La Gualdra No 7, 18 de julio de 2011

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Suplemento cultural - 18 de julio de 2011 - No.7 - Año.1

No. 7

Contenido

Editorial El viernes 15 de julio, se llevó a cabo la inauguración de la exposición Erótico 30x30, en la Casa del Artista. Ésta es la tercera edición de la exposición y debo decir con enorme satisfacción, que este año lograron reunirse 120 expositores; la mayoría de ellos son zacatecanos, pero también invitamos a más artistas oriundos de Oaxaca, San Luis Potosí, Distrito Federal, Baja California, Guanajuato y Colombia. Mucho se ha dicho que los artistas en Zacatecas no hacen equipo, que trabajan de manera dispersa, pero este proyecto es un claro ejemplo de que se puede trabajar en grupo. En la exposición hay una diversidad de lenguajes, distintas técnicas entre las que se encuentran fotografía, pintura, varias técnicas de grabado, arte objeto, cerámica, textil, pastel y acuarela, entre otros. Ante la multiplicidad de discursos, lo más sorprendente es que las piezas de cada uno de los artistas parecen dialogar entre sí. Sí, dialogan entre ellas y dialogan también con el espectador. Qué difícil es en estos tiempos entablar una conversación con el otro, y sin embargo… se puede. Las 120 obras de arte pueden verse como un rompecabezas armado, limpio, impecable y lúdico. Porque así es el erotismo también: inteligente, gozoso, creativo, amoroso y lúdico. El viernes pasado acudieron a la exposición pintores, fotógrafos, ceramistas, escultores, escritores y parroquianos asiduos al bar –al que Felipe, su dueño, nuestro amigo, tuvo a bien bautizar con el nombre de La Casa del Artista-. ¿Por qué realizar esta exposición en bares y cantinas? Me han preguntado reiteradamente, ahora respondo con otra pregunta ¿Y por qué no? ¿Por qué no llevar el arte a espacios alternativos? Sobre todo cuando está visto que no toda la gente visita los museos, las galerías y los espacios “formales” de exhibición. Ojalá que de la misma manera, algún día estando en la central camionera o en el mercado, de pronto pudiéramos presenciar una obra de teatro, o escuchar a un grupo de artistas cantando ópera… como se hace ya en otros lugares del país. En Erótico 30x30, he de decir también, que participan artistas con una trayectoria destacada y artistas que están iniciando su carrera; yo les agradezco a todos con la misma emoción y admiración, que hayan participado en este proyecto.

Antonio Martínez, José Medina, Susana Salinas, GEF, Fátima Sánchez, Jorge Gallegos, Iván Leaños, Héctor Robles, Miguel Ángel Ortiz Bonilla, Miguel Ángel Pérez, Samuel Iván Muñoz, Abraham Orozco, Javier Díaz Rivapalacio, Jesús Romero, Sergio Mayorga, Lydia Lozano, Charly Segura, Jael Alvarado, Catarino del Hoyo, Oscar A. López de la Torre, Rogelio Aguilar, Diego Montoya, Juan Manuel García, Jesús Reyes Cordero, Iván Medrano, Enrique Goytia, Ana Acevedo, Polo Elías Smith Mac Donald, Gabriela Marcial, Rafael Ordóñez, Pepe Lapa, Sonia Félix Cherit, Manuel Denna, Omar Lemus, Emerick Rodríguez, Eduardo Román Quezada, Juan Luis Padilla, Pilar Alba, Teresa Chávez, Norma Galarza Flores, Claudia Murillo, Pedro López, Gonzalo Lizardo, Laura Berumen, Alejandro Ortega Neri, Gerardo del Río, Blanca Lozano Meyemberg, Bianca I. Salinas Lozano, Luis García, Ignacio Hernández Juárez, Vanessa Salinas, Adrián Ruiz Esparza, Nathaly A. Guerrero R., Elizabeth Escobedo, Carolina Parra Arce, Javier Cortez, Cosme Rada. Arturo Valentino, Rolando Cantú Chávez, San Gil, Carlos Herrera, Iván Odín Barrios, Iván Chávez, Sergei Ramírez, Gaspar, Edsel Macías, Iván M. Cháirez Jaime, Jorge Emilio Carrasco, A. Citlali Córdova, Luz Ma. Aldazaba, Juan Carlos Villegas, Eduardo Arvizu, Almendra H. Terán, Luis Fernando Ortega, Emilio Carrasco, Eric Nava, Tarcisio Pereyra, Enrique Barajas Pro, Carlos Alberto Sánchez, Guillermo Méndez, Alfonso López Monreal, Martha Arriaga, Isis Vargas, Alejandra Celis, Eduardo Moreno Toribio, Alberto Ordaz, Amanda Karina Lozano, Gilberto Jiménez Díaz, Isis Pérez, Ismael Guardado, Mariel Molina, Claudia Córdova, Francisco Almaraz, Javier Ponce, Catalina de la Torre, Angélica Delgado, Jaime Santillán, Vicka Lorea, Víctor Ramírez, Gaby Suárez del Real, Karina Luna, Leobardo Miranda, Perla Ramírez Magadán, Gudalupe Pesci, Verónica Aguilera, Guilén Errecalde, Leopoldo Torres García, Emilio Delgado, Niza-guié reyes, Oscar García Moreno, Carlos Andrés Carrillo García, Inés de León, Imuris Ramos, José Arturo Ramos, Manolo Briones, Guillermo Tapia y Rosa Martha Báez. A cada uno de ellos, mi gratitud y reconocimiento. Jánea Estrada Lazarín / lagualdra@hotmail.com

Pág. 3 Somos nosotros los muertos por Gabriel Luévano

Pág. 4 Larga vida a la Mauricio (y mejor presupuesto) por Eduardo Campech Miranda Castillo de sal si puedes por Ester Cárdenas

Pág. 5 Sistemas de Información Cultural o Ecosistemas de Información Compleja (Última parte) por Ana Cecilia Montilla Rugeles

Págs. 6 y 7 Érotica 30x30 De vez en cuando, la mirada por José Luis Durán King

Pág. 8 Estocolmo: una ciudad zombificada por Adso Eduardo Gutiérrez Espinoza Clarinetistas y poder por Iván Martínez

Pág. 9 LA Woman y René bajo los cielos de La Blanquita... persiguiéndola por Miguel Ángel Reyes Corderos

Pág. 10

Agenda

Pág. 12 Inventando fantasmas por Pilar Alba Diario de Mateo por Mateo Estrada Gaviria

Directorio

Carmen Lira Saade Dir. General

Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com

Sandra Andrade Trinidad Diseño

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibída la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.


