pueblos “desde abajo”.
El cierre fue especial. Las ocho mujeres que se encargaron de la cocina pasaron al frente y despidieron a los visitantes entre prolongados aplausos en un clima de honda emoción. Mujeres de abajo, mujeres sencillas son las que sostienen las resistencias y alimentan las rebeldías. En todas partes n
Nìtsikheè gù’ wá ló’ ansdo xó ixè nìxpi’ teè itsò tsudàà, xàbò tsìjnì nìriyeè’ gúmuún à’ gwàán inuu mabañìì júbà, niniì atsú yaxа rí nimbrá’ a xuwià’, atsú ridù tokaya’ rí nìtàxìi xtaá.
Nì’nè xnga’ wó ajngáa rawun matha ná Màthayúwàá, nindxá’ wá gà’ khò indìí, xàbò rà’ khà nindà’ à júbà rí mbúyà à’ woó ñawún skiyàà’, tikhuun nixnáxí i’ diún mí nindá’ á gòn’
rí majrá’ án iñuu rí mùnìì gidxòó numàa’.
Quemaron nuestras casas, como a un tronco rajaron tu espada, los xàbò tsìjnì deshilaron estrellas del reboso del monte, tejieron tres gabanes y surcaron tu cuerpo, tres ojos de arcoíris que son tu piel.
El río burbujeó el secreto en Màthayúwàá, los jaguares rugieron un ronco dolor, la gente calabaza pidió a los cerros les devolviera el eco de tu zarpazo, hubo quien ofrendó su sangre y pidió a la luna le diera colmillos de venganza.
terráneas que se coagularon en diferentes ámbitos de diferentes maneras.
La rápida disolución del sistema había entrado en crisis y confluía en el movimiento de 1968 y sus derivaciones de sangrienta represión y de respuestas armadas urbanas y rurales. Y así, como obedeciendo a un código impreso, para esa generación marcada por la revolución cubana, la revuelta global juvenil del 68 y la descolonización del llamado “tercer mundo”, el asalto al cielo se veía como posible e inevitable.
había ido en busca de evitar la desaparición, que entonces parecía inminente, de sus líricas floridas, sus violines, huapangueras y falsetes. Y yo, en los mismos tiempos, caminaba por los poblados del sur de Veracruz buscando a los viejos versadores de los fandangos, que atesoraban en la memoria y en cuadernos manuscritos pasados de generación en generación, la poesía lírica —y sus temples en música de cuerdas— lanzada a los vientos por Cervantes, Calderón de la Barca y otros autores del Siglo de Oro.
Tener un aliado, conservarlo en el recuerdo, seguirlo con la intuición y los sonidos comunes cuando ya permanece en otras duraciones, buscarlo en la memoria cada vez más diluida cuando sabes que no lo verás más, es lo que materializa su recuerdo, mantiene viva su presencia y recrea los espacios lúdicos que juntos habíamos habitado…
Nos reconocíamos como parte de la generación de los años sesenta y setenta del siglo pasado, en la que nos forjamos en medio de rupturas profundas y cambios de paradigma, convergiendo en una nueva modernidad que se abría paso con violencia, a la que acudimos a su encuentro con la esperanza de asaltar el cielo: creando entre todos un código común, circular y permeable, con múltiples filtraciones sub -
En esos años, la migración masiva del campo a las ciudades se tradujo en una revolución profunda de las mentalidades. Al integrarse los campesinos a las barriadas urbanas desplazados de sus lugares de origen, trajeron consigo sus sabores y sus sonidos, sus musicalidades y sus costumbres creando un nuevo precedente, asistiendo a los últimos días de las tradiciones inocentes que se venían acrisolando en sus regiones durante siglos y que tendían a desaparecer ante nuestros ojos. Y si a eso unimos la diáspora de refugiados del sur en una época de turbulencias, el panorama musical urbano se había transformado profundamente, convirtiéndose en una nueva síntesis.
Supe de él en los años setenta al escuchar sus primeros registros de la música campesina de la Huasteca a donde
Pero hubo un tiempo en que esas complicidades nos acercaron, en una convivencia confiada en las turbulencias de un encuentro musical festivo en el mar de los deseos del Caribe, en donde nos reconocimos en afinidades sonoras y profundas: en las que él nos llevaba la ventaja por haber dedicado su vida a ser un gambusino y buscador de tesoros musicales. Y allí fue donde él y Mary decidieron compartir juntos desde entonces el pan y los sentidos.
Asisto a esta convocatoria no con la esperanza de hacerle un homenaje, sino de constatar que vivió su vida como él la acariciaba, en medio de los sonidos, los objetos y las cadencias, y que posiblemente su reflejo quede en los ecos, en las voces, en las músicas en donde él anidaba, pues la respuesta está en el viento que ahora habita… n
Al amanecer, Rodrigo se alistó para asistir en una reunión de profesores. Se presentó al lugar y puso atención a lo que se murmuraba en el magisterio. El joven escuchó que los representantes del grupo de profesores acusaron a otros de intervenir con la negociación que estaban llevando a cabo con el gobierno. Antonio, uno de los maestros que intervino, trató de mediar y fue señalado como traidor por no coincidir con sus ideologías.
Rodrigo y Antonio, ambos jóvenes maestros de 35 y 32 años de edad, observaron que aún había compañeros que defendían a Pancho El Culebras, un profesor de 48 años de edad. En ninguna reunión se podía criticar, si lo hacías te consideraba un enemigo. Una tarde, Antonio fue invitado a la casa de Rodrigo en Jobel, para platicar sobre el profesor Culebras
Rodrigo le mandó un mensaje de WhatsApp para asegurar la llegada de su compañero. Acostumbraban mensajearse en tsotsil: “¿bu oyot mol, mecha tal ta jna?” / “Ech, nopol xa oyuntal”. Esa tarde hacía frio y lloviznaba. La esposa de Rodrigo les sirvió dos tazas de café, los maestros hablaron sobre sus lugares de origen, y cómo era su actual centro de trabajo.
