SUPLEMENTO CULTURAL
No. 181 - 19 DE ENERO DE 2015 - AÑO 4
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Edouard Manet nació en París el 23 de enero de 1832. Su obra El almuerzo sobre la hierba -albergada actualmente en el Museo d’Orsay-, fue exhibida en el Primer Salon des Refusés (Salón de los Rechazados) en 1863, tras haber sido rechazada en el Salón oficial de ese mismo año, por considerarle un cuadro de tema bochornoso y escandaloso. Manet fue uno de los primeros artistas del siglo XIX que corrieron el riesgo de abordar temas de la vida cotidiana y moderna en sus obras, participó en la transición del realismo al impresionismo, y llegó a ser considerado como uno de los artistas más controvertidos de la época. Murió en abril de 1883.
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LA GUALDRA NO. 181 / 19 DE ENERO DE 2015 / AÑO 4
En esta ocasión, compartimos con ustedes en portada una obra de Edouard Manet, pintor nacido en París el 23 de enero de 1832. El almuerzo sobre la hierba –obra albergada actualmente en el Museo d’Orsay-, fue exhibida en el Primer Salon des Refusés (Salón de los Rechazados) en 1863, tras haber sido rechazada en el Salón oficial de ese mismo año, por considerarle un cuadro de tema bochornoso y escandaloso. Manet fue uno de los primeros artistas del siglo XIX que corrieron el riesgo de abordar temas de la vida cotidiana y moderna en sus obras; a propósito de esto, en la Guía Didáctica del Museo Thyssen-Bornemisza, encontré una frase de Charles Baudelaire, quien fuera su amigo, y que tal vez pueda ilustrar mejor esa tendencia: “El verdadero pintor será aquél que sepa arrancar a la vida moderna su lado épico”. Y eso hacía Manet, pintor que además participó en la transición del realismo al impresionismo, y que llegó a ser considerado como uno de los artistas más controvertidos de la época. A 183 años de su nacimiento, así lo recordamos en La Gualdra. Pasando a otros temas, en Zacatecas acaba de terminar la proyección de películas que integran la Muestra Internacional de Cine; gracias a las gestiones realizadas por Gaby Marcial, directora de la Cineteca, nuevamente pudimos apreciar lo mejor del Séptimo Arte en nuestra ciudad. Esta edición 57 resultó muy interesante, conformada por una serie de largometrajes de varios países del mundo, algunos de los cuales ya habían sido reseñados por nuestro colaborador gualdreño y corresponsal en los festivales de cine en Europa, Carlos Belmonte, como es el caso de Leviathan, del director ruso Dir. Andréi Zviáguintsev, que recibiera el Premio al Mejor Guión en el Festival de Cannes 2014; Dos días, una noche, dirigida por los hermanos Dardenne, una coproducción de Bélgica-ItaliaFrancia que recibiera el Gran Premio de la Sociedad Internacional de Cinéfilos en el mismo festival; la cinta mexicana Güeros, del director Alonso Ruizpalacios, quien recibió la distinción a la Mejor Opera Prima en el Festival Internacional de Cine de Berlín; Sueño de Invierno, una coproducción de Turquía-Francia-Alemania, dirigida por Dir. Nuri Bilge Ceylan y ganadora de la
Palma de Oro y el Premio FIPRESCI en Cannes; Mapa a las estrellas, del Dir. David Cronenberg, coproducción de Estados Unidos-Canadá-Alemania-Francia en la que participa Julian Moore y por la que se hizo acreedora al Premio a la Mejor Actriz en el mismo festival. Otra de las películas que pudimos ver y que también había reseñado previamente Belmonte en las ediciones especiales de La Gualdra en Cannes, fue Fuerza Mayor, del Dir. Dir. Ruben Östlund, coproducida por Suecia-Dinamarca y que obtuvo el Premio del Jurado en la sección Una Cierta Mirada de este año. Pero mire usted, esto de los premios es muy relativo, porque también pudimos ver cintas como la francesa de Jean-Luc Godard, Adiós al lenguaje, que recibió el premio del Jurado en Cannes y que uno simplemente no puede comprender por qué fue así; o la que recibiera el Oso de Oro a la Mejor Película en la Berlinale del año pasado, la película china dirigida por Diao Yi’nan, Tan negro como el carbón, una de esas películas con las que sale uno de la sala de cine con la sensación de haber perdido casi dos horas sentado en la butaca. Mención aparte merece la película más reciente del joven director canadiense Xavier Dolan, Mommy, con la que obtuvo también el Premio del Jurado en el Festival de Cine de Cannes y a la que le dedicaremos el próximo número un espacio más grande. Por cierto, no se pierda la reseña de Les amours imaginaires del mismo director, que aparece en la página 9 de esta edición; les recomendamos además que chequen la programación de enero de la Cineteca Zacatecas porque lo que resta del mes se seguirán proyectando muy buenas películas, entre ellas, la más reciente del director zacatecano Iván Ávila Dueñas, La mañana no comienza aquí. La próxima semana estaremos compartiendo con ustedes la programación completa del Tercer Encuentro de Narrativa de la Región Centro Occidente; le anticipo que estará de lujo y que tendremos en nuestra ciudad la visita de grandes escritores mexicanos que además impartirán talleres de novela, cuento y crónica. Que disfrute su lectura. Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Dos amigos se separan Por Gabriel Luévano Gurrola
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Viaje al centro de las letras Por Carlos Martín Briceño
1914: definiendo el rumbo de una nación. Siete ensayos de la AHEA para conmemorar 100 años Por Carlos Flores
Javier Aranda Luna De libros, educación y de cuando te pasas la estación del metro Por Jánea Estrada Lazarín Diario de Mateo Por Mateo Estrada Gaviria ¿Quién define el placer de la lectura? Por Eduardo Campech Miranda Desayuno en Tiffany’s, mon ku Por Carlos Belmonte Grey Castillo de sal si puedes Por Andre Sampedro
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Julio Scherer: dignidad y esperanza Por Ana Lilia Félix Pichardo El Picaporte Por Simitrio Quezada Reminiscencia de un sueño in vitro Por Roberto Galaviz Las iguanas Por Alberto Huerta Un ladrillo de un muro Por Edgar Khonde Calavera Por Pilar Alba
Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
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Dos amigos se separan Por Gabriel Luévano Gurrola
Lucian Freud. Eli the whippet. Grabado.