No. 7 - Año 1 - 18 de julio de 2011

Somos nosotros los muertos Por Gabriel Luévano*

Hay aire y sol, hay nubes. Allá arriba un cielo azul y detrás de él tal vez haya canciones; tal vez mejores voces… Hay esperanza, en suma. Hay esperanza para nosotros, contra nuestro pesar. Fragmento de Pedro Páramo

Fotografía Juan Rulfo, Autorretrato

Aquellos eran días de paz. En medio del día, vi desvanecerse al mundo. Las nubes se desgajaban muellemente sobre el cielo que enseñoreaban las altas torres de una iglesia, ahora ensombrecida por la memoria. El mundo era grande, y no había llamas que circundaran mi camino, sin rumbo fijo, salvo el que me dictara mi única pesadilla de esos años: un tambor. O mejor dicho, el sonido de un tambor que se desvanecía conforme lo buscara. Niño anacrónico, solía recorrer las calles, porfiando en llegar finalmente al protagonista de mis primeros miedos. En la noche, era común escucharlo, violando un silencio que me parecía eterno, glacial y a su vez, acogedoramente espectral. Durante el día, se reducían los golpes que lejos, me prometían una realidad ajena a mi conocimiento. Aquél que haya experimentado lo mismo concordará conmigo, que escuchar el sonido de un tambor, perdido en los recovecos del sosiego, es lo más cercano a lo que se siente mientras se sueña. A penas despiertas y buscas asir los rescoldos de la pesadilla, la naciente mañana te arrastra a los campos de la vigilia. Ese sonido guarda dos sentimientos, el deseo de hallarlo, revelar el misterio y el temor de seguir escuchándolo, como si se tratara de una cohorte de diablos que vienen a llevarnos. Ahora bien, consideraría irresponsable sostener que guardo una controlada nitidez alrededor de mis recuerdos ya que nunca me he reconciliado tanto con ellos, como durante la lectura del escritor jalisciense que marcaría con su obra algunos de los pasajes más hermosos de la literatura mundial de siglo XX; hablo de Juan Rulfo (1917-1986). Nacido en Sayula, estudiante de historia, trabajador incansable, vocero de las historias que cuenta el viento, el escritor mexicano que plasmó en su breve, pero infinitamente fecunda obra, la herencia de miles de voces, de miles de historias del campo mexicano. Sin embargo, resulta el mensaje último de Rulfo, un patrimonio que le es conocido a cuanto ser humano se atreva a ser tal.

Fotografía Juan Rulfo, Arrieros en su camino

Mis primeras lecturas de Rulfo, las identifico en los cuentos que conforman El llano en llamas (1953) y primordialmente, en un cuento esencial, Macario, donde me enfrenté por vez primera, a la cercanía que se establece con ciertas obras, gracias a la condición universal de las mismas. No obstante, en mi caso fue dolorosamente dulce mi amor inmediato por la prosa de Rulfo, que para muchos, contiene no pocos elementos más cercanos a la poesía (hay quienes afirman que Rulfo fue un poeta que escribió en prosa). Digo lo anterior, dado que en Macario, aparece una imagen que me sobrecogió el corazón: un pueblo dentro de la iglesia, efectuándose la misa, donde un niño (yo lo veo como tal), Macario, enfermo, huérfano, amarradas las manos en el rebozo de su madrina, escucha fuera del templo “el tum tum del tambor”. Desde esa primera vivencia, mi trato con los recuerdos rebasa la barrera de la cordialidad, en pos de una creciente convivencia con ellos, respetuosa y honesta. Quizá por eso me gusta pensar que mi relación con la obra de Rulfo estaba predestinada desde antes de conocerla.

Juan Rulfo

Los que gustan de sintetizar en fórmulas breves, podrán con certeza afirmar, que todo en la vida del hombre es búsqueda constante. Pedro Páramo (1955), novela capital de Hispanoamérica, ilustra desde sus inicios una búsqueda del padre. Juan Preciado, uno de los hijos del cacique de la Media Luna, promete a su madre, en su lecho de muerte, encontrar a su padre y cobrarle lo que nunca les dio. Emprende la marcha, para adentrarse a un mundo desprovisto de tiempo preciso donde encontrará más de lo que busca. Esta obra, es una novela poblada de ecos, que aparecen y se disipan, viajando por el viento como los papalotes que, recuerda Pedro Páramo, volaba de niño junto a Susana San Juan, su mujer, su dolor más amado. Los murmullos incluso, sería el título de la narración si no terminara nuestro autor por preferir la concreción de un nombre, que engloba a una figura conocida por todos. Me decía un profesor: “Todos somos hijos de Pedro Páramo. Es tu padre, es mi padre”. El drama de Juan Preciado termina por representar el drama del hombre que busca encararse con su origen, perdido, encristalado, para perderse en un torbellino de recuerdos, de vidas apagadas, de rumores infinitos. Al entrar a Comala, escenario de la novela, mítico pueblo mexicano por antonomasia, Juan Preciado descubre a sus habitantes, carcomidos por la desolación, aferrados a una vida que les dejó de pertenecer desde antes de nacer. Todos ellos, están muertos. Como dijo el mismo Rulfo, en Pedro

Fotografía Juan Rulfo, Navegantes

Páramo el tiempo está roto. Porque sus personajes, fantasmas, no requieren ni tiempo ni espacio certero, cualquier momento es suyo. De ahí que cada pequeño capítulo es el eco del personaje que tenga en ese instante, el privilegio del recuerdo: don Pedro, Susana San Juan, Eduviges Dyada, Juan Preciado, Damiana Cisneros, Miguel Páramo, el padre Rentería; todos con una historia que desmenuzar en lo profundo del silencio de la muerte. Como las cuentas de un rosario, cada episodio nos retorna limpios a una realidad que nos vedó el progreso. Desde la penetrante imagen de Susana San Juan siendo bajada por su padre a una fosa en busca de un tesoro oculto, pasando por el entierro solitario de una mujer sin rostro, hasta la sorprendente metáfora del final, la descripción diáfana del paisaje abona para considerar a la novela como una de las indiscutibles obras maestras del siglo XX. Oración en la que cada lector es una palabra. Podría caer fácilmente en el discurso panegírico, decir que Rulfo es “La gloria de las letras mexicanas”, pero simplemente diré, fue el hombre que me enseñó a amar los montes, la lluvia, las nubes, la tristeza y sobre todo, el silencio. Rulfo fue siempre, un hombre callado, solitario, que vivió en carne propia el infierno de la Guerra Cristera, que le otorgaría gran parte del material para legarnos los ecos del campesino marginado, que son el equivalente de los ecos de cada olvido: el beso que no recibí, la sonrisa que no se diluyó en mis ojos, la bala que no alojó mi cabeza. Ahora, donde el aire se crucifica en cada rostro, con sonido de polvo y muerte, nos tocó vivir nuestra guerra, ridícula, como todas, pero más cierta que en aquellos días, donde escuchaba el sonido de un tambor y yo soñaba con reunirme con él y enfrentar al tiempo de los silencios tranquilos. Antes ladraban los perros, ahora ladran las balas, el fuego, el odio. Ese mismo aire me cala en los ojos, en la memoria, y me hace recordar, cada que releo a Rulfo, que los muertos, ahora, somos nosotros.