Rodrigo comenzó a platicarle a Antonio que él se integró en el equipo de trabajo de Pancho El Culebras en el 2013, en una reunión que realizaba con su grupo denominado G-4, debido a la aprobación por la Cámara de Diputados y el Senado de la República de la reforma educativa del presidente Peña Nieto. La reforma generó conflicto en el sector magisterial y detonó la organización y el movimiento social en Guerrero, Michoacán, Oaxaca y particularmente Chiapas.
El profe Culebras se encargaba de ver los asuntos del magisterio. Fue en mayo cuando inició el movimiento magisterial con una megamarcha en la capital de Chiapas. Miles de maestros y maestras querían echar abajo la reforma educativa y sus leyes secundarias. Al final de la marcha, los profesores iban preparados para acampar en el parque central por tiempo indefinido. Instalaron sus campamentos como en las películas, donde los soldados ponían sus carpas y lonas en las montañas para defender a su patria, era todo increí ble. Esa misma tarde convocaron a una asamblea con los representantes de cada grupo, para tomar acuerdos sobre qué acción política realizarían. Al día siguiente, para presionar al gobierno federal y estatal, realizaron bloqueos de carretera con el propósito de instalar una mesa de negociación.
La mujer de Rodrigo interrumpió la conversación al preguntar si querían más café. Ofreció galletas y unos aperitivos. Rodrigo retomó su historia.
Cuandolos profesores se instalaron en el bloqueo carretero los recibió una muchedumbre de policías equipados con toletes y gas lacrimógeno, traían orden de desalojo. El líder les decía: “Ni un paso atrás, venga lo que venga”. De la multitud salía una voz: “¡Zapata vive, la lucha sigue!”, el resto repetía las consignas. Los de seguridad se mantenían en alerta. Hablaban por su radio manual: “¡Alerta, alerta a todos los cuerpos de seguridad!”. Eso les calentaba la sangre, sentían adrenalina. No transcurrió mucho tiempo para que comenzara el enfrentamiento.
Los policías lanzaban gas lacrimógeno para dispersar a los maestros, quienes al mismo tiempo sacaron bombas molotov, cohetes y tiradores con piedras, o canicas, como municiones para repeler la agresión. Se escuchaban tronidos en ambos lados. El profe Culebras daba indicaciones para cuidarse. Los que pertenecían al grupo de seguridad lanzaban cohetes hacia los policías. Unos con su tirador y otros más,
con guantes gruesos, regresaban el gas hacia los policías, quienes disparaban balas de goma, mientras lanzaban más gases. Para no desmayarse, los maestros se echaban Coca Cola en la cara. Las balas pasaban cerca de los manifestantes, alcanzando a algunos en los pies. Varios cartuchos de gas les caían en la cabeza. Era una zona de guerra, la sangre corría en ambos bandos.
Los policías hicieron retroceder poco a poco a los profesores, que encontraron una tienda departamental y con los carritos para cargar las compras hicieron un muro de contención, que los ayudó a contener los trancazos. Poco a poco se tranquilizó el ambiente y los maestros regresaron a su campamento. Los heridos estaban en el hospital.
Una vez terminada la jornada de lucha, por la tarde, los maestros se congregaron para hacer un balance del bloqueo. Tomaron nuevos acuerdos. A las dos de la mañana, los representantes regresaron al campamento a informar la actividad a realizar en las horas siguientes. Se trasladaron a tempranas horas de un lugar a otro, tomaron empresas trasnacionales y radiodifusoras, liberaron casetas e incluso hicieron boteo y volanteo para cubrir los gastos de la movilización.
Días después, la misión fue impedir una evaluación de ingreso con la nueva ley en un lugar alterno rumbo a Ocozocoautla. La sede del examen ya estaba custodiada por policías estatales y federales, tenían dos carros tipo tanquetas. Llegaron miles de profesores, pero esta vez iba por delante el grupo G-4. Estaban frente a frente con los policías, comenzaron con agresiones verbales. El cuerpo de seguridad había crecido, todos tenían cubiertos los rostros con pañuelos.
Eran las siete de la mañana cuando los policías sacaron sus gases y los rociaron en la cara de los profesores. Fue el detonante para un nuevo enfrentamiento. El cuerpo de seguridad aventó bombas molotov, mientras que los policías hicieron uso de las tanquetas de agua para dispersar a la multitud. Los profesores retrocedían por el fuerte olor a gas, luego repelían a los policías con cohetes. En medio del enfrentamiento un hombre se metió en un camión, que estaba a un costado de los profesores, y lo echó a andar, nadie lo reconoció por la cara cubierta.
El cuerpo de seguridad del Culebras fue embestido. Los manifestantes se desplegaron de inmediato: un joven profe -
sor estaba tirado debajo del camión. Los maestros pidieron tregua por la muerte de su compañero, además ya habían detenido a seis personas. Llegó una ambulancia para recoger el cadáver. Los bomberos apagaron las llamas del camión que los maestros habían incendiado.
Al caer la tarde, los profesores regresaron caminando al campamento. La mayoría indignados por su derrota, pasaron a saquear las tiendas OXXO para descargar su coraje; cargaron bebidas, cigarros, sabritas, galletas y licores. Al día siguiente, los profesores marcharon por la avenida Central rumbo al parque para exigir el esclarecimiento de la muerte de su compañero y la liberación de los seis detenidos. Al paso de la marcha, se percataron de un hotel en donde se hospedaban varios federales. Se dio una refriega entre policías y profesores, quienes lograron arrebatarles sus chalecos anti balas, cascos, granadas y cartuchos; los inconformes retuvieron a cinco agentes federales. El grupo de Pancho El Culebras fue llamado para negociar la liberación de sus compañeros a cambios de los retenidos. Alrededor de las seis de la tarde se dio el intercambio. Se entregó a los policías y los profesores detenidos fueron liberados y de nuevo se lanzó una consigna: “¡¿Ya se cansaron?”. “¡No!”, decían como respuesta.