ría, siguiéndola, a una oruga atravesando una brizna de hierba, comprobando que el jardín sigue ahí, en el mundo, y que las rejas, las calles, la ciudad que lo contiene, son atributos o artificios inútiles que sin embargo lo afirman. No quiere pasar por insensible. Saca una de las manos, que han permanecido ocultas en el saco, y posándola en el formulario exactamente igual a como la hubiera puesto en la mejilla encarnada de ella y dice: -Esta es la tercera opción que se me vino a la mente y, sin duda, la mejor. Gracias. No quiere ver a Diógenes, el basset hound con el que compartió casi una década de su vida. Sale de la tienda sopesando el efecto que pueden haber causado sus palabras en la chica. ¿Lo imaginará tiranizado por el insomnio, atenazado por las ganas de entender las razones que lo llevan a abandonar a una criaturita? ¿Entenderá cuán difícil es para él no acariciar el lomo, apretar la piel colgante del cuello del animal? Respira con fuerza y se dirige al automóvil. Ya dentro, lo vuelve a hacer, en esta ocasión masajeándose la frente, aho-
gándose. Está dando vueltas, en espera de la noche, y para frente a un parque al lado de una licorería. Sentado en una banca de piedra piensa por millonésima vez lo tonto que es llamarse Ventura en estos tiempos. Levanta la cabeza y admira las copas de los árboles y las siluetas que recorta el cielo coronándolas con fuegos violetas y naranjas. Cuando distingue la posición de los niños que juegan sólo por los gritos se encamina a la licorería donde lo recibe con su cara sebosa y sonrisa manchada un gordito en delantal: -Buenas, buenas tardes, don Ventura. Lo echaba de menos, verdad de verdades… -¿Cómo estás? Dame por favor una botella de tinto. Sigue con la mirada al hombre que además es patizambo y no obstante feliz. -Para servirle. Lo primero que hace al entrar a su casa es parar la oreja, acostumbrada a oír a Diógenes apenas la hoja de la puerta deja escapar una corriente rápida. No recuerda haber escuchado un ladrido de despedida o un sollozo tras de sí cuando dejó la tienda. Salió tan rápido que no le dio tiempo de reaccionar a su amigo. Va
al baño. De regreso se sienta en el sillón de su sala, sin quitarse el saco ni sacar las manos del bolsillo. Enciende el estéreo y pone un disco al azar. Tiene que usar las dos manos para abrir la botella. Un resplandor verduzco le tiñe una de las palmas. Bebe y bebe, pero no se emborracha. Piensa en la mujer y saca sus zapatos con los talones. Por segunda vez en la semana decide algo importante: el vino es bueno. Le gustaría volver al día siguiente a la tienda, encontrar a la falsa pelirroja e invitarle una botella. Luego, besarle toda la noche las sienes donde el pelo negro se convierte en rojo. Pero jamás quiere volver a ver la cara grasienta del dependiente que le recuerda los desastres de la cotidianidad. Aprovecha este pensamiento para meterse la mano al bolsillo y sacar la tableta grande y verde que ha estado apretando desde la mañana y que, como primera opción, pensó dársela a Diógenes para luego tomarse él otra. La mete en su boca y al sentir el piquete ácido en la lengua apura un largo trago de vino. La segunda opción para despedirse del perro era abrirle la puerta y dejarlo perderse. Por supuesto, darlo en adopción era la mejor medida, la más humana. Le empieza a doler el estómago y recuerda la forma en que su amigo lo veía, sentado sobre sus patas, con los ojos suplicantes y acuosos. Imagina qué hubiera sido de él en la calle, qué persona o familia lo adoptará, cuál es el nombre de la pelirroja. Tal vez ella se lo quede. Ese sería un triunfo para él sobre la soledad que lo acompañó toda la vida. ¿Un triunfo? Sí, qué tonto es su nombre. El vino se ha acabado. Queda un chisguete en la copa que mueve en círculos. Creyendo que todo empieza, los efectos de la tableta y el consecuente martirio, la noche en su potestad silenciosa, la creación en un rincón del universo, la modorra de Diógenes y los sueños húmedos de la muchacha, cree que la vida también se va a repetir y acepta para su coleto invitarla a primera hora del día siguiente. Cuando el dolor le paraliza las piernas y devora su vientre, pone los codos sobre las rodillas y apoya la frente en los puños, mientras se dispone, por última vez, a soñar.
Literatura
-¿Nombre? -Ventura. Ella asiente mientras lo escribe y continúa: -¿Apellidos? -Permítame- dice él, con un breve movimiento que da vuelta a la pequeña hoja de papel membretado. Ella vuelve a asentir cuando lee las dos palabras y recupera la pluma: -¿Causa de la separación del animal?- voltea a verlo, luego a Diógenes todavía sentado del lado de la calle, tras la barra movediza. Aún es suyo. -Necesito tiempo para mis trabajos. No puedo cuidarlo. Requiere alguien más. Puede que una familia... -¿Cuántos años tiene con el perro? -Nueve años. Ella silba como si quisiera espantarse una mosca de los labios y de nuevo asiente. Es el único gesto de sorpresa que le ha visto desde que llegó a la tienda de mascotas. -¿Quiere despedirse de él? -Ya lo hice. La muchacha abre la barra y descubre una galleta enorme que agita hasta que Diógenes se percata y cruza trotando el límite que lo separa de su dueño. Él ya no podrá pasar. Clavado en su sitio, alargando un poco la cabeza, contempla a la muchacha que se ha acuclillado para jugar con el perro. Se le redondean los blancos muslos enfundados en el corto pantalón de mezclilla, raído y deslavado. Tiene pechos pequeños, como terroncitos, que ofrece a Diógenes como a él la espalda larga y fácil, que parece el blanco perfecto para todos los proyectiles del mundo. Lleva el pelo teñido de rojo y no usa maquillaje. Viste una blusa ligera, blanca con lunares negros. Es bellísima como sus ojos y la bolita que forma su nariz. No le quiere preguntar su nombre. Mejor así. -¿Es todo? Ella mueve la cabeza de arriba abajo, risueña. Lo ha venido haciendo de la misma forma que mira-
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LA GUALDRA NO. 181
Viaje al centro de las letras Literatura
Por Carlos Martín Briceño*
- Papá, ¿qué es copular? Era la voz de Emilio, quien desde el asiento trasero del automóvil me hacía la pregunta con la terrible naturalidad de sus ocho años. El momento había llegado, quizá más pronto de lo que esperaba. Repasé en mi cerebro un guión que mi mujer y yo teníamos listo para cuando se presentara esta circunstancia. Emilio tenía en las manos una versión original, nada edulcorada, del El Diario de Ana Frank. Esteban, a su lado, abandonó por un instante sus historietas de Mafalda dispuesto a escuchar mi respuesta. Me vino a la memoria un domingo caluroso de verano, por la noche, cuando mis padres nos llamaron a la sala a mi hermano y a mí, entonces con mayor edad que mis hijos, para tratar de explicarnos, con pelos y señales, o quizá con más señales de las debidas –tal como recomendaban los manuales de padres de los años setenta– cómo se hacen los niños. Y enseguida el desconcierto, el silencio incómodo, el nerviosismo asfixiante que se instaló en la estancia. No, definitivamente, no iba a sucederme lo mismo. Ellos no habían crecido con el estigma de la culpa cristiana, pues salvo en un par de ocasiones que la hicieron de pajes, nunca habían pisado una iglesia. Entonces bajé la velocidad, disminuí el volumen al estéreo donde los Beatles canturreaban Here comes the sun y solté con relajado tono de voz: - ¿Copular? ¿Dónde lo leíste? - Aquí, en Ana Frank, escucha: Peter no es una buena persona, dicen que ha copulado. Ah, la inevitable asociación de la moral medieval. El sexo y el mal. ¿En qué trance me estaba poniendo la célebre adolescente fugitiva con su Diario escrito desde una fría buhardilla en Ámsterdam, en 1942? Tragué saliva y respondí: - ¿Recuerdan el documental que vimos recientemente en Animal Planet? Por el espejo retrovisor vi cómo Emilio buscaba a su hermanito con la mirada. Hablaron algo que no alcancé a entender. - ¿Se acuerdan de las escenas del apareamiento de los orangutanes y las ballenas?- seguí. - Ajá – dijo Esteban. - Bueno, pues es más o menos lo mismo, se trata… - Para, papá, para– Emilio me interrumpió de repente –Ya sabemos, no tienes que explicar más. Es lo del pene y la vulva y todo eso, gracias. ¿Puedes subirle al CD?
