La Gualdra 420

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17 DE FEBRERO DE 2020

una mujer y los ingleses aman las rosas le ponen agua en la base de la maceta y alargan su vida crecer en un país sin sol es ya un logro creo en los estofados lentos con papas tomates y romero creo en la vida doméstica: de ella sale el mundo verdadero el que no es de las ideas. Amo el mundo que no es de las ideas ni viene de una cueva con sombras creo en el sol de verano calentando cabezas y hombros antes de calentar el resto de los cuerpos creo en los cuerpos que se calientan con sol y con su propia energía

los regresé a tiempo nunca me excedí no hay que dejar que el cuerpo tierno domine para que haya amor debe haber contención y brindé en la fiesta imaginaria con mis rivales ellas sonreían llenas de agradecimiento porque su plan no fue alterado ellas eran las señoras y yo la anfitriona de un corazón tan grande de un alma tan poderosa que no tomé a ningún hombre para mí los alimenté de mí y los dejé libres como a cualquier hombre normal de este mundo

Credo creo en las ollas de nueva tecnología mármol, aluminio, acero creo en un solo dios creador de todo incluidas las ollas con garantía de por vida creo en tus manos en los dientes cariados en la barba de tres días creo en tu acento cuando pronuncias ciertas palabras creo en tu pereza creo que podríamos vivir cincuenta años juntos pero no lo sabemos aún y nos da miedo la idea creo que una rosa abierta es el sexo de

creo en tener aspiraciones suaves al inicio e intensas después o viceversa creo en arrepentirse en darnos cuenta a mitad de una fiesta donde todos ríen, bailan, acercan su cuerpo a otros cuerpos, de que estamos muy muy aburridos de todo el aburrimiento es un cansancio especial creo que no podemos esperar grandes cosas de un país en cuyos lavabos públicos hay instrucciones para lavarse las manos creo que lo hemos dicho todo y el silencio es alta tecnología: no se pega nada los alimentos conservan su pureza ¿te imaginas? el brócoli puro, verde intenso, el ajo, los espárragos, los trozos de carne el silencio es algo a prueba de todo y se puede meter a la máquina de lavar platos qué belleza

Poesía

Monogamia No conocí a las esposas de mis hombres (todos ellos con un perfil particular quijada pronunciada, altos, morenos, manos alargadas temblaban al verme y, sospecho, al no verlas a ellas, las dueñas del tiempo) Las imaginé redondas, endulzadas por una vida relativamente simple aunque a veces se estresaban un poco, al retrasar la cena, un niño que se niega a lavar los dientes, comer o dormir como hacen los niños normales del mundo imaginé que todas ellas eran una sola mujer ojos de vaca: llenos de amor ganaron la batalla de un matrimonio dócil sin haber sacado el cuchillo del cajón de la cocina Yo los despedía aún febriles ellas los recibían calmados y en paz como si hubieran ido a misa: con fe y con culpa como hacen los hombres normales del mundo Me habría encantado hacer una fiesta sólo para ellas yo usaría un vestido azul y ellas sabrían quién era yo y todas sabrían quiénes eran las demás Se darían consejos del hogar y la crianza de cómo lograr mantener atados a los maridos con un hilo suave pero flexible de amor y chantajes finos que no se deben creer cada una tendría un vaso de vino y en la otra mano el hilo amarrado, como debe ser Yo no soy el centro de esta historia cruzada a los veintisiete hombres que amé


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