El G-4, encabezado por El Culebras, fue convocado a escondidas por una autoridad. Acordaron un precio. Después de eso los dirigentes ya no sabían qué hacer. Comenzaron a buscar estrategias para levantar el movimiento. El Culebras quedó solo contra tres de su G-4. Convocaron una última asamblea, donde se consultó si se levantaba el movimiento magisterial o no. Ya traían la encomienda. El resultado fue que sí se levantara. El profe Culebras jaló a un grupo de seguidores, se molestaron porque no se logró el objetivo de hacer retroceder la reforma, querían el todo o nada. Los que estaban en el campamento ya sabían que era un sí la respuesta y esa misma tarde empacaron, regresaron a sus casas. Otros más pasaron una última noche a la intemperie.
Pancho El Culebras, junto con el resto de su equipo G-4, se hizo de más adversarios. Para no tener voz y voto, dentro del recinto de asambleas, fue expulsado por ser el más radical. Como muchos ya esperaban, el jefe comenzó a aliarse con los servidores públicos, dividió a sus propios compañeros. Los redujo a grupos muy pequeños. Se quedó solo con aquellos que anteriormente les había hecho favores. La gente que creía en él lo excluyó de sus movimientos. El Culebras comenzó a difamar, a calumniar a los que lo habían encumbrado. Siguió usando las mismas estrategias de manifestación: bloqueó caminos, quemó carros como forma de presión, para buscar platicar con el gobierno del estado. Utilizó a sus compañeros. Vendió plazas, engañó a varios muchachos prometiéndoles trabajo. Muchos sabían que El Culebras hacía eso desde veinte años atrás. Finalmente fue expuesto.
Había pilas de quejas y demanda en su contra. Le abrieron carpeta de investigación. Fue encontrado culpable. Le giraron orden de aprehensión por actos “anarquistas”, daños a terceros y fue señalado como el principal autor intelectual de las movilizaciones magisteriales contra el gobierno de Peña. Lo llevaron al máximo penal, donde están recluidos los delincuentes más peligrosos.
Rodrigo le dio un sorbo a su taza de café frío: Así están las cosas, le dijo a Antonio. En la reunión nadie pudo hablar mal de él, porque sus seguidores aún piensan que es el único que sabe de política; sin analizar los cambios esperan que pronto salga de la cárcel.
Antonio apuró su taza de café. Sonrió al ver a su amigo Rodrigo: no podrá engañar a nadie en la cárcel, pasará el resto de su vida ahí. Muchos creen que hará uso de sus influencias políticas de la prisión, que en unos cuantos años podrá salir del reclusorio. Hablaremos con los compañeros, les diremos que nos ha tocado vivir nuevos tiempos. Antonio se levantó de su silla, agradeció el café y le dio un apretón de manos a su amigo n
luis gómez K’uluB, autor tseltal. El relato fue escrito en tseltal y español en un taller de la Unidad de Escritores MayasZoque de Chiapas (2021). El autor sólo envió la versión en español. Aparece en la antología de cuentos Sk’op bolom sk’op choj / Palabra de jaguar, volumen II.
Rafael Torres Sánchez
Antes del basurero había un claro en el cerro bajo el follaje espeso que expurgaba el Sol trizando cabos secos y compulsando hojas en su viaje hacia el suelo, donde marca el reloj el récord imbatible del trayecto, ocho minutos o poco más o menos, independientemente de la fila de insectos que alargara el verano o la dureza fría del invierno con su escasez de hierbas, abundante en rodeos de escarabajo. El campo era un espejo que consultaba el cielo por el avión rayado de la circunspección, atenta al soliloquio de buen asentamiento: los batracios del charco que el claro protegía de intrusos y de perros como los que seguían al viejo del bordón, benefactor del saco de arpillera, manirroto con pescuezos de pollo y cáscaras de tortilla, pródigo en dobles fondos: nunca les hizo falta desayuno a los perros ni a las aves que bajaban de las ramas más altas a levantar los granos de maíz que el pontífice madrugador desparramaba en aquel tiempo ajeno a las latas dentadas, el vidrio traicionero y las plagas. Curioso: emplear distintos términos para dar a entender las mismas cosas, como el reverso de aquel saco sin fondo cuajado de mollejas.
r aFael torres sánCHez (Culiacán, 1953), poeta e historiador. Entre otros títulos, ha publicado los poemarios Fragmentario, Bastón de ciego, El arquero y la liebre, Juegos de espejos, Arribita del río, Ejercicios en el cementerio, y los libros de ensayos Balzac para historiadores, La bottega de la Revolución, Oscar Liera: el niño perdido, Historia regional de la infamia (el asesinato de Ramón Corona) y Cero grados, la cotidianidad ensayada.
Se trataba de alcanzar el sueño estadunidense pregonado en voz alta, pero jamás de perderse en un sueño a la oscuridad eterna. “Mi cabeza es un laberinto oscuro” (Ernesto Sábato). Y ahora se ha ido en una travesía sin regreso. No fue posible un adiós o un hasta pronto. Desvalido se quitó los huaraches, sus únicos protectores y acompañantes en esta inmensa ciudad. Los huaraches habían quedado abandonados debajo de su camastro. Poco después se dispuso a soñar de un sueño que nunca regresaría, descalzo emprendió el viaje al pasadizo de los ancestros y con ligereza alzó el sombrero de palma dando señal del primer momento de una nueva existencia a lo desconocido. Aún confundido encontró torbellinos que encumbraban sus brazos dibujando polvos en imágenes grotescas. Había espinas que se clavaban en las plantas de los pies que no dolían ni causaban heridas ni sangre en sus huellas, cada paso que daba escuchaba gritos agudos que confundían su oídos, no escuchaba ni miraba hacia atrás, sólo caminaba y caminaba descalzo hacia una luz que estaba al fondo de una caverna,
no lo sé, yo no sé porque voló detrás de la oscuridad, porque decidió abordar el barco, me decía que no me sintiera sola, estaría por siempre a mi lado, ahora me siento tan sola, tan sola que mis ojos están apagados en una penumbra silenciosa, busco su mirada en el fondo del túnel, al pasadizo oscuro, al laberinto sin salida, no encuentro nada, a veces pienso que me estoy quedando ciego y sin ojos, ¿me habrán atrapado los animales sin cabeza?