Acto seguido, sin siquiera prestar atención a mis vanos intentos de prolongar con naturalidad la plática –tal como recomiendan las guías de padres de hoy-, continuaron leyendo tan campantes; uno el mentado Diario y el otro a la Mafalda de Quino. La culpa, diría mi suegro, de haber estado presente, es tuya; de tus obsesiones, de esa cantidad de literatura que les has endilgado a tan corta edad. ¿Será que tenga razón? No había cumplido Emilio los cinco cuando le leí, completita, La Metamorfosis. Recuerdo el vívido interés que despertaron en el niño mis palabras. La descripción sucinta de Gregorio Samsa trastocado en bicho, le divertía tanto como sus caricaturas de Phineas and Ferb. No estoy seguro que comprendiera el trasfondo de la historia, pero de que disfrutaba el texto, no tengo la menor duda. Los trabajos de la Ballena, de don Eraclio Zepeda, también pasó por sus oídos a muy temprana edad. ¡Carajo, pesqué ballena!, expresión que suelta el protagonista de la historia al darse cuenta que ha enganchado un cetáceo, forma ahora parte de las exclamaciones diarias de Emilio y Esteban; la utilizan, créase o no, cuando les sucede algo extraordinario. Por esa misma época nos sumergimos en los confines de El libro de la selva. Las peripecias de Mowgli, la foca Kotick, la mangosta Rikki-tikki-tavi y el elefante Kala-Nag dominaron buena parte del tiempo sus conversaciones. Fue cuando caí en la cuenta de que Kipling, cuyo trabajo literario ha quedado muchas veces empañado por sus devaneos imperialistas y al que, dicho sea de paso, había leído con descuido en mi adolescencia, es un verdadero genio del cuento. Debo reconocer que, en algunas ocasio-
nes, la relectura de algunas obras me provocó más regocijo a mí que a ellos. Pasó con Alicia en el país de las maravillas. Hubo momentos en que la victoriana prosa de Carroll los adormecía en vez de estimularlos. Disfrutaron mucho más la versión corta de José Emilio Pacheco, quien tuvo el buen tino de aligerar el tono flemático y solemne de la historia, en una versión publicada recientemente por la editorial ERA. Lo contrario sucedió con El Principito, libro que, para ser sincero, siempre me ha parecido un tanto cursi y chabacano. En este caso era yo quien abandonaba la lectura y ellos quienes me instaban a continuar con las andanzas del extraterrestre llegado a nuestro mundo gracias a la imaginación del piloto Antoine de Saint-Exupéry. La lectura de La Odisea, en una adaptación de español Rafael Mammos, de más de 220 páginas, fue un suceso diferente. Cada noche, atentos a las desventuras de Ulises, comprendí que, además de la curiosidad y el asombro, la expectativa (el suspense diríase ahora) es condición indispensable para generar hechizo en un buen texto literario. ¿Qué sigue, papá? ¿Y luego? ¿Y luego? Casi un mes anduvimos juntos en aquel viaje hacia Ítaca, deseando que el camino, poblado de cíclopes, lestrigones y cicones, fuera largo. El último verano, para aliviarnos de la canícula yucateca y el bochorno meridano, hicimos una excursión a Tulum. Cortos se nos hicieron los trescientos cincuenta kilómetros de camino en compañía de Tom Sawyer y Huckleberry Finn. Y aunque por momentos el regreso a St. Petesburg, a orillas del Mississippi se me antojó caduco, en Emilio y Esteban nunca decayó el interés. Al terminar el libro y descubrir cuánto regocijo había en
sus semblantes, me di cuenta, con resignación, que soy yo quien acumula años. Mark Twain, justo es decirlo, no ha envejecido ni un ápice, su prosa se mantiene tan fresca como la mente de los lectores a los cuales va dirigida. Pero no se crea que todo es perfecto. Mal haría yo en ensalzar las costumbres lectoras de mis hijos sin reconocer que ellos, como la mayoría de los integrantes de su generación, desde que eran pequeños han sido expuestos a la apabullante cultura audiovisual. Si de ellos dependiera, podrían pasarse horas frente a la televisión o en los juegos de video, costumbres de tal modo arraigadas en los infantes de esta era, que resulta imposible luchar en su contra. No obstante jamás cesaré en mi empeño por transmitirles el amor por la lectura. A mí me ha permitido desarrollar mi capacidad de tolerancia, ampliar mi cosmovisión, alejarme de prejuicios y ahuyentar ese vacío existencial que permea al hombre de nuestra época. Crecí, por fortuna, con unos padres que creían en las bondades del libro y que en las navidades solían dejar debajo de mi hamaca, en lugar de juguetes, novelas de Salgari, Mark Twain, Julio Verne, Conan Doyle y Walter Scott. No hubo cumpleaños, festividad o fin de cursos sin libros como premio. Y en ese tenor he procurado repetir el modelo. Mis hijos difícilmente olvidarán que, en mi cruzada contra el iconoscopio y los rayos catódicos, antes de que aprendieran a leer, su padre ya les leía cuentos que les comentaba como si fueran adultos. Sé bien que una vez entrados en la adolescencia, difícilmente continuarán aceptando complicidad en sus lecturas. El acto de leer, placer individual incomprendido, es uno de los pocos que no dependen de los demás. Nuevos intereses, aunados a la independencia natural de la edad, los llevarán a escoger sus propios pasatiempos y a alejarse, tal vez, un tanto de las letras. Entonces, para evitar que destruyan la alianza que hemos establecido, tendré listos a Salgari, a la Christie, a Dumas y a Julio Verne. Y más tarde, cuando otros ámbitos comiencen a invadir sus pensamientos, a Nabokov, a Rimbaud, a Bukowski, al Marqués de Sade y a otros escritores que cultivan sin tapujos el erotismo. Sólo así estarán preparados para enfrentarse con este mundo cada vez más deshumanizado. Para entonces –parafraseando a Kavafis-, estoy seguro que, sabios así como llegarán a ser, ya habrán comprendido, qué es lo que copular significa. * (Mérida, México; 1966) Narrador.
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1914: definiendo el rumbo de una nación. Por Carlos Flores Dentro del marco de la celebración del centenario de la Toma de Zacatecas vimos que nuestra ciudad se convirtió en sede de un desfile de conmemoraciones de la sangrienta batalla que se libró en esta urbe, muchas de las cuales dejaron qué desear, otras más de bastante calidad y muy interesantes. En este tenor, la Asociación de Historiadores Elías Amador A. C. no podía quedar fuera de este argüende, y como ya habíamos mencionado en este espacio fueron varios eventos los que se llevaron a cabo con esta firma, como el cómic de esa lucha que les dejamos ver en La Gualdra. También como resultado de ello, acaba de salir de la imprenta el libro 1914: definiendo el rumbo de una nación, bajo la coordinación de María Cristina Rodríguez Pérez (quien además dirige la mencionada asociación) y con el auspicio del Instituto Zacatecano de Cultura, CONACULTA, la propia asociación y El Gobierno del Estado de Zacatecas. La intención de la obra es mostrar varias perspectivas pocas veces consideradas por la historia oficial y ofrecer nuevas interpretaciones del evento con una mirada moderna y fresca. El libro se integra por siete ensayos de integrantes de la asociación bajo la mirada de que la Toma de Zacatecas definió el rumbo de la nación, pues a partir del enfrentamiento la revolución terminaría por irse apagando en lo que se refiere a los enfrentamientos entre el ejército Federal y los revolucionarios, y daría paso a una serie de eventos de carácter más bien político que definirían, para bien o para mal, a nuestra nación. Así pues, un primer ensayo, La(s) historia(s) de la(s) revolución(es) Mexicana(s) del doctor José Eduardo Jacobo Bernal es una mirada general a la historiografía concerniente a la Revolución Mexicana a nivel nacional y regional, que contempla a autores como Pastor Rouaix, Luis Cabrera, Andrés Molina Enríquez, Antonio Díaz Soto y Gama, Isidro Fabela, Miguel Alessio Robles, José Puig Casauranc y Jesús Silva Herzog, entre otros. La intención de quien escribe en un primer momento es mostrar cómo ha ido cambiando la interpretación que se le ha dado a este movimiento a nivel nacional, por lo que veremos en estas páginas una primera mirada triunfalista que intentaba dar legitimidad al nuevo régimen mediante críticas a los regímenes antiguos y la defensa de nuevas reformas, la exaltación de los preceptos constitucionales entre otros asuntos; y otra mirada revisionista que comienza a cuestionarse, ya a mediados del siglo XX, lo que realmente significó esta lucha, argumentando que no fue una revolución en pos del beneficio del pueblo, sino un mero cambio de régimen. Y finalmente nos
dice cómo una mirada regionalista puede arrojar luces a la interpretación de este fenómeno, pues la lucha no significó lo mismo en el sur que en el norte, ni en Zacatecas, Durango o Chihuahua. El doctor Florencio Torres Hernández nos ofrece una interesante mirada del la lucha en tierras zacatecanas a través de la literatura, con un recorrido que inicia bajo el marco teórico de Françoise Perus y su obra Historia y literatura y nos permite visitar parajes como los de Mariano Azuela en Los de abajo, Eduardo Elizalde con Siglo de un día e Impetus Vincit Omnia de Héctor Sánchez Tagle. El ensayo incluye elementos que la historia no puede ofrecer, como el tipo de vida que llevaban los revolucionarios, sus actividades para matar el tiempo, su visión de la lucha y los personajes, las emociones que los movían, etcétera. Arazú Tinajero y Alejandro Ortega Neri nos ofrecen un vistazo de la épica batalla desde atrás de las cámaras de la película Juana Gallo, realizada por el experimentado director Miguel Zacarías hacia 1960 y con las actuaciones de María Félix, Luis Aguilar, Jorge Mistral e Ignacio López Tarso, aderezado con un análisis de la batalla real y
el recibimiento que tuvo el filme en México y el mundo. La maestra María del Carmen Reyes García hace un análisis de lo que es el patrimonio cultural y cómo es que este se forma en el imaginario colectivo, qué manos intervienen y cómo lo construyen, lo que aplicado a nuestra ciudad parece querer decir que importa más, quizá, mostrar a la ciudad como un testimonio de la época novohispánica que como el escenario de una lucha tan importante y clave para el rumbo de la nación. Por ello, propone, que hay que rescatar al héroe nacional, pero no al de la historia de bronce, si no a un héroe más complejo, cargado de sentido y simbolismo que ayude al mexicano contemporáneo a entender su pasado y definir su futuro. Oficios y prácticas laborales durante la Toma de Zacatecas, la supervivencia del artesanado, del maestro Luis Manuel Miramontes Cabrera, nos permite echar un vistazo a aquellos personajes que también, fueron de vital importancia en la lucha por Zacatecas, a la par de Villa, Natera, Argumedo y Carranza, pero que no quedan en los testimonios de los anales históricos debido a su carácter anónimo, aquellos que no estaban enlistados en los enfrentamientos, sino los que estuvieron en medio, llenos de temor e incertidumbre, que integraban un sector de la población que de alguna manera se encargó de atender las necesidades de los protagonistas: los trabajadores. La maestra Erika Yadira Méndez Soriano nos conduce a un antes y después de la batalla a través de los testimonios escritos del general de brigada del ejército revolucionario Felipe Ángeles y el general de de división del ejército federal Antonio G. Olea, en su ensayo La Toma de Zacatecas, paso a paso, según los generales Felipe Ángeles y Antonio G. Olea. Como podemos advertir, con el solo título, nos encontramos ante una ingeniosa confrontación de visiones de la batalla. Y finalmente El horror de la guerra: imágenes de la batalla de la ciudad de Zacatecas, junio de 1914, del maestro Marco Antonio Oropeza Saucedo, hace un macabro recorrido por las atrocidades que empaparon de rojo el suelo zacatecano bajo la metralla del fuego enemigo, e incluso amigo, mediante una serie de imágenes que nos permite formar una idea de lo cruenta que fue la gesta revolucionaria. No queda más que recomendar la lectura que en realidad ofrece otras perspectivas de lo que fue la Toma de Zacatecas, desde visiones poco o nulamente explotadas que nos aportan datos e información para formarnos una idea más compleja de lo que ha sido nuestra historia, en particular, este evento que nos ha definido como zacatecanos, queramos o no.