Fotografía Juan Rulfo, Madre e hijo en la Sierra de Oaxaca


No. 7 - Año 1 - 18 de julio de 2011

Larga vida a la Mauricio (y mejor presupuesto) Por Eduardo Campech Miranda

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Cuando en 1989 llegué a Zacatecas, uno de los primeros edificios que visité fue la Biblioteca Pública Central Estatal “Mauricio Magdaleno”. La impresión que me llevé no fue la mejor. Impregnado, no. Empapado con esa insoportable visión “chilangocéntrica”, el acervo, la Sala General, me parecieron raquíticos. Y es que en el Distrito Federal yo sólo conocía la Biblioteca de México, ubicada en la Ciudadela. La comparación, además de pedante, era sumamente desventajosa. Decía que una tarde de invierno de 1989 acudí a dicha biblioteca. Un compañero del COBAEZ y amigo de toda la vida, José Luis del Río, me había hablado y leído un fragmento de Chin Chin el Teporocho, de Armando Ramírez. Por aquel tiempo iniciaba mi recorrido por la lectura, apenas tenía en mi haber dos libros concluidos por decisión propia: Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez y Canasta de Cuentos Mexicanos, de B. Traven. Mi ignorancia me impedía saber quién era ese tal Mauricio Magdaleno, merecedor de que la biblioteca pública más importante de la entidad llevara su nombre. El tiempo haría su trabajo y en un par de meses la perspectiva sobre la biblioteca había cambiado y ya tenía el referente de Magdaleno. Además de ir a hacer las tareas escolares, la biblioteca ofrecía una actividad a la cual llegamos un grupo de amigos y un servidor, por accidente: la tertulia. Todas las tardes del martes y jueves se reunían un grupo de personas, leían algún capítulo de una novela, un cuento, algo que ellos mismos llevaban y lo comentaban. La charla era acompañada por café y galletas que ofrecía la biblioteca. i

Personal bibliotecario de la B. P. C. E. “Mauricio Magdaleno”.

Sería tal vez un día de 1990 cuando en Sala General se me ocurrió que sería muy atractivo trabajar de bibliotecario. Un año después, el sueño se cumplía. Laboralmente, aún alcancé la época de bonanza de la institución. Después algo pasó. La biblioteca sufría recortes presupuestales dramáticos, y eso que sólo se perciben a pesos nominales y no pesos base. La Biblioteca Pública Central Estatal “Mauricio Magdaleno” veía cómo su presupuesto se iba a pique, producto de una decisión equivocada. Años después, a alguien se le ocurrió que como era complicado atender las demandas de bibliotecas en las colonias de la capital zacatecana, una solución era dividir la Biblioteca Central en cuatro o más bibliotecas municipales. El resultado de

Rosa Martha Báez, sin título, arte-objeto

esa propuesta fue el desalojo de la sede de la biblioteca y la construcción del nuevo edificio (obviamente con una partida presupuestal raquítica para mantenimiento del mismo). Ahora, la “Mauricio Magdaleno” cumple un cuarto de siglo. Y sigue, a pesar de todo, en pie. Y aquéllos quienes le redujeron los recursos también siguen en el gabinete. Y aquéllos que quisieron dividirla, también siguen en el poder. Por ello no es extraño que bajo el argumento de la modernidad, el ahorro, la generación de empleos, la atracción de inversiones y la austeridad, se cierren museos, se quieran abrir lugares de comida rápida en el centro histórico y se vea a las bibliotecas como una carga onerosa y no como una inversión.

Isis Vargas (Vargas I. Judas), aguafuerte

Castillo de sal si puedes Por Ester Cárdenas

Recuerde el alma dormida, Avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando; cuán presto se va el placer, cómo después de acordado, da dolor; cómo a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado fue mejor. Jorge Manrique

Infinidad de veces he leído estas coplas y siempre terminaba diciéndome que pese a todo ningún tiempo pasado fue mejor. Hoy por primera vez lo dudo. El pasado quince de julio se cumplió un año del Hay Festival. Parafraseando a Hemingway podría decir que Zacatecas era una fiesta. El centro histórico se tornó lúdico: el violinista de Bob Geldof conversando con dos entusiastas adolescentes que trataban de venderle un libro en la Libro-Feria de Verano; Luis Eduardo Aute sentado afuera del Teatro Calderón contemplaba embelesado el azul del cielo; el galardonado con un Oscar en 1994 por su cinta Belle époque, Fernando Trueba, conversaba animadamente con Antonio Skármeta y Héctor Abad en una de las mesas externas de La Bodeguilla; en tanto que no lejos de ahí, en las Quince Letras, Elmer Mendoza y Alfonso López Monreal departían con los lugareños. Mientras Óscar Chávez entonaba varios corridos, a la vez Sergio Ramírez, Laura Restrepo y Hernán Rivera Letelier (los tres Premio Alfaguara) degustaban un vino

tinto zacatecano afuera de La Garufa; entretanto Guillermo Fadanelli, Álvaro Enrigue, Guadalupe Nettel y Javier Cercas en La Acrópolis trataban de ver en los asientos de las tazas de café turco, cuál de ellos recibiría primero el premio Cervantes. Simultáneamente en San Agustín Juan Villoro (Dios es redondo) y Eduardo Sacheri (El secreto de sus ojos) fascinaban a no menos de trescientos espectadores con su charla sobre literatura, cine y futbol; a la vez que Daniel Wordzinski en la Ciudadela del Arte fotografiaba a Carlos Chimal, Sampedro y Gonzalo Lizardo jugando a las canicas; y Alberto Ruy Sánchez preparaba con Sasha su espectáculo de literatura, música y erotismo; en tanto en el Museo Felguérez Jorge Volpi, Yuri Herrera, Martín Solares, Fabrizio Mejía, Alberto Fuguet y Jun Chang disfrutaban de la exposición de Brian Nissen. Por razones que desconozco de aquí en adelante la sede del Hay Festival será Jalapa Veracruz. Y tal vez sí, todo tiempo pasado fue mejor, o al menos Zacatecas ya no es lo que era.