Pues, yo los veo en el espejo, unas veces se evapora dibujando mi silueta perdida, otras veces hace alianza con los brujos, me da miedo, tengo miedo, miedo al tiempo.
Han transcurrido varias mudanzas del día, varias noches tan oscuras, noches en que no ha despertado la luna, por ahora, sólo miro el suelo para no perder el equilibrio y me sostengo en la pared de adobe que tantas veces recargó su cuerpo fatigado, sé que el tiempo me dará la mano y podré mirarlo a él cuando éramos unos niños.
La magia de mis ojos no se agrandan, comprendo que hacen falta aquellas risitas que despierten la madrugada y orienten mi sombra, su ida al borde del embarcadero final donde esperan los ancestros ha dejado mi corazón desatado partido en pedazos, desde su marcha lloro en cada soplo del aire, las lágrimas no desearían caer, desearían escurrir en las pecas que adornan mi rostro, las lágrimas con insistencia golpetean al suelo esfumándose en el polvo, quisiera que saltaran una tras otra sin dejar de silenciar, tal vez así las lágrimas pudieran regresarlo,
las lágrimas volvieron a caer, me di cuenta que ya eran las gotas de lluvia.
Al igual que todos los días, hoy amanece con neblina espesa que reposa en mi cabeza, las gotas diminutas caen lento y se suspenden en el aire frío como si me estuvieran
custodiando con sus alas, extienden sus alas opacando la brújula que señala la senda de los que han iniciado una travesía detrás del Cielo Mixe, la niebla insiste en esconder los caminos y sombras de los viajeros que en su paso buscan la salida al sol, las lloviznas detienen sus andanzas saltando en las manos y mejillas, rebotan una sobre otros, ella ahora —está sola y triste— abandonado, abraza a las nubes, abraza el aire, abraza el eco y gritos de los que se han ido, imagina el día en que volverán las cenizas y el humo, supone que volverán los alientos de sus recuerdos, sueña aquel instante, cuando llegue el trance de las lágrimas saltarán desde el polvo, harán el espejo espeso de la humarada de muchos días y noches de insomnio. El dolor seguirá viviendo en mi pecho en un recuerdo elegante, así como la lumbre existe para las cenizas, dentro de mi pecho las cenizas existirán en un pequeño trozo de brasa, el pequeño trozo de brasa son los que iluminarán a los que
han decido viajar.
Nuevamente las brasas harán el fuego que alumbre las tristezas, escuchará voces y coros lejanos de dolor, la lumbre —recitará y dirá— quédate en silencio no veas —cierra tus ojos— sentirás cómo hablan y balbucean, sentirás regresar al polvo, estarán ahí cerca de tu hombro, te darás cuenta que hablan con tu pequeño garganta.
Volverán al espejo de la vida, al espejo del viento, al espejo transformado en nahual, no secarán tus lágrimas ni tampoco se apagarán n
Era un hombre muy flojo porque cuando le daban tortilla y comida para que fuera a trabajar a su parcela pues no hacía nada y solamente se dedicaba a ver en cómo pasaba el día. Cada vez que iba al campo hacía lo mismo; no rozaba y tampoco limpiaba. No le gustaba trabajar, pero lo que sí le apasionaba consistía en tocar un instrumento musical. Entonces, mientras veía cómo transcurría el tiempo, también hacía llorar las cuerdas de una mandolina entre el monte. Luego, en otro momento quedó asombrado al ver el vuelo de un zopilote en el cielo mixe y poco a poco fue bajando hasta llegar a posar en la rama de un árbol.
–¿Y tú por qué sólo te dedicas a tocar? ¿Qué es lo que pretendes hacer? —dijo el zopilote.
–Quiero rozar, pero no tengo ganas de hacerlo. Lo que me gusta muchísimo es volar como tú vuelas —así respondió el hombre.
Entonces, el zopilote preguntó:
–¿Podrás soportar el hambre? ¡Porque no es tan sencillo encontrar comida y agua para sobrevivir! ¿Podrás resistir por algún tiempo sin comer? ¡Claro que podemos cambiarnos! Te pondrás mi ropa y yo trabajaré en el campo ya que tú eres flojo.
Finalmente, intercambiaron de ropa y el zopilote se convirtió en una persona. Comenzó a trabajar en la parcela y la primera cosecha de maíz fue abundante. Trabajaba mucho y el hombre ya había volado porque lo que más anhelaba en su vida era ser libre. Por eso no le gustaba trabajar.
Nuuxnaxyëk ja’a jä’äy n’äjty jëtën . Koo kyaaky ja’a jyëkmo’oy, koo y’ëxëjk ja’a jyëkmo’oy ja’yëk jajp xyënaxy kyamjetypy. Ka’tëk ja’a jyu’uy. Nuuxnaxyëk ja’a jä’äy.
Jëtënëk ja’a ejtp nyijkxy. Ejtp nyijkxy. Ka’tëk ja’a jyu’uy; ja’yëk ja’a nyëtën kyonaxy. Kopëk ja’a jajp myëxënajxpy.
Xyaa ojts nu’p tu’uk myiny. Ja’a nu’pëk tiy y’ejxnaxypy.
Ja’a nu’pëk tiy ekyon y’ijxypy koo ja’a kyäkjëtijty jëntuny pëkë’ëya’. Ja’a nyaxy tyëjka’. Xyaa ja’a nu’p ojts y’ëjxta’aky. Xyaa ja’a nu’p y’ënä’änë:
–Jëtejkoj mejts në’n ja’y mkey. Tee mejts ijty mjëtunanpy.
