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Introducción
from Guía - EMOVERE
El psicopedagogo posee una axiología centrada en los valores espirituales y humanos: una conducta ético profesional ante el paciente, disposición al compromiso ante la sociedad en la que vive, capacidad de autonomía en las decisiones, independencia de criterio, una búsqueda constante de autosuperación, capacidad de responder a la frustración y un nivel adecuado de autovaloración y actitud creativa.
Ésta guía se presenta como una herramienta de apoyo para aquellos profesionales de la psicopedagogía que se han graduado recientemente y están dando sus primeros pasos en el ejercicio de la profesión. La propuesta no supone ser un manual de soluciones, sino que se pretende que funcione como un trazador de caminos posibles al pensamiento reflexivo y hacia la interacción con los pacientes.
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El aporte realizado por Jean Piaget (1964) relaciona a la primera infancia con la aparición del lenguaje, es este momento en el que los niños y niñas de 2 a 7 años desarrollan la capacidad de reconstruir acciones pasadas mediante el relato y anticipar acciones futuras mediante la representación verbal; es decir, que a partir de los recuerdos puede prever nuevas acciones a partir de lo que ha aprendido.
En esta etapa también, el infante comienza a pensar teniendo conciencia de sí mismo y del mundo que lo rodea, desarrolla los sentimientos interindividuales y la afectividad interior. Puede reconocer sus propios sentimientos y empatizar con los sentimientos que reconoce en otros. El pensamiento como tal, se sostiene en el lenguaje interior y en los sistemas de signos.
La Psicoterapia Gestáltica consiste en la experimentación con figuras externas (visuales o auditivas) e internas, dicha terapia considera a los fenómenos de la percepción como sensaciones integradas, como una unión de la percepción con las sensaciones, los sentimientos y las emociones, exceptuando la división entre lo interno y lo externo (es decir, lo físico y lo psíquico). El enfoque Gestalt aplicado a la psicoterapia infantil trata al paciente como un ser en evolución y no enfrenta directamente a los síntomas con técnicas estrictas, tiene una concepción “holística” del niño teniendo en cuenta lo sensorial, afectivo, intelectual, social y espiritual como un conjunto indivisible. «(...) vamos a atender al niño como un todo, no vamos a ir contra el síntoma» (Monrós. 2000, p. 37). Es así que la terapia no busca curar exclusivamente un miedo (por ejemplo), sino que busca favorecer su desarrollo integral considerando al síntoma como una manifestación de un problema en este desarrollo.
El juego produce una satisfacción mediante las acciones que el niño/a debe realizar, las transformaciones en la percepción a través de estímulos visuales y táctiles incorporan nociones tanto exteriores como interiores a la actividad propiamente dicha; la percepción y los movimientos dan acceso a los estímulos inmediatos, el pensamiento permite que éstos se fijen y se aprendan. El juego y las actividades resultar pertinentes ya que al trabajar con niños se utilizan técnicas en cada sesión psicopedagógica que propicien el trabajo fluido, creando un ambiente que ayude a los niños/as a expresar sus sentimientos.
La terapia psicopedagógica es un proceso no líneal donde ninguna sesión es igual a otra, pero en dichas sesiones es necesaria la observación y registro por parte del profesional. No es posible ni automático que «tan pronto como el niño pueda notar la diferencia entre las cosas suaves y ásperas (…) vaya a sentirse mejor consigo mismo (…).» (Oaklander, 2001 – p. 60). Por esto es que proponemos junto a las actividades para pacientes esta guía, que, según el criterio de cada profesional y su conocimiento adquirido académicamente, pueda evaluar el proceso del paciente.