No. 7 - Año 1 - 18 de julio de 2011

Sistemas de Información Cultural o Ecosistemas de Información Compleja* Por Ana Cecilia Montilla Rugeles

(Última parte)

Relación entre los subsistemas y otros componentes En resumen, como muestra el siguiente gráfico, cada uno de los subsistemas mencionados va creándose paulatinamente a partir del primero, que es el Subsistema de la Información Cultural, hasta constituir lo que hemos denominado Ecosistema de Información Compleja.

Las redes en el esquema

Además de que un ESIC es un sistema complejo constituido por Subsistemas que interactúan entre sí, es fundamental destacar que esos subsistemas, a su vez, no pueden existir sin redes que los sostienen y alimentan. Es sólo la interacción de todas las partes, particularmente las redes, lo que hace del ecosistema una herramienta viva, actualizada y pertinente tanto en lo que al ingreso y actualización de información se refiere como a su uso.

Una red local o comunitaria formada por voluntarios, gestores culturales, líderes comunitarios, maestros entre otros, que se hagan responsables de recuperar la información y mantenerla vigente en cada una de sus localidades. Evidentemente la conformación de este tipo de redes implica serios compromisos que deben suscribirse en cartas de intención (por ejemplo en el caso de caso gestores y líderes comunitarios), convenios o cartas de intención (en el caso de las instituciones) y/o cualquier otro tipo de documentos que sustente las acciones a realizar por cada parte involucrada, sobre todo porque el principal valor de un sistema de información es la veracidad de su data y la posibilidad de que sea validada por instituciones reconocidas.

Capacitación Parte importante de la construcción de un ESIC se refiere a los recursos humanos: ningún sistema informático, por bueno que sea, puede funcionar si no tiene detrás a las personas que le dan vida y que lo mantienen activo. En el caso de los sistemas de información la única garantía de que la información disponible es información de calidad es que ésta provenga de un sistema de personas bien engranado, de una red que se haga cargo de actualizar constante y oportunamente los datos.

Tipos de red básicos para un ESIC

Una red sustentable puede constituirse en varios niveles básicos. Por ejemplo: Una red nacional formada por representantes institucionales de cada gobierno local, región o entidad federativa, según corresponda al ordenamiento político de cada país. Este enlace será responsable de validar lo que otras redes propongan incorporar al Subsistema de Información Cultural o al ESIC en general. Una red de representantes de los diversos órganos o instancias de cultura formales de una zona o territorio, responsables de mantener vigente la información relativa a sus espacios.

La integración de estas redes como parte de un Ecosistema de Información Compleja requiere de un proceso de capacitación fuerte que consolide los lazos laborales y de pertenencia al proyecto así como el conocimiento de las herramientas informáticas y/o metodológicas, de tal forma que puedan ser explotadas en su máxima expresión. Los procesos de capacitación se diseñan de acuerdo a la red con la que se trabajará, en todos los casos se debe ofrecer un primer taller de sensibilización y aproximación al universo de la información compleja para, posteriormente, pasar a capacitar a los usuarios en el uso de las distintas herramientas implicadas, bases de datos, etiquetas HTML, criterios editoriales, categorización y marco conceptual. En niveles avanzados de capacitación se trabaja con elaboración de cartografías, gráficos, SPSS y otro tipo de herramientas que requieren de procesos más profundos de formación de recursos especializados.

La presencia de la sociedad civil y las funciones de Observatorio

Es importante identificar con claridad la forma en que la sociedad civil se inserta en este esquema. Una de las vías es la red local o comunitaria.

Un espacio importante que debe surgir desde o con la sociedad civil es el espacio de reflexión y de análisis de la información que el ESIC puede procesar como espacio de construcción de información compleja, enriquecida y propositiva. Este tipo de estructuras se conoce como Observatorio y es posterior, con mucho, a la creación del gran Ecosistema del que hemos venido hablando. Este Observatorio tiene su espacio natural en las instituciones académicas y de investigación. Existen casos en los que se forma a partir de investigadores y sociedad civil interesada en el tema (por ejemplo el Observatorio de las Industrias Culturales de Argentina) o en el marco de la institucionalidad local (municipios, gobiernos autónomos). Se suele considerar que la labor de análisis debe independizarse de la institucionalidad para que no genere un conflicto de intereses al evaluarse por ejemplo, el impacto de determinadas políticas públicas. Una forma de lograrlo es vía la concesión de la investigación, aún cuando ésta es encargada por las instituciones oficiales.

A manera de conclusión

En este documento hemos tratado de esbozar de manera sencilla lo que consideramos debería ser un esfuerzo común entre nuestros países latinoamericanos, un esfuerzo para consolidar un proyecto de construcción de información que, en el futuro, pueda dialogar con otros grandes sistemas. Es una propuesta para consolidar el uso de las nuevas tecnologías al servicio del desarrollo cultural, un proyecto para contribuir a la integración regional, un paso hacia el entendimiento de la región como un todo y no como pequeñas islas que conviven pero no se ven, una herramienta para entender qué proyectos pueden ser promovidos en bloque y qué otros deben ser desarrollados de forma independiente, un instrumento para negociar apoyos y construir futuros posibles. * Elaborado con el apoyo y aportes de Sylvie Durán, Eliud Silva y Alfonso Flores


No. 7 - Año 1 - 18 de julio de 2011

Por José Luis Durán King He visto a los mejores hombres de mi generación fingir que se amarran las agujetas de los zapatos. He visto a nobles y villanos tirarse al suelo para captar con la mirada el momento fugaz de la ilusión. He visto a pobres, clasemedieros y ricos unirse en un solo objetivo: atrapar para siempre los confines de una mujer que cruza la pierna. Los tiempos han cambiado y el erotismo por consecuencia. No les voy a ocultar mi edad, recién cumplí 54 años. Puedo decirles que no hace mucho, un monte de Venus hirsuto era lo mejor que te podía pasar al momento en que metías la mano debajo de la pantaleta de una mujer para corroborar que no estabas soñando. Hoy, el pelo, los ligueros, el perfume, las uñas pintadas y el sexo sin condón son elementos vintage del erotismo. Pero el festín de la mirada, el destello de haber visto el paño menor, o la silueta a través de la mirilla o la ventana, son los destellos que la cotidianidad ofrece a los hombres para recordarles, de vez en cuando, que, después de todo, el erotismo jamás será una pieza de museo.