–Yu’wanp ëjts jë’ijtya’. Per ka’t yuuk nwanya’. Yë’ë tii ntsoknaxypy koo ëjts jëtën nkäkjëtet ejxtëm mejtsën mkäkjëtityën —jëtënëk ja’a tnëëma’.
Xyaa ojts ja’a nu’p y’ënä’äny:
–Ijky xmetanëtaj yuuja. Ka’t yë’ë jyëkpääty ejtp yë’ë kayën uukën. Juun nkëjuun yë’ë y’ësjëkpääty. Ijky mëta’aktaj koo m’et ëyuujaj. Ijky yë’ë nyëtyëkajtsën. Ee ëjts nwet xtëtijkyë’ët. Ee ëjts nyuut. Xyee mejts ka’t myuwany. Xyee mejts mnuxnaxya’.
Xyaa ojts ja’a wyet tjëktëkatsta’. Xyaa ja’a nu’p ojts jä’äy jyëmpetnë jëts ja’a jä’äy ojts kyääkjëknë. Xyaa ja’a nu’p ojts yuutëjknyë. Ne’këk ja’a nu’p myook y’etnë. Ne’këk ja’a nu’p tyune jëts ja’a jä’äy ojts ja’a nyijkxnë. Kyääkjëtejnë. Jëtënëk ja’a nyëtsyoknaxya’ koo kyääkjëtet, koo nyaxt tyëjkët. Ka’t ja’a tsejky koo yu’ut.
Llama la atención el hecho de que hay cierta ausencia de manifestaciones artísticas de crítica social y política, pues el arte tiene también un rol para despertar la reflexión y denunciar la problemática existente.
Vienen a la memoria las acciones públicas de “Lava la bandera”, acción cultural que fue concebida como una instalación conceptual de lavar banderas del Perú en las plazas públicas de Lima y que luego se fue extendiendo a otras ciudades del interior de manera espontánea a cargo de colectivos civiles, asociaciones, partidos políticos.
Fue tal el efecto, que incluso lavar banderas como acto de protesta se volvió una moda —una “tendencia”, se diría en ahora. Figuras conocidas de la televisión y artistas populares participaban públicamente en el lavado de las banderas, lo que hizo este acto muy popular, porque el mensaje visual empezó a “viralizarse”, sintonizó con el contexto social.
En una primera lectura podría pensarse que la participación social ha sido el factor que configuró el éxito de la propuesta. Sin embargo, existe una cuestión fundamental que resume la acción participativa: la dimensión simbólica
de “Lava la bandera” para comprender la sociedad peruana que describe la propuesta. ¿Cómo logra conmover a la comunidad, despertar el espíritu ciudadano de tanta gente?
¿Cómo logra recuperar el espacio público como lugar de reunión comunitario en torno a un objetivo común participativo y colaborativo?
Como todos sabemos la bandera es símbolo de la patria protegido por la Constitución y de allí que el acto (puesta en escena) de remojarlas, lavarlas y exprimirlas lograba causar un gran impacto en la población, denotando mensajes como luchar contra la corrupción, “limpiar” el Perú, eliminar la “suciedad” de la corrupción.
El crítico de arte Gustavo Buntinx —director del colectivo de arte Sociedad Civil que promovió “Lava la bandera”— señala que el acto fue concebido como “un ritual participativo de limpieza de la patria”.
Según el estudio “Lava la bandera: Activación simbólica del mito de origen” (https://tinyurl.com/2624sz5j) de la Universidad de Buenos Aires, la corrupción electoral “fue el punto de partida de acciones como ‘Lava la bandera’, acción-ritual dada a luz el 20 de mayo del mismo año [2000], una semana antes de la mal llamada segunda vuelta electoral, en el Campo de Marte durante la Feria de la Democracia y trasladada a la Plaza Mayor de Lima cuatro días después. ‘Lava la bandera’ consistía simplemente en invitar a los ciudadanos a lavar la bandera peruana con
agua y jabón y colgarla en sogas en la plaza. Esta acción se reiteró todos los viernes del mes en la misma plaza y se replicó en más de veintidós ciudades del interior del país y fuera de él”.
Escribió Buntinx: “Lava la bandera aglutinó a la llana voluntad ciudadana de no claudicar. Y creció más allá de toda expectativa. En las siguientes semanas decenas, quizá centenas de miles de personas, en el país entero y fuera de él, se sumaron a quienes ya habían asumido como propia la iniciativa del Colectivo reelaborando autónomamente el ritual en toda la demografía peruana” (2008).
Sin embargo, este acto inicialmente poderoso en su ámbito icónico y semiótico se fue convirtiendo casi en una pantomima, por no decir una farsa o un contrasentido, porque muchas personalidades que salían entusiastas a lavar banderas luego terminaron con procesos judiciales por presuntos actos de corrupción. Esto fue desarmando la idea inicial y dejó un sinsabor por las contradicciones existentes cuando no hay coherencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace.
Otro acto conceptual que también se popularizó fue llevar y soltar gatos en lugares como el Congreso de la República o el Palacio de Justicia, con el mensaje de “cazar a los ratones y pericotes”, apelando también al símil de la limpieza y de la erradicación de los corruptos, pues en el imaginario popular se le llama “pericote” al ladrón. También estos actos se fueron diluyendo en el olvido n
Las armas forman parte del paisaje y del lenguaje peruanos. Formas de vida cinceladas por instrumentos para la guerra y la destrucción durante cinco siglos; tantos, que su uso se volvió sentido común, en todos los escalones del campo social. Arriba, violencia genocida desde el mismo momento en que el conquistador pisó estas tierras. Abajo, armas para defender la vida y los enseres de las más diversas crueldades, de esas que sobran en la castigada región andina, de la mano de curas y obispos, de gamonales y hacendados que forman sus guardias privadas para mantener a raya a la indiada.