libros
Siete ensayos de la AHEA para conmemorar 100 años
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Javier Aranda Luna Literatura
De libros, educación y de cuando te pasas la estación del metro Por Jánea Estrada Lazarín Javier Aranda Luna es un periodista egresado de la UNAM, ha sido asesor de Canal 22, es colaborador y fundador del periódico La Jornada y actualmente es Coordinador Editorial de Noticieros Televisa. Fue director y conductor del programa Vuelta al aire, de la Revista Vuelta, dirigida por Octavio Paz. Desde 1985 a la fecha, sus artículos se publican en diversos diarios y revistas del país. Nos encontramos con él en un café de Zacatecas, un día cualquiera de finales de otoño del año pasado, y comenzamos a hablar de música, de literatura, de educación, de tecnología… En esta entrevista nos comparte un poco de su visión con respecto a esos temas. Jánea Estrada Lazarín: Hablemos del tipo de lecturas que realizan los jóvenes actualmente, no sólo de cantidad sino de calidad, hablemos del lenguaje… Javier Aranda Luna: Ese es un tema interesante, a mí me preocupa que nos estamos mudando por ejemplo del lenguaje escrito, de la buena oralidad por decirlo de algún modo, a ese lenguaje fragmentario que escuchamos incluso en los medios masivos. A mí me sorprende mucho que existan conductores y personajes públicos que no puedan siquiera pronunciar bien las palabras, ya no digamos en idiomas extranjeros, en español; estamos hablando de la incapacidad de articular bien su propio idioma. Dejando eso de lado, otra cosa preocupante es que el mercado, que es el mecanismo que busca que las mercancías vayan y vengan, ha afectado seriamente a la industria del libro. Antes cuando tú querías comprar un libro… recuerdo que había muchos autores que yo no conocía de chavo, pero me acercaba a un sello como Joaquín Mortiz, algo de la Serie del Volador, por ejemplo, y lo tomaba con la confianza de que algo me iba a encontrar bueno o muy bueno, por el puro sello editorial, porque era una garantía de calidad. Ahora te acercas a las grandes editoriales y te encuentras libros que en sus
Javier Aranda y Javier Acosta en el Conversatorio sobre Octavio Paz en Zacatecas, 2014. Foto de La Jornada Zacatecas.
primeras páginas tienen faltas de ortografía… y si no tienen el cuidado mínimo de esa materia prima que es el lenguaje, qué cuidado van a tener de sus contenidos. Por eso a veces ves que se repiten las sagas de sangre, de los descabezados, del sexo violento en las grandes editoriales y no te aportan nada… JEL: Las narco historias…. JAL: Y las sexopatías, lo que tú quieras… pero todo es con un lenguaje tan superficial, que no se te queda impregnado en la imaginación y en la memoria: se va. Por eso siguen y siguen saliendo, los chavos las leen como si fueran nuevas. A mí me hablan mucho, por ejemplo, de los libros de autoayuda, me dicen “Ya leyó tal cosa”, no. “¿Y a tal autor?”, no. Mi conclusión es decirles que los libros de autoayuda pueden tener sentido pero el espíritu es el mismo, y son tan superficiales que lo único que cambia son las formas de superación: tomando café, haciendo yoga, corriendo, meditando… diga-
mos que te empoderan de alguna manera; pero, esa carcaza no te dice nada. Finalmente, si quieres leer un libro de estos, lees uno y ya leíste todos. Es la cultura de la banalidad que además tiene que ver mucho con el concepto actual de “modernidad”, si quieres ser moderno y exitoso tienes que ser rápido, inteligente y divertido… JEL: En una ocasión anterior comentábamos que hay muchos jóvenes que están editando constantemente, pero que quienes pasarán a la historia son muy pocos… ¿qué características tienen los escritores destinados a trascender? JAL: Hay datos muy sencillos y contundentes. Piensa que Cervantes con su Quijote y Shakespeare con tres de sus obras, utilizaron un promedio de veintidós mil términos para contarnos sus historias. Los chavos en general usan en promedio doscientas veinte palabras para comunicarse. De ese tamaño es su mundo ¿Tú crees que van a trascen-
der? ¿Tú crees que el “güey” lo van a entender quienes sigan adelante? Habrá otra palabra equivalente, pero ahí están los datos… Trasciende quien se lo merece, quien trabaja muy duro para lograrlo… JEL: Y qué hay en el caso de los políticos, ¿será el mismo promedio de palabras utilizadas? JAL: Por ahí van todos, supón tú que manejan un poco más; pero hay casos excepcionales como el de Porfirio Muñoz Ledo, al que su buen lenguaje y su memoria no lo eximen de las torpezas políticas que pueda cometer, pero realmente es un hombre preparado y dice cosas que fijan muy bien gracias al lenguaje. O Carlos Castillo Peraza… pero los dos son garbanzos de a libra y son las golondrinas que no hacen nido en ninguna parte; porque además, ellos entendieron que el lenguaje es una forma, un mecanismo para resolver. JEL: ¿Qué se te ocurre que podríamos hacer para promover más
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JEL: Vamos a suponer que alguien te contrata para diseñar una estrategia de promoción de lectura, ¿qué harías? JAL: Yo regresaría a los clásicos. Son los que tienen la mejor armadura lingüística, conceptual, de imaginación… que no necesitan de carteles de promoción, ni spots, ni nada, solitos caminan. Porque en el transcurrir de los años, cuando caen en las manos de algún joven, con solo leer un párrafo se puede encandilar, impactar, con un fragmento de un libro de Shakespeare… qué importa que sea como una instantánea, se fijará en la mente de los lectores, seguirá vivo. JEL: ¿Pero esos clásicos no te parecen lecturas muy densas, por ejemplo, para niños de primaria? Lo digo porque esos clásicos requieren de cierto nivel de lenguaje y de lectura para poder ser comprendidos. Luego un chavo lee a muy temprana edad algo que no entiende y piensa que leer es aburrido… JAL: Yo creo que hay un mal enfoque. No podemos separar lectura de educación. La lectura en los planes educativos está vista como una asignatura más, y ese es un gran error, porque no es “una asignatura más”, es una herramienta fundamental para descifrar el mundo; y el mundo es aprender y comprender geografía, matemáticas, química, lo que tú quieras… La lectura es fundamental. A mí me sorprenden mucho los niños que pueden hacer grandes disecciones arbóreas del sujeto, predicado, objeto directo o indirecto de una oración, pero no tienen la capacidad de entender qué significa el párrafo completo… JEL: Hay un problema entonces que tiene que ver con las estrategias implementadas en comprensión lectora… JAL: Hay un problema pedagógico. Quienes están diseñando y decidiendo planes de estudio no están haciendo bien su tarea, porque pueden ser especialistas en historia, en literatura… pero no son pedagogos. Entonces la estrategia sería
son versos medidos meticulosamente, son perfectos, casi todos son endecasílabos… se salen de los versos tradicionales pero son estructuras perfectas, por eso perduran, se te quedan en la oreja. JEL: Yo te preguntaba a propósito de eso, sobre los poetas jóvenes y tú no atinaste a darme un nombre de alguno que te gustara actualmente… JAL: No… es que ¿cuál es el principio de la poesía? Se te tiene que fijar con imágenes poderosas, algo te dijo, algo te jaló de las entrañas al leerla o escucharla; y hay cosas que no entiendes, pero la sonoridad es tal que escuchas “Verde que te quiero verde, verde viento, verde rama, el barco sobre la mar y el caballo en la montaña” y te preguntas qué quiere decir eso, la respuesta es: Me vale madre, pero se escucha bonito…
Javier Aranda. Foto tomada de su Twitter.