Almendra H. Terán, técnica mixta

* Director de la revista Opera Mundi. http://operamundi.operamundimx.com Fotos de Juan Carlos Villegas

Alfonso López Monreal, acrílico/tela

Eduardo Arvizu, textil

Susana Salinas, óleo/tela

Juan Carlos Villegas Cosío, óleo/te

Ma


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Javier Cortez, óleo/madera

Francisco Almaraz, arte objeto.

ela.

anuel Denna, óleo/tela

Emilio Carrasco, escultura

Guadalupe Pesci, cerámica

Rafael Ordóñez, acrílico/madera


No. 7 - Año 1 - 18 de julio de 2011

Estocolmo: una ciudad

Por Adso Eduardo Gutiérrez Espinoza* Mi interés por la literatura sueca surge inesperadamente al ser invitado para ver un maratón de películas, cuyos títulos, en su momento, me parecieron pretenciosas. Eran las adaptaciones (dirigidas por Niels Arden Oplevs) de la “inconclusa” trilogía Millenium, escrita por Stieg Larsson.1 Confieso que las adaptaciones me motivaron para investigar no sobre las novelas de Larsson, sino profundizar en la literatura sueca, puesto que mi referencia, en su momento, era Selma Lagerlöf. Es en los dos últimos años que descubro un relanzamiento de dicha literatura a nivel internacional, en especial la novela negra o policiaca. Parte del proceso de descubrimiento, de Larsson salté a Läckberg, después Åsag Larsson y finalmente a John Ajvide Lindqvist; este último motiva la reflexión siguiente. Lindqvist ha sido visto con cierto recelo por los críticos literarios, puesto que muchos de ellos lo ven como un imitador de Stephen King (bueno o malo, dependiendo del crítico), pero en general se le cataloga como un escritor mediano que busca un estilo propio. Para formar mi propia opinión acerca del autor, decidí leer su novela Descansa en paz.2 La desventaja es el idioma, aunque esto se debe a la traducción, puesto que existe una 1 2

John Ajvide Lindqvist

gran dificultad para traducir modismos o refranes suecos. Siendo crítico, desde mi punto de vista es un autor a quien todavía le falta camino por recorrer, le falta despegarse de sus influencias como también dibujar los ambientes. El principal fallo es el ritmo, lento y monótono (por ello, el gran parecido con Stephen King). El texto se centra en mostrar, además de la decadencia humana de las sociedades industriales y la vida cotidiana de los holmienses, una cara diferente del zombie: un zombie humanizado. Me enfrento por primera vez a una reinvención del zombie, del caníbal al muerto-viviente que requiere de protección, como un niño.

La novela está conformada por tres historias que se embonan: 1) la anciana abandonada por sus parientes y que mantiene una relación muy íntima con su nieta, 2) una mujer pierde a su único hijo en un descuido y el mayor afecto no es ella, sino el abuelo y 3) un comediante (clara proyección del autor) que pierde a su esposa en un accidente automovilístico. En Estocolmo, hay una ola de calor, seguida de un fenómeno inexplicable (las luces y los aparatos electrónicos no se pueden apagar) y esto es, precisamente, la unión de las tres tramas, cada una contada por los mismos

personajes, mostrando la cotidianedad de los holmienses. En un principio, creí exagerada la violencia en la visión de Lindqvist acerca de Estocolmo, pero confieso que me atrajo sobremanera, así que decidí investigar. Descubro que la mayoría de las políticas públicas en ese lugar se enfoca en la salud de los habitantes, porque Suecia, comparado con el resto de los países europeos, tiene la mayor taza de suicidios (en jóvenes y ancianos), así como también un alto índice de enfermedades o adicciones relacionadas con la depresión o el estrés. Además, existe un alto grado de violencia física y emocional dirigida hacia los grupos más vulnerables: niños, mujeres y ancianos. Los zombies en Descansa en paz se convierten en un claro reflejo de la decadencia humana de las sociedades industrializadas, no se asiste a la presentación de un canibalismo, impulsado por algún virus, invasión alienígena o hechizo; sino que se muestra al hombre arruinado por sus propios actos. No hay zombies que violenten a los vivos, no hay gore en la obra, sólo se muestra a un grupo de seres humanos que quiere volver a casa con sus seres amados.

Actualmente, hay un problema legal sobre los derechos de autor entre la viuda y la familia del escritor. Se sabe que hay una cuarta entrega de Millenium y los hechos ocurren en una región muy alejada de Canadá. LINDQVIST, John Ajvide. Descansa en paz. Editorial ESPASA-CALPE. España. 2010

Clarinetistas y poder Por Iván Martínez

Hace un par de semanas publiqué en L’Orfeo la entrevista que me concedió el barítono Alfredo Daza desde Berlín. Una de las ideas más claras que me comparte es la del entramado de situaciones, del submundo que “se pretende ver como que no existe, [pero que] existe y lo hace de una manera exagerada” en el universo del arte: padrinazgos, política, relaciones y traiciones, “un montón de cosas que a veces son ingratas y feas”; es decir, todo aquello que sale a flote en el ser humano cuando se trata de juegos de poder. Un tema que, espinoso o no, resulta siempre fascinante. Fijaciones personales aparte, esta charla sobre la vida de un mexicano en la escena operística internacional, me lleva a repasar cuatro casos de clarinetistas y su relación con los grupos de poder, las fraternidades secretas, su cercanía con las más altas esferas de las sociedades de

su tiempo y, por supuesto, el legado que pudieron dejar gracias a ello. El primero es, evidentemente, Anton Stadler (1753-1812), cuya relación de amistad y fraternidad dentro de la masonería con Wolfgang Amadeus Mozart, llevó al segundo a dedicarle al clarinete no sólo obras capitales como el Concierto K. 620, sino copiosas líneas dentro de su música masónica (la escrita expresamente para las logias y otras de importante simbolismo, como las tres últimas sinfonías), al grado que musicólogos como Michel Parouty llamen al clarinete “el instrumento masón por excelencia”. Aunque no existe mayor información sobre el paso de Stadler por las logias -como sí la existe de Mozart-, se sabe que el clarinetista ya era masón cuando conoció al compositor y que

juntos ingresaron a la llamada “Beneficencia” el 14 de diciembre de 1784, desde la que escalaron grados y logias hasta la conocida como “Concordia verdadera”, la más elitista de la Viena aristocrática. Dentro de las orquestas de ópera de la Italia del bel canto, quienes mayor influencia tenían al interior eran sus clarinetistas; verdaderas divas a quienes había que darles trato de solistas y que muchas veces al término de la función, subían también a proscenio. Su influencia fue más allá y el nombre de Gaetano LaBanchi (1829-1908), primer clarinete de la Ópera de San Carlo, ensombrecido en la historia del clarinete italiano por el virtuosismo de Ernesto Cavallini, debe ser más conocido en el ámbito de la ópera, pues fue gracias a sus labores diplomáticas con el Khedive