Detrás de cada arma hay seres humanos. Niños y niñas, incluso. Que sonríen, juegan, vuelven a sonreír… y desfilan marcando torpemente los pasos porque en realidad están retozando entre pares. Sin detenerse aún a razonar cómo la vida los va llevando, demasiado pronto, de la cuna a la guerra sin tránsito intermedio, sin esa adolescencia que en los Andes parece un lujo de otros mundos.
Lasrondas campesinas son eso, la vida cotidiana de las comunidades andinas decididas a defenderse. Inicialmente, de ladrones de ganado que siempre encuentran un juez o un comisario cómplices de sus andanzas. Los rostros adustos y curtidos de los mayores que empuñan sus armas en las rondas, enseñan en sus pliegues la rigurosidad de una vida a contrapelo de comodidades y placeres, ordenada en torno al trabajo manual a tres mil metros de altura, allí donde el sol y el frío marcan la piel con marcas indelebles. Hasta las celebraciones religiosas, como la Semana Santa en la castigada Ayacucho, aparecen disciplinadas a punta de fusil. La violencia de la guerra interna no respetó, igual que durante la conquista, ni los más recónditos rincones de la vida privada, arrastrando hasta los recién nacidos al remolino de la crueldad y los excesos de la sangre. Incluso los mercados, reducto de mujeres de pies desnudos y manos callosas que se afanan cocinando vida, se convirtieron en espacios dominados por los machos armados, amenazantes, cuya sola presencia intimida por el simple hecho de lucir pertrechos de muerte.
Enesta geografía llamada Perú por un capricho de los caporales, el dolor y la ternura están separados por una fina e imperceptible membrana de vida. Van juntos, tan apretados como las niñas y las llamas que cuidan en las sierras. Como esos tejidos multicolores que anudan las mujeres en sus rústicos telares, para testimoniar que detrás y debajo de las angustias, sigue latiendo la fuerza y la energía de una cultura que no se rinde, ni se vende. Por todo esto, no sorprenden las sonrisas de esos niños que se empeñan en seguir siendo, contra todo pronóstico, contra toda esperanza racional. Será que por eso son niños y niñas andinas, herederas de una tradición centenaria de llantos y resistencias, cuyas travesuras nos llegan a través del lente delicado y tierno de Gerardo n
https://desinformemonos.org/peru-doliente-y-tierno/
Casa del Niño, Ayacucho, Perú. Foto: Gerardo Magallón Rondas campesinas, Huanta, Perú. Foto: Gerardo MagallónLA DUDA DEL BENEFICIO
El 29 de marzo de 2023 los diputados mendocinos aprobaron la resolución que determinó que el Pueblo Nación Mapuche no es un pueblo originario de Mendoza, ni de Argentina. Negaron no sólo a las comunidades que habitan el mismo suelo al que los diputados que alzaron la mano representan, sino a las comunidades mapuche que habitan todo el país.
Fue ayer, 19 de abril de 2023, 9:30 de la mañana, en Mendoza capital, pero también fue antes de ayer y antes de antes de ayer que la Nación Mapuche tuvo —y sigue teniendo— que recordar, una vez más, que los derechos humanos que se dicen “para todos y todas las argentinas” los contemplan también.
Organizaciones sociales, partidos políticos, miembros de las comunidades indígenas, personalidades de la cultura, y cualquier persona que entienda que frente al racismo y la xenofobia no es posible ser indiferente, se agruparon frente a la Casa de Gobierno para recordarle a la Cámara de Diputados de Mendoza que las comunidades mapuche existen y son parte de la provincia. Así de delirante, así de cruel.
Ya en noviembre del 2021, en época de primavera, cuando el nacimiento y la vida comunitaria están en su momento más importante para la crianza de los animales y los ciclos agrícolas, la Suprema Corte de Justicia de Mendoza había planteado el modelo de “reducciones indígenas”, a la vieja usanza colonizadora , sugiriendo la ubicación de las familias de las comunidades en tierras ya relevadas, sin aplicar la Ley 26160 (Ley de Emergencia Territorial Indígena).
La mayoría de los habitantes de las comunidades cuyo territorio se encuentra en disputa viven hace más de cien años en puestos montañeses, se dedican a la actividad ganadera caprina y habitan armoniosamente sus tierras hasta que la sombra inminente del desalojo los convulsiona, una o dos veces al año y cada vez más seguido. Cuando llega el hombre blanco, alegando la propiedad de los territorios, lo hace con violencia: destrozando viviendas, muebles, elementos personales y hasta robando ahorros con la complicidad de la policía, como ha denunciado alguna de las familias afectadas.
Las zonas de Los Molles, Malargüe, Ojo de Agua, Cerro Colorado, La Payunia, Malal Pincheira, El Sosneado, son
algunas de las habitadas por las 27 comunidades mapuche que comprenden cerca de 800 mil hectáreas en el sur de la provincia: territorios que no escapan a la avaricia capitalista y a las garras de terratenientes y corporaciones que los quieren eliminar del mapa.
Y es que, en enero de este año, mediante las resoluciones 36, 42 y 47/2023, el INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas) había determinado —para atender al conflicto territorial— la preexistencia de las comunidades Lof El Sosneado (departamento de San Rafael), Lof Suyau Levgv y Lof Limay Kurref (Los Molles, departamento de Malargüe) que les fueron reconocidas legalmente, junto con la ocupación de las 26 mil hectáreas que en Mendoza habitan como parte de la Nación Mapuche.
Antedichas resoluciones, no tardaron en hacerse públicos los cuestionamientos de la mayoría del arco político mendocino. El objetivo: inocular nuevamente la duda sobre la legitimidad de las comunidades mapuche en el sentido común y con ello el odio, el racismo y la xenofobia explícitos con los que, en forma aparentemente desinteresada y en nombre de la República Argentina, defienden intereses tan populares como los de Sominar Sociedad Minera Argentina S.A., Nieves de Mendoza, Empresa El Azufre y las bodegas de las familias Luchessi, Lombardi y Bombal.
