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DE NOSTALGIAS Y REGRESOS IMPOSIBLES

Ceniza en la boca, Brenda Navarro, Sexto Piso, México, 2022.

Para mí, irnos de México significaba huir de la violencia que terminó arrasando con mi familia, pero en España nos esperaba otro tipo de violencia, una menos aparatosa pero igual de cruel, en donde te exigían lealtad mientras te violentaban minuciosamente porque no eres como ellos. Ceniza en la boca

Saudade es una palabra portuguesa cuyos sinónimos en español serían nostalgia y añoranza. No obstante, engloba algo más complejo. En 1660, el escritor Manuel de Melo definió así el vocablo: bien que se padece, mal que se disfruta. Dicho de otro modo, es algo por lo que sufre cuando no se tiene, pero que igual lastima cuando se ha obtenido.

Saudade, por lo dicho arriba, parece ser el sentimiento que afecta a los personajes de Ceniza en la boca, novela de Brenda Navarro (Ciudad de México, 1982), quien dos años atrás irrumpió en el mundo de las letras con Casas vacías, que por su calidad obtuvo, en 2022, el Premio Tigre Juan, galardón literario español.

Una joven abandona su adolescencia para encargarse de Diego, su hermano menor, luego de que su madre se va a España en pos de un futuro mejor. La migración, fenómeno recurrente en este azaroso presente, es tema del libro. Es curioso que sea la península ibérica la elegida para mudar su vida, y no cualquier región de Estados Unidos, por antonomasia el país receptor de mano de obra y genio mexicanos y de otras partes del mundo.

Luego de un tiempo de vivir al pendiente del hermano, de decepciones amorosas y amistosas –terrible es la anécdota con la amiga que, por envidia, la exhibe en ropa interior para que todos se burlen–, la protagonista decide que es tiempo de ir con su mamá, así que convence a Diego de hacer el viaje. España los recibe, sí, pero no con los brazos abiertos: ambos padecen el odio que sufren los trasterrados, quienes, sin importar sus aportes, son vistos como una amenaza que atenta contra la estabilidad del país receptor.

Obsesionado con volar y luego de constatar que no cabe en esa sociedad, Diego decide recorrer los seis segundos que, en el departamento que habita, separan su cuerpo del suelo, donde termina reventado y sin vida. ¿Acto de valor o de cobardía? Diego no deja huella alguna para responder esa pregunta. Su acción le provoca a su hermana un coraje

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