de Egipto que Giuseppe Verdi pudo estrenar en el Cairo su ópera Aida en 1871. En México, quien trascendió su labor como clarinetista a las esferas políticas y revolucionarias, dejando frutos artísticos, fue José López Alavés (1889-1974). Músico y amigo de Álvaro Obregón, fue gracias a los viajes patrocinados por la presidencia de éste, que en Estados Unidos se le reconoce a un mexicano haber introducido el clarinete a las bandas de jazz de Nueva Orleans o, a su regreso, haber traído el fox-trot a México. Aunque su nombre no suene conocido, pocos podrán no haber escuchado su obra más entrañable: la Canción Mixteca. A pesar de ser anterior en cronología, esta ojeada a los frutos de sus relaciones no podría terminar sin el caso más fascinante y exitoso de relaciones públicas, el de Richard Mühlfeld (1856-1907). Clarinetista y amigo íntimo de Johannes Brahms, que de vivir en nuestros tiempos estaría hoy en cualquier portada de revista del corazón. Un verdadero socialité que supo mantener afinidades con todos los personajes poderosos del ambiente musical, incluso cuando entre ellos las enemistades fueran más allá de lo estético.


No. 7 - Año 1 - 18 de julio de 2011

Por Miguel Ángel Reyes Cordero* Jinetes en la tormenta de una mañana en los benditos campos magnéticos de La Blanquita. El sol se aparea con el horizonte y emana la sensación truculenta de las campanas de la sinagoga, por las anchas avenidas de la raspante voz de René mucho antes de sonar el alba. Ya grita, exige, demanda: “Ámame dos veces porque el tiempo avanza y no alcanza para amarnos libremente porque sólo así se socorrerán los días defectuosos del dolor…” Brotan los sentidos figurados sobre la interpretación poética de Morrison, escondidos en el brebaje de una sana lujuria, la de René. Antes de que te deslices en la inconsciencia quisiera otro beso otra destellante ocasión de felicidad otro beso, otro beso los días son brillantes y llenos de dolor envuélveme en tu suave lluvia la vez que huiste casi me vuelvo loco nos volveremos a ver nos volveremos a ver oh dime dónde está tu libertad las calles son campos que nunca mueren libérame de las razones por las que tú preferías llorar, yo prefería huir el barco de cristal se está llenando mil chicas, mil sensaciones un millón de mareas de pasar el tiempo cuando regresemos escribiré unas líneas. (Barco de cristal) Pudo haber sido un frío amanecer de invierno, cuando René se introdujo al devastador silencio de las meas culpas a las que atosigan las almas, sin otorgarles el perdón pleno. Y La Blanquita es un bendito desagüe de los cantos hablados que se agrietan pero que no mueren desde la rasposa garganta de René, atemperada por un trago de alcohol y una linda bocanada de un delicado en el encanto desorbitado de los ángeles. La bruma es una especie de hotel de Ámsterdam en La Blanquita, con la tina de baño medio llena y un sonsonete de la híbrida campana de la iglesia local. Cuántos tiempos habrán pasado a la gloria de Morrison, empotrado en la alfombra de los campos de La Blanquita al tránsito de las bestias en tropel… René extrae con toda dulzura los aditamentos de la misa y sale cómodamente caminando al sur antes del amanecer, con el tintineo de la pequeña campana y la copa del vino que sólo se atreven a beber los pastores medio salvajes. La gente madrugadora, con el ropaje de la jornada, es extraña; lo mira inaudito; lo condena al grito dolor de la esperanza, de la muerte pronunciada en un sesgo de melancolía. Love two times baby y la brisa cabalga en los hombros de René. La sinagoga se ha quedado desbendecida, irónica propuesta de la orfandad y René se sienta en una esquina esperando el sol…

Mi amor salvaje se fue cabalgando cabalgó todo el día cabalgó hasta el diablo, y le pidió que le pagara el diablo era más sabio es hora de arrepentirse le pidió que le devolviera el dinero que había gastado mi amor salvaje se fue cabalgando cabalgó hasta el mar reunió una tras otra algunas conchas para su pelo cabalgó y cabalgó cabalgó durante un tiempo se detuvo por una noche y acostó su cabeza cabalgó hasta Navidad cabalgó hasta la granja cabalgó hasta Japón y volvió a la ciudad para entonces el tiempo había cambiado un grado le pidió a la gente que la dejaran libre mi amor salvaje esta loca grita como un pájaro gime como un gato cuando quiere que la oigan mi amor salvaje se fue cabalgando cabalgó durante una hora se detuvo y descansó y después siguió cabalgando. (Mi amor salvaje) Y el río central de La Blanquita va en crecimiento, en la emoción real no figurada de René, que no sucumbe a los gatos rurales asustados por el sonido lejano de la campanita de la sinagoga local. Y René se sigue desorbitando a los gritos que enmudecen el valle; gritos en el cielo, gritos al cielo espontáneo de soles imaginarios. Se acuerda que es Jim y dice: “La muerte hace ángeles de todos nosotros y nos da alas donde teníamos hombros, suaves como garras de cuervo”. Bueno he llegado a la ciudad hace casi una hora eché un vistazo para ver hacia dónde sopla el viento allí donde las chiquillas en sus casas hollywoodienses ¿eres una señorita con suerte en la ciudad de la luz o solamente otro ángel perdido? Veo que tu pelo está ardiendo las colinas invadidas por el fuego si te dicen que nunca te amé tú sabes que mienten impidiéndote el paso la medianoche ronda los callejones policías en coches bares top-less nunca vi a una mujer tan sola motel dinero asesino locura cambiemos el humor de la alegría a la tristeza (LA Woman). Densa niebla en la solapa de René, psicodélica, vislumbrante al amanecer, donde el pedazo de frasco de alcohol no se suelta, sino que se suelta, dejado llevar por el hambre del canto, de el fin de la mañana que espera el próximo domingo la ex culpa del sacristán oriundo de Trancoso, quien al final no presentó cargos (no se violaron candados ni se derribaron portones; nadie extrajo las míseras limosnas), sólo la aplicación de una breve multa y el retorno de la campana del monaguillo a su lugar de origen. Y René siguió implorando a Morrison desde los grisáceos surcos de los benditos campos magnéticos de La Blanquita, del amanecer al atardecer de brumas y cromos en la misma piel del cerro gordo… * Periodista cultural nacido en La Blanquita, Trancoso. Autor de la columna Ciudad Rococó.


