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Arte y pensamiento La voz del cuerpo/ Rocío Becerril Porras Las migraciones del cuerpo y su danza
EN LA UNAM surgió una videoasta que cuestionó los discursos establecidos. En los años ochenta Pola Weiss (1947-1990) replanteó la creación audiovisual, la danza y sus procesos. Fue la pionera de la videodanza y el videoarte en México. Su mirada pronto se apagó, pero en los años noventa TV UNAM retomó la estafeta, produciendo una serie de videodanzas. Hoy TV UNAM, con la serie Cuerpos migrantes, da otro paso con una forma diferente de abordar el documental, y es desde la dirección de Danza UNAM que surge la propuesta de una serie de coreo-documentales dedicada a la diversidad de cuerpos en movimiento, en tránsito, en migraciones de múltiples tipos: territoriales, lingüísticos, emocionales, de enfermedad, de género, laborales, de vida. Evoe Sotelo, directora de Danza UNAM, encabeza este proyecto y lanza la idea principal que guía la serie: ampliar la mirada sobre el cuerpo; que la danza no se siga viendo sólo como un cuerpo o cuerpos entrenados sobre un escenario, con una coreografía específica y con un público acostumbrado a los cánones establecidos. Ella y su equipo, conformado principalmente por mujeres, consideran que la danza es un espacio de conocimiento más amplio, capaz de dialogar con todas las áreas de conocimiento. La serie parte de la idea de que cualquier persona es capaz de expresarse con su cuerpo, un cuerpo mapa que habla por sí mismo y nos conduce por situaciones vividas, mapas corpóreos que nos dibujan un México en sus diferentes realidades: políticas, laborales, educativas, sexuales, de justicia, de modos de vivir y sentir desde el cuerpo.
Estos coreo-documentales reflejan un mosaico muy variado de personas de distintos estados de la República, de diferentes oficios y experiencias de vida que dan testimonio de sus migraciones. La serie se logra esencialmente a partir de un trabajo de colaboración entre mujeres creadoras que tejen un minucioso entramado de imágenes en movimiento, mismas que brotan a partir de un diálogo constante con las personas que generosamente comparten sus experiencias de vida, sus estados corporales, emocionales y sus reflexiones sobre su ser-cuerpo. La realizadora Silvana Zuanetti señala que fue muy importante convivir con las personas, con enorme respeto, para así lograr un diálogo profundo, cuidadoso, sensible. Y, sobre todo, la serie reflexiona sobre el concepto de cuerpo político. No siguió un guión preciso, más bien trabajó una estructura previamente generada por un encuentro con cada persona. Ahí surgieron las preguntas, los espacios y el diseño de producción que posibilitaron a la cámara un registro donde la mirada captara la gestualidad, los pequeños movimientos, la respiración, el ritmo de cada cuerpo en su entorno, sus formas de caminar, de estar de pie, sentados, de narrar con sus manos. Cada gesto construyó entonces una microcoreografía en diálogo con la cámara. Y esto se logró precisamente por la libertad de acción que permitió que las personas fluyeran en sus propios espacios, lo cual produjo un proceso sumamente íntimo, sin intrusiones o elementos ajenos que forzaran una entrevista apresurada y formal. Raissa Pomposo, directora de la cátedra Gloria Contreras y colaboradora de esta propuesta, concluye que sólo entonces se hizo visible el poder del gesto y la no necesidad de imponer una coreografía, así como permitir una acción coreográfica desde el ojo y el movimiento de la cámara, la edición y, sobre todo, los movimientos que dibujaron los cuerpos mismos. Esta serie no sólo nos conmueve; cuestiona y llama nuestras propias migraciones, pero también es importante decir que interpela a los creadores de danza y las artes audiovisuales, para repensar el concepto imperante de lo coreógráfico. Recientemente, esta serie ha merecido tres premios Pantalla de Cristal como Mejor documental, Mejor fotografía y Valor testimonial, con el capítulo Paty Flores, quien es una madre buscadora de Sonora. ¡Enhorabuena! ●