diseñar bien los planes de educación y de ahí derivas a la literatura por placer, por proximidad a los libros con tu vida. Si no, va a suceder lo que pasó con Fox, cuando vino el huracán y se llevó las playas de Cancún, su solución fue echarle más arena a las playas, invirtió millones de dólares en esto, regresó el agua y se llevó la arena… lo mismo nos puede pasar en materia de lectura. JEL: Platicábamos también en alguna ocasión de que la educación y la cultura no son un asunto democrático, aunque todos deberíamos tener las mismas oportunidades… JAL: Así es, no lo son. El que sabe sabe: tan-tan. Yo creo que todos tenemos derecho a tener oportunidades de educación, debemos tenerlas, el estado debe garantizar que todos tengamos derecho a eso, pero eso requiere también de un gran esfuerzo. Es como cuando jugamos basquetbol: todos queremos ser súper estrellas, pero nos vamos dando cuenta en el camino de que no será así, porque no entrenamos todos los días, no hacemos dieta, no tenemos un plan sistemático… pero nos podemos divertir canasteando, cascareando, y podemos hacer lo mismo con la lectura. Pero, si te quieres meter a ser profesional debes de invertirle tiempo. JEL: Últimamente se habla de que el leer en un placer y lo cierto es que no todas las lecturas son placenteras… JAL: No, pero te das cuenta por qué no te gustan. Como las comidas que son muy elaboradas y que a tu paladar no le gustan. El Quijote o La Divina Comedia son un banquete, pero puede ocurrir que no
apetezcamos comer paella o mole todos los días. JEL: ¿El tipo de conocimientos estará determinado por el tipo de educación recibida? Me refiero a si esta fue o es pública o privada… JAL: Antes era más notorio que no, ahora sí; aunque ambas te están dando elementos sobre cómo ser moderno. A su manera, cada institución, sea pública o privada, tiende a eso. Y la modernidad es llevarle tabletas a los niños para que lean ahí, cuando no hay hábito de lectura, cuando no hay incluso corriente eléctrica en sus casas. Es un absurdo. JEL: ¿Cuál es tu opinión sobre el uso de las tecnologías en la promoción de la lectura? JAL: A mí me parece que la tecnología es sólo una herramienta, es como decir escribimos con pluma o con lápiz. Lo importante es que sepas qué estás haciendo con eso. Con los libros pasa lo mismo, hay quien te dice “Es que en esta tableta tengo una biblioteca virtual de más de quinientos libros”, y yo les digo, sí pero cuántos has leído… de qué nos sirve tener ese gran fardo bibliográfico si es eso: un fardo. JEL: Digamos entonces que no importa el tipo de soporte en el que leas, sino el tipo de guía que tengas para elegir tus propias lecturas… JAL: Sí, pero cómo vas a elegir si no tienes principio de nada. Y en ese afán democrático de decir que poetas somos todos, se han cometido toda especie de barbaridades. Se habla mucho del verso libre, por ejemplo, pero si tú ves los versos libres de Octavio Paz, de Borges, de Vallejo,
JEL: ¿Javier, cuántas horas de lectura realizas al día? JAL: Leo cuando puedo, lo ideal para mí es leer durante la noche, pero ahora leo más en el metro, la desventaja es que si me gusta mucho el libro me paso de estación. El primero con el que me ocurrió eso es con un libro de la trilogía Millennium, de Stieg Larsson, porque te mete a un mundo nuevo, al de la tecnología de los hackers… el otro con el que me acaba de pasar es con el libro Herejes de G.K. Chesterton, es un libro estupendo, es un periodista, un gran escritor que está razonando en voz alta, eso no cualquiera lo hace, es un libro ligero para leer, pero lo que te está poniendo ahí, en la mente… te obliga a imaginar y a pensar. JEL: ¿Con qué otros libros te ha sucedido que son tan buenos que no quieres dejar de leerlos? JAL: O que terminas y vuelves de inmediato a la primera página… a mí me paso con Los Hermanos Karamazov y con Noticias del Imperio… A ver, por qué esta novela sigue siendo leída, por su estructura, es una estructura perfecta, y tan perfecta que habría que ver cuánto se tardó en escribirla… Ahora los autores, en general, publican un libro, al año publican otro, y así año tras año. Cuando Del Paso o Tito Monterroso tardaban en terminar un libro cinco o diez años. Ahí está la diferencia. Si ver a Javier Aranda en televisión es edificante, platicar con él es un verdadero placer. Su amor por los libros se contagia, su interés por difundir a los grandes clásicos de la literatura, por desentrañarlos, por entenderlos, es excepcional. Con él seguimos platicando en Zacatecas un buen rato, sobre los premios Nobel, sobre la vida. Por cierto: ¿quiere saber si fue certero su pronóstico en cuanto a quién sería el Premio Nobel de Literatura 2014? ¿Usted qué cree? Pregúntele: @Jarandaluna
Literatura
que la cantidad, la calidad de lectura? Te pregunto eso porque los datos de la última encuesta publicada sobre el nivel de lectura dicen que los mexicanos leemos solo 2.8 libros al año y pareciera que a las autoridades este tipo de cifras les importan más que otras cosas… JAL: Bueno, te aseguro que para que esta administración haga la diferencia en materia de lectura va a hacer otra encuesta en la que digan: no eran 2. 8, eran 4. Dame tiempo y lo verás… Porque están preocupados por ese nivel de lectura, yo también estoy preocupado, pero eso no se resuelve haciendo encuestas. La realidad es que leemos muy poco, por ejemplo los finlandeses leen 47 libros en promedio al año, pero es que ellos ya interiorizaron la lectura como un elemento esencial de su vida. Nosotros no.
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Diario de Mateo
Por Mateo Estrada Gaviria Enero 5: 17:39 [Nota redactada en tres tiques de supermercado. Escribió con lápiz. Los papeles eran indicadores en el libro de David Lida –Las llaves de la ciudad, Sexto Piso, 2014-. Está en el nuevo reservado de Saint Germain]. Los días pasados fueron de fiesta total. En todos los pasé ebrio y tirado en la casa del Codo. Ayer se marcharon los españoles. Los despedí medianamente sobrio. El viernes hicimos cena de despedida. Todos los días vagué en Agüitas. Estuve con chacales que trabajan en las reparaciones del templo protestante de la Madero. Los ligué en la cantina del mercado Terán. A uno le pagué. Lo hice para que durmiera conmigo. Fue la noche que Andrés se casó [diciembre 30]. De ningún chacal recuerdo rostro, tatuaje o un modo que me hiciera volver por él. No tenían cuerpo para CK. Eran enjutos, con piel áspera y olores añejos. [Sergio] Loo les definiría cuerpos cheleros. Busqué a Sujetín. No respondió. Hoy, al rato, iré con M. a una cena en Localía. Enero 9: 14:30 [Texto redactado en cinco tiques de máquina bancaria. Escribió con Bic Grip Ro-
ller. Los papelillos los tomó del cajero del hotel Mesón de Jobito. Está en el nuevo reservado de Saint Germain]. Seguí de fiesta. Tomé mezcal RJ en la reunión de M. Allí conocí a MS… este regaló libretas y plumas que trajo de Europa. Allá estudia. Tiene un sobrino que se llama Mateo. El 5 dormí en casa de M. El barrio está fuera de Localía. Aunque las calles son amplias, no hay cocheras ni autos. Dice que la mayoría utiliza colectivos. Al fin traté a la nueva adquisición. Es simpática. El 6 estuve en Jerez. Sigo emputado con Andrés. Lo bueno es la ausencia de Laura. Fui donde Sine por los periódicos. Cené con Sine. Estuvimos solos. Esta vez preguntó que cuáles serían mis planes en Jerez, “toda vez” que el proyecto de Ramón se derrumbó. No tengo respuesta. Hoy saldré con M. y Personilla. Iremos a Las Quince. El clima es invernal. El pronóstico es lluvia y aguanieve. Si no pasa algo más, regresaré a Jerez. Leo, por recomendación de Personilla, La gran batalla de Zacatecas, 23 de junio de 1914 de Bernardo Ibarrola y Pedro Salmerón [IZC, 2014]. Enero 14: 18:21 [Texto redactado en tres tiques de má-
William Etty. Desnudo reclinado, hombre con la lanza. Museo de Arte de Hamilton, Ontario, Canadá.