No. 7 - Año 1 - 18 de julio de 2011

Programación del 20 al 24 de julio

Sábados 23 y 30 Restauración Virtual del Antiguo Templo de San Agustín 21:00 horas

Sala Mauricio Magdaleno Miércoles 20, 18:00 horas Jueves 21, 18:00 horas

FELICIDAD. EEUU (1998). Dir. Todd Solondz. Sinopsis: Irónica, crítica e inmisericorde comedia sobre los miembros de una familia de un suburbio de New Jersey. Un matrimonio a punto de divorciarse, tres hermanas y sus maridos, novios y amantes ocasionales. Tras una aparente normalidad, todos los personajes ocultan algún secreto y alguna que otra perversidad

Sala Mauricio Magdaleno Miércoles 20, 20:30 horas Jueves 21, 20:00 horas

NAPOLEON DINAMITA. EEUU (2004). Dir. Jared Hess. Sinopsis: Ésta es la historia de Napoleon Dynamite (Jon Heder), un joven que vive en la zona rural de Idaho con su abuela y su hermano de 31 años, y a quien su doble condición de bailarín y ninja le ayuda a triunfar sobre la adversidad.

Jueves 21 Concierto Banda de Música de Tacoaleche Dir. Arturo García Plazuela Goitia 19:00 horas Viernes 22 Presentación del libro Sara Castrejón, fotógrafa de la Revolución Autor Samuel Villela Presentan: Samuel Villela, Francisco Barriga y Alberto del Castillo Modera: Jaime Robledo Fototeca de Zacatecas 20:00 horas Miércoles 27 Bellas Artes a todas partes Lectura en voz alta: “Leo… luego existo” Juan Manuel Bernal (Actor) Casa Municipal de Cultura Entrada libre 19:00 horas Viernes 29 Charla con Ma. de Lourdes Corzo Valdez 19:00 horas Inauguración de la exposición La Huella, una imagen legítima. De Ma.de Lourdes Corzo Valdez Fototeca de Zacatecas 20:00 horas Permanencia: 28 de agosto

Sala Mauricio Magdaleno Viernes 22, 18:00 horas Sábado 23, 18:00 horas

UNDERGROUND: ÉRASE UNA VEZ UN PAÍS. Yugoslavia (1995). Director: Emir Kusturica. Sinopsis: 1941. Belgrado, Segunda Guerra Mundial. Marko y Petar, delincuentes y amigos, luchan contra los alemanes. Petar resulta herido y, para salvarse, se refugia en un sótano junto a un grupo de partisanos. Mientras tanto, Marko se convierte en un héroe y, terminada la guerra, será uno de los favoritos de Tito. Sin embargo, mantiene encerrado a su amigo durante veinte años asegurándole que la guerra no ha terminado; así, consigue alejarlo de Natalija, la chica que ambos aman. Cuando, por fin, Petar sale de su escondite se encuentra con otra guerra, esta vez entre serbios y bosnios; sólo ha cambiado una cosa: su país ya no existe.

FOTOTECA DE ZACATECAS Herencia de la revolución Colectiva Permanencia: 24 de julio Mineros De Pedro Valtierra Permanencia: 7 de agosto

MUSEOGRABADO Sala Mauricio Magdaleno Domingo 24, 18:00 horas Miércoles 27, 18:00 horas

Exposición y venta de obra gráfica: De lunes a sábado de 10h00 a 17h00 Tel: 492.103.04.07 www.museograbado.com

MUNO HEIMA (EN CASA). Islandia (2007). Dir. Dean DeBlois. Sinopsis: El rodaje de Heima duró dos semanas y se llevó a cabo mientras la banda Sigur Ros hacía una gira de conciertos gratuitos por Islandia. Heima intenta mostrar lo que sucede detrás del escenario, mediante close-ups y una extraña relación de intimidad con los componentes de la banda.

Exhibición y venta de obra gráfica: Tacuba 128, centro histórico De lunes a sábado de 12h00 a 21h00 horas Tel. 492.126.56.32 www.muno.com.mx

MUSEO DE ARTE ABSTRACTO “MANUEL FELGUÉREZ” Taller de pintura futurista y abstracta III Niños de 7 a 12 años Imparte: Ángeles Perelló Todos los sábados de 10:00 a 12:00 horas Del 4 de junio al 27 de agosto

FOTOTECA DE ZACATECAS Taller de fotografía básica para niños de 7 a 12 años Imparten: Carlos Segura y Sergio Mayorga Del 18 al 22 de julio De 10:00 a 13:00 horas Cuota: $ 500.00

Taller de fotografía digital básica Mayores de 14 años Imparten: Carlos Segura y Sergio Mayorga Del 25 al 29 de julio De 10:00 a 13:00 horas Cuota: $ 500.00 Mayores informes: Calle Fernando Villalpando 406, Centro Histórico, Zacatecas, Zac., Teléfono 01 (492) 92 4 20 15

MARABUNTA Taller de técnica aérea (telas) Dirigido a toda persona con voluntad de probarse a si mismo Imparte: Issel Morán Del 9 de julio al 8 de octubre Todos los sábados de 10:00 a 14:00 horas Mayores informes: 01 492 922-29-94 / 044 492 101-00-86


No. 7 - Año 1 - 18 de julio de 2011

Dos contra el mundo Por Alcibíades Zaldívar* Comenzó a besarle los pies muy despacito, los tobillos, y en la pierna derecha se detuvo a respirar la piel de su fortuna. Besar y oler, oler y besar muslos y nalgas y cintura de sueño acumulado. Abrió los labios junto a los suyos, ésos que no dicen palabra alguna y sin embargo cuentan historias en rojo, tantas veces gozadas, tantas veces fieras. Ahora la lengua, airosa, hacía labor de serpiente enamorada, en busca de esquinas y profundidades, al acecho de futuros temblores. Bebió cuanto pudo entre sus piernas, el manantial abría las puertas y subió al vientre para morder lugares imprevistos; vivió en sus senos una nueva aventura entre mordiscos. Llegó hasta la nuca respirando poquito, susurrando las cosas que se dicen calientes y se fue hasta la boca a romper, a caerse, a volver a morir de placer; mientras los dedos, divertidos en la fiesta del sexo, penetraban laberintos. Encima y poseídos, fueron amando tiempos escondidos, finales postergados, nuevo encuentro y alivio. Empapados de todo, rodaron en su colchón de esferas, dando saltos en súbitas maneras de ser ángeles; sin permiso de Dios y del mundo moral que los hacía extranjeros. * Cubano de nacimiento, mexicano por adopción. Es dramaturgo, actor y director de teatro.