Fue el 29 de marzo pasado que aprobaron la resolución por la que se determinó que el Pueblo Nación Mapuche no es un pueblo originario de Mendoza, ni de Argentina, negando así no solamente a las comunidades que habitan el mismo suelo al que los diputados que alzaron la mano representan, sino a las comunidades mapuche que habitan todo el país. También repudiaron el Decreto Nacional 805/21 que prorroga y modifica la Ley 26.160 (Ley de Emergencia Territorial Indígena), deslegitimando el trabajo que el INAI hizo en torno a los conflictos territoriales que existían con tres comunidades, por considerar que “no hicieron un proceso de consulta con todos los afectados”.
“Los mapuches no deben ser considerados pueblos originarios argentinos”, eso dice la iniciativa del proyecto que impulsó el oficialismo provincial, que contó con 30 votos afirmativos, sumados a dos votos del peronismo, ocho negativos, y la complicidad de seis abstenciones (cinco peronistas) y cuatro ausencias.
El proyecto al que buscarán darle carácter de ley —después del primero de mayo, cuando finalice el periodo extraordinario de sesiones— fue impulsado por Gustavo Cairo, presidente del bloque PRO en Mendoza. Cairo, conocido por proyectos tan progresistas como el de prohibir por ley el lenguaje inclusivo en documentos oficiales y en las escuelas o por negar los 30 mil desaparecidos de la última dictadura militar cívico empresarial y eclesiástica en la Argentina o por ser el autor de frases célebres como: “La policía de Mendoza tiene pistolas taser y no las usa”, no esconde a quien representa. Sin ningún tipo de eufemismo presentó en noviembre de 2022 un proyecto para derogar la ley que regula la actividad minera en Mendoza; proyecto que ya había sido rechazado en el año 2019.
Cairo propone habilitar el uso de mercurio y cianuro en la minería en Mendoza y, para lograrlo, es claro: “Yo propongo cambiar el EPAS (Ente Provincial de Agua y Saneamiento) por una agencia de control ambiental con miembros designados por las universidades, por Irrigación, por el Consejo Provincial de Ambiente”. Las pocas limitaciones que cualquier ente de contralor o legislación pública/estatal puedan hacerle al extractivismo deben ser eliminadas, despejándole obstáculos al lobby de las corporaciones mineras, invitándolas a disponer de los recursos hídricos sin objeciones.
Es por eso que a la hora de hablar de las comunidades que habitan los territorios que son objetivo de los intereses que representa, Cairo se expresa así: “Argentina desde que tiene existencia como país ha tenido una política de integración hacia todos los habitantes de su territorio. […] ¿Cuáles eran los pueblos indígenas argentinos? Bueno, los que habitaban el territorio argentino en la época de la conquista, muy claro […] Los mapuches no son originarios de la provincia de Mendoza, son originarios de la Araucanía chilena, ni siquiera de Neuquén”.
La pregunta inicial por la existencia de las comunidades se remonta en nuestro país al primer gobierno de Rosas en Buenos Aires con las corridas del límite de frontera en la llanura pampeana, interrogante cuyo signo de interrogación se cierra con la “Conquista del Desierto”. Un joven Roca, que sonríe heroico y hoy devaluado en los billetes de cien pesos argentinos, encabezó la campaña con la que, en 1878, se encargaría de planificar estratégicamente el exterminio de
las comunidades aborígenes de la Patagonia: las mismas comunidades mapuche que hoy en Neuquén deben luchar cotidianamente con Chevron —condenada en Ecuador por contaminar 500 mil hectáreas y afectar las vidas de más de 30 mil indígenas ecuatorianos—, YPF y ENAP en Vaca Muerta, el Grupo Benneton y Joe Lewis usurpando tierras, ocupando lagos y las bases militares que Estados Unidos, Qatar, China, Arabia Saudita e Israel dispusieron en suelo patagónico ensayando estrategias de TEG.
ElEstado argentino se dispuso desde su conformación a someter a los indios, a los “salvajes” del territorio nacional y los hizo permanecer al margen, al servicio de una cultura que no les pertenecía, funcionales a una ideología que distaba de su cosmovisión. La figura del indio es la figura del vencido: con esa figura enterraban en la estereotipación del conjunto de los dueños de la tierra las múltiples identidades originarias. Su lenguaje, su música, su vestimenta, su tradición y su cultura eran sepultados en un “Nosotros” que parecía no contemplarlos.
En la Constitución de la Nación Argentina de 1994 se los reconoce como sujetos de derecho, pero simultáneamente y, en la misma sintonía de las contradicciones que los relegaron al punto inicial de la línea de tiempo, se los llama “preexistentes a la formación del Estado Argentino”, como si se tratara de una especie que existió, pero se encuentra extinta. La historia y el revisionismo capitalista les concedió ese lugar: son los ciudadanos de los pueblos originarios, los primeros dueños legítimos de las tierras, el origen de nuestra tierra: el origen. Al parecer lo de “originarios” devino por la superchería simbólica del lenguaje en una especie de gentilicio. Los “originarios” dan origen a algo, según la Real Academia Española, y por la conveniencia del mundo occidental y de la imperiosa avaricia colonial, ese algo después es apropiado por otros.
Pero trascendiendo el relato, el delineamiento que han hecho de las comunidades como enemigo interno y el chamullo de los expropiadores crónicos y los funcionarios adictos al sobre, los pueblos originarios y las comunidades mapuche en nuestro país existen y es su lucha la que es razón y origen de esta disputa. Porque son quienes, contra zanjas, cañones, fusiles y sometimiento, violencia, racismo, desalojo, discriminación, y hasta una ley que busca tornarlos invisibles, se siguen oponiendo a desarrollos mineros que atentan contra los humedales de alta montaña y los glaciares, y han levantado la voz contra la Minera Vale, el negocio inmobiliario del azufre, los pozos petroleros de YPF y Vaca Muerta y la contaminación del Rio Colorado en Mendoza.