quina bancaria. Escribió con Bic clásico. Los papelillos los tomó del cajero del hotel Mesón de Jobito. Está en Santolíquido Café]. El 9 bebí “como pez”. M. y Personilla me trajeron a Jerez. Ellos hicieron su fiesta… El sábado 10 y domingo 11 vagué con ellos. Fuimos a Tepetongo, Víboras y los mil templos de Jerez. Hablaron y habla-
ron del constructor [Dámaso Muñetón] y su mono-diseño “neogótico”. Personilla conoce a Marco. También asistirá a la exposición de Goitia. Ellos me trajeron mi invitación. El cabrón la envió. Ayer salí con Ramón. Fuimos al 9 Vidas Coffee Art. Yo seguí al Tizoc y la estética… Sigo sin hacer planes de qué hacer. El viernes iré donde Sine…
¿Quién define el placer de la lectura?
Promoción de la lectura
Por Eduardo Campech Miranda Constantemente escuchamos, leemos y hasta repetimos que leer es un placer. Luego cuando alguien nos comparte, lleno de emoción, su lectura en cuestión o alguna que le movió su ser, y descubrimos que el causante de ello fue Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Miguel Ruiz, Og Mandino, o cualquiera de superación personal o autoayuda, la mayoría de las ocasiones nuestra reacción es de menosprecio, burla, sorpresa, discriminación. “Cómo es posible que leas eso”, nos atrevemos a pensar, y a veces, expresar. Desde luego que quien asume la postura de juez preferiría que esas emociones y reacciones fueran propiciadas por Cortázar, Gabo, Paz, Rulfo, Grass, etc. Entonces, ¿el placer de la lectura solo lo encontramos en el canon occidental, en los grandes autores, en lo que debemos leer? No, no creo que sea así. La hermana de una amiga (y
no el primo de un amigo) se vio en la situación descrita en el primer párrafo; sus gurús literarios estaban enlistados por Osho. Mi amiga le cuestionó por qué leía “eso”, que debería acercarse a otros autores, de literatura seria, vaya, de literatura (porque lo que leía la hermana no es literatura). La respuesta de la hermana devastó todo argumento de mi amiga: “Es que ninguna otra lectura me hace sentir lo que estas”. Una de las virtudes que se le adjudican a la lectura es la de propiciar la capacidad de empatía. El placer es una experiencia subjetiva. En terrenos de la lectura dicho placer viene dado por el uso del lenguaje, la descripción, la acción, la palabra evocadora, la capacidad de asombro, de viajar, de huir del mundo real, de imaginar, de comprender, de resolver el reto que plantea el autor. Asimismo, hay quien encuentre el placer en el tiempo y espacio de
lectura, en el silencio que se genera, durante su ejercicio. Hasta aquí he referido actos individuales, pero también están los colectivos: el placer de compartir la propia experiencia lectora, la literaria; el placer de intercambiar ideas, puntos de vista, argumentos (vivimos en una sociedad que cada día argumenta menos y descalifica más); el placer de ayudar a descubrir ese placer en otros; el placer de pertenecer a una colectividad y el de ser diferente. Y desde luego que todas estas particularidades del placer no pueden circunscribirse al formato textual. Hace años el dueño de la casa que alquilaba, un señor de origen campesino, me mostraba emocionado las imágenes del Libro Vaquero. A menudo lo encontraba inmerso en esa lectura, ajeno al mundo y a la tienda de abarrotes que atendía. “Mire nomás Lalo, me decía, mire nomás qué mujerzotas que tienen
Osho. Foto tomada de www.iosho.co.in
estos hombres”, en tanto señalaba con su dedo las voluptuosas féminas que ilustraban la historieta. El placer de construir sus fantasías, era de él, de nadie más. Y nadie, creo, tiene derecho a cuestionarlo o descalificarlo. Quien esté libre de algún placer, que arroje la primera piedra.
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Desayuno en Tiffany’s, mon ku Por Carlos Belmonte Grey
Cine
Los amores imaginarios de Xavier Dolan La propuesta cinematográfica de Xavier Dolan quedó expuesta en la dirección de sus películas J’ai tué ma mère y Les amours imaginaires en 2009 y 2010 respectivamente. En la primera se sinceró con su atracción por exponer la relación conflictiva entre una madre y su hijo y en la segunda en su explicación de cómo comer bombones asados y amores imaginarios. Mover la lengua despacio, aplastando el malvavisco contra el paladar para que el azúcar se funda entre la saliva, se escurra por sus costados, se desborde en los dientes, el olor salga por la boca y se suba la nariz, así el malvavisco no se pega entre los dientes y las encías sino que se degusta. Al lado de una fogata en medio del bosque canadiense, acompañado de la persona que imaginas podría abrazarte, apretarte contra su hombro, acariciarte la mejilla, sobarte la rodilla, besarte los labios y llevarte a la cabaña. El problema del idilio es que el objeto deseado –ese precioso chico de caireles rubios- está siendo disputado por ti y una persona del otro sexo. Niels Schneider en el papel de precioso querubín de perfil griego, Anne Dorval como la madre despreocupada, Monia Chokri es la amiga cómplice y competidora, y Xavier Dolan es el amigo e hijo bobos
(bourgeois-bohèmes en francés). Los cuatro, junto a una decena de actores monologuistas, completan el entramado de una historia armada para contar la fantasía del amor. Louis Garrel es la cereza del pastel. Los planos encadenados en slowmotion acompañados por acercamientos a los rostros en constante gesticulación metidos en un ambiente, principalmente, otoñal –en tonos amarillentos y sombríospermitió a Dolan montar una película al mismo tiempo añorante y alentadora. Los sobrentendidos esperanzadores y las frases
crueles, matailusiones, se convierten en el solo hilo conductor del drama, y es que a veces es preferible decir que se tiene alguna cosa en el horno de la cocina, como pretexto, a tener que acostarse con alguien prometiendo amor.
La homosexualidad no se presenta como prioridad de la historia. Es solo una posibilidad más en el mundo del amor y del deseo. El sexo aparece en las confesiones íntimas como el paso obligado para la consecución de la felicidad de la pareja, incluso, como el pilar de la conservación del ideal romántico. Bien que la cinta ha salido en cines desde hace ya cuatro años, he querido recordarla -además de que me gusta- porque Dolan se ha convertido no solo en el ícono del cine canadiense, sino en la imagen de la moda juvenil y en el portador, enérgico, de la voz contra las manifestaciones que reclaman las prohibición del matrimonio y la adopción para todas las personas, sin importar su preferencia sexual. Les amours imaginaires puede verse online, búsquela.