Fotos de Juan Carlos Villegas

Emilio Delgado. Grabado

Izq. Alba Citlali Córdova, grabado Der. Catarino del Hoyo. Tinta/papel

Izq. Bianca Isadora Salinas Lozano. Grabado Der. Niza-guié Reyes. Grabado


No. 7 - Año 1 - 18 de julio de 2011

Río de palabras

Inventando fantasmas Por Pilar Alba Todo sucedió en silencio como suceden los asesinatos. Alejado del ruido como se deciden los suicidios. Sin palabras… En la penumbra la cortina ondea. El aire es suave, no es verano y sin embargo ya se siente el calor. El hombre me mira, los años han pasado. Ya no es aquél que impaciente escuchaba. Que bromeaba por todo y decía cosas fuera de sentido. Tampoco yo soy la misma. No tengo ni siquiera que declarárselo. Él lo sabe. Lo supo desde que nos vimos. En la barra él platicaba con el cantinero. Cuando entré, de inmediato, se dio cuenta de mi presencia. Levantó la cabeza a manera de saludo. Yo no respondí, tardé segundos en reconocerlo, los mismos que sirvieron para recordar en imágenes rápidas y cortas, nuestra historia. La música sonaba fuerte, las risas de los amigos comenzaron a incomodarme. ¿Qué no piensa acercarse? ¿Acaso no va a acercarse nunca? Dejó de mirarme, ahora tenía la mirada fija en el tarro de cerveza. Sabía que también él recordaba. Me desesperaba pensando cuál sería la parte de la historia que cruzaba en ese momento por su memoria. Deseé que no fuera la última. Ya en la habitación, en la penumbra. Él me besa. Despacio. ¿Alguna vez me extrañas? Fue lo único que dijo, no esperó la respuesta. Tampoco volvió a preguntar.

Los amigos comenzaron a irse. Él se acercó con un tarro de cerveza. Oscura, dijo. Asentí con la cabeza. Se sentó a mi lado. Todos se fueron. Nos quedamos un rato más escuchando la música que seguía siendo demasiado ruidosa. Aquí no se puede hablar. Me tomó de la mano y salimos. Nos hemos quedado desnudos sobre la cama. Sin tocarnos. Trato de buscar indicios, adivinar qué ha sido de su vida. Nada. Sólo una mujer en una foto que me mira desconcertada. Caminamos, otra vez recorrimos calles que volvieron a adquirir sentido ahora que volvíamos a pasar por ellas juntos. Ni siquiera el ruido de los coches, los pasos y la risa de la gente lograba conseguir que nosotros habláramos. Desnudo él se levanta, va hacia la sala, pone una canción para nosotros conocida. Ésta te la dedico, dice y vuelve a recostarse a mi lado en la cama. La mujer de la foto sigue mirándonos extrañada, se asombra de nuestra desnudez, del silencio que acompaña la música. Cuando llegamos a la casa me resistía a entrar. Tantos recuerdos. Tanta memoria encerrada en esa casa. Tantos fantasmas. La mujer de la foto nos mira ahora enojada al ver que comenzamos a besarnos. Su saliva me sabe conocida, ese sabor dulce y fresco que permanece

Carolina Parra Arce (Guanajuato). Óleo/tela. Erótico 30x30

a pesar del alcohol, después de tantos cigarros. Sus manos recorren el contorno de mi cintura. Abrazo su cuerpo con las piernas. La oscuridad se agudiza cuando consigue entrar en mí. La música cesa, el silencio se hace profundo. No existen los fantasmas, dijo mientras abría la puerta. Nuestra respiración es lenta. Nunca nos dimos tiempo de estar así, juntos, digo. Inmediatamente acalla las palabras tapando mi boca con el dedo.

Diario de Mateo

Ahora sé de qué se trata. Guardo silencio. La mujer en la foto ya no nos mira. La cortina deja de moverse. Hace ahora un poco de frío. Llega la madrugada. Él está dormido. Somos nosotros quienes inventamos los fantasmas. Tomo mi ropa preparándome para salir, para marcharme sin decirle nada. Sin palabras… como deben ser las despedidas. La mujer de la foto tiene ahora una sonrisa maliciosa.

Por Mateo Estrada Gaviria

18 de julio Miércoles. La luna casi llena. FO se fue. A Guerrero va en verano, diciembre y Semana Santa. Allá viven sus padres. Cada que lo interrogo (clásico en mí), sobre sus años ha, responde con emoción de su pueblo y del trabajo que hace en las tierras con café salvaje. Algún día, no sé cuándo, enviará una foto donde es el personaje principal en las playas de Acapulco. En una de sus manos tendrá una cerveza mexicana. Se llevó El hombre rebelde de Albert Camus. Su terapeuta se lo recomendó. Viernes. Luna llena. Recorrido total con JC. Terminamos a las tres am. Evitamos estar con terceras personas. Se quedó en casa (día uno). Me cae bien. Escucha y mastica con la boca cerrada. En su mariconera trae un quit bucal.

Sábado. Desayuno frugal. JC pregunta ¿por qué escribes? La inquisitiva (así escriben los jueces en el siglo XIX) me afectó. Cómo decirle que me gusta tomar una Grip Roller Fine con tinta negra para escribir; ni comento que uso papel de algodón o de trapo (soy anti-ecológico). No respondí, porque tras preguntar, me besó. Insistió, ¿para qué escribes? - Para existir. Literalmente escribo para existir. Le platiqué de Javier Marías y su manía de escribir con una Olympia Carrera de Luxe; le dije que Gondrej & Boyce cierra y por tanto es posible que las máquinas de escribir comiencen a ser objetos para venta en las tiendas de antigüedades y fetiches del viejo plan de progreso económico familiar. Le pregunté si conoció una academia comercial... Quise contarle que mi objeto de

estudio es la historia de la escritura. Pero no lo hice, porque era el día dos. Lunes. Suspendí el viaje a El Teúl (guns and few roses). A cambio trabajo con ahínco en la caligrafía de Antonio de Sandoval. El profe. Marco me prohibió hacer una transcripción mecanógrafa de la “autobiografía”. Ordenó examinar el texto en su condición manuscrita. “¡Que es del siglo XVI! Depende de la hoja, la pluma, la tinta, la arenilla...” Al documento le llamo “Texto Teúl”. Fue elaborado en 1597. En cincuenta folios detalla tres cuestiones con detenimiento: su encuentro con los dibujos de Altamira, la descripción de las construcciones en El Teúl y el tránsito por Sevilla, Santo Domingo y Veracruz. De antojo leo La decisión del capitán... X

Fotografía Abraham Orozco


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