Porque mientras Juan Martín Paleo, jefe de Estado Mayor conjunto de las Fuerzas Armadas, anunció en marzo el diseño de “ocho planes de campaña” para la “defensa” de los objetivos estratégicos y una “reconceptualización” de frontera para las zonas de “valor estratégico” para la matriz económica dominante, las comunidades siguen poniéndole el cuerpo a la lucha contra los extractivismos que bienvienen los funcionarios en nombre del saqueo que camuflan de progreso y desarrollo. Y porque si 15 millones de habitantes en la Argentina no tienen un pedazo de tierra para plantar una maceta y, según el Registro de Tierras Rurales, (Ley Nacional 26.737), aproximadamente 11,790,229.15 hectáreas de la República Argentina figuran como propiedad de capitales extranjeros y el 1% de las explotaciones agropecuarias concentra el 36 % de la tierra, lo que debemos cuestionar —y repudiar— es la criminalización de la comunidad mapuche, dado lo ineludible de que la represión y la persecución que padecen no son otra cosa sino consecuencia de la duda de semejantes beneficios n
martina KaniuKahttps://pelotadetrapo.org.ar/la-duda-del-beneficio/
Secuestradoel primero de abril cuando transportaba a tres monjas provenientes de Aquila hacia su comunidad, Eustacio Alcalá Díaz, representante legal y férreo defensor de su territorio, de Huizontla, municipio de Chinicuila, en el estado de Michoacán, fue encontrado sin vida este cuatro de abril. La comunidad indígena nahua decidió en asamblea emprender acciones legales en defensa de su territorio en contra de la explotación minera desde 2018.
El 21 de enero de 2022 la comunidad nahua ganó un amparo promovido por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, que reconoce la violación a los derechos colectivos de San Juan Huizontla y declara la suspensión de los títulos de concesión minera a las empresas ArcelorMittal y Ternium.
Precisamente el 15 de enero de 2023, el líder comunal Antonio Díaz y el abogado Ricardo Lagunes —quienes habían denunciado una posible “explosión de violencia por enfrentamiento entre comuneros y derramamiento de sangre”, responsabilizando a la empresa Ternium de “meter las manos para dividir a la comunidad y sacar tajada”— desaparecieron en Aquila, Michoacán, después de estar en una asamblea comunal, y hasta la fecha no se ha dado con su paradero.
No es ninguna casualidad que estas empresas mineras, como la mayoría a lo largo y ancho del país, estén siguiendo la misma estrategia de violencia contra las y los defensores del territorio que se oponen a sus proyectos de muerte, pues este es el modus operandi del modelo extractivo minero a nivel mundial que nos han impuesto para sembrar proyectos que a todas luces violentan los derechos de los pueblos, mientras los gobiernos en turno deliberadamente cierran los ojos dando un claro mensaje a las empresas de que tienen el permiso de delinquir, devastar y saquear con total impunidad.
Condenamos totalmente el asesinato del compañero Eustacio Alcalá, nos solidarizamos con la familia y la comunidad de Huizontla, y exigimos a los tres órdenes de gobierno que investiguen los hechos y se castiguen a los responsables, así como un alto total a la violencia en contra de las y los defensores del territorio n
6 de abril, 2023
red mexiCana de aFeCtadas/os por la minería (rema)
El encontronazo que tuvimos en México con la poesía de César Vallejo fue fulminante. Llegó a darle equilibrio al hechizo del momento, inundado de poetas al nerudeo, filósofos pazianos, desbordados lezamalimeños o tigrísimos émulos de Borges. Él, mamífero lóbrego, pulcramente peinado, nos rasguñó la cara con su diamante implacable, con su aire manco y su abracadabra civil, escribiendo con la espuma de sus labios húmedos, erizando el pensamiento, peinando el viento, dorando nuestra niebla. Nosotros acariciamos su triste tristumbre y bebimos lánguidamente su licor.
Recuerdo a Vallejo por su frente. Llevo clavada en mi frente su frente. Un ventanal alto y erguido, donde caben todos los lunes de la verdad, los meses nonos, los cuzcos moribundos. En mi juventud, cuando zumbaba el tedio, surgía Vallejo, azulando con tinta capulí mis caos. Viejo curaca, pastor de la garúa limeña, siempre presente, en cada abril tan marzo.
Cuando en la Ciudad de México todavía refulgía la miel de los crepúsculos, detrás de los volcanes, amarilleaba la frente de Vallejo. En las islas verdes de la universidad, en los cines tenebrosos, donde navegábamos como cisnes sonámbulos, comiendo palomitas antes de la función, el libro firme con el rostro de Vallejo, la mano sentada en el pómulo, atravesaba mi mirada de lector sombrío y asombrado.
Elcholo César llegó, en sus momentáneos pantalones, con voz quebrada, con piedraspalabras estallando frente al mar, dejando el aire lleno de sol y sal. Prodigando sus maíces, cultivó la más profunda milpa latinoamericana, la telúrica, la que renace a cada luna. El paralelo inmediato fue con otro esqueleto cantor, Juan Rulfo: sucinto, pétreo y luminosamente incomprensible. Picapedreros de la lengua, blandieron su hacha de hielo para herir la lengua, domesticar palabras, aplacar verbos, dinamitar adjetivos, y quemar los sinembargos, escuchando el rumor de las casuarinas.
Ave César Vallejo, oh viejo centenario, mortal inmortal, ilumínanos trilcemente, de aquí a mil años, mejor a otros cien no más. Y hasta la huesa n
arturo dávila (Ciudad de México, 1958), poeta mexicano radicado en el norte de California, donde se dedica a la literatura comparada latinoamericana y la promoción de la lengua nahua. Ha publicado La ciudad dormida, Catulinarias, Poemas para ser leídos en el metro, La cuerda floja, además de la incisiva colección de ensayos Alfonso Reyes entre nosotros