Castillo de sal si puedes Por Andre Sampedro Como cada inicio de año, comienzan también las temporadas de premiaciones a las mejores películas. Y resulta también que el 80% de las películas nominadas no se han estrenado en México (o al menos en Zacatecas) por lo cual uno ve pasar las nominaciones pensando en si las películas serán buenas, malas, aburridas o divertidas. Sin embargo, eso no impide que les dé un rápido resumen de las nominaciones a los premios más esperado del año (los Oscar) que se anunciaron el 15 de enero. Las cintas nominadas en la categoría de Mejor Película son: Boyhood, The imitation game, Birdman, The theory of everything, El Gran Hotel Budapest, Whiplash, Selma y American Sniper. Las nominaciones a actores, actrices y directores se reparten entre estas y algunas otras películas. Hay que destacar que Birdman, dirigida por el mexicano Alejandro González Iñárritu (también nominado como mejor director y por mejor guión original), se llevó 9 nominaciones, entre las cuales encontramos mejor actor para Michael Keaton, mejor actor de reparto para Edward Norton y mejor actriz de reparto para Emma Stone. Boyhood, una película que fue filmada en doce años o tal vez
deba decir, como tuvo a bien Jack Black aclarar durante la ceremonia de los Golden Globes, que fue filmada durante doce semanas divididas en doce años. Ethan Hawke y Patricia Arquette están nominados como actores de reparto por esta película, igual que Richard Linklater (por dirección y mejor guión original). The imitation game y The theory of everything, son ambas películas biográficas, una sobre el matemático que vivió a principios de siglo XX Alan Turing y la otra sobre el muy conocido físico Stephen Hawking. Los actores principales de estas películas también están nominados: Benedict Cumberbatch y Eddie Redmayne; al igual que Keira Knightley como mejor actriz de reparto (por The imitation…) y Felicity Jones como mejor actriz (por The theory…). El Gran Hotel Budapest tiene, al igual que Birdman, nueve nominaciones, entre las cuales se encuentran mejor director y mejor guión original para Wes Anderson, pero no tiene ninguna nominación para sus actores, lo cual hace de Ralph Fiennes uno de los actores que se dejaron de lado, aunque su actuación en la película fue bastante buena. Este año, no puedo decir que haya muchas sorpresas entre los nominados (quizá Marion Cotillard como mejor actriz por
Two days, one night, Laura Dern por Wild y Bradley Cooper por American Sniper), sino más bien entre las personas no nominadas, incluyendo (como dije anteriormente) a Ralph Fiennes; Jennifer Aniston que regresó al drama con la película Cake; Amy Adams que acaba de ganar el Globo de Oro a mejor actriz de comedia o musical por la película de Tim Burton Big eyes; David Oyelowo que interpretó al Dr. Martin Luther King en Selma; y Ava DuVernay que no logró nominación como mejor directora por la misma película. Otro de los puntos importantes de esta Ceremonia de los premios Oscar número 87 es la gran falta de diversidad, tanto en que no hay directoras ni guionistas nominadas (lo cual no es nada sorprendente), como en cuanto a diversidad racial entre los actores, ya que los veinte nominados son blancos, haciendo de esta la premiación de los Oscar más blanca desde 1998, ¡ups! Claro que, como con todas las premiaciones y concursos, los nominados y ganadores son una cuestión del gusto del jurado. Por lo tanto espero, durante las próximas semanas, poder ver algunas de estas películas para darles mi opinión al respecto y decirles quiénes son mis favoritos para ganar el premio.
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LA GUALDRA NO. 181
AGENDA CULTURAL ENERO 2015 MARTES 20 19:00 horas Concierto Camerata de la Ciudad de Zacatecas Patio Central del Museo Zacatecano Entrada libre JUEVES 22 17:00 a 18:00 horas Conferencia “Literatura y transgresión” Impartida por Carlos Antonio de la Sierra Fomento a la Lectura. Coordinación Estatal de Bibliotecas Zacatecas Cerro del Grillo No. 100, Zacatecas SÁBADO 24 19:00 horas Temporada de Conciertos Orquesta de Cámara del Estado de Zacatecas Director Artístico: Arturo García Cuéllar Solistas: Edgar Montañez, violín Solanye Caignet Lima, violín Auditorio del Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez” Admisión $50.00 SÁBADO 24 19:00 horas Sábados en la Cultura Música del mundo
Soleil e Lune, acordeón y violín 20:00 horas Pacal, death metal Escalinatas del Antiguo Templo de San Agustín y Plazuela Miguel Auza Coordinan: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas nstituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde” MARTES 27 19:00 horas Concierto Camerata de la Ciudad de Zacatecas Patio Central del Museo Zacatecano Entrada libre JUEVES 29 19:00 horas Rock and roll Formula I Café “Casa de Moneda” Centro Cultural Ciudadela del Arte Entrada libre JUEVES 29 19:00 horas Primer Concierto del 2015 Recordando a Elaine Banda Sinfónica del Estado Dir. Salvador García y Ortega Teatro Fernando Calderón Entrada libre VIERNES 30 15:00 horas
Vive la Ciudad Blues en Zacatecas Moan Blues – Zacatecas La Estación Blues - Zacatecas The Fart Blues – Aguascalientes Doberman – Aguascalientes “El Brujo” Javier Batiz– Tijuana Plazuela Miguel Auza Coordinan: Elvis Museo del Rock and Roll Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde” SÁBADO 31 19:00 horas Sábados en la Cultura Orquesta Típica de Zacatecas Dir. Alfonso Naranjo Escalinatas del Antiguo Templo de San Agustín y Plazuela Miguel Auza Coordinan: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde” Del 28 al 31 III Encuentro de Narrativa Centro Occidente Talleres de Cuento, Novela y Crónica Conferencias Magistrales Lecturas Presentaciones de Libros Museo Zacatecano MUSEOS Y GALERÍAS MUSEO DE ARTE ABSTRACTO “MANUEL FELGUÉREZ” Thomas Ghislaine Sala Temporal I Permanencia: 28 de febrero La Transmutación de la Energía Raúl Herrera Sala Temporal II Permanencia 28 de febrero MUSEO FRANCISCO GOITIA Ànidá De Susana Salinas Permanencia: 22 de marzo de 2015
MUSEO ZACATECANO Acercamiento Histórico-Numismático a la Batalla de Zacatecas Colección: Dr. Luis M. Gómez Wolschner Permanencia: Enero 2015
FOTOTECA DEL ESTADO PEDRO VALTIERRA Selección de la Convocatoria Fotovisión 2013 Colectiva Permanencia: 25 de enero de 2015
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Julio Scherer: dignidad y esperanza Por Ana Lilia Félix Pichardo
hubo una apertura forzada de la información clasificada de las altas cúpulas del poder, que pudo llegar a oídos de un mayor número de gente a través de este tipo de periodismo, el ejercido por Scherer. La labor ejercida por don Julio representó y representa la otra cara de nuestra nación, porque mientras la búsqueda de la noticia lo llevó a dar cabida a una infinidad de voces de hombres y mujeres que no la tienen en los medios oficiales, y los comprados, de comunicación, pudieron ser escuchadas primero por el periodista y luego por todos aquellos hartos de comprar la telenovela oficial, cuya historia se ha repetido infinidad de veces y el final feliz nada más no se hace tangible. La noticia, la verdadera, llegó a oídos de muchos a través de la pluma de Scherer, quien siempre fue capaz de traspasar las barreras impuestas por el poder y hasta los prejuicios, tal fue el caso de la entrevista que le concedió el Mayo Zambada y que le hizo recibir todo tipo de críticas de –colegas- y personalidades del ámbito político. Fue la vía de comunicación entre los que no quieren escuchar y a los que han intentado silenciar. Pero está el otro diálogo, el que el periodista estableció con sus lectores hasta el día de su muerte, esos lectores que junto con él fueron madurando, ilusionándose y luego desilusionándose, para luego volver a ilusionarse, en la incansable tarea de cambiar al país, porque Scherer, junto con miles de personas afines a él, tomó el camino difícil, el largo, como en
El Picaporte
Personajes
Mientras al mundo conmocionaba el atentado terrorista a la revista francesa, cuyo nombre en Twitter se ha reducido tan solo a Charlie, en México amanecíamos con la noticia sobre el fallecimiento de don Julio Scherer. Personajes del mundo cultural y político del país comenzaron a emitir sus condolencias a la familia a través de las redes sociales y los medios de comunicación masiva, pero quienes realmente inundaron Twitter con su pesar, más que con sentidas condolencias que nadie de los Scherer recibiría, fueron miles de personas anónimas, que realmente sintieron profundamente la pérdida de, quizá, el hombre más importante para el periodismo mexicano. El trabajo periodístico de Scherer comienza durante la década de los sesentas, momento importantísimo en la lucha ciudadana por la libertad de expresión, los derechos sociales y el nacimiento de una opinión pública, conformada por seres sin nombre que la han venido ejerciendo desde entonces en voz del periodismo serio y, si se pudiera decir de alguna manera, independiente. De ahí la importancia de un personaje como Julio Scherer, quien junto con muchísimas personas más, incluso algunos de cuyo nombre nunca nos enteraremos, estableció un diálogo hasta entonces inexistente entre los grupos tan heterogéneos de la sociedad mexicana. Comenzaron a escucharse voces que habían sido ignoradas, algunos siguen ignorándolas, y en sentido contrario,
Foto tomada de www.submarcos.org
el cuento de Caperucita, donde la muerte está a la orden del día y la luz pareciera no verse al final del sendero. No sólo el periodismo, México en general, no sería el mismo sin el paso de Scherer por sus largos y desastrosos caminos. Con él generaciones enteras fuimos creciendo, algunos simplemente enterándonos, formando criterio, otros siguiendo escuela del maestro; de tal manera que ese tipo de periodismo comprometido, serio, autónomo, no cayó en saco roto; miles de hombres y mujeres hoy se juegan la vida para hacer-
nos llegar una verdad silenciada y golpeada por los amos de la mentira. En aquella entrevista épica que realizó don Julio al Subcomandante Marcos hasta casi las cuatro de la madrugada en la Ciudad de México, decía Scherer que lo único necesario para emprender cualquier movimiento, cualquier empresa, era dignidad y esperanza, esos dos ingredientes estuvieron siempre acompañando los pasos del periodista, ¿que ha muerto Scherer?, nos mienten, porque ha germinado mil veces en mexicanos dignos y con grandes esperanzas.
Reminiscencia de un sueño in vitro
Se extingue el “siquiera”
Por Roberto Galaviz
Palabras hay hermosas, dilectas, insustituibles. Esto último sobre todo. Una de ellas es el exquisito “siquiera”, formado hace 500 años, en el siglo 16, a partir de la conjunción “si” y el subjuntivo “quiera”. El uso más común que ha tenido es como adverbio, estableciendo el mínimo aceptable de algo. También se utiliza como conjunción adversativa, sinónimo de “aunque”. Ahora en lugar de “siquiera”, muchos hablantes del español optan por los aberrantes “de perdido”, “de perdida” o “de perdis”. Qué nos cuesta usar el siquiera… siquiera hoy. * Lo invito a que envíe comentarios y demás inquietudes a: siquezada@hotmail.com
Ambos sabíamos que ese día llegaría. El día llegó. Primero fueron los perros, ladraron como si a la muerte fuera. La muerte era. Pronto el polvo levantado en la terracería que conduce a la casa, el ruido de un motor de 8 cilindros acercándose.
-desaparece-. Los perros buscan una caricia, no huelen el miedo, les duele. Oscurece. En la cama tú lloras entre mis brazos. Yo acaricio tu cabello. La noche es un océano. Un terrible mar adentro.
-¿Es él?, preguntaste. Yo estoy en la puerta, pero en realidad ya estoy muy lejos.
Lloraste hasta rendirte por el sueño. Hay ya luz en la habitación, es de día.
El hombre baja de la camioneta negra, entra a casa, sólo hay miradas, ninguna palabra. En la mesa, minutos después hay dos vasos ya sin aguardiente y papeles recién firmados.
No haces ruido, crees que duermo. Te sorprendes, en el interior de mi brazo dejaste un trazo tatuado perfecto: lágrimas y cabello.
El hombre sale, camina recto: diez pasos largos y seis cortos.
Sin embargo somos otros Siempre lo fuimos.
Río de Palabras
Por Simitrio Quezada
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Río de Palabras
Las iguanas
Para Hugo, Aura, Vladimir, Iouri, Mitzi y Sofia. “¿Qué es aquello que verdea en medio de la sabana? Yo creí que era zacate y era la maldita iguana”. Son jarocho
Por Alberto Huerta
Ahí están, asoleándose, gordas, rotundas, con los ojos semicerrados, inmóviles, en la plaza, frente a los negocios vacíos de las visas norteamericanas, con las dos banderas colgadas como cortinas en sus puertas. Las tiendas de ropa que rodean a la plaza están todas vacías. Sólo están ellas, indolentes, ocultando sus miradas escrutadoras bajo las gafas oscuras, contándose una y otra vez las mismas historias, día tras día. Consultando con una mirada perpleja la pantalla del celular. Se aburren. La ausencia de clientes las lanza hacia la plaza. Con los enormes tarros de café enfriándose, casi olvidados… Ellas estiran sus robustas y abundantes carnes sobre las bancas. Juntan sus cabezas de cabelleras oxigenadas, para murmurar, secreteándose. De vez en cuando, de improviso brota la risa grosera, vulgar, retumba en la plaza, explosiva… Vuelan asustadas las palomas. Se refugian volando hacia las cornisas de los edificios,
a los barandales de los balcones. ¿Por qué no se posan en los árboles como los tordos? Las palomas no anidan en los árboles. Cuando mucho se posan en el cableado eléctrico, formaditas, como notas musicales en el pentagrama. El sol lagañoso de finales del otoño no logra calentar. El aire está helado. Ellas agitan sus oxigenados cabellos teñidos de rubio. Definitivamente se ha adelantado el invierno. Se escucha el zureo de las palomas… Las campanas de la iglesia llamando a misa de doce. Cruzan en diagonal un grupo de funcionarios municipales, trajeados de negro, con el cabello muy engominado, dejando a su paso una estela fragante de agua de colonia, todos con el celular pegado a la oreja, y la mirada ausente… el cielo se empieza a nublar, el mediodía se enfría, la plaza se va quedando vacía, solo queda el zureo de las palomas que se pasean por las cornisas, por los balcones…
Un ladrillo de un muro Paul Klee. Rose Garden, 1920. Galería Lenbachhaus en Múnich.
Por Edgar Khonde Soy un ficha de dominó que junto con otras fichas formamos un muro de un eterno laberinto. No es mi objetivo ser más alto ni más fuerte ni más rápido. Pero quiero que se entienda una cosa: mi objetivo es hacer estallar la civilización como la conocemos. No quiero que solo haya un cambio de gobierno o una modificación del sistema. No quiero que un modelo capitalista ceda el paso a un modelo comunista. No quiero ver el anarquismo, que es algo menos que la armonía. O que las comunidades se autogobiernen. No. Quiero ver derrumbarse todos los edificios. Quiero que se derrumben todas
las pirámides. Quiero que todas las casas se hundan en el suelo. Quiero que un gran terremoto acabe con todo. Que el dinero no valga y que se desintegren las armas. Que la tecnología deje de funcionar y que la ropa desaparezca como un acto de magia. Yo quemaría todos los libros de todas las bibliotecas. Y enterraría, para luego hacerlas estallar, todas las hojas y las plumas; hasta que sea olvidada la escritura. Soy una ficha de dominó. Lo que quiero decir es que, si estuviera en mis manos, le daría otra oportunidad a la humanidad para que comenzara desde el principio. Podría quedarme sin nom-
bre, sin casa, incluso podría quedarme sin lenguaje. Soy una ficha de dominó. Ocupo un lugar y si me caigo, tiro al que está detrás o delante de mí, depende para qué lado caiga. Lo que quiero es que arda el mundo. Que todo se queme y derrita, que los cimientos de esta sociedad se pudran en el fondo de los abismos. Que nos olvidemos incluso del arte y del amor. Que nos olvidemos de todo. Que un día nos despertemos sin memoria, sin saber emitir sonidos. Soy una ficha de dominó, soy un pedazo de muro, de silencio, de tiempo. Si de mí dependiera, habría encendido la mecha para que detonara el mundo.
Calavera Por Pilar Alba Hay una calavera negra en mi cuarto, está expuesta todo el año ante mi mirada y no solo en Semana Santa o en noviembre para el Día de Muertos. No recuerdo quién me la regaló ni de dónde provino. Hace mucho tiempo que está aquí aunque pase desapercibida, sin embargo, está presente; como esa presencia de la muerte en nuestra vida que se manifiesta a veces para sacudirnos, para cambiar el rumbo de lo cotidiano y recordarnos que algún día deberemos recorrer ese camino. Su sobrio color no tiene significado esotérico o místico alguno, es negra porque creo que está
hecha de barro; tal vez de barro negro como el que trabajan en Oaxaca. Aunque, al acercarme observo que tiene las cuencas de los ojos chuecas; se podría decir que es un trabajo trocho o descuidado de algún artesano principiante o mal hecho. Eso me desanima. Tomo la muerte entre mis manos, o más bien, la figura que la representa. La veo, la examino y finalmente puedo exhalar un aliviado suspiro: no, no es una artesanía, la calavera negra, que yo creía hecha de barro, está simplemente, como tantas cosas desechables en nuestros días, hecha en China.